Abrí los ojos lentamente, acostumbrándome a los pequeños
rallos de luz que había. Supe dónde estaba y con quien por el simple hecho de
que había dormido, me sentía descansada y mi cabeza no me dolía. Moví mis
piernas bajo las sabanas y sentí como una mano estaba dentro de mi camiseta
posada sobre mi barriga. La mano de Justin estaba caliente y me daba una
sensación de comodidad pero pensé donde estaba, pensé que estaba sobre mi piel
y me removí en la cama, quedando cara a cara con él y su mano quedó en mí
espalda. Le miraba a los labios pero cada vez que expulsaba su respiración por
la nariz cerraba los ojos porque me hacía cosquilla, expulse una pequeña risa y
Justin sonrió mientras entre abría los ojos.
- Estos sí que son buenos días- me susurra, con una voz
ronca pero preciosa.
Coloco una mano en su mejilla y acerco nuestros labios, son
blandos y calientes, se agradece porque fuera hace frío. En un segundo todos
mis vellos se ponen de punta al pensar en lo mucho que lo extrañé, mis ojos se
aguan al pensar que pasaría si él se niega a escaparnos. Me separo lentamente
del beso, apoyando mi frente en la suya.
- Justin, te tenía que preguntar una cosa.
- Dime.
Muerdo mi labio inferior, preguntándome si será el momento
adecuado justo cuando pegan en la puerta y Justin suspira sentándose en la
cama. Yo me siento en la cama y él me abraza por atrás, dándome un beso en la
mejilla.
- Será mejor que nos levantemos, que mi abuela es capaz de
venir a abrir la puerta y sacarnos de la oreja.
Yo sonrío tímida y bajo de la cama, voy a mi ropa y me pongo
el pantalón, con mi mano toco los cortes de mi brazo, no quiero que los vean… Cuando
me doy la vuelta, Justin tiene una chaqueta en manos que la coge desde arriba
para que me la pueda poner. Pongo los brazos y después cierro un poco la
cremallera, nos damos un pequeño beso antes de salir. Justin sale antes que yo
y me agarra de la mano, me lleva hasta una pequeña sala donde está la mujer de
antes y otra más mayor desayunando.
- Abuela, esta es Grace- dice Justin, soltando mi mano y
señalándome.
La mujer se levanta y viene a mí, me sonríe con delicadeza.
- Yo soy Diane, encantada de conocerte. No nos habías dicho
que era tan guapa- dice volviendo su mirada a Justin.
- Es algo tan obvio que se me olvida mencionarlo- dice
Justin mientras se encoge de hombros.
Yo por momentos noto como mi rubor aumenta.
- Justin- le llama su madre-. Le puse leche a la gatita,
pero no come, ¿está sana?
Gatita. Giro mi cabeza a Justin y él sonríe, entonces sé que
es ella, que está aquí y me siento más libre ya que no cae sobre mi consciencia
que la abandoné allí.
- ¿Mini?- pregunto- ¿Dónde está?
- En la cocina, ven.
Justin me lleva hasta la cocina, entonces en el suelo veo
una bola negra tumbada, pero levanta su cabeza oliendo el aire y se pone de
pie, gira su cabeza hasta que nos ve con el ojo bueno. Yo me arrodillo en el
suelo y ella se acerca a mi lentamente.
- Mini- susurro, sonriendo-. Creía que te había pasado algo.
Ella llega y pone sus patas en mis piernas, yo acaricio su
cabeza.
- Cuando me fui la cogí, si ella estaba conmigo era como si
una parte tuya estuviera a mi lado… Además pensé que no tendrías tiempo para
cuidarla.
Yo miro a Justin y sonrío mientras afirmo con la cabeza,
Mini maúlla y me viene una idea a la cabeza.
- Justin, ¿tienes pan? Hay veces que Mini no come bien, creo
que tiene algún virus pero no tenía dinero para llevarla al veterinario y un
día descubrí que si le ponía un poco de pan en la leche comía mejor.
- Si, si tengo.
