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Capítulo 13


Puedo sentir como las luces parpadean, como todo da vuelta, como la gente hace que el suelo revote y la música hace que no sepa que hacer, porque me encanta sentir la música alta pero esta está tan alta que me duele la cabeza. Siento como Justin me toca en el brazo, me había olvidado de su presencia, lo miro y veo como su boca su mueve pero no le escucho, él señala mi vaso y pega un sorbo del suyo. Claro, me está diciendo que beba. Miro a mi vaso, lo acerco a mi nariz y lo huelo, mis dudas son ciertas, esto puede que no solo lleve coca cola, miro a Justin que está riendo.

- ¡Eso no es lo que yo quería!- grité.
- No seas niña chica y bebe.

No tiene nada de malo en beber una copa, ¿no? Todas las personas de mi edad beben… Pego un pequeño sorbo a mi copa y el alcohol quema mi garganta, tanto que duele. Aparto el vaso de mí y pongo una mueca con mi boca, de reojo puedo ver la sonrisa de Justin antes de que pegue otro sorbo de su copa.  Acerqué la mía a mi nariz y la olí de nuevo, en el fondo tenía un toque dulce, pegué un trago de nueva y esta vez me sentó mejo. Quizás fue porque no estaba acostumbrada, antes del accidente de mi hermano bebía en contadas ocasiones y después no había probado una gota de nuevo. Levanté la mirada y me fijé en Justin, él me miró a los ojos y luego se acercó a mí, colocó una mano en mi cintura y su boca en mi oído.

- El primero que se la beba elije si bailamos juntos o por separado.
- ¿Quién te ha dicho que quiero bailar?
- Bailarina, a mí no me engañas, sé que esta música te atrae.

Miro mi vaso y el suyo, están más o menos igual.

- Vale, venga. 1, 2 y 3.

Justin y yo nos llevamos el vaso a nuestra boca a la vez, tengo ganas de expulsar todo el líquido que entra en mi boca pero no le voy a dejar ganar. Cierro los ojos mientras el líquido acaba de bajar por mi garganta y bajo el vaso, abro los ojos y veo como él está mirándome con el vaso vacío.

- Eres un poco lenta ¡eh! Eso lo tendríamos que mejorar si vamos a salir más veces juntos.
- No vamos a salir más veces.

Él me quitó el vaso de la mano y se perdió entre la multitud. De repente el pequeño espacio que había entre yo y la gente se fue cuando se fue Justin y volví a sentir todas las personas a mi alrededor dando saltos llenas de sudor, asqueroso. Justin vuelve a los minutos, ya se ha quitado la chaqueta y la sudadera, ahora solo lleva la camiseta color vino tinto y aunque las luces hacen que parezca que está en cámara lenta, puedo sentir como rápidamente su mano va a mi cintura y me pega a él.

- Gane- susurra cerca de mí para que lo escuche- te toca bailar conmigo.
- Llevo tacones, no puedo bailar mucho.
- Tú bailas aunque tenga una lámina de agujas bajo tus pies.

Me ha pillado. Me riendo y empiezo a mecer un poco mi cuerpo, es tan natural para mi moverme lo extraño es que esté quieta. Noto como las manos de Justin se suben de mi cintura a mi cabello y toquetean mi recogido, antes de que pueda pararle el primer mechón cae sobre mi cara y le siguen los demás, Justin tira las horquillas al suelo y me deja la gomilla en mi mano.

- Así mejor- dije él.

Yo me llevo las manos a mi cabello para alborotarlo un poco para que no se quede mal después de haberlo tenido todo este rato recogido, él sonríe mientras se muerde su labio inferior.

- ¿Quieres un truco para tenerlo revuelto natural?- me susurra al oído mientras vuelve a colocar su mano en mi cintura y empieza a moverse.
- ¿El qué?
- Ven conmigo a los reservados y te lo enseño- la última silaba la dice tan baja que me cuesta escucharlo pero aun así hace que mis piernas tiemblen un poco.
- Contigo no voy a un sitio en el que no haya mucha gente.
- Eso lo dices ahora- dice mientras se aleja de mi oído poco a poco.

Tiene las dos manos en mi cintura y yo coloco las mías en su cuello, me asombra la facilidad con la que nuestros movimientos se coordinan, como si hubiéramos bailado mil veces. Él coloca su frente contra la mía y puedo notar su respiración agitada en mi boca. Lleva sus manos a las mía y me da media vuelta, dejándome de espaldas a él. Me agarra por el estómago y apoya su cabeza en mi hombro mientras nos mecemos de izquierda a derecha. Justin baja su boca por mi espalda un poco hasta llegar a la parte del corazón y besa mi piel, el contacto de sus labios es como si me pasaran un hielo por mi espalda. Desearía  no sentir eso, porque es él, es Justin y aunque no lo conozca los rumores que corren sobre él son suficientes para apartarme de él. Pero ahora no puedo apartarme, porque él me tiene agarrada tan fuerte que todo mi cuerpo está contra el suyo. Su respiración se agita lentamente cuando empiezo a hacer pequeños movimientos con mi cintura hacia delante y hacia atrás. Me doy la vuelta y me pongo de cara a él, sus manos se apoyan en la curva de mi cintura. Apoyo mis manos en sus hombros y acerco mis labios a su cuello, sé que debería apartarme, pero quiero hacerle sufrir, quiero que él también tenga una marca de que ha estado con alguna chica esta noche.

Pasó mis manos hasta su nuca y agarro su camiseta mientras presiono mis labios contras su cuello, Justin me ha apretado contra su cuerpo y sé con toda la seguridad del mundo que he escuchado un gemido. Sé que ya le he dejado marca, pero no puedo alejarme,  no sé si es su olor o es la forma en la que me agarra y lo fuerte que respira. Le doy pequeños besos pero cojo aire cuando noto una de sus manos en mi trasero apretándome más a él, tanto que puedo notar algo contra mi muslo.

- Justin- susurro.
- No me llames así que duele.
- ¿El qué?- digo mientras mis manos inconscientemente acarician su nuca.
- La erección que me estas provocando.

Le empujó para apartarlo de mi, no quiero que se piense que soy una chica fácil y menos aun él. Hayley, espabila no te importa lo que piense él, no, claro que no. Observo la mirada de Justin, su entrecejo esta fruncido y aprieta fuertemente la mandíbula, puedo sentir que aunque estoy sudando tengo frío y mis vellos están de punta. Sé que esa es la mirada de un asesino pero aun así me gustaría que… Justin corta mis pensamientos cuando me agarra del brazo y me lleva atreves de  la gente. Me dan codazos, patadas, pero no me importa porque solo escucho el latido de mi corazón. Subimos unas escaleras y pasamos por un pasillo lleno de puertas, aunque también hay gente fuera, me ha parecido ver a una chica en sujetador, pero no sé de qué me sorprendo.

Justin saca una tarjeta de su bolsillo y la pasa por una pantalla, la puerta se abre y Justin me empuja dentro. Cierra la puerta detrás de él de una patada y se vuelve a guardar la tarjeta.

- Justin- digo un poco asustada.

Él está enfrente de mi, noto como su pecho se mueve por su respiración, me da miedo la forma en la que aprieta sus puños. Él no dice nada, directamente va hacia mi cuerpo y me hace dar varios pasos hacia atrás, coloca su boca en mi cuello y hace que me desequilibre tanto que noto como mi cuerpo se desploma y cae sobre una superficie confortable. Justin coloca su izquierda entre mis dos piernas haciendo que mi vestido se suba y puedo notar como mis mejillas se sonrojan. Él se aparta un segundo de mi cuello, dejándome con la respiración entrecortada, ¿qué está pasando? ¿Por qué no le detengo? ¿Por qué su tacto me sienta tan bien?

- Te estas sonrojando, bailarina.

Que no hable por Dios, que se quede callado. Apoyo mis manos sobre su espalda haciendo que se acerque más a mí, las deslizo debajo de su camiseta y noto que su cuerpo también esta sudoroso, pero no me da asco, en cambio  hace que encorve mi espalda. Justin baja una de sus manos que estaba apoyada a mi lado de la cabeza hasta mi muslo, mi vestido esta tan alto que deja mis braguitas al aire. Justin aprieta fuertemente mi muslo y mueve su mano lentamente hacia la tela de mi braguita, pero me doy cuenta que lo hace sin desviar la mirada de mis ojos y su mirada es oscura, tanto que siento algo de tristeza en el fondo de mi corazón, cuando desvía la mirada de mis ojos a su mano vuelvo a aterrizar en la tierra y sé que será mi primera vez mientras que la suya no será nada más que “una vez más”. Mi hermano me dijo una vez en la conversación más incómoda de mi vida que si algún hombre me tocaba que por lo menos yo lo amara. Levanto mi pierna dándole con la rodilla en su pecho y Justin cae a mi lado, yo muevo mis piernas hasta que me siento en la cama apoyando los pies en el suelo. Mi cabeza me da vuelta y sé que todo es por la bebida, me entran ganas de vomitar pero me tapo la cabeza.

- Hayley, es de mala educación cortar en estos momentos.
- Es por la bebida cabrón, por tu culpa.

Escucho su risa desde atrás.

- ¿Qué tenía?- le pregunto, si levantar la mirada del suelo porque si no sé vomitaré.
- Una cosita para que te diviertas.
- ¡Me drogaste!- grito girando mi cabeza para mirarlo.

Él esta tumbado a mi lado, riendo, con los zapatos quitados.

- Si, y tengo que decir que me gusta más la Hayley drogada.

Me llevo la mano a la cabeza, todo me da vueltas y quiero dormir pero no quiero dormir aquí.

- Venga, te daré algo para que te repongas- dice conteniendo la risa.

