Capítulo 45

Una fuerte luz me hizo abrir los ojos. No los abrí de golpe, sólo un poco para ver cómo había u gran cielo azul encima de mí. Moví mis dedos y pude sentir algo suave y fino. Giré un poco mi cabeza y me di cuenta que estaba tumbada sobre un gran campo verde. Sonreí al sentir la frescura del campo entre mis dedos. ¿Así era e cielo? ¿Acaso yo me merecía estar aquí?  Decidí sentarme en el campo y vi que llevaba un camisón largo y blanco, mis pálidos pies estaban desnudos. Me puse de pie y observé la infinita pradera que había delante de mí. Había mariposas, flores, árboles… Y al fondo se oía una cascada, fue hacia ella. Mientras iba andando, conejos iban por mis pies y los pájaros se movían de rama en rama para seguirme por el bosque mientras cantaban, parecía Blancanieves con los animales a mí alrededor. Llegué a la cascada y era hermosa, el agua cristalina caía en un pequeño lago en el que había flores flotando.

- Es increíble- fue lo único que pude decir- ¿Esto muerta?- pregunté a viento.

- ¿Quieres estarlo?

Me di la vuelta asustada al oír esa voz, allí estaba un hombre mayor, algo regordete y de una estatura algo alta para un abuelo, su cara me resultaba conocida.

- ¿Quién es?

- ¿No me reconoces?

El hombre se acercó a mí y me tendió su mano.

- Soy Bruce, el abuelo de Justin.

Entonces supe de que me sonaba, de las fotos de la casa de Justin. Levanté mi mano y cogí la suya.

- Creía que necesitabas un poco de tranquilidad ahora mismo y por eso te traje aquí.

- ¿Entonces no estoy muerta?

- Sólo estas descansando.

Puse una pequeña mueca en mi boca y suspiré.

- ¿Querías estalo?

- Si, ya estoy cansada.

Bruce se sentó en una roca y dio unos golpes a su lado, fui y me senté junto a él. La cascada quedaba enfrente de nosotros y algunas gotas nos salpicaban.

- Hacía mucho que no veía a Justin así de feliz

- Solo le causo problemas

- Lo mantiene entretenido y le gustas, te quiere tanto que no le importa tus problemas.

Me llevé las manos a la cara y escondí mi cabeza en mis manos por unos segundos, lloraría su pudiera.

- No me lo merezco.

- Nadie se merece nada pero nuestra vida es nuestra y hacemos con ella lo que queremos. Si Justin no te quisiera no estaría contigo y no soportaría todo esto. ¿Por qué no te vas a merecer algo que quiere estar contigo?

- Solo le produzco dolor.

- Nadie dijo que el amor fuera fácil, Grace.

- Pero yo lo complico todo.

- No eres el centro del mundo, Grace. No todo es por tu culpa, ni eres tan especial. Eres una más.

Yo subí mis pies encima de la roca y me agarré las piernas.

- Eso no ayuda.

- No me refiero a eso, cielo- él giró la cabeza para mirarme, luego la volvió a desviar-. Quiero decir que Justin es tan culpable de lo que siente y de sus acciones como tú de las tuyas. Si él no quisiera sentir el dolor que siente no estaría contigo y si tú estuvieras harta de causarle problemas te hubieras alejado de él hace tiempo. Pero por suerte o por desgracia el amor es más fuerte que todo eso. Así que veo un poco egoísta de tu parte que repitas una y otra vez que no le aportas nada bueno, porque algo tienes que aportarle porque si no él, no estaría ahora mismo corriendo hacia ti.

- ¿No ha cogido el autobús?

Él niega con la cabeza.

- Estaba recogiendo las cosas del hotel cuando recibió una llamada de tu padre.

- ¿Mi padre lo ha llamado? Pero si no se llevaban muy bien…

- Tú padre sabe que quizás él es el único que te haga cambiar de opinión.

Bajé los pies de la roca y balanceé los pies encima del césped que me hacia cosquillas.

- Ya nada puede cambiarme de opinión.

- ¿Por qué?

- Estoy cansada de no sentir otra cosa que no sea odio, quiero sentir paz, poder descansar…

- ¿Y no crees que todo eso lo podrías conseguir simplemente cambiando tu forma de pensar?

- Esto de aquí- levanté mi mano a mi cabeza- ya no funciona.

- Lo has admitido, sabes que algo va mal.

Asentí lentamente con mi cabeza justo cuando una ráfaga de viento chocó contra nosotros, pero no sentí frío.