Justin coge una rebanada de pan y empieza a desmigarla en el
cuenco con leche. Yo llevo a Mini hasta allí y la coloco delante del bol, ella
olisquea un poco y después empieza a beber un poco de leche. Me levanto del
suelo y sonrío.
- No te preocupes Grace, que mi madre la llevará al
veterinario hoy.
Volvemos a la mesa, Justin se sienta al lado de su madre y
yo a su lado, en un extremo de la mesa. Miro la mesa, hay variedad de comida:
tostadas, frutas, bebidas, cereales… Pero nada me apetece. En un vaso me hecho
un poco de zumo de naranja, Justin le pregunta a su madre si puede llevar a
Mini al veterinario y ella dice que encantada. El ambiente aquí es diferente,
aquí no se puede cortar la tensión con un cuchillo, simplemente porque no hay,
aquí todo es armonía y me pregunto si yo fui la culpable de que todo empeorara
o simplemente mi familia siempre fue así.
- ¿Quieres algo de comer, Grace?- dice Diane.
Puedo ver de reojo como la mandíbula de Justin se tensa y
suelta la comida que tiene
- No, gracias, no tengo hambre- digo mientras le dedico una
sonrisa tierna.
- ¿Seguro cielo?- me pregunta.
Y su voz es tan tierna, que se me hace difícil negarme, miro
en la mesa, lo que menos calorías tienen, encuentro un melocotón.
- Bueno… Quizás me comería ese melocotón- digo señalándolo.
La abuela sonríe y me lo da, yo empiezo a cortarlo y
lentamente empiezo a comerlo, cuando el primer trozo llega a mi estómago, me
sienta como una patada, pero me esfuerzo en comer un poco más, pero dejo casi
la mitad porque empiezo a sentir ansias. Entonces un teléfono suena, Justin se
levanta.
- Lo siento, es el mío, ayer le dije a Cesar que teníamos
que hablar…
- No pasa nada, venga, ve- dice su madre- Nosotras recogemos
la mesa.
Pattie se levanta y empieza a llevar platos, yo la imito al
igual que Diane.
Justin
Corriendo voy a por mi teléfono, me da cosa dejar a Grace a
solas pero sé que ella puede y que mi familia no le van a hacer preguntas
incomodas. Llego a mi cuarto y agarro el teléfono, mi mano tiembla cuando leo
quien me está llamando. Dudo en si cogerlo o no, pulso el botón rojo mientras
mi respiración se agita. A los segundos vuelve a sonar, pulso el botón verde.
- ¡Justin! ¡Justin!- escucho la voz del padre de Grace
asustada- ¿Esta mi pequeña allí? ¿Está? Oh Dios, dime que está allí.
- ¿Acaso le importa?- pregunto firme.
Puedo escuchar como su respiración se va relajando y que
grita a alguien que Grace esta allí.
- Justin… tú no lo entiendes.
- El que no lo entiendes eres tú. Me aleje de ella,
dejándoos mi vida en vuestras manos y no supisteis cuidarla. Volvió a mí porque
así está predestinado, ¿no lo entendéis? Por más que nos separéis siempre
estaremos juntos.
- Se me fue de las manos, no puedo permitir que otra cosa
así ocurra en esta familia- dice ignorando mi comentario.
- ¿El qué?- pregunto.
- Grace no está bien, Justin y si no recibe ayuda las cosas
solo emporarán. Yo sé de lo que hablo. Tú no sabes lo que es ver como la vida
de una persona desparece poco a poco, ver como no se puede apreciar por cómo
es… Duele que alguien de tu familia destruya su vida poco a poco.
- ¿Y acaso usted lo sabe? Ha tenido a Grace allí toda su
vida y jamás has sabido ayudarla.
- Tenía miedo, Justin- me confiesa y yo me sorprendo-. No
quería que volviera a pasar. Ya perdí a una hermana por ese tema, no quiero
perder a una hija.
Hubo unos segundos en silencio.
- Yo… Yo no lo sabía.
Su padre tosió, cogió aire y luego su voz sonaba dura
como siempre.
