Justin me cogió de la mano, apretando tan fuerte que me
hacía daño pero no me importaba. Me metió dentro de su casa, estaba tan
calentita que me di cuenta del frío que hacía en la calle. Justin se colocó en
mi espalda y me abrazó, colocando su cabeza en mi hombro, me dio un beso en el
cuello.
- Hoy fue el peor día de mi vida- me susurró.
Yo sonreí, porque también había sido el mío. Sentía el calor
del cuerpo de Justin, a su lado me sentía pequeña pero grande. Giré mi cabeza
para darle un beso cuando vi de reojo que una figura se nos acercaba. Justin se
apartó de mi espalda para colocarse a mi lado. La mujer que estaba enfrente mía
era pequeña, con un largo cabello oscuro y estaba envuelta en una bata color
beige, se notaba que estaba recién levantada pero era hermosa.
- Mamá, ella es… - empezó Justin.
- ¿Grace?- dijo su madre, yo afirmé con la cabeza, ella
sonrió- Mi hijo ya me ha puesto al tanto del todo, yo soy Pattie, encantada-
dijo sonriendo-. ¿Te vas a quedar a dormir?
- Si puedo…- dije.
- Claro, nuestra casa es tú casa. No habléis muy alto, que
la abuela está durmiendo.
Y dicho esto se dio media vuelta y desapareció. Justin me
agarró de nuevo de la mano y tiró de mi hacia su cuarto. Cuando abrió la
puerta, dejó que entrara primero. Las paredes eran de un color azul algo ya
descolorido, tenía una cama doble en la parte izquierda mientras que en la
derecha había un escritorio, libros y un sillón, colgando de una esquina había
un televisor. Lo más sorprendente fue que todo estaba recogido.
- ¿Qué tal?- dijo susurrando desde atrás, apoyando sus manos
en mi cintura, di un pequeño salto.
- Bien, no sé, está recogido, no parece la habitación de un
chico.
Yo avancé y Justin entró, cerrando la puerta en su espalda.
- Las noches son largas y no duermo, tengo mucho tiempo
libre.
Yo me giré para mirarlo, metiendo un mechón de mi cabello
detrás de mi oreja.
- ¿Tú tampoco dormiste?- le pregunté.
- Ya sabes que solo dormía con una persona y con… contigo-
admitió-. Veo que no has traído maleta, ¿quieres que te preste una camiseta?
Yo asentí con la cabeza y él fue a su armario que estaba en
la misma pared que la puerta, luego me lanzó una camiseta gris con la cara de
la rana Gustavo algo descolorida.
- Esa encogió en la secadora, pero aun así te quedará
grande.
- ¿Dónde esta el baño?- pregunté.
- Grace, ya te he visto desnuda- dijo sonriendo.
Yo pude notar como mi rubor se colocaba en mis mejillas.
- Está en la pared de enfrente a la derecha.
Salí del cuarto de Justin y fui corriendo al cuarto de baño,
cerré con pestillo y empecé a desnudarme. En el suelo había una báscula y me
tenté a pesarme, pero tenía que tener la mente fresca con lo que le iba a
proponer a Justin. Me puse la camiseta de Justin, que me llegaba a mitad de mis
muslos y me recogí el cabello en un moño alto. Mojé mi cara y cogí aire, sentía
miles de cosquillas en estómago. Cogí mi ropa del suelo y volví al cuarto de
Justin, él estaba en la cama, mirándose los dedos. Cuando abrí la puerta, su
sonrisa resplandecía en la oscuridad. Dejé mi ropa en el escritorio y me subí
en la cama. Nos acomodamos perfectamente, yo apoyé mi cabeza en su pecho y él
me agarraba.
- Grace- me
susurra.
- ¿Si?- le digo, aspirando su aroma que
me hacía sentir en casa.
- Te echaba de menos- puedo notar como su voz se rompe al
final.
- Y yo a ti, por eso estoy aquí.
Noté como Justin cogía una gran bocanada de aire.
- Seguramente debería de decirte que hiciste mal, que no
deberías de haber huido, pero me alegro tanto de tenerte en mis brazos.
Los brazos de Justin me pegaron más a él.
- Cuando te fuiste me di cuenta de lo que eras para mí-
susurré-. Me di cuenta de lo egoísta que había estado siendo, simplemente por
no agradecerte cada segundo que estabas a mi lado, solo importaban mis
problemas y hoy pensé que si te volviera a ver, no sería lo mismo. Tú me ayudas
Justin, pero muchas veces es como si no te conociera.
Justin suspiró y después de unos segundos habló.
