Dándome una ducha después del entrenamiento caí en que mañana era el gran día, había llegado mucho antes de lo esperado y realmente no me creía que iba a tener una pelea cuerpo a cuerpo con otra mujer. Me hubiera reído si me hubiesen dicho que en algún momento de mi vida iba a pelear. Yo, una chica de lo más común, criada con la ideología de mi hermano de que la violencia no arregla nada, iba a participar en un combate.
Desde que le
dije a Justin que me iba a de vacaciones con Tyler los entrenamientos habían
durado lo necesario, él venía entrenábamos y se iba. No hablábamos, solo para
que me diera instrucciones y cuando pelábamos cuerpo a cuerpo me dejaba
destrozada en el suelo. Por las noches me quedaba entrenando sola, sobretodo
porque no me sentía preparada, no esperaba poder enfrentarme a Justin y ganarle
tan pronto, pero tampoco que me derribara al segundo golpe. Iba a perder la
pelea, eso lo tenía asegurado y además me daba igual, quizás salía con la nariz
rota y varios moratones, pero perdiendo él se buscaría a otra y yo me libraría,
ya hasta me daba igual conseguir sacarle a Justin algo del pasado, no me
compensaba.
Había
conseguido que Abby me perdonara, o eso creía yo. Me presenté en su cuarto a la
mañana siguiente de nuestra “pelea” con dos cafés y un par de donuts, nos
quedamos en su cuarto hablando toda la mañana hasta que llegó la hora de ir a
clase. Yo entendía su enfado, pero quería un poco de apoyo de su parte, quería
sentir como si hiciera algo importante y que no siempre dependía de los demás,
que podía servirle de utilidad, me cansaba el que me tuvieran que estar
cuidando cada dos por tres. Ella lo entendió y entre las dos logramos arreglar
mi plan de las vacaciones, iba a ir los dos primeros días con Tyler y después
yo le enviaría la ubicación a ella para que viniera a por mí, no tenía por qué
salir mal, era todo muy sencillo. Todo con la condición de estar hablándole
cada dos por tres, además solo tenía que intentar captar alguna información que
tuviera que ver con el dinero mencionado, y si lograba sacar algo relacionado
conmigo mejor, pero esa parte no la sabía Abby.
El mayor cambio
que había notado desde la fiesta de Justin fue que ni Tyler ni Justin solían
estar mucho por el internado, apenas los veía a la hora de la comida o de la
cena, pero Justin nunca faltaba a nuestros entrenamientos, aunque no
hablásemos… Con Tyler las cosas habían
sido diferente, me seguía tratando igual de bien y yo intentaba comportarme de
igual manera, aunque todavía me pesaban mucho sus palabras. Pero llegó un punto
en el cual volví a pensar ¿y si el Tyler de la fiesta había sido todo un
papel?, y si solo se comportaba así para enfrentarse a Justin… Pero nada me
convencía y seguía desconfiando de él.
Decidí salir de
la ducha cuando escuché a chicas quejándose, se me había pasado la hora. Me
puse mi albornoz y fui directa hacia mi cuarto. Era viernes, el último día de
clases de la semana y tenía ganas de descansar esta tarde, de hablar con Abby
aunque no podía decirle nada de la pelea pero estar con ella me relajaba. Me
comía la cabeza el hecho de que me quedaba menos de un mes para acabar las
clases y todavía tenida proyectos que entregar y exámenes por hacer, tampoco
esperaba aprobar todas las asignaturas, y las que aprobara no serían con buenas
notas, pero realmente era lo último que me importaba ahora mismo. Cuando salí
de mi cuarto vi a Abby apoyada en su puerta enfrente a la mía, tenía la mirada
puesta en el suelo y se estaba protegiendo con los brazos, no caí en porque
hacía eso cuando di un paso más y salí de mi habitación que vi a un Tyler
sonriente apoyado en la pared, cuando me vio aparecer se giró hacia mi.
- ¡Hayley! – me
pasó un brazo por mis hombros y me beso en la sien.
