No esperaba encontrármelo al lado mía cuando sonó una alarma, que no se me hacía conocida, pero aun así me moví con cuidado en mi lado de la cama. Al sentarme comprobé que mi intuición era correcta, estaba sola en su cama, en su habitación. Apagué el despertador y a su lado me encontré una nota escrita a mano.
“Te espero
abajo, no tardes. Ven con la misma ropa, allí te cambiaras.”
Me gustaba el
hecho de que había especificado lo de la ropa, porque no tenía ni puñetera idea
de que me tenía que poner. Así que simplemente me levanté, dudé en si hacerle
la cama o no, pero algo me daba la intuición de que ya tenía a alguien que se
encargara de eso así que me puse los tenis que no me acordaba de haberme
quitado y me hice de nuevo la coleta, para recoger los pelos que se habían
escapado. Cuando fui a salir ya de su cuarto vi una sudadera puesta sobre una
silla que la cogí justo antes de salir, seguramente iba a hacer frio a las 7 de
la mañana un sábado a finales de noviembre. Cuando cerré la puerta detrás de mí
me percaté en que estaba en el ala de los chicos y acaba de salir del cuarto de
Justin. Me asusté cuando vi a Hugo pasar por delante de mí con solo una toalla
rodeando su cintura.
- ¡Hayley!-
dijo feliz- ¿Hoy es el gran día no? ¡Mucha suerte! O mala suerte… no sé
realmente que se dice en estos momentos- dijo confundido.
- Eh… Si,
gracias, debería irme ya…
- Claro, claro,
no tienes que llegar tarde. ¡Adiós! – dijo despidiéndose con su mano y
avanzando.
Yo seguí mi
camino rápidamente y con la capucha de la sudadera puesta, no quería ser
reconocida en estos lados. No sabía que Justin se lo había contado a sus
amigos, yo lo había mantenido en secreto, como él me había dicho y eso que me
costaba ocultarle a Abby que iba a tener una pelea después de que habíamos
dicho que estábamos juntas en esto. Quería hablar con Justin, a ver si a ella
se lo podía contar, ya que él muy discreto no ha sido.
Justin se
encontraba en la puerta del internado, apoyado en un coche deportivo de color
blanco, no sabía de coches, pero se veía bastante lujoso. El lujo de Justin y
el de Tyler eran totalmente diferentes. Justin sonrió de lado al verme.
- Ya creía que
no bajarías, bailarina.
- Qué más
quisiera- dije dándole la vuelta al coche para llegar a la puerta del copiloto-
¿No vas a abrir la puerta? – pregunté, sabía la respuesta, pero me gustaba
picarle.
- Tienes dos
manos igual que yo, así que venga entra que hace frio.
Sonreí y abrí
la puerta para sentarme, el coche estaba impoluto, como si lo acabaran de sacar
del concesionario.
- ¿Quién te ha
dado permiso para ponerte mi sudadera? – preguntó.
- Yo misma-
dije poniéndome el cinturón.
- Me parece
bien- y justo después arrancó el coche, sentí como mi cuerpo se fusionaba con
el sillón, yo me agarré al sillón, Justin sonrió sin quitar su mirada de la
carretera.
- Bonito coche- dije cuando ya redujo a una
velocidad más normal.
- ¿Te gusta? –
me preguntó.
- Bueno, no soy
una chica de coches, pero es bonito, sí. ¿Es tuyo? - pregunté.
- No, es
prestado - apretó sus manos sobre el volante-. ¿Tienes hambre?
- Ahora que lo
dices si, mucha- mi estómago empezaba a rugir.
- Bueno, ahora
comerás algo. ¿Nerviosa? – me preguntó.
- Un poco.
- Tampoco te
esfuerces, ¿vale? Si no puedes más ríndete- sonaba como un consejo de verdad,
pero yo puse mis ojos en blanco.
- He venido a
ganar Justin, y no me voy a ir sin menos que eso- dije seria, pero provoqué que
él se riera-. Lo digo enserio.
- Vale, vale
bailarina.
