Mientras que mis planes para el
viernes por la noche era dormir y comer; los planes de Abby eran ir a una
fiesta de etiqueta rodeada de mafiosos de distintas bandas. ¿Había alguna
diferencia? Yo creo que no. Sobre las 6 Abby apareció en mi cuarto con dos
fundas de vestidos, supuse que ella no se iba a poner los dos por lo que di las
gracias porque no tenía nada que ponerme.
- ¿Derecha o izquierda?- me preguntó ella.
- Mi cama.
-No te he dado a elegir tu cama-
dijo sonriendo.
- Ya, pero es que no hace falta
yo siempre elegiré mi cama.
- Venga idiota, elige uno o no,
no, no hace falta- y una sonrisa, la cual yo describiría como maléfica, cubrió
su cara- Ponte este que a mí no me gusta- dijo mientras soltó uno en mi cama.
Asustada fui hasta mi cama y abrí
la cremallera que cubría el vestido. No, definitivamente no me iba a poner eso.
Me di la vuelta para matar a Abby, pero ella tenía esa sonrisa inocente.
- Tú eres más alta, te quedara
mejor- me dijo- Y tienes más tetas- susurró.
Volví a darme media vuelta y cogí
el vestido por la percha, le di la vuelta y me entraron ganas de llorar, ¿cómo
mierda iba a ponerme yo esto? La espalda tenía un hueco en forma de rombo que
dejaba al aire la espalda al completo y por la parte de delante tenía un escote bastante bajo, después de
terminar el escote tenía una tela y a continuación otro hueco en forma de rombo
pequeño que terminaba tres dedos antes del ombligo, supongo. Por lo demás, el
vestido era largo y negro.
- ¿No se supone que es de etiqueta?
Si se me ve más carne que tela. Voy a parecer una furcia.
- Allí ir de etiqueta significa
ir con un vestido largo, Hayley, lo demás da igual- dijo ella sonriendo- Ah,
por cierto, vas a necesitar esto.
Abby me tendía una caja, la cogí
y al abrirla descubrí que era ese tipo de sujetador que es solo por delante y
se te pega al pecho, era mi talla, desde el principio sabía que era para mi ese
vestido. Suspire y empecé a cambiarme. Me costó deshacerme de mi pijama de
ositos pero lo tuve que hacer. Al ponerme el vestido descubrí una cosa que
antes no había notado, en la parte de abajo tenía una raja que subía por mi
pierna izquierda.
- Oh no, rotundamente no.
Dije mientras me daba la vuelta
para mirar a Abby, ella llevaba un vestido amarillo pastel de palabra de honor
y a la altura de debajo del pecho a los costados tenía dos huecos en forma de
pequeños rectángulos. La verdad es que ese color en su piel algo tostada le
sentaba genial. Entonces tuve que admitir que ni drogada me cambiaría el
vestido.
- Pero Hayley, ¿Te has visto? Si
pareces… Oh, pareces una diosa.
- Exageras- dije.
Fui hacia el espejo y me miré, la
verdad es que me gustaba, no es el tipo de vestido que me compraría pero si que
me encantaría llevar una vez en mi vida.
- ¿Y los zapatos?- dije mientras
me giraba y cuando vi a Abby empecé a
reír porque llevaba en cada mano un par de tacones.
- Estos para ti.
Abby me daba unos tacones de
agujas, los tacones estaban decorados con tiras de brillantes que salían de una
tira de mayor tamaño del centro del zapato. Eran bonitos pero jamás me había
puesto unos zapatos de aguja tan altos.
- No mires con esa cara esos
zapatos porque te pones de pie sobre tus puntas bailando ballet así que… - dijo
mientras se colocaba los suyos que eran simples zapatos negros con tacón de
aguja.
Yo me hice un moño simple
mientras Abby se dejó caer su melena ondulada, era increíble como sus ojos
verdes destacaban con el amarillo del vestido. Se maquilló con algo básico y
luego hizo lo mismo en mi. Cuando me levanté para ver el resultado final lo que
más me sorprendió fue mis labios rojos.
- ¿Por qué no me has preguntado
antes?- le dije.