- ¿Qué pasa?
¿Por qué esta aquí? - mi cuerpo se tensó, podía sentir la tensión que había
entre Abby y Tyler y no me gustaba para nada.
- ¿No te ha
hecho ilusión? – Tyler se apartó un poco y miró de reojo a Abby.
- Si, si- dije
rápidamente, y forcé a sonreír-. Es solo que ayer no te vi en todo el día, me
has sorprendido.
- Por eso
mismo, no hagas planes esta tarde, ¿vale? He conseguido un poco de tiempo libre
y vamos a ir al pueblo a dar una pequeña vuelta que hace mucho que no estamos a
solas.
- Yo debería
estudiar y …- no sabía realmente porque estaba poniendo excusas, pero no quería
estar con él.
- Vamos Hayley,
te he echado mucho de menos…
- Bueno… Pero
no volvamos muy tarde, ¿vale?
- Tus deseos
son ordenes- dijo sonriendo y me dio un beso en la mejilla, después miró
directamente a Abby, que ya había levantado la mirada-. Hasta más ver Abigail.
Abby no movió
ningún gesto de su cara, simplemente se le quedó mirando hasta que empezó a
avanzar camino abajo por el pasillo. Nadie parecía extrañarle ver a Tyler, un
chico, por el pasillo de las chicas. Rápidamente avancé hasta llegar al lado de
Abby.
- Nunca había
escuchado que nadie te llamase Abigail.
- Nadie me
llama así. Solo mi padre y… - ella apretó la mandíbula y se apartó de la
puerta- y sólo él claro…
No parecía muy
convencida, pero tampoco quise darle importancia. La mañana siguió con total
normalidad, las clases eran aburridas, no vi ni a Tyler ni a Justin en toda la
mañana y desde el encuentro con Tyler, Abby había estado extraña, como un tanto
distante y nostálgica, quizás extrañaba a su padre.
La hora de
quedar con Tyler se acercó, me puse unos jeans de tiro alto y una camisa de
botones. Realmente no sabía dónde iríamos, pero con Tyler me esperaba cualquier
cosa. Al abrir la puerta de mi habitación lo encontré enfrente, llevaba un una
chaqueta de traje y una camisa blanca.
- ¿Voy poco arreglada?
- pregunté.
- Que va, vas
estupenda. Vamos, que el coche nos espera.
Un hombre, que deduje que era el chofer estaba junto a
la puerta de los pasajeros, Tyler me guio con la mano en mi cintura hasta ese
hombre. Abrió la puerta y me dejó entrar, cuando me senté cerró la puerta y
Tyler se fue hacia la otra puerta al lado mía. Si algo había notado de Tyler es
que todo era lujo, como el coche, el haberme llevado a un club y haber
reservado toda la segunda planta, o parte de ella. Nada había sido barato, todo
era un derroche de dinero totalmente innecesario. En cambio, con Justin todo
era más normal, me llevaba en su moto, comía tostadas de mantequilla y canela,
hacía una fiesta en un pequeño local… Lo más lujoso había sido el que me
regalara dos vestidos. Realmente prefería lo que me daba Justin, el lujo de
Tyler me parecía frio, tanto como el cuero que envolvía los sillones del coche.
Con eso no pensaba que Tyler fuera más rico que Justin, pero si que le gustaba
más lo llamativo y Justin era más discreto. La mano de Tyler sobre mi rodilla
me sacó de mis pensamientos. Me giré y le sonreí.
- Estabas muy concentrada, ¿en qué pensabas pequeña? –
me preguntó.
- En todo un poco- dije sonriendo, y me apoyé en su
hombro, él paso su brazo por detrás de mi cabeza. Si todas mis teorías eran
cierta y Tyler solo me quería por algo en especial, lo cual yo no sabía aun que
era, se le daba muy bien fingir, y yo intentaba ser igual o mejor que él.
- Muy profundo, ¡eh!
- Ya, un poco. ¿Dónde me vas a llevar? – dije
cambiando de tema.