El resto del camino
fue en silencio, yo estaba intentando tranquilizarme mentalmente y él realmente
no sé en que estaría pensando, pero era lo suficientemente importante como para
no meterse conmigo. Hoy veía a Justin más como un entrenador, intentaba dejar
de lado lo que me había dicho Tyler sobre él, porque realmente cada uno me
decía una cosa y yo solo esperaba que fuera navidad para poder decidir quién
tenía razón. Además, Justin hoy estaba concentrado, tenía la mente en la pelea
y en que todo fuera bien, por lo que me ponía fácil no enfadarme con él, porque
los dos queríamos lo mismo.
Había estado
dos veces aquí, la primera vez Abby me había traído para intentar abrirme los
ojos y que me alejara de todos, y la segunda vez había sido Justin para
enseñarme una pelea de chicas. Hoy el día estaba nublado, pero la zona estaba
muy transitada, cuando nos acercamos al callejón pude ver cómo había una cola
de personas esperando en la puerta. Justin pasó de largo el callejón.
- ¿Por qué hay
tanta gente? – pregunté, la otra vez estaba esto casi vacío.
- No sé, quizás
se han enterado que pelea una nueva.
Toda esa gente
había venido a ver cómo me pateaban el culo, no voy a negar que me daban ahora
más ganas de ganar que antes, simplemente para cerrarle la boca a toda esa
gente. Justin se metió en un parking, nunca había aparcado ahí pero quizás no
se fiaba de dejar el coche prestado con toda esa gente allí. Justin aparcó y
nos bajamos del coche, él fue hacia el maletero y sacó una gran mochila,
después avanzó hacia una puerta, yo le seguí. Tuvimos que bajar una escalera,
Justin saludó a un hombre, que estaba en una especie de cabina, y después
seguimos hasta una puerta que él abrió con su llave. Aparecimos justamente
donde habíamos desayunado la vez anterior, todavía estaba vacío lo que me
indicaba que todavía no habían abierto la puerta. Esta vez estaba el hombre de
la cicatriz en la mejilla detrás de la barra. Sonrió cuando vio a Justin, y
después movió su mirada hasta que me encontró, nos acercamos a la barra.
- ¿Cómo es que
estas hoy por la mañana? – preguntó Justin saludando al hombre.
- Sabes cómo se
va a poner esto, y algo de dinero extra no me viene mal- dijo encogiéndose de
hombros.
- ¿Qué tal tu
hija? – preguntó Justin.
- Muy bien,
este año le toca irse de viaje de fin de curso y estoy ahorrando lo máximo
posible para que pueda ir- al hablar de su hija se podía ver lo orgulloso que
estaba, por primera vez vi cómo Justin sonrió tiernamente.
- Sabes que si
te falta algo me lo puedes decir.
- Lo sé,
Justin. Bueno, ¿qué os pongo? Que esto ya mismo se llenará, ¿nerviosa? - me
miró.
- Más de lo que
quiere admitir- contestó Justin por mí, y el hombre empezó a reír.
- Un poco la
verdad, pero tengo tantas ganas de que termine que solo puedo pensar en eso.
- Eso está
bien, seguro que todo sale bien. No me defraudes Hayley, que he apostado por
ti, ¡eh!
- Lo intentaré-
dije como si no me hubiera impactado que hubiera apostado por mí, ¿alguien
había apostado por mi realmente?
- Mira a mí me
pones un café solo doble y a ella un batido de chocolate y dile a Ramírez si
puede hacer tostadas con mantequilla, y trae canela.
- Marchando-
dijo antes de abrir unas puertas y meterse en ellas.
Justin y yo nos
giramos hasta llegar a una mesa, no pude evitar sonreír al escuchar que se
había acordado de lo que desayuné la anterior vez. Además, las tostadas me recordaban
a mi hermano y hoy lo quería tener más cerca que nunca.
- ¿Tú has
apostado por mí? – le pregunté a Justin cuando nos sentamos.
- No te lo
tomes a mal, pero ahora mismo no estoy como para perder dinero… - Justin hizo
una mueca.
- No, no, yo…
lo entiendo.
