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Capítulo 7




- ¿Qué tienes en la cabeza Aina? – me preguntó Cassie cuando empezaron los anuncios de la película que estaban poniendo en la televisión.
- Nada.
- Venga, te conozco demasiado bien, sé que te ocurre en cada segundo y hoy estás más desconcentrada de lo normal.

No iba a conseguir nada resistiéndome, cogí un cojín del sofá y me giré hacia ella. Era normal que me preguntara que me pasara, no me quitaba a Marco de la cabeza con lo que había pasado, y Justin también estaba ahí, no dejaba de darle vueltas a lo del anillo y a su amiga especia, no era capaz de llamarla su novia.

- Es sobre Marco- cuando lo dije Cassie abrió los ojos como platos, se moría de ganas de que yo tuviera algo con él-. No, no es sobre eso, bueno, sí, no sé…
- Cuenta, cuenta- me dijo mientras se acercaba más a mí.
- Sabes lo que pasó en Acción de Gracia y todo eso, pues antes de ayer Justin apareció en el hospital y como que a Marco se le cambió la cara. Y además, me pareció extraño que no me avisara de que iban a venir… No quiero que piense que puede ocurrir algo conmigo.
- Aina nunca me has creído, pero yo te lo dije en su momento, él dejó a su novia por ti. Y no me puedes negar eso, porque sabes que en su momento escuché una conversación entre él y un amigo suyo, hablando de que se sentía mal de haberlo dejado con la novia porque “ella” no iba a querer nada con él. Y esa “ella” eres tú Aina, le es imposible quitarte la mirada de encima.
- ¿Y por qué me apoyó tanto con Justin? - le pregunté.
- Para que vieras lo buena persona que era y te apoyaras en él, quizás con la esperanza de que más tarde tendrías algo con él.
- Ay no sé Cassie.

Hundí mi cara en el cojín, sabía que ella me iba a decir eso, pero una parte de mi había esperado que me dijera que solo me quería como amiga.

- ¿Qué vas a hacer? - me preguntó.
- ¿Qué puedo hacer? - le pregunté levantando la cabeza.
- Pues cortar cualquier contacto con él. A no ser que quieras seguir teniéndolo ahí…- cuando terminó la frase se me quedó mirando y yo no dije nada, y ella empezó a sonreír-. Lo sabía, a todo el mundo le gusta tener a alguien ahí de recambio, pero que sepas que no le haces ningún bien a Marco.
- Lo sé, pero es que tampoco quiero estar sin él.
- Pues tú decides, amiga. ¿Algo más que yo deba saber?
- Nada, lo otro creo que ya sé lo que voy a hacer.
- Miedo me das- me dijo, y las dos estallamos en una carcajada.

Después de que se fuera Cassie me encontraba en mi coche con una caja de cartón en el sitio del conductor, la caja estaba medio vacía, solo llevaba cuatro libros y un pantalón de verano, todo de Justin. Eran algunas cosas que me había dejado en mi casa sin querer. Había llamado a Pattie y le había dicho que tenía eso y que si le importaba que me acercara cuando él no estuviera, que no quería tener nada suyo. Ella me dijo que Justin estaba fuera de casa y llegaría a la noche, eran apena las dos de la tarde. Arranqué el coche y fui hacia la casa de la madre. No sabía cómo iba a encontrar el anillo, y tampoco sabía que iba a hacer si lo encontraba.

Me quedé como una piedra enfrente de la puerta, observando el banco donde Justin se había sentado aquella noche. No era una buena idea, no lo era, no. Quería correr, pero le di al timbre. No tenía nada de sentido lo que iba a hacer, y mi cuerpo estaba dividido entre lo lógico y lo ilógico. Siempre le hice más caso a lo segundo. Pattie me abrió la puerta con una sonrisa en la cara.

- Hola cielo.

Yo le sonreí como repuesta y entré dentro de la casa. Nada había cambiado en todo este tiempo. Me conocía la casa de memoria, había tenido miles de recuerdos con él aquí. Pattie debió de darse cuenta porque tosió como para llamar mi atención. Yo la miré directamente.

- Bueno, puedes dejar la caja donde quieras, ya la colocaré después- me dijo.
- Eh, sí, claro…- no sabía cómo decirle que quería ir a la habitación de Justin. Dejé la caja en el sofá-. ¿Te importa si voy al baño?
- No, no, claro, ve. Supongo que ya sabes dónde está- me dijo.
- Si…- sonreí.

