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Capítulo 23



Lo primero que sentí cuando abrí los ojos es que quería volver a dormirme, estaba compartiendo cama con Abby, era una cama de matrimonio con un colchón demasiado cómodo y unas mantas que te aportaban el calor justo y necesario. Me di la vuelta en la cama y entre abrí los ojos, no había nadie en el otro lado de la cama por lo que significaba que  Abby ya se había levantado. Tenía una pared entera de cristales por la que estaba entrando la poca luz que había después de una noche tan lluviosa como la de ayer, desde su cristalera se podía ver una pequeña montaña medio tapada por las nubes. Me desperté con un bostezo y me levanté de la cama, la habitación estaba decorada de una forma muy sencilla donde el color blanco abundaba. Fui a por el pantalón que me había molestado al dormir, estaba en una silla cerca de las ventanas, lo cogí y me quedé mirando, ¿yo viviría una vida como la suya para tener algo así? Seguramente no. 

Cuando me quise dar cuenta en una ventana que se veía desde aquí Justin me estaba observando mientras se fumaba, quizás, el primer cigarro de la mañana. Tenía mis piernas desnudas pero su mirada no bajaba de mis ojos. Aunque después de unos segundos bajó hacia mis piernas y en su cara se formó una media sonrisa, yo me aparté y me puse el pantalón justo a tiempo cuando llamaron a la habitación, la cabeza de Abby se asomó.

- ¿Ya te has despertado?
- Si, ¿qué hora es?
- La una de la mañana- dice ella sonriendo.
- ¿Qué?– miré un reloj que se encontraba en la pared, marcaba las una- ¿Cómo he podido dormir tanto?
- Ayer fue un día largo.

Y tan largo, me habían intentado matar, me había desmayado y Justin me había dicho que no me odiaba. Nada había salido bien.

- Si.
- Pero tranquila, que hoy te toca un día genial- dijo mientras me apretaba el hombro.
- Creo que me quedaré todo el día en la cama hasta que tengamos que ir otra vez de vuelta.
- No, no voy a permitir que te quedes en la cama dándole vuelta a todo lo que pasó ayer. Venga, levántate.
- Déjame, por favor- y me tiro a la cama de nuevo, enserio, estar ahí es como estar en las nubes.
- No me hagas arrasarte fuera de la cama.
- Tú no puedes conmigo.
- Ya, yo no- Abby giró su cabeza y miró a la puerta- ¡Hugo! Ven.

Hugo aparece por la puerta sonriendo, yo me agarro a la manta por miedo a que quiera hacer conmigo.

- ¿No sé quiere levantar?- dice Hugo.
- No.
- ¿Pero qué os cuesta dejadme aquí? Ir vosotros a divertiros- intento convencerlos, pero Abby niega con la cabeza.
- ¿Me haces el favor, Hugo?
- Sin problemas.

Se acerca a la parte de la cama donde estoy yo y tira de mi cuerpo sin hacerme daño pero con una fuerza que aunque me oponga, me levanta como a una pluma y me coloca sobre su hombro. Suelto las sabanas que estaban viniéndose conmigo y empiezo a quejarme pero cuando salimos de la habitación me doy cuenta que no hay remedio, así que disfruto del viaje.

- Me puedes dejar en el suelo si quieres, no me voy a ir.
- Lo siento, pero desde pequeño me enseñaron a no confiar en nadie- dice Hugo.

Vamos por unos pasillos largos y a lo lejos se empieza a oír voces, no puedo sacar nada claro porque todas hablan a la vez. Pero cuando ya acabamos en una habitación y me suelta en el suelo puedo distinguir una voz.

- Si necesitabas ayuda, ¿por qué no me has llamado a mí, Abby? A mí también me hubiera gustado cogerla así- dice Justin y recibe la risa de varias personas.
- Tú te hubieras aprovechado- dice Abby mientras va hacia algún lado.

Me giro justo cuando Justin hace una mueca con su boca.

- Cierto- responde él y luego me sonríe.

