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Capítulo 40






Quizás una parte de mi tenía asumido que él ya no estaría ahí en la mañana, por eso mismo ni siquiera estiré la mano o hice el esfuerzo de buscarlo simplemente respiré profundamente y me acomode debajo de las sabanas, todavía estaba desnuda y podía sentir el suave tacto de la tela en mi piel, no sabía que hora era y realmente me daba igual, me sentía descansada y quería disfrutar un poco más de esta paz ante de pensar en todo lo que había pasado ayer. Me había acostado con Justin el mismo día que me había enterado qué mi hermano pertenecía o mejor dicho había pertenecido a una banda, no sabía que era lo que me sorprendía más... notaba como me sonrojaba recordando la noche anterior, tiré de la sabana para taparme.

- Bailarina me vas a dejar sin sabana...

No me esperaba escucharlo y di un pequeño salto en la cama, entonces me vino la vergüenza y me pegué la sabana al cuerpo, respiré profundamente y me giré.

- Creía que no ibas a estar- admití, Justin se encontraba apoyado en la almohada vigilándome, me sentía completamente insegura, quizás toda la adrenalina de ayer se había ido y con ella la oscuridad de anoche y la habitación estaba empezando a llenarse de luz.

- ¿Dónde creías que me iba a ir? - dijo y sonrió levemente, después me beso el hombro. Me parecía un gesto demasiado tierno para él, pero no me desagradaba.  
- No sé...- aunque suponía que se podía ir a cualquier sitio alejado de mí, para negar lo que había pasado.
- Todavía es muy pronto- dijo sentándose en la cama-, deberías dormir. Hoy vuelve el padre de Abby y querrás estar descansada- me aconsejo mientras me acariciaba el pelo, por un momento cerré los ojos y deseé que se quedara conmigo en la cama toda la mañana haciéndome mimitos.
- Estoy descansada- dije y era cierto, pero no me quería levantar, estaba muy cómoda aquí y levantarme significaría volver a la realidad.
- Pues déjame que te traiga algo para desayunar- me dijo. Cosas como estas me hacían pensar que de verdad había estado representando un papel todo este tiempo para que no creara ningún tipo de sentimientos hacía él.
-Vale- dije sonriendo.

Cuando se levantó de la cama vi que al igual que yo él también se encontraba totalmente desnudo, al ver su trasero blanco me sonroje aún más y me tape la cara, pude escuchar sus risas en un extremo de la habitación. Cuando se fue, no pude dejar de pensar en cómo había cambiado todo, y como de cómodas eran estas camas, mi cuerpo se había acostumbrado a los muelles del internado y esto sabía a gloria, aprovechando que estaba sola me puse en medio de la cama de matrimonio y me abrí tanto que parecía una estrella de mar, estaba tan cómoda que no sé cuando volví a cerrar los ojos.


Sentía un peso encima de mí, un cuerpo mucho más grande que el mío, tanto que sentía que me estaba ahogando, con mis débiles brazos empujé el cuerpo de la persona que estaba encima de mí. Entonces fue cuando pude distinguir a la persona, sus ojos azules se alumbraron en la habitación y sus mechones rizados me acariciaban la mejilla. Tyler.

- Quítate de encima de mi- le dije, arrastrando cada palabra una eternidad, sentía mi cuerpo pesado y mi boca me sabía a sangre, ese sabor tan amargo e inconfundible.
- Si es lo que tú quieres- me susurro, me entraban arcadas y sentía todo borroso.
- Yo sólo quiero a m hermano.
- Por eso, ven conmigo, como hizo él.

Quizás ese era mi destino, si mi hermano había caído en todo esto y era una persona con gran fuerza de voluntad, yo debería de caer ya. No iba a poder luchar por mucho más tiempo, iba a acabar uniéndome a Tyler, iba a acabar siendo una más, era mi destino, ¿para qué atrasar lo inevitable? De repente un sonó un sonido seco en la habitación y Tyler se derrumbó a mi lado. Apareció la cara de mi hermano, o al menos eso creía, tenía sus ojos verdes hinchados y rojos, estaba mucho más flaco de lo normal y estaba sudando. Me tendió la mano y tiró de mí, pero ya apenas tenía fuerza.

