Content

Capítulo 2




Me quedé sentada en las sillas de enfrente de su habitación hasta que llegó su madre. De vez en cuando lo miraba por la ventanilla de la puerta y estaba descansando viendo la televisión, había veces que me había pillado mirándolo y una vez se le escapó una medio risa ya que me aparté corriendo de la ventana. Cuando llegó su madre me preguntó por su estado, que cómo lo veía.

- Esta bien, su cuerpo parece reaccionar bien.
- Menos su mente- dijo en ella como en un leve suspiro.
- Ya...- dije encogiéndome de hombros- Pero todo se puede solucionar, no creo que me vaya a poder olvidarme de por vida.

Ella me sonrió dulcemente, no sé por qué Justin había perdido el contacto con ella. Supongo que al haberse mudado para vivir conmigo había hecho que se enfriara un poco la relación con su madre, ya que no vivíamos muy cerca, pero esto era la excusa perfecta para que volvieran a acercarse ya que no tendría sentido que siguiera viviendo en mi casa, por lo menos no por el momento.

- ¿Crees que estará fuera de aquí para Acción de Gracia?- me preguntó.
- Si, si no tienen motivos para retenerlo aquí lo dejaran ir en un par de días. Andamos escasos de camas libres.
- Supongo que tendré que ir un día a tu casa a recoger su ropa y sus cosas- me dijo.
- Si...
- Me sorprende como estas llevando todo esto- me dijo antes de acariciarme el brazo y acto seguido abrió la puerta de la habitación-. Ya nos veremos.

Yo le sonreí como respuesta. Yo creía que no había tenido tiempo para terminar de asimilar lo que ocurría y es difícil conseguir privacidad en un hospital para llorar, la verdad. Pero si que cuando me paraba a pensar en lo que ocurrí más tiempo de lo debido mi respiración se agitaba, como cuando vio el anillo y no se acordó. Me saqué el anillo del dedo y miré la inscripción "A&J. Always
No permitiría que ese para siempre se acabara, yo no iba a romper la promesa. Tenía ganas de gritarle a la cara todo por lo que habíamos pasado, de todas las palabras que me había dicho, como nos habíamos conocido, como habíamos sido el primer amor de cada uno. De decirle cada risa y llanto que compartimos pero ahora todo parecía un sueño. Si un recuerdo lo recuerda una sola persona se siente vacío. En aquel momento una mano acarició mi espalda, e hizo que se desvanecieran todo mis pensamientos. 

- ¿Cómo te encuentras Aina?

Levanté la cabeza para encontrarme los ojos verdes de Marco observándome desde cerca.

- Estoy.

Sus ojos se entristecieron y se sentó en la silla que estaba a mi lado, puso la mano sobre mi pierna y me acarició.

- He pensado en dejarte la tarde sola, estos dos meses casi que has estado más tiempo aquí que en tu propia casa y ahora que está despierto deberías tomarte un tiempo para ti ya que te has dejado un poco de lado a ti misma.

Tenía toda la razón, el hospital se había vuelto en mi segunda casa, comía y cenaba aquí, incluso dormía. Volvía a mi apartamento para ducharme y lavar el uniforme. Pero tenía mi razones, me dolía el corazón cada vez que entraba a mi apartamento y veía las fotos, hasta con su cepillo de dientes me ponía a llorar. Sobretodo al pensar en lo que me había costado que viniera a vivir conmigo, y me mataba el pensar que no iba a volver hasta saber cuando... Y ahora esa fecha parece cada vez más lejos. Pero aun que el no volviera yo tenía que hacerlo, para prepararle las cosas a su madre.

- No me vendría mal la tarde libre- dije y Marco sonrió, pocas veces le había dejado que hiciera cosas por mi, demasiadas lágrimas y comentarios pesimistas sobre la salud de Justin había aguantado de mi parte estos dos meses.
- Me gusta oírlo. Venga levántate, vete a tu casa y llena la bañera con mucha espuma y vuelve como nueva aquí mañana. Justin necesita verte así. 

Yo giré mi cabeza y le miré, le apreté la mano que tenía sobre mi pierna y le sonreí.

- Muchas gracias por todo esto Marco, no tendrías que haber hecho nada de esto por mi.
- Anda calla antes de que me arrepienta.

Me reí por primera vez en todo el día y me levanté de la silla y me despedí de él y me fui dirección hacía la sala común para llegar a mi casillero y quitarme el uniforme. Era casi como mi segunda piel. Cogí un post-it y escribí "Llámame cuando termines, tengo la tarde libre" y se lo pegué en la taquilla de Cassandra. Habíamos sido amigas desde la escuela de enfermeras y a las dos nos habían cogido en el mismo hospital nada más graduarnos. Después cogí mi mochila con todo y caminé hacia mi coche.