- No me hubieras dejado.
- También es cierto- dije
encogiéndome de hombros.
Cogimos unos abrigos negros y
entonces fuimos de camino a la puerta principal, no hace falta decir que antes
de bajar las escaleras me quité los tacones. Contuve mi risa cuando llegamos a
la puerta y había una limusina blanca.
- ¿Enserio?
- Yo quería algo más sencillo
pero…- dijo Abby, disculpándose.
- ¿Alguna vez conoceré al Señor
padre de Abby?- pregunté.
- No quieras conocerlo- suspiró
ella.
No quise preguntar más sobre eso
y me metí dentro de la limusina. Abby le dio la orden al chofer de que se
pusiera en marcha y la limusina empezó a andar. Abby cogió dos copas de la
pequeña barra y después con su mano cogió una botella. ¿Ella también bebía?
¿Igual que Justin?
- ¿Licor de mora?- dijo ella
sonriendo- Es sin alcohol y mi preferido.
Yo empecé a reírme yo sola, le
contagié la risa a Abby y las dos empezamos a reír, asentí con la cabeza y
empezó a echarme licor en la copa. Yo sonreí, me gustaba pasar tiempo con ella.
- Si me llegan a decir, sin
conocerte, que perteneces a una mafia no me lo creo.
- ¿Por?- preguntó ella.
- Bebes licor de mora sin
alcohol.
- Me cansé del alcohol hace mucho
tiempo, me cansé de esta vida hace mucho.
- ¿A tu padre le importa?
- Entre lo que cabe no- dijo
encogiéndose de hombros- Le hubiera gustado que siguiera su camino, pero llegó
un día en mi vida en el que… Bueno, llegó un momento en el que esto no era lo
que quería.
- ¿Qué pasó?- pregunté, aunque
sabía que le dolería.
Abby bebió de su copa.
- Llegué a no recordar lo que
había hecho el día de ayer a despertar en sitio que no eran buenos- terminó la
frase en un suspiro-. Y me arrepiento de cada copa y de cada momento que pasé,
por eso intento evitar que te pase algo así… Porque luego, aunque lo intentes,
todo esto te perseguirá toda tu vida.
La conversación se había puesto
muy pesada, así que intenté hacerla reír y que olvidara esos momentos.
- ¿Has pensado mudarte a Brasil?-
le pregunté.
- ¿Por?- dijo ella sonriendo.
- No sé- me encogí de hombros-
allí es donde van todos los asesinos.
Ella empezó a reír a carcajada
fuerte.
- Hayley, no he matado a nadie.
Puse mi mano en su pierna.
- Que sepas que yo te ayudo a
enterrar el cadáver, como buena amiga.
Solo conseguí que ella riera más
fuerte, lo que en buena parte era lo único que yo quería. Estuvimos charlando
de varias cosas en el camino, como que me iba a encontrar allí. Me dijo que el
evento se dividía en dos salas conectadas por un pasillo, en la primera estaban
los adultos y en la otra los jóvenes. Lo peligroso es que no era solo una
banda, no, eran las bandas más cercanas, todas se reunían hoy y lo llamaban “El
día de la tregua”. Pero claro, eso no evitaba que no llevaran armas encimas y
la verdad es que estaba un poco asustada, pero me alegraba la idea de que Tyler
iba a estar allí y siempre podía recurrir a él si la cosa se ponía fea. En
Justin no, no, en él no podría confiar. Todavía me dolía el sitio en el que su
golpe impactó, hasta me salió un pequeño moratón. Después de un tiempo, la
verdad es que no lo calculé podrían haber sido perfectamente una hora y algo,
la limusina paró. La puerta se abrió y Abby salió, luego con cuidado y nerviosa,
salí detrás de ella. Podía sentir el corazón en mi garganta y un leve
cosquilleo en mi estómago. Delante de nosotros había una mansión y delante de
las escaleras que había para subir a la puerta principal se encontraba algunas
personas fumando. La escalera estaba cubierta por una alfombra roja que tapaba
los escalones de mármol. Nada más entrar a la casa, a la izquierda había un
mostrador con una mujer y una puerta detrás suya. Abby fue hacia ella y se
quitó su abrigo, yo la imité. Después volví junto a Abby y le agarré del brazo,
ella me miró y sonrió, si estaba nerviosa lo disimulaba muy bien.