No me esperaba
menos de él, quizás me apoyaba mentalmente pero seguro que no tenía fé en que
yo ganara, y tampoco me hacía falta que él creyera en que yo podía ganar, yo me
veía capaz y era lo único que me importaba. Nos quedamos en silencio hasta que
un hombre trajo nuestra comida. Desayunamos en silencio hasta que acabamos y
Justin se levantó, cogió la mochila y fuimos hasta la zona del cuadrilátero,
estaba completamente vacío menos por unas cuantas personas que estabas haciendo
algo con unos cables. Bajamos toda la grada de cemento hasta que llegamos a un túnel,
me acordé de cuando fuimos a saludar a una de las chicas que habían peleado y
que Justin conocía. Entramos dentro de la habitación que había al final del túnel.
Entré antes que Justin y me quedé parada cuando vi que había dos personas
dentro, una mujer estaba sentada que se levantó en el momento que yo entré y le
dio un pequeño golpe al hombre que estaba a su lado.
- ¿Qué pasa? -
dijo Justin, entonces dio un par de pasos hasta que pudo ver a las personas y
se quedó parado- No sabía que ibais a venir.
Justin pasó por
delante de mí y entró en la habitación dejando la mochila en una mesa que
había. La mujer no dejaba de mirarme, yo me rodeé con los brazos, me estaba
intimidando.
- Kim deja de
mirarla como si fuera algo extraño- dijo Justin de fondo. La mujer le hizo caso
y apartó su mirada de mí.
- Claro que
hemos venido, cómo nos íbamos a perder esto- dijo el hombre acercándose a
Justin.
- Ah no sé,
creía que no queríais saber nada más de mi después de echarme de vuestra casa.
- Justin…-
empezó la mujer, era muy guapa, tenía unas piernas largas y el pelo sobre los
hombros de un marrón oscuro, tenía una mirada muy seductora.
- No, déjalo
Kim. ¿Enserio nos vas a echar eso en cara? Después de todo lo que liaste en
nuestra casa- dijo el hombre, era algo más alto que Justin, tenía una gran
espalda y el cabelló de un rubio oscuro.
- No sé Jordi,
si yo te acogiera en mi casa no te echaría. Y si no os importa tengo que estar
a solas con ella- dijo Justin mirándome.
- Claro, os
dejamos… Pero tenemos que hablar Justin, somos familia, no podemos estar así-
dijo el hombre, Jordi.
- Cómo si eso
importara mucho…- dijo Justin mientras los acompañó hasta la puerta.
Cuando se
fueron Justin cogió aire y fue hasta la mochila que había dejado sobre la mesa.
Yo me acerqué hacia él, ¿familia? Jordi había dicho que eran familia… Lo único
que se de la vida de Justin es que fue dado a Abby junto a los demás para que
no estuviera sola. Por lo tanto, una parte de mí había desechado la idea de que
Justin pudiera seguir teniendo familia de sangre.
- Justin,
¿quiénes eran? - pregunté.
- Él es mi
primo, ella es su mujer, bueno comprometida.
- ¿Es tú primo
de sangre? - pregunté, sabía que no me iba a responder, pero sentía la necesidad
de preguntarlo.
- Bailarina, ahórrate
esas preguntas para cuando ganes la pelea- yo puse mis ojos en blanco. Justin
empezó a sacar unas toallas y unas botellas sobre la mesa.
- ¿Y por qué estáis
peleados? Eso no es nada de tu pasado, venga, cuéntame algo. Me estoy empezando
a poner realmente nerviosa- le provoqué una sonrisa.
- ¿Te acuerdas
cuando me echaste del internado por dos semanas? – me miró y yo asentí, me
acuerdo cuando le dije que lo quería lejos de mí por dos semanas y luego tuvo
una pelea con Tyler…- Bueno, pues me fui a su casa y como que se me descontroló
un poco todo y me acabaron echando.
- ¿Y no les has
perdido perdón? - pregunté.
- ¿Yo? Vamos
bailarina, parece que no me conoces. Tuve una fiesta y se me fue de las manos,
no es nada por lo que pedir perdón.
- Te acogen en
su casa ¿y tú se la destrozas? – dije mientras cogí impulso para sentarme en la
mesa al lado de la mochila de Justin- Me parece una buena razón para pedir
perdón.
- No – dijo él
negando con la cabeza, sacó de la mochila un conjunto color negro y me lo
tendió-. Toma, cámbiate.