No levanto la cabeza pero escucho el sonido del tapón de una botella, levanto la mirada y veo como está echando en dos copas un líquido burbujeante color champagne… ¿Champagne? ¿Eso me va a ayudar? Justin deja la botella en su mesita de noche y me da una copa.

- ¿Estas tonto?- le digo.
- No, créeme, tómate esto y te sentirás mejor, es muy suave.
- ¿Por qué tendría que creerte?- digo mirando la copa.
- Créeme si quieres no te tengo que convencer. Pero pocas veces soy amable y deberías de aprovechar esas ocasiones.

Decido agarrar la copa y doy un pequeño sorbo, en mi casa siempre había champagne en fin de año y todos bebían pero yo lo odiaba, pero este sabe bien, hasta las burbujas me hacen cosquillas. Justin se tumba apoyando su cabeza en el cabecero.

- ¿De qué querías hablar conmigo, bailarina?

Se me había olvidado en absoluto. Lo miro y él está mirándome de reojo, su mirada se ha relajado pero sigue siendo dura.

- Quiero que me dejes. Me refiero a que quiero que pases de mí, no quiero que hables conmigo ni de mí. No sé qué pasa en el internado pero no me quiero invocar, yo no pertenezco a ese mundo y no quiero que me relacionen con él.
- ¿Y Tyler?- me pregunta.
- Él es diferente, él no está loco.

Justin sonríe de lado, luego bebe de su copa.

- ¿Y qué quieres que haga?
- No me vuelvas a hablar ni a dirigir la mirada.
- ¿Tan fácil?
- Sí.
- Eso es muy aburrido- dice con voz de niño chico.

Yo subo mis piernas a la cama, estirándolas, me duelen de los tacones.

- ¿Se te ocurre algo más divertido, Justin?
- Si, ¿te puedo proponer una cosa?
-¿Qué me quieres proponer?

Justin se sienta mejor en la cama, separándose del cabecero y dando el último sorbo de su copa. Él levanto su mirada de la cama a mí y sonríe.

- Un juego.
 - ¿Qué juego?
- Uno muy especial.

Sé que no me gusta lo que va a proponer pero le sigo el rollo.

- Cuéntame.
- Sabes muy bien que aunque me pidas que te deje tranquila, no lo voy a hacer. Solo hay una forma en la que te deje libre y es una, nos acostamos o dos, juegas a un juego conmigo. Un juego que yo me invento y si tú ganas eres libre pero si yo gano, nos acostamos.
- ¿Tan simple?
- Dictaremos unas reglas.
- ¿Cuáles?
- Déjame que te explique primero el juego, bailarina. El juego se llama “¿Te atreves o no te atreves?”
- Yo jugaba a eso de pequeña- le dije.
- Si, pero te retaban a comerte  10 golosinas en 5 segundos y eso no es a lo que vamos a jugar- Justin me mira y luego se echa más champagne en su copa, yo arrimo la mía para que me eche, sonríe cuando ve mi mano sosteniendo la copa vacía-. Las reglas son estas: no te puedes enamorarme de mí, el primero que se niegue a hacer algo pierde, no hay límites, no valen hacer preguntas del pasado, no se lo puedes decir a nadie y… creo que eso es todo. ¿Te apuntas?

Pego un trago a mi copa y lo miro, no se está riendo, esto es algo serio y lo sé porque recuerdo lo que me dijo Abby hace varios días. “Si eres especial, porque eres más guapa o te resistes un poco, se inventa un juego en el que si ganas él te deja y si pierdes, él te gana. ¿Sabes qué? Justin jamás ha perdido.” Soy competitiva, quizás no tanto como él pero si me retan, juego.

- Acepto.
- ¿Segura?- dice él sorprendido.
- Vas a perder Justin- le aseguro.
- Sé que aunque pierda, me pedirás que me acueste contigo.
- No.
- Ya lo veremos, bailarina.

Justin termia su copa y yo le doy un sorbo de nuevo a la mía. ¿Cómo beber tan rápido? ¿Acaso no le duele la garganta? ¿Acaso ya está más que acostumbrado? Justin se levanta, arregla un poco su cabello y suelta su copa, me mira.

- Vamos, si no vamos a hacer nada es una estupidez que estemos en una habitación.

Yo me levanto con cuidado de que no se me suba demasiado el vestido y dejo la copa en mi mesita de noche. Justin abre la puerta con la botella en la mano y pasa delante de mi, yo sostengo la puerta para pasar. Justin va por el pasillo y detrás de él, más lenta por los tacones. Bajamos las escaleras que subimos antes y estamos de nuevo en la pista de baile, Justin se queda parado dando un trago de la botella. Yo me acercó a su oído para que me pueda escuchar.

- ¿Cuándo empieza el juego?
- Ya estamos jugando, nena.
- Empiezo yo- le susurro- Ve y líate con la primera chica rubia que te encuentres dando igual si esta con un chico o no.
- Bailarina, sabes que casi todos los chicos de aquí llevan armas, ¿no?
- ¿Te atreves o no?

Justin mira la pista, vuelve a pegar un trago y me da la botella.

- ¿Tan fácil vas a empezar? ¿Por qué no me pides que te bese a ti?- dije sonriendo.
- Porque quiero ver si vas en serio.
- Yo no bromeo con estas cosas. Yo te reto a que te bebas la botella antes de que vuelva.
- Venga.

Justin antes de irse me mira a los ojos, intentando adivinar si hay algo que me eche hacia atrás, pero no hay nada, no me importa lo que él haga y quiero que me deje en paz. Yo empiezo a beber lentamente mientras me subo por las escaleras para tener una mayor visión de la pista. Justin se abre camino entre la gente sin tocar a nadie, cuando las personas lo ven se alejan, por ahora todas son morenas, pero antes de que Justin la vea yo la veo, hay una rubia bailando con un chico. Justin se gira y me busca con la mirada, cuando me encuentra mueve su cabeza señalando a la rubia, sonríe y yo pego un buche a la botella.

Veo como Justin llega hasta la pareja y ellos dejan de bailar cuando los ve, Justin sin dar explicaciones ni nada coge a la chica de barbilla y acercan sus labios. Noto como la cara del chico se cambia de color y como mira a Justin sintiéndose impotente, el chico busca algo en sus bolsillos pero al parecer no lo encuentra. Justin se aleja de la chica, dejando a esta sin respiración y mirando a Justin boquiabierta, él mira al chico y le enseña algo al chico, algo afilado, el chico se queda con la boca abierta. Justin se lo da, pero no se va sin más, empieza a reír y el chico le pequeña un puñetazo en el estómago, Justin se mueve un poco pero le devuelve una patada rápidamente. Cuando mira a su alrededor, unos chicos se alejan de sus parejas para ir a por el chico que pegó a Justin. Yo bebo de la botella asombrada por lo que se acaba de montar. Ya no hay nadie bailando, solo se ven cuerpos pegándose y gritos y gente corriendo. Cuando por fin acabo la botella, Justin está a los pies de la escalera y lleva su chaqueta y su sudadera en la mano, bajo lentamente y le enseño la botella él, la deja en el suelo y tira de mi mano para salir del local. Yo empiezo a reír, mientras él me lleva entre la gente.

- Te lías con su chica y encima se lleva una paliza.
- Nadie puede tocarme, tengo gente que me pagaría por defenderme.

Yo no paro de reír, Justin me mira y se le escapa una pequeña sonrisa. Yo me tapo la boca para intentar ponerme seria pero no puedo, la situación me parece muy cómica y haber bebido lo que quedaba de la botella tan rápido no es buena idea. Antes de llegar al pasillo logro esquivar una botella que volaba por los aires de milagro, cuando la noto estallar contra la pared pego un pequeño chillido y Justin me vuelve a mirar, agarra más fuerte mi mano y avanza más rápido. Llegamos al bar donde está la chica hablando con un hombre mucho más mayor con él.

- Eh, ahí se está formando- dice Justin.

La chica suspira.

- Gracias por avisarme- y va hacia el teléfono.

Nosotros terminamos de salir del local y vamos a por la moto. Justin esta vez me presta su sudadera mientras que él solo se pone su chaqueta de cuero. Nos subimos en la moto tal y como vinimos, yo apoyo la cabeza en la espalda de Justin porque no me importa lo que piense porque no sé lo que estoy haciendo. A los minutos escucho la sirena de la policía acercándose al local, peor nosotros ya estamos lejos.

- Estas loco- le susurro, sin esperar que me oiga.
- Conóceme un poco mejor y ya hablarás- su voz es firme, parece que solo ha bebido un vaso de agua.
- ¿Cambiaré mi opinión?- le digo, cerrando los ojos porque el viento me molesta.
- Si, pero no para bien.

Y aprieta más el acelerador. Al rato llegamos al internado y me deja donde me recogió, bajo de la moto un poco mareada pero sé dónde estoy.

- ¿Puedes llegar sola?- me dice todavía subido en la moto.
- Sí.
- Vale…
- ¡Justin!- digo antes de que suba el otro pie en la moto- Te reto a que el lunes vayas a clase.
- ¿Yo? ¿A clase?
- ¿Te vas a rendir ya?
- Más quisieras bailarina.    


Él sonríe de lado y sube el pie de la moto, me quedo viendo cómo se aleja hasta que caigo en que todavía tengo su sudadera pero yo ya no sé dónde está y a mi me vuelve a venir la risa floja por lo que me doy media vuelta y subo hacia mi cuarto.

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QUE SE BESEN, QUE SE BESEN, JO, ¿POR QUÉ MIERDA NO SE BESA? Ya ha salido el juego que Justin les ha propuesto y va a dar mucho que hablar, espero que os haya gustado ese tema y pues que me pone lo duro que es Justin y lo poco que le importa todo. Sé que no tengo perdón por no subir, pero aún así me alegra que me insistáis y demás.

