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Capítulo 20


Cada vez que respiro, una maquina a mi lado pita… Me controlan el aire, me obligan a  respirar. También se oye el pitido de mi corazón, el maldito todavía pita. Noto como mi madre acaricia mi mano y me habla. Sabe que yo puedo hablarme, pero no quiero y no me lo rechista.

Sigo con los ojos cerrados. La muñeca me duele y me escuece. Mi madre solo sabe poner All Of Me de Angus And Julia Stone. Puedo oír sus lágrimas cada vez que llega la parte de “Voy a sobrevivir en tu memoria”.  Creo que llevo dos días aquí. Me levantan, me llevan a pruebas, intentan que hables, pero no lo hago ya que sé que lo que voy a decir no es más bonito que el silencio.... Y entonces recuerdo a Justin. Me siento de golpe en la cama, los cables me tiran y la aguja del suero me hace daño.

- ¡Grace!- grita mi madre- ¿Estas bien?
- Si, si, necesito un teléfono… Por favor.
- No puedes hablar con nadie.
- Lo necesito mamá, mi teléfono.

Giró mi cabeza bruscamente, es como si me diera un martillazo pero no me importa, veo mi móvil en una mesa a mi lado, estilo la mano y me duele todo… Observo el vendaje en mi muñeca.

- Grace…- susurra mi madre llorando.

Respiro y cojo el teléfono, lo agarro fuertemente y busco su número en la agenda. Me ha enviado mensajes, no sabe dónde estoy y teme por mi vida.

- ¿Puedes dejarme sola?- le pregunto a mi madre.
- No puedo hija…
- Solo un cuarto de hora, por favor.
- Grace…- dice mi madre.
- Por favor…

Mi madre se levanta de la silla, se limpia las lágrimas y sale de mi habitación. Pulso el botón verde y a los cinco segundos él coge el teléfono.

- ¿Grace? ¿Estás bien?
- Estoy en el hospital.
- ¿Qué? ¿Qué? ¿Por qué?
- El baile de fin de curso ha sido un asco…
- Bueno, hay chicas que se emborrachan, otras se drogan, otras se quedan embarazadas…
- Y yo me intento suicidar.

Oigo como Justin se fuerza a tragar.

- No, lo siento, yo no quería ser así… Sé que no se puede bromear con ese tema- digo yo.
- Esta bien Grace, deja de disculparte por todo.

Y de repente cientos de lágrimas bajan por mis mejillas y mi respiración se agita, puedo oír los latidos en la máquina.

- No quiero que me vuelva a encerrar- le confieso.
- No lo van a hacer, no lo pueden hacer…
- Si pueden y lo van a hacer. Dicen que estoy mal y que debería de estar encerrada. Soy un peligro para mí misma… Estoy rota.

Oigo como Justin retiene sus lágrimas.

- Grace, ¿me estas oyendo? Pásame con tu madre, ya.
- Justin…
- Hazlo, pásame con ella.
- Vale…

Tapo  el teléfono y grito el nombre de mi madre, ella entra y le tiendo el teléfono.
- Cógelo.
- ¿Quién es?
- Un amigo.

Mi madre lo coge y cierra la puerta.

Entonces me fijo en la habitación, siempre tan aburridas… La televisión apagada, una sola cama, un sillón para el visitante… Suena Cider Skyde Pieces, al parecer como mi madre dejaba de darle a repetir la canción se cambió. Odio estas batas que nos ponen, por lo menos nos podrían dar algo que taparte todo nuestro cuerpo, no con algo que fuéramos enseñando medio culo. Apoyo la cabeza en la almohada y levanto mis brazos y por un segundo veo dos simples ramitas de un árbol como brazos, pero no, parpadeo y vuelvo a ver mi brazo normal, sobrado de grasa.

Mis muñecas están rodeadas por la venda blanca, al parecer uno de los puntos se ha abierto porque hay algo de sangre. Bajo los brazos y respiro, odio el olor de los hospitales, es una mezcla de medicamentos, alcohol, mucho desinfectante y colonia barata. Entonces mi madre abre la puerta y me da el teléfono.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho?
- Nada, tú descansa.
- Mamá…
- ¿Por qué no me habías dicho que habías conocido a un chico tan simpático? Ese es el tipo de personas que te vienen bien.
- Si, ya- cierro los ojos.
- Y tiene que ser muy guapo- dice mi madre en apenas un susurro.

Sonrío.

Ya es mañana, son las cuatro de la tarde y me estoy cambiando por la ropa que me ha traído mi madre. Unos vaqueros y un jersey. El vaquero me queda grande, pero no se lo digo a mi madre porque es capaz de obligar a los doctores que me encierren aquí. Me hago una coleta en mi cabello, observo mi cara de muerta viviente… Lo bueno de esto es que en Halloween te ahorras dinero en pinturas.

Justin no me ha llamado, yo lo intenté pero me decía que su teléfono estaba apagado o fuera de cobertura… Me hubiera gustado saber si él ha tenido que ver en esto de que me dejaran salir hoy o quizás fue que logré aprobar todas las asignaturas. Ahora suena All those friendly people de Funeral Suits y tengo ganas de llegar a casa y ponerme a ver películas.

Sí, me sorprendió que me dieran el alta hoy, pero yo sabía que había algo escondido, después de decirle que estaba de acuerdo me dijeron que había una condición… Tenía que asistir a una psicóloga como mínimo 3 veces. Yo les intenté convencer de que estaba bien, pero un doctor me dijo  “No puedes ocultar algo que está en tus ojos, la tristeza… las ganas de morir. Mira que yo soy un simple doctor, pero sé que hay dentro de tu cabeza que no va como debería ir.”

Espero que si vuelvo otra vez no me toque ese doctor, me da miedo que con tan solo mirarme a los ojos sepan como soy. Mi madre me sonrió y cogió la maleta con las cuatro cosas que tenía aquí. Yo fui tras ella hasta el coche en el que mi padre nos esperaba.

Me quedé quieta y miré al hospital. “Ya nos veremos”, le dije mentalmente.

- Vamos a casa, cielo- dijo mi madre colocando una mano en mi cintura.
Ella se sentó en la parte de adelante con mi padre y yo atrás, apoyé la cabeza en el sillón y deje que traqueteo del coche me durmiera.
Justin

El frío se colaba por la ventana cerrada… Jamás había tomado un autobús, bueno, sí, para las excursiones del colegio. Pero allí era todo diferente, era todo mucho más ruidoso. Cantaban canciones, gritaban, tiraban comida al suelo…

Ahora es mejor, estoy solo, con mi música… Vale que el autobús sigue siendo igual de incomodo, pero no me importa, yo ahora solo puedo pensar en las ganas que tengo de legar y de abrazar a mi querida escritora.


Porque sí, estoy en un autobús de camino a su casa, a casa de Grace. 

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Creo que lo más me gusta de estos tres capítulos es el final JHVRJVHYVHTVYHTVYVEHJVYTYHTYVEJHYVJHRVHJRVHJ ¡POR FIN! ¡POR FIN! Mira que he tardado lo mío en decidir que ellos se vieran... porque se van a ver ¿no?... o quizás no... ¿Quién sabe? Quizás Justin tiene un accidente y muere ._. NO, JUSTIN, NO...Vale, ya paro. No sé como disculparme, sé que cualquier disculpa es pequeña y que estos tres capítulos no es una recompensa por haceros esperar tanto... Ojala tuviera tanto tiempo libre y escribiera tan rápido para subiros 10 hhervjhvyhveyjvjerhvthje pero i can't. Como suponéis, los siguientes capítulos serán rtvejvtjyvejvyjhevrtreh Si Justin no tiene el accidente e.e ¡AH! Que sé que muchas veces las canciones están muy peagadas, pero en la realidad o la canción estaba ya empezada o pasa más tiempo que el tiempo que pasas leyendo, yo no os obligo a cambiar de canción ni nada, como si leéis sin canciones, pero esas son las que yo escuchaba para ese momento. Ya son 20 capítulos hejvytvyhvyhvehjrvther

Stay strong pequeñas personas fuertes. Love ya. ☁☀

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Capítulo 19


Justin

Cerré los ojos a las 6 y media y a la 7 me sonó el despertador, último día de clase antes de las vacaciones de navidad. Hoy nos dan las notas y por la tarde se celebra el baile de invierno, voy a ir con Daisy pero no tengo ganas, ¿por qué voy a bailar con una persona cuando en mi cabeza tengo a otra?

