Han pasado 7 días desde que hablé con Justin. No sé si es
mucho tiempo o poco, tampoco tengo a nadie con quien comentarlo. Él me dijo que
se iba a poder conectar menos porque son los finales, yo no esperaba que me
afectara tanto. Mañana me dan las notas de este trimestre y ya estaré de
vacaciones de navidad, ha nevado mucho en estos 7 días.
No estoy diciendo que no haya hablado con Justin, pero
nuestras conversaciones eran algo tal que así:
Justin: Hola.
Yo: Hola
Justin: ¿Qué tal has pasado el día? (Siempre hablábamos por
la tarde-noche)
Yo: Regular.
Justin: Aguanta, ¿vale? Se fuerte.
Yo: lo intento.
Justin: me tengo que ir Grace… Lo siento, espero poder
mañana hablar más.
Yo: Ok.
Nunca hablábamos más de eso.
Siempre temí que llegara un momento en el que lo necesitara
tanto como lo necesito ahora. Quiero volver a pasarme noches y noches hablando
con él… Cosa que ya parece imposible, quizás ya le habré aburrido y ya no le
importo, si, será eso. Y si yo no le importo, ¿por qué me tendría que importar
él?
Me levanto de mi cama y me cambio de ropa. Medias de
rejillas que están rotas, unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta negra
que pone Nirvana y que le corté los laterales y encima una chaqueta vaquera de
mi madre cuando era joven que esta desgastada, me ato una camisa de cuadros
rojos y negros en mis caderas, esto me tapa las piernas por atrás. En mis pies
me coloco mis Dr. Martens negras. Antes de salir de mi cuarto, cojo un paquete
de cigarros que tengo escondido. Si, sé que dije que no fumo... pero, ¿qué
importa si me gusta o no? Fumar mata y eso es lo que yo quiero. Cojo mi Ipod y
pongo la canción Problem de Natalia Kills. Salgo de mi cuarto y antes de
abandonar mi casa, cojo un papel y bolígrafo: “He ido a casa de Elsa, luego
vuelvo, quizás cene allí. Besos- Grace.”
Me voy de casa. “Pero ya sabes lo que dicen de mí... Esa
chica es un problema.” Yo soy esa chica, yo soy el problema.
Hubo una época, antes de que me encerraran en el loquero,
que me juntaba con un grupo de personas que me aceptaban y me decían la
realidad a la cara. Si algo me quedaba fatal lo decían y las chicas me ayudaban
a adelgazar. Claro está, que cuando salí de allí me obligaron a dejar de
juntarme con ellos. Pero ya no me importa, Justin ya no está y eso era lo que
me mantenía con los pies atados aquí. Él ya no está, ahora soy libre. Todo es una mierda.
Voy detrás de mi casa, enciendo mi primer cigarro, la
nicotina entra por mis pulmones, la palabra muerte aparece en rojo. Justo ese
momento antes de perder el control es el que más me gusta, cuando todavía
puedes pensar con claridad y aun así, decides destruirte.
Voy a la parte baja de un puente, mientras más me acerco
mejor puedo oír la música irritante y chillidos y risas. Parecen tan felices,
pues bien, no lo son, ahí están todos muertos por dentro.
- ¡Mirar quien viene por ahí!
Todos se giran hacia mí, sus ojos están rojos y cuando me
ven, todos estallan en risas. Mary es la primera en venir, ella es la más chica
(pero en estatura, porque tiene 18 años) tiene el pelo por los hombros y de un
hermoso rosa pastel. Sus labios están negros como el carbón y en su cuello se
puede ver un chupetón, me sonríe y me quita el cigarro.
- Bienvenida de nuevo al lugar de los muertos vivientes,
cariño- me besa en la mejilla dejándome la marca negra.
- Sabes que te vamos a matar de nuevo- grita Ángela a lo
lejos.
Su cabello negro le llega hasta el trasero y tiene una oreja
llena de piercing. Voy a ella, le quito el vaso que llevaba en la mano y lo
bebo de un sorbo. El alcohol baja por mi garganta quemándome.
- Es lo que quiero- le susurro a cinco centímetros de su
cara.