Yo lo cogí y me
bajé de la mano, era un sujetador deportivo negro y un pantalón corto negro con
tiras blancas rodeando el pantalón por la zona de la costura, era muy ligero.
- Bueno, yo me cambio,
pero te reto a que vayas a hablar con ellos y le pidas perdón. Además, me gustaría
estar unos minutos sola- dije y Justin resopló.
- Tus retos son
muy aburridos bailarina- dijo mientras daba media vuelta hacia la puerta.
- Lo sé- dije
antes de que cerrara la puerta detrás de él.
Me fui hasta
una zona de la habitación donde había una ducha, me parecía más resguardado en
el caso de que alguien abriera la puerta. Me quité la sudadera de Justin y
después la ropa que llevaba desde ayer por la noche. Decidí darme una ducha
rápida para despejarme, sentí el agua fría recorrer todo mi cuerpo, se sentía
bien. Después me sequé con una toalla que había allí y me puse la ropa de
Justin. Se sentía bien, ligero. Fui hacia la mesa donde él había dejado las
cosas y doblé mi ropa, me volví a poner su sudadera ya que todavía hacía frio.
Y cuando ya no tuve nada más que hacer fue cuando me vino todo en la cabeza.
Iba a pelear
cuerpo a cuerpo con otra mujer, iban a hacerme daño y yo iba a producir dolor,
y todo por seguir el estúpido juego de Justin, aunque tampoco le puedo echar
todas las culpas a él ya que yo soy la tonta que decidió seguirle el juego. Iba
a pelear, por mí, para demostrarme que no soy una niña pequeña y por mi
hermano, para enseñarle que su hermana no es una endeble. Dos golpes en la
puerta me distrajeron de mi pensamiento.
- ¿Sí? -
pregunté.
Entonces la
puerta se abrió dejándome ver a la persona que menos me esperaba encontrarme
allí, Abby.
- Abby… - dije
como en un suspiro y fui hasta ella para abrazarla-. Yo… lo siento, lo siento
por no habértelo dicho, Justin me dijo que no…
- Calla, lo sé,
Eddy me lo dijo hace un par de días y yo estaba esperando a ver si me lo decías
tú. Luego me enteré que Justin te lo había prohibido, por lo que en parte lo
puedo entender. Ahora mismo es tu momento, así que si me voy a enfadar contigo
lo haré después. ¿Nerviosa?
- Me han hecho esa
pregunta mil veces ya, y sí, estoy ahora mismo que me va a dar algo- verla a
ella allí, apoyándome me tranquilizaba mucho. Abby sonrió.
- Tranquila, lo
vas a hacer genial, lo sé. Ahí dentro tienes el coraje de una leona- dijo apuntándome
con el dedo mi pecho-, y lo vas a sacar allí fuera y todo va a ir genial.
Confía en ti, ¿vale? Eres capaz de todo lo que te propongas.
Abby era algo más
baja que yo, pero no sé cómo lo hizo que me acabó dando un beso en la frente.
Cogí aire profundamente, cerrando mis ojos y disfrutando de la energía que
desprendía.
- Gracias,
enserio. Cometo muchos errores, pero tú siempre estás ahí.
- Algún día lo
entenderás- dijo sonriendo-. Y ahora me voy que no quiero que me quiten mi sitio.
Me volvió a
abrazar y se marchó. No sé si se refería a que algún día yo haría lo mismo por
ella, pero si era eso ahora mismo lo acaba de entender, sabía que por Abby iría
hasta el fin del mundo, y que no había nada que pudiera separarnos, era pura
bondad y guerra. Y hay algo muy fuerte que nos une desde el primer día que nos
vimos. A los segundos de irse entró Justin, fue como si estaba esperando en la
puerta a que ella se fuera.
-
¿Te ha
tranquilizado mi sorpresa? – me dijo mientras avanzaba hacia mí.
- La verdad es
que si, Abby tiene ese super poder- dije, Justin se colocó detrás de mí y me
empezó a masajear los hombros, yo los relajé.
- Por cierto,
no es por romper este momento, pero hay que empezar a prepararte.
- Vale.
