Me hicieron pruebas que me obligaban a levantarme, andar y
hablar; tres cosas que no me apetecían para nada ahora mismo. Ahora mis padres
están aquí conmigo, todavía no he visto a nadie más, ni quiero, pero sé que
llegará la hora en la que Justin entrará y a mí se me romperá el corazón en
dos. Debe de ser de noche, porque mi madre cada dos por tres está bostezando y
mi padre le dice algo de que se duerma que él se quedara despierto. No sé si me
han llevado a otro lado o estoy en el mismo centro, mi madre no ha puesto
música en todo el día y eso me hace preguntarme si quizás se ha dado por
vencida.
Mi madre le dice a mi padre que le traiga otro café y la
habitación se queda en silencio. Sé que estoy despierta pero no soy consciente
de lo que estoy haciendo, creo que estoy de lado. Me han quitado la máquina que
mide mis latidos, así que solo sé que vivo porque puedo escuchar y sentir mis
latidos en cualquier parte de mi cuerpo. Todavía tengo puesto el suero porque
me han traído la merienda y sigue ahí, creo que dentro de poco vendrá la cena.
Me duele mucho el estómago y he estado a punto de vomitar, creo que ha sido
porque he trago unas pastillas con el estómago vacío, era para relajarme porque
no dejaba de llorar. El camisón blanco es cómo entre lo que cabe. Mi padre
vuelve a entrar y le da el café a mi madre.
- ¿Sigue ahí?- le pregunta mi madre.
- Si.
Mi madre bebe del café.
- ¿Y si le dejamos pasar para que se vaya?- dice mi padre.
- Dentro de nada se acaba el
horario de visitas y no sé cómo reaccionará ella.
- Ya sabes, si le produce
algún reacción es bueno.
- Vale, vamos a salir.
Cuando mi madre acepta se me
encoge el corazón por unos segundo y doy gracias a Dios por no tener conectada la máquina. Mis
padres salen y me empiezo a poner muy nerviosa, mi corazón late rápido y lento,
mi respiración se ha agitado hasta llegar al punto en el que confundo mi
respiración con un llanto. Pero cuando la puerta se abre y escucho unos
pasos mi respiración se calla. No sé por
dónde va a venir ni que va a hacer. Tengo mis ojos bien abiertos a la espera de
recibir alguna reacción de él, no escucho nada hasta que un llanto se abre
pasos, muevo lentamente un dedo a mi mejilla para tocar mis lágrimas, pero yo
no estoy llorando.
El llanto primero es silencioso solo escucho
como coge aire agitadamente pero después escucho como se sienta en un sillón
cerca de mi cama y su llanto se vuelve más fuerte. Yo aprieto fuertemente mis
dientes para no soltar un chillido de dolor, quiero que pare, por favor.
- ¿Por qué?- pregunta, no sé
si a mí o al aire.
Pero su voz es como si
rasgara su garganta y eso hace que rompa a llorar, pero son lágrimas
silenciosas, noto como mojan mis mejillas pero no produzco sonido.
- Seguro que estás pensando
¿por qué no?- dice Justin cuando su llanto se tranquiliza, aclara su garganta y
se pone de pie.
Oigo sus pasos y me pongo
nerviosa cuanto más se acerca. Se para delante de mí, puedo ver que lleva un
jersey azul oscuro, solo veo eso hasta que se pone de cuclillas y nuestras caras
quedan a la par. Su piel está más blanca de lo normal y tiene cara de cansado,
me pregunto si eso es solo de hoy o si es por la acumulación de todo los días
que estuvo en ese hotel levantándose pronto para estar aquí cuando yo me
despertara y yéndose después de que me durmiera. ¿Por qué no me di cuenta antes
de sus ojeras o de su cara de zombie?
- ¿Por qué no me di cuenta
que no mejorabas?- me susurra.