- ¿Dylan? – lo llamé.

Pero él solamente tiraba de mi para sacarme de la habitación, al girar mi cabeza vi como estaba Tyler en la cama con un charco de sangre que brotaba de su cabeza. Al salir de la habitación nos adentramos en un largo pasillo negro.

- Es mi culpa, es mi culpa, es mi culpa, ella no se merece esto, nadie se merece esto- dijo mi hermano, aunque su voz no sonaba como antes, estaba perdido y hablaba para él mismo. Intenté tirar de su brazo para pararlo, pero él seguía hacia delante, el pasillo no se acababa.

- ¡Dylan!- grité, pero él seguía sin escucharme.
- Aquí- se paró delante de una de las miles de puertas que había-, aquí estaremos a salvo, aquí nadie nos encontrará.
- ¿Quién? – pregunté.
- Ella- dijo abriendo la puerta con su mano temblorosa.
- ¿Quién es ella?

Dylan tiró de mi para que entrase en la habitación y luego cerró la puerta detrás de mí. La habitación tenía una silla y un colchón tirado en el suelo, alrededor de él había botellas y jeringas usadas, aparte había muchas cajas de comida rápida y otras cosas que no distinguía. Dylan cogió la silla y la puso en la puerta. Después me agarró las manos y me dijo que me callara, yo no quería tocar nada de la habitación y me habían entrado ganas de llorar. Ni siquiera había ventanas.

- ¿Qué es esto? - le pregunté.
- Esto es mi vida- dijo mirándome a los ojos, su mirada era aterradora-, tú te tienes que alejar de todo esto, esto es malo, esto de destruye la vida. Esta fue mi muerte, yo estaba muerto antes de que me mataran, yo ya me había matado.

Dylan me estaba agarrando las muñecas y estaba empezando a apretar demasiado, tanto que me hacía daño.

- ¡Para! ¡Me haces daño! - grité tirando de mis manos para que me soltara, pero más me apretaba él.
- No te voy a dejar que te cojan.

Lo siguiente que sentí fue como algo afilado se introducía en mi estómago, mi hermano seguía delante de mí, bajé mi mirada a su mano y estaba ensangrentada, él sonreía como nunca lo había visto, de una manera que asustaba. Tal fue el dolor de la punzada que empecé a gritar, pero no podía abrir los ojos todavía. Sentí unas manos que me sujetaban y me intenté escabullir, pero no podía, empecé a dar patadas, pero no podía escapar.

- Hayley, Hayley, despierta - escuché la voz de Justin y entonces pude abrir los ojos y me lo encontré mirándome atentamente, ya estaba medio vestido- ¿Estas bien? – me acarició la frente, había hasta empezado a sudar.
- Si… Creo – dije tragando saliva y apoyándome con los hombros para poder respirar mejor.
- Toma, ponte esto- Justin me tendió una camiseta suya, la agarré y me la puse, ahora ya no me sentía tan indefensa, Justin se había sentado en la cama a mi lado-, ¿qué has soñado?
- He soñado con mi hermano, pero no era mi hermano, era una versión muy deteriorada, muy flaco…
- Eso imposible, Dylan comía más que todos nosotros- dijo él sonriendo.
- Lo sé- reconocí y bajé mi mirada a mis manos, todavía estaba nerviosa-, además estaba lleno de moratones, el pelo totalmente despeinado y tenía los ojos rojos… ¿Mi hermano se drogaba, Justin? - pregunté, sin levantar la mirada, no quería escuchar la respuesta.
- Conmigo no, bueno, quizás algún día algo de hierba, pero poco y muy puntual. No nos gustaba todo ese rollo.
- ¿Y con Tyler? – pregunté, sentía que mi hermano había tenido tres vidas, Justin se encogió de hombros.
- Sobre esa parte deberías de hablar con Abby, es la única que lo seguía viendo y yo no quería saber nada de él. Pero lo más seguro es que si, allí todos lo hacían, tenemos el mismo estilo de vida, pero completamente diferente, no es que yo sea bueno, nadie lo es, pero procuramos hacer el menor daño posible.
- Hablaré con ella supongo…- una parte de mi tenía miedo a hablar con Abby, realmente no había hablado con Justin de él personalmente y algo me decía que él no quería hablar, pero Abby… Abby estaría deseando hablar sobre él.

