Me levanto con ojeras y con una cara de fantasma increíble.
Hoy me quedé en mi cuarto, tenía miedo de salir a la calle, ¿por qué no me
llama Justin? Me vestí con mis camisetas más anchas y me puse música. Sleepingat last de Turning page. Estoy harta de
las canciones de amor, pero no puedo dejar de escucharlas.
Saludo a mis padres y me voy al instituto…
Ayer por la noche nevó y hoy el suelo está resbaladizo, temo
caer y que todo el mundo se ría de mí. Esta todo tan oscuro, como en mi cabeza.
Saco me teléfono y empiezo a jugar con él, miro mis llamadas recibidas “Mi
diario”, una sonrisa amarga cubre mi cara. Suspiro, estoy harta de sonreír a
medias, estoy harta de todo esto.
Me conecto a twitter, hace tiempo que no lo hacía, hay veces
que necesitas desconectar de la realidad, de todo lo que te ata a este mundo y
perderte en tu memoria. Hay veces que funciona y otras veces solo empeora las
cosas. “Nada me hace más fuerte que tu frágil corazón”, dice la canción y lo
pongo en un tweet.
Me acuerdo que hubo un momento de mi vida en el que intenté
conocerme y las cosas fueron de mal en peor a partir de ese día. Me quedé
sentada en mi cama y empecé a pensar en mi vida, en si era feliz o no… La
respuesta fue que no e intenté averiguar el por qué. Encontré el por qué, mi
familia jamás estuvo unida, una sociedad repugnante, la adolescencia… Entonces
caí en la cuenta en lo deprimida que estaba, simplemente pude subir mis piernas
a mi cama, abrazarlas y empezar a llorar mientras me moví. Ese momento fue el
único en el que verdad noté mis huesos y por un momento me vi como todo el
mundo decía que estaba, flaca y blanca como un esqueleto. Me asusté tanto que
empecé a chillar. Vinieron y me dieron una pastilla, me dormí y cuando me
desperté sé que fui a hablar con Padre, esa fue la sesión más silenciosa de mi
vida. Cuando dices algo en voz alta es cuando más real se hace. Desde ese día,
jamás he vuelto a intentar conocerme.
Llegué temprano al instituto, todo estaba en grupos y yo
sola, como siempre. Sabrina estaba besuqueándose con su novio y Elsa los
miraba, apretaba tanto sus puños que seguro que se estaba haciendo daño. Dejé
de mirarlas cuando tocó el timbre, menos mal, porque empezaba a parecerme
morboso el dolor de Elsa.
Todos fuimos a nuestras respectivas aulas, yo cuando llegué
ya estaban Ellas donde siempre, Sabrina sobre la mesa y Elsa apoyada en la
pared.
- Hola chicas- dije sonriendo.
- Y yo que creía que poco a poco empezarías a vestirte bien
otra vez- dijo Elsa negando con la cabeza.
Me miré y observé mi atuendo. Un jersey marrón que le robé a
mi padre de su época cuando estaba más gordo, con todo el stress causado por lo
mío perdió muchos kilos; en mis piernas llevaba unos jeans oscuros y en mis
piernas mis Dr. Martens negras. Mi cabello estaba suelto y alborotado, odio
peinarme y me haría coletas, pero eso deja al descubierto mi cara.
- Algún día tenemos que ir de compras, tienes que mostrar el
tipo que tienes- dice Sabrina.
Siempre he creído que los halagos son malos, ¿acaso tú sabes
lo que está haciendo esa chica para estar delgada? Acaso se está muriendo de hambre
y tú al halagarla le estas diciendo que lo está haciendo bien, y ella sigue
porque cree que es lo correcto.
- Claro, un día de estos- digo sonriendo.
Y a continuación viene el gran silencio incómodo. Decido
volver a mi asiento, me cansa tanto intentar ser amistosa… Cuando me voy, ellas
dos empiezan a susurrar, son unas perras que te critican cuando creen que no
estas escuchando. Elsa le dice que le parece que cada vez estoy más blanca y
fea, Sabrina me mira y asiente con la cabeza. Dejo de intentar escuchar, no quiero
arruinarme más la mañana.
