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Capítulo 8



Nunca se me había hecho tan largo el camino del ascensor a mi puerta. Justin no paraba de mirar a su alrededor y yo podía sentir mi corazón en la garganta, tenía nauseas. No sabía qué hacer, no le podía negar que era verdad lo que sentía, que había estado aquí, pero no sabía si decirle que habíamos sido pareja. ¿Y si aun así no me recordaba? Ya no tendría sentido seguir teniendo esperanzas, él tendría que seguir con su vida y yo con la mía. Esa idea que tanto había pensado, pero que nunca la iba a querer admitir. Habíamos pasado por tanto que en cierta manera me negaba a renunciar a todos esos recuerdos, aunque no tuvieran peso porque son solo recuerdos míos, pero no quería olvidarme de él. Al bajarnos del ascensor Justin giró, con la ayuda de la muleta, hacía la dirección correcta. Me quedé mirándole, pero él si se percató de mi mirada decidió hacer como si no hubiera visto nada. Saqué las llaves y abrí la puerta, Justin entró primero.

- Puedes sentarte donde quieras, ¿quieres algo de beber? - le pregunté. Sabía que iba a pedir agua, siempre pedía agua cuando llegaba a una casa desconocida porque se le resacaba la garganta al estar incómodo.
- No gracias- dijo mientras miraba a su alrededor
.
No sabía si tomármelo como una buena señal, no sabía si no estaba incomodo o estaba tan atento a todo que no quería beber nada. Por un segundo me alegré de que quitara todas las fotos nuestras de la casa ya que estaba mirando cada estantería. Yo estaba apoyada en la barra de la cocina mientras él investigaba el salón, cuando llegó al pasillo me miró, después volvió a mirar al pasillo y él mismo se negó la entrada. Se dio media vuelta y siguió mirando todo. Yo no sabía que decirle, ni por dónde empezar.

- Voy a ir al baño, cuando vuelva hablaremos de lo que quieras- dije mientras iba hacía el baño, sin mirarle a la cara.
- Vale- dijo serio, más que serio concentrado.

Llegué al cuarto de baño y abrí el grifo del lavamanos. Me tenía que espabilar, tener las ideas claras, había llegado el momento y no podía atrasarlo más. Tenía que salir y contarle todo, que nos habíamos conocido hace 5 años que yo había dejado a mi novio por él, que él después de terminar sus estudios de informática vino aquí porque una empresa lo había contratado. Que esa noche le dije que yo volvería pronto, que no saliera con la moto, pero que igualmente no me hizo caso y salió, y tuvo el accidente cuando no llevaba casco. Que estuve los dos meses a su lado, cuidándole en cada momento, no le falto nada nunca. Dormía con él, casi que vivía en su habitación. Me eché agua en la cara, me miré al cristal y yo misma me animé a salir ahí fuera y soltarle todo, sin miedo, si no me recordaba a mi seguro que recordaba donde estaba la puerta y como salir de mi vida.

Nada más que abrí la puerta del cuarto de baño fui directa al salón, pero algo me detuvo, al pasar por la puerta de mi cuarto vi a una figura en mi cuarto, me paré en seco en la puerta. Miré dentro y era Justin sentado en nuestra cama, en su lado. Levantó la cabeza de sus manos para fijar sus ojos en mí.
- Encontré este anillo en el suelo de mi habitación, no sé dónde estaba ni que hacía ahí. Pero cuando lo cogí, sentí que había recuperado algo que había perdido, que era un cachito de esa persona que había olvidado. Entonces miré si tenía alguna inscripción y ponía “A&J. Always”. De creer que ya iba a acordarme de quien era esa chica me sentí aún más perdido, no me acordaba de ninguna mujer con una A en su nombre. Pensé en ti por un segundo, Aina, tiene A, pero tú no podías ser porque tú eres mi enfermera. Entonces me sentí tan confuso que cogí un autobús y vine hasta aquí, necesitaba hablar contigo, eras la única persona que me relajaba, que intentaba comprenderme. Cuando me bajé del bus y miré la dirección del papel y donde estaba, mi cuerpo empezó a andar por si solo, sabía dónde girar y donde seguir recto.
- Justin…- dije mientras me acerqué.
- No hables, déjame que termine. Llegué a tu portal y pité a tu casa, no había nadie y entonces un hombre que paseaba a un perro llegó a donde yo estaba y me sonrió, yo le sonreí cordialmente, pero lo extraño no fue eso, si no que el hombre me habló, me dijo “Justin, ¡cuánto tiempo! Ya me contó Aina lo del accidente, ¿mucho mejor?”. Me entró el pánico, no sabía que decirle, simplemente asentí y le dije que sí, luego me pregunto si iba a entrar, le dije que no. Hasta ahora todo el mundo se basaba en hablar sobre lo que yo recordaba, nadie había dado ese paso de hablar sobre lo que yo no recordaba. Y ese hombre dio el primer paso, que era real, que había una parte de mi vida oculta en mi cabeza que no quería salir- Justin se levantó con ayuda de la muleta y se acercó hacia mí, luego apoyó la muleta en la pared-. Y sé que tú fuiste parte de esa vida.