Fuimos hacia una puerta que
estaba abierta de par en par, podía ver a mucha gente arreglada bailando o
bebiendo o riendo, parecían la típica reunión de padres. Abby tiró de mi cuando
me quedé embobada mirando a todo el mundo cuando entramos a la sala, todos
parecían elegantes y tenían alguna cicatriz visible. Fuimos hasta otra puerta
que estaba también abierta y pasamos por un pasillo con paredes de color rojo y
cuadros de retratos de personas que no conocía. Al llegar al otro extremo,
entramos en una habitación repleta de personas de nuestra edad, todos los
chicos con esmoquin y chicas vestidas de largo. Eran como a versión joven de la
otra sala y eso escalofriante.
- ¿Nos podemos ir ya?- pregunté.
- Aguanta un poco, por favor.
Solo te voy a decir una cosa, no bebas algo que no te dé yo y si me voy, no te
muevas.
- Vale mamá- dije sonriendo.
- Y ahora me tengo que ir para
saludar a mi padre, vale ¿qué hemos dicho sobre si me voy?
- Que no me mueva.
- Bien- Abby sonrió para si
misma, cogió aire y se fue por donde vino.
Yo me quedé en el mismo lugar
donde me había dejado, tampoco es que tuviera ganas de moverme. Sonaba música
de fondo pero nadie bailaba, todos estaban hablando por grupos. Intentaba
reconocer a alguien pero me alegré de no hacerlo, no había nadie conocido a mi
alrededor. Entonces un dedo pasó por mi espalda, justo por mi columna vertebral
haciendo que me diera un escalofrío.
- Te encontré- dijo cerca de mí.
Me relajé al escuchar la voz y me
di la vuelta.
- Hola Tyler.
- Hola.
Tyler iba con un traje color
negro, con una camisa blanca y cerrada con una pajarita, muy elegante y guapo.
La verdad es que podía notar como mis mejillas se sonrojaban, porque el traje
le sentaba demasiado bien y yo iba ligera de tela.
- Estás muy guapa- dijo
sonriendo.
- Tú también… Quiero decir-
sonreí- guapo.
- Te entendí, ¿quieres algo de
beber? Pareces como si te hubieran pegado al suelo.
Yo moví los pies instintivamente
y sonreí.
- ¿Quieres saber un secreto?- le
pregunté y él asintió con la cabeza- Abby no me deja moverme.
- ¿Te ha dicho algo sobre que te
mueva alguien?- dijo levantando una ceja.
- No, no me ha dicho nada sobre
eso.
Él puso su mano sobre mi brazo
desnudo y tiro de mi haciendo que me moviera, su mano sobre mi brazo se sentía
caliente y hacía que mi corazón latiera rápido… Me podía acostumbrar a esto,
sí, me podría acostumbrar. Tyler me llevó hasta la barra y me preguntó que
quería, iba a romper las dos reglas de Abby pero me fiaba de él, sabía que no
me iba a meter algo como Justin… Por cierto, ¿dónde está?
- ¿Hayley? ¿Entonces qué?- me
preguntó Tyler.
- Una coca cola, por favor.
Tyer la pidió y yo aproveché para
mirar a mí alrededor y descubrir la primera cara conocida, la de Camille…
Llevaba su cabello dorado en un semi-recogido y un vestido rojo pegado a sus
curvas con un escote hasta el ombligo, literalmente. Ella me reconoció y se dio
media vuelta desapareciendo en la multitud. Yo volvía mirar a Tyler para observarlo mirándome, me
sonrojé.
- De verdad, estas muy guapa.
- Tú también, deberías de ponerte
traje más seguido.
- Lo haré si tú te pones este
vestido todo los días.
