Nunca se me había hecho tan largo el camino del ascensor a mi puerta. Justin no paraba de mirar a su alrededor y yo podía sentir mi corazón en la garganta, tenía nauseas. No sabía qué hacer, no le podía negar que era verdad lo que sentía, que había estado aquí, pero no sabía si decirle que habíamos sido pareja. ¿Y si aun así no me recordaba? Ya no tendría sentido seguir teniendo esperanzas, él tendría que seguir con su vida y yo con la mía. Esa idea que tanto había pensado, pero que nunca la iba a querer admitir. Habíamos pasado por tanto que en cierta manera me negaba a renunciar a todos esos recuerdos, aunque no tuvieran peso porque son solo recuerdos míos, pero no quería olvidarme de él. Al bajarnos del ascensor Justin giró, con la ayuda de la muleta, hacía la dirección correcta. Me quedé mirándole, pero él si se percató de mi mirada decidió hacer como si no hubiera visto nada. Saqué las llaves y abrí la puerta, Justin entró primero.
- Puedes sentarte donde quieras, ¿quieres algo de beber? -
le pregunté. Sabía que iba a pedir agua, siempre pedía agua cuando llegaba a
una casa desconocida porque se le resacaba la garganta al estar incómodo.
- No gracias- dijo mientras miraba a su alrededor
.
No sabía si tomármelo como una buena señal, no sabía si no
estaba incomodo o estaba tan atento a todo que no quería beber nada. Por un
segundo me alegré de que quitara todas las fotos nuestras de la casa ya que
estaba mirando cada estantería. Yo estaba apoyada en la barra de la cocina
mientras él investigaba el salón, cuando llegó al pasillo me miró, después
volvió a mirar al pasillo y él mismo se negó la entrada. Se dio media vuelta y
siguió mirando todo. Yo no sabía que decirle, ni por dónde empezar.
- Voy a ir al baño, cuando vuelva hablaremos de lo que
quieras- dije mientras iba hacía el baño, sin mirarle a la cara.
- Vale- dijo serio, más que serio concentrado.
Llegué al cuarto de baño y abrí el grifo del lavamanos. Me
tenía que espabilar, tener las ideas claras, había llegado el momento y no
podía atrasarlo más. Tenía que salir y contarle todo, que nos habíamos conocido
hace 5 años que yo había dejado a mi novio por él, que él después de terminar
sus estudios de informática vino aquí porque una empresa lo había contratado.
Que esa noche le dije que yo volvería pronto, que no saliera con la moto, pero
que igualmente no me hizo caso y salió, y tuvo el accidente cuando no llevaba
casco. Que estuve los dos meses a su lado, cuidándole en cada momento, no le
falto nada nunca. Dormía con él, casi que vivía en su habitación. Me eché agua
en la cara, me miré al cristal y yo misma me animé a salir ahí fuera y soltarle
todo, sin miedo, si no me recordaba a mi seguro que recordaba donde estaba la
puerta y como salir de mi vida.
Nada más que abrí la puerta del cuarto de baño fui directa
al salón, pero algo me detuvo, al pasar por la puerta de mi cuarto vi a una
figura en mi cuarto, me paré en seco en la puerta. Miré dentro y era Justin
sentado en nuestra cama, en su lado. Levantó la cabeza de sus manos para fijar
sus ojos en mí.
- Encontré este anillo en el suelo de mi habitación, no sé
dónde estaba ni que hacía ahí. Pero cuando lo cogí, sentí que había recuperado
algo que había perdido, que era un cachito de esa persona que había olvidado.
Entonces miré si tenía alguna inscripción y ponía “A&J. Always”. De creer
que ya iba a acordarme de quien era esa chica me sentí aún más perdido, no me acordaba
de ninguna mujer con una A en su nombre. Pensé en ti por un segundo, Aina,
tiene A, pero tú no podías ser porque tú eres mi enfermera. Entonces me sentí
tan confuso que cogí un autobús y vine hasta aquí, necesitaba hablar contigo,
eras la única persona que me relajaba, que intentaba comprenderme. Cuando me
bajé del bus y miré la dirección del papel y donde estaba, mi cuerpo empezó a
andar por si solo, sabía dónde girar y donde seguir recto.