Yo tenía los ojos aguados, me faltaba nada para llorar, podía sentir como me escocían los ojos. Apreté mis labios para contener esas lágrimas, lo intenté, pero Justin me cogió la mano donde estaba el anillo y lo sacó. Sin mirar la inscripción del anillo, me miró a los ojos.

- El primer día me dijiste que ya me contarías la historia tras ese anillo, creo que ya va siendo hora de que me cuentes esa historia.

Y entonces giró el anillo se lo acercó a sus ojos y vio la inscripción, no se sorprendió, como que se lo esperaba. Volvió a colocar su anillo en mi dedo, y fue como cuando me lo regaló, y no pude contener más las lágrimas y empecé a llorar, mi instinto fue taparme la cara, pero Justin me agarró las manos y me negó con la cabeza.

- Has tenido que pasar por mucho. No te culpo Aina, no te voy a reclamar que me mintieras todo este tiempo, ni que no me lo hayas contado. Pero sí que ahora te exijo saber la verdad, no puedo vivir más con este hueco en mi corazón- Justin llevó una de mis manos a su corazón.

No podía hablar, no sabía que decir, él me había dejado sin palabras. Lo que mi cuerpo me pedía era sentir su cuerpo alrededor del mío, y eso hice. Di unos cuantos pasos y me pegué a su cuerpo, él me abrazo. Podía sentir como mi cuerpo temblaba con cada llanto, y Justin más fuerte me pegaba a su cuerpo, yo le agarré de la sudadera no quería hablar con él, quería que nos quedáramos así de por vida. Pero no podía seguir siendo egoísta. Me aparté lo justo para poder mirarle a los ojos, y por un segundo me debilité, no tenía más fuerza de voluntad y subí mis manos hasta sus mejillas. Él no se quejaba, no se movía. Me puse de puntillas y acerqué mis labios hasta los suyos. Fue un beso delicado, labio con labio, no quería nada más, no sabía que iba a pasar después y quería aprovechar el momento. No me esperaba que Justin me agarrara y me pegara aún más a su cuerpo y empezara a andar hasta que mi cuerpo chocó contra la pared más cercana.

Mi respiración se empezó a agitar y el beso avanzó de nivel. Sus labios buscaron los míos con mayor intensidad, como si bebieras agua después de estar sediento por horas. Podía sentir como su cuerpo se pegaba al mío con necesidad, sin dejar que corriese aire entre nosotros. Yo llevé mis manos a su cabello, esa larga melena que tanto odiaba, pero había echado tanto de menos. Justin volvió a agarrar mi cuerpo y empezó a andar hacia atrás, pero sentí como su cuerpo se debilitó y caímos al suelo los dos, él empezó a reírse y se sentó, yo le imité y nos quedamos por unos segundos mirándonos a los ojos.

