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Capítulo 39




Nos habíamos quedado en silencio, Abby no apartaba su mirada del nicho de mi hermano, como si estuviera contándole algo mentalmente. Si todo era cierto jamás se había podido despedir propiamente dicho, no sabía en que situación me encontraba con Abby pero creía que era lo apropiado dejarle algo de tiempo a solas.

- Te espero en el coche- dije antes de empezar a alejarme, ella solo asintió con la cabeza.

Hice el camino de vuelta hacia el coche, empezaba a hacer más frío, ya solo quedaban los últimos rayos de sol. No sabía que pensar, ¿mi hermano había sido la mano derecha de Justin? Todavía había una parte de mí que lo negaba, quizás era porque mi hermano lo había armado todo demasiado bien y yo era tan confiada que nunca dude de sus palabras. Todo el mundo lo veía como un líder, como alguien en quien confiar, comparándolo ahora con Justin no veía muchas diferencias. Los dos tenían personalidades fuertes, eran respetados, pero para mí Dylan era luz y Justin oscuridad, pero por lo visto a Justin también le había afectado que mi hermano lo abandonara. Justin había tenido que vivir dos despedidas.

Lo vi apoyado en el capó del coche, cabizbajo y con las gafas de sol puestas, ¿había llorado? Si lo hacía por eso no era de muy disimulado que dijéramos, ya apenas quedaba sol.

- Quiero que me lleves a mi casa- dije cuando estuve lo suficientemente cerca.
- ¿La de aquí? – preguntó levantando la cabeza para mirarme, justo después se quitó las gafas, no había ojos rojos, ni brillosos.
- Si, tengo que mirar unas cosas.
- De acuerdo.

Abrí la puerta del coche y me senté detrás, Justin siguió fuera hasta que a lo lejos Abby empezó a acercarse a nosotros y decidió meterse en el asiento del conductor. Cuando Abby se sentó Justin le acarició la pierna y ella relajó sus hombros, después el coche arranco. No sabía que sentir, tenía sentimientos contradictorios con ellos, en parte entendía su dolor, pero por otra parte quería culparlos a ellos por llevarlo a esa vida. Cuando levanto mi cabeza veo la cafetería en la que comí cuando vine la vez anterior y se me viene a la cabeza la conversación con Lina, la novia de mi hermano.

- ¡Para el coche! – grité.
- ¿Qué? – preguntó Justin extrañado.
- Que pares el puto coche- dije dándole una pata a su asiento por detrás.

Justin dio un frenazo con el cual agradecí que me hubiese puesto el cinturón y fue hacia el parking del restaurante. Nada más que noté como el coche paraba abrí la puerta y salí, no me di cuenta de que detrás de mí venían Justin y Abby hasta que al entrar vi la mano de Justin sujetar la puerta. La busqué rápidamente, estaba al lado de la barra de espalda, todo el mundo nos estaba mirando, supongo que habíamos hecho lo que se llamaba “una buena entrada”. Ella se acabó girando para ver que era lo que todo el mundo miraba, no tardó en reconocerme y me sonrió, pero esa sonrisa se desvaneció cuando miró detrás de mí. Dejó lo que tenía en la barra, se quitó el delantal y se metió por una puerta que había detrás de la barra.

- ¿Ella es Lina? - preguntó Abby detrás de mí.
- ¿Sabes de ella? – pregunté.
- Dylan me lo contaba todo- dijo bajando su tono de voz.
- Que suerte- dije irónicamente y me hice espacio entre ellos dos para salir de nuevo del restaurante, escuché como Abby le decía a Justin que me dejara sola.

Fui a la parte trasera de la cafetería y allí estaba ella intentando encenderse un cigarro, pero le temblaban demasiado las manos.