Justin se levantó de la cama y fue hacia una mesa donde había una bandeja con varios platos, al ver la comida me empezó a sonar el estómago, no sabía cuánto hacía que no comía comida en abundancia, ayer mi estómago estaba completamente cerrado, pero ahora tenía tanta hambre que me dolía. Justin tuvo que notármelo en la cara porque cuando me acercó la bandeja empezó a reír.

- ¿Qué? - le pregunté.
- Tengo miedo en acercarme mucho por si me arrancas la mano- aparté mi mirada poniendo los ojos en blanco.
- Yo que tu dejaba la comida ya o si no si que te voy a pegar un bocado.
- ¿Dónde? – preguntó alzando una ceja. Yo me reí y él puso la bandeja delante de mí, había fruta, un café, tostadas y algo de bollería. Todo tenía tan buena pinta que no sabía que coger, acabé cogiendo las tostadas con mantequilla y canela, Justin sonrió- Por cierto, me parece que deberíamos hablar sobre lo de ayer…
- ¿Sobre lo de Dylan? – pregunté antes de darle un sorbo al café.
- No… No tengo nada más que hablar sobre él, me refiero a lo que pasó aquí…- Justin estaba acariciando la cama.

Yo le pegué un nuevo bocado a la tostada con tal de mantener la boca llena, no quería hablar de eso, todavía no tenía claro por qué lo había hecho y no quería meter la pata en fuera lo que fuésemos.

- No creo que haya que hablar mucho- confesé levantando mi mirada a sus ojos, él asintió con la cabeza.
- Vale, de acuerdo, hemos follado, pero no hay nada sobre lo que hablar, ¿no? - me preguntó.
- ¿No es lo que tú haces? – pregunté, no sabía que respuesta quería, pero me arriesgué…
- Si, pero…
- Pero nada Justin, somos ya mayorcitos y tampoco sé por qué accedí.

Justin resopló y se levantó de la cama, se llevó las manos a la cabeza y empezó a andar por la cabeza, la estaba cagando, lo sabía, pero tampoco quería poner mis sentimientos de por medio cuando toda mi vida acababa de cambiar.

- Yo si lo sé – me advirtió al lado de la puerta de salida-, accediste porque te mueres por mi, porque me deseas y no es solo eso, hay mucho más, pero tú sigue comportándote como una niña pequeña que no sabe lo que quiere.
- ¿Perdona? – dije apartándome la bandeja de delante y levantándome de la cama- ¿Quién te crees tú? Si yo soy una niña pequeña tu eres…
- ¿Qué? ¿Qué soy? – me preguntó, mientras se acercaba a mí, veía como se contenía una sonrisa, pero por muchas ganas que tenía de lanzarme a sus labios más rabia me estaba dando que me tratase como una niña pequeña después de todo lo que había pasado.
- Un cabrón- empecé a recoger mi ropa por el suelo y cuando levanté la mirada él se había apoyado en la puerta-, aparta.
- No, no te vas a ir así.
- ¿No? Inténtalo. – le advertí, Justin se cruzó de brazos y yo me puse delante suya, mirándole atentamente a los ojos, entonces bajé mi mano a sus testículos y los apreté por encima del calzoncillo que llevaba, Justin no pudo omitir un pequeño chillido y se apartó, abrí la puerta sonriendo triunfante. Al abrir la puerta me encontré a Eddy preparado para pegar a la puerta, al verme abrió los ojos como plato y se apartó.

- Buenos días Hayley. - dijo conteniéndose una sonrisa.
- Buenos días. – contesté, intente mantenerme lo más sería que podía y fui directa a mi habitación.

