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Capítulo 14


Lo primero que note al abrir los ojos fue un dolor punzante en mi cabeza, apreté la mandíbula y me lleve las manos a la cabeza. Entonces caí  en que era causado porque la alarma había saltado. Apagué el despertador. Ya era lunes y cuando logré sentarme en la cama, me vino a la mente lo que tenía que hacer hoy, tenía que hablar con Justin.  Ayer, domingo, cuando la resaca dejó que me despertara, lo pasado en la noche anterior vino a mi cabeza como una película, había pequeñas lagunas pero me acordaba de todo… Lo único de lo que me arrepentí era de haber aceptado su juego tan fácilmente. Busqué a Justin por todo el internado pero no estaba, ni él ni nadie de sus amigos. Así que resignada me quedé en mi habitación hasta que por la tarde fui con Abby a hacer los deberes, no le conté nada y me sentía mal ya que ella me lo contaba todo.

Hoy era un nuevo día y espero que mejor. Me levanté y me coloqué el uniforme, me hice una coleta alta y salí de la habitación con la mochila en el hombro.

- Buenos días- me dijo Abby.

La miré y sonreí, fuimos juntas a desayunar. Mientras desayunábamos ella me miraba extraño, lo sabía, claro que lo sabía y yo me estaba muriendo por no decírselo.

- El sábado salí.
- Has tardado en decírmelo.

La voz de Abby era seria, estaba decepcionada y se le notaba.

- Lo siento, es solo que no quiero que te preocupes por mí o que te asustes. Yo me puedo cuidar sola.
- No dirás lo mismo cuando acabes muerta.
-¡Abby!- grité

Ella suspiró, soltó la cuchara que tenía de sus cereales y me miró.

- Lo siento, lo siento, no quería ser tan brusca. Pero me lo podías haber dicho, así si te pasa algo sabría con quién estabas.
- ¿Con eso eres feliz?
- Si.
- Vale, a partir de ahora te lo diré.

Ella relaja sus hombros y me sonríe.

- Gracias, enserio.

 Seguimos desayunando hasta que ella volvió a hablar.

- ¿Y qué tal? ¿Cómo te lo pasaste?
- Bien.
- ¿Vas a estar con los dos a la vez?
- Yo no estoy con nadie- dije con la mirada en mi plato.

Ella se rio suavemente. Terminamos de desayunar y dejamos las bandejas junto a las demás. Me despedí de ella ya que nos tocaban clases separadas. Llegué a laboratorio y me senté en la misma mesa con las demás personas, me sonrieron pero no dijeron nada. Noté como toda la clase hablaba de mí en lo bajo, ¿no podías hacer nada aquí sin que todo el mundo lo supiera? La clase empezó y Justin no apareció… ¿se había rendido? Laboratorio terminó y fui rápida hasta literatura, cuando llegué Abby ya estaba allí sentada con un libro en sus manos. Me senté a su lado y suspiré.

- La gente no deja de hablar de mi- dije mientras sacaba mi libro.
- Normal.
- ¡Pero no es mi culpa!
-  Deja de juntarte con esa gente y los murmullos se acabarán.
- No me parece justo.

Entonces noté como todas las chicas y los chicos que había se giraron, fue lo mismo que cuando entró Tyler, pero esta vez algunas chicas se asustaron.

-¿Y este qué hace aquí?- dijo Abby.

Giré mi cabeza lentamente y observé como Justin se estaba a final de la clase, detrás de él iba Camille y un chico más que me sonaba de haberlos vistos. Camille estaba mirando a todas las chicas con superioridad, Justin simplemente se sentó y levantó la mirada, observando la sala hasta que me vio, me guiño un ojo mientras sonreía de lado. Yo me tapé la boca y desvié la mirada de él mientras notabas como todas me miraban.

- ¿Qué ha sido eso?- susurró Abby.
- Yo… Yo… No sé.

El timbre sonó y la profesora levantó la cabeza de su taza de café. Miró a toda la clase revolucionada hasta que vio a los culpables, pude ver como su cuerpo se tensó un poco.