- Al mejor restaurante italiano del pueblo.
- Tú no escatimas en gastos- dije riendo para quitarle
peso a la frase.
- ¿Para qué esta el dinero si no? No me sirve de nada
tenerlo guardado, y sí, me gusta vivir bien y sobre todo, quiero que tengas lo
mejor- me besó en la cabeza. No supe hasta qué punto era cierto.
El coche paró enfrente del típico restaurante
italiano, con sus pequeñas mesas con manteles de cuadros rojos y blancos, en
medio de cada mesa había un pequeño jarrón con una flor. Al entrar un hombre
vestido de traje negro nos recibió y sin decirle nada nos llevó hasta una mesa
en el centro de la sala. El restaurante estaba vacío, no me había percatado de
ese detalle hasta que miré a mi alrededor. Eran las 8 y media, quizás un poco
temprano, pero no como para que no hubiera ni un alma.
- No me digas que has reservado todo el restaurante-
dije sin creerlo, pero cuando Tyler empezó a sonreír me di cuenta de que así
era-. Por favor Tyler, no es necesario todo esto.
- Quiero lo mejor para ti, además quería un poco de
intimidad- dijo mientras me ayudaba a quitarme la chaqueta y se la dio al hombre
que todavía estaba con nosotros, luego apartó mi silla para que me pudiera
sentar.
- Entonces, muchas gracias- dije sonriendo.
Tyler me sonrió de vuelta y se guitó la chaqueta para
dársela al hombre que nos dejó solos, de fondo se escuchaba una canción lenta
para llenar el vacío que dejaba nuestro silencio. Estuvimos poco tiempo solos,
al poco tiempo un muchacho llegó con una botella de vino, se la enseñó a Tyler
y a mí, yo asentí como si entendiera algo, pero realmente solo estaba imitando
a Tyler. Nos sirvió en nuestras copas y se marchó, Tyler cogió la suya y yo
cogí la mía.
- Por nosotros, por esta gran noche y porque nada se
interponga entre nosotros- no quitó su mirada de la mía hasta que chocamos con
delicadeza nuestras copas y después bebimos un sorbo. Su mirada nunca me había
intimidado tanto, creía imposible que sus ojos claros pudieran crear una mirada
tan oscura. Pero todo era posible, y poco a poco creía más en eso de que las
apariencias engañan, y que nadie es cómo crees.
Luego pedimos de comer, yo pedí una pizza margarita
porque era lo único que se me era conocido de la carta mientras que Tyler pidió
lo más raro de la carta.
- Bueno, cuéntame, cómo te va todo… Siento que nos
hemos distanciados, te siento más lejos de mi, y no me gusta. Sé que en parte
es mi culpa- Tyler me agarró una de mis manos por encima de la mesa-. Espero
que me creas cuando te digo que me fastidia el no poder haber estado más tiempo
contigo…
- Te creo Tyler- dije sería, una parte de mi quería
creerle, que todo fuese como antes de la fiesta, que él chico bueno fuese
realmente un chico bueno. Me gustaba ese pensamiento, pero nada era tan fácil.
- Es solo que desde que Justin ha vuelto a la carga
nos hacen todo tan complicado… Intentan entrar en nuestro territorio y hacer
cosas que no tienen que hacer. Todo por molestarnos.
- No creo que todo lo que haga sea para fastidiaros…-
dije bajando el tono de mi voz, realmente yo apoyaba mi pensamiento. Justin
hacía sus cosas, cosas de las cuales no tengo ni idea, pero no creo que su
objetivo principal fuera destruir a Tyler.
Un camarero trajo nuestra comida y hasta que no se
marchó no se retomó la conversación.
- No lo conoces como yo lo conozco Hayley, he estado
tratando con Justin casi toda mi vida. Y siempre ha buscado motivos para
atacarnos. Como lo de Camille, inventó toda esa historia de que yo la tenía
presa, que le hacía cosas horrorosas- Tyler se llevó una mano a su cabeza y
suspiró-. Tú sabes como soy realmente Hayley, nunca te he hecho daño, nunca le
haría daño a nadie…
- ¿Y me estás diciendo que Justin si le haría daño a
alguien aposta?