Al entrar en mi habitación tiré mi ropa de ayer al suelo y mi mirada se fue directa a mi cama, ahí se encontraba todavía la llave, fui corriendo hacia ella y la agarré entre mis manos. ¿Cómo se me había olvidado esconder la llave? El cabreo me había cegado, había pensado en conseguir el dinero, pero sería entero para mí, alguna de las bandas lo acabaría encontrando y no quería que nadie tuviera lo que le costó la vida a mi hermano. ¿Dónde la iba a esconder? Si todo lo que había traído se había quedado en la casa de Tyler. La única manera era tenerla siempre conmigo, me puse mi sujetador y metí la llave dentro, menos mal que era pequeña. Me terminé de vestir con más ropa de Abby que encontré en el armario, y me senté en la cama, a mis pies en el suelo me encontré con que había un trozo de la fotografía que rompí, justamente se le veía mitad de la cara. Lo único que no quería era cambiar mi imagen de él y era lo primero que había ocurrido, yo no lo veía como siempre, el Dylan de la foto era un impostor. Unos toques en la puerta me distrajeron.

- Adelante. – dije agarrando en un puño el trozo de la foto. Abby apareció detrás de la puerta sonriéndome, pero había algo en su mirada que me decía que tampoco había tenido buena noche, ella bajó su mirada a mi mano, mi puño se había relajado y se veía el trozo de la foto.
- Yo lo recorté de todas las fotos, pero como no podía tirarlo a la basura metí todos los recortes en una caja- dijo riendo y negando con su cabeza-. Parece como algo de niños chicos, pero seguramente creeremos que así desaparece de nuestra vida, que así no existirán recuerdos juntos, pero nadie nos dice como recortarlo de nuestra mente.
- Deberían…- dije en apenas un suspiro. Abby bajó su mirada y se sentó al lado mía en la cama, me acarició la pierna y se sintió agradable, reconfortarle.
- Ahora dices eso, pero no querrías olvidarlo de verdad, yo lo intenté, lo intenté con mucho alcohol, pero en vez de olvidarlo lo veía doble- dijo y a mí se me escapó una risa-. Sabes que hubo un momento de mi vida en el cual me alejé de todo y fue entonces, cuando Dylan falleció ya no le vi sentido a estar aquí y empecé a beber mucho, tuve una vida que antes odiaba y que ahora odio, pero me parecía la única manera en la que no vivía en el presente. Era como estar en una dimensión totalmente diferente, y lo agradecía, en esa dimensión Dylan seguía vivo, cuando dormía soñaba con él, cuando estaba borracha o dr- se paró y cogió aire-, o drogada, lo veía conmigo y se sentía bien. Hasta que Justin me cogió por banda un día y me abrió los ojos, me dijo que vivía en una ilusión y que tenía que seguir, que él no volvería.
- ¿Por qué odias tanto a Justin si hizo tantas cosas buenas por ti? – siempre había tenido esa duda, ella me intentaba apartar de él, pero Justin nunca se había comportado mal con ella.
- Porque siguió con su vida como siempre, como si la muerte de Dylan no hubiese sido nada, yo esperaba ansiosa una muestra de sentimiento, le ofrecía mi hombro, pero él siguió como si nada. Entonces le cogí un poco de rabia, si tan importante era para él, ¿por qué no se derrumbaba? Le empecé a echar las culpas, que él le había metido cosas raras en la cabeza, creo que fue mi subconsciente buscando una explicación que no existía.

Giré mi mirada hacía Abby apartándola de la foto, tenía varias lágrimas por la mejilla, acerqué mi mano despacio y se las sequé, era demasiado buena y había estado demasiado enamorada, una combinación explosiva.  

- Entiendo que no estemos igual que antes, que necesites tu espacio, pero no me dejes, ¿vale?
- Aunque quisiera no podría- le agarré de la mano-, mi hermano nos unió y creo que de alguna manera nos necesitamos. Además, me caes bien, Abby.
- Tú también me caes bien, Hayley. Y ahora venga, que acaba de volver mi padre y te quiere conocer.
- ¿A mí?
- Hombre, la hermana de Dylan, claro que te quiere conocer.
- ¿Ahora? ¿Con estas pintas? – me levanté y le enseñé como iba vestida, con unos tejanos oscuros y una sudadera color vino tinto. Abby se rio y se puso de pie.
- Ni que mi padre fuese un restaurante de alta gama, anda vamos.