- Tu también…-dijo casi que para ella misma- Os juro que nunca dije nada, como le prometí a Dylan, de verdad, créeme Hayley.
- Lina, Lina, tranquila, no te va a pasar nada- dije poniéndome delante de ella y le agarré las manos-, no es lo que piensas.
- Lo sabías todo y nunca me dijiste nada…- Lina me apartó de ella con un pequeño empujón y se encendió el cigarro.
- Hoy me he enterado de todo, no sabía nada hasta ahora, te lo juro. No te habría dejado estar con mi hermano de lo contrario- dije intentando que me escuchara ya que parecía que se había metido en una burbuja, había empezado a soltar varias lágrimas.
- Siempre quise creer que era demasiado bueno para mí, creía que me ponía los cuernos. Muchas veces tú me preguntabas qué si él estaba conmigo y yo mentía, diciéndote que si que estaba, pero la verdad es que pocas veces se quedaba a dormir conmigo, todo porque él me decía que lo encubriera. Le di todo el espacio que quería y más, hasta que un día me dije que no podía seguir viviendo así y lo perseguí cuando se fue de mi casa, fue lo peor que pude hacer.  Lo tenía en un pedestal, como tú, y se me bajó de golpe. Lo vi dándole una paliza a un chico, y el chico ese rubio que estaba contigo estaba detrás de él. No me pude contener el chillido y Dylan me vio, vino hacía mí y me intentó tranquilizar, tenía sangre en sus manos.... - por un segundo se perdió en sus palabras, como repitiendo la escena en su mente- Me mintió, me dijo que no era nada, después me dijo que nos necesitábamos, yo estaba hasta las trancas por él y decidí seguir porque no iba a encontrar a nadie mejor que él. Me daba todo lo que necesitaba, pero nunca me amó. Follábamos, me acompañaba a cosas familiares, se acordaba de mis cumpleaños y me consolaba cuando algo iba mal. Pero en los dos últimos años antes del accidente cambió y nos veíamos con suerte una vez al mes y era para llevarme a su casa, quizás para que veíais que él seguía normal pero no, solía venir a mi casa llenó de moratones y heridas, se quedaba a dormir para que no lo vieseis así. Yo me estaba acostumbrado, no me importaba seguir con su falsa, hasta pensaba en casarme con él. Fue una relación muy tóxica, nos necesitábamos mutuamente, él me necesitaba para tener una vida “normal” y yo a él porque dependía de su aprobación, tenía la autoestima por el suelo. Sabía que tenía a otra mujer por ahí, esa chica... ¿Abby? Me daba igual que tuviese a otras si luego venía a mi cama y me abrazaba por la noche, la cosa es que yo no sabía que yo era la otra, no ella- dijo mientras miraba detrás de mi.

Me giré y los vi a varios pasos detrás de nosotras, nos miraban pero sabía que estaban lo suficientemente lejos como para que no escucharan nada, solo nos observaban.

- Lo siento mucho Lina, no te tendría que haber involucrado en todo esto.
- Le prometí que nunca diría nada, pero es que de todas formas no sabría que decir, no sabía que hacía en su otra vida.
- Cosas muy feas- admití-, lo mejor es que no sepas nada. ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Claro- dijo algo más tranquila, seguramente nunca le habría contado eso a nadie y necesitaba soltarlo.
- Bueno, son varias cosas. ¿Qué sabes de un tal Tyler? La anterior vez que vine pusiste una cara rara cuando lo nombré, en su momento no le di la importancia necesaria.
- Poco, sabes, si que fue verdad que estuvo en mi casa antes del accidente, pero fueron apenas unos minutos. Estaba muy agitado, muy nervioso, sudaba demasiado y no paraba quieto. Decía cosas sin sentido, que se tenía que ir, que no podía seguir ahí, que su padre lo ayudaría. Antes de irse me cogió las manos y me miró a los ojos, me enseñó una foto de un hombre que se llamaba Tyler y me dijo que posiblemente me buscaría, qué si mi vida me importaba que actuara con normalidad, y que yo no sabía nada. A la semana de empezar aquí, después de varios meses del accidente vino, lo atendí, tenía el corazón a cien, antes de irse me dijo que amigo de Dylan Reeves, le pregunté qué si había venido al cementerio a verle, me dijo que si y me dio las condolencias antes de darme una generosa propina e irse. Esa noche cerré toda mi casa con llaves y dormí con un bate de beisbol. No volví a verle, supuse que pasé la prueba.
- Me alegro- dije sonriendo-, no me gustaría que algo te pasara por culpa de Dylan. Una última cosa… ¿alguna vez te dijo algo de un dinero? – pregunté bajando la voz, no quería que Justin supiera que me estaba interesando por el tema.
- No, de eso no sé nada- dijo dándole la última calada a su cigarro antes de tirarlo-, ahora tengo que volver a trabajar. Si vuelves a venir no me importaría hablar contigo- miró detrás de mí-, a solas.
- Por supuesto- dije sonriendo.
- Intenta mantenerte con vida Hayley.
- Lo intento, te lo prometo.

Me dio un último abrazo antes de irse, fui hacia ellos.

- ¿Sabe algo? - preguntó Justin cuando llegué a su altura.
- ¿Y si sabe qué? ¿La vas a matar? – pregunté, Justin resopló- Llévame a mi casa.

Nos montamos de nuevo en el coche, no paraba de darle vueltas todo, era un puzle al que, personalmente, todavía le faltaban muchas pizas. Quería estar a solas para poder organizar mis ideas, pero antes de eso quería recoger toda la información que pudiera.

- Dylan le tenía cariño a Lina- dijo la voz de Abby desde delante, yo la miré, se había girado hacia mi-, muchas veces me ponía celosa pensando en ella, pero él me juraba una y otra vez que solo era cariño.
- La verdad que ahora mismo el triángulo amoroso de mi hermano me da un poco igual- dije apartándole la mirada.
- Lo entiendo, era solo para que supieras que él nunca quiso hacerle daño.