Justin me soltó
y fue hacia la mochila, eso parecía que no tenía fondo. Sacó una venda y me fue
vendando las dos muñecas.
- ¿Cómo ha ido?
– pregunté.
- Bien, ya está
todo solucionado – dijo sin quitar la mirada de mis manos.
- De nada –
dije sonriendo, él puso los ojos en blanco.
Cuando terminó
me indicó que me quitara los zapatos, que no estaba permitido, le pregunté si
había alguna regla más y me dijo que nada más, lo cual no me tranquilizó. Entonces
empezó a escucharse un murmullo a lo lejos.
- Ya están
animando a la gente- dijo Justin.
- Eso no me
tranquiliza, Justin.
Él se apartó de
mí y me observó, no como me solía observar que me ponía incomoda, esta vez
estaba comprobando que todo estuviera bien y yo me quedé quita esperando a su
visto bueno. Luego cogió aire y lo expulsó rápidamente.
- Estás lista-
dijo, lista y preparada pensé yo.
Entonces dio
unos varios pasos más hacia mí, me cogió de los hombros y fijó su mirada en mí.
- Sabes que
tienes fuerza en las piernas, aprovéchate de eso y protégete, no quiero que te
destrocen esta preciosa cara- una de sus manos subió hasta mi barbilla.
- Yo si quiero,
así quizás me dejas en paz.
- Lo mío por ti
va más allá que solo el físico, bailarina.
Y me dio un
pequeño beso, no fue nada brusco, simplemente presionó sus labios con los míos
y después se separó. Por un segundo olvidé que tenía que pelearme, no me
esperaba ese tipo de besos viniendo de él, y me había gustado. Justin sacó de
una caja un protector para mis dientes, yo me lo puse y me miró fijamente a los
ojos negando con su cabeza, después miró su móvil, cogió una toalla en su mano
y en una bolsa metió todas las botellas de agua que había sobre la mesa.
- Vamos.
Justin avanzó
hacia la puerta y yo lo seguí, justo antes de salí me quité la sudadera y la
tiré a una silla que había cerca. Cerré la puerta cuando salí, todo estaba a
oscuras, solo iluminaban varias luces blancas que se movían por todo el
recinto. De repente todas las luces se centraron en el lado contrario por el
que yo iba caminando junto a Justin.
- En la banda
derecha tenemos a Lara Domínguez.
Todo el mundo
empezó a aplaudir y a silbar, parecía que la chica era conocida, yo todavía no
podía verla desde mi lado. Cuando menos me lo esperé las luces apuntaron mi
camino y la voz me presentó.
- Y en la banda
izquierda tenemos a – hizo una pausa, empezaron a sonar un redoble de tambores,
entonces todo paró y dijo mi nombre-. Hayley Reeves.
El sitió
estalló en un aplauso, había silbidos y gritos, pude escuchar como gritaban “tú
puedes”, personas que no me conocían me estaban apoyando, todo por estar con
Justin. Justin se giró sonriendo, todo esto le encantaba, se le podía notar en
los ojos. Yo estaba concentrada, pero le sonreí de vuelta. Llegamos al ring,
Justin se subió apartando las cuerdas, yo lo seguí. Pude ver cómo era mi contrincante
por primera vez, Justin me la quería haber enseñado hace un par de días, pero
yo no quería saber nada de ella. Era igual de alta que yo, nuestra complexión
era la misma, era morena de piel y tenía unos ojos oscuros, tan oscuros que
parecían negro. Llevaba el cabello recogido en una coleta alta, era rojo, tan
rojo como la sangre. Nuestras miradas se conectaron por un segundo, yo la
aparté rápidamente.
- No es gran
cosa- me dijo Justin, después me apretó el hombro-. Suerte.
Y se fue, dejándome
sola en mi esquina. Una mujer que estaba con la otra chica se fue también, dejándonos
solas. El hombre que estaba en medio nos indicó que nos acercáramos, y eso
hicimos. Lara agarró mi mano fuertemente, yo la miré a los ojos, no por
intimidarla, si no por simple curiosidad. Y entonces sonó un pitido, el hombre
que estaba en medio bajó su mano y se separó. Yo instintivamente me alejé.