Pongo mis ojos en blanco y aprovecho para mover mi cabeza y ver donde estoy. Estoy en una cocina donde predomina el color del acero, todos los electrodomésticos y los muebles son de ese color, lo que le da un toque muy tecnológico. Se está cocinando comida que huele muy bien, huele a pasta y a queso, miro y hay una chica de espalda removiendo una olla con un palo de madera. No me suena la chica, es de piel oscura y lleva el pelo corto, negro y con rizos muy pequeños. Lleva una camiseta negra de tirantes y unos vaqueros largos pegados. Quito mi mirada rápida de ella para mirar al resto de las personas. Camille está sentada encima de una mesa con sus piernas cruzadas hablando a un chico que es Norman, cuando lo miro me acuerdo del incidente del piano y doy un paso hacia atrás sin quererlo, entonces noto un cuerpo detrás de mí, me doy la vuelta, veo a un chico rubio y más alto que yo, James, lo recordaba también, él me sonríe.

- Hola Hayley.

Tiene unos ojos muy azules, tan azules como el mar.

- Hola.
- ¿Vas a acompañarnos en la comida
- La verdad es que…- empecé a andar hacia atrás.
- Si, es mi invitada. Y si a alguien no le agrada, que se vaya. Estáis en mi casa, por si os lo habéis olvidado- salta Abby desde la esquina en la que estaba.

Escucho como una silla se mueve, miro hacia allí y veo como Norman se está levantando, se escuchan risas muy bajas.

- Siéntate- dice Justin ocultando una sonrisa.
- Pero ella dijo…- dice Norma apuntando a Abby.

Escucho como Abby resopla y va hacia mí.

- Que no te intimiden estos niñatos, son solo eso. No te tienes que dejar pisotear por ellos, si crees que eres débil se aprovecharan- me susurra en el oído-. Venga, ven, vamos a sentarnos, Tamila hace una pasta riquísima.

La chica que estaba cocinando se gira y sonríe a Abby.

- ¿Es tu cocinera? ¿No es un poco joven?- le pregunto en un susurro.

Nada más que termino la oración veo un objeto volando hacia mi dirección y cuando me doy cuenta está clavado justo detrás de mí. Cuando miro de donde venía Tamila me está mirando fijamente.

- No soy la cocinera de nadie.

Todo el mundo empieza a reírse y yo noto como me suben los colores. Toco mi oreja izquierda pero está intacta.

- Yo… lo siento, es solo que…
- ¿Por mi color de piel?
- No, para nada.

Entonces Tamila empezó a reírse y se acercó a mí, se agachó y me miró a los ojos.

- Tranquila, no soy como estos estúpidos, no te voy a juzgar por cada palabra ni por cada gesto. Me llamo Tamila y me gusta cocinar, y sin mi todos estos se morirían de hambre- me tiende su mano.
- Yo soy Hayley.
- Ya me han hablado de ti, encantada de conocerte. Y… bueno… lo siento por…
- Tamila, algo huele a quemado por aquí- suelta Justin interrumpiendo su frase.
- ¿Qué mierda habéis hecho ya?- dice Tamila dándose la vuelta y volviendo a donde estaba.

Yo cogí aire y lo expulsé lentamente. Ella era la segunda persona que me había tratado bien en esta sala y eso se agradaba. Yo empecé a hablar con Abby de que habían estado haciendo ayer y demás hasta que Tamila empezó a repartir la comida. Después vino Eddy acompañado de otro chico, Miller, si no me equivoco.

- Hola familia- grita Eddy cuando entra por la puerta, pasa la mirada por todos y se para en mi- Ah, y hola Hayley.
- ¿Por qué mierda son tan maleducados todos aquí?- salta Abby.
- Tranquila, sabes que no lo hacemos a malas- dice Eddy acercándose y yendo a su mesa vacía.
- Yo si- susurra Norman.

Yo suspiro ya cansada de la situación y por dejar que los otros hagan conmigo lo que quieren.

- Estar aquí me gusta tan poco como a vosotros, pero yo en vez de soltar cualquier pensamiento que me pasa por la cabeza me los quedo para mí porque paso.
- Pues vete- dice Norman.
- Es mi invitada, no se va a ir a ninguna parte- dice Abby.
- No te voy a dar el gusto de irme porque tú lo quieras.
- No soy el único que quiere que te vayas- él mira a Justin que está sonriendo.
- A mí no me mires tío, yo quiero que se quede, esto es más entretenido estando ella de por medio.

Justin me mira y guiña un ojo, yo bajo mi mirada y empiezo a remover mi plato de pasta.

- Genial- dice Norman y escucho después como su silla se levanta y él sale de la habitación.

Todo el mundo se queda callado y yo no me puedo creer que yo haya causado todo esto.