Si leíste pulsa el botón   Cuantos más comentarios haya antes subo. MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS.
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Capítulo 43


Nuestro abrazo duró un par de segundos más, pero cuando pasaron los aparté de un empujón me limpié las lágrimas con la manga de mi camiseta y lo miré. Nadie dijo nada, yo me quedé observándolo, vi como sus ojos seguían rojos y su respiración era agitada. Él dio un paso hacia mí, pero yo lo di hacia atrás.

- No me toques- susurro.
- Grace…

Su voz se nota rota, está cansado lo noto, sus ojeras bajo sus ojos no pasan disimuladas. Pero me quedo mirándolo, sin expresión en mi mirada, simplemente lo observo enfrente de mí. Siento esas mariposas como el primer día y aunque las mate nacen cuatro más, hago una fuerza increíble para no ir a sus brazos.

- ¿Qué pasa?- me pregunta.
- Estoy intentando odiarte.
- No me odies por favor.
- ¿Qué derecho tienes para pedirme eso? Me abandonaste aquí a mi suerte, cuando estaba en el borde del acantilado a punta de caerme no me diste la mano, me empujaste para que callera. 
- Es lo mejor para ti.
- Lo mejor para mi es morir.

Justin no puede más y da los pasos que nos separan hasta que coloca su frente contra mi frente y su mano derecha en mi mejilla, contengo el aire por su cercanía.

- No digas eso, no- él cierra los ojos-. Tú no puedes dejarme.
- ¿Pero tú a mi si?
- Yo jamás te voy a dejar. Te dije que volvería y aquí estoy, esta vez será diferente.

Subo mi mano temblando hasta tocar su mano que se encuentra en mi cara, la apretó fuerte. Justin respira en mi cara y su respiración caliente me recompone por dentro, cojo su mano y la acerco a mis labios, beso la palma de su mano. Puedo notar como su cuerpo se relaja y es que no puedo odiarle, por más que quisiera, no puedo odiar a la única persona que lo sigue intentando incluso cuando yo ya me he dado por vencida.
Me aparto de él todavía agarrando su mano y lo llevo hasta mi cama, nos sentamos y observo mi cuarto, así decorado es más acogedor. Él aprieta mi mano cuando empiezo a temblar, cuando empiezo a pensar cuando será la próxima vez que me abandone, pero miro a sus ojos serios y sé que algo es diferente, que esta vez no será él quien abandone esta relación. Y viéndolo ahí, en mi cuarto, en mi cama, en el centro psiquiátrico en el que estoy encerrada empiezo a respirar rápido, le voy a hacer mucho daño cuando lo deje. No puedo respirar, el aire no pasa, se queda parado. Justin suelta mi mano y coloca una en mi espalda y la otra en mi pecho apretando, duele pero a la vez puedo notar el aire como pasa un poco.

- Respira princesa, respira. Estoy aquí, respira.

Él me mira a los ojos y yo lo imito, él coge aire y lo suelta lentamente yo hago lo mismo pero me duele en el pecho y suelto una lágrimas por la frustración. Vuelve a hacerlo, no se desespera, así que lo vuelvo a intentar. Un pequeño hilo de aire logra llegar a mil pulmones y vuelvo a respirar, Justin aparta sus manos de mi pero me siento fría y sola, así que agarro sus dos manos y tiró de él mientras me tumbo en la cama. Justin me agarra desde atrás como siempre lo ha hecho, su calor corporal nivela mi temperatura y dejo de sentir frío.

- ¿Sabe tu madre que estas aquí?
- Sí.
- ¿Y qué te dijo?
- Que luchara por lo que quisiera, que ya habrá muchas navidades y años nuevos que pasaremos juntos.
- ¿Te vas a quedar hasta final de año?
- Me voy a quedar hasta que salgas.
- No merece la pena- dijo en su susurro jugando con sus dedos.
- Tú mereces la pena.

Mueve su cabeza hasta que noto su nariz en mi cuello, me hace cosquillas y sonrío mientras cierro los ojos, me encanta saber que todavía puedo sentir las cosas pequeñas. Luego noto como sus labios me dan un pequeño beso en mi nuca y baja hasta mí yugular. Muevo las piernas por el cosquilleo que siento y noto como él sonríe en mi cuello.

- Justin, que estamos en un manicomio, relájate.
- No me eches la culpa a mí, eres tú.
- ¿Yo?


- Tu sola presencia hace que te quiera dar besos en cada parte de tu cuerpo a cada segundo.

Justin se colocó lentamente encima de mí, colocando sus rodillas a cada parte de mi cuerpo y sus manos a cada lado de mi cabeza, separó una de ellas y la colocó en mi mejilla. Bajó lentamente su cabeza hasta apoyar su frente contra la mía.

- No quiero pensar en que quizás algún día ya no pueda volver a besar tus labios, así que no me dejes nunca.
- No me dejes tú.
- Solo me iré si me lo pides.

Sonreí porque esas palabras sonaron verdaderas y porque le creí al cien por cien, él no me iba a abandonar a no ser que yo se lo pidiera y bien loca tendría que estar para pedírselo.

- ¿Lo prometes?- sus labios estaban tan cercas que casi los rozos.
- Sí.

Él ya solo tenía ojos para mis labios y a un centímetro de ellos daleé mi cabeza.

- Pues vete.

Justin no puedo evitar una pequeña risa, pero acto seguido me cogió de la barbilla me colocó la cabeza donde estaba antes y juntó nuestros labios.

- Ahora no me pienso ir.
- Tan solo te estaba poniendo a pruebas.
- Chica mala…- susurró moviendo los labios para tocar los míos de nuevo.

Sus labios eran perfectos y esta vez levanté yo mi cabeza para que pudiéramos estar lo más juntos posible. Puse una de mis manos en su espalda debajo de su camiseta, toqué su piel suave y cuando abrimos los labios apreté la yema de mis dedos en su piel, podía notar como mi mano temblaba un poco pero cerré mis ojos y me concentré solo en como nuestros labios se movían y como me mordía con suavidad mi labio inferior. Levanté poco a poco su camiseta hasta que logré sacársela por los brazos. Justin me agarró y me colocó encima suya, quedando él debajo. Me quitó mi camiseta, que se juntó con la suya en el suelo, y pude notar como dejó su mirada unos segundos en el tatuaje y luego sonrió nostálgicamente, lo acarició con su pulgar y luego levantó su mirada hasta colocarla en mis ojos y me sonrió, pude ver como sus ojos se llenaban de una fina capa cristalina así que evité que derramara lagrimas dándole un nuevo beso.

Bajé mis labios hasta su cuello y mientras apretaba mis labios noté como sus manos iban a mi pantalón y lo empezó a bajar, yo moví las piernas para que quedaran en un extremo de la cama. Puse mis manos en su cabello suave y disfruté de la cosquilla que me provocaban sus pelos entre mis dedos, con él disfrutaba de cada una de las emociones que la vida nos proporciona. Apreté mi cadera contra la suya y sonreí cuando su gemido llegó a mi oído, le pegué un pequeño mordisco en su cuello mientras sentía su respiración en mi oído y me sentía como si estuviera en una nube flotando, no me acordaba donde estaba ni por qué, yo solo quería seguir besándolo y, si es posible, estar más estar más pegada a su cuerpo.

Las prendas que nos quedan se encuentran en alguna parte, eso creo, para dejarnos un poco de intimidad. Beso su cuerpo y el besa el mío, me deja abajo y él se coloca arriba acariciando mi cuerpo. Me agarra el muslo mientras me besa en la clavícula y le gimo a su oído.

- Una de las cosas por las que no había perdido mi virginidad hasta que la perdí contigo fue porque no quería que ningún chico me viese desnuda, indefensa. Yo no quería que nadie me viese así, tal como mi madre me trajo al mundo, que viera lo horrorosa que soy y los miles de kilos que me sobran- él se aparta de mi cuello para hablar pelo le tapo los labios con mi dedo índice-. Pero contigo es diferente, no me importa cómo me veas porque sé que tú no me vas a criticar, no vas a sacar mis defectos aunque los hay, tú solo me dices las cosas buenas que hago  y creo que jamás te he dicho lo bien que sienta que por primera vez en mi vida no solo destaquen lo mal que hago las cosas. Aun que sí, me dices que hay cosas que hago que no están bien pero sabes darle más mérito a las cosas buenas y eso hace que tenga más ganas de hacer cosas buenas para que tú me digas que he hecho algo bien.

Cierro los ojos y dejo que las lágrimas bajen por mis mejillas, respiro profundamente.

- Mi pequeña…- dice y luego me besa en mi mejilla justo por donde bajaban mis lágrimas.
- Y quiero que sepas que pase lo que pase, haga lo que haga, tú has sido lo mejor que me ha podido ocurrir. Tú le diste un sentido a la vida, tú fuiste con la primera persona que me conseguí abrir y ni siquiera te conocía. Fuiste el diario en el que plasmé cada uno de mis pensamientos, tú hiciste que no me quedara todo para mi y no me volviera más loca de lo que estoy, y no sé cómo agradecértelo. 

Justin me besa en los labios evitando un llanto innecesario, con la yema de su dedo pulgar me acaricia mi mejilla y luego va dejando un camino de besos hasta que llega a mi vientre, coloca una mano en mi corazón y me mira.

- Con cada latido, con cada respiración, con cada señal de que sigues viva me lo agradeces.

Sonrío y luego cierro los ojos cuando siento que me penetra, aunque después expulso un gemido agarrando las sabanas.

- Y con cada gemido me vuelves loco.