No le contesté, ya no sabía cuál era el Dylan de verdad, quizás hasta le había mentido a Abby y tenía miles de mujeres por ahí. Observé por la ventana como nos íbamos adentrando de nuevo en mi pueblo. Ya apenas había nadie en las calles, todo estaba muy tranquilo y había algunas decoraciones de navidad todavía. No me había puesto a pensar que era mi primera navidad lejos de mi familia, de mis padres y de mi hermano, pero de alguna manera los sentía más cerca que nunca. Descubrir la otra vida de mi hermano hacía que no me lo sacara de la cabeza, poniéndome en duda cada cosa que me había dicho, y como había actuado. No quería mancillar mi recuerdo de él, pero toda esta información me estaba empezando a emborronar mi imagen de él. No sé si le debería de agradecer por haber actuado delante de mí como si nada, como si todo fuera normal. Cuando me di cuenta el coche ya estaba frenando, miré por la otra ventana y allí estaba mi casa. No sabía que querían hacer mis padres con ella, si al final la iban a acabar vendiendo o se quedaría ahí, como un feo recuerdo de todo lo que paso. Me bajé del coche y me quedé en la entrada, sin saber si entrar o no, sabía que Justin y Abby estaban detrás de mí. Al igual que yo quería investigar un poco más, supongo que ellos también querrían.

Saqué la llave de su escondite y abrí la puerta, la casa olía a viejo y a humedad. No es que mi casa hubiese olido a galletas o chocolate, no, pero no era un olor tan feo, más que nada solía oler a productos de limpieza, ya que muchas veces a mi madre le entraba el arrebato de tener la casa limpia y se ponía a limpiar como una posesa.  Empecé a avanzar por el pasillo hacia las escaleras y me giré, para ver como Justin miraba a todos lados, quizás repitiendo las escenas que había vivido en la casa con Dylan, en cambio Abby miraba la casa con asombro queriendo quizás, imaginarse como había vivido su novio y quizás sintiendo pena por nunca haber podido venir, por no haber existido en su vida real, porque esta vida, la que yo conocía, era la de verdad. Aprovechando sus distracciones subí las escaleras rápido y abrí la puerta de su habitación, parecía que habían pasado 10 años desde que había abierto su puerta, pero una parte de mi esperaba encontrarlo en su cama tumbado escuchando música y que cuando me viera asomarme me invitara a entrar, a sentarme con él. No me lo encontré a él, sino que me encontré una imagen un tanto peculiar, mientras que la casa estaba vacía el cuarto de mi hermano estaba tal y como lo había dejado él, si no fuera que todo estaba patas para arriba, todos los cajones estaban por el suelo, el colchón fuera de la cama y miles de papeles por el suelo. Intente contener las lágrimas, no me podía imaginar que alguien había podido entrar en su cuarto y destrozarlo todo, y eso era lo que dejaba ver las luces de la calle por la persiana que estaba medio abierta.

Entré recogiendo los papeles del suelo haciendo una pequeña montaña, puse el colchón bien de nuevo y metí los cajones en sus sitios. Me quedé quieta en mitad de la habitación, esta habitación no era propia de un chico de bandas, las paredes eran de un azul oscuro que empequeñecía el cuarto, pero su cuarto era lo suficientemente grande para que eso diese igual. Tenía una cama de matrimonio y una tele apoyada en un mueble. Además, había varios posters de grupo de música que no conocía y varias medallas de concursos y algún trofeo por torneos en los que participó. Tenía varias fotos en un colcho, sabía que ahí habían estado fotos con Justin, pero como bien dijo él sobre los 16 años despareció de esta vida. Miré las fotos detenidamente, las mayorías eran conmigo y otras con Lina, había algunas con papá y mamá. Todo era normal, nada delataba su otra vida. ¿Qué estaba haciendo en su cuarto? ¿Qué buscaba? No es que esperaba que detrás de un poster hubiese un papel explicándolo todo, bueno en un poster no, pero quizás… Empecé a andar con cuidado sobre el suelo de madera, intentando acordarme cual era la que estaba suelta. La encontré, me agaché y rápidamente saqué la banda de madera.

- ¡Bingo! – dije observando una pequeña caja.

Había veces que pasaba por la puerta de mi hermano y lo veía con una caja en sus manos, una caja que luego no estaba en su cuarto. Además, una vez me dijo que el mejor lugar para esconder algo era en el sitio donde más buscarían, debajo de sus narices, demasiado literal quizás. Abrí la caja sin saber que esperar, encima de muchas fotos había un sobre, lo agarré, me senté en la cama y de haber silencio en la casa escuché como alguien subía las escaleras. Guardé el sobre debajo de mi jersey sujeto bajo mi pantalón. No sabía por qué ocultaba cosas a ellos, pero había una parte de mi que me decía que esto era personal. Luego me quedé mirando lo que contenía una caja, eran los recuerdos de su segunda vida, todo era cierto. Había fotos con todo ellos.