- Nos conocimos hacia 5 años- dije mientras me acercaba de nuevo a su cuerpo-. Yo acaba de empezar la escuela de enfermería, te vi en la entrada- Justin estaba atento a mis palabras, yo empecé a acariciarle el cabello-. Llamaste mi atención en el primer instante que te vi. No apartabas tu puñetera mirada de mi- él sonrió-. Pero ese día no hablamos, tuvo que ser más tarde, que te acercaste a mí y dijiste mi nombre, y luego qué de donde venía.
- Lo mismo que te dije en el hospital- me dijo.
- Si- dije mientras le asentía y le besaba la frente-. Sabías que tenía novio, pero no paraste hasta que una vez en el cine…
- Me besaste- dijo como en un suspiro.
- ¿Te acuerdas? - pregunté ansiosa.
- Es como si lo hubiera visto en una película.

Algo dentro de mí se rompió, pero sabía que tenía que seguir. Quizás al final conseguía que recordara algo.

- Al mes dejé a mi novio. No me costó nada- dije sonriendo-. Sabía que tenías que ser tú, no él. Me acuerdo que te dije que vinieras hasta aquí, yo en ese entonces vivía con Cassie pero ella estaba en la biblioteca. Abrí la puerta y fue como si lo supieras, me besaste como si te hubieras estado conteniendo por un siglo- él empezó a sonreír, yo me levanté y le tendí las manos para que hiciera lo mismo, él me agarró de la mano y se levantó-. No hablamos para nada, bueno si hablamos- sonreí y miré al suelo-, pero no con palabras. Te llevé hasta mi cuarto, este mismo cuarto, y…-me callé, noté como me sonrojaba.
- ¿Y? - me preguntó, mientras ponía una mano en mi mejilla.
- Hicimos el amor hasta que los dos caímos rendidos.
- ¿Cómo fue? - me preguntó y luego posó lentamente sus labios sobre los míos y con sus manos hizo girar mi cuerpo y me dejo caer delicadamente sobre la cama.
- Fue perfecto, era como si conocieras mi cuerpo de memoria, como si lo hubieras estudiado desde la lejanía- le susurre en los labios.
- Quizás lo estudie.
- No me extrañaría- sonreí y le bese-. Me hiciste disfrutar como nunca antes había disfrutado, te preocupaste de que sintiera placer.
- Me alegra oír eso- Justin se había colocado encima de mí y empezaba a subirme la camiseta dejando tras ella un camino de besos, notaba como mi piel se erizaba y cada vez que él se apartaba de mi cuerpo sonreía-. Cuéntame más cosas sobre nosotros.
- Discutíamos- dije, mientras le ayudaba a quitarse la sudadera-. Quizás por las cosas más tontas, pero justo por eso siempre uno cedía y le hacía ver al otro que no merecía la pena estar así.

Ya los dos estábamos en ropa interior, no sentía vergüenza ni quería taparme, estaba acostumbrada a sentir sus ojos sobre mi cuerpo y me encantaba sentirme deseada por él. Quizás él no me recordara, pero sus manos reconocían mis curvas. Justin besó y acaricio cada parte de mi cuerpo, mi mente se quedaba en blanco deseosa de añadir un recuerdo más, un recuerdo realmente compartido. 

- Eras mi alma gemela. La persona con la que llegue a compenetrar a un nivel espiritual, podía vivir sin ti, pero no quería, porque la vida a tu lado era una vida llena de colores- mientras más hablaba más mis ojos se volvían a llenar de lágrimas. Justin cogió mi cuerpo y me agarró, abrazándome, besándome la cabeza.

Y ya no hubo más ropa de por medio, nuestros cuerpos desnudos uno frente al otro, como habían estado tantas veces, pero esta vez tenía un matiz de primera vez, los nervios estaban ahí. Podía sentir mi corazón agitado, pero no estaba nerviosa, lo deseaba y él me deseaba. Quizás nos deseáramos de diferente manera, pero en este justo momento éramos Justin y Aina, la pareja perfecta, dos corazones que se vuelven a encontrar después de un tiempo alejados.

- Justin… - susurré, cuando Justin se apartó de mis labios.
- ¿Si? - me preguntó, apartándose un poco de mí.
- No te vayas mañana- le supliqué.

Él sonrió y me besó la frente, quizás era un consuelo, una forma de despedirse.

- Te quiero.