- Justin…- dije mientras me acerqué.
- No hables, déjame que termine. Llegué a tu portal y pité a
tu casa, no había nadie y entonces un hombre que paseaba a un perro llegó a
donde yo estaba y me sonrió, yo le sonreí cordialmente, pero lo extraño no fue
eso, si no que el hombre me habló, me dijo “Justin, ¡cuánto tiempo! Ya me contó
Aina lo del accidente, ¿mucho mejor?”. Me entró el pánico, no sabía que
decirle, simplemente asentí y le dije que sí, luego me pregunto si iba a
entrar, le dije que no. Hasta ahora todo el mundo se basaba en hablar sobre lo
que yo recordaba, nadie había dado ese paso de hablar sobre lo que yo no
recordaba. Y ese hombre dio el primer paso, que era real, que había una parte
de mi vida oculta en mi cabeza que no quería salir- Justin se levantó con ayuda
de la muleta y se acercó hacia mí, luego apoyó la muleta en la pared-. Y sé que
tú fuiste parte de esa vida.
Yo tenía los ojos aguados, me faltaba nada para llorar,
podía sentir como me escocían los ojos. Apreté mis labios para contener esas
lágrimas, lo intenté, pero Justin me cogió la mano donde estaba el anillo y lo
sacó. Sin mirar la inscripción del anillo, me miró a los ojos.
- El primer día me dijiste que ya me contarías la historia
tras ese anillo, creo que ya va siendo hora de que me cuentes esa historia.
Y entonces giró el anillo se lo acercó a sus ojos y vio la
inscripción, no se sorprendió, como que se lo esperaba. Volvió a colocar su
anillo en mi dedo, y fue como cuando me lo regaló, y no pude contener más las
lágrimas y empecé a llorar, mi instinto fue taparme la cara, pero Justin me
agarró las manos y me negó con la cabeza.
- Has tenido que pasar por mucho. No te culpo Aina, no te
voy a reclamar que me mintieras todo este tiempo, ni que no me lo hayas
contado. Pero sí que ahora te exijo saber la verdad, no puedo vivir más con este
hueco en mi corazón- Justin llevó una de mis manos a su corazón.
No podía hablar, no sabía que decir, él me había dejado sin
palabras. Lo que mi cuerpo me pedía era sentir su cuerpo alrededor del mío, y
eso hice. Di unos cuantos pasos y me pegué a su cuerpo, él me abrazo. Podía
sentir como mi cuerpo temblaba con cada llanto, y Justin más fuerte me pegaba a
su cuerpo, yo le agarré de la sudadera no quería hablar con él, quería que nos
quedáramos así de por vida. Pero no podía seguir siendo egoísta. Me aparté lo
justo para poder mirarle a los ojos, y por un segundo me debilité, no tenía más
fuerza de voluntad y subí mis manos hasta sus mejillas. Él no se quejaba, no se
movía. Me puse de puntillas y acerqué mis labios hasta los suyos. Fue un beso
delicado, labio con labio, no quería nada más, no sabía que iba a pasar después
y quería aprovechar el momento. No me esperaba que Justin me agarrara y me
pegara aún más a su cuerpo y empezara a andar hasta que mi cuerpo chocó contra
la pared más cercana.
Mi respiración se empezó a agitar y el beso avanzó de nivel.
Sus labios buscaron los míos con mayor intensidad, como si bebieras agua
después de estar sediento por horas. Podía sentir como su cuerpo se pegaba al
mío con necesidad, sin dejar que corriese aire entre nosotros. Yo llevé mis
manos a su cabello, esa larga melena que tanto odiaba, pero había echado tanto
de menos. Justin volvió a agarrar mi cuerpo y empezó a andar hacia atrás, pero
sentí como su cuerpo se debilitó y caímos al suelo los dos, él empezó a reírse
y se sentó, yo le imité y nos quedamos por unos segundos mirándonos a los ojos.
- Nos conocimos hacia 5 años- dije mientras me acercaba de
nuevo a su cuerpo-. Yo acaba de empezar la escuela de enfermería, te vi en la
entrada- Justin estaba atento a mis palabras, yo empecé a acariciarle el
cabello-. Llamaste mi atención en el primer instante que te vi. No apartabas tu
puñetera mirada de mi- él sonrió-. Pero ese día no hablamos, tuvo que ser más
tarde, que te acercaste a mí y dijiste mi nombre, y luego qué de donde venía.