No me sobresalté cuando se abrió la puerta, Abby asomaba su cabeza pregúntame si podía entrar, le dije que sí. Se sentó con delicadeza al lado mía en la cama, observando todo el cuarto. Yo estaba mirando todas las fotos, encontré unos Dylan y Abby más jóvenes. Dylan tenía un brazo sobre sus hombros y sus cabezas estaban apoyadas la una sobre la otra, sonreían como si fueses realmente felices. Le di un pequeño golpe en el brazo de Abby, me miró y después bajó la mirada a mi mano, sonrió y cogió la foto.

- Esta fue en nuestra primera cita a solas. No me dejaban salir de casa a no ser que estuviera acompañada de Justin, así que Dylan aprovechó nuestro gran jardín y montó allí una pequeña cena, aunque estuviese a cinco minutos de mi casa me sentí más libre que nunca- dijo sin apartar la mirada de la foto, sonriendo, yo acabé imitándola sin querer. Era todo muy tierno.

Busqué más fotos, la mayoría eran de él y Abby, pero una me llamó realmente la atención, era una foto echa por una tercera persona en su cuarto, estaba yo de pequeña en el suelo con unos coches y a mis lados estaban Justin y Dylan, bueno Justin porque él me lo asegura, pero parece un chico totalmente diferente, estaba mucho más canijo y sin tatuajes, parecía otro. Además, no había ni vivido la mitad de cosas que ha vivido, su mirada era mucho más feliz y tranquila. Detrás de esa había una foto de mi haciéndole un precioso maquillaje a Justin, no puede contener la risa, me acordaba de ese día, pero en cierta manera me sentía como si a mí también me hubiesen robado una parte de mi vida al no recordarme nunca a Justin. Abby miró la foto y también se rio.

- Hasta de pequeña maquillabas mejor que ahora- dijo.
- Justin era un buen modelo- dije, y las dos reímos.

Entonces la puerta se abrió de golpe y Justin nos miró, desvió su mirada a las fotos, pero rápidamente la quitó.

- Si ya habéis terminado de mirar fotitos hay que irse.
- Mira Justin, aquí sales muy guapo- dijo Abby cogiendo la foto que yo tenía en la mano y enseñándosela, él la miró y luego se fue. Abby bajó la mirada y sonrió de nuevo-. Será mejor que nos vayamos, ¿podemos llevarnos las fotos? -  me preguntó.
- Mejor que aquí van a estar seguro – dije encogiéndome de hombros, ella metió las fotos que tenía y tapó la caja, no me la quitó, si no que ella se levantó y me tendió su mano para levantarme, en cambio le di la caja-. Este Dylan no me pertenece, ese es mi Dylan- dije apuntando a corcho con las fotos, Abby miró e hizo una pequeña mueca al ver a Lina.
- Este es también tu hermano. - dijo Abby levantando la caja.
- No lo siento como tal, es como si fuera la historia de otra persona.
- Tiempo al tiempo, no esperes en un día entenderlo todo.

Esperaba que el sobre que tenía escondido me ayudara en eso, salimos de la casa y la cerré, volviendo a esconder la llave después, aunque visto estaba que eso no bastaba para proteger nuestra casa. Justin estaba ya en el coche, y lo arrancó nada más que nos sentamos, nos pusimos en marcha de nuevo a casa de Abby. Este viaje fue lento, se notaba que Justin tenía el humor cambiado y Abby no paraba de mirar las fotos, nadie hablaba, solo sonaba una emisora de radio que de vez en cuando se cortaba. Finalmente llegamos a casa, deseaba irme a mi cuarto y leer la carta.

- ¿Vais a querer cenar algo? – dijo Abby cuando íbamos ya para el garaje.
- No, quiero dormir. – dije quitándome ya el cinturón.
- No. – dijo Justin aparcando ya el coche.

Cuando salimos iba a ir directa a la casa cuando Justin me llamó, cuando me giré estaba apoyado en el coche blanco, del cual me había enamorado.

- Toma - Justin me lanzó algo y tuve que reaccionar rápido para cogerlo, bajé la mirada a mis manos vi que eran las llaves de un coche-. Tu hermano dejó varias cosas, como esto- dijo señalando el coche en el que estaba apoyado, el coche blanco-, es tuyo.
 - ¿El coche? Pero si me dijiste que era prestado… Es con el que me llevaste a la pelea.
- Es tuyo, fue de las últimas cosas que compró antes de irse y lo llamó Hayley, mira- Justin se separó del coche y fue a la parte de atrás, quitó un trozo de cinta negra y detrás estaba mi nombre en letras de color plata-. Nunca llegó a utilizarlo, no sé por qué no se lo llevo, pero me dijo que ese coche era para ti. Tampoco quiero… queremos tener nada de él aquí.
- Pero yo… No sé manejar un coche así- dije sin todavía creerme que ese coche deportivo me pertenecía, Justin simplemente se encogió de hombros y pasó al lado mía. Yo acaricié las letras y se me escapó una leve sonrisa, después fui detrás de ellos.

Cuando llegamos al salón estaban todos ahí como si no se hubiesen movido en todo el día, todos me miraron sin decir palabra.