Ni cuando llegaba más bebida de la cuenta a casa me costaba meter la llave más de lo que me costaba meterla hoy. Tenía a mi alrededor varias cajas de cartón que había cogido de unos comercios de mi zona para poder guardar las cosas de Justin. Finalmente me decidí por meter la llave y abrir la puerta, entré y observé en que estado se encontraba la casa. Había cajas de pizza por la cocina, Justin era el que solía cocinar y estos meses me avisa alimentado a base de pizza y comida pre-calentada. Me tocaba a mi ahora empezar a ver recetas ya que no podía seguir comiendo comida basura. Lo primero que vi fue en la entrada un chaquetón de Justin colgado en el perchero. Lo cogí con las dos manos y lo tiré encima del sofá.

- Vamos Aina tu puedes.

Fui a nuestra habitación, tampoco había dormido en mi cama en estos meses, solía dormir en el hospital a su lado, o en el sofá. Abrí el armario de par en par y empece a coger su ropa y a tirarla en el sofá. Estaba haciéndolo lo mas fríamente que podía sin pensar en la situación. Abrí su cajón donde tenia la ropa interior y lo lleve hasta el sofá y lo vacié, de repente vi como caía un cuaderno de cuero del tamaño de mi mano sobre el sofá. Deje el cajón y me senté en el suelo enfrente del sofá. Miré el cuaderno, no sabia de su existencia.

Eché una ojeada sin fijarme en nada, casi todas las páginas estaban escritas. Abrí el cuaderno por la primera página, tenía formato de diario y estaba escrito a mano.

02-10-2010

Tengo el presentimiento de que jamás voy a volver a ver esos ojos, y por eso quiero mencionarla, quiero que exista alguna prueba de que esos ojos existen. Que me miró, que por un segundo el otoño se paró y las hojas dejaron de caer. Que me miró, que de verdad me miró, que hizo que mi corazón latiera rápido y a la vez estuviera en paz, nerviosismo y tranquilidad. Toda una mezcla en mi ser. Fueron apenas 30 segundos los que ella estuvo delante de mi, esperando a una compañera, y de esos 30 segundos dedicó 5 a mirarme. Pasó la mirada sobre mi como si buscara a otra persona, pero cunado me vio nadie puede negarme que dejo de buscar, yo sé que había encontrado lo que buscaba y aun que rápidamente apartó la mirada de mi con una sonrisa avergonzada sé que sintió lo mismo que yo. Y maldigo a aquella pelirroja que la arrebató de delante de mi, demasiado pronto llegó a recogerla. No me dejó que disfrutara, ni que me de despidiera. Se la llevó, y las dos se giraron hacia mi. Ella me sonrió y su amiga tiró de ella. 
Y el tiempo volvió a correr, las hojas siguieron cayendo porque el otoño había vuelto a continuar, llevándose la primavera que sus ojos me habían traido.

Era la primera vez que nos habíamos vistos, yo la recordaba como si fuera ayer. Cassie me había dicho que la esperara en la entrada del edificio principal, que tenía que mirar unos horarios. Era nuestro primer día del colegio de enfermería, la dos con 18 años inexpertas en un mundo de adultos. Y mientras la esperaba lo vi a él. Observándome descaradamente, tenía los ojos puestos en mi y no los apartaba, yo hacía como si no lo mirara pero lo observaba, igual que él a mi. Y cuando Casssie llegó se lo conté, y la dos nos giramos y él no apartaba su mirada de mi. Su descaro siempre ha sido lo que más me gustaba de Justin, no tenía miedo que lo pillaran mirando y decía lo que pensaba y quería, aun que eso tiempo después nos trajo muchas peleas.

Busqué la fecha de 3 días después, que fue cuando nos volvimos a encontrar mientras yo hacía unas fotocopias en una tienda. Era justo la hoja siguiente, ¿este cuaderno solo era sobre cosas nuestras?

05-10-2010

La esperanza es lo último que se pierde, pero te tengo que confesar que yo la perdí, en el segundo día sin verla. Estuve a la misma hora al día siguiente, di vuelta por toda la zona, la busqué por dos días pero no la encontraba. Y entonces fue cuando decidí ir a una tienda a imprimir unos apuntes y ahí estaba ella, delante de una impresora, haciendo fotocopias a un libro. llevaba una gorro de color mostaza a juego con su bufanda. Ella no se había dado cuenta de mi presencia, y yo parecía un psicópata en la entrada observandola. Así que decidí actuar normal, le pedí a la mujer que me imprimiera unos apuntes que había en un USB, ella no se giró a mirarme cuando escuchó mi voz. Cuando me giré a mirarla estaba pendiente al móvil, sonriendo. Puedo decir que me mosqueó por unos segundos, ¿tenía pareja? ¿Cómo podía ser que ella tuviera pareja? Luego me di cuenta de lo estupido que era, ella no era nada mio pero aún así me sentía como si me pusiera los cuernos. Cuando la mujer me devolvió el USB junto a las fotocopias le di las gracias y me fui fuera de la papelería y me quedé en la puerta, pensando si preguntarle el nombre o dejarla ir. Si tenía pareja no era de mi incumbencia meterme en una relación. Y entonces llegó la pelirroja del otro día y gritó su nombre, lo sé porque se giró. Bonito nombre, extraño, peculiar, pero me encantó.Y me lo tomé como una señal. Y cuando salió de la tienda con su amiga le hablé. Repetí su nombre en forma de pregunta, y ella se giró. Ahora me muero de vergüenza, si, es la primera mujer que me impuso respeto pero en su momento le dije: "Bonito nombre, pegadizo. ¿De donde viene?" Ella miró a su amiga confundida y después me miró a mi. "Es japonés" y se fue. Me dejó con tantas preguntas en la boca y sin aliento. 
No voy a decirte su nombre, porque lo he repetido tantas veces en mi memoria que se lo he borrado.