A los largos minutos después, cuando estoy acariciando su cabello, Justin se levanta de la despacio, se coloca su ropa.

- ¿Te vas?- le pregunto, sentada tapándome con las sabanas.
- No, pero nos tendríamos que vestir por si alguien viene.

El brillo de mi mirada desaparece cuando recuerdo donde estamos, me levanto despacio de la cama y me coloco mi ropa. Hago mi cama y me siento en ella, Justin está buscando algo por mi cuarto y yo lo observo, me encanta como de revuelto le he dejado el pelo.

- ¿Qué pasa?- le pregunto.
- Lo había dejado por aquí…- susurra él, pero no es para mí- ¡Aquí!- dice después.

Justin se da la vuelta y me mira, en su cara lleva una sonrisa pícara, rápido esconde algo en su espalda. Se acerca a mi cama lentamente y se sienta enfrente de mí. Saca la bolsa de su espalda y la coloca entre nosotros dos.

- Feliz navidad, Grace.

Miro la bolsa y luego lo miro a él.

- ¡No! ¡No! Que yo no te he podido comprar nada… Ya sabes… Aquí no hay tienda de regalos.

Él sonríe mientras baja su mirada a la bolsa y la empuja con sus manos.

- Ábrela, es una tontería.

Cogí la bolsa y metí la mano dentro, cogí una caja que había dentro. La saqué de la bolsa y la miré, era del tamaño de mi mano y de flores. La abrí y dentro había una cosa que no supe reconocer al instante. Lo saqué de la caja y me quedé mirando, entonces supe lo que era, eran 52 cartas y en cada una ponía algo que le gustaba de mí, no sabía que podía haber tantas cosas. En la primera carta había una cartulina roja y encima estaba escrito “52 cosas que me gustan de ti” con su preciosa letra, fui a pasar la carta, pero su mano me detuvo.

- Míralo cuando estés a solas- dijo él.

Yo dejé las cartas en la cara y fui directa a sus labios.

- Muchas gracias,  enserio, gracias.

Le di mil pequeños besos seguidos.


- Y que sepas que todavía hay muchas cosas más que me gustan de ti aparte de esas 52. 

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¿Tenéis curiosidad de saber cuales son esas 52 cosas? He llorado con este capítulo no sé si por los cucos que son o porque sé que el final esta cerca y que en estos capítulos se me van a romper el corazón. Sé que no ha sido el mejor capítulo de la novela, pero tenía que escribirlo... La cosa va a ser así, subiré el 44 cuando pueda y luego subiré el 45, 46 y 47 de un tirón, pero no os preocupes que todavía quedarán unos 4 capítulos más. Pero se puede decir que estamos en la racha final finalisima, sobretodo con el siguiente capítulo....

PD: ESTAMOS MUY CERCA D LOS 60 SEGUIDORES EN EL BLOG Y HJERVYJVJVERTVRHTHERJ.
PD2: En la barra derecha está la playlist de las canciones de esta novela, si falta alguna me lo decís :')
PD3: Creo que la canción de este capítulo es una de las que más representan a Grace en esta relación.

PD4: Capítulo dedicado a la más tonta de todas, Inari /Idealbiebs para que me vuelva a llamar Trixie. En el fondo sabe que me ama y que nuestro amor fue como una llama, corto pero intenso.

Y recordar que detrás de las  ☁ siempre habrá un ☀ resplandeciente esperándoos.

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Capítulo 12


Después de la ocurrido por la mañana, fui a comer con Abby, ella me insistió en que no saliéramos fuera hoy, que ya empezaríamos el lunes otra vez y yo acepté. Comí nerviosa, una parte de mi esperaba que Tyler se acercara a mi y me pidiera que saliera con él y la otra parte deseaba mantenerlo lo más alejado de mí y, había una tercera parte que siempre estaba ahí, deseaba matar a Justin por hace que tenga que haber ido a mi cuarto a por una bufanda. Abby me había preguntado por la bufanda y yo le dije que me empezaba a doler la garganta, sabía que si le decía la verdad me dijo que me estaba metiendo en la boca del lobo cuando no era así, tenía todo bajo control.

- ¿Qué vas a hacer esta tarde?- me pregunto Abby
- Posiblemente vaya a dar una vuelta por el alrededor para conocer esto.
- ¿Quieres que te acompañe?
- No, han pasado muchas cosas estos días y quiero tener mi tiempo- le sonreí para suavizar el no.
- Si necesitas algo aquí estoy- me dice sonriendo.

Yo sonreí mientras bajaba la mirada a mi plato borrando la sonrisa de mi cara, ¿por qué no podía ser sincera con ella? Terminé mi comida y le dije que me iba, no podía aguantar la tensión que había entre nosotras.  Dejé la bandeja y salí del comedor. Iba con la mirada puesta en mis pies, contando pasos para despejar mi mente, este sitio me iba a volver loca.

-¡Hayley! ¡Hayley!

Oigo como gritan mi nombre y reconozco la voz, no puedo evitar la sonrisa por unos segundos, cuando me giró veo a Tyler corriendo hacia mi, no puede evitar que mi mirada se fuese al cuello de su camisa blanca que tenía una mancha de sangre.

- No es mía, tranquila- dijo él.

Y no sé por qué eso no me relajó, ¿de quién era? ¿De Justin? ¿De Camille?

- Que nos avisaras nos ayudó a que no nos pillara desprevenidos- dijo sonriendo y el nudo que estaba empezando a sentir en mi estómago se apretó más.
- ¿Qué… qué quieres?- pregunté para cambiar de tema.
- Una cita contigo- dijo rápido y seguro.

Yo no pude evitar sonreír, así que él también sonrió, miré mis pies y luego lo miré  él para ver como su cabello rizado estaba revuelto y sus ojos azules me miraban atentamente.

- Y no es una pregunta- me dijo él segundos después.
- ¿Entonces para que me lo dices?
- Para que te prepares porque en un par de horas voy a recogerte.

Dio media vueltas y se fue, antes de meterse en la cafetería giró su cabeza y al verme allí tal y como me dejó, sonrió de oreja a oreja. Yo me di media vuelta para que dejara de mirarme y fui camino a mi habitación. Cogí mi albornoz y los productos para ducharme y fui a las duchas. Rápidamente me duché,  no sé porque no podía dejar de pensar en esta tarde y lo que más me asustaba es que más de una vez Justin se coló en mis pensamientos. ¿Qué diría él? ¿Se enfadaría? Entonces recordé que no le importaba una mierda, que lo único que quería es que fuera como una de sus zorras y yo no soy así. Y aunque Abby me ha dicho que Tyler no es quien aparenta, todavía no he visto nada que me haga desconfiar en él, si le quitamos eso de que pertenece a una mafia.

Al pensar en la palabra mafia un escalofrío corre por toda mi espalda  y me pregunto dónde me estoy metiendo, si sería muy difícil cambiarme de internado ahora. Salgo de la ducha envuelta en mi albornoz, no hay nadie más en el baño y solo puedo oír el sonido de las gotas de una ducha que no está bien cerrada chocar contra el suelo. Ya van más de veinte gotas. Voy por todas las duchas hasta encontrar la que estaba todavía un poco abierta y la cierro, el baño se queda en completo silencio. Vuelvo donde los espejos y abro mi neceser con los productos de maquillaje, bajo el cuello del albornoz y estiro mi cuello, puedo ver como hay una pequeña mancha roja. Busco base de maquillaje en mi neceser y empiezo a expandirla suavemente sobre la mancha, cuando ya empieza a desaparecer un poco sigo con el resto del maquillaje de mi cara, poca cosa, línea del ojo, anti-ojeras, polvos, gloss y un poco de colorete. Al terminar restriego por mi cuellos un poco más de maquillaje para que quede homogéneo. Sonrío cuando veo que apenas se ve, empiezo a recoger cuando oigo unos pasos, ya me extrañaba que nadie viniera al baño. Termino de recoger y me quito la toalla que agarraba mi cabello, me doy la vuelta para irme cuando veo  que una persona se está acercando a mi, no es una simple persona, es Justin, doy un pequeño salto por el susto.

- ¿Tan feo te parezco?

¿Cómo podría parecerme feo? Si no he visto a un ser tan perfecto. Aún con las tiras en sus cejas, aun con el moratón en su mandíbula y puedo ver como su labio inferior tiene heridas nuevas. Entonces todo cuadra, la sangre de la camiseta de Tyler, el labio de Justin. Tengo que contener mi mano para no ir a acariciar su labio. Justin sabe dónde estoy mirando y  sonríe de lado, tengo miedo de que si sonríe mucho se vuelva a abrir la herida.

- ¿Qué quieres?- pregunto.

Justin termina de acercarse a mí, colocándose delante de mi cuerpo, una posición típica para intimidar a alguien pero en mí no lo consigue.

- No te contengas- susurra él, mirando a mis labios.

Agarra mi brazo con fuerza y lo sube, sube su mano hasta agarrar mi dedo índice y lo pasa suavemente por su labio inferior, deteniéndose donde la herida. Puedo notar la suavidad de sus labios con la rugosidad de la herida. Mi corazón empieza a latir fuertemente cuando Justin junta su labio superior y mi dedo se queda entre sus labios, lo apartó corriendo.

-Suelo tener ese efecto en las mujeres, de que quieran saber si estoy bien, si algo me duele.

No sé porque cada palabra que pronuncia es como si me estuviera pidiendo que hiciéramos el amor, o eso me parece a mi.

- Es el baño de …- empiezo a decir, pero recuerdo cuando días atrás también entró al cuarto de baño de chicas.

Justin ríe cuando me callo, pero su risa cesa cuando se fija en mi cuello. Él se chupa la yema de su dedo que luego pasa por mi cuello, note como me quitaba el maquillaje.