Lara se puso en
posición defensiva, protegiendo su cara mientras se acercaba a mí. Yo la esquivaba,
huyendo de ella. Me entró el pánico, no sabía que hacer, solo quería correr,
huir. Aparté mi mirada de la chica por un segundo para buscar a Justin, para
decirle que me sacara de allí cuando lo encontré estaba negando con la cabeza
abriendo los ojos. Tardé en darme cuenta que me estaba diciendo que no apartara
la mirada. Lara me derribó de un golpe. Mis costillas me dolían, me retorcí en
el suelo, todo se había quedado en silencio o yo no oía nada.
- Levántate-
escuché la voz de Justin.
Entré abrí los
ojos y lo vi al otro lado de las cuerdas a mi altura, me miraba a los ojos
fijamente. “Tienes fuerza en las piernas”, la frase de Justin se repitió en mi
cabeza. Y eso hice, rodé sobre el suelo y busqué con mis pies las piernas de
Lara, me enrosqué en ella y tiré, su cuerpo sonó contra el suelo. Yo aproveché
para levantarme apoyándome en las cuerdas, y me protegí con mis brazos, ella ya
estaba de pie y venía hacia mí. Me pegó otro puñetazo en la mandíbula, y otro
en la barriga, no podía reaccionar, solo me sujetaba las cuerdas. Cuando fue a
pegarme otro me agaché y me aparté. No le di tiempo a la chica a reaccionar y flexioné
mi pierna para darle en el pecho, la chica dio varios pasos hacia atrás. Entonces
escuché un silbido y el hombre de antes se puso entre nosotras dos, yo me giré
y vi a Justin en mi esquina con agua y una toalla. Escupí lo que me protegía
los dientes y bebí agua.
- Tienes que
atacar- dijo él.
- No sé cómo
Justin, me he quedado en blanco.
- Piensa en lo
que estuviste pensando la otra noche.
Cerré los ojos,
me volví a poner el protector y Justin se fue justo cuando volvía a sonar el
pitido, fui al centro del ring y continuó la pelea. Lara me golpeó justo en la
nariz, y no sonó muy bien que digamos. Me caí al suelo de culo, me pasé la mano
por la nariz y la venda de la mano estaba llena de sangre, Lara aprovechó y me
dio patadas en la barriga. Quise llorar, pero no, no podía, tenía que ser
fuerte, como mi hermano. Mi hermano, Dylan… Esto iba por él, por el capullo que
estrelló su coche contra el suyo. Me levanté, yo no veía a Lara, era una
persona sin cara, fui hacia ella. Como una leona, como dijo Abby, fijando a mi presa.
Empecé a pegar puñetazos, algunos les daba, otros no. Empecé a escuchar como el
público se animaba. Le cogí al cabeza entre mis manos y la bajé hasta darle contra
mi rodilla. Lara cayó al suelo recogiendo aire. Yo me aparté asustada, me giré
y vi como Justin tenía los ojos como plato y se tapaba la boca.
Cuando me quise
dar cuenta Lara estaba ya de pie y me miró desafiante, vino enfilada hacia mí,
pero le corté el camino dándole una patada en la nariz. Volvió a sonar otra vez
el pitido, Justin me trajo esta vez un cubo en el que escupí toda la sangre que
se me había acumulado en la boca, después bebí agua. Justin me dio la toalla y
me la pasé con cuidado por la nariz.
- Ay que ver lo
que haces para no acostarte conmigo, bailarina- dijo cogiéndome la cabeza entre
las manos.
Yo le sonreí
sin apenas aliento, él se volvió a ir y la pelea continuó. Pero no continuó por
mucho tiempo más, una de las veces que acabé en el suelo busqué sus pies con
mis manos y acabé subiéndome encima de ella, intentó quitarme, pero yo solo
estaba concentrada en que esto terminara. Empecé a pegarle puñetazos a la chica
que intentaba con la fuerza que le quedaba quitarse de encima de mí, se quitó a
duras penas, yo me levanté apoyándome en las cuerdas, ella igual. Escupió a su
lado y me miró, no aguantábamos más, pero yo quería ganar. Le di una patada en
el pecho que hizo que se abriera los ojos y su cuerpo cayó contra el suelo como
un peso muerto. Todo se quedó en silencio, Lara no se movía.
