Capítulo 22

Me levanto con el corazón en la boca y con la respiración agitada, me siento en la cama e intento respirar con normalidad, mi pulso se va relajando. Cojo aire contando hasta 4 y lo expulso contando hasta 10, así unas cuantas veces hasta tener el control de mi respiración. Mi mano se mueve sola hasta mi mejilla izquierda y mi mirada se pierde en el vacío.

Intento recordar que he soñado para despertarme así, pero no recuerdo nada, es una de esas veces que sueñas en negro. Me miro los brazos, tengo los vellos de punta y la piel de gallina, ¿por qué? Entonces me viene a la cabeza unos ojos dorados, pero cuando intento recordar más, mi cabeza empieza a doler… empiezo a dudar si fue buena idea que me dieran el alta.

Decido levantarme de la cama, coloco mis pies dentro de unas zapatillas de estar por casa bien calentitas y busco en mi armario una chaqueta que me logre quitar el frío. Salgo de mi cuarto y a lo lejos escucho dos voces, provienen del salón… Mi madre se había cogido el día, pero mi padre trabaja, ¿entonces quién es? ¿Algún familiar? Además escucho Your Song de Elton John, la canción que mi padre le dedico a mi madre y que ella pone cuando esta feliz. Mientras avanzo por el camino veo en el salón, antes de llegar, unas mochilas pegada a la pared ¿de quiénes son? Otro dolor punzante me viene a la cabeza, entonces recuerdo lo que mi doctor me dijo: “tienes que relajarte, Grace, no sometas a tu cabeza a muchas preguntas”. Vuelve la punzada, pero esa vez en el estómago… No había comido antes de la pastilla. La punzada es más grande, gimo del dolor y me apoyo en la pared.

- ¿Grace?- grita mi madre.

- Estoy bien…- susurro.

Cierro los ojos y respiro para soportar una nueva punzada.

- No, no lo estas- dice una voz que no reconozco a la primera.

Levanto mi mirada lentamente desde mis pies al salón, lo primero que veo son unas zapatillas desgastadas, luego un jeans oscuro y un jersey azul cielo con blanco. Cuando logro llegar a su cara veo los ojos dorados que me vinieron a la cabeza, logro ver unos labios rosados que están sonriendo. Logro cuadrar todas las partes y un nombre me viene a la cabeza: Justin. Él empieza a reír, supongo que ha visto mi cara de asombro. No contengo mi cuerpo y me deslizo por la pared pero antes de tocar el suelo, unas manos grandes me agarran.

- Tranquila, estoy aquí.

Escucho un llanto silencioso que no me percato que es mío hasta que noto las lágrimas. ¿Justin? ¿Justin está aquí? ¿El chico de internet existe de verdad? Mis ojos están tan borrosos que no logro verle la cara, mi cuerpo empieza a temblar hasta que noto como sus brazos rodean mi cuerpo. Mi llanto para.

- ¿Estas mejor? – me susurra delicadamente.

- ¿Qué haces aquí?- le pregunto con una voz entrecortada.

- Yo también me alegro de verte ¡eh!- dice apartándose de mí y ayudándome a levantarme.

- Yo... es que… no sé qué decir. Podrías haber avisado…

- Creía que te gustaría la sorpresa- dice con un tono de voz más bajo.

- ¡Y me gusta!- digo casi gritando- Es solo que no me lo esperaba…

- En eso consistía.

Llegamos al salón donde mi madre nos estaba esperando con una taza de té.

- ¿Ya se ha despertado la dormilona?- pregunta mi madre.

- Si- dice Justin.

- Pues bien, porque tengo que bajar a comprar unas cosas, no esperaba que Justin llegara hoy tan pronto. ¿Vas a estar bien sin mí?- me pregunta mi madre.

Yo miro a Justin, miro a ella, todavía no sé ni que está pasando, pero afirmo con la cabeza. Ella besa mi frente antes de irse. Justin y yo nos sentamos en el sofá.

- Yo… no sé qué decir, no creas que no quiero decir nada… simplemente no sé qué decir.

- Tranquila, hay tiempo de sobra.

- ¿Cuánto vas a estar?- digo mirando el espacio que nos separaba.

- No nos preocupemos ahora por el tiempo, ¿vale?- dice mirándome y sonriendo.

- ¿Mi madre lo sabía?- pregunto.

- Si, gracias a mi te dieron el alta… Les dije que me dieran una oportunidad.

- Y te la dieron- dije sonriendo tímidamente.

- Si- afirma él orgulloso.

Y nos quedamos en silencio hasta que el deja caer su cabeza en el respaldo del sofá y empieza a reír.

- ¿Qué pasa?- pregunto.

- No sé- dice doblando su cabeza hacia mí-. Ahora te entiendo, quiero decirte tantas cosas y no sé cómo empezar… Todo es más fácil en Internet.

Pero yo no he escuchado apenas nada de lo que me ha dicho desde el momento en el que doblo su cabeza y pude fijarme en él. Piel lisa y blanca, ojos tan preciosos que crees que puedes ver su alma y una sonrisa que parece la entrada al paraíso, su cabello parecen pequeños hilos de oro revueltos… Todavía no me creo que tenga a tal perfección delante. Mi mano se mueve sola hasta su mejilla y él cierra los ojos cuando siente mi tacto. Momentos como este deberían de ser infinitos.

- Eres perfecto- susurro.

Él sonríe delicadamente, lo que hace que baje mi mano hasta sus labios y deslizo mis dedos por su sonrisa, mi mano acaba en su pecho donde se encuentra su corazón, logro apreciar que esta tan nervioso como yo, pero lo sabe disimular mejor. Noto como una de sus manos va hasta mi pierna, la coge y las coloca sobre la suya, me obliga a estar más pegada a él, su respiración golpea en  mi nariz, pero es un golpe que no duele.

- Mis piernas pesan mucho- susurro.

- No, son como dos plumas- me susurra.

Siempre había deseado estar tan cerca de alguien que hasta los susurro parecieran gritos, y por fin lo he conseguido. Abro mis ojos y encuentro los suyos, mi visión se empieza a nublar de nuevo por las lágrimas.

- ¿Qué pasa?- me pregunta preocupado.

- Que no me creo que este aquí- digo y empiezo a llorar.

Sin pensármelo dos veces lo abrazo colocándome encima de sus piernas pero sin apoyarme, Justin sabe por qué lo hago y me obliga a sentarme. Me acerco más a él y apoyo mi cabeza en su hombro, sus brazos me aprietan tanto que siento la sensación de que me falta aire… pero no me importa, no me importaría morir así. Gracias a su cuerpo, empiezo a entrar en calor por primera vez en todo lo que llevamos de invierno… Abro lentamente mis labios y le doy un pequeño beso en el cuello, su piel es suave como la de un bebe recién lavado.

- ¿Podemos estar así para siempre?- le pregunto.

- Digo yo que algún día nos cansaremos…- dice.

- Yo creo que no.

Pero él tenía razón, a los segundos empieza a dolerme la cabeza así que me vuelvo a sentar al lado de Justin, pero le cojo la mano y empiezo a jugar con sus dedos. Quiero estar tocándole siempre para por si intentara huir yo podré retenerlo.  Dejo caer mi cabeza en el sofá y la giro para mirarle, él esta igual.

- ¿Dónde vas a dormir?- le pregunto.

- Tú madre me ha dicho que tenéis una habitación e invitados vacía.

- Es cierto.

El estira una mano por encima del sofá y llega hasta mi cabello, empieza a enrollarlo y desenrollarlo con su dedo.

- Me gusta tú pelo- dice sonriendo.

- A mí no- admito.

- Es irónico que me gusten todas las cosas que a ti no te gustan.

- No me gusta nada de mí.

- Es lo que decía. A ti no te gusta nada, a mí me gusta todo, cada parte de ti me parece perfecta.

Entonces me di cuenta de que las palabras empezaban a surgir de nuestras bocas, que ya no volveríamos a sentirnos como dos extraños. Él quita su mano de mi cabello cuando oímos como mi madre mete la llave en la puerta. Yo coloco las piernas sobre las de Justin y me tumbo.

- Si te molestan me avisas- le digo.

- Nada de ti molesta- dice sonriéndome.

Mi madre llega al salón, nos mira, sonríe y se gira para ir al salón.

- Le has caído bien a mi madre… Pero a ver si tienes la misma suerte con mi padre- le advierto.

- Soy el tipo de chico que todo padre quiere para su hija.

Y suelto una pequeña carcajada. Me estiro para coger el mando de la televisión y la enciendo, la pongo en un canal que estaba pasando una serie de dibujos animados.

- Si me vuelvo a dormir me avisas, no dormí mucho en el hospital y parece que ahora estoy durmiendo todas las horas que no lo hice allí.

- Vale- me dice mirando la televisión.

- Me despiertas ¿de acuerdo?

- Que sí.

- No quiero dormir, soñaré con pesadillas- le aviso.

- Estoy aquí, jamás volverás a soñar con pesadillas- dice colocando una de sus manos en mi pierna.

Me entra un pequeño escalofrío cuando noto que esta tocando mi pierna, puede sentir lo gorda que estoy... algo me dice que quite la pierna pero no puedo... se siente tan bien que me toque. Justin estaba aquí y lo único que sabía hacer mi cuerpo era dormir.

- Duerme Grace, estaré aquí cuando despiertes, te lo aseguro- me dijo él viendo como yo luchaba para mantener los ojos abiertos.

Y sonriendo me dormí.

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RCWCTETCWRCTJWCJHRVWJRVWJVRHJWE Que alguien espabile a Grace, tiene a Justin ahí delante y lo único que sabe hacer es dormir, bitch please... Si Justin estuviera a ami lado lo último que haría sería dormir e.e Sé que quizás este no es el capítulo BUMB que os esperabais, pero... bueno, vosotras esperad hasta el capítulo siguiente (que ganas tengo de escribirlo *-*) Prometo que el siguiente capítulo os va a enamorar, además... entender a Grace, la pobre acaba de salir del hospital y esta en shock.  Gracias por vuestros comentarios adorables y que sepáis que SIEMPRE los leo <3

Y recordar que detrás de las  ☁ siempre habrá un ☀ resplandeciente esperándoos. LOVE YA.

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