- ¿Qué tienes en la cabeza Aina? – me preguntó Cassie cuando empezaron los anuncios de la película que estaban poniendo en la televisión.
- Nada.
- Venga, te conozco demasiado bien, sé que te ocurre en cada
segundo y hoy estás más desconcentrada de lo normal.
No iba a conseguir nada resistiéndome, cogí un cojín del
sofá y me giré hacia ella. Era normal que me preguntara que me pasara, no me
quitaba a Marco de la cabeza con lo que había pasado, y Justin también estaba
ahí, no dejaba de darle vueltas a lo del anillo y a su amiga especia, no era
capaz de llamarla su novia.
- Es sobre Marco- cuando lo dije Cassie abrió los ojos como
platos, se moría de ganas de que yo tuviera algo con él-. No, no es sobre eso,
bueno, sí, no sé…
- Cuenta, cuenta- me dijo mientras se acercaba más a mí.
- Sabes lo que pasó en Acción de Gracia y todo eso, pues
antes de ayer Justin apareció en el hospital y como que a Marco se le cambió la
cara. Y además, me pareció extraño que no me avisara de que iban a venir… No
quiero que piense que puede ocurrir algo conmigo.
- Aina nunca me has creído, pero yo te lo dije en su
momento, él dejó a su novia por ti. Y no me puedes negar eso, porque sabes que
en su momento escuché una conversación entre él y un amigo suyo, hablando de
que se sentía mal de haberlo dejado con la novia porque “ella” no iba a querer
nada con él. Y esa “ella” eres tú Aina, le es imposible quitarte la mirada de
encima.
- ¿Y por qué me apoyó tanto con Justin? - le pregunté.
- Para que vieras lo buena persona que era y te apoyaras en
él, quizás con la esperanza de que más tarde tendrías algo con él.
- Ay no sé Cassie.
Hundí mi cara en el cojín, sabía que ella me iba a decir
eso, pero una parte de mi había esperado que me dijera que solo me quería como
amiga.
- ¿Qué vas a hacer? - me preguntó.
- ¿Qué puedo hacer? - le pregunté levantando la cabeza.
- Pues cortar cualquier contacto con él. A no ser que
quieras seguir teniéndolo ahí…- cuando terminó la frase se me quedó mirando y
yo no dije nada, y ella empezó a sonreír-. Lo sabía, a todo el mundo le gusta
tener a alguien ahí de recambio, pero que sepas que no le haces ningún bien a
Marco.
- Lo sé, pero es que tampoco quiero estar sin él.
- Pues tú decides, amiga. ¿Algo más que yo deba saber?
- Nada, lo otro creo que ya sé lo que voy a hacer.
- Miedo me das- me dijo, y las dos estallamos en una
carcajada.
Después de que se fuera Cassie me encontraba en mi coche con
una caja de cartón en el sitio del conductor, la caja estaba medio vacía, solo
llevaba cuatro libros y un pantalón de verano, todo de Justin. Eran algunas cosas
que me había dejado en mi casa sin querer. Había llamado a Pattie y le había
dicho que tenía eso y que si le importaba que me acercara cuando él no
estuviera, que no quería tener nada suyo. Ella me dijo que Justin estaba fuera
de casa y llegaría a la noche, eran apena las dos de la tarde. Arranqué el
coche y fui hacia la casa de la madre. No sabía cómo iba a encontrar el anillo,
y tampoco sabía que iba a hacer si lo encontraba.
Me quedé como una piedra enfrente de la puerta, observando
el banco donde Justin se había sentado aquella noche. No era una buena idea, no
lo era, no. Quería correr, pero le di al timbre. No tenía nada de sentido lo
que iba a hacer, y mi cuerpo estaba dividido entre lo lógico y lo ilógico.
Siempre le hice más caso a lo segundo. Pattie me abrió la puerta con una
sonrisa en la cara.
- Hola cielo.
Yo le sonreí como repuesta y entré dentro de la casa. Nada
había cambiado en todo este tiempo. Me conocía la casa de memoria, había tenido
miles de recuerdos con él aquí. Pattie debió de darse cuenta porque tosió como
para llamar mi atención. Yo la miré directamente.
- Bueno, puedes dejar la caja donde quieras, ya la colocaré
después- me dijo.
- Eh, sí, claro…- no sabía cómo decirle que quería ir a la
habitación de Justin. Dejé la caja en el sofá-. ¿Te importa si voy al baño?
- No, no, claro, ve. Supongo que ya sabes dónde está- me
dijo.