Fui directa al cuarto de baño, pero cuando pasé por la habitación de Justin me paré, tenía la puerta abierta. Tampoco había cambiado para nada su habitación, de lo primero que me percaté es que en una de las estanterías estaba el elefante que le regalé cuando estaba en el hospital. Era de los únicos peluches que había guardado al parecer, porque no se veía ninguno más.

Decidí ir al cuarto de baño, me eché agua fría en la cara para despejarme. Pero no lo conseguía, mi cabeza se llenaba de recuerdos en cada habitación y me pesaban al pensar que ya no eran recuerdos compartidos, si no recuerdos con un extraño que no recuerda, que lioso era todo. Cuando salí de nuevo del baño me metí sigilosamente en la habitación de Justin. Quizás debería de despedirme, quizás está era la última vez que estaba aquí y entonces en una esquina de la habitación, entre el armario y la pared, había una bolsa con el símbolo del hospital. Fui a abrir la bolsa, se veía la ropa de motocross y una pequeña caja. Saqué la caja y la abrí, era el anillo. Estaba manchado de tierra y de sangre, tanto que tuve que rascar en el anillo para poder leer la inscripción de dentro. Suspiré lentamente y miré la habitación. Mi mirada se fijó en su mesita de noche, como había un cuaderno. Dejé la bolsa donde estaba y fui hacia el cuaderno. Cuando iba a cogerlo escuché unos pasos que se acercaban. Lo dejé donde estaba.

- ¿Aina? – preguntó Pattie.
- Estoy aquí, lo siento- dije mientras me apartaba de la mesita y ella se asomaba por la puerta. Notaba en sus ojos que me quería decir algo, pero sonrió y negó con la cabeza.
- No pasa nada, pero tienes que irte Justin me ha enviado un mensaje de que va a venir a recoger una cosa.
- Vale.

Ella fue la primera que se giró para ir al salón, yo apreté el anillo en mi mano. Y no sé si fue a estupidez más grande que cometí nunca, pero lo dejé caer al suelo al lado de su mesita. Después abandoné la habitación. ¿Sobré quien habrá escrito en ese cuaderno? Me fui a mi coche después de despedirme de Pattie y me quedé en el asiento del piloto sin creerme que había dejado el anillo en el suelo, ahora sí que iba a encontrar el anillo y temía lo que iba a pasar. Arranqué el coche y abandoné la calle.

Cuando llegué a mi zona ya eran cosa de las seis y media de la tarde. No tenía ganas de volver a mi casa, por lo que decidí hablarle a Cassie a ver dónde se encontraba, compartir los descansos era lo mejor. Ella y su novia estaban en un bar, y empezamos con varias copas. Puedo decir que se me fue de las manos, que el alcohol iba y venía y mis manos no estaban vacías. Bailaba con personas desconocías e intentaba no pensar en Justin.

- ¡Aina! ¡Aina! – escuché la voz de fondo de Cassie.
- ¿Qué pasa? – pregunté asustada, y me giré para mirarla.
- Marco acaba de entrar- me dijo, vi donde se dirigía su mirada y acaba de entrar con un grupito de chicos-. Va guapo, ¡eh!
- Calla- dije mientras me sonrojaba.

Recordé la noche de Acción de Gracia, el momento de tensión que hubo y mi yo borracha reclamándole que le besara, luego recordé lo de estos días anteriores. Intenté esconderme, pero fui demasiado lenta y él levantó la mano en forma de saludo mientras se acercaba.

- Hola chicas- dijo ya cerca nuestra.
- Hola- dijo Cassie y miró ansiosamente a su alrededor-. Bueno, mi novia seguramente me estará buscando- y se fue guiñándome un ojo.
- ¿Cómo estás? – me preguntó cerca de mi oído, pude notar como también olía a alcohol.
- Bien, y puedo notar que tú también- dije, él empezó a reírse.
- Es la despedida de soltero de un amigo, y sí, me he pasado un poco… Pero bueno, un día tú y un día yo.

Y como terminaba la frase empezó como a andar hacia mi pero se tropezó y chocó con mi cuerpo, yo intenté aguantarlo y entonces me abrazó.

 - Te he echado de menos estos días que apenas hemos hablado- me susurró en el oído.
- Deberías de irte a casa Marco.