- Bueno… - empezó Eddy- ¿Ya está?
- Si. – dijo Abby.
­- ¡Por fin! – gritó Camille – Era un dolor de cabeza pensar mil veces antes de hablar, para no soltar nada. Hayley, tu hermano era un cabrón.
- Tampoco es eso Camille. – dijo Hugo.
- Tiene razón Camille, te has quedado corto- dijo Norman-, era un hijo de p…
- No sé que os habrá pasado con mi hermano- dije cortando a Norman-, y la verdad todavía estoy pensando si me importa o no, pero lo que no os voy a permitir es que lo insultéis delante de mí.
- Era buen chico- dijo Tamila, no me había percatado de su presencia hasta que había empezado a hablar, estaba tumbada en un sofá y en sus brazos tenía a su novia, la morena que había conocido en el baile, Sandra se llamaba-, muy protector con los suyos, pero cometió una estupidez, a mucha gente le ha pasado, es muy tentadora la vida que te ofrece Tyler…
- Pero es todo una mentira- dijo Camille, Hugo le acarició la pierna-, no tengo nada en contra de ti, que lo sepas Hayley, es más me pareces una chica con sus dos dedos de frente, pero te veo y veo a Dylan, no esperaba que me traicionara de esa manera.
- Lo supongo…- dije, la podía llegar a entender- Pero no tengo nada que ver con sus decisiones, somos hermanos, pero no nos parecemos en nada.
- Eso se tendrá que ver- dijo Norman.
- No os tengo que demostrar nada, y si me disculpáis estoy cansada y me quiero ir a mi habitación. Hasta mañana.

Sin esperar respuesta ni nada hice el camino hacia mi cuarto. Nada más que entré busqué si había algún pestillo, pero no había nada, así que cogí la silla del escritorio y la puse haciendo palanca contra la puerta. Me senté en la cama, tirando las llaves de mi supuesto nuevo coche en mi mesita de noche, y saqué el sobre de debajo de mi jersey. El sobre estaba algo gordo, tenía varias cosas dentro, saque primero las páginas de papel que había dentro.

Querida Hayley, 
Espero que seas tú quien está leyendo esto y si es así, es que me conocías mejor de lo que creía, ojalá me hubieses parado cuando todo se me fue de las manos. No puedo más con esta vida y no hay otra forma de acabar con ella. Jamás quise esto, no sé cómo llegué hasta este punto. Si estas leyendo esta carta, es que todo va como lo planee. Lo primero que quiero que sepas es que siempre te querré y te protegeré desde arriba.
Pienso en ti cuando todo esto pase y te veo en el internado, mamá y papá juntos y tú siendo protegida por la persona que más quise y confié en este mundo, Drew, Justin. Nunca quise poner tu vida en peligro, fui estúpido al pensar que mis acciones solo me ponían a mí en peligro. El internado es uno de los sitios más seguros que hay para ti, siempre y cuando Tyler no sepas dónde vas, es muy peligroso, quizás de primeras parece que lo daría todo por ti, pero solo piensa en él, en que es lo mejor para su bienestar, ojalá le hubiese hecho caso a todas esas personas que me lo advirtieron.
Seguramente Justin ya te lo ha contado, así se lo pedí, me hubiese gustado contártelo yo en persona, pero cada segundo que pase mañana contigo pondrá más y más en peligro tu vida, y es lo que menos quiero en tu vida. He intento ser tu hermano, tu amigo y la mejor figura paterna cuando no estaba papá, quería que tuvieses la mejor vida, quería que tuvieras los mejores regalos en tu cumpleaños y que no te preocuparas por el dinero. A mamá le costaba aceptar mi dinero al principio, le tuve que convencer que era por una beca… Toda mi vida fue una mentira, cansaba tener dos vidas, me acuerdo cuando de pequeña veías ese show llamado “Hannah Montana” y decías lo guay que tiene que ser tener dos vidas, eras tan inocente, siempre vistes lo mejor de mí y yo quería ser esa persona. Voy a confiar en que Justin te haya contado todo correctamente, ahora te voy a contar cómo fue para mí.
Conecté con Justin, era como mi hermano perdido, como sabes no sabía nada de su vida hasta bien pasado los años, y lo admiré, yo era el típico niño blanco sin problemas en la vida, yo tenía una vida mientras que él se la tenía que buscar, no quería que lo hiciera solo y además, lo vi como la perfecta oportunidad para ganar más dinero para la casa y para demostrarle al mundo que era capaz de hacer cosas por mi cuenta, quizás fue un capricho más de un niño privilegiado. Nunca supe lo que era realmente, todo es muy bonito al principio hasta que ves tu primera muerte por unos varios kilos de cocaína. Después de ese día pensé en abandonarlo, pero no podía dejar a Justin solo y además hacía 10 años del asesinato de sus padres, lo ayudé en vengarse y salieron tan bien las cosas, que la adrenalina me hizo continuar.
Además, estaba ella, sé que la conoces, sé que ya sabes de quien hablo sin ni siquiera mencionarla, Abby, Abigail, mi chica de cabellos cobrizos. Es la pureza en persona, un ángel sin alas, mi musa. Tengo miedo de que será de ella cuando me vaya, espero que Eddy la cuide y le haga volver a creer en el amor, eso de lo que ella tanto tiene. Confía en ella princesa, sé que nunca te fallará. No sé si me odiará, todavía tengo que despedirme, no quiero hacerlo, quiero seguir acariciándole su piel, me encanta Hayley, quizás pienses que lo hice mal con Lina y sí, no voy a negarlo, pero era lo que se debía de hacer, sólo le hacía el amor a Abby. Quería llevarla a casa, preséntasela a mamá y a papá que viesen que mujer tenía a mi lado, me quería casar con ella… Por lo menos la has conocido, ella hizo lo mejor que pudo para contenerme, pero yo quería más.
Esto no iba a durar mucho tiempo, unos cuatro años para ahorrar dinero y después huiríamos, pero, sucedió algo, algo muy feo Hayley, que adelantó todo. Mañana le diré a Abby que haga las maletas, por la noche iré a por ella y después mamá y tú os uniríais a nosotros, hasta que papá pudiera hacer algo. Todos estamos en peligro, tengo dinero, he robado mucho dinero, para vivir varios años sin preocuparnos y lo he escondido por si acaso esto no va bien, que si lees esto es que es así, necesito que lo encuentres, está escondido y la llave que hay en el sobre te llevará a la primera pista. Hayley, ten cuidado. Tienes de tu parte a Abby y a Justin, sé que él estará enfadado conmigo, pero nunca se podría enfadar contigo, lo enamoraste de pequeña y lo tienes comiendo de la mano, si ves que esto es mucho para ti, úsalos, a los dos, pero por favor no acabes enredada sentimentalmente con nadie de ahí, hasta el más bueno te acaba destruyendo, mantén tu corazón al margen.  
Destruye la carta cuando termines de leerla.