- Nadie lo sabe- afirma-. Solo mi mujer y mi familia. Yo
tenía 14 años y mi hermana 16 ella venía cada día de la escuela llorando y se
encerraba en su cuarto, tenía pestillo y nadie podía entrar. Mis padres pasaban
de ella y yo era el único que por las noches iba a su cuarto y la consolaba, un
día me di cuenta de los cortes en sus brazos, hasta tenía quemaduras. Una noche
ella me confesó que iba a ser la última, yo le dije que no me dejara pero ella
lo hizo. Al día siguiente, volvió a casa de la escuela, la llamamos para comer
y no venía. Yo fui a por ella, la encontré colgando de una cuerda. Luego me
enteré que la acosaban en el colegio, que los chicos la usaban y los profesores
pasaban de ella. Mi hermana tenía subidas y bajadas, había épocas que todo iba
bien pero todo iba mal. Sé que si no cogemos a tiempo a Grace… No pudo ni
pensar que le ocurriría a mi pequeña. Sé que no la he tratado como hay que
hacerlo, pero este tema me pone de los nervios. Ayer por la noche encontré la
carta que mi hermana escribió antes de suicidarse, en ella me mencionaba a mí,
me dijo que mi amor fue lo que ralentizó todo el proceso, que de una forma u
otra solo era feliz cuando por las noches iba y le acariciaba el pelo. Ahí me
di cuenta de lo que tú eres para Grace, no quiero arrebatártela, entiéndelo, no
quiero que ella sufra más… Tráela aquí de nuevo y si el destino os quiere
juntos, cuando ella esté bien, el destino se encargará de juntaros.
- Yo no sé qué decir.
- No digas nada, yo sé que sabes que es lo correcto y lo
harás. Eres listo Justin, muy listo. No le digas a Grace nada de esto, por
favor.
Y justo después de eso colgó, sin darme tiempo a reaccionar,
se me había encogido el corazón. Lentamente le mandé un mensaje a César de que
quedábamos a las 5 en la fuente, me gustaría presentarle a Grace en persona.
Dejé el teléfono en la mesa y volví a donde estaban las chicas, las encontré en
el salón sentadas, riendo. Me senté al lado de Grace y la miré, su risa era de
verdad. ¿Sería capaz de dejarla ir, otra vez?
Grace
Terminamos de recoger la mesa y nos sentamos en unos sofás
en el salón. Pattie encendió la
televisión, pero nadie le hacía caso, yo estaba algo nerviosa, ¿Cuándo volvería
Justin?
- Grace- dijo Pattie y me daba miedo que me preguntara algo,
que Justin les hubiera dicho algo-. No sé qué os traéis entre manos Justin y
tú, pero… Nosotras estamos aquí para lo que sea.
- Gracias- susurré.
- Hace tiempo que no veía a Justin tan feliz y me refiero a
feliz de verdad. Él siempre nos intenta hacer más fácil la vida, creo que se ha
vuelto adicto a hacer feliz a la gente- dijo sonriendo-. Es muy buen chico y te
quiere.
- Y yo a él- admití-. Justin me ha ayudado mucho.
Pattie me dedicó una sonrisa agradable.
- Desde que el abuelo murió, Justin cambió, maduró de repente
para ser el hombre de la casa- dijo su abuela-. Muchas veces es como si hubiera
estado malgastando su adolescencia mientras estaba en casa cuidando de mí o
ayudando a su madre. Pero a tú lado tiene esa mirada que tenía cuando era
pequeño, sobre todo cuando quería un juguete de verdad y disfrutaba cada
segundo que jugaba con él. Tú jamás le harías daño, ¿cierto?
- No puedo hacer daño a alguien que me ayuda a sobrellevar
mi dolor.
Diane sonrió, asintiendo, como si comprendiera lo que decía.
Pattie jugaba nerviosa con sus dedos, podía verse en su cara que erala mujer
más tierna en el planeta. Ella levantó la cara, mirándome.
- ¿Alguna vez Justin te contó el día que quería meterse en
la lavadora?- dijo sonriendo.
- ¿Qué? No.
- Es cierto- su abuela empezó a reír.