Recuerdo el día en el que empecé a salir con ella. Salí del entrenamiento de baloncesto, me acaban de nombrar capitán y me estaban felicitando, todos los chicos salieron del vestuario y cuando salí de la ducha me encontré a Daisy sentada entre mi mochila y mi ropa que ya había sacado.

 ¿Qué haces aquí?- dije agarrando mi toalla.
- Tranquilo, no tienes nada que no haya visto ya.
Daisy era la capitana de las animadoras y tenía una mala fama, pero nadie se atrevía a decirle nada.
- ¿Qué quieres?- pregunté.
- He visto que te han nombrado capitán… Y yo soy la capitana, todo el mundo espera que salgamos juntos.
- No te conozco.
- ¿Y?- ella se levantó y vino a mí- No tienes mucha reputación cariño, eres el tío bueno marginado del final de la clase. Si una chica como yo te propone esto no deberías ni pensártelo. Tú me necesitas y yo te necesito, si la gente cree que tengo novio dejaran mi fama tranquila. ¿De acuerdo?
- Yo…
- Además, siempre que quieras algo, aquí estoy yo.

Y acto seguido me dio un beso. Ella era guapa y acepté su trato, no sé en qué estaba pensando, pero ya llevamos con esa farsa dos años. La gente cree que somos la pareja perfecta… El único que lo sabe es César, el único en el que puedo confiar.

Me levantaba con la hora justa, así que cogí una manzana y me despedí de mi abuela y mi madre. Cogí las llaves y me metí en el coche, llegue en 10 minutos a casa de Daisy, hoy no tenía ganas de nada, no quería que ella me hablara, no quería que me recordara la noche que hoy me esperaba. Daisy salió de su casa con su mini conjunto de animadora, ¿hacia tanta falta enseñar tanta carne? Creo que es una talla más pequeña. Ella abre la puerta y entra, sin mirarme, pero cuando lo hace abre los ojos como plato.

- ¿Y esas ojeras? Oh, Dios, Justin. ¡Hoy es el baile y tú con esa cara! ¿No has dormido? ¿Por qué?

Era por pasar la noche estresado, por no saber si la chica que necesito más con vida me había abandonado.

- Una mala noche.

Ella suspiró y sacó maquillaje.

- A ver…- dijo mientras empezaba a echarme potingues en la cara.
- ¡Daisy!
- Estas de un humor de perros hoy…

Ella terminó de restregar algo y se volvió a sentar.

- Espero que estés mejor a la noche.

Aparqué en el instituto y ella salió corriendo. Yo baje del coche y allí estaba César.

- ¿Y esa cara? ¡No! ¡Espera! Uhm… ¿Grace?

Asentí con la cabeza.

- ¿Qué paso con esa bella dama?
- Que no se siente bella- dije con la mirada en mis pies.

Los dos avanzábamos al instituto.

- Algunas veces me pregunto si hubiera sido más fácil no hablarle aquel día.
- No pienses eso Justin, quizás por eso ella todavía sigue vivía.
- César… Creo que ayer cometí un error.

Él soltó unas carcajadas.

- ¿Y cuando no cometes errores, Justin? Pero en eso se basa la vida, en cometer errores y aprender de ellos…. Que profundo soy, sé que si creas un libro con mis frases te harías rico y podrás mantener a Grace y a vuestros cuatro futuros hijos.
- Le dije que la quiero.

César se quedó callado, pero luego me miró sonriendo.

- ¿Y acaso eso es un error?

Grace

No sé porque mierda he venido. ¿Qué hago aquí? Estaría mejor en mi casa. Eres estúpida Grace. Si te giras nadie se dará cuenta. Encima vas sola, no hay nada más penoso que ir sola al baile de invierno.

Empecé a darme media vuelta cuando oí que gritaban mi nombre, levanté la mirada y Elsa me saludó con la mano, yo le sonreí y le saludé. Ella se quitó los tacones y vino corriendo. Cuando llegó a mi lado se quitó los zapatos.

- Tenemos que hablar- me dijo.
- ¿Qué he hecho?
- Ayer tus padres llamaron a mi casa por la noche, no estaban mis padres, solo Sabrina y yo viendo una película…- me miró a los ojos- Y me preguntaron que cuando ibas a volver. No, tranquila- dijo cuando vio mis ojos alarmados- Le dije que lo más seguro es que ibas a quedar a dormir aquí… Me dijeron que si te podías poner pero les dije que estabas en el baño.
- Yo… Yo… Lo siento, sé que no te dije nada, perdóname no quería… Fue lo primero que me salió, lo siento.
- No pasa nada, te debía una por lo de la fiesta… Pero la próxima vez me avisas. ¿Dónde estuviste? ¿Con un chico?
- Yo…

Ella se acercó a mí.

- No estarás de nuevo con… ya sabes… ese grupo de personas…
- ¡No! ¡No! Eso ya pasó.
- Vale- dijo sonriendo-. Me voy ya, cielo.

Me lanzó un beso y se volvió a ir. ¿Ella se acordaba de ellos? Estiré mi rebeca, todavía mis brazos se veían rojos.

Llevaba un vestido negro ancho y unas botas militares. Pasé de entrar por donde lo hacía toda la gente, donde se hacían las fotos. Fui por la parte de atrás. Nada más entrar, me entraron ganas de vomitar. Solo veías una luz rosa y gente bailando, se podía oler el sudor desde la puerta. Pude observar como unos chicos entretenían a los profesores y otros echaban algo al ponche. Sonaba We are in love de Cider Sky


Nada más entrar supe que debería de dar media vuelta y salir corriendo. 


Miré a mí alrededor y dos chicos que estaban apoyados en la pared se quedaron mirando mis botas y empezaron a reír. Aceleré el paso, pero no fue suficiente, uno de ellos consiguió hacerme la zancadilla, caí de bruces al suelo y repente se formó un coro a mi alrededor, toda la gente me miraba. No, no, no.

- Loca, ¿qué haces aquí?- dijo uno y me tiró su vaso de ponche.
- ¿Te vas a poner a vomitar aquí?- dijo otro.
- ¿O te vas a cortar?- dijo el primero.

Me intenté poner de pie, pero me resbalé y volví a caer.

- ¡Gorda! Te pesa tanto el culo que no te puedes levantar.- gritó uno.

Esta vez intenté levantarme pisando fuerte. Me abrí paso empujando, justo en ese momento Sabrina y Elsa gritaban mi nombre, me quité las botas que estaban resbaladizas y salí corriendo hasta mi casa.

Empezó a nevar y yo tiritaba, en mi cabeza todo daba vuelta. Me fijé en mi destino, pero era como si gente delante de mí, vestida de negro, me interrumpía mi huida. “Gorda”, gritaban. Llegué corriendo a mi casa, pero me encontraba entre lágrimas.

No sé cómo llegué allí, no sé cómo cogí la cuchilla entre mis dedos, no sé cómo la pude hincarla con tanta fuerza. Una, dos, cinco, diez. La sangré era caliente.

Hola de nuevo, vieja amiga… susurró alguien o algo.


- Hija, respira, tranquila- oí a mi madre.

Pestañeé.

- ¡La hemorragia no para!- gritó alguien.

Todo se volvía más negro aún.


- No nos dejes- era la voz desgastada de mi padre.

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Ahora subo el último. xo
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Capítulo 18


Han pasado 7 días desde que hablé con Justin. No sé si es mucho tiempo o poco, tampoco tengo a nadie con quien comentarlo. Él me dijo que se iba a poder conectar menos porque son los finales, yo no esperaba que me afectara tanto. Mañana me dan las notas de este trimestre y ya estaré de vacaciones de navidad, ha nevado mucho en estos 7 días.  