- Si…- sonreí.
Fui directa al cuarto de baño, pero cuando pasé por la
habitación de Justin me paré, tenía la puerta abierta. Tampoco había cambiado
para nada su habitación, de lo primero que me percaté es que en una de las
estanterías estaba el elefante que le regalé cuando estaba en el hospital. Era
de los únicos peluches que había guardado al parecer, porque no se veía ninguno
más.
Decidí ir al cuarto de baño, me eché agua fría en la cara
para despejarme. Pero no lo conseguía, mi cabeza se llenaba de recuerdos en
cada habitación y me pesaban al pensar que ya no eran recuerdos compartidos, si
no recuerdos con un extraño que no recuerda, que lioso era todo. Cuando salí de
nuevo del baño me metí sigilosamente en la habitación de Justin. Quizás debería
de despedirme, quizás está era la última vez que estaba aquí y entonces en una
esquina de la habitación, entre el armario y la pared, había una bolsa con el
símbolo del hospital. Fui a abrir la bolsa, se veía la ropa de motocross y una
pequeña caja. Saqué la caja y la abrí, era el anillo. Estaba manchado de tierra
y de sangre, tanto que tuve que rascar en el anillo para poder leer la
inscripción de dentro. Suspiré lentamente y miré la habitación. Mi mirada se
fijó en su mesita de noche, como había un cuaderno. Dejé la bolsa donde estaba
y fui hacia el cuaderno. Cuando iba a cogerlo escuché unos pasos que se
acercaban. Lo dejé donde estaba.
- ¿Aina? – preguntó Pattie.
- Estoy aquí, lo siento- dije mientras me apartaba de la
mesita y ella se asomaba por la puerta. Notaba en sus ojos que me quería decir
algo, pero sonrió y negó con la cabeza.
- No pasa nada, pero tienes que irte Justin me ha enviado un
mensaje de que va a venir a recoger una cosa.
- Vale.
Ella fue la primera que se giró para ir al salón, yo apreté
el anillo en mi mano. Y no sé si fue a estupidez más grande que cometí nunca,
pero lo dejé caer al suelo al lado de su mesita. Después abandoné la habitación.
¿Sobré quien habrá escrito en ese cuaderno? Me fui a mi coche después de
despedirme de Pattie y me quedé en el asiento del piloto sin creerme que había
dejado el anillo en el suelo, ahora sí que iba a encontrar el anillo y temía lo
que iba a pasar. Arranqué el coche y abandoné la calle.
Cuando llegué a mi zona ya eran cosa de las seis y media de
la tarde. No tenía ganas de volver a mi casa, por lo que decidí hablarle a
Cassie a ver dónde se encontraba, compartir los descansos era lo mejor. Ella y
su novia estaban en un bar, y empezamos con varias copas. Puedo decir que se me
fue de las manos, que el alcohol iba y venía y mis manos no estaban vacías.
Bailaba con personas desconocías e intentaba no pensar en Justin.
- ¡Aina! ¡Aina! – escuché la voz de fondo de Cassie.
- ¿Qué pasa? – pregunté asustada, y me giré para mirarla.
- Marco acaba de entrar- me dijo, vi donde se dirigía su
mirada y acaba de entrar con un grupito de chicos-. Va guapo, ¡eh!
- Calla- dije mientras me sonrojaba.
Recordé la noche de Acción de Gracia, el momento de tensión
que hubo y mi yo borracha reclamándole que le besara, luego recordé lo de estos
días anteriores. Intenté esconderme, pero fui demasiado lenta y él levantó la
mano en forma de saludo mientras se acercaba.
- Hola chicas- dijo ya cerca nuestra.
- Hola- dijo Cassie y miró ansiosamente a su alrededor-.
Bueno, mi novia seguramente me estará buscando- y se fue guiñándome un ojo.
- ¿Cómo estás? – me preguntó cerca de mi oído, pude notar
como también olía a alcohol.
- Bien, y puedo notar que tú también- dije, él empezó a
reírse.
- Es la despedida de soltero de un amigo, y sí, me he pasado
un poco… Pero bueno, un día tú y un día yo.
Y como terminaba la frase empezó como a andar hacia mi pero
se tropezó y chocó con mi cuerpo, yo intenté aguantarlo y entonces me abrazó.
- Te he echado de
menos estos días que apenas hemos hablado- me susurró en el oído.
- Deberías de irte a casa Marco.