Tiró de mí, yo dejé el trozo de la foto en un mueble justo antes de salir de la habitación. Cuando llegamos a la sala de estar vi de espaldas a un hombre grande rodeado de todos los demás, mediría por lo menos casi los dos metros y tenía la espalda ancha. Llevaba un pantalón de traje y una camisa blanca de rayas azules, tenía el cabello oscuro, seguramente el tono cobrizo de Abby sería de su madre.

- Papá- dijo Abby cuando estuvimos lo suficientemente cerca, el hombre se giró, quizás esperaba unas fracciones más tensas y de mal humor, pero en cambio estaba relajado y sonriendo, pero aun así había algo en el que imponía. Primero miró a Abby y después me miró curioso-. Ella es Hayley.

- Oh- dijo sorprendido-. Encantado, yo soy Henry Johnson.
- Encantada- dije tímidamente y le agarré la mano que me tendía, nunca me había parado a pensar en el apellido de Abby, Abigail Johnson.
- Ven, siéntate conmigo- dijo y con su mano me indicó el camino, sentí un empujón de Abby en mi espalda, se lo agradecí porque me había quedado quieta. Me llevó hasta una gran mesa de madera y esperó a que llegara para sacarme la silla y que me sentara.
- Gracias- dije. Él se sentó en la silla de al lado y me miró, ahora que lo tenía más a mi altura pude apreciarlo mejor, era atractivo, tenía los ojos de Abby, un tono avellana algo verdoso.
- Así que tú eres Hayley- dijo apretando los labios.
- Si señor- dije, y nada más que lo dije escuché la risa de Norman, estaba nerviosa y realmente no sabía cómo me tenía que dirigir a él.
- Anda, anda- me dijo sonriendo-, he criado a tu hermano no hace falta que me hables así, me puedes llamar Henry. Norman, oye, tráenos dos copas.

Me giré y vi como hacía una mueca y se iba de la habitación, lo disfruté un poco.

- ¿Cómo estás? ¿Te tratan bien? - me preguntó volviendo a llamar mi atención.
- Si, no me puedo quejar – bueno, claro que podía, pero tampoco era plan de decírselo.
- Me alegro, me han informado que el señorito Hayes la ha liado un poco.
- ¿Perdona? ¿Quién?
- Ay, los jóvenes de hoy en día que nunca se interesan por los apellidos – dijo sonriendo-, Tyler.
- Ah, si, un poco. - no pude hablar mucho más ya que la poca comida que había comido esta mañana se me había subido a la garganta.
- ¿Un poco? No esa modesta, la ha cagado, pero tranquila que ya nadie te va a hacer daño. – dijo bien seguro.
- Gracias, supongo… - Justo fue cuando Norman nos trajo dos vasos con una botella de whisky, lo mejor para las arcadas que me habían entrado. Norman nos echó en los dos vasos, Henry me señaló el vaso y sonreí mientras lo cogía. Henry no bebió, me estaba esperando, así que di un pequeño sorbo y no pude contener la mueca de asco, él sonrió.
- Has puesto la misma cara que puso tu hermano el primer día que le ofrecí una copa, sois muy parecidos, te lo habrán dicho muchas veces.
- Si- admití.
- Hasta igual de tímidos, aunque cuando pasó el tiempo empezó a coger mucha confianza- después le pegó un sorbo a su copa como si fuese agua, de repente bajó la copa al suelo y se le abrieron los ojos- ¡Hombre! ¡Justin! 

Yo me giré ínsitamente, llevaba un pantalón de chándal gris y una camiseta negra bien ajustada. Justin ni me miró, simplemente le sonrió a Henry y se acercó.