Los dos empezamos a reír y yo
pegué un trago a mi copa, si, era coca cola solo. Tyler se pegó más a mí y no
me importó. Sus cabellos rizados estaban alborotados y brillaban más que nunca,
el azul de sus ojos se veía más gris y le quedaba genial. Su risa era baja y
abría la boca mucho cada vez que se reía y no me importaba porque tenía unos
dientes perfectos. Tyler apoyó una de sus manos en la parte de mi cadera que no
estaba apoyada en la barra y se acercó todavía más a mí.
-Estoy cansado de hacer lo que la
gente me diga- susurró.
- ¿Y qué te dicen?
Tyler miró a su lado y suspiró,
luego me miró a los ojos.
- Que me aleje de ti. Es lo que
he estado haciendo estos días pero no podía estar lejos de tu risa, ¿sabes? Uno
puede llegar a acostumbrarse a ti muy fácilmente.
- ¿Y quién te dice que te alejes
de mí?
- Abby- dijo riendo-. Abby sobretodo,
pero hay más personas, personas que no conocen y otras que sí.
- Hablaré con Abby, pero… ¿Quién
más?
- No te las puedo decir- dijo en
una mueca-. No me quiero meter en problemas ahora mismo.
Yo puse mi mano sobre la suya que
seguía en mi cadera y entrelazamos los dedos.
- No tienes que hacer lo que te
digan, tú eres tú.
Tyler sonrió y acercó su cabeza a
mi cuello rápidamente, me pilló desprevenida y cuando empezó a besar mi cuello
agarré fuertemente su mano. Él sonrió en mi cuello, lo noté porque ahora sus
labios abarcaban una mayor parte de mi cuello y de una forma horizontal. De
repente el volumen de la música de la sala aumento al igual que los latidos de
mi corazón. Tyler subió sus labios hasta mi oído.
- ¿Bailamos? – susurró.
- Pero si nadie esta…
Miré a la sala y vi como todos
iban en pareja hacia el centro agarrados de la mano. Tyler se separó de mi he
hizo lo mismo conmigo. Empezó una canción nuevo, lenta como todas las demás.
Tyler puso sus dos manos en mi cintura tocando mi espalda desnuda y yo puse las
mía en su cuello. Era cómodo bailar con él, solo había bailado así con un par
de chicos en las fiestas del instituto y con mi hermano, mi hermano era el
mejor bailarín, él me sabia llevar como si no le costase nada. Apoyé mi cabeza
en su pecho cuando me entraron ganas de llorar, él me beso en la cabeza y me
preguntó si estaba bien, yo asentí con la cabeza. No hicimos ningún movimiento
extraño, simplemente nos mecíamos al son de la música. Cuando me sentí algo
mejor aparté la cabeza de su pecho y miré detrás de él para ver si veía a Abby,
pero a ella no la vi, vi a Justin.
Se encontraba sentado en una
silla con la camisa desabrochada en los primeros botones y la chaqueta del
traje puesta. Llevaba una botella en su mano izquierda y a una chica en su
pierna derecha, reían. Justin pegó un buche a la botella y cuando lo tragó,
beso a la chica. Ese beso me removió el estómago y volví a esconder la cabeza
en el pecho de Tyler, olí su aroma, otra vez la misma colonia de siempre pero
esta vez con un toque de alcohol. Levanté un poco mi cabeza y miré a Justin de
nuevo, esta vez sus ojos estaban clavados en mí y pude ver su cara, observé
como sobre su pómulo derecho había una mancha morada, abrí los ojos como platos
y él como respuesta acarició su moratón y sonrió. Aparté de él mi mirada y
volví a mirar a Tyler, él merecía toda mi atención.
Cuando la canción terminó, Tyler
y yo nos separamos un poco, los dos con una sonrisa en la cara. Entonces un
chico se acercó a Tyler abriéndose paso entre todos y le susurró algo al oído,
cuando el chico me miró lo reconocí, era Jaime. Tyler le asintió con la cabeza
y él se fue.
- Hayley… Unos tíos han venido y
me están buscando, ¿te importaría quedarte sola?- me preguntó.
Sí, no quería quedarme sola
porque la mirada de Justin mientras acariciaba su moratón me había puesto los
bellos de punta.
- No, tranquilo. Así busco a
Abby, que se habrá preocupado.