- Le haré compañía- oigo la voz de Camille, que recoge su plato y el de Norman.
- ¿Alguien se quiere ir?- pregunta Justin, puedo oír cómo está algo enfadado- De acuerdo, por sigamos comiendo.

Y la comida avanza, en silencio, hasta que James pregunta que haremos esta tarde y Hugo le sugiere que vayamos a un bar que hay cercano a pasar un buen rato y así el ambiente se relaja. No sé si yo voy incluida en el plan, una parte de mi desea que no sea así pero la otra parte tiene tanto miedo de quedarse sola que no le importaría ir. La comida acaba y Abby me dice que la acompañe, vamos a su cuarto y me sienta en la cama.

- ¿Qué te vas a poner?- me pregunta.
- ¿Yo? ¿Para qué?
 - No creas que te voy a dejar aquí. Si yo voy, tú vas.

Entonces me acordé de algo que llevaba todo el día queriendo preguntarle.

- ¿Y por qué vas? Mejor dicho, ¿por qué están ellos aquí, Abby? ¿No decías que te caían mal?

Abby se encoje de hombros y suspira, se sienta a mi lado en la cama.

- Hay cosas que tenemos que hacer aunque no nos gusten. Mi padre aceptó que no hiciera nada con ellos, pero esta es su casa y él hace lo que quiere con ella. Así que mejor dicho no son mis invitados.
- ¿Y dónde está tu padre?
- No sé, creo que en alguna isla. No le gusta mucho el calor.

Abby miraba al suelo como si fuera la primera vez que lo viera, moviendo sus ojos rápidamente como si intentara mantenerlos ocupado.

- ¿Y por qué sales con ellos?
- De alguna forma me tengo que dejar ver vista en público con ellos para mantenerme a salvo. Pero bueno, dejemos de esas cosas, y piensa que es como si saliéramos las dos solas. Venga, ven, que seguro que no tienes nada en tu maleta como para salir.

Abby se puso de pie y me tendió su mano, yo la agarré fuerte y me levanto.

- Gracias por responder a mis preguntas.
- Ya te dije que lo haría. No hay nada que me gustase más que saber que confías en mí.
- Poco a poco- susurré.

Ella sonrió y me llevó hasta una puerta, la abrió y pude ver que era su vestidor… un vestidor del tamaño de mi habitación. No pude evitar reírme. Abby me metió dentro y me dijo que podía coger lo que quisiese. Decidí coger unos pantalones cortos negros y una blusa blanca que quedaba holgada, me prestó unos tacones que según ella eran cómodos, pero yo no me fiaba. Le dije que si podía ducharme antes de que me empezara a arreglar y me llevó hasta el baño. Me llené la bañera y de mientras me fui quitando la ropa.
Me miré en el espejo y una mancha en mi cuello me llamo la atención. Hasta ahora había llevado el cabello suelto y no me había dado cuenta que tenía un moratón en la parte de la izquierda, no era muy grande pero nada más que lo toqué recordé cuando el hombre me tenía cogida del cuello, no pude reprimir un pequeño gemido de angustia. Al darme la vuelta observé otro moratón en el final de mi espalda, seguramente por la caída. Miré mi mano y recordé como su zapato sucio por la lluvia había pisado mi mano. Levanté mi mirada para evitar las lágrimas que iban a salir. Fui hacia la bañera y apagué el grifo. Escuché unos golpes secos en la puerta.

- Ocupado- grite, aunque mi voz no sonaba tan fuerte como yo quería.

Los golpes volvieron a sonar, pero ya no eran golpes, era como pasos y el pomo de la puerta empezó a moverse. Cogí una toalla de las que me habían dado Abby y me tapé, escuché como algo metálico sonaba, yo me apoyé en la pared y me deslicé hasta el suelo.

- Déjame, por favor- susurré.

Me tapé los oídos fuertemente con las manos, pero no dejaba de oír la lluvia y los árboles moviéndose.

- ¿Hayley? ¿Hayley? Soy yo, soy Abby, ábreme, te traigo un albornoz.

Me levanté del suelo y fui hacia la puerta algo tambaleante. Quité el pestillo y abrí la puerta.

- ¿Por qué no me escuchabas?- me preguntó.
- No sé, quizás fue el agua- dije intento evitar mirarla a los ojos.
- Pero si no escuchaba el grifo… Bueno, da igual, las paredes son duras aquí- dijo sonriendo-. Toma.
- Gracias.