- Se te han pegado las sabanas, ¡eh! – dijo Henry cuando Justin se acercó le tendió la mano- O quizás te han entretenido en la cama demasiado.
- Algo parecido- dijo Justin, lo notaba a mi lado, pero no quería girarme porque notaba como me estaba empezando a sonrojar.
 - Estaba aquí hablando con Hayley, ¿te quieres unir?
- No, muchas gracias, iba a salir ahora a correr.
- Ah, vale, perfecto, no te querría interrumpir. Luego ven a mi despacho, tenemos que hablar de algunas cosas.
- Perfecto, hasta luego Hayley- dijo Justin apretándome el hombro antes de irse, cabrón.
- Adiós.

Justin se fue de la habitación, pero no sin antes haberme dejado un hormigueo en todo mi cuerpo.

- Bueno Hayley, me han dicho que no sabía nada de la vida de su hermano.
- Nada.
- Que curioso… No creía a Dylan capaz de guardarte algo tan importante.
- Pues lo hizo… - bajé mi mirada al vaso y volví a darle un trago, no, no estaba más bueno.
- Todo por tu bien, no te lo tomes a mal, él solo quería cuidar a su hermana pequeña.

Me preguntaba si Dylan había visto en él la figura paterna que siempre nos faltó… No era difícil, se le veía buena persona y que te podría dar buenos consejos.
- Perdone, ¿le puedo hacer una pregunta? – no podía evitar hablarle de usted. Asintió con la cabeza mientras se echaba más alcohol en su copa- ¿Por qué me trata bien si mi hermano los traicionó?
- Buena pregunta- apretó sus labios y después se bebió de golpe lo que le quedaba en el vaso-. Dylan era bueno por naturaleza, sus intenciones nunca fueron mala y en ningún momento nos causó problemas, y se le hizo querer, trató muy bien a mi hija y a todos los de aquí. Además, soy un hombre que piensa que lo hizo, es lo que hizo. Si pudiese volver, no podría, pero bueno como eso no puede ocurrir es apenas un detalle.
- Pues se lo agradezco- admití.
- Por trabajar en esto no tenemos que ser unas bestias sin corazón, eso lo elije cada uno. Y bueno, cuénteme un poco de ti, ¿qué te gustaría hacer en un futuro?

Esa pregunta me pillo completamente desprevenida, no sabía que hacer, no había pensado en mi futuro, demasiado me costaba sobrevivir en mi día a día para pensar en algo a largo plazo.

- Si le soy sincera, no sé, el futuro me parece algo imposible.
- Nada es imposible, no estas destinada a morir Hayley- no sé por qué, cuando lo dijo sentí cierto alivio dentro de mí, era algo que daba por hecho, tan solo esperaba el día que todo esto me sobrepasara.
- Me gusta bailar- admití avergonzada.
- Eso es un buen comienzo…

Le miré a los ojos y me sonrió, yo le sonreí. Por un momento entendí por qué a mi hermano le gustó esta vida, Henry era una gran persona, comprensiva y mi hermano llevaba todo el peso de una familia en sus hombros. Pero, aunque lo había entendido por un segundo, no compartía su elección.


ABBY


Mientras que todos observan el espectáculo yo no paraba de refrescar la bandeja de entrada.

“¿Quién eres?”

Le había enviado yo ingenuamente, cómo si me fuese a decir quién es. No sabía si contárselo a alguien, se notaba como algo demasiado íntimo, pero temía que se me estuviera escapando algo. Entonces mi teléfono vibró en mis manos, rápidamente lo desbloqueé, era un mensaje de Eddy.

 “¿Qué te pasa?”

“¿Por?”

“No sueles mirar tanto el teléfono”

“Estoy esperando un correo de confirmación de una compra”

“Mentira”

Yo levanté mi mirada y lo vi varios pasos alejado de mi observándome, yo le sonreí para tranquilizarlo, pero él me negó con la cabeza, me conocía demasiado bien. Me hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera, y eso hice. Nos metimos en su cuarto.

- ¿Quién es? - me preguntó- ¿Te están chantajeando?
- No, Eddy, enserio, que no pasa nada.
- Abby…- me dijo suspirando.
- Enserio, si me pasara algo serías el primero en saberlo.
- Ya, si yo ya lo sé, pero no me lo quieres decir.