- Lo mismo que te dije en el hospital- me dijo.
- Si- dije mientras le asentía y le besaba la frente-.
Sabías que tenía novio, pero no paraste hasta que una vez en el cine…
- Me besaste- dijo como en un suspiro.
- ¿Te acuerdas? - pregunté ansiosa.
- Es como si lo hubiera visto en una película.
Algo dentro de mí se rompió, pero sabía que tenía que
seguir. Quizás al final conseguía que recordara algo.
- Al mes dejé a mi novio. No me costó nada- dije sonriendo-.
Sabía que tenías que ser tú, no él. Me acuerdo que te dije que vinieras hasta
aquí, yo en ese entonces vivía con Cassie pero ella estaba en la biblioteca.
Abrí la puerta y fue como si lo supieras, me besaste como si te hubieras estado
conteniendo por un siglo- él empezó a sonreír, yo me levanté y le tendí las
manos para que hiciera lo mismo, él me agarró de la mano y se levantó-. No
hablamos para nada, bueno si hablamos- sonreí y miré al suelo-, pero no con
palabras. Te llevé hasta mi cuarto, este mismo cuarto, y…-me callé, noté como me
sonrojaba.
- ¿Y? - me preguntó, mientras ponía una mano en mi mejilla.
- Hicimos el amor hasta que los dos caímos rendidos.
- ¿Cómo fue? - me preguntó y luego posó lentamente sus
labios sobre los míos y con sus manos hizo girar mi cuerpo y me dejo caer delicadamente
sobre la cama.
- Fue perfecto, era como si conocieras mi cuerpo de memoria,
como si lo hubieras estudiado desde la lejanía- le susurre en los labios.
- Quizás lo estudie.
- No me extrañaría- sonreí y le bese-. Me hiciste disfrutar
como nunca antes había disfrutado, te preocupaste de que sintiera placer.
- Me alegra oír eso- Justin se había colocado encima de mí y
empezaba a subirme la camiseta dejando tras ella un camino de besos, notaba
como mi piel se erizaba y cada vez que él se apartaba de mi cuerpo sonreía-.
Cuéntame más cosas sobre nosotros.
- Discutíamos- dije, mientras le ayudaba a quitarse la
sudadera-. Quizás por las cosas más tontas, pero justo por eso siempre uno
cedía y le hacía ver al otro que no merecía la pena estar así.
Ya los dos estábamos en ropa interior, no sentía vergüenza
ni quería taparme, estaba acostumbrada a sentir sus ojos sobre mi cuerpo y me
encantaba sentirme deseada por él. Quizás él no me recordara, pero sus manos
reconocían mis curvas. Justin besó y acaricio cada parte de mi cuerpo, mi mente
se quedaba en blanco deseosa de añadir un recuerdo más, un recuerdo realmente
compartido.
- Eras mi alma gemela. La persona con la que llegue a compenetrar
a un nivel espiritual, podía vivir sin ti, pero no quería, porque la vida a tu
lado era una vida llena de colores- mientras más hablaba más mis ojos se
volvían a llenar de lágrimas. Justin cogió mi cuerpo y me agarró, abrazándome, besándome
la cabeza.
Y ya no hubo más ropa de por medio, nuestros cuerpos
desnudos uno frente al otro, como habían estado tantas veces, pero esta vez
tenía un matiz de primera vez, los nervios estaban ahí. Podía sentir mi corazón
agitado, pero no estaba nerviosa, lo deseaba y él me deseaba. Quizás nos deseáramos
de diferente manera, pero en este justo momento éramos Justin y Aina, la pareja
perfecta, dos corazones que se vuelven a encontrar después de un tiempo
alejados.
- Justin… - susurré, cuando Justin se apartó de mis labios.
- ¿Si? - me preguntó, apartándose un poco de mí.
- No te vayas mañana- le supliqué.
Él sonrió y me besó la frente, quizás era un consuelo, una
forma de despedirse.
- Te quiero.
