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Capítulo 4




No fui, no, no quería ir. No quería ver su hermosa cara y correr a sus brazos. Así que me quede en mi casa, me quede tomando una taza de café y viendo películas que echaban en la televisión, de esas que no tienen sentido alguno. Que si tal se enamora de cual, que si no sé quien aparece y se enamora de tal… No, demasiado lío tenía yo en mi cabeza como para ver esa película, estaba puesta en la televisión, pero no le hacía caso. También intenté leer, pero tenía la cabeza en otro mundo.

Y la verdad es que si me paro a pensar, no sé porque estoy enfadada, si, porque Justin no me llamó en estos 10 años, pero claramente yo le podría haber llamado, y la verdad es que me moría de ganas. Pero no…. No estoy enfadada por eso, creo que tengo miedo a lo que este empezando a sentir, tengo miedo a sentir demasiado, mucho miedo.

Intento buscarle explicación al sentimiento que sentí cuando volví a mirarle a los ojos después de diez años y no le encuentro otro sentido, solo que lo quiero, lo quiero demasiado. Quizás me pillo desprevenida y tuve una acumulación de desconocidos. Justin es mi amigo, con él corría desnuda por la playa, él era el primero en mi lista de cumpleaños, él fue como un hermano y un amigo. Un amigo que ahora esta buenísimo, claro esta.

Había llorado esta noche, mucho, había tenido la mínima esperanza de que me llamara para hablar conmigo, de que apareciera por mi casa… Aun que no sé como habría reaccionado. Ahora me lo estoy imaginando delante de mí, su cabello dorado como el oro, ojos como la miel, rostro listo y perfecto, sus brazos musculosos y su espalda ancha por la cual se pueden pasar unas manos perfectamente, sus rosados y blandos labios que están perfectos para ser besados.

No pude más ¿a quien quiero engañar? Deje el vaso en la mesa, me quite la manta de mis piernas y corrí a mi cuarto para cambiarme. Lo extrañaba, había vuelto de nuevo y esta vez no lo iba a dejar escapar.


Narra Justin.

Me desilusione cuando no escuche su voz música en el comedor, había estado toda la noche pensando en la mejor forma de pedirle perdón, de decirle que si la había extrañado cada día que estuve lejos, solo que no quería llamarla porque sabría que me haría más difícil adaptarme. Rocky fue el primero que vino a saludarme, puso su patas sobre mis piernas y acaricie su cabeza.

- Hola guapo, ¿cómo estas?- le dije.

Él me ladro y luego fue a saludar a mi madre, fui saludando a cada uno hasta llegar a los padres de Aly. Ellos me saludaron.

- ¿Y Aly?- les pregunte aunque sabía que no estaba.
- No ha podido venir hoy, se encontraba mal- me dijo su madre.

Yo sabía que no, que se encontraba perfectamente pero no quería verme.

- Espero que se ponga mejor- dije.
- Gracias, Justin. Se alegra mucho de que hayáis vuelto.
- - sonreí- Y yo de haber vuelto.

Ellos me sonrieron y su padre me dio un golpe en la espalda.        

- Estas hecho todo un hombre.

Les sonreí de nuevo y me fui a la cocina.

Si, estaba hecho todo un hombre que no sabía como tratar a mi mejor amiga después de 10 años sin vernos y es que saber tratar a las personas no  es algo que se me de muy bien, hago todo lo que puedo, pero no es lo suficiente, nunca lo es. Me puse a preparar la cena, aunque mi cabeza no estaba en estos filetes, si no en una chica que ahora lo estaría pasando mal en su casa ¿Y por qué? Por mi culpa.

Tuve ganas de arrancarme el delantal e ir corriendo a su casa a pedirle perdón, pero herí sus sentimientos y no creo que me vaya a perdonar tan pronto. ¿Por qué me tuve que callar? ¿Por qué no le pude decir que si que me importaba, que me importaba más que mi vida?