- A las tres personas que han llegado nuevas, este trimestre estamos dando a Shakespeare, leeros un libro y al final del trimestre lo expondréis delante de la clase.

De reojo vi como Camille y el otro chico mataban con la mirada a Justin, pero este me miraba a mi fijamente pasando de los otros. Yo cogí el libro que había elegido de Shakespeare,  Sueño de una noche de verano. Esta clase me gusta porque es tranquila, solo hay que leer. Pero no me puedo concentrar, porque mientras que todo el mundo está leyendo, Justin está mirándome fijamente y me pone nerviosa. La clase termina y todos guardamos las cosas. Tengo que hablar con él.

- Te veo en historia- le digo a Abby y salgo de la clase, pero antes miro a Justin y le indico que me siga.

Voy al cuarto de baño y me preparo porque a los cinco segundos Justin abre la puerta y me mira, mordiéndose su labio inferior.

- Tenemos que hablar.
-  No me gusta que las chicas hablen mientras lo hacemos- dice mientras se apoya en la puerta- Y tú hablas mucho.
- No es eso.
- ¿Qué quieres? He ido a clase, como me dijiste.
- ¿Y a primera hora?
- Bailarina, sé que te gustaría que tuviésemos el horario igual pero no.

Me llevo la mano a la frente.

- Estaba borracha cuando accedí a jugar.
- ¿Y?
- Que no es justo.
- La vida no es justa.
- ¿No podemos dejar esto?

Justin niega con su cabeza lentamente.

- El juego se acaba cuando uno pierda.

Suspiré y fui al lava manos, me apoyé en el mirándome al espejo. ¿Por qué me metía en estos líos? De repente sentí como Justin agarra un mechón de mi cabello y lo rizaba en sus dedos.

- Siempre puedes perder, nena.
- ¿Y acostarme contigo? No.

Justin suelta mi cabello lo que hace que me estremezca y coloca sus labios en mi cuello, simplemente los coloca y los presiona lentamente.

- ¿Entonces seguimos?- me susurra.
- No hay más remedio…
- Si en el fondo te gusta- y me da un pequeño beso en el cuello, entonces recuerdo el chupetón que le hice.

Me doy la vuelta rápidamente y lo cojo de la barbilla, le subo la cabeza y examino su cuello, puedo oír su risa.

- ¿Dónde está?- pregunto.
- Que tú no sepas borrar tus marcas es una cosa.

Le solté la barbilla y me alejé de él, fui hacia la puerta pero su voz me paró.

- Hayley, te reto a que le preguntes a Tyler donde estuvo ayer.

Giro mi cabeza y lo miro extrañada, pero el solo me guiña un ojo. Mi odio por el aumenta por segundos, pero tengo que admitir que su mirada perversa es hermosa y que… Cierro la puerta antes de que mis pensamientos vayan a más. Voy hacia historia pero me doy cuenta de que llego tarde cuando no hay nadie por los pasillos. Voy corriendo hacia historia cuando alguien me agarra del brazo, empiezo a pegar al individuo que me agarra hasta que me doy cuenta de quién es y me relajo.

- Lo siento por pillarte de sorpresa.

La voz de Tyler es relajada, me doy cuenta de que estoy entre sus brazos con mi cara apoyada en su pecho. Mi corazón parece una bomba que va a estallar en cualquier momento mientras el suyo es como un mar en calma.

- ¿Qué pasa?- pregunto mientras me alejo de él despacio.
- Ayer no te vi en todo el día y te echaba de menos.
- Podríamos habernos visto en la comida como todo el mundo.
- No puedo esperar tanto. Lo pase genial  el sábado.

A mí me viene el recuerdo de estar bailando, pero sé que eso no pasó con él, pero no puedo evitar sonreír.

- Yo también.
- Lo podríamos repetir otro día.
- Por mi de acuerdo. Hablamos luego, ¿vale? Es que voy a llegar tarde a historia.

Me esto alejando de él, pero Tyler me agarra del brazo y me coloca delante de él, Puedo sentir su aroma, huele a tabaco y algo que me resulta poco conocido, pero sé que es sangre, también huele un poco a alcohol aunque en el fondo tiene un toque dulce.