Llega la hora del patio, todos comen algo mientras que yo
juego con mis pulseras. La miro, la observo, hago nudos con ella… Que mis
padres me hayan dicho eso anoche solo me pone en tensión, pienso que si ahora
fallo y les demuestro que estoy volviendo a caer en mis antiguos hábitos se
asusten y otra vez me miren con cara rara. Yo solo quiero ser una chica normal.
Entonces alguien dice mi nombre.
- ¡Grace!- dice Elsa moviendo una mano por mi cara.
- ¿Si? ¿Si?- pregunto.
- ¿Es tu teléfono el que vibra?- dice Sabrina
Abro el bolsillo pequeño de mi maleta y busco mi móvil, lo
encuentro y si, está vibrando, la pantalla parpadea y sale el nombre de quien
llama “Mi diario”. Mi corazón late y se para, quiero cogerlo aquí mismo, pero
no puedo, me levanto corriendo y busco un servicio. Por suerte el de chicas está
abierto, entro corriendo pero aun así, puedo escuchar:
- Ten cuidado de no manchar el baño cuando vomites.
No llores delante de esos perdedores, se fuerte. Entro al
cuarto de baño y cierro la puerta con pestillo, me apoyo en la pared y empiezo
a respirar muy fuerte, dos lágrimas salen de mis ojos, pero tengo fuerza para
responder al teléfono.
- Hola…- digo y mi voz tiembla.
- ¿Grace? ¿Qué pasa?
Su voz firme, segura y preocupada actúa como analgésico que
relaja cada parte de mi ser. Respiro y agarro con firmeza el teléfono. Me
deslizo por la pared hasta sentarme.
- Na… nada, solo que he corrido.
- ¿Seguro?- me pregunta.
- He corrido para meterme en un cuarto de baño y unas chicas
de mi clase me han gritado que no manchara al vomitar- le suelto rápido.
- Grace, tú sabes que no ibas a hacer eso, no tienes que
dejar que los comentarios de los demás te afecten. Tú eres más fuerte que eso.
- No lo soy Justin…
- Si lo eres.
Todavía no estoy acostumbrada a su voz y me pone los vellos
de punta cada vez que la oigo, pero mi cabeza esta tan liada que no se da
cuenta que él es la persona que me esta salvado día a día, así que apoyo la
cabeza en la pared y le digo una cosa que me arrepiento al segundo.
- No soy fuerte- digo sin mover los dientes- Y no me puedes
cambiar, soy así y moriré así, con suerte dentro de poco. No soy una puta
muñeca que se pueda arreglar. Soy una persona y estoy harta de todo esto, ojala
todo se acabe.
- Gra…
Y le cuelgo, me permito el lujo de llorar mientras él me
vuelve a llamar. Ahora extraño la cuchilla que siempre llevaba conmigo. Toco el
timbre que avisa el final del patio, me levanto, echo agua en mi cara y salgo,
todo el mundo me mira. Como corren los rumores. Al ir a mi clase, Elsa me da mi
maleta, me la había dejado en el patio… Quizás no esté todo acabado con ellas.
Termina el día de hoy y con él todas las miradas de los
chicos y chicas de mi curso, por cada sitio que iba escuchaba “baño” “corriendo”
“bulímica”. Palabras mayores. De vuelta a casa escucho I want you de Lotte Kestner
"Me temo que no voy a saber donde parar..."
Son las 1 de la madrugada, estoy en mi portal, acariciando a
mi gata. Mini me mira y maúlla.
- ¿Si me vuelve a encerrar sabrás cuidarte por ti sola?
Ella maúlla de nuevo.
- ¿Y si nos escapamos antes de que ocurra?
Ella acaricia mi pierna con su cabeza, pero se asusta cuando
suena mi teléfono. Lo cojo entre mis manos, “Mi diario”. No quiero enfrentarme
a sus palabras, estoy tan cansada, nada más que volví del instituto me tiré a
la cama a llorar. Creo que mi madre sospecha que algo va mal, pero ella
prefiere ignorar el problema hasta que se vuelve grabe.