No estoy diciendo que no haya hablado con Justin, pero nuestras conversaciones eran algo tal que así:

Justin: Hola.
Yo: Hola
Justin: ¿Qué tal has pasado el día? (Siempre hablábamos por la tarde-noche)
Yo: Regular.
Justin: Aguanta, ¿vale? Se fuerte.
Yo: lo intento.
Justin: me tengo que ir Grace… Lo siento, espero poder mañana hablar más.
Yo: Ok.

Nunca hablábamos más de eso.

Siempre temí que llegara un momento en el que lo necesitara tanto como lo necesito ahora. Quiero volver a pasarme noches y noches hablando con él… Cosa que ya parece imposible, quizás ya le habré aburrido y ya no le importo, si, será eso. Y si yo no le importo, ¿por qué me tendría que importar él?

Me levanto de mi cama y me cambio de ropa. Medias de rejillas que están rotas, unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta negra que pone Nirvana y que le corté los laterales y encima una chaqueta vaquera de mi madre cuando era joven que esta desgastada, me ato una camisa de cuadros rojos y negros en mis caderas, esto me tapa las piernas por atrás. En mis pies me coloco mis Dr. Martens negras. Antes de salir de mi cuarto, cojo un paquete de cigarros que tengo escondido. Si, sé que dije que no fumo... pero, ¿qué importa si me gusta o no? Fumar mata y eso es lo que yo quiero. Cojo mi Ipod y pongo la canción Problem de Natalia Kills. Salgo de mi cuarto y antes de abandonar mi casa, cojo un papel y bolígrafo: “He ido a casa de Elsa, luego vuelvo, quizás cene allí. Besos- Grace.”

Me voy de casa. “Pero ya sabes lo que dicen de mí... Esa chica es un problema.” Yo soy esa chica, yo soy el problema.

Hubo una época, antes de que me encerraran en el loquero, que me juntaba con un grupo de personas que me aceptaban y me decían la realidad a la cara. Si algo me quedaba fatal lo decían y las chicas me ayudaban a adelgazar. Claro está, que cuando salí de allí me obligaron a dejar de juntarme con ellos. Pero ya no me importa, Justin ya no está y eso era lo que me mantenía con los pies atados aquí. Él ya no está, ahora soy libre. Todo es una mierda.

Voy detrás de mi casa, enciendo mi primer cigarro, la nicotina entra por mis pulmones, la palabra muerte aparece en rojo. Justo ese momento antes de perder el control es el que más me gusta, cuando todavía puedes pensar con claridad y aun así, decides destruirte.

Voy a la parte baja de un puente, mientras más me acerco mejor puedo oír la música irritante y chillidos y risas. Parecen tan felices, pues bien, no lo son, ahí están todos muertos por dentro.

- ¡Mirar quien viene por ahí!

Todos se giran hacia mí, sus ojos están rojos y cuando me ven, todos estallan en risas. Mary es la primera en venir, ella es la más chica (pero en estatura, porque tiene 18 años) tiene el pelo por los hombros y de un hermoso rosa pastel. Sus labios están negros como el carbón y en su cuello se puede ver un chupetón, me sonríe y me quita el cigarro.

- Bienvenida de nuevo al lugar de los muertos vivientes, cariño- me besa en la mejilla dejándome la marca negra.
- Sabes que te vamos a matar de nuevo- grita Ángela a lo lejos.

Su cabello negro le llega hasta el trasero y tiene una oreja llena de piercing. Voy a ella, le quito el vaso que llevaba en la mano y lo bebo de un sorbo. El alcohol baja por mi garganta quemándome.

- Es lo que quiero- le susurro a cinco centímetros de su cara.

Ella sonríe y todos los demás gritan y aplauden. Ángela me quita el vaso, pero inmediatamente un chico me pone otro cargado. Y ese es el primero de muchos. Alguien cambia de canción, ahora suena Mama de My ChemicalRomance. Se escucha una risa conjunta.

- ¡Mama, todos vamos al infierno!- gritan.

Cierro los ojos por unos segundos y dejo que la música me lleve a un lugar bien lejos de aquí. Empiezo a reír por qué si, porque la primera vez que conocí a esta gente les tenía miedo y ahora, ahora soy una de ellos. Un cuerpo sin alma que anda perdida por el mundo.

- ¿Y dónde has estado cabrona?- dice Mary que se sienta a mi lado- Nos enteramos que te habían llevado al psicólogo y luego no supimos nada de ti.
- Me prohibieron venir- le digo abriendo los ojos.
Ahora me doy cuenta del humo que hay, Mary tiene un porro en su mano derecha. Lo cojo y luego se lo devuelvo después de una calada.
- ¿Qué tal se está allí?
- Fatal, solo oyes gritos.
- ¿Y por qué has vuelto aquí? ¿Nos extrañabas?
- ¿A vosotros? No, por dios, por mí como si os morís. Simplemente quería olvidar.

Ella se ríe y da una calada.

- ¿A quién?
- Un chico.
- Chicos, chicos, todos unos putos con ganas de menear la banana.
- Este parecía diferente.
- Nadie es diferente, todos somos iguales, todos estamos locos solo que algunos lo aparentan mejor. Ahora, si quieres olvidar, bebe te eso- abrió un bote de pastillas y me echó tres a mi copa- y cuando te la acabes ve a por otra.

Afirmé con la cabeza. Tenía razón, todos éramos iguales. Dejé que la pastilla se disolviera y me tragué mi bebida del tirón. Luego fui a por otra y me bebí chupitos de color verde. Y más copas y más pastillas, y más hiervas. A las 2 de la madrugada yo había perdido el norte.

Algo empezó a vibrar en mi bolsillo. De fondo sonaba de Make me wanna die de The Pretty Reckless . Saque el teléfono del bolsillo, intentando que no se cayera al vómito, me limpie la boca y lo cogí.

- ¿Si?
- ¿Grace?
- ¡Hombre! Si es Justin, el hombre perfecto. Mi príncipe azul montado en el caballo blanco. Malditas tonterías de Disney. ¿Por qué no viniste por mi? ¿Por qué? ¿Por qué yo pesaba demasiado para subirme a tu caballo?
- Grace ¿dónde estás? ¿Estas drogada?
- No, estoy muriéndome- empecé a reírme.
- Grace, vuelve a casa.
- ¡Deja de decir mi nombre! No me conoces.
- Ya se han acabado las clases, podemos hablar más.
- Claro, podemos hablar cuando a ti te interesa.
- No, no, yo… por favor, vuelve a casa y hablemos.
- ¡MARY! ¡Ya no puedo vomitar más! ¿Qué hago?
- ¿Grace?- dijo Justin.
- Coge un poco de pan de la bolsa- me dijo Mary.
- Grace, para, por favor, ¿no ves que me estas torturando?
- Justin, espera, que voy a vomitar, ahora hablamos.
- ¿Estás loca? Para ya.
- ¿Ahora te das cuenta?

Y acto seguido colgué. Tiré el móvil al suelo y cogí un poco de pan. No me había dado cuenta de que Justin estaba llorando y que yo, ahora, también lo estaba. Ángela vino y apoyo su mano en mi espalda.

- Venga, tú puedes cielo.

Lo último que recuerdo es escuchar el estribillo de Make me wanna die: “Me haces desear morir, nunca seré lo suficientemente buena.” Después de aquello caí rendida al suelo, mientras que miles de risas se oían en el fondo.

Me desperté a las cinco de la madrugada, puede parecer repugnante pero me encontraba en mitad de mi propio vomito. Me dolían las entrañas y mi garganta parecía que estuviera en rojo vivo. Nada más que abrí los ojos, me moví y empecé a toser. Me dolía todo, cada extremidad, cada parte de mi cuerpo. Me senté en el suelo. Mi piel estaba pegajosa y olía como si me hubiera bañado en basura.

Miré a mi alrededor, buscando la razón por la que me había despertado, entonces encontré a Mini a mis pies, mirándome. Yo, todavía sentada, me eché un vistazo. Mi piel estaba llena de moratones y sobretodo en los antebrazos, que además supe porque era, me habían inyectado cosas. Esta gente hace bien su trabajo…. Pero al parecer, mi cuerpo no quiere morir. Me rasqué la nariz y al alejar la mano observé que en ella había polvos blancos, me entraron ansias y tuve que girar mi cabeza para que el vomita no cayera encima de mí. Oí el maullido de Mini y giré mi cabeza mientras me limpiaba la boca.