- Te iba a pedir que te saltaras la clase.

Muevo un poco mi brazo para alejarme de él para poder mirarlo a la cara y pega un pequeño chillido.

- ¿Qué pasa?- pregunto.
- No es nada.

Pero puedo notar la mueca en su cara y levanto su camiseta negra un poco.

- Hayley, aquí no, que te vas a meter en problemas, a mí no te importa pero y a ti…- él no puede seguir porque muerde sus labios para contener un chillido.

Veo como tiene una herida en su abdomen, es pequeña, como del tamaño de una navaja, la herida esta tapada por una capa de sangre seca pero la costra se está despegando y ha empezado a salir un poco de sangre. Lo miro a los ojos, preocupada.

- Ve a la enfermería.
- Nadie se puede enterar de esto.
- ¿Qué pasa?
- Cuanto menos sepas mejor, recuérdalo.
- Pero no puedes estar así. Ven, vamos a mi cuarto.
- ¿Tan pronto?- dice sonriendo.

Yo niego con la cabeza pero sonrío, sé que Él lo dice de broma pero cuando Justin lo insinúa es enserio y me pone nerviosa. Vamos hasta mi habitación entre gemidos de dolor de él, hay un trozo de la camiseta que está más oscura y sé que es porque la sangre ha salido. Llegamos a mi habitación y se sienta en la cama. Busco un botiquín de primeros auxilio y lo encuentro metido en el armario. Mientras yo estoy nerviosa Tyler esta relajado, mirándose la herida, no me acostumbro a que esto sea normal para él. Me siento al lado suya y le limpio la herida, quitándole la capa de sangre seca que la cubría.

- ¿De cuándo es?- le pregunto.
- Ayer.
- ¿Y no deja de sangrar?
- Esta mañana al levantarme fui a entrenar y se abrió de nuevo.
- Tienes que descansar.
- No puedo.

Me muerdo el labio inferior y sigo limpiando la herida, Tyler se mueve cada vez que nota el frío liquido sobre su herida y por un segundo me quedo mirando su torso desnudo. Su piel es pálida y tiene sus abdominales marcados, tiene un tatuaje en su costado, son tres frases pero no llego a verlas. Al terminar de limpiarle la sangre, le pongo una gasa y le pongo un poco de espadrapo para que se pegue a su piel. Luego acaricio la herida y lo miro, él me sonríe.

- Gracias.

Recuerdo el reto, sé que tengo que hacerlo y aparte necesito saberlo.

- ¿Dónde estuviste ayer?
- Aquí no- dice sonriendo.
- Lo sé- admití.

Me puse más cómoda en la cama y lo miré.

- ¿Me estuviste buscando?- preguntó.
- Un poco- admití-¿Estuviste en el pueblo?
- No. En la ciudad.
- ¿Por qué no me lo puedes decir con claridad?
- Porque no quiero que me veas con otros ojos.

Apoyo mi mano en su cuello y acerco mis ojos a os suyos.

- Mis ojos siempre serán los mismos.
- Y bien bonitos que son- dijo él.

Sonreí y él apoyó su mano en mi mejilla.

- Tenía que hablar con unas personas y se me fue de las manos.
- ¿Empezaste tú?
- Si, él chico no trajo lo que le pedí y tenía que aguantar las consecuencias… No sabía que vendría acompañado.
- ¿Qué tenía que traer?
- ¿Por qué tantas preguntas?

Me aleje de él y lo miré, sé que le tenía que costar decirme todo esto.

- Solo te quiero conocer más.
- Unos papeles- lo miré, a ver si decía algo más- Hace unas semanas hubo un traspaso de droga y nuestros nos vimos implicados, quería eliminar las pruebas que nos involucraban.

“Drogas” la cara se me puso blanca, “eliminar las pruebas” esto parecía una película de acción.

- ¿Os visteis involucrados?
- Nosotros solo poníamos el transporte, pero les pillaron. Gracias a Dios al final conseguimos los papeles, pero no sin antes salir mal parados.