No pude evitar una sonrisa y en ese segundo de distracción Eddy tiró de mi móvil y se fue al otro extremo de la habitación. Yo eché a correr detrás de él, al ser más alto que yo puso el teléfono por encima de su cabeza, yo lo intenté apoyándome en él y poniéndome de puntillas, pero era imposible. Cuando me quise dar cuenta, nuestras caras estaban peligrosamente cercas, nos quedamos unos segundos quietos hasta que yo tragué saliva y me aparté.

- Vale, ayer me mandaron un mensaje- empecé, Eddy me escuchaba atentamente-. Era una foto de las flores que dejé en la tumba de Dylan con un comentario “Bonitas flores” y ya está, es eso.
- ¿Quién te crees que es? – dijo ya algo más serio y se fue directamente a su ordenador.
- No tengo ni idea, seguramente sea alguien de Tyler, pero no quiero que jueguen con eso.
- ¿Has probado en rastrear su teléfono? – me preguntó conectando mi teléfono a su ordenador.
- Habría que ser demasiado estúpido como para no bloquear la línea.
- Pues veamos como de inteligente ha sido.

Eddy se metió en un programa especializado en localizar la dirección de teléfonos, aunque estuviesen ocultos, los dos nos sorprendimos cuando apareció un mapa señalando un lugar a unos 20 minutos de aquí en coche, nos miramos directamente.

- Tengo que ir- le dije.
- Vamos a ir. No te voy a dejar sola, nunca lo haría.
- De acuerdo, pues prepárate, te espero en mi coche.

Cuando salí de mi cuarto ya todo el mundo se había metido en sus respectivas habitaciones y solo estaba mi padre mirado las noticias.

- El mundo está hecho una mierda- comentó cuando me vio aparecer.
- La verdad es que si… Voy a salir a dar una vuelta con Eddy, ¿vale?
- De acuerdo, tened cuidado- dijo sin apartar la mirada de la televisión.
- Por supuesto- dije sonriendo y di varios pasos para salir cuando me volvió a llamar.
- Abby, me alegra saber que estás rehaciendo tu vida- esta vez si que me estaba mirando.
- No… esto, papá, Eddy es solo un amigo.
- ¿Acaso no lo era Dylan también al principio? – me preguntó, y como tenía razón simplemente me callé y salí en dirección al garaje.

Tardo relativamente poco en aparecer Eddy, estaba armado lo sabía, se había puesto su chaqueta preferida que tenía amplios bolsillos adentros y podía notar que en sus pantalones llevaba otra pistola. Yo no me había quedado atrás, pero solo llevaba mi navaja y una pequeña pistola dentro de mi chaqueta. Nos metimos en mi todoterreno negro y sin hablar Eddy me puso la dirección en su móvil y me puse en marcha.

- Tu padre me ha dicho que te trate bien. - me dijo Eddy rompiendo el hielo.
- Se cree que estamos saliendo. - dije intentándole quitar importancia, yo era plenamente de sus sentimientos hacía mi pero yo no sabía nada de los míos hacía él, ni si quiera si estaba preparada para algo.
- Que ingenuo- dijo riendo-, ni que fuésemos a estar juntos…
- ¿No crees que haríamos buena pareja? – pregunté.
- Yo… Esto… - se había puesto nervioso- Yo te trataría muy bien.
- Lo sé, demasiado bien.
- Es lo que te mereces.

No hablamos más hasta que en el mapa nos señaló que estábamos en el lugar, una pequeña casa medio destruida y rodeada de hiervas secas. Paré el coche y nos bajamos, cuando me quise dar cuenta Eddy ya estaba a mi lado.

- Voy yo primero. - me advirtió y sacó de detrás de su pantalón una pistola, le quitó el seguro y empezó a avanzar, yo le imité, sacando mi pistola de dentro de mi chaqueta.

El jardín delantero estaba lleno de basura, latas de refrescos y bosas de supermercados y de restaurantes de comida rápida, aparte de muchas colillas de cigarros. Fuimos directamente a la puerta principal, Eddy comprobó por las ventanas de al lado mientras yo comprobaba si estaba la puerta abierta, para mi sorpresa lo estaba.