Entonces me fijé que a su lado estaba mi móvil, lo cogí con mi mano, me percaté de que estaba temblando y que tenía mucho frío, además de que me dolía la cabeza. El móvil pesaba más que todo mi cuerpo, lo cogí y como pude lo desbloqueé. Tenía 30 llamadas perdidas y 15 mensajes, todos de una persona, todos de Justin. No me acordaba de nada, de si lo había llamado o de si él me había llamado.  Abrí uno de los mensajes que me había enviado:

 “Yo ya no sé qué hacer… lo he intentado todo. Maldigo cada día en el que he dejado de hablarte como solía hacer. Creo que jamás sabré lo importante que puede llegar a ser que alguien se preocupe por ti. Si no me puedes perdonar, lo entenderé, pero por favor, vive. “

Abro el último, fue hace un cuarto de hora… ¿Se había quedado toda la noche despierto?

“Grace, te quiero.”

No sé cómo hice lo siguiente, no sé cómo logré coger a Mini del suelo y empezar a andar.  Logré salir de debajo del puente y subir hasta la calle de mi casa. Había gente que empezaba a salir para trabajar y yo llegaba de estar casi muerta. Bajé a Mini al suelo en mi portal y ella se fue. Me quedé sola, en mi portal, mirando el mensaje de Justin, el que me había dado fuerzas para llegar a mi casa. Abrí la puerta y subí. Mis padre se habían ido pronto a trabajar y creían que me había quedado dormida en casa de Elsa, espero que no la llamara.

Me fui quitando la ropa mientras iba al cuarto de baño. Llegué desnuda y observé mi cuerpo magullado. El color de mi piel era de un negro-morado con toques de rojo. Encendí el grifo y el agua empezó a caer, mientras el agua caía mis lágrimas empezaron a deslizarse suavemente por mis mejillas.

Puse la radio y empezó a sonar Beside You de Marianas Trench.

Me metí en la bañera que ya estaba llena, el agua empezó a ponerse marrón cuando el barro que había en mi piel empezaba a despegarse. Deje que mi cabeza se apoyara, aunque me dolía una barbaridad. ¿A quién quiero mentir? No quiero morir, no, simplemente quiero ser salvada.

Cogí mi teléfono y le llamé.

- ¿Grace? Oh, Dios, Grace- podía escuchar las miles de lágrimas que estaba soltando.
- Perdóname, soy una estúpida… No te merezco.
- Cállate Grace, deja de decir tonterías.
- Estoy cansada- mis lágrimas eran silenciosas no como las de él.
- He pasado la peor noche de mi vida, incluso es peor que la primera noche que dormí sin mi abuelo. Simplemente por qué no sabía si vivías o no, y si hubieras cerrado los ojos para siempre no hubiera podido aguantar que las últimas palabras que te había dicho fuera que estabas loca. Porque eso no es lo que pienso. Estas cuerda, pero aguantas más de lo que puedes. Todo esto lo vas a superar, lo sabes, ¿no?
- Si estas a mi lado, sí.
- Ni lo dudes pequeña, no te voy a dejar en paz ningún día de tu vida.

Respiré sonriendo y pude escuchar su respiración tranquila al otro lado de la línea.


- Estaré a tu lado... Nadie podrá romperte- dijo Justin, cantando la última parte de la canción, la que para mí, se había vuelto nuestra canción.

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Ahora subo dos más. Intentar comentar en cada uno si podéis. xo
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Capítulo 17



La noche es fría, siempre eran frías las noches allí porque nadie tenía alma. Estoy sudando, tengo miedo, no estoy sola en la habitación pero si chillo que dormirán con una pastilla y si me duermo soy más dócil a los monstruos. Son horrorosos, tienen dientes afilados igual que sus uñas, ojos grandes y negros, pestañas largas que hacen cosquillas cuando te susurran al oído. Sus pieles son blancas y estiradas, se les notan todos los huesos y tiene una melena que les llega hasta la cintura, siempre juegan con ellas.
Consigo sentarme en la cama, con la camisa de fuerza es difícil moverse. Empiezo a llorar y a mecerme yo sola. ¿Por qué no me llama nadie? No me llama ni Elsa, ni Sabrina… Ellas son mis amigas ¿no? No sé nada de mis padres y eso hace que llore aún más. Estoy en la planta más alta del edificio, con los casos grabes, quiero volver a bajar y estar con las demás, aquí te aíslan del mundo. Pulso con mi barbilla el botón que avisa a una enfermera. Inconscientemente me tiro al suelo y empiezo a girar, me doy porrazos en la cabeza contra el suelo. La muchacha viene rápido y hace que pare.
- ¡Grace! ¡Grace!- me pone recta y noto como algo caliente baja por un lado de mi cabeza.
- Hola…
- Se fuerte Grace.
Luego aparezco en la sala de Padre.
- ¿Por qué llamaste a la muchacha antes del incidente?
- Porque…
- Porque no quieres morir, ¿cierto?
- Solo quiero ser salvada- digo sonriendo de lado.
Otra noche fría, noto un dedo corriendo por mi pierna. “Grace, Grace, Grace, sigue sangrando, es ese el buen camino.”
- Cállate.

Me despierto sobresaltada, mi almohada esta empapada de sudor y lágrimas. Siempre vuelvo a mi cama en mitad de la noche, me despierto cuando no siento el calor de Mini y vuelvo a mi cama. Apenas recuerdo lo que paso anoche, solo mis lágrimas. Entonces caigo en que algo está sonando, es mi teléfono pero es un mensaje. Lo miro.

“¿Hacer el amor? Si, suena muy bien…”

Entonces me pongo muy roja y sonrío. Me entran ganas de tirar el móvil contra la pared de lo nerviosa que estoy. Que “Buenos días princesa” ni mierda, si te mandan un mensaje así sí que te despiertas con ganas de comerte el mundo, aunque esa sensación solo dure solo dos segundos.

Hoy es sábado y para recompensar que ayer llegara y me pusiera a llorar me levanto, me visto y bajo a comprar unos cuantos dulces y algo de pan para que desayunen mis padres. Que yo esté en la oscuridad no significa que los que estén a mí alrededor también sufran las consecuencias. Al ir a subir a mi casa, miro en nuestro buzón y hay una carta que está sobresaliendo, la cojo y subo para casa. Dejo la carta sobre la mesita de la entrada.

Preparo café como a mis padres les gusta y preparo la mesa, yo me hago unas tostadas con mermelada.  Despierto a mis padres y ellos me dan las gracias cuando lo ven todo montado. Empezamos a desayunar.

- Ah, papá, hay una carta que se iba a caer en la mesa de la entrada.
- Ahora la leo, ¿viste de que era?
- No, iba con prisas.

El desayuno pasa lento y tranquilo, me cuesta un siglo terminar mis dos tostadas, pero lo consigo. Mi padre se levanta cuando termina, recoge sus cosas.

- ¡Grace!- me grita.
- ¿Si?
- La carta es para ti, de un tal Justin.

Me levanto tan rápido que me doy con las mesa en las piernas, pero no pienso en el daño, voy corriendo y cojo la carta.

- ¿Quién es?- pregunta mi madre.
- Un amigo- digo mientras voy a mi cuarto.

Escucho una risa de mi madre y me pongo roja. Decido poner música,  Wind de Brian crain. Me encierro en mi cuarto y empiezo a leer.

“Querida Grace (así es como se empezaban antiguamente las cartas, ¿no?). Bueno, yo la voy a empezar de otra manera.

Hola Grace Escritora, es raro que un diario escriba a su escritora ¿no? Pero bueno, los dos sabemos que este mundo es extraño y que puede pasar de todo. Acabo de leer tu carta otra vez y me entró la curiosidad de contestarte mediante otra carta. Siempre pensé que cuando escribiera una carta sería para confesar mi amor o algo y la verdad es que me entristece que lo siguiente que te cuente sea uno de los días más tristes de mi vida, pero es que de verdad conocemos a una persona cuando conocemos sus días malos.