No supe que decir, todo esto me parecía irreal, ¿cómo podía ser que el chico que estaba delante de mis ojos estuviera metido en todo esto? Tyler fue moviendo su mano hasta encontrar la mía en la cama y la apretó, le miré a los ojos y tuve que disimular mi disgusto… más que disgusto era dolor, dolor al saber por lo que tiene que pasar. Con mi dedo pulgar acaricie su mano, él levanto nuestras manos hasta llegar a sus labios y me besó la mano. Sus labios eran calentitos, me gustaría probar como sería besarle. Pero no me acerco, porque no quiero besar a nadie de este sitio, porque aunque me quiero alejar de todo esto solo logro meterme más adentro en este mundo.

La campana suena, Tyler se levante y se marcha, no sin antes darme las gracias de nuevo. Guardo el botiquín aguantando las lágrimas, no sé porque estoy así, no sé porque me quedo paralizada en algunos momentos y deseo irme de aquí. ¿Y si llamara a mis padres? ¿Me recogerían? Voy hacia la puerta pero esta se abre de golpe y Justin entra por ella, va hacia la cama y se tumba.

- Bueno, bailarina, ¿cumpliste el reto?

Le doy la espalda y me seco la lágrima que acaba de bajar antes de que entrase.

- Si.
- ¿Y cómo se yo que es verdad?
- Créeme.

Me giro y veo que Justin esta tumbado en la cama, en el sitio donde estaba Tyler hace nada, tiene las manos bajo la cabeza.

- Yo no confío en nadie muñeca.
- Creo que no me dices mi nombre porque se te olvida.

Justin sonríe de lado.

- Son muchos nombres para acordarse, entiéndeme Julie- lo miro y él frunce el ceño- ¿Jane?
- Hayley- suspiro.
- Lo tenía en la punta de la lengua. Venga, dime que te ha dicho para que te pueda creer, si no… ya sabes- da unas palmadas en la cama.
- Estuvo en la ciudad.
- ¿Solo te ha dicho eso? ¿Estaba comiéndose un helado? Que tierno, ¿a qué si? – Justin se sienta en la cama con los pies en el suelo y busca algo dentro de su chaqueta, saca un paquete de cigarros.
- Aquí no se fuma- le advierto.

Justin abre la ventana que hay y se sienta en el alfeizar. Enciende su cigarro y lo saca fuera mientras me mira.

- Que te dijo.
- Estaba en la ciudad, quedó con un chico para que le dieran unos papeles.
- ¿Los consiguió?- me preguntó.
- Sí.

Justin se rasca el cuello mientras le da una calada al cigarro.

- Lo consiguió pero antes hubo una pelea y le hicieron daño, lo acabo de curar. Eso no te importa.

Justin aprieta la mandíbula.

- Por mi como si se muere.
- Es un ser humano.
- Las personas como él no pueden ser llamadas así.
- Tú eres igual.
- Yo por lo menos tengo más éxito con las chicas.

Justin apaga el cigarro en el alfeizar y lo tira por la ventana, se baja de él y cruza la habitación hasta la puerta.

- ¿Hoy vas a bailar?
- No lo sé, ¿por qué?
- Porque voy a entrenar y no quiero que vengas.
- Tú no decides que puedo hacer.
- Mira haz lo que quieras.

Y se va de la habitación. Luego vuelvo a clase, a las tres clases que faltaban y luego a comer. Comemos dentro porque no estoy como para aguantar follones. Me gustaría contarle lo del juego a Abby pero sé que Justin se va a enterar. Así que simplemente le digo que no fui a historia porque me encontré con Tyler y estaba sangrando. La comida pasa y yo me voy a hacer deberes, quiero hacer lo que cualquier chica de mi edad haría así que cuando los termino vamos a cenar y después voy a mi cuarto. Me quito el uniforme y me pongo la vestimenta para bailar, porque eso es lo normal para mi, porque no me importa si Justin está porque se irá.