- Joderme la vida es el pasatiempo favorito de Justin.
Puse mis ojos en ti desde el primer día que entraste en el internado y Justin se
enteró, desde entonces no para de entrometerse en nuestro camino, hasta seguro
que te come la cabeza conmigo, ¿se ha enterado que vas a pasar las vacaciones
conmigo? – yo asentí la cabeza -. Seguro que desde entonces te trata diferente,
para hacerte sentirte mal y que al final no vengas… Sabes cómo es él, y todo
esto es parte de su juego, tiene una mente muy retorcida.
- Tú esas haciendo lo mismo que él, tú no quieres que
esté con Justin y él no quiere que esté contigo. Dime, ¿a quién le hago caso?
- Eso es decisión tuya Hayley, pero yo nunca te lo
haría pasar mal si no me eliges. Como ya te dije una vez, eres libre, no quiero
que te sientas presionada y si alguna vez te has sentido así, perdóname.
- No pasa nada…- me costaba mantenerme fiel a mis
principios, su voz se metía en mi cabeza intentando buscarle una explicación a
lo que dijo en la fiesta.
- Solo quiero hacer que te sientas mejor en medio de
este tornado.
- Y lo haces Tyler, pero dejemos ya ese tema, ¿vale?
Estamos lejos de Justin y de todos esos, ahora solo estamos tú y yo, disfrutemos-
sonreí y él me sonrió de vuelta.
A partir de entonces la conversación fue mucho más
ligera, hablé de mis clases de como todavía tenía que terminar un trabajo de
literatura. Lo que hizo que recordásemos la vez que entró en la clase a leer un
poema, él sabía que tenía entonces a todas las chicas locas, aunque no lo
quería asumir, pero que él solo se centraba en mí. No sé si fue culpa del vino
o no, pero me fui relajando mientras pasaba el tiempo, incluso nos reíamos.
Hubo un momento en el que se levantó para ir al cuarto de baño y dejó su
teléfono sobre la mesa, y la imagen de Abby diciéndome que intentara meterme en
su teléfono se me vino a la cabeza y cuando Tyler desapareció de mi visión lo
cogí rápidamente. Sabía que tenía código, pero mientras cenábamos su móvil
había vibrado unas cuantas veces y solo había deslizado el menú de arriba para
quitarlos de la pantalla, así que esperaba poder leer alguno de los mensajes. Tenía
varios mensajes de Adriel, que si no me equivocaba era el hermano mellizo de
Kat.
“Tenemos que hablar, es urgente”
“Lo siento, se me había olvidado que cenabas con
Hayley”
“Perdona por molestar.”
“Espero que te lo pases bien”
Realmente estos mensajes no me daban nada importante,
solo que sabían que estaba conmigo y que les había dicho que no les molestara.
Entonces le di al botón esperando que apareciera la pantalla para introducir el
código, pero el teléfono de abrió. Me asusté con la idea de que lo haya dejado
aquí y sin código aposta. Lo primero que me llamo la atención fue que de fondo
de pantalla tuviera una foto de él abrazando un perro, bastante tierno la
verdad. Me metí en sus mensajes, con cuidado de no darle al de Adriel y me
llamó la atención uno que decía “Me alegro por ti hijo.” como nombre tenía una
AA. Me metí y leí como le había dicho Tyler a esa persona, que suponía que era
su madre: “Hayley viene conmigo en navidades, por fin la vas a poder conocer.
Es muy buena chica y creo que es la indicada mamá, quizás ella consiga que yo
abandone todo esto.”
- ¿Desea más vino señorita? – la voz del camarero me
sobresaltó. Por instinto bajé el móvil hasta esconderlo debajo de la mesa.
Asentí con la cabeza y volvió a llenar mi copa. Después me volvió a dejar sola.