Lo cogí y me di la vuelta para dejarlo en una encimera, me giré hacia la puerta y fui a cerrarla. Cogí aire y apreté fuerte mis parpados, me tenía que tranquilizar, no podía montar un espectáculo.

- ¿Te vas a meter con la toalla?-preguntó una voz que me hizo abrir los ojos, Justin estaba delante de mi quitándose la camiseta- Que chica más rara, la gente se suele bañar desnuda- estaba empezando a desabrocharse el pantalón cuando reaccione.
- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? ¡Para!- llevé mis manos a las suya y las aparté del pantalón.
- Bueno, si quieres soy todo tuyo- puso sus manos en el aire y miro a su pantalón y después a mí.
- Sé dónde ha estado eso y ni loca lo voy a tocar con mis manos.

Justin refunfuñando cogió su camiseta del suelo.

- Y yo que creía que por haber tenido una experiencia cercana a la muerte ibas a ser más simpática ahora.

Puse mis ojos en blanco, abrí la puerta y le hice señales para que se fuera. Justin sonrió de lado y me dejo por fin a solas en el baño. Puse el pestillo y me quité la toalla para meterme en la bañera, la cual ya estaba algo fría pero no me importaba. Me tumbé hasta que mi cabeza quedó debajo del agua, abrí los ojos y vi una figura negra fuera del agua, mirándome, observándome. Saqué rápidamente mi cabeza del agua para descubrir que allí no había nadie más que yo.

Terminé el baño diez minutos después volví al cuarto en el cual Abby estaba maquillándose sentada delante de un espejo. Me miró a través del espejo y me sonrió.

- Cuando termine conmigo empiezo contigo.
 - Si, tranquila.

Sobre las cinco y media ya estábamos las dos terminadas. Fuimos por una parte que tuvimos que bajar unas escaleras y llegamos a un garaje donde había una furgoneta en la que cabían por lo menos diez personas, allí ya estaban Justin, Eddy, Hugo y Tamila. Cuando me quise dar cuenta por el mismo lugar por el que habíamos bajado Abby y yo, vinieron Miller, Camille, Norman y James. Menos Justin todos llevaban vaqueros oscuros, una camiseta negra y una chaqueta de cuero. Justin a diferencia llevaba la camiseta blanca, las chicas en vez de una camiseta llevaban una de tirantes con el típico escote.

- Venga, todo el mundo arriba- dijo Eddy.

Fui la última en entrar, tampoco me esperaba menos.

- ¿Todos listos?- dijo Hugo, que era el que conducía.
- Que sepáis que solo vengo porque es mi obligación, sin mi arrasarían hoy con vosotros- dijo Norman.
- Si, si, muchas gracias por honrarnos con tu presencia, Dios Norman- soltó Tamila.
- De nada.

La furgoneta arrancó y la puerta del garaje se abrió, el cielo estaba nublado pero sin peligro de que fuera a llover. Abby iba a mi lado y cuando ya habían pasado cinco minutos y todo el mundo se había puesto a hablar con su compañera, yo me giré hacia ella.

- ¿Qué va a pasar?- pregunté por el comentario de Norman.
- Nada peligroso, si no, no te llevaría. Van a divertirse, a su manera.
- ¿Y cuál es su manera?- pregunté.
- ¿Te acuerdas del cuadrado?- me preguntó y afirmé con la cabeza- Pues algo así.

Hacía mucho que no bailaba y hacía mucho más que no veía a alguien bailar, así que las pocas ganas que tenía de ir con ellos aumentaron. Quizás no me gustaban, pero bailaban genial. Pusieron música y la gente hablaba más fuerte todavía. Tardamos como veinte minutos en llegar al local y ya estaba empezando a oscurecer. Aparcaron en un aparcamiento con otros cuatro coches y todos bajamos de la furgoneta. Yo me agarré del brazo de Abby y empezamos a seguir al resto hasta que llegamos a la puerta de un local, la música se oía desde aquí. Justin se acercó a uno de los porteros y tras unas cuantas frases, el portero le hizo una señal al otro y este nos abrió la puerta. Todos entraron rápidamente.

- Hayley, le dije que si nos dejaba entrar luego te ibas a su cuarto a solas- me dijo mientras pasaba a mi lado.
- ¿Qué? ¿Qué mierda has hecho?- me solté de Abby y fui a cogerlo del brazo.
- Tranquila muñeca, no creo que se hubiese conformado solo contigo. Y prepárate que va a ser una noche muy divertida- siguió para adelante y tuve que soltar su brazo.