Él me miró a los ojos mientras agarraba mis caderas con
sutileza, sentí que volvíamos a ser uno. En todos estos meses no me había
sentido sola, pero ahora lo sentía más cerca que nunca y no podía irse. No me
respondió, no me dijo nada, pero en sus caricias y en su forma de besarme era
como si me lo dijera una y otra vez. Y con eso me bastaba, yo no pedía más.
Nos reímos como dos viejos amigos y disfrutamos como dos
viejos amantes. Al caer en la cama Justin no podía dejar de acariciarme, sentí
como sus brazos me agarraban y me pegaban a él, abrazándome. Había dormido
estos meses, pero no había descansado y era como si todo ese sueño me golpeara
de repente, no quería dormirme, pero el calor de su cuerpo era como una nana
para mí. Quería disfrutar del momento, hablar con él, que me dijera que
pensaba, que se le había pasado por la mente, pero él tampoco hablaba solo me
acercaba más a él. Y aunque luché, perdí y cerré los ojos solo por unos
segundos o eso creía yo. Porque cuando los volví a abrir ya era de día.
Ansiosa busqué un cuerpo al lado del mío, pero la cama
estaba vacía como lo había estado estos dos meses, pero las sabanas estaban
calientes, señal de que se había tenido que levantar relativamente hace poco.
Me levanté de golpe de la cama y busqué mi pijama por la habitación. Cuando me
lo puse salí al salón, me lo encontré en el sofá sentado. Levantó la cabeza
cuando me vio, se notaba en su mirada que estaba perdido.
- Buenos días- le dije.
- Buenos días- me volvió a mirar a los ojos y forzó una
sonrisa- ¿Te puedo pedir una cosa?
- Claro- me acerqué a él.
- ¿Podrías cortarme el pelo? ¿Rapármelo? - me preguntó.
- Si, voy a por la máquina.
Y eso hice, fui al cuarto de baño y saqué su máquina de
afeitar eléctrica. Se sentó en una silla y le di una toalla para que se
cubriera con ella. Empecé poco a poco, mi yo del pasado estaría feliz de ver
como se desprendía de ese pelo rubio destrozado, ahora no sabía cómo sentirme y
me daba miedo de preguntar y él parecía que no estaba preparado para hablar.
Terminé de raparle el pelo, y después lo acompañé al baño, él iba algo más
lento por la muleta. Estaba totalmente diferente, tenía los rasgos más marcados
y se veía más mayor.
- ¿Te gusta? - le pregunté.
- Si, muchas gracias.
Y fue hacia el salón de nuevo, ahora no sabía qué hacer. ¿Le
tenía que invitar a comer? ¿Se iba a ir? Por suerte Justin decidió tomar la
iniciativa.
- He estado pensando esta mañana y…- se metió la mano en el
bolsillo y la sacó echa un puño-. Todo lo que me contaste ayer es como si lo
hubiera visto, no vivido. No me trae ningún sentimiento. Sé que fuiste tú, y te
tuve que querer muchísimo pero ahora mismo no te puedo dar lo que tú necesitas
y- abrió el puño y dejó caer el anillo sobre la barra de la cocina- tampoco me merezco
tener ese anillo. Creo que tengo que aclarar mis ideas, saber lo que quiero y
después te lo diré. Hasta entonces no me esperes, conoce a otra gente… No te
puedo prometer que volveré a ser el Justin que una vez te amo y amaste con
tanta pasión. Te mereces todo lo que quieras en esta vida Aina, pero ahora
mismo no soy capaz de dártelo… Lo siento.
Se esperó unos segundos a ver si yo hablaba, pero no, se dio
media vuelta abrió la puerta y se marchó. Dejándome sola, de nuevo, sabía toda
nuestra historia y había decidido huir en vez de quedarse y luchar por lo
nuestro. Me deslicé hacia el suelo y volví a llorar. Esta vez habíamos tenido
una despedida, por lo menos él se había despedido de mi y dolía más esto que el
que no se acordara de mí.
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Con esto de no subir cuando debía se me está alargando la novela más de la cuenta, pero tampoco quiero terminarla con bulla, así que le quedarán unos 2 capítulos más para terminarla y para como muchos sabréis, empezar de nuevo con The Game!!! Espero que os haya gustado <3
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