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Capítulo 18


Han pasado 7 días desde que hablé con Justin. No sé si es mucho tiempo o poco, tampoco tengo a nadie con quien comentarlo. Él me dijo que se iba a poder conectar menos porque son los finales, yo no esperaba que me afectara tanto. Mañana me dan las notas de este trimestre y ya estaré de vacaciones de navidad, ha nevado mucho en estos 7 días.  

No estoy diciendo que no haya hablado con Justin, pero nuestras conversaciones eran algo tal que así:

Justin: Hola.
Yo: Hola
Justin: ¿Qué tal has pasado el día? (Siempre hablábamos por la tarde-noche)
Yo: Regular.
Justin: Aguanta, ¿vale? Se fuerte.
Yo: lo intento.
Justin: me tengo que ir Grace… Lo siento, espero poder mañana hablar más.
Yo: Ok.

Nunca hablábamos más de eso.

Siempre temí que llegara un momento en el que lo necesitara tanto como lo necesito ahora. Quiero volver a pasarme noches y noches hablando con él… Cosa que ya parece imposible, quizás ya le habré aburrido y ya no le importo, si, será eso. Y si yo no le importo, ¿por qué me tendría que importar él?

Me levanto de mi cama y me cambio de ropa. Medias de rejillas que están rotas, unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta negra que pone Nirvana y que le corté los laterales y encima una chaqueta vaquera de mi madre cuando era joven que esta desgastada, me ato una camisa de cuadros rojos y negros en mis caderas, esto me tapa las piernas por atrás. En mis pies me coloco mis Dr. Martens negras. Antes de salir de mi cuarto, cojo un paquete de cigarros que tengo escondido. Si, sé que dije que no fumo... pero, ¿qué importa si me gusta o no? Fumar mata y eso es lo que yo quiero. Cojo mi Ipod y pongo la canción Problem de Natalia Kills. Salgo de mi cuarto y antes de abandonar mi casa, cojo un papel y bolígrafo: “He ido a casa de Elsa, luego vuelvo, quizás cene allí. Besos- Grace.”

Me voy de casa. “Pero ya sabes lo que dicen de mí... Esa chica es un problema.” Yo soy esa chica, yo soy el problema.

Hubo una época, antes de que me encerraran en el loquero, que me juntaba con un grupo de personas que me aceptaban y me decían la realidad a la cara. Si algo me quedaba fatal lo decían y las chicas me ayudaban a adelgazar. Claro está, que cuando salí de allí me obligaron a dejar de juntarme con ellos. Pero ya no me importa, Justin ya no está y eso era lo que me mantenía con los pies atados aquí. Él ya no está, ahora soy libre. Todo es una mierda.

Voy detrás de mi casa, enciendo mi primer cigarro, la nicotina entra por mis pulmones, la palabra muerte aparece en rojo. Justo ese momento antes de perder el control es el que más me gusta, cuando todavía puedes pensar con claridad y aun así, decides destruirte.

Voy a la parte baja de un puente, mientras más me acerco mejor puedo oír la música irritante y chillidos y risas. Parecen tan felices, pues bien, no lo son, ahí están todos muertos por dentro.

- ¡Mirar quien viene por ahí!

Todos se giran hacia mí, sus ojos están rojos y cuando me ven, todos estallan en risas. Mary es la primera en venir, ella es la más chica (pero en estatura, porque tiene 18 años) tiene el pelo por los hombros y de un hermoso rosa pastel. Sus labios están negros como el carbón y en su cuello se puede ver un chupetón, me sonríe y me quita el cigarro.

- Bienvenida de nuevo al lugar de los muertos vivientes, cariño- me besa en la mejilla dejándome la marca negra.
- Sabes que te vamos a matar de nuevo- grita Ángela a lo lejos.

Su cabello negro le llega hasta el trasero y tiene una oreja llena de piercing. Voy a ella, le quito el vaso que llevaba en la mano y lo bebo de un sorbo. El alcohol baja por mi garganta quemándome.

- Es lo que quiero- le susurro a cinco centímetros de su cara.

Ella sonríe y todos los demás gritan y aplauden. Ángela me quita el vaso, pero inmediatamente un chico me pone otro cargado. Y ese es el primero de muchos. Alguien cambia de canción, ahora suena Mama de My ChemicalRomance. Se escucha una risa conjunta.