Era 16 de Abril, el abuelo había estado malo desde principios de años, pero todos confiábamos en que se pusiera bien. Yo tenía 14 años y en vez de estar en la calle disfrutando del buen tiempo, me quedaba en casa cuidando del abuelo, leía su periódico, le daba de beber su café frío… más de una vez se atragantó porque no sabía cómo tragar. No es que se le olvidara, simplemente que no tenía fuerzas para hacerlo. Siempre me he preguntado si las personas que están enfermas sienten cuando van a morir, creo que mi abuelo lo sabía, el día 15 de Abril él me dijo que fuera a su  lado, fui. Una de las cosas que caracterizaba a mi abuelo es que cada vez que hablas con él, acabas aprendiendo algo. Él me tomó de la mano, a mucho chicos de 14 años eso le daría asco… pero a mí no, ojala estuviera aquí ahora para cogerme de la mano cada noche. Aquel día su mano temblaba más que nunca, estaba más blanca y más delgada. La enfermedad le consumía. Está fue nuestra conversación.

- Justin.
- ¿Si?
- ¿Cómo se mete un elefante en una nevera?
- No se puede abuelo.
- Se abre la puerta de la nevera, se mete al elefante dentro y se cierra la puerta- dijo haciendo caso nulo a mi comentario.
- Pero abuelo… -dije riendo por la tontería.
- ¿Y cómo se mete una jirafa en una nevera?
- Pues se abre la puerta de la nevera, se mete la jirafa dentro y se cierra la puerta.

Mi abuelo sonrío (no dejó de sonreír hasta el último día).

- No Justin, así no se puede.
- ¿Por qué?- siempre sabía cómo hacer que me entrara la curiosidad.
- Porque primero hay que sacar al elefante de la nevera.

Creo que no me pude reír más de lo que me reí, parece tonto y sin gracia, pero si lo hubieses escuchado con la seriedad que lo decía mi abuelo, te hubieras reído… Seguro que le hubieras caído bien a mi abuelo.
A continuación mi abuelo respiró profundamente y me miró a los ojos, se pusieron lagrimosos y rojos.

- ¿Te vas a morir abuelo?- le pregunté.
- No hay que hacer preguntas si no estamos preparados para oír las respuestas.

Tragué saliva y me subí a la cama con mi abuelo.

- No voy a poder dormir cuando tú ya no estés- le dije.
- Cuando encuentres a una buena mujer con la que meterte en la cama y con la que notes como apoya su delicada cabeza en tu pecho, no te acordarás de las miles de noches que pasaste con tu pobre abuelo.
- ¿La encontraré?
- Por su puesto Justin y me harás sentir orgulloso arriba, porque sé que la cuidarás como si fuera el jarrón más valioso de tu casa…- él cogió aire- Porque así son las mujeres, hermosas, frágiles y delicadas.
- Te quiero abuelo- sin quererlo, empecé a llorar.
- Justin, dentro de un rato vendrá la abuela y te dirá que te vayas a tu cuarto, hazle caso ¿vale? Ya sabes cómo es si se enfada.
- ¿Por qué no puedo dormir contigo?
- Porque tienes que hacerlo solo.
- No me dejes abuelo.

Empecé a llorar en su pecho.

- Siempre estaré a tu lado, lo sabes, no podría dejarte nunca. Espero que hayas aprendido mucho de mí e intenta que la abuela no llore mucho. Ahora serás el hombre de la casa.
- No estoy preparado.

Él empezó a acariciar mi cabello.

- Siempre lo has estado.

Lo siguiente que recuerdo es despertarme en mi cama, solo. Me despertaron unos llantos, eran las ocho de la madrugada. Cuando intenté salir de mi cuarto corriendo, mi madre se puso en mi puerta y me dijo que no podía salir. Le supliqué que me dejara salir, sabía lo que estaba pasando. Mi madre me dijo que por favor volviera a la cama. Noté el cansancio en su voz, no había sido una noche fácil y yo la estaba empeorando. Volví a mi cama y empecé a llorar al son de mi abuela. A partí de esa noche, no volví a dormir. Sus últimas enseñanzas fueron que para meter un elefante hay que abrir la nevera antes y para meter una jirafa, hay que sacar el elefante ante. Pero lo que mejor aprendí fue que las mujeres son delicadas y únicas, porque jamás encontraras dos jarrones iguales. Y tú, querida Grace, sé que eres y serás mi jarrón único.

Espero escribirte más, con cosas más alegres que esta, pero lo que de verdad espero es que un día, te pueda escribir una carta confesando mi amor.

Con amor.
Justin.

Agarré las hojas contra mi pecho y lloré, lloré por Justin, por su abuela y por su abuelo, también por su madre. Cogí el teléfono y lo llamé.

- ¿Qué pasa, escritora?
- Tú quieres que yo sea tu jarrón, pues déjame ser la mujer que apoye su cabeza en tu pecho. Cuando este bien intentaré hacerte sentir el hombre más feliz del planeta.
- Ya lo soy Grace, cada vez que escucho tu voz soy el hombre más feliz y afortunado del planeta. Espero que te haya gustado la carta.
- Me gusta tu letra.
- Quiero verte- me suelta de repente.
- Y yo a ti- suspiro.
 - ¿Y hacerme el amor?

Reí con ganas por unos segundos.

- Primero quiero verte, luego que fluya lo demás ¿no?
- Me vas a volver loco, Grace.

- No más de lo que yo estoy- dije jugando con mi pulsera.

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Antes de que busquéis mi casa y empecéis a tirarme tomates dejadme que os dé una explicación. No he podido subir por los malditos exámenes y todo jehtyhthyvthjyhjte Todavía me queda esta semana de estar ajetreada y un poco de la otra, pero por suerte no es tanto como antes. Sé que iba a subir 5 capítulos hoy, pero mi cabeza esta que va a explotar así que hoy subo 3 (que creo que son larguitos e intensos) y mañana o pasado subo otros, ¿de acuerdo? hrtvehjyjteyvhvtyhvethjyvjeh No sé si ya os he agradecido que el blog tenga 40 seguidores, parece una tontería pero me hace tanta ilusión y los capítulos siempre son leídos por más de 100 personas y es muy hethjhjvyhjtvyhjevyjvthe. Bueno, bueno, espero que os hayan gustado estos capítulos y si es así preparaos para lo que viene a continuación después de la publicidad, ¡no cambien de canal!

¡Ah! Subí la sinopsis de dictame las reglas, las podéis encontrar AQUÍ junto con el trailer.

Aguantad mis pequeñas personas fuertes. Love ya. ☁☀

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Capítulo 16


Me levanto con ojeras y con una cara de fantasma increíble. Hoy me quedé en mi cuarto, tenía miedo de salir a la calle, ¿por qué no me llama Justin? Me vestí con mis camisetas más anchas y me puse música. Sleepingat last de Turning page.  Estoy harta de las canciones de amor, pero no puedo dejar de escucharlas.
Saludo a mis padres y me voy al instituto…

Ayer por la noche nevó y hoy el suelo está resbaladizo, temo caer y que todo el mundo se ría de mí. Esta todo tan oscuro, como en mi cabeza. Saco me teléfono y empiezo a jugar con él, miro mis llamadas recibidas “Mi diario”, una sonrisa amarga cubre mi cara. Suspiro, estoy harta de sonreír a medias, estoy harta de todo esto.

Me conecto a twitter, hace tiempo que no lo hacía, hay veces que necesitas desconectar de la realidad, de todo lo que te ata a este mundo y perderte en tu memoria. Hay veces que funciona y otras veces solo empeora las cosas. “Nada me hace más fuerte que tu frágil corazón”, dice la canción y lo pongo en un tweet.
Me acuerdo que hubo un momento de mi vida en el que intenté conocerme y las cosas fueron de mal en peor a partir de ese día. Me quedé sentada en mi cama y empecé a pensar en mi vida, en si era feliz o no… La respuesta fue que no e intenté averiguar el por qué. Encontré el por qué, mi familia jamás estuvo unida, una sociedad repugnante, la adolescencia… Entonces caí en la cuenta en lo deprimida que estaba, simplemente pude subir mis piernas a mi cama, abrazarlas y empezar a llorar mientras me moví. Ese momento fue el único en el que verdad noté mis huesos y por un momento me vi como todo el mundo decía que estaba, flaca y blanca como un esqueleto. Me asusté tanto que empecé a chillar. Vinieron y me dieron una pastilla, me dormí y cuando me desperté sé que fui a hablar con Padre, esa fue la sesión más silenciosa de mi vida. Cuando dices algo en voz alta es cuando más real se hace. Desde ese día, jamás he vuelto a intentar conocerme.