- Justin tenía cuatro años y un día me pilló haciendo la lavadora,
cuando ya estaba en marcha se quedó mirando la lavadora como daba vueltas. No
te miento si te digo que estuvo todo el rato mirándola hasta que terminó, fui a
sacar la ropa y Justin cogió una toalla y dijo que olía muy bien, me preguntó
que si podía ser el siguiente y yo le dije que no, que se haría daño. Fui a
tender la ropa y cuando volví- Pattie paró porque estaba a punto de empezar a
reír-. Cuando volví lo encontré metiéndose dentro, él siempre fue pequeño y
cabía dentro- yo me tapé la boca para no reír-. Cuando grité su nombre, Justin
se metió dentro y cerró la puerta desde dentro.
Diane empezó a reír y yo no pude aguantar más la risa, Pattie
se contagió y empezó a reír.
- Tuvo que venir el abuelo para convencerle de que saliera-
Pattie estaba un poco roja de tanto reír-. Justin decía que quería dar vueltas
como la ropa, que era divertido y que además así no tendría que bañarse. Más
tarde, estábamos todos viendo una película y Justin estaba jugando en su
cuarto, cuando de repente aparece mirando a todos los lados y se fue corriendo
a la lavadora. Pero esta vez pudimos cogerlo a tiempo.
Otra vez rompimos en risa, Justin tuvo que ser un niño muy
travieso de pequeño. Entonces, noté como alguien se sentaba en mi lado, miré y
Justin me miraba sonriendo. Se acercó y me dio un pequeño beso en los labios.
Me dijo que a las cinco habíamos quedado con César. Después fuimos a su cuarto,
Mini se vino con nosotros, y vimos una película los dos en la cama con mini a
nuestros pies. No encontraba el momento justo para decirle mi plan, lo que
había venido a proponerle.
Las horas pasaban y era como un día normal, vimos la
película, Pattie hizo algo de comer, yo comí un poco y después Justin le pidió
a Pattie algo de ropa para prestarme, ella me dio un precioso vestido de flores
y una rebeca color beige grande. El vestido me quedaba un poco ancho, pero no
me quedaba feo. Cuando me lo puse, Pattie se ofreció a hacerme una trenza en mi
melena despeinada, no podía parar de sonreír mientras me hacía la trenza.
Llegaron las menos cuarto y salimos de casa, las calles
estaban con una fina capa de nieve, al parecer había estado nevando. Justin me
agarró la mano y fuimos andando hacia donde había quedado con César.
- ¿Por qué os reíais en la mañana?- me preguntó.
Yo sonreí al recordarlo.
- Tu madre me contó la vez que querías lavarte en la
lavadora.
- Oh, Dios, mi madre siempre le cuenta esa historia a todas
las personas que llevo a casa. César se la sabe de memoria, hasta muchas veces
me hace broma con mi madre sobre esa historia.
Los dos reímos, pude ver cómo la gente nos miraba, pero por
primera vez no me sentía mal, los abuelos nos miraban sonriendo y los adolescentes
nos miraban con envidia. Al final de la calle había una plaza con una fuente y
en la fuete había un chico apoyado, llevaba una
chaqueta negra, unos pantalones marrones, pude adivinar que era César
porque levantó la vista y al vernos sonrió saludando con la mano. Llegamos y
Justin me soltó para saludar a su amigo.
- César Grace, Grace César- dijo Justin señalándonos.
- Encantado- dijo César dándome dos besos-. Es un placer
conocer a la persona de la que no deja de habar Justin.
Justin soltó una carcajada mientras le pegaba en el hombro.
- Lo mismo digo- dije sonriendo.
- ¿Así que Justin también habla de mí? –dijo mientras le
levantaba una ceja a Justin- Sabía que no podías parar de pensar en mí, guapo.
Todos reímos, César era una de esas personas que hacen que
te sientas cómodo simplemente estando con ellos, una energía salía de él que
hacía que estuvieras bien. Fuimos a una cafetería para tomar algo, yo me pedí un
té verde, Justin un café y César una coca cola. César era guapo, cabello
castaño, piel tostada, ojos oscuros y una gran sonrisa blanca. Justin me cogía
de la mano, como si tuviera miedo de que lo fuera a dejar por él, me hacía
gracia lo celoso que podía llegar a ser. Yo acaricié su mano con mi pulgar,
César nos miraba y sonreía.