Me salí de los mensajes de Tyler y dejé el móvil tal y
como estaba. ¿Le había hablado de mi a su madre? ¿Tan sería iba la cosa? ¿Yo
iba a ser la que iba a sacarlo de todo esto? Esta nueva información descolocaba
todos mis esquemas, quería que se acabara le cena para poder llegar y hablar
con Abby, ¿y si Tyler no era como me lo pintaban? Por suerte apareció a los
pocos segundos de yo dejar el teléfono, cuando nuestras miradas se cruzaron
sonrió de oreja a oreja.
- He tenido una idea espectacular, o por lo menos eso
creo yo- dijo mientras se volvía a sentar.
- ¿Cuál? – dije.
- Estas navidades podríamos ir a la tumba de tu
hermano, seguramente lo echaras mucho de menos, y sobre todo en una fecha tan
señalada.
- Pero seguro que es mucho ajetreo… - realmente esa
había sido mi idea desde un principio, escaparme en algún momento de la casa de
Abby e ir a ver a mi hermano, pero la idea de llevar a alguien conmigo me asustaba.
- Si eso te hace feliz no es ningún ajetreo, es más un
placer. ¿Qué te parece? – me preguntó mirándome a los ojos.
Si Tyler me iba
a presentar a su madre, quizás dejarle que me acompañara al cementerio no era
tan fuerte.
- Me parece perfecto- dije sonriendo.
La cena no duró mucho más, cuando terminamos con la
comida el hombre de antes vino con nuestros abrigos y el mismo coche nos
esperaba en la puerta del restaurante. Nos subimos y pasé todo el viaje apoyada
en el hombro de Tyler, no sabía si esta cena me había aclarado o revuelto más
las cosas. Después de que el coche aparcara en la puerta del internado, Tyler
decidió acompañarme a la puerta de mi habitación.
- Supongo que un beso sería demasiado después de haber
estado tanto tiempo distantes.
- Un poco- dije sinceramente.
En cambio, Tyler me dio un beso en la frente y me
abrazó tan fuerte que por un segundo sentí como me fusionaba con su pecho.
- Buenas noches princesa.
Le sonreí y entré en mi cuarto, tenía demasiadas cosas
en la cabeza pero al quedarme sola y ver tanta oscuridad caí en que mañana era
mi pelea y no estaba nada preparada. Me puse la ropa de deporte y me fui de
inmediato al gimnasio, así quizás me despejaría un poco la cabeza y además, no
tenía tiempo que perder, tenía que seguir entrenando. Aunque una parte de mi
realmente le daba igual perder o ganar, a la otra parte no le importaba tanto,
quería ganar y restregárselo por toda la cara a Justin. Cuando llegué colgué el
saco de boxeo y cogí los guantes que Justin me había dejado. Empecé a darle
suaves golpes al saco, izquierda derecha, izquierda derecha.
De repente me vino a la cabeza todos los momentos en
los que he tenido miedo, cuando Justin me llevó a su sitio con los demás de su
banda y me sentía acorralada con Norman en la sala del piano, podría haberme
matado allí mismo que nadie se iba a enterar. Los golpes empezaron a ser más
fuerte. Cada vez que Camille decidía enfrentarse a mi sin razón alguna,
seguramente de una patada me hubiera dejado en el suelo. Cuando en la fiesta de
Justin tuvimos que huir por la puerta de atrás porque si nos hubiéramos quedado,
yo no hubiera aguantado. Hasta el momento en el que Abby me pilló siguiéndola y
puso su cuchillo sobre mi cuello.