Una fría lágrima se deslizó por mi mejilla y me espabiló. Me había sumergido tanto en el recuerdo que había desaparecido por un segundo de esta realidad y estaba allí en esa papelería. Sentía el frío en mi cuerpo como si estuviera allí ahora mismo. Mi móvil empezó a vibrar y lo cogí, me estaba llamando Cassie.

- Oye, estoy ya llegando a tu casa, así que ábreme la puerta que me estoy congelando.
- No te dije que vinieras- dije mientras me quitaba las lágrimas de la cara y guardaba el cuaderno debajo de un cojín.
- Como si hiciera falta que me lo dijeras.

Yo sonreí, como si pudiera verme por el teléfono y fui hacia el portero y le abrí la puerta de la calle.

- ¿Ya?- pregunté.
- Si- dijo ella y colgó.

La suerte de vivir en un primero es que a los pocos segundos se encontraba en mi puerta, acababa de terminar su turno y seguramente que lo último que quería era estar aquí, pero aquí estaba. Y me abrazó nada más que llegó a mi puerta, sin decir nada y era lo que no necesitaba, porque ya no controlaba mis emociones y quise empujarla pero más me apretaba ella.

- Para que no puedo respirar.
- No me voy a quitar hasta que llores todo lo que tengas que llorar- dijo ella.
- Ya, ya, ya está.

Ella se apartó y me miró a la cara.

- Creo que te quedan unas cuantas lágrimas, pero las dejaré pasar por esta vez- dijo mientras avanzaba hacia el salón, pero de repente se paró-. Aina, ¿por qué no me has dicho que habían robado en tu apartamento?
- ¿Qué?- pregunté, medio riendo porque sabía por qué lo decía.
- Mira como tienes el salón, si que han rebuscado eh.
- Que tonta eres- dije dándole un pequeño golpe-. Son todas las cosa de Justin, se las tengo que meter en caja para que su madre se las lleve.

Ella asintió en la cabeza.

- Pues venga, vamos a doblarlas.

Y a eso nos pusimos, a doblar camisetas y pantalones. Y a meterla en las cajas de cartón que había traido. Ella me contaba de mientras su día en el trabajo mientras yo pensaba en si mencionarle lo del
cuaderno, no sabía que iba a hacer con él pero me parecía algo tan personal que no debería de saber de su existencia nadie.

- ¿Y cómo es que tienes el día libre?
- Marco me la ha dado.
- Marco, Marco...- dijo Cassie.

Yo sabía su opinión sobre por qué se había comportado Marco tan bien conmigo estos días, y yo tenía la esperanza de que eso no fuera así, y que fuera simplemente un amigo más. Pero me costaba hasta a mi pensar eso.

- Es solo un amigo, Cassie, igual que tú- dije mientras guardaba un jersey que yo le había regalado las anteriores navidades. No pienses Aina, no pienses y dobla.
- Pero no me negarás que el hombre no esta nada mal. ¿Has visto el culo que le hacen esos pantalones de traje grises?
- ¡Cassie! Yo no me fijo en esas cosas, y tú menos que tienes novia.
- ¿Y? Que tenga pareja no significa que este ciega... Si estuviera soltera haría más que mirar cariño, pero por desgracia solo tiene ojos para ti.
- Dios mio- me reí poniendo los ojos en blanco.
- Ventajas de la bisexualidad, Aina- las dos no empezamos a reir, hasta que ella me miró algo más serio-. ¿Pero de verdad no echas de menos el calor de otra persona? Son ya dos meses sin nada.
 - Claro que si Cassie, pero yo solo quiero a Justin...
- Pero él no te recuerda cariño...

Yo simplemente me encogí de hombros, tenía razón pero esto no iba a seguir así por mucho tiempo. Él se iba a acordar de mi, y quizás tendría algo que podría ayudarme. Miré delicadamente al cojín que escondía el cuaderno. Quizás leyendo lo que escribió podría recordarme... Tan solo quizás... ¿Valdría la pena arriesgarme?

-----------------------------------------------------------------------

Aquí esta el segundo capítulo. He visto que preferís que suba dos veces por semana, así que intentaré que sean miércoles y domingos, la hora más delante será programada, por ahora me gustaría que fuera a las 18:00 pero no sé, ya lo confirmaré. Y también me habéis mencionado si habrá trailer, si claro, me encantaría y posiblemente sea este finde cuando lo suba o puede ser que sea antes si veo que apoyáis esta historia!! Sabeis que la podéis apoyar con comentarios y pulsando este botón


Muchas gracias por volver a leerme! <3

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho, aunque se me ha hecho muy cortito! Estoy deseando saber más de esta historia.

    ResponderEliminar

Gracias.

Con la tecnología de Blogger.