Así que ahora nos encontramos en mi coche, de camino a un
sitio que me solían llevar antes de que todo pasara, era mi sitio favorito y
todavía lo sigue siendo. Lo era en cualquier época del año, en primavera todo
estaba verde y con miles de flores, y ahora en invierno hay un lago congelado
en el que la gente suele patinar. Yo aprendí a patinar sobre hielo ahí, yo
siempre tenía miedo por si por mi culpa el hielo se quebraba pero él me animó y
una vez que supe patinar, jamás paraba.
En la radio sonaba Wake me up de Avicii y parecía la
perfecta canción para ir en carretera con las ventanas subidas por el frío.
Justin conducía, yo le había dejado, pero como era obvio yo le iba señalando
por dónde ir. Apoyé mi cabeza y observé a Justin, tenía la mandíbula tensa
mientras miraba atentamente a la carretera, esta estaba húmeda por la anterior
llovizna de la noche. Tenía las dos manos en el volante y de vez en cuando me
miraba, yo le sonreí y volvió a mirarme.
- ¿Por qué me miras?- me pregunta.
- No sé- dije encogiéndome de hombros-. Si algo es bonito,
¿por qué no mirarlo?
- Pues por esa misma regla de tres, ahora tendríamos un
accidente.
- ¿Por qué?- pregunté.
- Porque no te puedo mirar a ti y a la carretera a la vez.
Con una sonrisa tonta, giré mi cabeza hasta llegar a
esconderla, pude escuchar una risa floja de Justin. A los 15 minutos llegamos
al sitio donde me refería, aparcamos juntos a los demás coches y salimos.
Justin cogió la mochila con la comida y se quedó mirando donde estábamos. El
sitio era hermoso. Lo principal era el lago que era mediano, alrededor había
solo tierra y luego había mesas y árboles que era donde la gente solía estar.
El lago tenía poca profundidad y por eso era de los primeros en congelarse. La
tierra y el césped que había estaba cubierto por una fina capa de nieve.
- Dios, esto es muy bonito- dijo Justin.
- Si, me encantaba venir aquí con mis padres.
- ¿Ya no?- me preguntó.
Yo simplemente me encogí de hombros, mi relación con mis
padres se había enfriado y distanciado mucho, intentábamos estar como antes
pero era imposible. Mi padre trabajaba más para estar menos tiempo en casa y
mamá siempre intentaba hacer como si todo estuviera bien.
- Ojala hubiéramos traído patines- dice Justin suspirando.
- ¿Por quién me tomas?- dije sonriendo mientras sacaba dos
bolsas de maletero- Aquí están los míos y los otros son de un primo que vino el
año pasado y se los dejo, creo que te quedarán bien.
Justin sonrió como cualquier niño pequeño al que le das una
gominola. Los dos avanzamos hasta encontrar una mesa vacía y pusimos todas las
cosas encimas. El tiempo había pasado volando, ya eran las 3 de la tarde,
Justin empezó a sacar comida sin preguntarme… chico listo. Sacó varios
sándwiches, una ensalada y una botella de agua.
- Venga ya, ¿por qué tanta comida?- pregunto.
- ¿Qué? Si estuve a punto de hacer unos filetes pero sabía
que te quejarías.
- ¿Solo sabes hacer filetes?- dije aguantando una carcajada.
- ¿Qué quieres? Soy un hijo de mamá- dijo sonriendo.
Y nos sentamos, yo me eché en un vaso de plástico un poco de
agua y cogí un tenedor de plástico para picar de la ensalada. Justin me miraba
de reojo, hace tiempo me podría haber puesto nervioso ver como alguien vigilaba
si comía o no, pero cuando Justin lo hace no puedo enfadarme, es al revés, lo
veo un gesto muy tierno, como si se preocupara por mi… Quizás eso es lo que todos
hacen, ¿no? Justin acabó comiendo dos sándwiches y un poco de ensalada,
yo medio sándwich y un poco de ensalada.
- Venga, come la otra mitad, si es muy pequeño- dijo
poniéndome cara de perrito.