Justin 

- Justin tranquilo, te estas sobre esforzando.
- Tengo que tener mi mente ocupada.
- Pero no así, relaje, te vas a hacer daño.

Pero no le escucho, sigo dándole golpes al saco noto como el sudor cae por mi frente y llega a mis ojos haciendo que me escuezan pero no puedo parar, tengo que destruir al enemigo.

Noto como me agarran del brazo y doy un codazo, me doy la vuelta y veo como Eddy se agarra fuerte el hombro. Me di media vuelta y me saqué los guantes de boxeo.

- Lo siento tío, pero no te acerques así.
- Por lo menos has parado.

Le despeino el cabello que lo tiene ya más largo, hace falta que se lo corten. Cojo una toalla y me secó la cara. Miro a la puerta y espero que venga a bailar, pero no viene.

- Justin, no vendrá, se lo dijiste.
- Hayley no me hace caso. Tú deberías de estar en la cama ya, te dejaron salir solo por unos minutos.
- No quería dejarte solo esta noche. Sé lo que te fastidia que salgan ilesos.

Me llevo las manos a la cabeza y un puñetazo se va al saco, noto como mis huesos crujen, pero no me importa, ya no me duele nada.

- Me voy a tomar una pastilla, me está empezando el dolor de nuevo- dice Eddy apoyando una mano en mi hombro.
- Tranquilo, dentro de nada me voy.

Eddy se va y cuando sé que estoy solo, saco un papel doblado, lo desdoblo y esnifo la sustancia que hay dentro, necesito estar esta noche despierta. Vuelvo a pegar el saco con mis manos, no hay guantes que valgan para mi rabia, ya nada importa.

- Los guantes para el boxeo son como las bailarinas para el ballet, sin los guantes los golpes no son efectivos, sin las bailarinas los pasos no son firmes.

Giro mi cabeza y la veo, está apoyada en la puerta mirándome. Yo pegó un último puñetazo antes de separarme del saco.

Hayley 

Justin está sin camiseta y tiene los pantalones de baloncesto ciados, se seca el sudor de su cara y se sube los pantalones.

- Te dije que no vinieras.
- Te dije que tú no eres nadie.
- Vete- su voz es firme y me intimida, pero lo oculto.
- No me das miedo.


Justin suelta la toalla y vuelve a pegar un golpe al saco.

- He dicho que te vayas- me grita.

Yo, aunque me tiemblan un poco las piernas suelto la mochila en el suelo y lo siguiente que noto es como Justin me acorrala contra la pared, intento escaparme moviendo mi cabeza y mi cuerpo pero él tiene más fuerza que yo. Pega nuestros cuerpos y el calor que desprende su cuerpo me abraza, su respiración agitada me pone nerviosa. Él apoya su cabeza en mi hombro y me da un pequeño mordisco. Muevo mis piernas y Justin aprovecha la ocasión para poner una pierna entre las mías, luego deja sueltos mis brazos para coger mis piernas y hace que las enrosque en su cintura.

- ¡Bájame!- grito, pero él pasa de mi.

Pero él aprieta más fuerte sus manos en mis muslo, llega un momento en el que gimo y no sé si es de dolor o porque con mis manos estoy tocado su piel desnuda y es más suave de lo que creía. Desde aquí veo los tatuajes en su espalda y pequeños arañazos. Justin me lleva hasta algún lado y no me importa. Puedo notar como su cuerpo está caliente, más de lo que debería.

- ¿Tienes fiebre?

Justin solo respira y me mueve hasta que chocamos contra una pared y cuervo mi espalda del dolor, Justin me desliza por la pared, pero entre él y la pared no hay espacio suficiente como para respirar así que apoyo mis manos en su pecho y lo alejo. Me fijo en su cara, tiene los ojos un poco rojos y su corazón está acelerado, en su nariz puedo ver pequeños puntos blancos.

- ¡Te has drogado!