Te quiero, y lo siento mucho.

Vacié el contenido del sobre encima de la cama, había una pequeña llave con un llavero con unos números, además había una foto de los dos. Empecé a romper la carta en trozos, después cogí la foto de los dos e hice lo mismo, la destruí, no supe cuando había empezado a llorar, pero era de rabia, ¿qué quería que hiciera con su puñetero dinero? Yo lo que quería era a él vivo, no quería tener la mejor vida, yo era feliz en mi pueblo, no quería más. Fui a mi cuarto de baño y tiré todos los trozos de papel al váter, tiré de la cisterna y vi cómo se iban. Quería deshacer mi rabia, necesitaba pegarle a algo, o a alguien. Salí de mi cuarto tirando la silla lejos y vi al final del pasillo como Justin entraba en una habitación, no me lo pensé ni dos veces, fui detrás de él. No se asustó cuando cerré la puerta detrás de mí de un portazo.

- Ya estabas tardando, venga, échamelo todo en la cara- dijo sentándose en la cama, mirándome desafiante a los ojos.
- Me lo arrebataste- dije mirando al techo para contener las lágrimas-, lo que más quería… Lo podrías haber dejado en paz, callarte tu puñetera vida, guardártela para ti. Él era bueno Justin.
- ¿Crees que no quise hacer eso? – se levantó de golpe elevando su tono de voz- ¿Crees que me divertía ver como tiraba su vida por la borda? Fue mi mejor amigo Hayley, yo quería lo mejor para él.
- ¡¿Y por qué dejaste que hiciera todo eso?!- yo también estaba chillando y me había acercado a él.
- Él era lo suficientemente grande para saber lo que le convenía.
- No, no lo era Justin. Fuiste un cabrón, lo dejaste solo, seguro que era divertido ver como se jodía la vida eh, ¿querías que él también tuviera una mierda de vida como la tuya? ¡Eh! – me había acercado a su cara, su mirada se estaba empezando a oscurecer, le agarré del cuello de la camiseta que llevaba para ponerme de puntillas- Enhorabuena, también me has jodido mi vida, ¿contento?

Justin me apartó de él de un empujó y ando hasta la parte más alejada de mi de la habitación.

- ¡Creíste que ocultadme la verdad me protegíais! – le grité- ¡Y sólo me habéis puesto en mayor peligro! Me han secuestrado Justin- él me miró a los ojos fijamente-, me han tenido atada a una cama, me han pegado, me han dejado en ropa interior perdiendo mi dignidad, a saber que hubiesen hecho si no hubiese sido por Kat.

Justin avanzó hasta mi apuntándome con él dedo, yo instintivamente anduve hacía atrás hasta que me encontré con una pared.