- Las marcas que yo dejo no se pueden ocultar, nena. ¿Es por tu cita? ¿No quieres que sepa que estas con otros hombres?

Noto como mis mejillas se ponen roja por la vergüenza y por el enfado de que me haya quitado todo mi trabajo.

- ¿Cómo sabes que he quedado?
- Esto es pequeño y si eres yo te enteras de todo.
- ¿Y qué te importa si he quedado?

Justin se acerca más a mi, tanto que noto el filo de un lava manos detrás de mi, él pone sus manos en el lava manos a cada lado de mi cintura.

- ¿Cuándo te vas a enterar de que eres mía?
- ¿Cuándo te vas a enterar que no soy un objeto?

Él junta sus labios mientras me observa, mi albornoz es blanco con pequeños corazones rojos. Pero me doy cuenta de lo que está mirando y es que no había apretado bien el nudo y se ve más escote del que se debería de ver. Antes de apretar el nudo, levanto mi brazo izquierdo y le pego en la mejilla.

- ¡Cerdo!
- ¿Sabes eso de que uno ve lo que le dejan?
- ¿Y ahora quien ha venido por quién? ¡Eh! – pregunto ajustando mi albornoz.

Justin sonríe, me pone nerviosa que sonría tanto sobre todo porque después de sonreír siempre hace algo y no me equivoco. Él tira de mi mano hacia él y me da la vuelta para que quede de espaldas contra su cuerpo, puedo notar el cuerpo de Justin detrás de mi.

- No salgas con él, ven conmigo y verás que es de lo que todas las chicas hablan- murmura en mis labios.
- No creo que me lo pase bien contigo- susurro.
- ¿Crees que te lo pasarás mejor con el soso de Tyler?
- Seguro.
- ¿Me estas poniendo a prueba?

Entonces caigo por donde estamos llevando la conversación y pongo todas mis fuerzas para alejarme de él.

- No, no.
- ¿Me has retado, bailarina?

Justin mi mira de arriba abajo y sonríe.

- No Justin, no. Esto no es un juego.
- Demasiado tarde.

Sonriendo se da la vuelta y empieza a andar.

- ¿Qué vas a hacer?
- Ya lo veras…

Desaparece del cuarto de baños y lo siguiente me sale desde lo más profundo de mi corazón, pego un grito que creo que hasta mi madre lo podría escuchar. Odio lo que él me hace producir y odio su forma de actuar, como si yo fuera una marioneta. Voy a mi cuarto, me quito el albornoz y me pongo un jeans junto con una camisa beige de tirantes anchas con motivos florares y arriba una rebeca color verde botella, me coloco mis converse negras y me seco un poco el cuello. Después me coloco delante del espejo de mi cuarto y me pongo el maquillaje que Justin me había borrado, antes de terminar, pegan a la puerta. Todavía se nota o quizás es que estoy obsesionada con eso. Dejo el maquillaje y voy hacia la puerta, la abro y toda mi rabia desaparece cuando veo a Tyler delante de mi puerta sonriendo. Lleva una camisa negra y unos jeans oscuros, su cabello despeinado esta algo más peinado. Sonríe y yo expulso el aire que estaba conteniendo.

- ¿Lista?- me pregunta.
- Si. ¿Tengo que coger algo? ¿Dinero..?
- ¿Qué tipo de cita sería esta si te dejara pagar algo?

Yo sonrío y salgo de mi cuarto cogiendo la llave. Mientras vamos por mi pasillo puedo observar como algunas chicas me observan y otras apartan la mirada, doy gracias a Dios porque Abby no estaba por aquí. Salimos del edificio, no hemos hablado y no sé dónde me lleva.

- ¿Has pensado hacer un picnic? Muy tópico- le digo

Él sonríe de lado y niega con la cabeza.

- Nos vamos.
- ¿Os dejan salir?
- Siempre y cuando vayas andando y vuelvas antes de las 10.
- ¿Hay algo cerca de aquí?
- Un pequeño pueblo, hay que andar hasta una parada de autobús y listo.

Vamos hasta la puerta en la que hay un hombre sentado, tomándose una taza de café, tiene un bigote que se ha mojado después de dar un sorbo. Cuando nos ve, se pasa la mano por el bigote y se levanta.

- Buenas, Tyler. Espero que tengáis una buena tarde.

Y la tenemos, parece una cita de dos niños de 12 años pero no me daba cuenta que eso es lo que necesitaba, estar fuera de ese internado que me pone los cabellos de punta. Vamos primero a una cafetería, cuando llegamos al pueblo, en la que nos pedimos unos batidos, al principio no hablamos pero poco a poco sacamos temas de conversaciones. Cuando salimos de la cafetería el ambiente está un poco más frío y él al darse cuenta coloca un brazo sobre mis hombros, es el primer acercamiento que tenemos en toda la tarde y no sé si es bueno o malo.

- ¿Y qué haces en tu tiempo libre?- me pregunta.
- Bailar.
- Eres buena- dije sonriendo de lado.

Me pongo colorada recordando el baile que hice.

- No, no, yo bailo ballet.
- ¿Si? ¿Y me bailarás algún día?

Me quedo callado por un segundo, buscando una respuesta que no le duela.

- ¿Sabes esas personas que escriben pero no se lo enseñan a nadie porque de una forma u otra se sienten representados?
- Si- afirma él.
- Pues me pasa lo mismo con el baile, allí me expongo tal y como soy, me siento libre y… y solo le he bailado a una persona en privado.

Y Justin también me ha visto, pero eso no cuenta, yo no sabía que estaba ahí.

- ¿A quién?- me pregunta curioso.
- A mi hermano mayor.

Esa palabra sale de mi boca como un suspiro.

- ¿Y dónde está tu hermano ahora?

La forma en la que lo pregunta me duele, es como si me dijera que si él está ahí porque no se ha hecho cargo de mí.

- Murió. Un accidente.
- Lo siento Hayley… Yo no lo sabía.

Yo me encojo de hombros, pero él me abraza, escondo mi cabeza en su pecho y la aprieto fuertemente, cojo aire pero tengo un nudo en la garganta y solo puedo pegar pequeñas bocanadas de aire. Nadie me había abrazado así y lo necesitaba.

- Vayamos a ver una película, ¿vale?

En este pequeño pueblo hay un cine con cinco salas, cogemos entradas para una comedia y él compra un paquete de palomitas para los dos. Nos reímos y lo pasamos bien mientras la película avanza. Lo que dura la película me olvido de quien está a mi lado y de Justin, me olvido de mi difunto hermano y de todo los demás. Ahora mismo solo estoy en una cita con un chico guapísimo viendo una película y me relajo por primera vez en semanas. Al terminar la película me duele la barriga de tanto reírme. Después él ya coloca su mano sobre mis hombros sin ninguna excusa y yo la paso por sus hombros, él me lleva a un burguer y pedimos dos hamburguesas y patatas fritas para compartir. La cena transcurre tranquila, él moja una patata frita en kétchup y me señala con ella para que la coma, yo sonrío y me acerco a la patata para pegarle un bocado. Luego yo hago lo mismo con él y parecemos una simple pareja de adolescentes. Después de la cena volvemos al autobús, allí lo miro y esta relajado, tranquilo, tiene una mano apoyada en mi pierna, estamos sentados, y puedo ver en sus puños pequeñas costras y cicatrices, miro su mejilla y está todavía un poco morada pero ya apenas se nota, su labio ya está curado y él me mira justo cuando miro sus labios.

- He pensado en comportarme bien, en no besarte en la primera cita pero si no dejas de mirarme así no me podré contener.

Yo sonrío y miro por la ventana.

- ¿Por qué no me quieres besar?- le pregunto.
- Porque ya tienes demasiada mala fama en el internado para que le demos motivos verdaderos, cuando Justin deje de acercarse a ti y los rumores se relajen, te besaré, aunque no creo que aguante tanto.
- Entre Justin y yo no hay nada.

Su mandíbula se aprieta y aparta su mano de mi pierna.

- Al parecer él no lo sabe.

Al volver al internado me deja en la habitación y al despedirse me da un beso en la mejilla.

- ¿Te lo has pasado bien?- me pregunta antes de irse.
- Mucho.
- Me alegra que confíes en mi, Hayley.
- No me has dado ninguna razón para no hacerlo, siempre me dices las cosas como son.
- La sinceridad es lo más importante. ¡Hasta el lunes!
- ¿Y mañana?
- Tengo que salir a hacer unos recados.
- ¿El qué?
- Visitar a unos amigos- dice sonriendo-. Buenas noches.

Y se va. Antes de entrar en mi habitación, pego en la puerta de Abby se merece la saber la verdad y que Tyler no es el chico que ella cree. Pego una y otra vez, pero no, no abre. Resisto y voy hacia mi cuarto, entro y cierro la puerta. Lo primero que veo es un trozo de papel encima de la mesa. Lo cojo, eso no estaba allí antes.

“Ponte lo más sexy que tengas, no vamos a ir a tomar simples batidos como niños de 5 años. Te espero a las 11 abajo - Justin”

¿Por qué he sonreído al leer la nota? ¿Por qué tengo mariposas en mi estómago? ¿Por qué estoy pensando en que ponerme? Dejo la nota donde estaba y voy hacia el armario, busco la poca ropa que me traje de fiesta. Lo mejor que encuentro y creo que entra en su definición de sexy es un vestido negro ajustado que en la espalda tiene un agujero en forma de corazón.