- Vale, todavía tenemos que
bailar otra vez antes de que te vayas- dijo guiñándome un ojo antes de desaparecer entre la masa de personas que se disponían a bailar de nuevo.
Yo me aleje de ellas, pero
mientras intentaba huir una mano me agarro del brazo e interrumpió mi huida. Lo
siguiente que noté fue como chocaba con el pecho de un chico, levanté la mirada
y allí estaba Justin. Puse los ojos en blanco y me intenté apartar, pero él ya
me había agarrado por la cintura.
- Me debes un baile- me dijo
sonriendo.
- No.
- Sí. Me has dejado una marca en
mi preciosa cara, me debes un baile.
- ¿Si bailo contigo te callas?
- No, pero hablaré menos.
Suspirando coloqué mis manos
sobre su cuello. Justin abrió sus manos en mi espalda colocando sus palmas en
mi piel y moviendo sus dedos haciéndome cosquillas.
- Hoy vienes muy provocativa. Por
fin has entendido que tienes que ponerte para gustarme.
- Si hubiera sabido que ibas a
estar aquí habría venido en chándal.
Justin sonrío y me pegó más a él,
lo que me sacó de un gemido cuando choqué contra su cuerpo. Justin llevó sus
manos un poco más debajo de mi espalda y tocó mi trasero. Yo llevé mis manos
hasta las suyas y se las aparté.
- Que sepas que esto no es una
excusa para que me metas mano.
- Te meteré lo que yo quiera.
- ¿Sabes que eso sonó muy
grotesco?
Justin sonrío de lado.
- No me gusta que estés tan
lejos.
-Y a mí no me gustas tú.
- Hayley- dijo acercándose a mi
oído-, aunque lo digas mil veces en voz alta no te vas a convencer.
Puse los ojos en blanco.
- Pues bien que ayer me querías
lejos, ¿sueles pegar a todas las chicas a las que acosas?
- Creo que eso lo hablamos hace
tiempo- dice mientras lleva sus manos hasta mi cuello coge las mías y me hace
girar sobre mi misma para luego quedar igual que antes-. Eres tú quien me
acosa.
- ¿Y yo también me pegué a mí
misma?
- Puede ser.
- Por Dios Justin, tú me pegaste,
estábamos entrenando y tú me pegaste a posta.
- Ah…
- ¿Acaso te acuerdas?-le
pregunté.
- Ayer tenía una mala noche.
- Estabas drogado- dije negando
con la cabeza.
- Creo que sí.
- Perfecto- susurré-. ¿No me vas a pedir
perdón?
- No, tú me pegaste después.
- De eso si te acuerdas- susurré.
Justin apretó sus manos a mis
costados y me levantó por encima de su cabeza para luego bajar lentamente
pegado a su cuerpo, tragué saliva cuando pasé cerca de sus labios.
- Son pocas veces las que una
chica me deja marcado, así que no lo suelo olvidar.
Me dejo sin palabras así que lo
único que pude hacer fue disfrutar del baile, de las vueltas que me daba y
cuando me liaba con sus brazos en su pecho. Bailar con Justin era divertido, me
movía y yo tenía poco que hacer, y además cuando simplemente nos mecíamos pude
notar que los pasos de Justin eran más ligeros y se notaba como él estaba más
cómodo que Tyler. Pero yo no pude colocar mi cabeza sobre su pecho, mantenía mi
mirada en sus ojos o viendo como de vez en cuando se mordía su labio inferior. Cuando
la canción terminó de sonar, aparté mis brazos de él y Justin hizo lo mismo,
nos quedamos mirando por unos segundos y después él se fue. A él el traje
también le quedaba genial. Decidí buscar a Abby y la encontré, en la barra con
un baso en la mano, cuando me vio se le iluminó los ojos.
- ¡Creía que te habías perdido!
- Solo estuve bailando- le dije.
- ¿Con quién?
- Con Tyler y con… Justin-
susurré mientras me sentaba en un taburete.
- Bueno, dentro de unos minutos
nos vamos, mi padre y mi familia ya me ha visto y he saludado a sus amigos y
están conformes. ¿Quieres algo?