Ella sonríe y todos los demás gritan y aplauden. Ángela me
quita el vaso, pero inmediatamente un chico me pone otro cargado. Y ese es el
primero de muchos. Alguien cambia de canción, ahora suena Mama de My ChemicalRomance. Se escucha una risa conjunta.
- ¡Mama, todos vamos al infierno!- gritan.
Cierro los ojos por unos segundos y dejo que la música me
lleve a un lugar bien lejos de aquí. Empiezo a reír por qué si, porque la
primera vez que conocí a esta gente les tenía miedo y ahora, ahora soy una de
ellos. Un cuerpo sin alma que anda perdida por el mundo.
- ¿Y dónde has estado cabrona?- dice Mary que se sienta a mi
lado- Nos enteramos que te habían llevado al psicólogo y luego no supimos nada
de ti.
- Me prohibieron venir- le digo abriendo los ojos.
Ahora me doy cuenta del humo que hay, Mary tiene un porro en
su mano derecha. Lo cojo y luego se lo devuelvo después de una calada.
- ¿Qué tal se está allí?
- Fatal, solo oyes gritos.
- ¿Y por qué has vuelto aquí? ¿Nos extrañabas?
- ¿A vosotros? No, por dios, por mí como si os morís.
Simplemente quería olvidar.
Ella se ríe y da una calada.
- ¿A quién?
- Un chico.
- Chicos, chicos, todos unos putos con ganas de menear la
banana.
- Este parecía diferente.
- Nadie es diferente, todos somos iguales, todos estamos
locos solo que algunos lo aparentan mejor. Ahora, si quieres olvidar, bebe te
eso- abrió un bote de pastillas y me echó tres a mi copa- y cuando te la acabes
ve a por otra.
Afirmé con la cabeza. Tenía razón, todos éramos iguales.
Dejé que la pastilla se disolviera y me tragué mi bebida del tirón. Luego fui a
por otra y me bebí chupitos de color verde. Y más copas y más pastillas, y más
hiervas. A las 2 de la madrugada yo había perdido el norte.
Algo empezó a vibrar en mi bolsillo. De fondo sonaba de Make me wanna die de The Pretty Reckless . Saque el teléfono del bolsillo, intentando que
no se cayera al vómito, me limpie la boca y lo cogí.
- ¿Si?
- ¿Grace?
- ¡Hombre! Si es Justin, el hombre
perfecto. Mi príncipe azul montado en el caballo blanco. Malditas tonterías de
Disney. ¿Por qué no viniste por mi? ¿Por qué? ¿Por qué yo pesaba demasiado para
subirme a tu caballo?
- Grace ¿dónde estás? ¿Estas
drogada?
- No, estoy muriéndome- empecé a
reírme.
- Grace, vuelve a casa.
- ¡Deja de decir mi nombre! No me
conoces.
- Ya se han acabado las clases,
podemos hablar más.
- Claro, podemos hablar cuando a
ti te interesa.
- No, no, yo… por favor, vuelve a
casa y hablemos.
- ¡MARY! ¡Ya no puedo vomitar más!
¿Qué hago?
- ¿Grace?- dijo Justin.
- Coge un poco de pan de la bolsa-
me dijo Mary.
- Grace, para, por favor, ¿no ves
que me estas torturando?
- Justin, espera, que voy a
vomitar, ahora hablamos.
- ¿Estás loca? Para ya.
- ¿Ahora te das cuenta?
Y acto seguido colgué. Tiré el
móvil al suelo y cogí un poco de pan. No me había dado cuenta de que Justin
estaba llorando y que yo, ahora, también lo estaba. Ángela vino y apoyo su mano
en mi espalda.
- Venga, tú puedes cielo.
Lo último que recuerdo es escuchar
el estribillo de Make me wanna die: “Me haces desear morir, nunca seré lo suficientemente buena.” Después de aquello caí rendida al suelo,
mientras que miles de risas se oían en el fondo.
Me desperté a las cinco de la
madrugada, puede parecer repugnante pero me encontraba en mitad de mi propio
vomito. Me dolían las entrañas y mi garganta parecía que estuviera en rojo
vivo. Nada más que abrí los ojos, me moví y empecé a toser. Me dolía todo, cada
extremidad, cada parte de mi cuerpo. Me senté en el suelo. Mi piel estaba
pegajosa y olía como si me hubiera bañado en basura.