- No tengo más hambre.
- Si lo haces te doy postre- dijo subiendo una deja.
Yo no pude evitar una carcajada.
- ¿Un beso? Eso lo tengo siempre que quiera.
- No será un simple beso.
Y en la forma que se lamió su labio inferior mire la mitad
que me quedaba del sándwich y lo cogí, en cinco minutos ya no quedaba nada. Lo
miré sonriendo y negando con mi cabeza. Se levantó de su lado del banco de
madera y fue hacia mi lado, me tendió su mano y yo la acepté, luego la poso en
mi espalda.
- Como no haya merecido la pena… te enteras- dije observando
sus labios.
- Mis besos siempre merecen la pena- dijo sonriendo.
Me dio un beso pequeño, pero luego abrió su boca y mis
labios siguieron a los suyos. Sentía miles de mariposas por mi estómago
revolotear y chocarse unas con otras. Justin metió una de sus manos bajo mi
jersey, que era suyo, cuando noté el tacto caliente de su mano di un pequeño
salto. Empezó a subir sus manos hasta que tocó el broche de mi sujetador, yo
intenté apartarme pero Justin lo desabrochó con una simple mano y eso no fue lo
último, al separarse de mis labios mordió mi labio inferior.
- ¡Justin!- dije riéndome y abrochándome el sujetador- ¿Por
qué lo hiciste?
- Te dije que era especial- dijo riendo-. Eso me lo enseñó
mi amigo César varios años atrás.
¿Quieres patinar ya?
- De acuerdo.
Después de pasar una hora patinando, haciendo el tonto, en
la cual descubrí lo bueno que era Justin patinando, terminamos muy cansados,
tantos que salimos del hielo llevados por el poco aire que había. Fuimos hasta
nuestra mesa con todas nuestras cosas, Justin sacó un termo con café y lo echó
en dos vasos.
- Justin, cuando volvíamos vi como mirabas al chico ese que
tenía la guitarra… ¿Sabes tocarla?
- Mi abuelo sabía- dijo bajando su mirada- Y me enseñó una
canción que la verdad siempre me recuerda a ti.
- ¿Por qué?
- Es sobre la distancia… Es… Ojala te la pudiera tocar.
Entonces me levanté y dejándome llevar por el sentimiento de
saber porque esa canción le recordaba tanto a mí, fui hasta el chico, el cual
me la prestó sin ningún problemas. Cuando Justin me vio llegar con ella, negó
con la cabeza y la cogió, tocó varias veces las cuerdas y luego empezó a tocar
la canción.
Justin empezó a cantar y la verdad es que jamás había
escuchado una voz como la suya, con cada palabra expresaba miles de
sentimientos, podía notar en sus ojos como de verdad le daba un significado a
esas palabras, como para él había una historia detrás de esta canción. Miraba a
la guitarra y me miraba a mí, sonreía y a la vez pude notar como empezaban a
cubrirse sus ojos de lágrimas, lágrimas que él supo contener.
- Porque todo va a estar bien…- dijo mirándome a los ojos.
La gente empezaba a venir atraída por su voz. Por un momento, no había nadie más que él, su guitarra y yo, nadie más. Nadie nos rodeaba. Mi corazón latía lentamente y bajo, para que no me molestara al oír a Justin. Su voz… hasta los ángeles estaban celosos. Justin siguió tocando, sus dedos se movían perfectamente sobre la guitarra y la canción cuadraba con nosotros.
- Sabes que me preocupo por ti… Siempre estaré para ti, te prometo que me quedaré justo aquí.
Las lágrimas empezaron a bajar suavemente sobre mis mejillas, no me importaron, no me importaba que Justin viera lo que su voz me podía producir. La gente empezó a irse cuando la voz de Justin iba disminuyendo. La canción termino, dejó la guitarra a un lado y se secó rápidamente unas lágrimas.
- Yo… -empecé a decir- Es hermosa, es increíble… y tú voz es fabulosa. No sé por qué no te dedicas a esto, eres increíble Justin. Quiero que me cantes todo los días a todas horas. Oh, Dios, ya no sé ni lo que digo… Solo, uf, gracias.