Empecé a notar unas cuantas lágrimas sobre mi mejilla,
me las sacudí con ayuda de los guantes. Me sentía la niña pequeña que no podía
protegerse, solo me sentía bien siendo la niña pequeña con mi hermano, y él ya
no estaba. Últimamente pensaba mucho en él, me acuerdo que unos meses antes de
que falleciera me llevó a su cuarto, había hecho sitio y me dijo que me iba a
enseñar cómo defenderme. No me lo creía viniendo de él, pero en sus ojos se notaba
que iba enserio, y no quise rechistar, practicamos un poco, pero él se puso de
repente muy agresivo, su mirada se había vuelto muy oscura, me dio miedo por un
segundo y le hice que parara. Se sentó en su cama y me dijo que me fuera,
cuando volví a verlo estaba tan alegre como siempre. Fue de las pocas veces que
tuve miedo de mi hermano, quizás fue la única vez.
Mis puñetazos iban más y más enserio, esto era por el
cabrón que se estrelló contra el coche de mi hermano, por el que me lo quito de
mi lado dejándome sola. Ya no podía controlar las lágrimas. Paré, lancé los
guantes al suelo y el saco de boxeo golpeó contra mí, yo lo abracé y me deslicé
poco a poco hasta llegar al suelo.
- Hayley...
Al escuchar mi nombre me giré rápidamente y me levanté
apoyándome en el saco. Pude distinguir la figura de Justin en la oscuridad,
como se iba acercando a mí.
- No te acerques Justin- le advertí.
- Tienes que dormir.
- Todo esto es por tu culpa- las lágrimas me
dificultaban la visión.
- Relájate bailarina- la voz de Justin sonaba suave,
se acercaba lentamente a mí con sus manos por delante de su cuerpo.
- No me llames así, aléjate.
- Respira, respira como yo.
Justin empezó a coger aire lentamente, podía ver como
su pecho subía y bajaba, no sé por qué le hice caso, pero mi respiración empezó
a imitar a la suya, fue un alivio notar como entraba aire a mis pulmones.
Justin aprovechó para avanzar hasta llegar a mi lado y me abrazó, yo me dejé.
Sus brazos me pegaban a él como intentando consolarme, no había ninguna otra intención.
No dejé de llorar, fue aún peor, podía notar como mojaba su camiseta.
- ¿Quieres seguir yendo mañana a la pelea?- me
preguntó.
- Si- dije alejándome de él dándole un pequeño
empujón.
- Si no quieres, no pasa nada- Justin me apartó un
mechón de mitad de mi cara, después me acarició la mejilla secándome varias
lágrimas.
- Lo quiero hacer por mi hermano.
- Pues entonces ve a dormir, necesitas descansar.
- No puedo, tengo que seguir entrenando.
- Pues entonces te llevaré conmigo.
- No Justin, enserio...- pero yo no tenía fuerzas para
pararme, metió un brazo detrás de mis piernas y me elevó. Yo pasé un brazo por
detrás de su cuello.
- Estás más que preparada, no sé en qué estarías
pensando, pero piensa en lo mismo mañana y todo irá bien- me dijo mientras
salíamos del gimnasio, yo apoyé mi cabeza en su pecho-. Todo va a salir bien
bailarina.
Lo siguiente que noté fue como me dejaba con
delicadeza en la cama. Noté sus suaves sabanas rozarme los trozos de mi cuerpo
que no estaban tapados, se notaban mucho más suaves que las mías. No sentí su
cuerpo en toda la noche, escuché varias veces la puerta abrirse y cerrarse,
pero ya todo me daba igual, yo solo quería dormir y eso mismo hice, a los pocos
segundos mi cuerpo logró liberarse de la tensión de hace un momento y caí en un
sueño profundo.
“Justin tiene una mente retorcida” me había dicho Tyler,
pero con él había veces que me sentía como con mi hermano, protegida y sin
miedo. Y mi hermano no tenía una mente retorcida, o al menos eso yo creía.
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Me ha costado la vida escribir este capítulo, no sé por qué realmente... Pero bueno, no pasa nada, ya está escrito y me muero de ganas de escribir el capítulo de la pelea, ¿qué que creéis que pasará? ¿Ganará? Bueno, eso lo veremos en el siguiente capítulo y Tyler... ¿Qué se traerá entre manos?... ¿Confiáis en él?
Gracias por seguir leyéndome a pesar de todo. <3
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