Notaba su respiración agitada en mi cuello, y se me erizaba
la piel por su culpa. Pero no podía equivocarme, no podía meter la pata con
Marco, si lo nuestro iba a pasar sería cuando yo estuviera segura que lo mío
con Justin ha terminado. Puse mis manos en su cara y lo aparté.
- Marco no hagas esto más complicado. Aguanta, espera un
poco más.
- ¿De qué sirve tener esperanzas en algo que sabes que no
ocurrirá? Todos mis amigos me han dicho que tenga esperanzas, que tú te darás
cuenta que él no va a volver, que no te va a recordar y que te darás cuenta de
que yo soy el chico que te mereces… Aina dejé a mi novia por ti.
Todas mis dudas se habían resuelto, Marco pensaba en mi de
una manera totalmente diferente a lo que yo me esperaba. No negaba que hubiera
atracción, pero no hasta el punto de dejar a la novia por mí.
- Me tengo que ir- dije mientras apartaba las manos de su
cara, él me agarro de la muñeca.
- No te vayas ahora, dime algo.
- Yo ahora solo puedo pensar en Justin, Marco.
- Es una pérdida de tiempo, Aina.
- Bueno- me encogí de hombros-, pero por lo menos sabré que
lo di todo de mi parte.
Y dicho eso abandoné el bar, le envié un mensaje a Cassie explicándoselo
todo por si me buscaba. Por suerte mi casa estaba lo suficientemente cerca como
para poder ir andando. Ya estaba todo adornado con luces, y se notaba un ambiente
diferente en la calle. Yo había andado por estas calles agarrada al brazo de
Justin hace un año, sin saber lo que podían cambiar nuestras vidas. Había
disfrutado de su compañía, pero sentía que la había malgastado, que nos
habíamos peleado por estupideces en vez de decirnos lo mucho que nos queríamos.
Aunque no hacía falta decir “te quiero” para decir “te quiero”, él me lo decía
de muchas maneras. Cuando dijo que se mudaba conmigo fue de la mejor manera que
me lo pudo decir. Y cada vez que me traía el desayuno a la cama, o cuando se
quedaba despierto para recibirme o al menos lo intentaba. Nunca se los acabó la
llama, siempre teníamos algo para encender la chispa de nuevo. No nos
aburríamos en la cama, es más, era uno de los momentos más divertidos del día. Conocíamos
nuestros cuerpos a la perfección, sabíamos los puntos débiles de cada uno y nos
gustaba aprovecharnos de esos. Había tenido pocas parejas sentimentales en mi
vida, pero con él me parecía que no necesitaba buscar nada más, que era mi alma
gemela.
Me sequé una pequeña lágrima que viajaba por mi mejilla y
fui a buscar las llaves de mi portal cuando a lo lejos vi una figura sentada en
los escalones de la puerta, miré a mi alrededor y no había nadie. Pensé en si
podía ser Marco pero en la condición en la que estaba no podía ser más rápido
que yo. Entonces me fijé que había una muleta apoyada al lado de la figura de
negro y aceleré el paso. Cada vez que me acercaba, más segura estaba de que era
Justin.
Al llegar a su lado levantó la cabeza de sus manos, estaba
jugando con algo que no pude ver.
- ¿Me puede explicar por qué esto me resulta más conocido
que los alrededores de mi propia casa Aina? – Justin cogió la muleta y se
levantó- ¿Por qué tengo recuerdos de andar por éstas si la casa de mi madre se
encuentra a varias horas de distancia? Y según ella todavía no me he ido de
casa. Dime porque no me ha hecho falta mirar la dirección para saber que esta
era tu casa. Aina, ¿me estás ocultando algo?
Me había dejado sin palabras, no sabía que decir, y entonces
miré sus manos y pude observar el anillo, nuestro anillo. Volví a mirarlo a la
cara, Justin tenía los ojos rojos a punto de estallar.
- Subamos a mi casa y hablemos.
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Estoy con un resfriado de cojones, no veo tres en un burro pero quería subir algo porque a saber cuando iba a poder volver a subir y además, quería avisaros de que ha sido corto porque quería guardar energías para poder haceros un regalo para hoy o mañana sobre otra novela del blog... No digo nada y lo digo todo....
Espero que estéis teniendo unas buenísimas fiestas!! Y ya sabéis ->
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Ahhhhhhh como has podido dejar el capitulo ahí??? Me mueroooooo
ResponderEliminarDioss llorooo..
Ojala justin consiga recordarla!
Espero que la sorpresa sea sobre The Game y si ya la das hoy mejor que mejor!! Para acabar bien el año ya sabes, un besitoooo guapa!!