Y me lancé a sus brazos, él acariciaba mi espalda.
- Todo va a estar bien- me susurró.
- Eso espero- dije empezando a derramar lágrimas de nuevo- Algo me dice que tú no me vas a dejar… Que por fin puedo ser feliz, que por fin llego mi turno de sonreír al mundo.
- Tú siempre has podido ser feliz, Grace, siempre… Simplemente te hacía falta que alguien te abriera los ojos.
- Pero todavía me queda.
- El tiempo no es una molestia para mí- dijo y besó mi frente.- Y vamos a recoger esto, que ya empieza a oscurecer y no quiero conducir de noche.
Le devolví la guitarra al chico y recogimos todo para llevarlo al coche, el camino fue silencioso, pero él siempre me agarró una mano, íbamos lentamente y él cielo fue oscureciéndose poco a poco. Llegamos a casa y él se pidió el turno para ducharse, yo de mientras me senté en mi cama e intenté pensar en todo lo ocurrido esta tarde. Su voz mientras cantaba la canción se me había metido en la cabeza… él de verdad me quería y yo no podía ni llegar a imaginarme lo malo que eso podía ser, ¿y si jamás yo podía quererle igual? ¿Y si estábamos destinado a qué él lo diera todo y yo solamente recibiera? Él se aburriría pronto, y me dejaría… Pero, ¿y si lo quiero? ¿Y si le quiero más de lo que creo?
Algo me tenía atraída a la idea de vivir desde que él apareció en mi vida. Justin era como un imán que me mantenía en la Tierra. Con él podía dormir noches de un tirón, con él… la idea de comer no era tan mala y quizás con el tiempo ya me dejen de preocupar todas estas cosas, si él está a mi lado no veo ese momento tan lejos. Lo quería, claro que lo quería y no iba a dejar que me abandonase… jamás. Él era mío y yo de él de una manera que no se pueden explicar con palabras. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no me daba miedo admitir mis sentimientos. El sonido del agua paro y él me gritó que ya podía meterme. Pero no quería estar más tiempo separa de él, me cambie de ropa por mi pijama y fui a su cuarto. Se encontraba en la cama, con su pijama y secándose el pelo con una toalla.
- Porque todo va a estar bien…- dijo mirándome a los ojos.
La gente empezaba a venir atraída por su voz. Por un momento, no había nadie más que él, su guitarra y yo, nadie más. Nadie nos rodeaba. Mi corazón latía lentamente y bajo, para que no me molestara al oír a Justin. Su voz… hasta los ángeles estaban celosos. Justin siguió tocando, sus dedos se movían perfectamente sobre la guitarra y la canción cuadraba con nosotros.
- Sabes que me preocupo por ti… Siempre estaré para ti, te prometo que me quedaré justo aquí.
Las lágrimas empezaron a bajar suavemente sobre mis mejillas, no me importaron, no me importaba que Justin viera lo que su voz me podía producir. La gente empezó a irse cuando la voz de Justin iba disminuyendo. La canción termino, dejó la guitarra a un lado y se secó rápidamente unas lágrimas.
- Yo… -empecé a decir- Es hermosa, es increíble… y tú voz es fabulosa. No sé por qué no te dedicas a esto, eres increíble Justin. Quiero que me cantes todo los días a todas horas. Oh, Dios, ya no sé ni lo que digo… Solo, uf, gracias.
Y me lancé a sus brazos, él acariciaba mi espalda.
- Todo va a estar bien- me susurró.
- Eso espero- dije empezando a derramar lágrimas de nuevo- Algo me dice que tú no me vas a dejar… Que por fin puedo ser feliz, que por fin llego mi turno de sonreír al mundo.
- Tú siempre has podido ser feliz, Grace, siempre… Simplemente te hacía falta que alguien te abriera los ojos.
- Pero todavía me queda.
- El tiempo no es una molestia para mí- dijo y besó mi frente.- Y vamos a recoger esto, que ya empieza a oscurecer y no quiero conducir de noche.