Lo primero que hice fue ir a la barra con Abby para tomarnos algo, el camarero nos invitó y mientras estaba mirando a la pista me fijé que era como una discoteca normal y corriente una gran sala con luces y personas bailando, a lo lejos de la sala en una esquina estaba un chico detrás de una tabla que ponía la música. En las dos esquinas había varias gogos que bailaban, mientras observaba vi cómo la gente empezó a dejar un sitio en el centro y las luces se apagaron.

- Wao, wao ¿qué es eso? ¿Qué está pasando?- dijo por lo altavoces.

Se iluminó un foco en la pista y Tamila quedó iluminada, empezó a sonar drop the game, estaba estirando sus brazos y moviendo su cuello mientras miraba a todas las personas que había a su alrededor, se quedó quieta como si hubiesen apagado el interruptor y dejara de funcionar, sus brazos cayeron de la posición en la que estaban hasta estar pegados a su cuerpo. En la canción empezaron a sonar unos oh oh oh y se enfocó toda la pista, estaban allí todo el mundo mirando hacia abajo y dando grandes pasos. Podía ver donde estaba Justin, justo en medio de todos. Justin levantó su cabeza y empezó a mover partes de su cuerpo lentamente y era como si todo estuviese conectado, me recordó al videoclip de dicha canción. Todo el mundo los miraba y estaban empezando a reconocerlos, algunas gritaban el nombre de Justin. Todo su grupo empezó a bailar como él. Era un baile menos agresivo que el de la última vez, aquí se veía que tenían algo de técnica, todos sus pasos eran limpios. En una de estas veces Camille fue cogida un brazo por Hugo y otro por Miller para dar una voltereta y acabar en el suelo. Todos se movían como uno, la verdad es que era un espectáculo verlos y antes de que terminaran. Norman empezó a bailar solo lentamente, el mismo estilo de baile que Justin había estado bailando, pero en este caso Norman lo bailaba mejor. Las luces se apagaron de golpe otra vez y cuando se volvieron a encender, ninguno estaba en la pista. Noté como me pellizcaban en el costado y al girarme Justin estaba allí, algo agitado.

- ¿Te apetece bailar?- tenía que hablarme cerca para poder escucharlo
- Estoy bien- le digo.
- Venga, te reto a que bailes conmigo por lo menos dos canciones.
- No sé para qué me resisto si siempre haces lo mismo.

Justin me agarró del brazo y me llevó al centro de la pista, pasando por personas sudadas y por lo consiguiente, pegajosas. Colocó sus manos en mi cintura y bailamos, sus manos no bajaron más abajo por lo que hizo que pudiera disfrutar del baile. Cuando la canción se acabó, pusieron una más lenta y yo le miré a los ojos, deseaba que me dejara pero él me pegó más a su cuerpo y apartó mi cabello de mi cuello, entonces se fijó en lo mismo que yo, en que tenía un moratón.

- ¿Ya has ligado? No te puedo dejar ni unos minutos a solas- me susurra.
- Yo no… Es del otro día. ¿Podemos no hablar de eso?- pregunté.
- Tampoco es que me importarse.

Coloco su cabeza en mi hombro y me beso el cuello, justo donde estaba el moratón y me dio un pequeño escalofrío. Justin me apartó él rápidamente.

- Voy a ir al baño.
- De acuerdo.

Yo volví a donde estaba antes con Abby, que ahora se había unido Tamila, pero ella no duró mucho porque un chico la llevó a bailar. Me tomé otra copa, la cual ya tuve que pagar pero creo que no fue el precio real. El camarero me sacaría tres años como poco pero parecía muy joven, tenía el cabello negro y unos ojos azules preciosos. Estuve hablando con él hasta que las dos copas hicieron efecto y tuve que ir al baño. Al entrar los tres cubículos estaban ocupados, así que me quedé mirando en el espejo hasta que una de las puertas se abrió y una chica salió sonriendo y bajándose el vestido, puse los ojos en blanco, ¿enserio es alguien capaz de hacerlo aquí? Con las miles de enfermedades que puede coger… La puerta se volvió a abrir y Justin salió de ella, como no, quien iba a ser si no.

- ¿Otra vez en el baño de las chicas?- pregunté.