Justin se limpia su nariz con su mano, y se lleva la mano a la frente, pone una cara rara cuando se da cuenta del calor que tiene. Se aleja de mi tan rápido que me cuesta ver a donde se dirige. Me quedo en mi sitio pensando que hacer, si huir o quedarme, decido seguirlo. Mientras me meto en el baño donde él fue, escucho el sonido del agua caer, avanzo por las duchas pensando en dar media vuelta y huir de ahí, pero algo me detiene. Me agarran del brazo y me encuentro bajo una ducha, el agua cae sobre mi y me intento ir pero él me detiene. Su sonrisa es perversa, no quiero ni imaginar lo que está pensando. Pero me acorrala contra la pared de la ducha, acerca sus labios a los míos pero no me besa. Simplemente respira sobre mis labios y a mí me parece más íntimo que un beso. Justin agarra mis manos y la sube por encima de mi cabeza, así me siento más indefensa. La camiseta blanca se me moja entera lo que hace que se transparente todo, Justin mira mi pecho detenidamente yo le empujo lejos de mi. El cuerpo de Justin choca contra la otra pared de la ducha y gime de dolor, intento huir pero me agarra del nuevo del brazo, al pararme resbalo en el suelo y caigo llevándome a Justin conmigo. Él va antes que yo lo que hace que caiga encima de él, lo que amortigua el golpe, pero él hace una mueca al sentir el suelo bajo cuerpo. Justin me aparta los mechones mojados de mi cara y me parece un gesto demasiado bonito para él, llevo mi mano a su frente y su temperatura ha bajado.

Beso su frente simplemente porque esta escena me recuerda cuando cuidé de mi hermano que tenía mucha fiebre y lo tuve que meter en la bañera con hielo. Apoyo mis manos en su pecho mojado para separarme de él.  Aunque sea Justin me duele dejarlo así, pero no es nadie para mi ni yo para él. Me levanto del suelo y de reojo noto como iba a mover su mano para agarrar mi pierna pero se rinde. Justin tiene el cabello desaliñado, esta mojado y sus ojos siguen un poco rojo, su pantalón esta todo mojado y me doy cuenta de que se quitó los zapatos.

- Aléjate de todo esto Hayley- dice firme.


No sé si mi cuerpo se estremece porque ha dicho mi nombre o porque su voz sonaba seria. Justin baja la mirada de mis ojos y se remueve su cabello. Me alejo lentamente de él, aunque me gustaría quedarme pero no sé ni que decirle ni nada, así que me voy. Antes de salir del cuarto de baño escucho un puñetazo contra la pared y se me ponen los vellos de punta. Cuando me voy del gimnasio escucho otro golpe y se me saltan las lágrimas. Me voy corriendo de allí porque no puedo más, porque me gustaría que mi hermano estuviese allí para cuidarme de lo malo como siempre hizo. Mientras corro me tropiezo con alguien, solo levanto la vista y veo que es Tyler, él abre los brazos y yo me meto entre ellos. No dice nada, solo me abraza y me proporciona el calor que me falta. No me pregunta que hago a estas horas mojada corriendo por los pasillos y yo tampoco le pregunto a donde iba. Gracias a Dios, dejo de llorar.

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Creo que se nota que la inspiración me llegó al final e.e Muchas gracias a esas personas que por ask intentan que me llegue la inspiración porque lo consiguen, enserio, muchas gracias <3  El maratón esta cerca don't worry. El juego no dio mucho de si en este capítulo, pero es que todavía no saben (o por lo menos Hayley) lo que se puede conseguir con ese juego e.e PD: perdón por no subir.

Si leíste pulsa el botón   Los comentarios me motivan a subir. MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS.
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Capítulo 44



Estos cincos días que han pasado han sido como un rayo de luz que iluminó todo mi ser. Los pasé a su lado, todos y cada uno de ellos, los dos en la cama, abrazados. Hoy es 31 de diciembre, hoy se acaba un nuevo año y puede que se acabe una etapa de mi vida, quizás llego la hora de pasar de página y lo haré con todas las ganas el mundo entero. Recuerdo estos cinco días como los mejores y los más estables desde hace tiempo, a pesar de donde estoy. Justin venía aquí por las mañanas y se iba por la noche a un hotel, se podía quedar tanto tiempo gracias a que yo mejoraba y también porque les caía genial a todas las chicas y a todas las enfermeras. Recuerdo el tercer día en la hora de la comida, se puso a tocar una canción en mitad del comedor y todas las chicas reían mientras comían, luego Justin iba de mesa en mesa diciendo si lo necesitaban y cuando alguna se ponía a llorar, Justin le limpiaba los restos de comida de la cara y la chica sonreía. Fue un ángel esos días.