Él me miró a los ojos mientras agarraba mis caderas con sutileza, sentí que volvíamos a ser uno. En todos estos meses no me había sentido sola, pero ahora lo sentía más cerca que nunca y no podía irse. No me respondió, no me dijo nada, pero en sus caricias y en su forma de besarme era como si me lo dijera una y otra vez. Y con eso me bastaba, yo no pedía más.

Nos reímos como dos viejos amigos y disfrutamos como dos viejos amantes. Al caer en la cama Justin no podía dejar de acariciarme, sentí como sus brazos me agarraban y me pegaban a él, abrazándome. Había dormido estos meses, pero no había descansado y era como si todo ese sueño me golpeara de repente, no quería dormirme, pero el calor de su cuerpo era como una nana para mí. Quería disfrutar del momento, hablar con él, que me dijera que pensaba, que se le había pasado por la mente, pero él tampoco hablaba solo me acercaba más a él. Y aunque luché, perdí y cerré los ojos solo por unos segundos o eso creía yo. Porque cuando los volví a abrir ya era de día.

Ansiosa busqué un cuerpo al lado del mío, pero la cama estaba vacía como lo había estado estos dos meses, pero las sabanas estaban calientes, señal de que se había tenido que levantar relativamente hace poco. Me levanté de golpe de la cama y busqué mi pijama por la habitación. Cuando me lo puse salí al salón, me lo encontré en el sofá sentado. Levantó la cabeza cuando me vio, se notaba en su mirada que estaba perdido.

- Buenos días- le dije.
- Buenos días- me volvió a mirar a los ojos y forzó una sonrisa- ¿Te puedo pedir una cosa?
- Claro- me acerqué a él.
- ¿Podrías cortarme el pelo? ¿Rapármelo? - me preguntó.
- Si, voy a por la máquina.

Y eso hice, fui al cuarto de baño y saqué su máquina de afeitar eléctrica. Se sentó en una silla y le di una toalla para que se cubriera con ella. Empecé poco a poco, mi yo del pasado estaría feliz de ver como se desprendía de ese pelo rubio destrozado, ahora no sabía cómo sentirme y me daba miedo de preguntar y él parecía que no estaba preparado para hablar. Terminé de raparle el pelo, y después lo acompañé al baño, él iba algo más lento por la muleta. Estaba totalmente diferente, tenía los rasgos más marcados y se veía más mayor.

- ¿Te gusta? - le pregunté.
 - Si, muchas gracias.

Y fue hacia el salón de nuevo, ahora no sabía qué hacer. ¿Le tenía que invitar a comer? ¿Se iba a ir? Por suerte Justin decidió tomar la iniciativa.

- He estado pensando esta mañana y…- se metió la mano en el bolsillo y la sacó echa un puño-. Todo lo que me contaste ayer es como si lo hubiera visto, no vivido. No me trae ningún sentimiento. Sé que fuiste tú, y te tuve que querer muchísimo pero ahora mismo no te puedo dar lo que tú necesitas y- abrió el puño y dejó caer el anillo sobre la barra de la cocina- tampoco me merezco tener ese anillo. Creo que tengo que aclarar mis ideas, saber lo que quiero y después te lo diré. Hasta entonces no me esperes, conoce a otra gente… No te puedo prometer que volveré a ser el Justin que una vez te amo y amaste con tanta pasión. Te mereces todo lo que quieras en esta vida Aina, pero ahora mismo no soy capaz de dártelo… Lo siento.


Se esperó unos segundos a ver si yo hablaba, pero no, se dio media vuelta abrió la puerta y se marchó. Dejándome sola, de nuevo, sabía toda nuestra historia y había decidido huir en vez de quedarse y luchar por lo nuestro. Me deslicé hacia el suelo y volví a llorar. Esta vez habíamos tenido una despedida, por lo menos él se había despedido de mi y dolía más esto que el que no se acordara de mí.  

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Con esto de no subir cuando debía se me está alargando la novela más de la cuenta, pero tampoco quiero terminarla con bulla, así que le quedarán unos 2 capítulos más para terminarla y para como muchos sabréis, empezar de nuevo con The Game!!! Espero que os haya gustado <3 

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