Justin no habló, solo me miró y se tocó la nariz, sus ojos estaban algo rojos. Y me asusté, la última vez que había pillado a Justin drogado no había sido un buen momento. Fue hacia mi rápido y empezó a desabrocharme la camisa. Su respiración era muy agitada y su cuerpo se pagaba al mío eliminándome las pocas fuerzas que tenía.

- Justin, déjame, suéltame.
- ¿Por qué lo haces todo tan complicado? Es solo sexo, por dios.

Logré empujar a Justin lejos de mí y me abroché los dos botones que me había quitado. Pero Justin no se iba, me empujo desde los hombros y choqué contra la pared. Tuve a Justin de nuevo a nada de mí, pero no me iba a sentir débil.

- Bueno, pues si no quieres besarme a mí, besaras a otro…- dijo mirando mis labios.
- No… no…- dije susurrando.
- ¿Te acuerdas cuando me dijiste que besara a la primera chica que viera? Pues te toca a ti, besa al primer chico que veas.
- Eres un cabrón.
- Lo sé cariño, pero antes ven, toma esto- Justin sacó una pastilla de su bolsillo.
- No, drogas no.
- Es un juego, y te acuerdas de las reglas.

La cogí y me la tragué, bebiendo agua del grifo. Cuando volví a estar delante de él, le pegué una hostia en su cara con toda mi fuerza. Él se quedó riendo y con una mejilla roja mientras yo salía del cuarto de baños, se me habían quitado las ganas de mear. Estuve mirando al suelo hasta que vi unos zapatos de hombres solos, yo no era como Justin, no podía besar a cualquiera. Levanté la mirada y estaba el camarero recogiendo unas copas. Puse mis manos en sus mejillas y lo besé. Era un beso desinteresado, yo apenas participaba pero él se notaba que lo quería, que lo llevaba deseando desde hace tiempo. Soltó la bandeja y me agarró por la espalda. Mi cuerpo empezó a moverse, siendo llevado con él. Volví a notar la pared a mi espalda y la blusa empezó a salir de mis pantalones. Mi respiración era agitada y la música sonaba demasiado fuerte para mi gusto. Noté su mano caliente en mi estómago y subía, y yo no podía pararle, solo escuchaba mi respiración, la de camarero y la música.

Escuché un golpe seco y apartaron al camarero sin nombre de delante de mí, todo se volvía oscuro pero pude ver a Tamila delante de mí, creo que decía mi nombre. Pasó uno de mis brazos por sus hombros y me ayudó a moverme.

- ¿Quién ha sido?- escuché a Abby preguntar.

Escuché a Justin reir y me entraron ganas de partirle la cara, pero no sabía ni donde estaba yo.

- Te vas a enterar, cabrón- dijo Abby y Tamila paró, quizás se estaban pegando, hubiese pagado por eso- Déjame Eddy, déjame, te juro que lo mato. Que actué de una vez por todo como la persona mayor que es. Todos estamos jodidos pero no lo pagamos con Hayley, si quieres joderle la vida a alguien que sea a ti mismo, Justin.
- Mi vida no puede estar más jodida, cariño- dijo él.
- Ojala sea cierto.

Y no escuché nada más, solo un “tranquila, te llevare a casa” de Tamila. ¿Casa? ¿Acaso yo tenía de eso?
Lo siguiente que recuerdo es estar tumbada en algo cómodo, y a alguien acariciándome la cara.

- Hayley, cariño, soy Abby, te tienes que vestir para ir ya al internado.
- Si…- susurré.
- Aquí tienes ropa, te espero abajo, tengo tu maleta ya abajo. ¿Vale?
- Si…

Me vestí lentamente, luchando contra mis parpados. Me miré al espejo para observar como lucia, tenía los ojos rojos y estaba blanca y aún llevaba el maquillaje así que no sé cómo lo había hecho, no me acuerdo de estar besando al tío, sé que lo hice pero no sé cómo. Luego fui hasta las escaleras y estaban Abby, Tamila y Camille de pie, mirando algo. Yo me quedé quieta viendo como todos los chicos estaban en un círculo.

- Venga, que beba quien alguna vez se ha potado encima de lo borracho que estaba- dijo James.

Todo el mundo se rio y los chicos bebieron de la copa que tenían en sus manos. Abby me miró y me sonrió, vino hacia mí y me pregunto qué tal estaba. Yo le dije que regular y que cuando nos íbamos, me contesto que cuando llegara el coche nos íbamos. Yo me senté en un sillón que había cerca de la puerta y me quedé mirando como los chicos seguían diciendo estupideces. En mi cabeza todo retumbaba, pero escuché claramente cuando Abby dijo:

- Que beba quien alguna vez se ha enamorado de quien no debía.