Llegué temprano al instituto, todo estaba en grupos y yo sola, como siempre. Sabrina estaba besuqueándose con su novio y Elsa los miraba, apretaba tanto sus puños que seguro que se estaba haciendo daño. Dejé de mirarlas cuando tocó el timbre, menos mal, porque empezaba a parecerme morboso el dolor de Elsa.
Todos fuimos a nuestras respectivas aulas, yo cuando llegué ya estaban Ellas donde siempre, Sabrina sobre la mesa y Elsa apoyada en la pared.

- Hola chicas- dije sonriendo.

- Y yo que creía que poco a poco empezarías a vestirte bien otra vez- dijo Elsa negando con la cabeza.

Me miré y observé mi atuendo. Un jersey marrón que le robé a mi padre de su época cuando estaba más gordo, con todo el stress causado por lo mío perdió muchos kilos; en mis piernas llevaba unos jeans oscuros y en mis piernas mis Dr. Martens negras. Mi cabello estaba suelto y alborotado, odio peinarme y me haría coletas, pero eso deja al descubierto mi cara.

- Algún día tenemos que ir de compras, tienes que mostrar el tipo que tienes- dice Sabrina.

Siempre he creído que los halagos son malos, ¿acaso tú sabes lo que está haciendo esa chica para estar delgada? Acaso se está muriendo de hambre y tú al halagarla le estas diciendo que lo está haciendo bien, y ella sigue porque cree que es lo correcto.

- Claro, un día de estos- digo sonriendo.

Y a continuación viene el gran silencio incómodo. Decido volver a mi asiento, me cansa tanto intentar ser amistosa… Cuando me voy, ellas dos empiezan a susurrar, son unas perras que te critican cuando creen que no estas escuchando. Elsa le dice que le parece que cada vez estoy más blanca y fea, Sabrina me mira y asiente con la cabeza. Dejo de intentar escuchar, no quiero arruinarme más la mañana.

Llega la hora del patio, todos comen algo mientras que yo juego con mis pulseras. La miro, la observo, hago nudos con ella… Que mis padres me hayan dicho eso anoche solo me pone en tensión, pienso que si ahora fallo y les demuestro que estoy volviendo a caer en mis antiguos hábitos se asusten y otra vez me miren con cara rara. Yo solo quiero ser una chica normal. Entonces alguien dice mi nombre.

- ¡Grace!- dice Elsa moviendo una mano por mi cara.
- ¿Si? ¿Si?- pregunto.
- ¿Es tu teléfono el que vibra?- dice Sabrina

Abro el bolsillo pequeño de mi maleta y busco mi móvil, lo encuentro y si, está vibrando, la pantalla parpadea y sale el nombre de quien llama “Mi diario”. Mi corazón late y se para, quiero cogerlo aquí mismo, pero no puedo, me levanto corriendo y busco un servicio. Por suerte el de chicas está abierto, entro corriendo pero aun así, puedo escuchar:

- Ten cuidado de no manchar el baño cuando vomites.

No llores delante de esos perdedores, se fuerte. Entro al cuarto de baño y cierro la puerta con pestillo, me apoyo en la pared y empiezo a respirar muy fuerte, dos lágrimas salen de mis ojos, pero tengo fuerza para responder al teléfono.

- Hola…- digo y mi voz tiembla.
- ¿Grace? ¿Qué pasa?

Su voz firme, segura y preocupada actúa como analgésico que relaja cada parte de mi ser. Respiro y agarro con firmeza el teléfono. Me deslizo por la pared hasta sentarme.

- Na… nada, solo que he corrido.
- ¿Seguro?- me pregunta.
- He corrido para meterme en un cuarto de baño y unas chicas de mi clase me han gritado que no manchara al vomitar- le suelto rápido.
- Grace, tú sabes que no ibas a hacer eso, no tienes que dejar que los comentarios de los demás te afecten. Tú eres más fuerte que eso.
- No lo soy Justin…
- Si lo eres.

Todavía no estoy acostumbrada a su voz y me pone los vellos de punta cada vez que la oigo, pero mi cabeza esta tan liada que no se da cuenta que él es la persona que me esta salvado día a día, así que apoyo la cabeza en la pared y le digo una cosa que me arrepiento al segundo.

- No soy fuerte- digo sin mover los dientes- Y no me puedes cambiar, soy así y moriré así, con suerte dentro de poco. No soy una puta muñeca que se pueda arreglar. Soy una persona y estoy harta de todo esto, ojala todo se acabe.
- Gra…

Y le cuelgo, me permito el lujo de llorar mientras él me vuelve a llamar. Ahora extraño la cuchilla que siempre llevaba conmigo. Toco el timbre que avisa el final del patio, me levanto, echo agua en mi cara y salgo, todo el mundo me mira. Como corren los rumores. Al ir a mi clase, Elsa me da mi maleta, me la había dejado en el patio… Quizás no esté todo acabado con ellas.

Termina el día de hoy y con él todas las miradas de los chicos y chicas de mi curso, por cada sitio que iba escuchaba “baño” “corriendo” “bulímica”. Palabras mayores. De vuelta a casa escucho I want you de Lotte Kestner
"Me temo que no voy a saber donde parar..."

Son las 1 de la madrugada, estoy en mi portal, acariciando a mi gata. Mini me mira y maúlla.

- ¿Si me vuelve a encerrar sabrás cuidarte por ti sola?

Ella maúlla de nuevo.

- ¿Y si nos escapamos antes de que ocurra?

Ella acaricia mi pierna con su cabeza, pero se asusta cuando suena mi teléfono. Lo cojo entre mis manos, “Mi diario”. No quiero enfrentarme a sus palabras, estoy tan cansada, nada más que volví del instituto me tiré a la cama a llorar. Creo que mi madre sospecha que algo va mal, pero ella prefiere ignorar el problema hasta que se vuelve grabe.

Decido coger el teléfono…

- Oh, Dios, Grace… ¿Sabes lo mal que lo he pasado? No me vuelvas a ignorar, por favor.
- Yo…
- Cállate y escúchame. Jamás te voy a tratar como una muñeca rota, eres una persona a la que hay que enseñar que el sol va a brillar aunque no lo creas. Jamás te voy a arreglar porque no estas rota… simplemente estas perdida y cuando nos encontremos te daré un mapa en el que te rodearé mi corazón, porque allí estas, allí te encontrarás. El refrán es “Dios los crea y ellos se juntan” ¿no? Sí, es así y nosotros somos un claro ejemplo. Tú eres lo que yo necesito y yo, aunque no lo creas, soy lo que necesitas.
- Justin…- susurro con mi voz rota, porque noto como aguanta las lágrimas.
- No te voy a mentir Grace- él ignora mi “comentario”-. Esto cansa, cansa ser el fuerte de los dos, pero por ti lo hago encantado, porque sé que merece la pena, tú mereces la pena… Y yo…- él rompe a llorar- Sé… que lo…los chicos no lloramos, que es mentira por cierto. Pero es que esto me supera. No sé en qué momento te volviste tan importante para mí. Tanto que asusta.
- ¿Te asusto?- le pregunto cuando él coge aire.
- Tú no, me asusta el sentimiento que produces en mí.

Mi cabeza me empieza a doler, ha sido un día cargado de emociones.

- Me duele la cabeza Justin, quiero dormir pero no puedo… Estoy cansada de todo, he intentado cortarme pero incluso la cuchilla pesaba más que yo. Quiero volver a ser normal, como todas las chicas… ir de fiesta, beber, estar con chicos.
- Pues yo no quiero que estés con chicos- dice Justin.

Yo sonrío rápido, entonces agarro un bote de pastillas que hay a mi lado y cojo una, solo una. Me la trago.