- ¡Mama, todos vamos al infierno!- gritan.

Cierro los ojos por unos segundos y dejo que la música me lleve a un lugar bien lejos de aquí. Empiezo a reír por qué si, porque la primera vez que conocí a esta gente les tenía miedo y ahora, ahora soy una de ellos. Un cuerpo sin alma que anda perdida por el mundo.

- ¿Y dónde has estado cabrona?- dice Mary que se sienta a mi lado- Nos enteramos que te habían llevado al psicólogo y luego no supimos nada de ti.
- Me prohibieron venir- le digo abriendo los ojos.
Ahora me doy cuenta del humo que hay, Mary tiene un porro en su mano derecha. Lo cojo y luego se lo devuelvo después de una calada.
- ¿Qué tal se está allí?
- Fatal, solo oyes gritos.
- ¿Y por qué has vuelto aquí? ¿Nos extrañabas?
- ¿A vosotros? No, por dios, por mí como si os morís. Simplemente quería olvidar.

Ella se ríe y da una calada.

- ¿A quién?
- Un chico.
- Chicos, chicos, todos unos putos con ganas de menear la banana.
- Este parecía diferente.
- Nadie es diferente, todos somos iguales, todos estamos locos solo que algunos lo aparentan mejor. Ahora, si quieres olvidar, bebe te eso- abrió un bote de pastillas y me echó tres a mi copa- y cuando te la acabes ve a por otra.

Afirmé con la cabeza. Tenía razón, todos éramos iguales. Dejé que la pastilla se disolviera y me tragué mi bebida del tirón. Luego fui a por otra y me bebí chupitos de color verde. Y más copas y más pastillas, y más hiervas. A las 2 de la madrugada yo había perdido el norte.

Algo empezó a vibrar en mi bolsillo. De fondo sonaba de Make me wanna die de The Pretty Reckless . Saque el teléfono del bolsillo, intentando que no se cayera al vómito, me limpie la boca y lo cogí.

- ¿Si?
- ¿Grace?
- ¡Hombre! Si es Justin, el hombre perfecto. Mi príncipe azul montado en el caballo blanco. Malditas tonterías de Disney. ¿Por qué no viniste por mi? ¿Por qué? ¿Por qué yo pesaba demasiado para subirme a tu caballo?
- Grace ¿dónde estás? ¿Estas drogada?
- No, estoy muriéndome- empecé a reírme.
- Grace, vuelve a casa.
- ¡Deja de decir mi nombre! No me conoces.
- Ya se han acabado las clases, podemos hablar más.
- Claro, podemos hablar cuando a ti te interesa.
- No, no, yo… por favor, vuelve a casa y hablemos.
- ¡MARY! ¡Ya no puedo vomitar más! ¿Qué hago?
- ¿Grace?- dijo Justin.
- Coge un poco de pan de la bolsa- me dijo Mary.
- Grace, para, por favor, ¿no ves que me estas torturando?
- Justin, espera, que voy a vomitar, ahora hablamos.
- ¿Estás loca? Para ya.
- ¿Ahora te das cuenta?

Y acto seguido colgué. Tiré el móvil al suelo y cogí un poco de pan. No me había dado cuenta de que Justin estaba llorando y que yo, ahora, también lo estaba. Ángela vino y apoyo su mano en mi espalda.

- Venga, tú puedes cielo.

Lo último que recuerdo es escuchar el estribillo de Make me wanna die: “Me haces desear morir, nunca seré lo suficientemente buena.” Después de aquello caí rendida al suelo, mientras que miles de risas se oían en el fondo.

Me desperté a las cinco de la madrugada, puede parecer repugnante pero me encontraba en mitad de mi propio vomito. Me dolían las entrañas y mi garganta parecía que estuviera en rojo vivo. Nada más que abrí los ojos, me moví y empecé a toser. Me dolía todo, cada extremidad, cada parte de mi cuerpo. Me senté en el suelo. Mi piel estaba pegajosa y olía como si me hubiera bañado en basura.