Quiero que me toque la
mejilla, que elimine el resto de mis lágrimas o que me bese, no me gusta que se
me quede mirando en silencio. Él quita su mirada de mi y cuando sigo su mirada
me doy cuenta que está mirando mi muñeca envuelta, yo la muevo hasta esconderla
debajo de las sabanas. Las sabanas son frías y están duras, me gustaría que se
tumbara conmigo y me diera calor.
- ¿Te parece una buena
manera para empezar el año?
Si hubiera funcionado, sí.
Pero no se lo digo. Simplemente vuelvo a mirarle.
- Háblame- me suplica y yo
cedo.
- Hola.
Él sonríe y coloca su mano
sobre mi mejilla.
- Me dijiste que me fuera,
que no pasaría nada.
- Supongo que no debes de
creer a los locos.
- Tú no estás locas.
- Creo que solo los locos
intentarían acabar con sus vidas.
Él suspira.
- Mi Grace, mi escritora,
daría lo que fuera si a cambio dejaras de sufrir.
- Me merezco todo esto, si
tanto me queréis ver feliz dejarme morir.
- No- dice él subiendo el
volumen.
- Justin…- susurro.
Él se levanta y se lleva las
manos a su cabello, puedo notar como se pone rojo de rabia.
- Estoy harto de que pases
de mí, de que no te creas lo que te digo. Que si digo que te quiero es porque
de verdad lo siento- él aprieta sus manos mientras grita.
- Si sólo me vas a gritar te puedes ir.
- Ojala me pudiera ir y
dejarte, ojala no me doliera si lo hiciera pero es superior a mi, no puedo
dejarte en estas condiciones. No- él niega con su cabeza.
- Nada va a cambiar estando
tú aquí.
- Cállate, Grace.
- Solo digo la verdad- digo
bajando el volumen de mi voz.
Entonces él apoya su cabeza en mis piernas y agarra las
sabanas, sé que es para no llorar, pero a mi no me importa porque no siento
nada por él, porque las personas como yo no sabemos lo que es amar porque si no
nos amamos a nosotros mismo cómo vamos a amar a otra persona.
Justin se sube a la cama y
con cuidado se coloca detrás de mi, oigo chocar sus zapatos contra el suelo, se
mete bajo las sabanas y me abraza. Cuando siento su cuerpo contra el mío, la
primera imagen que me viene a la cabeza es la de nuestros cuerpos desnudos y
noto como me sonrojo. Justin apoya su cabeza cerca de mi nuca y respira.
- Estas helada.
Le quiero decir que es
normal, porque si él no está ahí para darme calor nadie lo está. Que él es la
llama que anima mi cuerpo y que aunque yo no lo quiera siempre será así. Justin
agarra mis manos con cuidado de no tocar el cable del suero, sus manos están
caliente y por primera vez en esta congelada habitación logro estar cómoda.
- Así mejor- dice él cuando
mis manos están más calientes.
- Si- susurro, aunque no
creo que me haya oído… espero que no me haya oído.
Él me acaricia en cabello y
más de una vez me susurra que me quiere, aun así no es como en otros momentos,
aquí ya no creo que él pueda rescatarme de la oscuridad. Pasado el tiempo la
cena llega, me obligan a comer pero no como. Mis padres llegan, Justin se va y
con él mi tranquilidad. Es una de las noches más fría de mi vida, escucho el
llanto de mi madre mientras me duermo y lo único en el que pienso es en cómo
terminará mi carta para despedirme.
“Perdonadme por no haber
apreciado la vida que me disteis y decirle a Justin que le estaré eternamente
agradecida por haber hecho de los últimos día de mi vida los mejores de toda
ella.”
Esa me parece una buena forma
de acabarla.
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Uno más.
Entre la canción y este capítulo, cuando Justin entra en la habitación y habla con ella... ¿Adivina qué? ESTOY LLORANDO. Y lo digo en serio, los locos siempre dicen la verdad:)))))))) JAAJAJAJA. Sigo leyendo <3
ResponderEliminar@fanii_JB