- ¿Cree que me gustó saber que estabas allí encerrada? Lo pase fatal Hayley, no dormía ni comía- Justin empezó a bajar su tono de voz, se empezó a escuchar más mí sollozo-. Me sentía culpable por haberte puesto en esa situación, me siento y me sentiré culpable por cada cosa que te pase en la vida.
- ¿Y sabes lo peor Justin?- dije bajando ya mi tono de voz, intentando contener mis lágrimas, ya me daba igual todo, no podía seguir fingiendo- Que cuando salí de ahí lo primero que pensé fue en ti, en por qué no estabas ahí para abrazarme, para decirme que me protegerías, no porque mi hermano te lo hizo prometer, sino porque quieres hacerlo- apoyé mi cabeza en la pared, Justin me acarició el pelo con una mano, eso no hacía que mi llanto disminuyera, pero si que me reconfortaba algo. Justin me puso la mano en la barbilla para que lo mirara.
- Todo este tiempo he intentado ser un prototipo de tío que te diera asco, que te alejara de mí, pero nada de eso te ha ahuyentado. Quería protegerte, conseguir lo que no pude hacer con tu hermano.
- Sabía que alguien no podía ser tan gilipollas- dije sonriendo sin mirarle, era más un pensamiento que algo que quisiera decirle, pero ya en el punto en el que estábamos me daba igual-. Y porque una parte de mi al parecer no te había olvidado, de pequeña tenía un enamoramiento en ese chico que mi hermano llamaba Drew, deseaba que viniera a casa, me rompiste el corazón cuando no volviste.

Justin sonrió levemente, me apartó varios mechones de mis mejillas que se habían pegado por culpa de las lágrimas. Le sonreí delicadamente, mirándole a los ojos buscando algo más allá de esa oscura mirada, y lo conseguí, pude apreciar ese color miel, había todavía inocencia en su mirada y sus pupilas se dilataban al mirarme. Le acaricie la mejilla llevando mis dedos a sus labios, él se dejó acariciar. Sus labios estaban mullidos, eran tiernos, me pasé la lengua por mi labio inferior al recodar lo bien que besaba. Lo pegué más a mi, para eliminar el espacio que quedaba y nuestras caras quedaron encajadas, nuestros labios solo los separaban una fina capa de aire.

- Te reto a que me beses- le dije, Justin se lamio los labios y me besó en la comisura de los labios-. Te reto a que me beses en los labios.

No pudo contenerse más las ganas y me besó, me agarró la cara con sus manos y me besó, fue un simple beso que me despertó lo que más oculto tenía, lo que más ansiaba, mis sentimientos por él.

- Te reto a que me acaricies- le susurré en los labios. Justin pasó sus manos por mi cuerpo mientras yo me centraba en sus labios, quería saborear cada parte de él pero todavía la noche era joven-. Te reto a que me desvistas.

Justin sin rechistar me agarró por la cintura y me elevó, yo enredé mis piernas por su cintura. Me llevó hasta la cama y me dejó caer delicadamente. Me besó de nuevo en los labios, pegándome un pequeño mordisco que me provocó una pequeña risa, él fue bajando hasta a mis zapatos que los desató rápidamente, y me quitó los calcetines haciéndome cosquillas, mi cuerpo se retorció. ¿Esto era a lo que se refería mi hermano? Mantén tu corazón al margen me había dicho, los peores consejos son los que vienen tarde... Justin me miró a los ojos, quizás se había dado cuenta de que me había desviado del momento, pero le bese indicando que siguiera. Sentía cierto placer en hacer algo que mi hermano me había negado, era lo único que podía hacer para devolvérselo. Justin fue a por el botón de mis pantalones, yo movía mis caderas para facilitarle el trabajo, me besó con delicadeza en los huesos de mi cadera. Tenía la piel completamente erizada, después me fue levantando el jersey dejándome un camino de besos detrás de él por mi estómago, le ayude a que me lo quitara por la cabeza.

- Lo justo es justo bailarina, te reto a que me desvistas- me susurró en el oído y me incorporé en la cama sonriéndole.

Puse mis manos en el filo de su camiseta y empecé a levantársela con cuidado, quería aparentar que tenía el control de la situación, pero la verdad es que estaba nerviosa, no sabía que hacía, pero lo quería. Lancé su camiseta al suelo que se unió al resto de mi ropa, después le desaté el botón de su pantalón que terminó quitándose él, se lo quise agradecer, pero mis labios volvían a estar ocupados. Me tumbó en su cama y su mano viajó por mi vientre hasta el principio de mi braguita, le detuve la mano.

- No podemos. - le dije sonriendo.
- ¿Por qué? – podía ver en sus ojos la lujuria que tenía dentro o quizás era un reflejo de la mía propia.
- Todavía no he perdido el juego- dije mordiendo mi labio inferior, sabía que ese juego había sido una completa estupidez, pero quería destacar que todavía seguía en pie.
- ¿Sí? Vale… - Justin metió su cabeza en mi cuello y me empezó a dar pequeños besitos que me producían cierta cosquilla en mi entrepierna- Te reto a que me digas que no tienes ganas de que te haga el amor.
- No las tengo. - le mentí cerrando mis ojos disfrutando de sus pequeños besos intercalados por mordiscos. Empezó a bajar una de sus manos por mi pecho y me sacó una teta, relamiendo mi pezón. No sabía por cuanto más iba a poder contenerme.
- Te reto a que me digas que no me quieres dentro de ti.
- No…- solté un pequeño gemido cortado la frase que me delataba- No quiero.