- ¿Alguna vez has oído la frase esa de que en el dolor de
los demás encontramos nuestra felicidad? Yo creo que soy algo así, me gusta
sentirme necesitado, sentir que sirvo de algo en este mundo… Estuve tantos años
cuidando de mi abuelo que cuando nos dejó, tenía demasiado tiempo libre. Cuando
te conocí, cuando vi lo que sufrías sentí una necesidad incontrolable de
ayudarte, de hacer cualquier cosa para ayudarte y muchas veces creo que fallé.
Cuando te fui conociendo más, vi que aparte de dolor había una chica genial ahí
escondida y entonces me gustaste mucho.
Él terminó besando mi cabeza, sonreí cerrando los ojos.
- ¿Alguna vez te sentiste solo, Justin?
- Todos los días después de que mi abuelo muriera. En el
colegio era popular, pero qué importa estar rodeado de personas si después
ninguna permanecerá para siempre. Aprendí a disimilar el dolor que me produjo
su perdida, aprendí a ser el chico popular y estudioso, aprendí a ser el hijo
que hacía reír a su madre y a su abuela porque si estaba mal ellas estarían
mal. Con el paso del tiempo, ya no me hacía falta aparentar nada porque ya me
había creído mis mentiras. Pasaba noches llorando angustiado preguntándome por
qué no podía dormir si estaba cansado, me preguntaba una y otra vez por qué él
y no yo.
La habitación quedó unos segundos en silencio, hasta que me
armé de valor para hablar.
- Él destino te tenía preparado una misión, salvarme a mí,
por eso no fuiste tú, porque tenías algo que hacer todavía.
- Si es eso, que Dios me perdone porque creo que la fastidié
dejándote.
- El pasado pisado- susurré mientras me ponía encima de él
y acercaba mis labios a los suyos.
Justin sonrió y metió su mano por dentro de mi camiseta y
llegó a la zona del tatuaje que todavía estaba un poco rojo, pero no dolía que
él lo tocara. Lo miré a los ojos y sonreía, no pude evitar sonreír.
- Tú amor por mí me va a acabar matando, Grace- dijo
mientras sacaba la mano y me agarraba las manos con las suyas.
- Espero que te refieras a matarte a besos.
Me agaché y separé nuestras manos para colocarlas en sus
mejillas y empecé a darle pequeños besos hasta que él puso sus manos en mi
espalda y nuestro beso se volvió lento. Bajó una mano por mi brazo y abrí los
ojos cuando se paró en mis heridas reciente.
- Grace- murmuró todavía con los ojos cerrados.
- El dolor era insoportable y tú no estabas allí para
aliviarlo- susurré en sus labios.
- No puedo ser tu sustituto para las cuchillas, ¿y si algún
día no estoy?
- Dame tiempo.
Justin suspiró, abrió los ojos y lentamente me colocó a su
lado, se colocó de perfil y me miró a los ojos y después a mis labios.
- Me das paz- le dije. Justin sonrió lentamente-. Contigo no
tengo que fingir y eso hace que se me quite un gran peso de mi espalda. Contigo
puedo dormir y te digo que no creo que jamás encuentre a alguien con quien
pueda dormir si no eres tú.
- Hay muchos peces en el río- dijo él.
- Pero ninguno como tú.
Justin acarició mi mejilla y su tacto hizo que cerrara los
ojos, no me había dado cuenta de lo cansada que estaba, pegué un pequeño
bostezo.
- Duerme pequeña, que yo haré lo mismo.
Pegué mi cabeza más a su pecho para poder sentir su latido,
Justin apoyó su cabeza sobre la mía.
- Mi escritora…- susurró.
- Mi diario con patas- dije sonriendo.
Justin soltó una pequeña carcajada que hizo que volviera a
sentirme en casa.
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Subiré 2 capítulos más. Comentad hermosas.<3
Aish que adorables, me encanta.
ResponderEliminarEchaba tanto de menos leer algo donde estuvieran juntos skdjhajaakskajhgdas.
"-Mi escritora
-Mi diario con patas" KSDJGHKDGHLJAGKGAHGSHJA tanta adorabilidad (creo que me acabo de inventar una palabra) junta no que me muero.
-Y
Aish que adorables, me encanta.
ResponderEliminarEchaba tanto de menos leer algo donde estuvieran juntos skdjhajaakskajhgdas.
"-Mi escritora
-Mi diario con patas" KSDJGHKDGHLJAGKGAHGSHJA tanta adorabilidad (creo que me acabo de inventar una palabra) junta no que me muero.
-Y