- ¿Qué te has tomado?- me pregunta alarmado- ¡Grace!
- Tranquilo, solo un analgésico, quiero dormir, ya te lo dije.
- Pero no puedes dormir en tu portal.
- Mi gata me cuida… Espera –me coloco cómoda y Mini se sube a mis piernas- ¿Cómo sabes que estoy aquí?
- Te conozco Grace, más de lo que crees.

Y por un segundo los dos nos callamos, yo me concentro en conectar nuestras respiración lo que hace que mis ojos se cierren poco a poco.

- Te necesito Justin- respiro profundo y me duele el pecho- Algo está yendo mal…. No quiero volver a ir allí, las paredes son blancas y por las noches solo escuchas chillidos… Es el infierno- empiezo a romper en llanto-. Prométeme que no dejaras que me lleven… Justin… por favor, sálvame- cierro los ojos y paro de hablar, puedo escuchar su frío y silencioso llanto, quiero consolarle pero ¿cómo le voy a consolar si no puedo ni consolarme a mí misma?-. No quiero estar con esas locas, yo quiero estar bien… sana y feliz, como todas las chicas… La verdad, Justin es que no quiero morir- noto como me voy durmiendo-. Quiero que me besen los chicos, no, no, quiero que tú me beses mucho, todo los días a todas horas. Quiero que conozcas a Mini, quiero abrazarte en la cama y hacer el amor…- río ridículamente- Suena bien ¿eh?
- Grace…


Mi mente desconecta y solo me da fuerzas para pulsar el botón rojo, caigo en un profundo sueño muy oscuro. 
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Ahora subo el siguiente.
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Capítulo 15


Justin

Apoyo la cabeza en mi almohada, acabo de terminar de cenar y todavía recuerdo el tono de su voz… la melodía de su risa, su respiración… Estoy tan tentado a volver a llamarla, pero no puedo, tengo que ser fuerte y no caer tan fácil. Pero es pensar en que quizás le he sacado una sonrisa y sonrío. No quiero depender de ella, sobretodo estando a distancia… Pongo música en mi móvil, aleatorio, Firefly de Ed Sheeran… ¿Enserio? Ya podría haber puesto una más movidita.

Miro en mi mesa, ahí están sus dos hojas dobladas. Las cojo y las aprieto a mi nariz, huele a papel viejo y a medicamentos, pero también huele a moras. Observo la letra, simplemente así, mirándola por encima puedes darte cuenta de que no era su mejor época, que no era feliz. Son letras alargadas y rápidas, hay momentos en los que hay pequeñas gotas de sus lágrimas. Causa dolor sin ni siquiera leerla.

Acaricio los papeles, esto es lo más cerca que estoy de ella y me entristece. Quisiera poder pasar una noche con ella, acariciar su pelo y jugar con él. Trazar un camino de besos y hacerlo varias veces para aprendérmelo de memoria y así, no perderme. Me gustaría hacerle tantas cosas, pero lo primero y lo más importante, hacerla feliz. Vuelvo a leer la carta, porque por un momento, es como si ella estuviera aquí contándomelo por sí misma.

Primero cojo los dos papeles que son más blancos y en los que la letra es más tranquila y normal.

“Para ser un buen diario, tienes que estar completo y tú no lo estas, te faltan páginas, páginas que te van a ayudar a comprenderme, porque de verdad quiero que lo hagas… necesito sentirme comprendida y para eso tienes que conocerme. Aquí te dejo unas cuantas páginas que escribí hace tiempo… Sé que sería más sencillo mandarte mi viejo diario de nuevo, pero no sería justo… porque un diario no se escribe de una sola vez. Eras único, eres único y siempre serás único para mi Justin. Jamás habrá nadie para mí como tú y espero que lo sepas, no temas que te vaya a remplazar, simplemente porque después de haberte probado a ti todos los demás me sabrán a poco y tengo miedo… tengo miedo de eso porque creo que jamás podré encontrar a una persona que me haga feliz y que a la vez esté a mi lado.”

Dejo la hoja a un lado mía y ahora en mis manos tengo una pequeña parte de su pasado, un pasado más oscuro que la misma oscuridad. Cuando leí eso y caí en la cuenta de lo que había escrito en las demás hojas, me dio miedo, no sabría si podría soportarlo, sentir como sufre… Pero las leí y las volveré a leer siempre. 

“Día 2: Soy Grace o al menos eso pone en mi pulsera blanca en mi mano derecha que me queda enorme, es algo irónico… ¿Cómo me puede quedar algo grande? Te preguntaras por qué no te digo mi apellido, lo pone en la pulsera pero no te lo digo porque las personas no importantes no dicen sus apellidos, soy Grace, solo Grace. Comporta habitación con dos chicas más, una solo sabe gritar por las noches y la otra se desmaya cada dos por tres. Yo por lo menos cuando quiero gritar me muerdo la mano, pero tengo que dejar de hacerlo o me van a regañar, y no me desmayo, seguro que si lo hago me meten comida por un tubo.

Día 3: Esto es horroroso, quiero ir a mi casa. Quiero vomitar pero no puedo. Me entretejo quitando las costras de mis heridas. Se han enterado y hoy meriendo una manzana y un yogurt. Me senté en la mesa a las 5 y me he levantado a las 8, conseguí solo comerme la manzana. ¿Cuándo van a venir a buscarme mis padres? ¿Se acordarán de mí? Ellos me han abandonado, pero los monstruos no. Aquí no soy la única con monstruos. Vamos todas con batas blancas o por lo menos en mi planta, parecemos fantasmas. Lo somos.

Día 4: hoy fue mi primera sesión con el psicólogo, no le pregunté su nombre y no quiero saberlo. Así que a partir de ahora lo llamaré: “Padre”, porque es un hombre y dice que todas podemos mejorar, como los padres. Hoy intenté subir a la planta de arriba, todo iba bien hasta que me quedé quieta mirando por una rejilla como una chica gritaba atada en la cama. Me pillaron y me puse a llorar como una cobarde diciendo que no quería eso. La mujer me bajó a mi planta y me amenazó con que si subía de nuevo, me atarían. No quiero estar loca, pero quiero morir.

Día 5: Me han pillado. Saben que no como, saben que le doy mi comida a una compañera que come mucho. Me han regañado, me he enfadado, he roto un vaso y he montado un numerito. Es increíble cómo miraban alguna de mis hermanas la sangre que corría por mi brazo. Después de mi oí romper más vasos y un grupo de personas fueron a por las demás chicas. (Ahora tenemos vasos de plástico, gracias a mí) ¿Sabes dónde estoy ahora? Estoy encerrada en un cuarto, no me han atado pero si me han cerrado con llave. Conseguí guardar un trozo de cristal.

Día 6: Es algo incómodo, ¿sabes? Cada vez que nos duchamos una mujer nos mira, para ver si no nos cortamos… No me he podido contener y cuando me encontré bajo el agua, al recordar lo que hice en mi bañera, que me trajo aquí saqué el trozo de cristal que había metido en mi cabello y me di un repaso. Echaba de menos sentir algo. Empecé a gemir y se dieron cuenta. Padre dice que mis ojos eran de loca y que reía mientras lloraba. Yo le dije a Padre que qué tipo de ojos iba a tener si no. Él me dijo que yo no estaba loca, que simplemente era una marioneta de la oscuridad. Padre me empieza a caer bien, pero a la vez no.

Día 7: Lo del cristal me salió mal, ¿sabéis dónde estoy? Sí, estoy atada a la cama. Dicen que solo es por el día de hoy. Menos mal que solo me han atado los pies… Esta noche va a ser larga y fría. Tengo frío y quiero llorar. Estoy llorando, pero el frío no se va. Quiero sentir calor… Desde mi habitación puedo oír a las chicas que pueden salir a jugar. Padre me ha dicho que pronto estaré ahí. Hoy merendé un yogurt y medio plátano. Yo solo quiero que me dejen en paz y si ellos quieren que yo sea normal, pues adelante. Los locos también podemos actuar como personas normales. La sabana no tapa del todo mi pie. Noto como un monstruo me acaricia el pie con sus uñas, hace cosquillas, le pido que siga… Ahora me está susurrando al oído. Quiero dormir, pero no puedo, quiero seguir escuchando su nana, es algo así: duerme Grace, duerme mi cielo, sigue así y vendrás con nosotros al cielo. El monstruo de la esquina le ha chillado que yo jamás iré al cielo, si no al infierno. Voy a dejar de escribir. Tengo miedo, va a ser una noche larga… y fría.