Justin se apartó sonriendo y me besó los labios, lo quería ya, quería que esta estupidez de juego acabara.
- Te reto a que me digas que me odias- me dijo mirándome a los ojos, le dio al clavo.
- Lo he intentado con todas mis fueras, te lo prometo- le acaricié la cara y él beso la palma de mi mano-, pero no consigo odiarte- dije negando con mi cabeza, él sonrió.
- Has perdido- dijo orgulloso.
- Que pena… -dije poniendo los ojos en blanco, él sonrió, no se le quitaba la sonrisa de la cara.
- Ahora te tendrás que acostar conmigo…- dijo él mientras bajaba de nuevo por mi cuerpo hasta parar por encima de mi braguita.
- Bueno, cosas peores me han pasado- dije y pude escuchar su risa, luego sentí como me empezaba a quitar las braguitas que acabaron en el suelo.

Después sentí un escalofrío cuando la lengua de Justin tocó el punto cable, arqueando mi espalda y llevándome las manos instintivamente al cabello de Justin. Si que sabía lo que hacía, no pude evitar los gemidos que me recorrían por todo mi cuerpo saliendo por mi boca. Cuando no pude más le aparté la cabeza y él me sonrió desde en medio de mis piernas, luego fue a su mesita de noche y sacó un condón. Era el momento, pero no tenía miedo, había intimado varias veces con Justin, conocía mi cuerpo y sabía que no pasaría nada malo. Me sentía en un estado de éxtasis, cuando Justin se lo pasó me volvió a besar deteniéndose en el beso, jugando cuidadosamente con mi lengua.

- Si te duele paro- me susurró.
- Joder Justin, venga- le dije, el éxtasis hablaba por mí.
- Me gusta cómo ha sonado eso.

Bajó sus manos a su miembro rozando mi entrada con delicadeza, yo me agarré a las sabanas para no tirarle del pelo, mi respiración estaba agitada y me pilló despistada cuando Justin se introdujo dentro de mí. Expulsé un pequeño chillido y mi cuerpo se dobló, pero fue un dolor momentáneo, Justin cerró los ojos por un segundo y yo intenté controlar mis gemidos, pero era algo superior a mí. Él abrió los ojos y me miró, me besó, me besó como nunca me había besado y yo solo lo quería más cerca de mí, puse mis manos en su espalda acercando su cuerpo a mí.

- No me dejes, ¿vale? – me dijo al oído.
- ¿Qué? – le pregunté, no estaba segura de lo que me había dicho.
- Todas las personas importantes de mi vida me acaban dejando.
- No tengo a otro lugar a donde ir, Justin- dije poniendo mis manos en su cara justo cuando un gemido cortó mi frase, él me sonrió orgulloso-, ni, aunque lo tuviera me iría.
- Eso espero.

Justin acabó gimiendo encima de mi cuerpo por última vez, podía sentirlo aún todavía dentro de mí, pero no por mucho tiempo, me besó y se levantó de mí, fue a tirar el condón. Yo me metí debajo de las sabanas, no me daba vergüenza mi cuerpo, pero empezaba a tener algo de frío y su cuerpo no estaba para calentarme. Después volvió a la cama, secándose la cara con una toalla. Se tumbó a mi lado y apoyé mi cabeza en su cuerpo.

- ¿Esto significa que se ha acabado el juego Justin? – le pregunté, acariciándole el pecho lleno de tatuajes.
- No bailarina- dijo besándome la cabeza-, por desgracia tu juego acaba de empezar.

No me tranquilizaba, sabía que lo que venía a continuación no era nada comparable por lo que había pasado, pero tener a Justin de mi parte me hacía sentir más segura, aunque todavía no sabía si comentarle lo de la llave, no sabía realmente si quería el dinero, pero tampoco quería pensar en eso. Había hecho el amor con Justin, estaba con él en la cama, su cuerpo me estaba abrazando, una parte de mi se sentía feliz pero la otra quería huir, no sabía a cual hacer caso... 

ABBY


 Mi teléfono vibró en mitad de la noche, me despertó, encontrándome rodeada de todas nuestras fotos, no sabía en que punto me había dormido. Cogí el teléfono, un mensaje de un contacto desconocido. Era una foto de las flores que yo había puesto en el nicho de Dylan, con una frase debajo de la imagen:


“Bonitas flores”

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Como algunas sabéis lleva el capítulo escrito varios días pero han sido unos días raros personalmente y no me convencía, ha ocurrido finalmente lo que tenía que ocurrir y no estaba convencida pero creo que ha sido el momento apropiado, ¿se arrepentirá Hayley? ¿Cómo avanzaran los sentimientos de ellos dos? Y oye... ¿quién le ha enviado el mensaje a Abby? ¡Espero que os haya gustado el capítulo! 



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