Decido coger el teléfono…
- Oh, Dios, Grace… ¿Sabes lo mal que lo he pasado? No me
vuelvas a ignorar, por favor.
- Yo…
- Cállate y escúchame. Jamás te voy a tratar como una muñeca
rota, eres una persona a la que hay que enseñar que el sol va a brillar aunque
no lo creas. Jamás te voy a arreglar porque no estas rota… simplemente estas
perdida y cuando nos encontremos te daré un mapa en el que te rodearé mi corazón,
porque allí estas, allí te encontrarás. El refrán es “Dios los crea y ellos se
juntan” ¿no? Sí, es así y nosotros somos un claro ejemplo. Tú eres lo que yo
necesito y yo, aunque no lo creas, soy lo que necesitas.
- Justin…- susurro con mi voz rota, porque noto como aguanta
las lágrimas.
- No te voy a mentir Grace- él ignora mi “comentario”-. Esto
cansa, cansa ser el fuerte de los dos, pero por ti lo hago encantado, porque sé
que merece la pena, tú mereces la pena… Y yo…- él rompe a llorar- Sé… que lo…los
chicos no lloramos, que es mentira por cierto. Pero es que esto me supera. No
sé en qué momento te volviste tan importante para mí. Tanto que asusta.
- ¿Te asusto?- le pregunto cuando él coge aire.
- Tú no, me asusta el sentimiento que produces en mí.
Mi cabeza me empieza a doler, ha sido un día cargado de
emociones.
- Me duele la cabeza Justin, quiero dormir pero no puedo…
Estoy cansada de todo, he intentado cortarme pero incluso la cuchilla pesaba
más que yo. Quiero volver a ser normal, como todas las chicas… ir de fiesta,
beber, estar con chicos.
- Pues yo no quiero que estés con chicos- dice Justin.
Yo sonrío rápido, entonces agarro un bote de pastillas que
hay a mi lado y cojo una, solo una. Me la trago.
- ¿Qué te has tomado?- me pregunta alarmado- ¡Grace!
- Tranquilo, solo un analgésico, quiero dormir, ya te lo
dije.
- Pero no puedes dormir en tu portal.
- Mi gata me cuida… Espera –me coloco cómoda y Mini se sube
a mis piernas- ¿Cómo sabes que estoy aquí?
- Te conozco Grace, más de lo que crees.
Y por un segundo los dos nos callamos, yo me concentro en
conectar nuestras respiración lo que hace que mis ojos se cierren poco a poco.
- Te necesito Justin- respiro profundo y me duele el pecho-
Algo está yendo mal…. No quiero volver a ir allí, las paredes son blancas y por
las noches solo escuchas chillidos… Es el infierno- empiezo a romper en
llanto-. Prométeme que no dejaras que me lleven… Justin… por favor, sálvame-
cierro los ojos y paro de hablar, puedo escuchar su frío y silencioso llanto,
quiero consolarle pero ¿cómo le voy a consolar si no puedo ni consolarme a mí misma?-.
No quiero estar con esas locas, yo quiero estar bien… sana y feliz, como todas
las chicas… La verdad, Justin es que no quiero morir- noto como me voy
durmiendo-. Quiero que me besen los chicos, no, no, quiero que tú me beses
mucho, todo los días a todas horas. Quiero que conozcas a Mini, quiero
abrazarte en la cama y hacer el amor…- río ridículamente- Suena bien ¿eh?
- Grace…
Mi mente desconecta y solo me da fuerzas para pulsar el
botón rojo, caigo en un profundo sueño muy oscuro.
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Ahora subo el siguiente.
Jdjskfkksjfhshnfndbsbbabsbd he muerto con el final de capítulo.
ResponderEliminar"simplemente estas perdida y cuando nos encontremos te daré un mapa en el que te rodearé mi corazón, porque allí estas, allí te encontrarás." ¿Puedo morir ya? Dnanjfvsbkdjdbffjs ¡Que adorable!
Me queda leer el último, no quiero leerlo porque cuando termine ya no habrá más hasta no se cuando :'(
-Y