Mi cama no parecía mi cama, parecía mi armario de la ropa
que tenía encima. Había una montaña más grande que yo que sé y Rocky se lo estaba
pasando genial.
- ¡No me babees la ropa!- le dije.
Él me miró y luego siguió revolcándose en la ropa, di esa
pelea por perdido y volví a mi armario a ver si encontraba algo que ponerme.
Nunca me había pasado esto, es decir, no
soy muy quisquillosa para la ropa, pero es que cada vez que me pruebo un
conjunto le saco mil y un fallo. Es que… ¿Dónde voy a ir? ¿Hará mucho frío?
¿Tendré que ir arreglada?
Saque un vestido, me lo probé y recordé que estábamos a 24
de diciembre y que me iba a helar nada más que pusiera un pie en la acera, me
lo volví a quitar cuando pegaron a la puerta.
- Mamá, espera, todavía no he terminado.
Pero mi madre no me hizo caso y empezó a abrir la puerta,
una cabeza se asomó, pero no era la de mi madre, era la de Justin. Chille.
- ¡Justin!- corrí a poner el vestido y me lo puse encima.-
¿Qué haces aquí?
Justin se había puesto rojo y empezó a reír. Yo no podía
reír, así que me puse roja como un tomate.
- No hace gracia. Y ¿por qué estas tan pronto aquí?
Fui a buscar mi albornoz, me quite el vestido de delante de
mi y me coloqué el albornoz rápidamente.
- Son las 6 y cuarto, Aly.- me dijo Justin.
Me giré y lo vi sentado en mi cama, en un hueco que había.
- ¿Enserio? -miré mi reloj-
Ah, perdona, perdona. Pero es que no sé que ponerme.
Justin miró mi montón de ropa y rió de nuevo, luego me
volvió a mirar.
-¿Por qué no sales
con el albornoz? Estas muy sexy.
- Estúpido, dime ¿qué me pongo?
- No te pongas muy arreglada ¿vale?
- Vale.
Fui de nuevo a mi armario, ya sabía que ponerme. Giré mi
cabeza y Justin me observaba.
- Justin…
- ¿Qué?- dijo él, estaba embobado mirándome.
- ¿Te puedes ir? Me tengo que vestir.
- Anda, como si tuvieras algo que yo no haya visto.
- ¡Justin!- chillé.
Él se levantó con las manos en alto.
- Vale, vale, no me mates. ¿Vamos Rocky?
Mi perro lo miró y se bajo de la cama, cuando ya estuvieron
fuera cerré la puerta con pestillo. Me apoyé en ella y empecé a reír. Aunque
tengo que admitir que aquello de que “como si tuvieras algo que yo no haya
visto” no me ha gustado, ¿mi Justin no es virgen? Bueno, me coloqué mis
vaqueros color azul, me puse mis botas dr.martens negras y arriba me puse una
camisa color salmón y arriba un jersey negro, saqué el cuello de la camisa por
fuera.
Salí de mi cuarto y fui al cuarto de baño, me peiné mi
cabello y me eché desodorante y perfume, un poco de gloss en mis labios y
lista. Volví a mi cuarto, cogí mi bolso son mi teléfono, mi monedero y con
varias cosas más. Baje al salón y estaba Justin sentado jugando con Rocky.
Justin iba con una camiseta color burdeos, una chupa de
cuero, un vaquero negro y unas zapatillas negras. Entonces me arrepentí de como
iba, él iba hermoso y yo iba… desastrosa. Me iba a subir para volver a
cambiarme, pero Justin me chilló.
- Peque, como vuelvas a subir esas escaleras te enteras.
Tenía puesto el primer pie en el escalón, giré mi cabeza y
Justin estaba saliendo del salón hacia donde yo estaba. Me reí, negué con la
cabeza y fui hacia él.
- Voy a despedirme de mis padres.
- Aquí te espero.
Fui corriendo hacia la cocina donde estaban mis padres y me
encontré con que estaba Pattie también.
- Mamá, papá, me voy ya.
Fui y los abracé.
- Ten mucho cuidado.- me dijo mi madre.
- Si.- me giré a Pattie- Adiós, Pattie.
- Adiós cariño, que te diviertas.
Volví a donde estaba Justin, que miraba al suelo, cuando
tosí para que se enterara de que estaba ya allí levantó su mirada y me sonrió.
- Vamos.- dijo poniéndose de lado para que yo pasara
primero.
- Gracias.
Abrí la puerta y salí. Hacia frío, había estado nevando por
la mañana y todo se encontraba blanco, mi padre tuvo que quitar la nieve para
que pudiéramos salir y las carreteras ya estaban despejadas. Me encanta ver
todo blanco, ver los arboles manchados de blancos, que si les das un golpe te
cae todo en la cara. Dejé de pensar en mis cosas cuando noté una mano en mi
espalda.
- Vamos pequeña.- me dijo Justin mientras avanzábamos.
- ¿En qué vamos?
- ¿No has visto mi coche?- dijo él sonriendo orgulloso.
- No.
- Bueno, no es gran cosa pero me lo gané yo trabajando y con
un poco de ayuda de mi madre.
Fuimos hasta donde había un coche negro, estaba muy bien
cuidado y no tenía la pinta de ser de segunda mano si no fuera por unos cuantos
rasguños que apenas se veían. Él me acompañó hasta mi puerta, la abrió y me
dejó pasar. Luego la cerró y fue a la suya, entró , se sentó y puso en marcha
el coche. Yo me puse el cinturón de seguridad, a la vez que Justin.
- No esta nada mal.- dije mirando el coche.
- Gracias, pequeña.
Me quedé unos segundos en silencio.
- Por cierto Justin, tenemos que hablar sobre eso de que me
sigas llamando pequeña.
Él sonrió.
- Me podrás decir lo que quieras, pero jamás hará que deje
de llamarte pequeña.
- Pero…- quise rechistar.
- No, eres mi pequeña y siempre lo serás.
- Eso es injusto.- me cruce de brazos.
- La vida es injusta…- se quedó callado- pequeña.
Le pegué en la pierna y antes de quitarla, Justin me la
cogió. La respiración se me entrecortó, Justin iba conduciendo con una mano y
con la otra me estaba agarrando la mano. Su mano se notaba tan cálida… Sonreí.
Continuará... (subiré el 7 y 8)
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