Miré a mi alrededor, buscando la razón por la que me había despertado, entonces encontré a Mini a mis pies, mirándome. Yo, todavía sentada, me eché un vistazo. Mi piel estaba llena de moratones y sobretodo en los antebrazos, que además supe porque era, me habían inyectado cosas. Esta gente hace bien su trabajo…. Pero al parecer, mi cuerpo no quiere morir. Me rasqué la nariz y al alejar la mano observé que en ella había polvos blancos, me entraron ansias y tuve que girar mi cabeza para que el vomita no cayera encima de mí. Oí el maullido de Mini y giré mi cabeza mientras me limpiaba la boca.

Entonces me fijé que a su lado estaba mi móvil, lo cogí con mi mano, me percaté de que estaba temblando y que tenía mucho frío, además de que me dolía la cabeza. El móvil pesaba más que todo mi cuerpo, lo cogí y como pude lo desbloqueé. Tenía 30 llamadas perdidas y 15 mensajes, todos de una persona, todos de Justin. No me acordaba de nada, de si lo había llamado o de si él me había llamado.  Abrí uno de los mensajes que me había enviado:

 “Yo ya no sé qué hacer… lo he intentado todo. Maldigo cada día en el que he dejado de hablarte como solía hacer. Creo que jamás sabré lo importante que puede llegar a ser que alguien se preocupe por ti. Si no me puedes perdonar, lo entenderé, pero por favor, vive. “

Abro el último, fue hace un cuarto de hora… ¿Se había quedado toda la noche despierto?

“Grace, te quiero.”

No sé cómo hice lo siguiente, no sé cómo logré coger a Mini del suelo y empezar a andar.  Logré salir de debajo del puente y subir hasta la calle de mi casa. Había gente que empezaba a salir para trabajar y yo llegaba de estar casi muerta. Bajé a Mini al suelo en mi portal y ella se fue. Me quedé sola, en mi portal, mirando el mensaje de Justin, el que me había dado fuerzas para llegar a mi casa. Abrí la puerta y subí. Mis padre se habían ido pronto a trabajar y creían que me había quedado dormida en casa de Elsa, espero que no la llamara.

Me fui quitando la ropa mientras iba al cuarto de baño. Llegué desnuda y observé mi cuerpo magullado. El color de mi piel era de un negro-morado con toques de rojo. Encendí el grifo y el agua empezó a caer, mientras el agua caía mis lágrimas empezaron a deslizarse suavemente por mis mejillas.

Puse la radio y empezó a sonar Beside You de Marianas Trench.

Me metí en la bañera que ya estaba llena, el agua empezó a ponerse marrón cuando el barro que había en mi piel empezaba a despegarse. Deje que mi cabeza se apoyara, aunque me dolía una barbaridad. ¿A quién quiero mentir? No quiero morir, no, simplemente quiero ser salvada.

Cogí mi teléfono y le llamé.

- ¿Grace? Oh, Dios, Grace- podía escuchar las miles de lágrimas que estaba soltando.
- Perdóname, soy una estúpida… No te merezco.
- Cállate Grace, deja de decir tonterías.
- Estoy cansada- mis lágrimas eran silenciosas no como las de él.
- He pasado la peor noche de mi vida, incluso es peor que la primera noche que dormí sin mi abuelo. Simplemente por qué no sabía si vivías o no, y si hubieras cerrado los ojos para siempre no hubiera podido aguantar que las últimas palabras que te había dicho fuera que estabas loca. Porque eso no es lo que pienso. Estas cuerda, pero aguantas más de lo que puedes. Todo esto lo vas a superar, lo sabes, ¿no?
- Si estas a mi lado, sí.
- Ni lo dudes pequeña, no te voy a dejar en paz ningún día de tu vida.

Respiré sonriendo y pude escuchar su respiración tranquila al otro lado de la línea.


- Estaré a tu lado... Nadie podrá romperte- dijo Justin, cantando la última parte de la canción, la que para mí, se había vuelto nuestra canción.

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Ahora subo dos más. Intentar comentar en cada uno si podéis. xo

1 comentario:

  1. SKJSLDKAHJFKAKAKJSJAJJDJSKAJKAJDHHAAB ¡CÓMO ECHABA DE MENOS TU NOVELA! Ahora mismo no paro de llorar. Me ha encantado la última canción ksjsnjskahavsv
    Justin es amor jdkaksjakkdkdkkfksk.
    Bueno voy a seguir leyendo *.*
    -Y

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Gracias.

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