Notaba su respiración agitada en mi cuello, y se me erizaba la piel por su culpa. Pero no podía equivocarme, no podía meter la pata con Marco, si lo nuestro iba a pasar sería cuando yo estuviera segura que lo mío con Justin ha terminado. Puse mis manos en su cara y lo aparté.

- Marco no hagas esto más complicado. Aguanta, espera un poco más.
- ¿De qué sirve tener esperanzas en algo que sabes que no ocurrirá? Todos mis amigos me han dicho que tenga esperanzas, que tú te darás cuenta que él no va a volver, que no te va a recordar y que te darás cuenta de que yo soy el chico que te mereces… Aina dejé a mi novia por ti.

Todas mis dudas se habían resuelto, Marco pensaba en mi de una manera totalmente diferente a lo que yo me esperaba. No negaba que hubiera atracción, pero no hasta el punto de dejar a la novia por mí.

- Me tengo que ir- dije mientras apartaba las manos de su cara, él me agarro de la muñeca.
- No te vayas ahora, dime algo.
- Yo ahora solo puedo pensar en Justin, Marco.
- Es una pérdida de tiempo, Aina.
- Bueno- me encogí de hombros-, pero por lo menos sabré que lo di todo de mi parte.

Y dicho eso abandoné el bar, le envié un mensaje a Cassie explicándoselo todo por si me buscaba. Por suerte mi casa estaba lo suficientemente cerca como para poder ir andando. Ya estaba todo adornado con luces, y se notaba un ambiente diferente en la calle. Yo había andado por estas calles agarrada al brazo de Justin hace un año, sin saber lo que podían cambiar nuestras vidas. Había disfrutado de su compañía, pero sentía que la había malgastado, que nos habíamos peleado por estupideces en vez de decirnos lo mucho que nos queríamos. Aunque no hacía falta decir “te quiero” para decir “te quiero”, él me lo decía de muchas maneras. Cuando dijo que se mudaba conmigo fue de la mejor manera que me lo pudo decir. Y cada vez que me traía el desayuno a la cama, o cuando se quedaba despierto para recibirme o al menos lo intentaba. Nunca se los acabó la llama, siempre teníamos algo para encender la chispa de nuevo. No nos aburríamos en la cama, es más, era uno de los momentos más divertidos del día. Conocíamos nuestros cuerpos a la perfección, sabíamos los puntos débiles de cada uno y nos gustaba aprovecharnos de esos. Había tenido pocas parejas sentimentales en mi vida, pero con él me parecía que no necesitaba buscar nada más, que era mi alma gemela.

Me sequé una pequeña lágrima que viajaba por mi mejilla y fui a buscar las llaves de mi portal cuando a lo lejos vi una figura sentada en los escalones de la puerta, miré a mi alrededor y no había nadie. Pensé en si podía ser Marco pero en la condición en la que estaba no podía ser más rápido que yo. Entonces me fijé que había una muleta apoyada al lado de la figura de negro y aceleré el paso. Cada vez que me acercaba, más segura estaba de que era Justin.

Al llegar a su lado levantó la cabeza de sus manos, estaba jugando con algo que no pude ver.

- ¿Me puede explicar por qué esto me resulta más conocido que los alrededores de mi propia casa Aina? – Justin cogió la muleta y se levantó- ¿Por qué tengo recuerdos de andar por éstas si la casa de mi madre se encuentra a varias horas de distancia? Y según ella todavía no me he ido de casa. Dime porque no me ha hecho falta mirar la dirección para saber que esta era tu casa. Aina, ¿me estás ocultando algo?

Me había dejado sin palabras, no sabía que decir, y entonces miré sus manos y pude observar el anillo, nuestro anillo. Volví a mirarlo a la cara, Justin tenía los ojos rojos a punto de estallar.


- Subamos a mi casa y hablemos.

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Estoy con un resfriado de cojones, no veo tres en un burro pero quería subir algo porque a saber cuando iba a poder volver a subir y además, quería avisaros de que ha sido corto porque quería guardar energías para poder haceros un regalo para hoy o mañana sobre otra novela del blog... No digo nada y lo digo todo....

Espero que estéis teniendo unas buenísimas fiestas!! Y ya sabéis ->

1 comentario:

  1. Ahhhhhhh como has podido dejar el capitulo ahí??? Me mueroooooo
    Dioss llorooo..
    Ojala justin consiga recordarla!
    Espero que la sorpresa sea sobre The Game y si ya la das hoy mejor que mejor!! Para acabar bien el año ya sabes, un besitoooo guapa!!

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Gracias.

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