- ¡Eddy! – lo llamé en un susurro, él me miro y vino hacía mí.
- Esto me da muy mala espina, deberíamos llamar a los demás.
- No, si quieres vete, pero yo voy a entrar.
- Pues entremos- dijo encogiéndose de hombros y abriendo la puerta de par en par, los dos apuntamos al pasillo vacío.

Mientras más avanzábamos más nos dábamos cuenta de que la casa estaba vacía completamente. Había señales de que había estado gente, pero podrían ser unos okupas o bien unos chavales que querían colarse y beber aquí, porque había muchas botellas de alcohol por el suelo. Apenas había muebles y los que había estaban muy deteriorados. Dimos una vuelta por toda la casa, no había nada, ni nadie.

- ¿Hay sótano? – pregunté.
- Si, por aquí- me dijo Eddy.

Me llevó hasta el pasillo central y abrió una puerta sin dejar de apuntar con la pistola, justo detrás de la puerta se encontraba una escalera de madera algo roída, empezamos a bajar cuidadosamente las escaleras, realmente tenía más miedo por si se rompía la escalera que si podía haber alguien, Eddy bajó antes que yo y se quedó parado nada más que terminaron las escaleras.

- ¿Qué pa… - no seguí porque en ese momento levanté la mirada y vi un panel enfrente nuestro con fotos
- ¿Qué es esto? – preguntó Eddy acercándose.

El sótano estaba pobremente iluminado por una pequeña ventana que daba al exterior, pero era la luz necesaria para poder distinguirlo todo. Había un escritorio con muchos papeles por encima y una sandwich a medio comer y un café. Eddy se acercó y tocó el envase del café.

- Esta todavía caliente- me dijo mirándome, yo no podía quitar las miradas de las fotos que teníamos enfrente.

Eran fotos de Hayley recién llegada al internado, también había fotos con Justin y conmigo, aparte había varias fotos mías sueltas, una mía con Eddy sentados en los escalones de la puerta del internado, Eddy arrancó esa foto del panel. Aparte había fotos de Justin y de Tyler, había fotos de todos.

- Abby, alguien ha estado aquí hace nada y me parece de muy principiantes que no bloquearan la dirección.
- Fuera quien fuera quien mando el mensaje, quería que encontrásemos esto- dije.
- Exactamente y por eso tenemos que irnos, esto no es seguro, podría ser una emboscada- él empezó a tirar de mi mano.
- Pero Eddy… Hay fotos nuestras ahí- no podía dejar de mirar, había algo que me decía que teníamos que seguir mirando que había algo en esos papeles de real importancia.
- Vámonos.
- Eddy…- dije rogándole, pero ya estábamos casi al lado de la escalera de nuevo.

- Ya volveremos- me aseguró, pero algo me decía que cuando volviésemos, nada de eso estaría ahí.

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Ha sido algo más corto de lo que suelo subir últimamente pero es que esta semana he estado más bien con poca inspiración y no estoy de los mejores ánimos, pero tengo que seguir escribiendo porque tienen que pasar tantas cosas que parece que no me va a dar tiempo a contaros todo lo que os quiero contar... Igualmente espero que os haya gustado!!! 


3 comentarios:

  1. Muy buen capitulo, me encanta esta novela es lo mejor, saludos trixie

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  2. me sigo metiendo al blog para ver si subes capítulo pero siempre me pongo triste :(
    Leo esta novela desde que la empezaste, aunque nunca he comentado aquí, solo desde twitter. De verdad me gustaría que la siguieras me encanta la verdad, un beso<3

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  3. Dios Santo me leía tú novela desde hace varios años,y hace poco la recorde y mi sorpresa es que seguiste con ella que felicidad!enserio Ojalá la retomes enserio es buenísima me engancho en su entonces y en pleno 2019 lo volvió hacerlo!! Un beso enorme y Ojalá todo te vaya bien
    Att:fiel lectora

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Gracias.

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