- Sí, un vaso de agua.
Abby me pidió un vaso de agua con
cubitos de hielo, bailar con Justin me había hecho entrar en calor.
- Todavía le debo un baile a
Tyler, después de eso nos vamos- le dije.
- De acuerdo, mira, ahí viene.
Miré donde Abby miraba y vi como
Tyler venía sonriendo hacia mí, pasando su mano por su cabello rizado.
- Perdona por tardar tanto- dijo
cuando estuvo cerca mía.
- No pasa nada.
- Abby- dijo Tyler mirándola en forma
de saludo.
Abby sonrió y levanto su vaso
para beber.
- Ya mismo nos vamos a ir, ¿qué
tal el último baile?- le pregunté.
- ¿Te tienes que ir a media noche
o si no te pasara como a cenicienta?- dijo sonriendo, Tyler no dejaba de
sonreír.
- ¿Me buscarías con un zapato?-
dije terminándome el vaso de agua.
- Por supuesto, por todo el país.
Sonreí y dejé que cogiera mi mano
para meterme de nuevo en mitad de la pista.
- He estado pensando sobre eso de
ser yo mismo, ¿sabes?- me preguntó.
- ¿Y a qué has llegado?
- A que somos jóvenes y que si no
cometemos estupideces ahora no sé cuándo las vamos a cometer.
- ¿Qué vas a hacer, Tyler?- dije
riendo.
- Besarte.
No me dio tiempo a reaccionar,
porque ya tenía sus labios sobre mí. Sus labios pequeños y alargados eran a la
vez blandos, nos paramos en mitad de la pista y él llevó sus manos a la parte
trasera de mi cabeza. Sus labios buscaron la manera de que mis labios se
abrieran y no opuse mucha resistencia. Notaba como la gente bailaba a nuestro
alrededor pero ahora solo me importaba mover mis labios para disfrutar de este
beso y cuando él se apartó no pude ocultar la sonrisa cuando vi en sus labios
restos de mi pintalabio.
- Algunas veces las ideas más
locas son las mejores- susurré.
- Eres muy lista, Hayley.
Volvió a cogerme de la cabeza y
me dio otro beso, esta vez abrí los ojos para ver quien estaba a nuestro
alrededor y nadie se había dado cuenta de nuestra existencia menos una persona
que venía hacia nosotros sin pestañear. Me separé de Tyler rápidamente.
- Mañana nos vemos- le dije.
- Adiós cenicienta- dijo
sonriendo.
Pero yo no pude devolverle la
sonrisa porque estaba preocupada por la persona que aún seguía andando hacia
nosotros. Agarré mi vestido para poder ir más rápida y fui directa hacia él,
Justin se había parado y me miraba. Le agarré del brazo y le hablé lo más clara
posible.
- No te acerques a Tyler- le
dije.
- Yo le dije que no se acercara a
ti y no me ha hecho caso- dijo sin mirarme, él miraba a alguien detrás mía y
pude suponer quien era.
- No montes un follón ahora,
déjalo.
- No lo entiendes Hayley, no,
jamás lo vas a entender.
Apreté más fuerte mi mano a su
brazo.
- Me da igual lo que entiendo o
no, sé que vas a pegarle a Tyler y no quiero que lo hagas.
Justin bajó su mirada a mis ojos y se soltó de
mi agarre para agarrarme a mi, empezó a tirar de mi hacia algún lado de la
habitación. Casi tropiezo más de una vez por los tacones. Justin fue directo
hacia una habitación que ponía servicios y después de entrar cerró la puerta
con pestillo. Cuando Justin me soltó fui hacia él pestillo pero él me volvió a
agarrar.
- Justin, suéltame.
Justin fue hacia el lava manos y
encendió el grifo.
- Lávate los labios- me dijo.
- ¿Por qué?
- Bailarina, te reto a que te
laves los labios.
Justin agarraba grifo con fuerza,
fui hacia el agua y uní mis manos para coger un poco de agua y echármela en los
labios, de paso bebí un poco de agua. Me separé y sacudí mis manos.
- ¿Para que querías que me lavara
los labios?