- Pude ser que algo vaya mal dentro de mí, pero no me quedan fuerzas para arreglarlo. Quizás si me hubiera dado cuenta antes… pero ya no. ¿Por qué nadie acepta mi opinión?

- Quizás porque tus padres no quieren quedarse sin su querida hija, tus amigas no te quieren perder y Justin no puede ver un mundo en el que ya no existas tú.

- Pues lo tendrá que ver dentro de poco. Si supo superar tu muerte, de mí se olvidará en dos días.

- ¿Crees que Justin ha superado que ya no esté con él? Yo veo como cada noche cuando no está contigo no duerme porque yo no estoy ahí… No quiero ni pensar que puede ocurrirle a Justin si tú también te vas.

- Nada. Él no puede sentir algo tan fuerte por mis…

- Te sorprenderías que le pasa por la cabeza. Él nunca le ha contado a nadie como se siente y créeme que lo necesita, tiene una pequeña espina clava ahí desde hace tiempo. Algo que quizás le produce más dolor del que tú sientes, pero él finge, porque siempre lo hecho, porque no le importan sus sentimientos mientras los demás estén feliz.

- ¿Qué me quieres decir?

- Que creo que encajáis por es. A Justin no le importa sufrir mientras logre hacer feliz a la otra persona y tú solo sabes hacer daño.

- ¿Qué esconde Justin?

Bruce se levanta de su roca y se da la vuelta para adentrarse en el bosque.

- ¿Por qué te vas?- le pregunto.

- No me estoy yendo yo, eres tú.

Entonces noto como mi cuerpo empieza a agitarse y me empieza a doler todo, la calma que sentí se va y vuelve de golpe todo el dolor.

- ¿Qué pasa?

- Te estas despertando.

- No quiero despertar- las lágrimas bajan por mis mejillas-. No dejes que me lleven.

- Enfréntate a tus miedos.

Mis manos empiezan a temblar y a mi alrededor el paisaje empieza a desmoronarse.

- Tengo miedo a morir Bruce.

Me tapo los oídos porque empiezo a oír un llanto, chillidos y risas.

- No me dejes sola- grito.

- Eres fuerte Grace, venga, abre los ojos, mira donde estas.

- No quiero, no quiero.

Aprieto más fuerte mi cabeza porque tengo miedo de que explote.

- Abre los ojos y todo cesará.

- No.

El grillo se me mezcla con el llanto y me duele el corazón.

- Relaja tu cuerpo y abre los ojos, venga, ahora Grace, hazlo.

Intento respirar y relajar mis músculos. Lo último que escucho es un adiós suyo, el llanto se vuelve más silencioso y cuando abro los ojos poco a poco ya no estoy en el paraíso, ahora todo duele y las paredes blancas vuelven a envolver mi cuerpo. No soy la que llora pero reconozco el llanto. Aun así cierro de nuevo los ojos y deseo volver allí, volver con el abuelo de Justin y no despertar. Pero cuando mis sentidos vuelven a su orden, escucho algo más que el llanto de mi madre, escucho la máquina que controla mis pulsaciones y otra que controla mi oxígeno. Muevo un poco mis manos y noto el pinchazo de la aguja que me mete suero. Todo es tan normal para mí.

- A movido la mano, la ha movido- dice mi madre reteniendo el llanto.

- Relájate cariño, llama al médico- escucho unos pasos y yo entre abro un poco los ojos- Hola Grace… ¿Cómo estás?

Es mi padre y su voz suena muy dulce, me recuerda cuando me ponía mala de pequeña y él venía a cuidarme porque no trabajaba tanto. No hablo, no tengo fuerza.

-Ahora va a venir el doctor, nos has dado un gran susto, pero ya estas mejor.

Tengo ganas de decirle que no es así, que nada ha mejorado, que no se haga ilusiones que su pequeña niña no va a volver.

- He llamado a Justin y está en la sala de espera.

Siento un leve pinchazo en mi estómago cuando oigo pronunciarle la palabra Justin. Mi padre lleva su mano a mi cabeza y me acaricia el cabello antes de darme un beso pequeño en mi sien.

- Todo va a estar bien.

Pero su voz se quiebra porque no se lo cree, noto como se aleja y se oye la puerta abrirse.

- Buenas- dice un hombre y mi padre le contesta lo mismo- Hola Grace, ¿cómo estás?- dice cuando está más cerca de mí.

Pero yo sigo sin hablar, quizás así crean que he muerto.

- Vamos a hacer unas cuantas pruebas. ¿De acuerdo?

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Voy a subir dos más.