Le devolví la guitarra al chico y recogimos todo para llevarlo al coche, el camino fue silencioso, pero él siempre me agarró una mano, íbamos lentamente y él cielo fue oscureciéndose poco a poco. Llegamos a casa y él se pidió el turno para ducharse, yo de mientras me senté en mi cama e intenté pensar en todo lo ocurrido esta tarde. Su voz mientras cantaba la canción se me había metido en la cabeza… él de verdad me quería y yo no podía ni llegar a imaginarme lo malo que eso podía ser, ¿y si jamás yo podía quererle igual? ¿Y si estábamos destinado a qué él lo diera todo y yo solamente recibiera? Él se aburriría pronto, y me dejaría… Pero, ¿y si lo quiero? ¿Y si le quiero más de lo que creo?
Algo me tenía atraída a la idea de vivir desde que él apareció en mi vida. Justin era como un imán que me mantenía en la Tierra. Con él podía dormir noches de un tirón, con él… la idea de comer no era tan mala y quizás con el tiempo ya me dejen de preocupar todas estas cosas, si él está a mi lado no veo ese momento tan lejos. Lo quería, claro que lo quería y no iba a dejar que me abandonase… jamás. Él era mío y yo de él de una manera que no se pueden explicar con palabras. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no me daba miedo admitir mis sentimientos. El sonido del agua paro y él me gritó que ya podía meterme. Pero no quería estar más tiempo separa de él, me cambie de ropa por mi pijama y fui a su cuarto. Se encontraba en la cama, con su pijama y secándose el pelo con una toalla.
- ¿No te vas a duchar?- me preguntó.
- Ya me duché esta mañana- dije sonriendo.
- ¿Y esa sonrisa?
- No sé… Es solo… Justin, cuéntame algo de ti- dije mientras
me movía por su cuarto, acabé en el otro extremo de la cama con su ipod en mano,
mirando sus canciones.
- ¿Qué quieres saber?
- ¿Has tenidos muchas novias?
- No- admitió- Tuve una amiga con 12 años a la que quería
mucho y a los 13 empezamos a salir, pero no fue nada especial, nos dábamos
besos… pero en el fondo éramos más amigos que otra cosa y luego esta Daisy, no
somos novios ¿sabes? Ella solo me quiere porque soy el capotan del equipo del
baloncesto y ella es la capitana de las admiradoras. Se suponía que tenía que
suceder. Pero antes de venir aquí rompí con ella, no quería jugar más a ese
juego.
- ¿Hiciste el amor con ella?- yo no dejaba de buscar
canciones, no quería que viese lo roja que estaba de los nervios y la
vergüenza.
- Si, en una fiesta todos estaban liándose y ella me dijo
que quería hacerlo. No me gusta hablar de esto, Grace.
Sonreí para el ipod cuando encontré una canción que venía
perfecta first time de josh xantus. Cuando empezó la canción le hice la
pregunta que quería decirle desde el principio.
- ¿Me quieres?- dije dejando el ipod y dándome la vuelta
para mirarlo, él me miraba- No en plan como a tu amiga de loa 13 años… ¿Me
quieres como se le quiere a una que es tu novia?
- Te quiero como se supone que tienes que querer a alguien
cuando piensas en pasar toda tu vida junto a ella.
Mis mejillas se sonrojaron aún más.
- ¿Y por qué? Apenas nos conocemos.
- No importa el tiempo, importa la fuerza con la que
sientas. Y no sé, puede que nos
conozcamos desde hace tres meses o dos, pero es como si hubieras estado ahí
siempre. ¿Sabes? En Japón hay una leyenda urbana que es sobre un hilo rojo, la
leyenda cuenta que entre dos que están destinadas a estar juntas tienen un hilo
rojo que las unen desde siempre, desde que nacen hasta que mueren. El hilo no
puede romperse en ningún caso, aunque puede estar más o menos tenso, dependiendo
de cómo de lejos estén las personas. Pero tardé o temprano, esas personas se
encuentran y el hijo deja de estar tenso. Yo creo que nosotros tenemos un hilo
rojo que nos une. ¿A qué viene esta pregunta?- dijo sonriendo de lado, algo
tímido.
Entonces me puse de rodillas en la cama y me lancé sobre él,
dándole un beso cargado de sentimientos, moví mis manos por su cabello todavía
mojado. Se sentía tan suave entre mis dedos. Justin coloco sus manos en cada
costado de mi cuerpo y me separó un poco.
- ¿Grace? ¿Qué pasa?
- Hoy he aceptado mis sentimientos y… y yo no soy buena con
las palabras. Muchas veces me atranco y no sé qué decirte ni como- apoyé mi
frente con la suya-. Soy más buena con los hechos, te quiero demostrar que yo
también te quiero y no sé otra manera- dije sonriendo.
- No quiero que te sientes obligada- susurró en mis labios.
- Nadie me obliga- dije-. Además, la canción lo dice todo.
De verdad te quiero Justin y estoy cansada de jugar a la chica que no quiere
enamorarse… Porque yo también me merezco enamorarme y sentirme amada.
Justin se levantó de la cama y levantó la persiana, ya no
hacía luz fuera, pero entraba en el cuarto una luz naranja blanquecina por las
farolas de la calle y apagó la luz de la habitación. Yo me encontraba sentada
en la cama, viendo cómo se movía un poco nervioso por el cuarto. Pero me miró,
vio mi sonrisa y se puso de rodillas en la cama, enfrente de mí.
- Me quieres- dijo él sonriendo y pude ver sus ojos
brillosos.
Asentí con la cabeza y él puso sus manos en la parte trasera
de mi cabeza. Empezó a tumbarme en la cama, suavemente besó mis labios como si
no hubiera tiempo o como si este se hubiese parado. Cuando noté la cama en mi
espalda, él bajó sus manos por mi cuerpo hasta tocar el principio de mi
camiseta, metió sus manos dentro y acaricio mi barriga. Mi instinto fue coger
aire para poder encoger la barriga, pero él sonriendo me beso y perdí la
consciencia de que tenía que hacer para estar perfecta, ahí me di cuenta de que
eso a él no le importaba, que él me quería tal y como era.
Estiré los brazos y él me sacó suavemente la camiseta. Yo me
encontraba con los ojos cerrados, pero los abrí para ver sus preciosos ojos,
levanté mi mano para acariciarle la mejilla y pude notar los caminos de unas
lágrimas.
- No llores, diario, que vas a mojar las hojas y se correrá
la tinta- dije sonriendo y le besé.
- Ahora no me importa nada, solo tratarte como te mereces.
- Siempre lo haces, Justin- dije besándole de nuevo y
mordiéndole el labio inferior cuando se separó para quitarse la camiseta.
Puse mi mano en su cuerpo desnudo, pasando por sus
abdominales hasta llegar a la hebilla del cinturón. Mis manos temblorosas
consiguieron desabrocharlo y luego el botón de su pantalón acompañado de la
cremallera, él se lo quitó. Metió sus
manos en mi cabello y lo acarició como si sus dedos fueran un peine.
- Te quiero- me susurró en la boca.
Sus manos fueron lentamente, como si estuviera preparado a
que en cualquier momento yo le dijera que parase, pero no lo iba a hacer así
que me pegué más a él y sus manos quedaron en mi espalda. Con un gesto rápido
el sujetador ya no estaba atado y con un movimiento de mis hombros, las
tirantas se deslizaron por mis brazos. Lo lancé fuera de la cama y me saqué el
pantalón. Justin me observó e instintivamente me tapé con mis manos.
- Estas tan delgada…- me susurró.
- No me digas eso, Justin- dije al borde de las lágrimas.
- No te voy a decir nada… - acaricio mi mejilla y besó mis
labios- Solo que te quiero.
Bajó sus manos hasta sin querer tocar mi tatuaje.
- No es normal, ¿sabes?- me susurró- Un diario escribiendo
en su escritora.