Camille, Eddy, Hugo, James, Abby e incluso Justin bebieron. Después eso, todos se quedaron en silencio, todos estaban incómodos pero eso me facilitó a mí que me quedase dormida. Sé que fui a un coche, pero eso es como cuando tu madre de pequeña te mueve del sofá a la cama, lo sabes pero no te acuerdas. También recuerdo haber llegado a mi habitación una vez ya en el internado pero no sé cómo lo conseguí. Me despertó unos golpes en la puerta. Ahí me di cuenta que estaba ya en el internado, otra vez.
Miré sorprendida a mi habitación, aquí extrañamente me sentía a salvo. En la ventana había vaho y un mensaje en ella.  Buenas noches bailarina, nada más que lo leí lo borré rápidamente. No quería saber nada más de él. Mi cabeza seguía dando vueltas pero estaba algo mejor. Los porrazos en la puerta volvieron.

- ¿Si?

La puerta se abrió de golpe, dejando ver detrás de ella a Tyler, a un Tyler inmaculado y sonriendo, había olvidado lo bonita que era su sonrisa pero no sé porque a mí no me producía nada. ¿Esperaba a otra persona? Él iba vestido con un chándal y sus rizos estaban perfectamente alborotados.

- Tyler…- susurré.
- ¿No te alegras de verme, pequeña?

Su voz era tan dulce que recordé cada instante en el que él había estado conmigo, cada momento en el que yo me sentí segura y comprendida. Me levanté de la cama y me lancé a sus brazos, él me elevó en el aire y por unos segundos pensé que vomitaría pero no ocurrió nada.

- Mucho- dije y era verdad. Por unos días me había olvidado de él, pero quizás tenían razón esas personas que dicen que hay que dejar algo ir para que cuando vuelvas sepas si lo extrañaste, y yo lo hice.

Sus brazos se sentían calientes a mí alrededor, y mi cuerpo se ajustaba al suyo perfectamente. Solo había una cosa que me apartaba de él, y que no iba a hacerlo más.

- ¿Qué te pasa?- me mira a los ojos intentando entenderme, pero no lo consigue y es que yo tampoco lo entiendo.
- Quiero conocerte mejor- susurro.
- Lo harás, Hayley.
- Pero lo digo enserio, me he sentido muy sola todo este tiempo y estoy harta de estar así. Estoy cansada de no saber en quien confiar y sin saber si al segundo que viene me van a hacer daño. Necesito a alguien que me cuide, y no me importaría que fueras tú.

Quizás así Justin me dejaba en paz, quizás así conseguiría la estabilidad que necesitaba.

- Y yo estaría encantado de ser esa persona.

Sus labios fueron lentamente hacia mi boca, primero nuestras narices se rozaron, dándome la oportunidad de echarme atrás. Pero no lo hice, me quedé ahí y disfruté del beso, disfruté de sus manos por mi espalda y de las mariposas que me proporcionaba.

- ¿Te puedes quedar esta noche conmigo?- le pregunté.
- Esta noche y todas las que quieras. No te va a pasar nada malo mientras yo esté aquí.


No intentó nada, simplemente me abrazó, simplemente eso, que no era nada y era todo lo que yo necesitaba.

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¡CUANTOS CAPÍTULOS SIN TYLER! Casi me había olvidado de él. 
Antes de nada quiero decir que quería escribir otra cosa pero quizás como algunas sabéis tuve problemas con el ordenador y se me borró gran parte por lo que lo he escrito a la bulla para que no estuviera muy alejada del lunes. Así que quizás no es un gran capítulo, pero como os voy a subir más a menudo lo uno compensa lo otro. Ah, por cierto, me encanta Tamila jajaja.

PD: ¿Os gusta el ritmo de la novela?

Si leíste pulsa el botón   MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS. <3

Lo siento a esas personas a las que les molesta mi poca "seriedad" al subir y al prometerme, pero soy así y no puedo cambiar y muchas gracias a las que, aún por todo eso, me siguen leyendo('':

1 comentario:

  1. Me encantó!! Realmente amo tu nove :)). Jajaja Siguela pronto ^^
    L*

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Gracias.

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