- No te iba a besar encima de
unos labios todavía mojados por los de esa cosa.
- No vas a…
Pero no pude continuar, Justin
tenía una mano en mi cintura, otra en mi cuello y sus labios sobre los míos. Mi
espalda chocó contra una pared y noté el cuerpo de Justin sobre el mío y al
igual que sus labios, su cuerpo tampoco se quedaba quieto. Puse mi mano sobre
su mejilla para apartarlo pero solo conseguí acercarlo más. Solo quería
apartarlo de mi pero Justin insistía en abrir mis labios, yo no cedía así que
Justin metió su mano por la raja de mi vestido y apretó mi muslo. Al gemir de
dolor Justin aprovechó y metió su labio inferior sobre mis labios y empezó a
besarme. El beso de Justin era más decidido sabía dónde ir y como ir. Justin
dio un paso más y metió su lengua en mi boca, llegó un momento en el que cedí
porque jamás me habían dado un beso así. Llevé mis manos hasta la nuca de
Justin y mordí su labio inferior, él sonrió y volvió a besarme con la misma
pasión de antes. Su boca sabía a tabaco y a alcohol, supongo que eso es lo que
sabe un beso con un chico malo. No sentía mariposas en mi estómago pero si
notaba como mi pecho le quedaba pequeño a mi corazón y quería salir, notaba
como mis mejillas se ponían rojas y una pequeña cosquilla en mi bajo vientre.
Justin se separó unos segundos para respirar y luego volvió a coger mis labios
con más fuerza. Llevó sus manos hasta mi cabello y empezó a tirar de él para
deshacerlo del recogido, gemí cuando noté un mechón sobre mi cara. Fui a
apartarlo, pero él puso sus dos manos sobre mis muslos debajo del vestido que
ya estaba por mi cintura. Cuando sus manos empezaron a subir, yo subí mi pierna
para pegarle en su parte y funcionó se apartó.
Noté como mis labios latían y
estaban calientes. Al mirar a Justin observé como lo que quedaba de mi
pintalabios rojo estaba sobre sus labios, él sonreía y yo me moría de
vergüenza.
- Mi beso fue mejor- dijo después
de coger aire.
- Pero yo no quería tu beso- dije mientras mis latidos aminoraban su ritmo.
- Lo ansiabas- dijo y se llevó su mano a sus labios y se quitó el pintalabios-. Admite que he
ganado.
Entonces lo pillé, a él no le
importaba nada ni nadie, solo quería ganar en todo.
- ¿Por qué todo tiene que ser un
juego? Estoy harta de ti, de tus tonterías, de pensar que tienes el mundo a tus
pies cuando es así porque todos te tienen miedo. No te acerques más a mí, y no,
no voy a dejar de jugar porque no te voy a dar el placer de ganar. Justin, te
reto a no verme en dos semanas.
Justin empezó a reírse.
- Oh venga, como si eso fuera un
reto.
- No quiero verte más, ni me
toques, ni me hables, nada.
Justin me miró, en silencio, me
miró de arriba abajo y después se encogió de hombros.
- ¿Y qué haces que todavía estas
aquí?- preguntó.
Cerré los ojos, cogí aire y fui
hacia la puerta, abrí el pestillo y con la mirada cargada de lágrimas y puesta
en el suelo busque a Abby. Estoy había sido una mala idea, no, no mala, pésima.
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BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO POR AQUÍ Y BESO POR ALLÁ. TARIRORIRII. ¿NO QUERÍAIS BESO? BESO DOBLE (aunque la pobre de Abby se ha quedado sin morreo) Sé que no queréis un beso así but... es lo que hay. Si alguien entiende a Justin que me llame a mi número 738532483747348723 y me lo diga pls. Creía que no me iba a dar tiempo de subir hoy pero aquí estoy damas y caballeros, cumpliendo mi palabra como buena Señorita. Subir dos días seguidos me hace recordar a cuando solía subir todo los días y ;_; let me cry. Pues el capítulo salió más largo de lo que creía, espero que os haya gustado.
Si leíste pulsa el botón Tweet Los comentarios me motivan a subir solo lo digo... MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS.