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Capítulo 1



No pude soportarlo más, no podía aguantar más tener que escuchar la voz de ese hombre que no lo conocía de nada diciendo lo muy importante que fue para nosotros. Porque él no lo sabe, él no sabe ni la mitad, él no sabe las vidas que cambio y lo mucho que ayudó. Tampoco aguanto el llanto de la mitad de la sala que están ahí tan solo porque tenían a mi hermano en la lista de contactos del móvil… La mayoría lo tenían para llamarle cuando necesitaban algo y es que no hubo persona más bondadosa que mi hermano.

Me colocó los auriculares y empezó a sonar Gone Too Soon de Simple Plan, lo puse flojo, tampoco era plan de arruinarle la misa a mi hermano. Me encontraba en el último banco de la iglesia, vestida de negro y con una falda en honor a mi hermano, recuerdo las veces que se metía conmigo por eso. Tuve que levantar la cabeza para no llorar, abrí bien los ojos, mi hermano no se merecía que llorara en su funeral, él era una persona alegre. Él bromeaba con que cuando muriera pusiéramos música de discoteca y nos emborracháramos todos. Se lo recordé a mi madre, ella me tomo por loca.

Respiré hondo, es asombroso como Dios acaba llevándose de nuevo a los ángeles que había bajado a la tierra. Siempre pensé eso, mi hermano había sido un ángel que Dios había bajado y que ahora o bien lo necesitaba arriba o él creía que ya no lo necesitábamos… No creo que fuera lo último, porque nunca dejas de necesitar a una persona y menos a un hermano. Mi hermano fue el mejor novio, el mejor hijo, el mejor estudiante y sobretodo el mejor hermano. Se presentaba voluntario a cada cosa que podía, donaba la ropa que no utilizaba y era voluntario cada fin de semana en el comedor común.

Yo siempre intentaba ser como él, era mi ídolo, mi meta en la vida es hacer la mitad de las cosas que él hizo por todo el mundo. Él era mi modelo a seguir, bueno, el mio y el de casi todo el mundo. Su vida era perfecta, aunque tuvo que madurar demasiado pronto, mi padre casi siempre está destinado con el ejército y él tuvo que ser el hombre de la casa. Pero eso la vida se lo recompensó con la mejor novia del mundo y los mejores amigos. Su vida era envidiable, bebía en ocasiones contadas y no fumaba, amaba hacer deporte y tener una vida sana.

Y esa noche no fumo, no bebió, no se drogó, no hizo nada… tan solo conducía el coche de vuelta de la casa de su novia a casa. Pero tuvo la mala suerte de que otra persona si fumó, si bebió y si se drogó y que conducía un coche. Tuvo la mala suerte que esa persona decidiera no parar en aquel semáforo llevándose por delante el coche de mi hermano y con él su vida.  Me sequé rápidamente la lágrima que bajaba por mi mejilla, yo no podía llorar.

Pero él no se ha ido, una persona se va cuando ya nadie le recuerda y eso jamás pasará, yo jamás lo olvidaré ya que él fue mi segundo padre, mi hermano y mi mejor amigo. Así que hermano, esta sonrisa va por ti.

Sonreí hacia el ataúd. Quiero pensar que Dios le tiene preparada una buena vida ahí arriba, ya que se la merece como el que más. Espero que sea feliz, que pueda descansar y que por fin se sienta libre de las ataduras que significaba intentar sacar una familia a delante desde que tienes uso de razón.

Todo el mundo se puso de pie, aplaudiendo, llorado a lágrima viva. Pude ver el uniforme de mi padre, el cabello rubio de la novia de mi hermano y pude escuchar el llanto de mi madre. No sé como no se tiró encima del ataúd en toda la ceremonia. Mi hermano no quería ser incinerado, siempre decía que quería que tuviésemos un lugar donde llorar y en el que pudiésemos contactar con él.

Yo me puse de pie, quitándome los auriculares dejándolos en el banco, cerré los ojos, agaché la cabeza y le dije hasta pronto a mi hermano, ya que decir adiós es algo muy fuerte, algo que no me gusta decir… aunque esta persona ya no se encuentre entre nosotros

- Hasta pronto hermano- susurré.

Así que cuando todo el mundo empezó a ir hacía el ataúd o hacía mi madre, yo me escapé corriendo de la iglesia. Hacía un día soleado, miré al cielo con envidia, normal que hiciera este día tan hermoso… ahora el cielo tiene lo más preciado que yo tenía. Me senté en un banco cercano de la iglesia, doblé las piernas colocándolas en el banco y empecé a mirar mi teléfono. Sin saber cómo, me fui al contacto de mí hermano… No lo había borrado ni iba a hacerlo. Una persona se va cuando ya nadie la recuerda, me repetí.  Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni me enteré que alguien se había sentado a mi lado hasta que habló.

- ¿Quieres?

Giré mi mirada lentamente y vi como en una mano, la cual tenía pequeñas heridas en los nudillos, había un paquete de cigarros y sobresalía uno.

- No, no.- dije rápido.

La persona se encogió de hombros y se guardó el paquete.

- ¿No te gustan las iglesias?

Levanté la mirada de donde había estado el paquete de cigarros hasta mirar a la persona que estaba a mi lado. Iba entera de negro: jeans negros, unas converses negras y un chaquetón negro  con la capucha sobre su cabeza, no le vía la cara. Hacía sol, pero corría un viento fresco… Uno de esos vientos de principios de invierno.

- ¿Sí o no?

Sin darme cuento lo había vuelto a hacer, me había vuelto a meter en mi mundo.

- Ahora mismo no- respondí.
- ¿Y eso?- preguntó el chico.

Su voz era dulce y cálida, es una de esas voces que te calman, que te relajan y la verdad es que ni me di cuenta de que necesitaba que alguien me hablara así para dejar de pensar en mi hermano. Pero él había hecho que volviera a pensar en él.

- La misa es por mi hermano- esperé unos segundo, él no dijo nada- Nadie lo conoce, el cura dice cosas de él y seguro que solo lo vio a la hora de bautizarlo y quizás cuando era voluntario.
- ¿Y tú lo conoces más que él?

No sé por qué pero la pregunta me enfado, pero yo sabía que él no lo hacía con mala intención. Lo más seguro es que él ni supiera quien era mi hermano. Le iba a responder cuando las puertas de la iglesia se abrieron de par en par, empezó a salir gente llorando, abrazados unos a otros. Cuando volví a mirar a mi lado, yo no había nadie, ya no estaba aquel chico de negro, su voz no me sonaba de haberla oído por el pueblo… y mira que es pequeño. Me levante y decidí que era hora de acercarme a mi familia, de aguantar el llanto de mi madre y la seriedad de mi padre.

- Oh, hija- dijo mi madre nada más verme y fue a mis brazos.

La abracé, la abracé fuerte como habría hecho mi hermano. La consolé por unos minutos, pero no pude decirle ninguna palabra para que se sintiera mejor, solo supe frotar mi brazo en su espalda. Mi hermano lo habría hecho mejor, mucho mejor, habría sabido cómo hacer que mi madre dejara de llorar, pero yo no soy él, jamás fui y jamás lo seré.

- Mamá, me voy… No aguanto más aquí.
- Pero te necesitamos –dijo ella con su voz rota.
- No os sirvo de nada.–dije mirándola a los ojos.

Me giré y estaba mi padre, baje la cabeza en modo de despedida y eché a correr. Y quizás eso era lo único que se me daba bien… correr, huir, yo era una experta en esto. En mi mente solo hay imágenes de mi hermano sonriendo, alegre, metiéndose conmigo, abrazándome. Él siempre estuvo ahí.

Gracias a Dios, esto es un pueblo pequeño y llegas a dónde quieres en cuestión de minutos, lo malo es que aquí todos nos conocemos, cuesta mantener un secreto ya que tarde o temprano hasta el frutero lo sabrá. Pero yo había encontrado un sitio o mejor dicho, mi sitio. En medio del bosque, había un saliente que era como la azotea del edificio más alto del pueblo, desde ahí te podías sentir el rey del mundo, todos estaban a tus pies.

Llegué ahí, no sé cómo no lo habían encontrado antes, puede ser porque está detrás de unos matorrales con pinchos. Ahora esta era mi segunda casa, hasta había una tienda de campaña para aquellas noches en las que no aguantaba en mi casa. Sé cuidarme por mi sola, mi hermano me enseño. Pero ahora mismo lo había olvidado todo y no sabía qué hacer.

Me senté en el borde del saliente, al principio mis piernas colgaron pero luego las subí y las doblé apretándolas a mi pecho.  Doblé la cabeza, escondiéndola, quizás así pudiera desaparecer, quizás cuando sacara la cabeza mi hermano estuviera a mi lado diciéndome que todo irá bien porque ahora mismo necesitaba que alguien me dijera eso, que me dijera que después de esta tormenta infinita va a salir el sol.
Entonces, en ese instante me permití llorar. Noté como con cada lágrima me sentía mejor y empecé a llorar más fuerte, temí que hasta me llegarán a escuchar los vecinos de abajo. Pero lloré, desgarrándome la garganta con cada llanto.

A los minutos conseguí dejar de llorar, pero seguía sintiéndome rota. ¿Alguna vez conseguiré asumir la muerte de mi hermano? ¿Cómo consigue la gente superar la muerte de un ser querido? ¿O es que jamás los quisieron? Porque… no sé… No creo que puedas olvidar que esa persona que siempre quisiste ya no estará a tu lado ¿no? Quité la cabeza de mis piernas y me quedé mirando como el sol empezaba a bajar. Eran las siete de la tarde. El peor día de mi vida empezaba a acabar, pero aunque hubiera sido el peor no sé si estoy lista para decirle adiós a este día, ¿qué pasará mañana? ¿Nadie se acordará de que él murió?
El sol siguió bajando, los pensamientos en mi cabeza no cesaban. El sol ya no estaba en el cielo, despareció, dejando al pueblo a oscuras… ya que el día que alguien muere el pueblo se queda sin luz esa noche. Siempre me gustó esa tradición, me venía aquí y observaba todo el pueblo a oscuras pero ahora que lo hacen por mi hermano ha dejado de gustarme.


Me tumbé, observando las estrellas que hoy alumbraban el cielo. Y no me lo permití, pero aun así, volví a llorar.

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La verdad es que no sé si es el momento para subir este capítulo... Mando toda mi fuerza a los Gleeks que lo lean, a Lea y a su familia. Yo puede que no sea Gleek, pero él estaba dentro de mi corazón, amo la serie y lo amo a él... Así que por favor, hoy recen por todos los que le rodeaban y esperemos que tenga la paz que se merece. 

Y bueno, ya fuera del tema de Cory... Este es el inicio de The Game, una novela a la cual tengo muchas ganas hervhvhyveyhvthjyvhevyverj Tengo granes planes para ella, la he estado pensando desde hace tiempo y la verdad es que espero que os guste tanto como a mi. Que suba esta novela no significa que deje de subir Rompiendo barreras, simplemente que subiré las dos a la vez. Los primeros capítulos siempre son algo aburridos, ya que son como pequeñas sinopsis... para mi pero la novela mejora mediante avanza... PD: voy a subir RB más a la tarde ;)

Espero que sea una gran novela y que me dejéis que sea vuestro cuentacuentos para poder contaros esta hermosa historia. love ya.

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RIP Cory Monteith, you will always live in our hearts.

3 comentarios:

  1. Joe, llevaba mucho tiempo esperando esta novela :) Gracias, esta muy bien el capitulo :D Siguela cuando puedas porfa.

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  2. ¿Como es posible amar cada una de tus novelas?
    Bueno es el primer capitulo y ya me has hecho llorar jope, eres fantástica.

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  3. ¿Cómo es posible que llore con el primer capítulo? En serio no se cómo lo haces, tus novelas me llegan de una forma distinta a las demás. Para mi tus novelas son muy especiales. No dejes nunca de escribir porque algún día sacarás tu propio libro y yo estaré ahí para comprarlo :')
    Se que hoy no estas de buen ánimo por lo de Cory... Quiero que sepas que no te tienes que sentir obligada a subir, si un día simplemente no tienes ganas de subir, a mi no me importaría, te entendería perfectamente, y se que tienes otras lectoras a las que tampoco le importaría.
    Bueno y volviendo a la novela jdlafjsjkdkdkfjkajskdkf creo que el chico de negro era Justin e.e Seguro que esta novela será tan perfecta como RB, espero el siguiente capítulo <3
    Te quiero mucho cielo -Y

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Gracias.

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