- Las cosas normales ya no encajan en mi vida. No es normal
que un chico apareciera en ella y me cambiara todos los planes.
- ¿Todos?- dice sonriendo, acariciando mi cuerpo,
experimentando cada parte.
- Casi todos- digo en un gemido cuando empieza a bajarme las
bragas.
Mis bragas desparecen junto a sus boxes en mitad de la
habitación. Acaricia mi piel como si fuera su jarrón, sabe dónde tocarme y que
me encante, sabe cómo besarme dejándome en un gemido, sabe que decirme para no
echarme atrás. Él tiene las palabras indicadas para cualquier momento. Justin
coge un preservativo de la mesita de noche, mi primo se lo olvidó ahí.
- Duele- digo mientras él esta acariciando mi cintura-. La
primera vez duele.
- Ojala pudiera evitarlo, suficiente sufrimiento tienes tú.
- Este dolor no me importa- digo acariciando sus mejillas
mientras le beso.
Bajo mis manos hasta su espalda, él mueve su cuerpo hasta
que encajamos como una pieza de puzle. Respiro lentamente, él me susurra al
oído mil y una vez que me quiere, lentamente siento como lo único virgen que me
quedaba desaparece. Duele, duele como la primera vez, duele como tendría que
doler, duele como si fuera todo normal. Hinco mis uñas en su espalda mientras
grito. Él se disculpa y yo empiezo a reír, le doy un beso que hace que
silencien sus disculpas. Sé que la normalidad no tiene sitio en mi vida y por
eso es irónico que intente buscar cada resto que quede de ella en mi vida.
Muchas veces queremos lo que no tenemos, aunque sepamos que no es lo que nos
conviene, pero toda nuestra vida lo vimos como algo normal… hasta que nos damos
cuenta que no hace falta ser perfecto para brillar, que no hace falta serlo
para ser perfecto para una persona.
Justin me penetra lentamente, cuando nota que mis chillidos
disminuyen empieza a moverse más fuerte. Los gritos pasan a gemidos y a risas. Él
besa mi cuello y me da un pequeño mordisco, acaricio su cabello y ahora mismo
nada podría ir mejor. Lo tengo a él, él me tiene a mí.
- No puedo vivir sin ti…- dije mientras se aguaban mis ojos.
- Jamás vas a experimentar esa sensación.
- Si huyes iré detrás de ti- dije terminando en un gemido
sonoro.
- Eso sería gracioso.
Me da un beso, terminando mordiendo mi labio inferior.
- Y ahora solo quiero oírte gritar mi nombre, ¿vale?- dice
sonriendo.
Mueve su pelvis haciendo que mi pecho se levente y su nombre
salga volando de mi boca. Él sonríe y yo aprovechando que estoy a su altura, apoyo
mi cabeza en su hombro haciendo que pueda penetrarme más lentamente. Ya empiezo
a estar cansada y a estar dolorida, gimo de placer y de cansancio, vuelvo a
posar mi cabeza en la almohada. Noto como Justin vuelve a alejarse de mí.
- Descansa, reina.
- Se suele decir princesa- digo con mis ojos a punto de
cerrarse, pero aun así, busco sus brazos.
- Tú eres más que eso.
Y por fin encuentro su pecho, apoyo mi cabeza y nuestra
respiración se van calmando a la vez.
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Ahora subo el último.
ALJDKDKALJDKSKDJLSJDKSLDJKDKE VUELVO A MORIR. ¿CÓMO PUEDES ESCRIBIR ESA PERFECCIÓN DE NOVELA? ES TAN AJHDLSJFLSJJDKJSND.
ResponderEliminarCuando Justin ha cantado "Be alright" no he podido llorar más en serio, es tan SJJDFKDKNGKSKFKSJAJSJ.
"- Te quiero como se supone que tienes que querer a alguien cuando piensas en pasar toda tu vida junto a ella." HANDKFKKSKSLDKKAJDLAK *yo muriendo por 3 vez*
Voy a leer el último que dices que el final es muy impactante y me muero por saber que es ajdjlskflskdks
-Y