Día 8: Al despertarme una mujer me ha desatado. Los monstruos ganaron su partida anoche y mis brazos están llenos de mis arañazos. Me han obligado a comer y luego ir con Padre, le conté lo de la nana y me dijo que si yo no quería escucharla que cerrara los ojos. Aceptaré su consejo… Yo solo quiero que mi cabeza este libre… quizás así pese menos. Tengo muchas ojeras. Es extraño ver a chicas como yo, todas nos miramos con cara de asco, pero son mis hermanas. Ayer hizo una semana y hoy me he dado cuenta. Mientras una mujer me limpiaba empecé a llorar y a pegarle. Empecé a correr desnuda por un pasillo intentando escaparme, una mujer me hizo un placaje. Mira que me reía yo de las chicas que montaban numero así y ahora soy una de ellas. Escrito esto rápido porque me van a poner una camisa de fuerza, es gracioso, como las películas. No podré escribir por unos días y me darán de comer y cuando quiera mear, ellos me bajaran los pantalones. Ah, se me olvidaba, ya no estoy en la segunda planta con los demás suicida, ahora estoy donde los locos suicida… Extraño a mamá y a papá.

Día 10: Me han cambiado la camisa porque la manché al vomitar la comida. Todo es muy oscuro… Me han dado una pastilla… Mamá… Me portaré bien…

PESADILLA: corría, corría, lloraba y nadie me paraba. Nadie se preocupó por mí, me señalaban los brazos, ellos goteaban sangre. Seguí llorando y caí por una piedra, la calle era cuesta abajo y paré en un sitio donde ponía “Basura”

Día 11: ---
Día 12: ---

Y ahí acaba todo. No creo que ese haya sido el final, que al día 12 la sacaran, pero como ella bien me dijo, no me iba a dar todo de golpe. Estoy ansioso por leer más, por saber por lo que pasó. Limpio una de mis lágrimas y observo mis vellos de punta. ¿Por qué los días 11 y 12 tiene rayas? ¿Qué significa eso? Ni podía imaginar por todo lo que pasó… Quiero abrazarla, no puedo más. El poco sueño que tenía se ha ido.

Saco papel y bolígrafo.

“Querida Grace (así es como se empezaban antiguamente las cartas, ¿no?)…”

Grace

Iba a ir a mi cuarto a hacer el paripé hasta que se durmieran mis padres pero no, me sorprendo cuando los dos me llaman a la vez.

- ¿Si?-  pregunto girándome.
- ¿Puede sentarte un segundo?- dice mi madre con toda su dulzura.

Me siento en el sofá y ellos dos delante de mí con dos sillas. Me recuerda a una escena con Padre y no me gusta nada, mi madre lo nota y decide relajar su postura. Algo me dice que corra, contengo esa voz.

- Mamá y yo hemos estado hablando y te queríamos preguntar una cosa- dice mi padre.
- Dime- digo sonriendo, eso siempre les tranquiliza… esta vez no.
- ¿Eres feliz?

Sabía que esta conversación pasaría.

- Últimamente has tenido días muy buenos, no pones cara de asco a la comida y te vemos sonreír… Pero no sabemos si es otra falsa- dice mi madre-. Y nos queríamos asegurar… Sabes que si pasa algo, aquí estamos, que puedes confiar en nosotros. Las charlas a las que fuimos cuando estabas… allí, nos enseñaron a tratar contigo y si necesitas algo…

Para ellos soy una muñeca que está rota. Incluso tiene libros titulados “Tratar con una hija suicida” “Mi hija es anoréxica”. Oh, venga ya, cuanto dramatismo. Soy una persona con problemas, como cualquier otra, ¿por qué no me dejan ser libres?

- Estoy bien mamá.

Estoy jodidamente hundida en lo más profundo de mar.

- ¿Seguro?- dice mi padre.
- Sí- le miro a los ojos.

No, todavía no puedo dormir por los monstruos.

- Vale…

Ellos se miran y sonríen.

- Ya puedes ir a dormir, cielo. Nosotros recogemos todo esto- dice mi madre y sonríe, me da un beso en la frente.


Voy a mi cama, recordando cosas que no debería recordar, cosa como los días 11 y 12 en mi hotel de cinco estrellas. 

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Ahora subo los demás.
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Sinopsis



No le deseo a nadie mi vida. No le deseo a nadie que un día se levante y se encuentre a su madre con el teléfono en mano y con lágrimas en los ojos. No le deseo a nadie que la primera noticia que oiga por la mañana sea: "Hija, tu hermano no va a volver a casa." Creo que no puede haber momento peor, porque en este caso, la primera idea que se te viene a la cabeza es la correcta.

Mi hermano a muerto.

Al no tener a nadie que retuviera a mi madre, ella decidió ir con mi padre. Él trabaja en el ejercito y cada vez por tres esta destinado. Ahora quedaba yo, ¿qué iban a hacer con la oveja negra de la familia? La hija que nació por equivocación, la que nunca podrá ser tan buena como su hermano. Me dieron la opción de ir con ellos o ir a un internado. Creo que cogí la opción del internado muy rápido... Pero claro, yo no sabía que allí me iba a encontrar lo que me encontré. Un chico malo decido a odiarme, a hacer que mi existencia allí fuera como el mismo infierno.

Un chico malo que oculta un oscuro secreto en el que yo también estoy involucrada de una forma extraña, pero eso yo no lo sabía cuando empecé a conocerlo. ¿Sabes esa voz que tienes en tu cabeza cuando conoces a alguien que no te da buena espina que te dice que te alejes? Pues bien, yo no la tenía. Yo solo quería saber más sobre él, por qué llevaba la vida que llevaba y por qué me odiaba. Sin saberlo, acabamos los dos metidos en un juego de lo más peculiar. Dictamos unas reglas. La primera y en mayúsculas: NO NOS PODÍAMOS ENAMORAR. Parecía fácil, pues bien, no lo fue.



Toda persona que haya tratado con algún chico malo sabrá que después de eso tu mundo no es igual, ni tu grado de preferencia en la cama. Porque algo que hacen bien los chicos malos, es hacer el amor o mejor dicho, sexo, porque ellos no tienen sentimientos.

Ahora, aquí estoy yo mirando a mi alrededor, en esta oscura habitación, sin saber como mi vida a cambiado tanto, sin saber que pasara mañana, si seguiré viva. Algo que si sé, es que no me arrepiento de haber conocido a Justin Bieber, el chico que pelea en peleas ilegales, que tiene tatuajes, que me cantó señalando su miembro masculino, que tiene una pistola en su cuarto y una navaja en su bolsillo, que baila como un ángel, que tocaba la guitarra, que me enseñó como se jugaba en la cama y sobretodo, el chico que sabía más de lo que yo suponía.


¿Cómo pasó todo esto? Pues dejad que os cuente mi historia, de como un chico peligroso, de esos que tienen miradas desafiantes y que saben desabrochar sujetadores con una mano, entro en mi vida. Puede que muchas veces creas que estaba loca por hacer eso o aquello, pero es que cuando empiezas a jugar a un juego no puedes terminar hasta que se acabe la partida....


"No puedo más con esta vida y no hay otra forma de acabar con ella. Jamás quise esto, no sé como llegué hasta este punto. Si estas leyendo esta carta, es que todo va como lo planee. Lo primero que quiero que sepas es que siempre te querré y te protegeré desde arriba."

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PUES PUES PUES PUES..... Pues eso, aquí esta la sinopsis, intente hacerla lo más intensa que pude y la verdad es que tengo ganas de empezar a subir esta novela, pero tiempo al tiempo. Espero que os haya gustado y que os haya dejado con ganas de conocer esta historia. ¡UNA COSA IMPORTANTE! Esta es la sinopsis provisional, puede que antes de que suba el capítulo 1 haya cambios. LOVE YA.
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Gracias.

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