Lo tengo en mis manos y lo agarro mientras me siento en la cama, ¿qué estoy haciendo? ¿De verdad voy a ir? Si quizás vaya así Justin me deje en paz y podré pasar más tiempo junto a Tyler, ¿no? ¿No es así la cosa? Si voy hablaré con Justin y le convenceré de que lo mejor es que busque a otra chica y listo. Sí, eso. Me quito la ropa que llevaba y me pongo el vestido, es incómodo, no me gustan estas cosas, no tengo espacio para mover bien las piernas y lo peor es que tendré que ponerme tacones. ¿He traído tacones? Busco en los pares de zapatos y me doy cuenta de que si, uno negro con la punta tapada y con tachuelas en el tacón, de los pocos que me gustan.

Cuando me veo en el vestido y con tacones, me doy cuenta de lo mucho que me he estado descuidando estas semanas y que ahora me veo guapa, está bien de vez en cuando arreglarse un poco, aunque odio lo corto que me queda este vestido ya que creo que he crecido. Recojo mi cabello en un moño alto. Miro el reloj y son las 11 y cinco, ¿tanto he tardado? Corriendo salgo por la puerta, me quito los tacones y bajo corriendo las escaleras, ¿por qué corro? ¿Qué importa si llego tarde? Cuando bajo las escaleras me coloco los tacones y me quedo mirando. ¿Dónde me espera? Por lo menos Tyler fue a recogerme. Voy lentamente hacia la puerta principal y cuando consigo abrir la puerta pesada, una moto ruje e inmediatamente subo la mirada.

Justin está apoyado sobre una moto, es una Yamaha custom negra, lo sé porque mi hermano siempre quiso una pero le parecían muy peligrosas y se quedó con su coche. Justin lleva su cabello rubio despeinado, no es el despeinado de Tyler este es como si estuviera a propósito, en su boca lleva un cigarro que se aparta con la mano para silbarme, noto como mis mejillas se sonrojan y bajo los tres escalones que quedan, Tyler me hubiera ayudado. Justin lleva una camiseta color vino tinto y una chaqueta de cuero pero entre la camiseta y la chaqueta lleva una sudadera gris abierta por lo que el gorro queda encima de la chaqueta de cuero. Lleva unos pantalones negros y unas zapatillas del mismo color que la camiseta. Cuando miro a sus ojos él me está mirando atentamente.

- Así que debajo de ese patito feo hay un cisne.
- ¿Me estás diciendo que estoy guapa?- pregunto acercándome a él.
- Más que guapa estas buena.
- ¿Me lo debería de tomar como un insulto?
- Tómatelo como quieras- dije encogiéndose de hombros, toma una nueva calada y lo tira sin pisarlo- Súbete.
- ¿Y el casco?
- ¿No confías en mí?
- La vedad es que no.
- ¿Y qué haces aquí?- sonríe.

Odio que cada vez que sonríe de esa manera lama su labio inferior.

- Vengo a dejar las cosas claras.
- Yo hablo mejor con unas cuantas copas, sube.

Justin se sienta en la moto y me mira, preguntándose por qué no avanzo.

- ¿Cómo quieres que me suba con este vestido?

Justin suspira y se vuelve a salir de la moto, viene hacia mí y me coge como a una princesa con tanta facilidad como si fuera una pluma. Puedo notar sus musculosos brazos sometiéndome y mis mejilla se sonrojan. Me deja sobre el asiento trasero con las piernas juntas mirando de frente. Justin se sienta y yo ya veo mi muerte asegurada.

- Así es como iban antiguamente. Agárrate si no quieres comerte el suelo.

Y le hago caso porque no quiero morir, pongo mis brazos alrededor de su estómago y escando las manos bajo su chaqueta, me arrepiento de no haber traído nada.

- ¿Sabes que no puedes salir a no ser que sea andando?- pregunto.
- Eso si no eres Justin Drew Bieber.
- ¿Drew?- pregunto.
- Sí. ¿Por?- arranca la moto.
- Por nada.

Noto como la moto se mueve lentamente y luego aumenta la velocidad, llegamos donde estaba el hombre con el bigote que pulsa el botón sin decir nada y Justin sale de la residencia. Tengo los vellos de punta y me estoy muriendo de frío pero jamás se lo diría. Nos metemos en por unas calles hasta que a los minutos puedo ver el pueblo.  Todo el mundo nos mira y no es menos, dos adolescentes sin cascos y una chica colocada mal, tenemos la muerte asegurada. Atravesamos el pueblo y veo como lo dejamos atrás, ¿dónde vamos? Seguimos más adelante y empieza a meterse por pequeñas carreteras y empieza a ir más lento hasta que para delante de un bar con motos fueras. Justin se baja de la moto, arregla su cabello y de mientras yo intento bajar sin matarme, él se queda viendo como lo hago.

- Gracias por la ayuda.

Justin me mira, se encoge de hombros y va hacia la puerta. Ya en la puerta se queda quiero esperándome, yo al ritmo de los tacones sobre las pequeñas piedras que hay por el suelo logro llegar sin caerme. Creo que es un bar de carretera, porque está en la misma nada. Cuando estoy al lado de Justin, él me mira a los ojos.

- No te alejes de mi, si quieres ir a algún lado me lo dices y no bebas nada que no te de yo.
- ¿Desde cuándo te importa lo que me pase?
- ¿No querías hablas? Pues haz las cosas como yo te digo. Y si te preguntan si estas con alguien, diles que bienes conmigo.

Yo afirmo con la cabeza y miro la puerta dándole a entender que estoy lista, Justin agarra mi mano izquierda rápidamente y abre la puerta. Su mano es grande y mi pequeña mano se pierde en ella. Nada más que la puerta se abre nos golpea una ola de humo de todo tipo, el pasillo que hay delante de nosotros está de color rojo por las luces y en él ya se pueden ver parejas dándose el lote. Justin tira de mi, pero aun así rozo con el cuerpo de las parejas sudorosos y me arrepiento de haber venido. Mientras pasamos al lado de una pareja, el chico aparta a la chica que tenía en sus brazos al ver a Justin.

- ¡Hombre! Ya empezábamos a echarte de menos.

Justin sonríe y suelta mi mano para chocar la mano del chico pero inmediatamente me vuelve a agarrar.

- He estado ocupado.

El chico sonríe y me mira, vuelve a mirar a Justin.

- ¿De dónde has sacado a esta zorrilla asustada?

No puedo evitar mi cara de asombro y Justin se coloca delante de mi lo que hace que no pueda defenderme por la fuerza, ¿va a dejar que me llame así?

- Vuelve a llamarla así y haré que te hagas una mamada tú solo.

No sé si estoy más asombrada por la facilidad del chico al insultarme o lo natural que le ha salido a Justin defenderme.

- Yo… Lo siento…

Justin vuelve a ponerse en marcha tirando de mi, dando un giro entramos en una sala con sillas y una barra, una mesa de billar y más juegos. Justin me lleva hasta la barra pero puedo sentir todas las miradas puestas en nosotros y no puedo evitar bajarme un poco el vestido. Justin suelta mi mano para apoyarse en la barra.

- ¡Justin!- grita la camarera al verle.

No me había fijado en ella, rubia teñida con ya las raíces de su color, demasiado maquillaje y mucho pecho que está cubierto simplemente por un chaleco de cuero. Pongo mis ojos en blanco cuando Justin sonríe mirando a sus pechos y luego a su boca, claramente son labios rellenados.

- ¿Qué vas a querer, cariñó? ¿Lo de siempre?
- Si me lo pones tú bebería lo que fuese.

La chica sonríe tontamente y entonces se da cuenta de mi presencia.

- ¿Y para ella?

Justin va a hablar pero yo le corto.

- Una coca cola.

La chica ríe cogiendo un mechón de su cabello y se va, pero antes Justin la llama y le susurra algo al oído, la chica sonríe otra vez, me mira y va a preparar las bebidas. Justin se da la vuelta y mira el ambiente que hay, es relajado, un par de chicos bebiendo y otra pesa con un par de chicas con chicos, pero me da que la cosa no se acaba aquí, puedo sentir como la pared vibra y oigo una música que no sé de donde viene. La luz de esta sala quizás es menos roja que la otra pero sigue sin ser normal, está llena de humo pero ya me he acostumbrado. Cuando vuelvo a mirar a Justin, él me está mirando, lo pillo sonriendo.

- ¿Qué? – le pregunto.

Él aparta su mirada y se gira para ver cuánto le queda a la camarera.

- Nada- dice Justin.                                                       
- ¿Entonces? ¿Por qué me mirabas así?
- ¿Sabes que no hay nada bueno en ser impaciente?- me dice, mirándome de reojo.
- ¿Y tú sabes que no hay nada bueno en ser un idiota?
- Por ahora todo me va bien, bailarina.
- Seguro…- digo con ironía, poniendo mis ojos en blanco.

Él sonríe y coge los dos vasos que ha puesto la camarera, Justin le guiña un ojo y se separa de la barra, me mira y mueve su cabeza para que lo siga. Al estar a su lado, él me pasa el vaso y con su mano libre me agarra la mía, cuando siento su mano fuerte no puedo evitar la aglomeración de mariposas en mi estómago y odio ese sentimiento y sobretodo que me lo produzca él.

- Ahora viene lo mejor, muñeca.
- ¿El qué?

Pasamos por unas tiras negras que corran de la pared, la música suena cada vez más fuerte, tanto que temo que Justin me diga algo y que no lo escuche.

- Paciencia bailarina, paciencia- me grita por encima de la música.

Levanto mi mirada y puedo ver como después de otras tiras hay luces que parpadean de distintos colores. Puedo oír gritos, sentir saltos, pero lo que más noto es como mi corazón late cada vez más fuerte por la cantidad de personas que puede haber allí. Mi mano empieza a sudar y la aparto de Justin, pero él gira su cabeza y niega con ella.