Miré a mi alrededor, buscando la
razón por la que me había despertado, entonces encontré a Mini a mis pies,
mirándome. Yo, todavía sentada, me eché un vistazo. Mi piel estaba llena de
moratones y sobretodo en los antebrazos, que además supe porque era, me habían
inyectado cosas. Esta gente hace bien su trabajo…. Pero al parecer, mi cuerpo
no quiere morir. Me rasqué la nariz y al alejar la mano observé que en ella
había polvos blancos, me entraron ansias y tuve que girar mi cabeza para que el
vomita no cayera encima de mí. Oí el maullido de Mini y giré mi cabeza mientras
me limpiaba la boca.
“Yo ya no sé qué hacer… lo he intentado todo.
Maldigo cada día en el que he dejado de hablarte como solía hacer. Creo que
jamás sabré lo importante que puede llegar a ser que alguien se preocupe por
ti. Si no me puedes perdonar, lo entenderé, pero por favor, vive. “
Abro el último, fue hace un cuarto
de hora… ¿Se había quedado toda la noche despierto?
“Grace, te quiero.”
No sé cómo hice lo siguiente, no
sé cómo logré coger a Mini del suelo y empezar a andar. Logré salir de debajo del puente y subir
hasta la calle de mi casa. Había gente que empezaba a salir para trabajar y yo
llegaba de estar casi muerta. Bajé a Mini al suelo en mi portal y ella se fue.
Me quedé sola, en mi portal, mirando el mensaje de Justin, el que me había dado
fuerzas para llegar a mi casa. Abrí la puerta y subí. Mis padre se habían ido
pronto a trabajar y creían que me había quedado dormida en casa de Elsa, espero
que no la llamara.
Me fui quitando la ropa mientras
iba al cuarto de baño. Llegué desnuda y observé mi cuerpo magullado. El color
de mi piel era de un negro-morado con toques de rojo. Encendí el grifo y el
agua empezó a caer, mientras el agua caía mis lágrimas empezaron a deslizarse
suavemente por mis mejillas.
Puse la radio y empezó a sonar
Beside You de Marianas Trench.
Me metí en la bañera que ya estaba
llena, el agua empezó a ponerse marrón cuando el barro que había en mi piel
empezaba a despegarse. Deje que mi cabeza se apoyara, aunque me dolía una
barbaridad. ¿A quién quiero mentir? No quiero morir, no, simplemente quiero ser
salvada.
Cogí mi teléfono y le llamé.
- ¿Grace? Oh, Dios, Grace- podía
escuchar las miles de lágrimas que estaba soltando.
- Perdóname, soy una estúpida… No
te merezco.
- Cállate Grace, deja de decir
tonterías.
- Estoy cansada- mis lágrimas eran
silenciosas no como las de él.
- He pasado la peor noche de mi
vida, incluso es peor que la primera noche que dormí sin mi abuelo. Simplemente
por qué no sabía si vivías o no, y si hubieras cerrado los ojos para siempre no
hubiera podido aguantar que las últimas palabras que te había dicho fuera que
estabas loca. Porque eso no es lo que pienso. Estas cuerda, pero aguantas más
de lo que puedes. Todo esto lo vas a superar, lo sabes, ¿no?
- Si estas a mi lado, sí.
- Ni lo dudes pequeña, no te voy a
dejar en paz ningún día de tu vida.
Respiré sonriendo y pude escuchar
su respiración tranquila al otro lado de la línea.
- Estaré a tu lado... Nadie podrá
romperte- dijo Justin, cantando la última parte de la canción, la que para mí,
se había vuelto nuestra canción.
----------------------------------------------------------
Ahora subo dos más. Intentar comentar en cada uno si podéis. xo
SKJSLDKAHJFKAKAKJSJAJJDJSKAJKAJDHHAAB ¡CÓMO ECHABA DE MENOS TU NOVELA! Ahora mismo no paro de llorar. Me ha encantado la última canción ksjsnjskahavsv
ResponderEliminarJustin es amor jdkaksjakkdkdkkfksk.
Bueno voy a seguir leyendo *.*
-Y