Yo creía que estaba haciendo bien las cosas, ya sabes, ella era mi niña pequeña, mi amiga… Pero ha madurado, ha crecido… Ya no es tan pequeña, esta hecha toda una mujer hecha y derecha, preciosa como la que más. Su melena castaña que siempre esta revuelta… cuando éramos pequeños yo me encargaba de que estuviera revuelta, sus ojos grises que la noche pasada estuvieron negro porque le hice pasar un mal momento, sus mejillas casi siempre rojas que te dan ganas de apretar, sus caderas… porque ya no es una niña pequeña, su cuerpo maduro, tiene curvas por las que me gustaría pasar mi manos cuando a be…

- ¡Justin! ¡Esta saliendo humo del filete!- una voz hizo que volviera a la tierra.

Mire al filete que estaba negro y salía humo, rápidamente lo cogí, lo moje en agua y lo tiré.

- Perdona, perdona- le dije a Mag, que es la que me había avisado.
- Ay, ay, a saber que chica estaría ocupando tu cabeza- dijo sonriéndome.

Yo sonreí negando con la cabeza, no podía pensar de esa manera sobre Aly, ella era mi pequeñaja…

El comedor abrió sus puertas y empecé a escuchar jaleo, esta vez no quise salir ya que no me sentiría bien sin que Aly parara a casi todos para preguntarles como les iba. Ya había pasado como una hora y yo seguía cocinando, limpiando… Hasta que oí una cosa, escuche como mucha gente manda a callar a otra,  hasta que hubo un silencio absoluto. Decidí salir de la cocina.

Se había formado un coro sobre algo que no me dejaban ver. Entonces empecé a escuchar como tocaban un piano, las notas sonaban perfectamente, era como si estuviese tocado por un ángel, la música entraba por mis oídos relajándome. Me fui haciendo hueco entre la gente y justo cuando estaba a punto de ver quien tocaba escuche como Aly empezó a cantar.

Se me había olvidado, mi niña sabía tocar el piano y lo tocaba mejor que los ángeles, aunque cuando yo me fui ella todavía estaba aprendiendo. La voz de Aly sonaba angelical, dulce, lenta, llegaba a los altos sin esfuerzo,  era escuchar a ella cantar y que te entraran ganas de cantar. Me moví un poco más y pude verla, pude ver como movía los dedos sobre el teclado del piano mientras con los ojos cerrados cantaba.

- I close my eyes and I can see a brighter day, I close my eyes and pray. I close my eyes and I can see a better day, I close my eyes and pray…- cantaba Aly.

Conocía la canción, mi madre me la había cantado alguna vez de pequeño, pero me daba cosa cantar aquí, además, era el momento de Aly. La canción terminó y todo el mundo aplaudió a Aly, yo sobretodo. Ella fue dando las gracias, mirando a todo, cuando llego a mí su cara se puso tensa, dejó de sonreír, pero yo no, yo seguía sonriendo.

- Lo has hecho genial- le dije.
- Gracias- me susurró.

Ella agacho su cabeza y su mano derecha estaba en su codo izquierdo, una posición tan tímida que me entraban ganas de ir y abrazarla. 

- ¿Podemos hablar?- le pregunté.

Ella levantó de nuevo su cabeza, iba a responderme pero una mujer mayor se acercó a ella.

- Oh, cariño, cada vez tocas mejor. Menos mal que he llegado a tiempo porque si no me habría perdido lo único bueno de estas navidades- dijo la anciana.
- No diga eso, las navidades son hermosas, están llenas de sorpresas, de nieve, de regalos- dijo Aly sonriendo.
- Tu voz si que es un regalo, muchacha.
- Me va a sacar los colores como siga así.

Decidí alejarme porque comprendí que esa mujer necesitaba hablar con Aly más que yo. Aly me miró mientras me alejaba, pero le hice un gesto con las manos para indicarle que luego hablaríamos. Me fui sonriendo de nuevo a la cocina, la había visto y con eso estaba feliz.

Continuará... (ahora subiré el 5º)

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2 comentarios:

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