La mujer que
estaba con ella se subió al ring y se agachó junto a ella, puso su mano en su
cuello y miró a su alrededor como buscando a alguien. Yo me giré y vi a Justin
que ya estaba arriba, fui hacia él y me rodeó con sus brazos, yo apenas me
podía sostener.
- Justin…
-susurré. No quería decirlo, no quería preguntar si estaba muerta.
- Calla- Justin
me abrazó y escondí su cabeza en su pecho.
- Me quiero ir
de aquí, por favor, sácame.
- Respira,
respira.
Y eso hice, o
por lo menos intenté. Me giré buscando a la chica en el suelo, había un hombre
dándole golpes en su pecho, haciéndole la maniobra de primeros auxilios. Yo
tenía el corazón en un puño, mi visión estaba borrosa. El cuerpo de Lara se encorvó
y empezó a toser, yo empecé a llorar, me separé de Justin y me bajé del ring,
corriendo hacia la habitación donde había estado. No sé de donde saqué la energía,
pero cuando llegué me caí de rodillas junto al váter que había al lado de la
ducha y empecé a vomitar. No había escuchado pasos al lado mía, pero sentí una
mano acariciando mi espalda.
- Ya está, ya
ha terminado. Has ganado Hayley.
Sentí como mi
cuerpo se relajó, se fue toda la adrenalina de golpe. Me separé del váter, pero
fue el último movimiento que hice, ya que después no me acuerdo de nada más.
Cuando me
desperté estaba tumbada en la parte trasera de un coche, mi cabeza se
encontraba sobre las piernas de Justin. Me fui a levantar rápidamente, pero
Justin me lo impidió.
- Tranquila,
bailarina.
- ¿Está bien?
¿Ya se ha despertado? – escuché la voz de Abby de fondo.
Cuando mis ojos
se acostumbraron a la luz que había en el coche me fijé que no era el mismo
coche en el cual habíamos venido Justin y yo, era más espacioso. Abby se asomaba
por el sitio del copiloto, me sonrió y yo le sonreí.
- Ves, te dije
que se iba a despertar, no hacía falta llevarla al hospital- la voz de Eddy
sonaba serena.
- ¿Dónde vamos?
- pregunté.
- A nuestro
sitio- dijo Justin-. En estas condiciones no puedes entrar en el internado.
No tenía
fuerzas para quejarme, así que simplemente me callé. No quise mirar a Justin,
demasiada vergüenza me daba el tener que estar tumbada sobre sus piernas.
Cuando se paró el coche me senté poco a poco, Justin se bajó abrió mi puerta,
intentó cogerme, pero no le dejé.
- Puedo andar-
le avisé.
- Me gustaría
verlo- dijo y se cruzó de brazos.
Yo me moví suavemente
hasta el final del asiento y saqué mis piernas, no iba a poder, pero tampoco lo
iba a decir.
- Ay, por
favor- dijo Abby empujando a Justin y colocando un brazo mío sobre sus
hombros-. Anda vente.
Me apoyé en
ella y entramos, me acuerdo del sitio. Fue donde Justin me presentó a su banda,
donde estaba el piano por el cual Norman se había enfadado conmigo. Abby me
dejó en el sofá más cercano.
- Toma- dijo
Eddy tendiéndome una bolsa con hielos.
Yo la cogí y no
sabía realmente donde ponérmela, me dolían muchas partes de mi cuerpo, opté por
ponérmela en la nariz. Después Abby llegó con una pastilla y un vaso de agua,
me la tomé sin preguntar, si me iba a quitar el dolor me daba igual que era.
- ¿Nos dejáis a
solas? – preguntó Justin. Abby me miró y yo asentí con la cabeza, o por lo
menos lo intenté. Eddy cogió a Abby del brazo y se la llevo a otro sitio.
Justin se sentó
a mi lado con una cerveza en la mano.
- Bueno, te lo
has ganado. ¿Qué quieres saber sobre mí, bailarina?
Se me vinieron
mil preguntas a la cabeza, no sabía que preguntar así que le hice la pregunta
más genérica que se me ocurrió.