- Cuando crucemos esas tiras harás caso a todo lo que te diga.
- Tenemos que hablar- le recuerdo.
- Todo a su tiempo.

Justin pasa primero las tiras y cuando luego paso yo le doy gracias a mis reflejos porque si no el vaso ya habría acabado encima de mi vestido, Justin me suelta por un momento la mano y empuja al chico que bailando se había acercado demasiado a mí.

- ¡Ten cuidado!- le grita y el chico se aleja asustado.

Y desde ese momento, maldigo el momento en el que me puse el vestido y decidí salir.

- ¿Cuándo nos vamos?

- Oh, venga, si solo acabamos de llegar- me grita Justin sonriendo.

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No tengo perdón, no se cuando tiempo hace que no subo y encima no fue el capítulo que dije que os iba a gustar pero me acabé enrollando y pues prefiero hacer eso en el próximo capítulo que espero NO SUBIR TAN TARDE. No dejo la novela hasta terminar la otra (RB) porque sé que os gusta o eso creo Y si os gusta pues haré lo posible para subir pero ahora mi cabeza esta totalmente puesta en mi otra novela que esta al acabarse, así que lo siento si los capítulos son un poco aburridos pero hago lo que puedo <3

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Capítulo 42



Padre está aquí y hace que me acuerde de mi antigua época, aunque todo este borroso parece como si hubiera sido ayer cuando me ataron a la cama porque ya no quedaba humanidad en mi. He vomitado y no me arrepiento de aquello, mi estómago está vacío y hay una sonrisa en mi cara. No sé si son por las pastillas pero no sueño y no hay monstruos, no parece un mal sitio para morir.

Después de un desayuno tranquilo, viendo como caía la nieve tras la ventana me fui a mi habitación. Algunas chicas ayudaban a colgar adornos de navidad, otras dibujaban, otras decoraban el árbol de navidad. De una forma u otra el ambiente me envolvió y acabé en la sala común con un té caliente en mi mano viendo como las demás chicas reían  y hablaban con villancicos de fondo. Ya podía reconocer varias caras, una chica que estaba riendo con un gorro de Santa Claus era la que ayer por la noche se había puesto a llorar en el suelo del comedor a la hora de la cena. Sonreí mientras observaba como una época del año podía cambiar el humor de la gente. Pero una cosa no cambiaba, era navidad y si, estaba encerrada en un manicomio. Esta era la primera vez que iba a pasar las fiestas fuera de mi casa y extraño el olor a galletas que mi madre solía hacer, extraño decorar el árbol con mi padre… pero me di cuenta que esas cosas no pasaron el año pasado, ese año le grité a mi madre que por qué quería que engordase haciendo galletas y rompí dos bolas del árbol porque podía ver mi reflejo en él.

No hay frase más verdadera que esa que dice que apreciamos las cosas cuando ya no están en nuestras manos. Esta es mi última navidad y pasaré rodeada de locas. Levanté la mirada de mi taza de té y pude ver a Margaret haciendo foto a las chicas que no se daban cuenta y a los adornos. Ella me vio tras su objetivo y bajó la cámara, me saludó con la mano y yo le sonreí.

Con la ayuda de una cuchara moví el té y dejé que mi mente se fuera lo que me pareció una estupidez porque lo primero que recordé fue una tarde hace varios días, no pude aguantar las ganas de tocarme el tatuaje sobre mi sudadera gris. Podía recordar lo bien que cabíamos los dos en mi sofá, viendo esa película de la cual no me acuerdo ni del nombre.

“- ¿Entonces te quedarás?
- ¿Tú quieres que me quede?
- Las navidades siempre son difíciles de pasar…
- Pues no hables más, aquí estaré.”

Me entraron las dudad de donde estaría él, seguramente en su casa, me pregunté si las navidades serían agradables para él sin su abuelo. Un cosquilleó recorrió mi columna vertebrar y apoyé mi cabeza en el respaldo del sillón. Es agradable el sentimiento de calor que emana la taza, siempre estoy congelada, es como si no tuviera sangre que calentara mi piel.

Cerré los ojos por un segundo y respiré lentamente, solo escuchaba risas y música, era inevitable sonreír de vuelta. ¿Y si no acabara con mi vida? ¿Y si me diera una segunda oportunidad? ¿Y si intentara mejorar ese lio que hay en mi cabeza? Había pequeñas cosas en la vida que te hacían pensar en darle una segunda oportunidad, pero me empezó a doler la parte delantera de mi cabeza y abrí los ojos con mi respiración agitada. Alguien como yo no se merece una segunda oportunidad.

Dejé la taza de té en una mesa a mi lado y me levanté del sillón, no aguantaba más risas por hoy. De camino a mi habitación, la directora se acercó a mi corriendo con sus tacones.

- ¡Grace! ¡Grace!- me gritó.

¿Se estudiaba los nombres de todas las chicas por la noche?

- ¿Si?
- Te estaba buscando.

La directora llevaba una chaqueta formar color roja, los colores tan llamativos hacían que me dolieran los ojos.

- ¿Por?
- Tienes visitas navideñas.
- ¿Quién?
- No lo sé, ve a la sala de visitas y te dirán. ¿Quieres que te acompañe?

Yo afirmé con la cabeza. Fuimos lentas, ella me iba preguntando en el camino qué me parecía todo esto, yo fingía, como siempre, le decía que era todo muy bonito y que la gente te trataba genial. Aunque eso no era mentira, aquí todas te trataban como amigas o como madres o como tías y las más mayores como abuelas. Llegamos a una sala, esta vez me fijé que la puerta era de un gris oscuro y que tenía apariencia de ser difícil de romper. La directora abrió la puerta y yo entré con la cabeza agachada, cuando la levanté, mis padres estaban sentados en el mismo sofá en el que estaban mis amigas la anterior vez.

Mis padres me miraban sonriendo, mi padre llevaba un gorro de Santa Claus y mi madre iba con accesorios rojos, estaban muy ridículos, pero eran mis padres y verlos sonriendo hizo que me escocieran los ojos, no podía permitir que vieran que su sola presencia me provocaba todo eso.

- Mi niña- mi madre fue la primera en levantarse y abrazarme.

Cerré los ojos al oler su aroma a flores con un toque dulce, lo que me tocó la fibra sensible fue oler a masa de galletas. Me mordí el labio inferior para no derramar ninguna lágrima. Los brazos de mi madre me envolvían fuertemente y sentía que me perdía en su abrazo.

- Hola- susurré.

Mi madre se apartó, secándose un par de lágrimas y acto seguido mi padre se levantó y vino a mi despacio, no pude aguantar mis ganas de alejarme de él y di un paso hacia atrás, pero él cogió aire y recortó el camino que había entre nosotros. Me abrazó y pude notar que se había pasado con el perfume pero que todavía olía a recién bañado, sonreí en su pecho, extrañaba los brazos duros de mis padres rodeando mi cuerpo débil. Al alejarse me dio un par de palmas en mi espalda, se quitó el gorro y me lo puso, fui a quitármelo, pero su voz me distrajo.

- Te extrañamos.

Era la primera vez que mi padre me decía algo que no fuera una orden o recordándome que hacia todo mal. Lo miré a los ojos y por un segundo me quedé quieta como una estatua hasta que mi madre habló y dijo que nos sentásemos. Mi madre se notaba nerviosa pero tranquila, no tenía tantas ojeras debajo de los ojos y había tenido la paciencia de pintarse un poco, ella sonreía y me miraba, me metió un par de mechones dentro del gorro y sin pronunciar palabra con sus labios me dijo “guapa”. Luego me pidieron que les contara como me iba todo, que tal me trataban aquí y que les hubiera gustado que estuviera en casa pero cuanto antes me recuperara mejor, yo no dejaba de tener un nudo en el estómago.

- Te he traído una cosa para que nos recuerdes y la he tenido que traer oculta ya que no nos dejan que te demos comida pero…- mi madre sacó una caja metálica, la puso en la mesa y la abrió, el olor a galletas inundó la habitación- Eran tus preferidas en navidad.

Mi madre sonría a las galletas, yo sonreí lentamente y tapé la caja poniéndola a mi lado. Luego hubo un par de miradas entre mis padres y mi madre se levantó.

- Voy a hablar con la directora para arreglar unos papeles, luego vuelvo cielo, todavía te tenemos que dar nuestros regalos de navidad.

Mi madre desapareció de la habitación, dejándonos a mí y a mi padre solos, él tosió para aclararse la garganta y apretó sus manos juntándolas mientras me miraba.

- Hay una cosa que te quería decir, Grace- su voz sonaba dudosa por primera vez en su vida.
- ¿El qué?
- La razón por la que estás aquí la razón por la que soy como soy contigo. Antes que nada quiero que sepas que yo le conté esto a Justin o más bien la mitad y quizás eso fue lo que le convenció para traerte de vuelta. A Él le hubiera gustado huir contigo, hacer lo que tú quisieras si eso te hacía feliz, pero vio que había otras cosas.

Empecé a hincar mis uñas en la palma de mi mano.

- ¿Qué le dijiste?

Siempre tenía que tener él la culpa.

- Yo tenía una hermana, si, no lo sabías, creías que era hijo único pero no es así Grace. Tenía 14 años y mi hermana 16…
Justin

Cambié de lado la bola de color rojo por la de color verde. Me aparté por unos segundos observando detenidamente, me rasqué la barbilla y volví a cambiar las bolas.

- Le gustará- me dijo la chica.

Yo me giré y la miré, ella me sonrió afirmando con la cabeza segura.

- ¿Segura?- pregunté.
- Si.

Me senté en la cama, al final en los pies pude divisar una cosa que me resultaba conocida, sonreí.