- ¿Piensas quedarte mucho, Grace?- preguntó- No veía a
Justin tan comodo desde hace tiempo.
- La verdad es que no sé, no he hablado de eso con Justin.
- Espero que te quedes hasta navidades por lo menos.
- Quien sabe- dije acogiéndome de
hombros.
Con César era fácil hablar,
siempre había algún tema, me explicaba cómo era Justin en clase, hizo chistes
sobre Daisy y a las 7 salimos del local para dar una vuelta. Justin puso su
brazo sobre mis hombros y yo lo pasé sobre su cintura.
- ¿Qué tal?- me susurró.
- Bien- dije sonriendo.
La vez que es que hacía tiempo
que no daba una vuelta con gente y me lo estaba pasando muy bien. Justin al ver
mi sonrisa, sonrió, se acercó a mi y me dio un beso.
- Me estoy poniendo celoso,
Grace- dijo César.
- César, sabes que hay Justin
suficiente- dijo Justin mientras yo reía.
- Nah, da igual, ya he encontrado
pareja.
- ¿Por qué no me lo has dicho,
tío?
- La conocí esta mañana- dijo
César sonriendo-. Mientras os esperaba, estaba en una esquina quieta, mirándome,
mientras sus hojas se movían con el viento y sus ramas crujían.
- ¿César? ¿Te has enamorado de un
árbol?- preguntó Justin conteniendo la risa.
- Es lo mejor, porque ellos no te
pueden dar nunca plantón, siempre eres tú quien los deja plantando.
Yo no pude más y empecé a reír.
- Soy arbisexual- dijo César.
No podía parar de reír, Justin
negaba con la cabeza mientras sonreía.
- Mira, nos vemos otro día, que
no quiero que Grace se lleve una mala impresión de la gente con la que me
junto- dijo Justin.
- Pero si solo te juntas conmigo,
chaval.
- Contigo me sobra y me basta,
César.
Justin me soltó para abrazar a
César mientras nos despedíamos, luego yo le di dos besos.
- Es una buena chica, Justin, a
ver si la cuidas, ¡eh!- dijo César mientras se iba.
Justin volvió a poner su brazo
sobre sus hombros mientras me besaba la cabeza, él sí que me cuidaba bien.
Antes de llegar a casa, una ráfaga de aire nos azotó la cara y acto seguido
noté como un copo de nieve caía delante de mis ojos. Miré a Justin como si
fuera una niña pequeña, él sonrió y cumpliendo un tópico de película, hizo que
quedara delante de él, puso sus brazos en mi cintura y yo los míos en su cuello.
Me miró a los ojos y después a los labios, un escalofrío recorrió por todo mi
cuello. Nuestros labios se acercaron como si tuvieran un imán.
Daría lo que fuese si a cambio cada segundo de mi vida fueran a ser así.
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Subiré uno más. ¡Comentad! <3
JAJAJJAJAJAJAJJAJA me meo, arbisexual JAJAJAJAJJAJAJAJ. Amo a César, mira Grace se va con Justin y yo me quedo con César ¿vale?
ResponderEliminarCreo que la historia del padre no justifica su forma de actuar, o sea sabiendo lo que sufió su hermana y sabiendo que su hija también esta sufriendo y que Justin es lo único que le hace feliz los quiere separar, poh no lo entiendo.
Solo me queda uno que leer *llora*
(Me acabo de chupar los labios y estan super salados de las lágrimas, kasco, odio la sal D: )
-Y
JAJAJJAJAJAJAJJAJA me meo, arbisexual JAJAJAJAJJAJAJAJ. Amo a César, mira Grace se va con Justin y yo me quedo con César ¿vale?
ResponderEliminarCreo que la historia del padre no justifica su forma de actuar, o sea sabiendo lo que sufió su hermana y sabiendo que su hija también esta sufriendo y que Justin es lo único que le hace feliz los quiere separar, poh no lo entiendo.
Solo me queda uno que leer *llora*
(Me acabo de chupar los labios y estan super salados de las lágrimas, kasco, odio la sal D: )
-Y