- ¿Cómo has
acabo en esto? – pregunté apartándome por un segundo la bolsa de la nariz,
Justin rió.
- Yo no he
acabo en ningún lado, yo nací en esto.
Justin tomó un sorbo
de su cerveza, mirándome, esperando ver alguna reacción, pero tampoco era que
podía mover muchas partes de mi cara, me quede callada esperando que
continuara.
- Vale- Justin
miró a su alrededor, se veía que le costaba hablarme, y por un segundo quise
retirar el reto, pero después recordé el dolor que sentía y me autoconvencí de
que lo suyo no era mucho más doloroso-. Mis padres trabajan de esto, ¿vale?
Pero al parecer como todo el mundo aquí, querían irse, por lo tanto, nadie sabía
que habían tenido un hijo para no poner mi vida en peligro. El plan de mis
padres era ahorrar dinero para poder huir del país, comprar una casa y empezar
una vida totalmente diferente. Cuando yo
tenía 5 ó 6 años, no me acuerdo muy bien- se llevó una mano a su frente,
presionándose la cabeza-, mi padre tuvo la suerte de participar en un golpe muy
fuerte, era el dinero necesario y nos sobraba. Mi madre compró los billetes de
avión y estábamos haciendo las maletas cuando el jefe de mi padre vino en su
busca, ya que se había llevado todo el dinero en vez de repartidlo. Yo me había escondido en un armario, como
siempre hacia cuando venía alguien de improviso, por los agujeros de la puerta
vi como mataban a mi padre y después a mi madre.
Justin paró,
bebió de un tirón todo lo que le quedaba de la cerveza y la dejó sobre la mesa.
Sus ojos color miel estaban ahora más oscuros que nunca, no sabía si había
terminado todo, cuando fui a hablar cuando él continuó.
- Me
encontraron por culpa de los llantos. Me llevaron a una casa junto a otros
niños y nos dieron como regalo al padre de Abby, él fue un gran mentor. Me
entrenó y me enseñó todo lo que sé hasta ahora. Al tiempo me enteré de que él
había sido amigo de mis padres, y cuando se enteró de mi existencia decidió
cuidarme. Jordi, el hombre que has visto hoy es el único contacto que tengo con
mi familia de sangre. Es el hijo de la hermana de mi madre, pero nadie quiere
saber de mi existencia. Pero por suerte tengo una familia que ha sido elegida
por mí, que no cambiaría por nada. – Justin entrelazó sus dedos y me miró, sus
ojos seguían firmes-. ¿Alguna pregunta?
- ¿Qué pasó con
la gente que mató a tus padres? – tenía miedo a la respuesta.
- Cuando cumplí
16 años fui de incógnito a su localización, nadie se acordaba de mí. Llegué
hasta el despacho del jefe de mi padre, le apunté con una pistola entre sus
cejas- dijo mientras hacía con su mano izquierda la forma de una pistola y la
ponía entre sus cejas-. Y boomb.
- ¿No te atraparon?
- pregunté.
- Así no va la
cosa- dijo riéndose y negando la cabeza-. Después de eso todo su personal me
pertenece, no me podían tocar. ¿Alguna pregunta más? – dijo mirándome a la cara
como si me acabara de contar una historia, como si no fuera real.
- No…
- De acuerdo,
pues tengo cosas que hacer, cuando te quieras ir se lo dices a Eddy.
Justin se
levantó cogió la botella de cerveza vacía y me dejó sola en la habitación.
Todavía no me creía lo que me acababa de contar, ¿con 16 años había sido capaz
de matar a un hombre a sangre fría? Todo mi cuerpo se había congelado, tenía
los pelos de punta y las ganas de vomitar habían vuelto. Todo esto era mucho
más oscuro de lo que me había imaginado, Justin era mucho más oscuro de lo que
pensaba y eso no me tranquilizaba en absoluto. No sabía si me daba pena o me aterrorizaba
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Uf, había pensado en dejar el capítulo justo antes de que Justin contara la historia, pero después caí en que os dejé un mes sin capítulo y tampoco os quería dejar con el "suspense" otra semana, así que ahí lo tenéis. Espero que os haya gustado y me encantaría leer vuestras opiniones!!
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