- ¿Sabes?- dijo la chica.
- ¿El qué?- pregunté.
- Ella creía que no vendrías.
Grace

Mi padre empezó a contarme la historia de cómo tuvo una hermana que se autolesionaba y se encerraba en su cuarto. Me contó como él era el único que podía hacerla sonreír y cómo fue el que la encontró muerta. Mientras me contaba como era su hermana, sentía una presión en mi pecho y las arcadas subían y bajaban por mi garganta. Podía notar como los ojos de mis padres se cubrían de una capa cristalina y como muchas veces apartaba la mirada de mi para no derramar más de una lágrimas.

- Muchas veces cuando te veo, es como si viera a mi hermana y me pregunto que pude hacer mal para que otra vez volviera a ocurrir- terminó diciendo mi padre.

Yo tragué saliva.

- Cada persona es un mundo, papá. Pero que sintieras que tenías que estar sobre mí no significa tomar las decisiones por mi, yo también sé decidir. No tenías derecho de ordenar a Justin que se fuera ni a que me trajera.
-Yo pensaba que Justin era como cualquier chico a su edad, como los chicos con los que se veía mi hermana. Creía que Justin jamás podría apreciarte como te mereces y que al final te acabaría haciendo más daño, pero he sido yo quien lo ha jodido todo- mi padre bajó la mirada por un segundo, pero volvió a mirarme suspirando-. Perdóname por todo esto, lo último que quiero es que sientas que tu padre no te quiere.

Me quedé mirando la figura de mi padre, empezaba a notarse la edad, unas pequeñas arrugas, los ojos más caídos y las canas salían más rápidas. Podía jurar que desde empezó a saber lo que pasaba por mi cabeza envejeció de repente. Bajo sus ojos había una pequeña sobra negra, que indicaba que empezaba a dormir mal.

- Deberías de trabajar menos- le advertí, pasando por alto sus disculpas.
- ¿Entonces quién va a pagar todo esto? No creas que trabajo más por gusto, para ir menos por casa, trabajo más para poder pagar lo que sea si eso hace que tu salud mejore. Eres mi hija, me importas más que cualquier cosa en este mundo.
- Nunca me lo habías dicho- empecé a jugar con mis dedos.
- Jamás me preguntaste, Grace.

Levanté mi mirada de mis dedos para volver a observarlo, parpadeé y pude notar las lágrimas amenazando con salir de mis ojos. Miré al techo  para forzarlas a permanecer en mis ojos.

- ¿Me perdonas?

Asentí con la cabeza, mordiendo mi labio inferior.

- Si- lo último que quería era morir sin decirle a mi padre que estaba perdonado-. Te perdono papá.
- Te quiero- y su voz sonó un poco ronca, pero tosió disimulándola.
- Y yo- susurré.

A los segundos mi madre entró por la puerta sonriendo, pasó por detrás del sofá dándole una palmada a mi padre en la espalda y sentándose a su lado. De una bolsa sacó dos paquetes que me ofreció, los cogí.

- Feliz navidad, Grace.

Abrí los paquetes, uno era un marco de fotos con una foto de los tres cuando yo era más pequeña, salía con dos coletas y enseñando la lengua, sin complejos. Les di las gracias y cogí el siguiente paquete, era un cuaderno acompañado de un bolígrafo.

- Sabemos que tienes un cuaderno en el que anotas cosas mientras estas aquí, así que –mi madre sonrió- se nos ocurrió la idea de regalarte uno para que escribieras cuando salgas de aquí, para que escribas sobre tu nueva vida.

Yo les sonreí, miré el cuaderno y la sonrisa desapareció, iba a ser un cuaderno malgastado. Hablé un poco más con mis padres hasta que avisaron de que era la hora de comer y que se tenían que ir. Me despedí de ellos pero me dijeron que volverían pronto. Dejé los regalos allí, me dijeron que los llevarían a mi cuarto. Yo fui lentamente hacia el comedor, se podía notar que era de comer, las risas se habían cambiado por llantos silenciosos. Cuando llegué fui hacia mi mesa cuando la voz de Margaret me paró.

- ¿Has ido al cuarto?- preguntó sonriendo, como siempre.
- ¿Qué? No, acabo de volver de estar con mis padres.

Ella se cubrió la boca con sus manos y se rio, volvió a sentarse dejándome el paso libre, yo la miré pero ella ya pasaba de mi. ¿Qué pasaba en el cuarto? La pequeña intriga que tenía se fue cuando mi bandeja de comida se encontró delante de mi. Me froté los ojos, quería acabar con esto de una vez, estaba cansada de ponerme delante de la bandeja y no poder levantarme hasta que acabara.

- Vamos Grace, ¿acaso no quieres acabar hoy pronto?- me dijo a mitad la mujer que se sentaba enfrente de mi.

Yo la fulminé con la mirada, no quería acabar pronto con la comida, quería que desapareciese. Hoy tenía menos cantidad, así que terminé en una hora. Me levanté de la mesa, sintiendo mi estómago hinchado y pesado.


Cada paso era como si tuviera un elefante sobre mi espalda, la idea de pasar el día de navidad en la cama no me parecía tan mala idea. Abrí la puerta y cuando levanté mi mirada no acaba de entender lo que estaba viendo, la parte de mi cuarto donde estaba mi cama estaba decorado con adornos navideños y había un pequeño árbol de navidad encima de mi cómoda, pero eso no era lo que me había dejado quieta en la entrada de la puerta eso lo había producido un chico que se encontraba en mitad de la habitación con una camisa blanca un poco arrugada y unos jeans oscuros, su sonrisa iba de oreja a oreja, pero fue desapareciendo cuando empezó a ver mi mirada, como habían empezado a brotar lágrimas de mis ojos sin yo darme cuenta. Me mordí el labio inferior y cerré los ojos por un segundo, cuando los abrí tenía la visión borrosa pero todavía podía distinguir la silueta de Justin. Todo mi cuerpo temblaba, mi corazón latía fuertemente y mi respiración era agitada. Se me ocurrió hacer de todo irme corriendo, tirarme al suelo, ir y pegarle una hostia, seguir quieta, se me ocurrió todo menos lo que hice.

Fui hacia él, acortando la distancia que nos alejaba en menos de un segundo. Justin no estaba preparado cuando nuestros cuerpos chocaron así que dio unos cuantos pasos hacia atrás antes de colocar sus manos en mi cintura mientras las mías estabas en sus mejillas. Nuestros labios se habían encontrado en el mismo instante que nuestros cuerpos habían chocados. Fue uno de los besos más apasionados que habíamos tenidos, yo luchaba para que nuestros cuerpos se juntaran más al igual que él, lo que hacía que nos moviéramos por toda la habitación hasta que llegamos a una pared en la que quedé presionara entre la pared y su cuerpo. La forma de sus labios era la misma y tenían el mismo sabor, aunque ahora estaba mezclado con el sabor salado de mis lágrimas. Me aparté de él para coger aire, apoyando mi cabeza en la pared, él pasó su dedo pulgar por mi mejilla para retirar las lágrimas, ahí me pude dar cuenta, que él también estaba llorando, sonreí tímidamente, luego lo miré a los ojos, que estaban aliviados pero todavía nerviosos.

- Te odio- susurré con mi voz rota por el llanto.
- No me importa, yo tengo suficiente amor para los dos.

Y me besó la frente, yo apreté mi cabeza contra su pecho, olía a él. Recordé nuestra conversación por Skype, las barbaridades que le había dicho y aun así, él estaba ahí.

- Yo… Yo no quería decirte lo que te dije.
- Lo sé.

Él acariciaba mi cabello lentamente, podía sentir su calor y entonces me di cuenta del frío que había sentido estos días. Me aparté de su abrazo, pero él me seguía agarrando por la cintura.

- Pero te odio, por dejarme.
- Creo que después de decirme que no me quieres y que desaparezca de tu vida estamos en paz- dijo sonriendo.
- No sé…- dije intentando ocultar una sonrisa.

Él no dijo nada y yo cogí ese tiempo para respirar, para sentir como mi pulso se iba relajando.

- Escritora…- susurró.

Levanté mi mirada para ver su sonrisa pícara, mis mejillas se sonrojaron.

- ¿Si?

- Te extrañé.

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¿Extrañaban a Grace y a Justin? Porque yo mucho. Menos mal que el cabrón de Justin no se da por vencido, ¿cambiará el pensamiento de Grace? ¿O hará que todo empeore? tatatataaaaaaaaaaaaaan.

Sé que iba a subir 5 capítulos pero me iba a poner a escribir el 5º capítulo y no tenía inspiración para escribir esa parte así que decidí dejarlo aquí con este final que me gustó y dentro de unos días subir otro antes que subir uno más y que quede fatal. Espero que os hayan gustado, yo lo paso mal escribiendo sobretodo porque YA SON MÁS DE 40 CAPÍTULOS y el final esta como super cerca, si, quedarán como 8 capítulos para que termine y tengo demasiado cariño a esta novela y le pongo muchos sentimientos a cada trozo aunque quizás no se note lol Si os habéis fijado en la parte superior derecha del blog hay una encuesta sobre esta novela, me gustaría saber que pensáis! Y como siempre (ya es habitual) PERDÓN POR NO SUBIR SEGUIDO.

Y recordar que detrás de las  ☁ siempre habrá un ☀ resplandeciente esperándoos.

Si leíste pulsa este botón     Gracias, muchas gracias por leer, por no pasar de mi aunque tarde siglos en leer por preocuparos por cuando iba a subir y demás. Y si no es mucho pedir, ¿podrías dejar un comentario? Os lo agradecería enormemente, enserio, no sabéis como jhvehjvyvrjthte LOVE YA.
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Gracias.

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