Esto se había vuelto una droga para mí, despertarme a su
lado, sintiendo su caliente respiración en mi mejilla. Estábamos tan cerca…
Podía sentir cada parte de Justin, aunque sentir su pecho subir y bajar era lo
mejor. La persiana estaba unos milímetros subida, pero aun así entraba un
pequeño rayo de luz que daba justo en su brazo, rodeándome, observé como el
vello de su brazo se veía más rubio y su brazo más claro, como brillaba gracias
al rayo de luz. Aunque para mí siempre brillaba, era como un faro en mitad del
mar guiándome a la luz, guiando mi barco a tierra para que nada malo me pasase.
Puse mi mano en su brazo y acaricie suavemente su piel con
mi pulgar. Justin expulsó un sonido que fue como un pequeño gemido que alguien
suele expulsar antes de levantarse, de reojo pude notar como sonreía. Yo me
giró, quedando cara a cara con él. Sus hermosos ojos están entrecerrados pero
me miran fijamente. Yo acaricio su mejilla y le doy un pequeño beso en la punta
de la nariz mientras él mete un brazo suya entre mi cuerpo y la cama, y después
me empuja para colocarme encima suya.
- Peso mucho, Justin- e intento bajarme de su cuerpo, pero
él me aprieta más fuerte contra si, tanto que dejo caer la cabeza- Justin…-
susurro.
- La verdad es que no sé si pesa más si una pluma o tú.
Sé que lo dice de broma, pero en el fondo puedo notar como
su voz suena como si estuviera enfadado conmigo. Yo suspiro y apoyo mejor mi
cabeza, puedo oír su latido, está tranquilo y eso me tranquiliza a mí. Él mueve
su mano en mi espalda, pero a los segundos la mete bajo la camiseta. Noto su
mano en mi espalda, tocando mi piel, haciendo pequeños círculos… Me da un
pequeño escalofrío que recorre toda mi espalda y sonrío como una niña pequeña.
Y aprovechando la distracción de Justin, me muevo cayéndome a su lado en la
cama.
- Vayamos a desayunar algo- digo mirando al techo.
Justin se pone de perfil, apoyando su codo izquierdo en la
cama y su cabeza en la mano. Me mira sonriendo.
- ¿Qué pasa?-le pregunto.
- ¿Te has escuchado? Has hablado de comer sin hacer una
mueca.
Yo me doy cuenta y tapo mi boca instintivamente, a mi lado
oigo la dulce risa de Justin. A los segundos noto como Justin se levanta de la
cama y se pone a mi lado, ofreciéndome sus manos para levantarme, las acepto. Justin
sonríe de oreja a oreja y yo me sonrojo, me pongo delante de él y agarrándolo
de una mano voy hacia la cocina. Una vez allí, él se sienta en un taburete y yo
voy sacando cosas.
- ¿Qué vas a querer?- le pregunto.
- Uhmm… - dice y de repente noto unas manos destre atrás en
mi cintura, que me abrazan- ¿Queda algo de besos?
Me doy la vuelta sonriendo, algo sonrojada y mirando al
suelo.
- ¿Besos?
- Claro, besos para desayunar, para comer y para cenar… Esa
es la dieta del amor- dice guiñándome un ojo.
- Me gusta, me gusta- digo mientras entrelazo mis manos en
su nuca.
- ¿Si?- me aprieta más a su cuerpo.
Asiento con la cabeza y él, mirándome a los ojos coloca una
de sus manos en mi mentón y me besa los labios. Yo cierro los ojos y disfruto
del momento, él baja a mi cuello, dando besos por cada rincón.
- Esto es tan… normal- susurro.
- ¿Qué?- murmulla en mi oído.
- Parecemos una pareja normal, aunque… aunque nada sea
normal.
- Podrían ser todos los días así- dice él alejándose de mi,
sonriendo.
- ¿Cómo?
- Abriendo los ojos, ábrelos, ve la realidad, ve que eres hermosa.
Bajo lentamente la mirada. No puedo abrir más los ojos, no
puedo, ya veo la realidad, no soy hermosa aunque él lo diga, él miente... yo
no, pero no quiero estropear el día de hoy.
- Yo…- empiezo.
- Pero no importa, no tiene por qué ser hoy…- dice besando
mi frente.
Bajo mis manos hasta su abdomen y lo empujo suavemente.
- ¿Tostadas? – le pregunto.
- Vale.
Me doy la vuelta y empiezo a hacer su desayuno. Hoy tengo
ganas de disfrutar el día y nadie me lo va a arruinar, hoy algo va a cambiar mi
vida y nadie me lo va a arruinar. Nadie. Me doy la vuelta y coloco el plato con
dos tostadas y mermelada con una taza de café. Yo me cojo una manzana y la corto en pequeños
trozos y la coloco en un plato. Me siento enfrente de él, me mira a los ojos y
yo sonriendo bajo la mirada, empiezo a coger un trozo de manzana y le doy
pequeños mordiscos.
- Comes como un ratoncito- dice sonriendo.
- No- digo colorada.
- Si, comes así- coge un trozo de su tostada y empieza a dar
pequeños mordiscos.
Sin poder evitarlo suelto unas pequeñas risas, pero me tapo
la cara. Él alza su mano hasta las mía y las aparta de mi boca.
- No tapes tu sonrisa, no me quites el privilegio de verla
las pocas veces que sale.
Y seguimos el desayuno mirándonos a los ojos con sonrisas
tímidas. Nuestras piernas se tocan debajo de la mesa, me gustaría darle un
beso y no me importa lo manchado que este de mermelada, no me importa, solo
quiero besar sus apetecibles labios. Pero entonces me acuerdo que tengo que
hacer una llamada. Me levanto de la silla tan rápido que Justin da un pequeño
salto
- ¿Grace?
- Un segundo, tengo que llamar a una persona.
Cojo un trozo de manzana y salgo a mi cuarto, cierro la
puerta y busco mi teléfono.
- ¿Si? ¿Quién es?
Dice tan rápido como llamo, tan eficaz como siempre.
- Hey Rafa, soy yo, Grace.
- Cuanto tiempo! ¿Dónde te escondías?
- Larga historia… Mis padres me pillaron y bueno, ya sabes,
me encerraron en un hotel- dije irónicamente.
Pude escuchar su risa tras el teléfono.
- Ya te dije que esa vida te iba a dar solo cosas malas, ¿y
me llamas por algo en particular?
- Pues si… ¿Te acuerdas aquel día que te guarde la bolsa
aquella y me dijiste que me debías un favor?
- Claro, no sabes lo que me ayudaste… ¿y qué quieres?
- ¿Tendrías un hueco esta tarde?
- Para ti siempre, nena.
- Calla tonto, ¿a qué hora te iría bien? Voy con un amigo.
- Ven sobre las cinco, ¿de acuerdo?
- Okay, estaré allí.
Y cuelgo, la gente estaría nerviosa en mi situación, pero yo
no… La cosa es si debería de contárselo a Justin o que siga la sorpresa. Entonces
la puerta de mi cuarto se abre y aparece él, con su cabello todavía despeinado
y unas migas alrededor de su boca. Doy dos pasos para acortar la poca distancia
que quedaba entre nosotros y con mi pulgar quito los trozos de miga, él ha
aprovechado la situación para pasar una de sus manos por mi cintura, pegándome
a él. Dejo que mi dedo se deslice por su mejilla hasta quedar enganchado en su
cuello. Él me mira a los ojos y suspira.
- Ojala pudiera… no
sé, hacer algo para que vieras lo hermosa que eres. Para que vieras que eres la
razón de mis sonrisas y mis lágrimas.
Y besa la punta de mi nariz, después mis labios
delicadamente. Cada beso sabe mejor que el anterior y peor que el próximo. No
me importaría acabar con los labios hinchados si los culpables son los suyos.
Nuestros cuerpos se mueven como si bailáramos y de repente siento el duro tacto
de la pared en espalda, Justin me aprisiona contra ella, dejándome sin aire. Él
baja sus labios hasta mi cuello dándome pequeños besos delicados, por donde bajaba
dejaba tras sus labios un camino de fuego. Hago una pequeña mueca con mis
labios, los besos empiezan a no ser suficientes. Y él lo sabe, pone sus manos
en mis mulsos y los coge, quedando sostenida en el aire por él.
- Justin…- susurro.
- ¿Si?- dice él en mi oído y acto seguido muerte mi lóbulo.
Más que mariposas en mi estómago siento rinocerontes
corriendo de un lado hacia otro. Yo coloco mis manos en su mejilla y hago que
vuelva a mirarme a los ojos, su mirada va de mis labios a mis ojos, él empieza a
moverme mientras le doy pequeños besos. Lo siguiente que siento es la cama bajo
mi espalda y Justin encima de mi, sus rodillas a cada parte de mi cuerpo.
- ¿Sabes que puedo sentir tus huesos?- me susurra en la
boca.
No me he dado cuenta que había cerrados los ojos, pero los
abro y él esta tan cerca que me deja sin aire y por un momento yo también
siento sus manos sobre mis huesos y me asusta esa sensación, pero Justin me da
un beso que hace que olvide todo lo demás. Sus manos empiezan a subirme la
camiseta.
- Dime que pare… y lo haré- dice susurrando.
- ¿Por qué dices eso?- digo sonriendo- No quiero que pares,
pero tenemos una cosa que hacer.
- Seguro que pude esperar dice besando mi cuello.
- Ya he esperado lo suficiente. Así que alejarte de mí y
vístete porque vamos a dar una vuelta.
- Apártame tú- dice subiendo una ceja.
- Sabes que no tengo esa fuerza de voluntad.
Y riendo se aleja de mí y baja de mi cama, me guiña un ojos
antes de cerrar mi puerta y me deja riendo como una tonta.
Y a las cinco de la tarde, después de un largo día de andar,
de hacer el tonto, de darnos besos como dos jóvenes cualquieras llegamos al
local. Antes habíamos comido en un italiano, una pizza para los dos, yo solo
comí una porción… bueno, dos, porque él me obligó a cambio de un beso.
- ¿Qué es esto?- dice cuando paro delante de la puerta.
- Es la tienda de un amigo.
- ¿Y qué hacemos
nosotros en una tienda de tatuajes, Grace?
- Entremos y ya te contaré.
Abro la puerta, suena una pequeña alarma que avisa que
alguien a entrado. De una habitación sale Rafa con guantes y una mascarilla. Me
mira y me sonríe.
- Un segundo Grace, ahora estoy con vosotros.
Y vuelve a irse. Yo llevo a Justin hasta los sillones y le
cuento mi locura.
- Quiero un tatuaje- le confieso.
- - Justin mira la tienda- Lo suponía.
- Uno muy especial- cojo su mano- Uno echo por ti.
Él ríe.
- Yo no sé hacer tatuajes, Grace.
- Rafa te enseñará, es muy fácil.
- ¿Y qué quieres?
- La frase “Eres hermosa” escrita por ti.
Justin me miró extrañado, seguramente pensaba que era una
loca ya que él no sabía hacer tatuajes.
- Esa frase me la dijiste en el que fue uno de los peores
días de mi vida. Y no sé, la gente suele decir que eres guapa, pero no que eres
hermosa… y para mi cada palabra es diferente, ser guapa es solo algo estético
pero ser hermosa es por dentro y por fuera… Jamás me lo habían dicho, hasta que
tu llegaste y lo dijiste, haciendo que saliera el sol tras las nubes… entonces,
desde ese día supe que cuando te conociera en persona, me lo haría. Luego se me
olvido- sonreí tímida- pero la pasada noche, cuando yo estaba en el portal
tocando fondo, viniste y me dijiste que era hermosa y que siempre estarías ahí…
Y por primera vez en mi vida no me sonó como una promesa vacía- con la manga de
mi camiseta me sequé una lágrima- Así que me gustaría que me hicieras el
tatuaje. Rafa te puede enseñar.
- Pero parece muy difícil- dice él todavía asombrado por mis
palabras.
- No quiero que sea perfecto, quiero que sea tuyo. ¿Quieres?
Justin afirmó con la cabeza y yo me lancé a sus brazos, él
quizás no lograba entender lo importante que era el tatuaje para mí, es como un
sitio del que pueda sacar fuerzas siempre, será algo que nunca me abandonará.
Rafa terminó de tatuar a un chico y se puso con nosotros,
empezó a darle unas clases básicas a Justin y cuando terminó escribió la frase
en un papel que luego pego en mi piel, exactamente en las costillas derechas.
Justin antes de pegarme la plantilla, acarició unas cuantas cicatrices que
tenía ahí y me sonrió mientras ponía el tatuaje justo en ese lugar.
Se puso unos guantes, una mascarilla y se puso a mi derecha
mientras yo seguía tumbada. Antes de nada, subió su mascarilla y me dio un
pequeño beso.
- Intentaré que no duela- me dijo.
- La primera vez es la que más duele- le dije sonriendo,
algo nerviosa.
Él se bajó la mascarilla, se sentó en un taburete que lo
dejaba más alto que yo, cogió aire y se puso manos a la obra.
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Subiré 3 más.
OH DIOS AJSKDKSLJDKDKALFJKAKDKAKDKSDKDKLANDKAJDJKSKSJDLF ESTOY MURIENDO KAHDKDKFKANFNKSKDKJFLSJD. Creo que es uno de los mejores capítulos ajdjdkkdfkskskjdjdj.
ResponderEliminarNo podía parar de sonreír mientras lo leía. SE VA A TATUAR ERES HERMOSA AKAJDKSKHDKDKFJSKKFKA. QUE PERFECCIÓN DE CAPÍTULO, EN SERIO.
Voy a seguir leyendo :3 -Y