Si, me avergüenzo, claro que lo hago, odio que Justin vea esos momentos y que sepa que ya estuve en ese punto. Pero aunque odio que vea esas cosas no sé cómo agradecerle el apoyo. En estos cinco días he querido llorar de rabia, he querido vomitar y he querido aliviar el dolor de dentro causándome heridas en mi cuerpo, pero nada pasó, bueno, sí, he llorado, pero él me prestaba su hombro. Margaret ha cogido mucho cariño a Justin, creo que es porque su voz es lenta y suave y no la altera.  La única pega es que yo tenía que ir sola a mis terapias, me estoy soltando, poco a poco, le he contado a Padre toda mi historia con Justin, como fue mi salvación en algunos momentos y mi perdición en otros. Al terminar de contarle la historia, sonrió y me dijo que estaba feliz de que todavía quedaran amores así, me ruboricé porque amor me parece una palabra muy grande. Justin ha conocido a Padre, lo conoció cuando acabé una terapia y Justin estaba esperándome en la puerta.

En definitiva, estos cinco días han sido perfectos. Solo hay una cosa que me asusta, el día dos vuelven a empezar las clases y Justin me ha dicho que no se piensa mover de aquí hasta que yo salga, lo que hace que me intente recuperar mejor, pero no quiero retenerle aquí a mi lado. Sé que nuestra relación puede ser una locura, siempre va a estar el temor a separarnos, pero es lo que ocurre con las relaciones a distancias, aunque sé que cuando todo esto acabe no nos volveremos a separar. He hablado con él, le he dicho que no es justo que se quede por mí y pierda clases solo para estar conmigo, él me ha dicho que teme que cuando me vaya todo vuelva a caer, no le pude decir nada porque de verdad hay algo dentro de mi que dice que cuando se vaya, todo volverá a estar mal.

Creo que pienso eso porque por las noches, cuando él no está para abrazarme- aunque intento dormir a medio día mientras él me esta abrazando pero los analgésicos me dan ganas de dormir por la noche-, tengo pesadillas pero intento olvidarlas  y no darles importancia, pero lo más importante es que sé que algo va mal. El primer paso es aceptar que eres una marioneta de tus monstruos, el segundo es cortar las cuerdas que te unen a ellos. ¿Seré lo suficientemente fuerte para eso?

Ahora me encuentro en mi cama, con las piernas estiradas y tapada por el frío que hace, estoy esperando a que Justin vuelva ya que se fue a arreglarse para esta noche, no sé por qué, creo que la verdad es que se cansa de mi y necesita su tiempo. Cuando pienso en cosas tontas como que no le importo a Justin, que se va a cansar de mi y esa cosas agarro el regalo que me hizo y empiezo a leer esas 52 cosas.
1 Que me llames tu diario.
2 El brillo de tus ojos cuando estás feliz.
3 Tu tatuaje.
4 Tu pequeña sonrisa después de llorar.
5 Tu voz cuando te despiertas.
6 Tu coraje.
7 Tu fuerza de voluntad.
8 La forma en la que andas, como una mariposa.
9 El pequeño hoyuelo de tu mejilla izquierda.
10 Tus labios.
11 Tu cara mientras duermes
12 La forma en la que me miras.
13 Que comas como un conejo.

Mientras iba pasando las cartas no podía evitar que mis ojos se llenaran de una carpa cristalina que amenazaran por salir.

14 Cuando intentas no llorar pero fallas
15 Que me quieras
16 Que me digas que soy tu salvación
16 Que me necesites
17 Lo bien que te queda mi ropa

Cuando iba a pasar la carta, sonriendo, pegaron a mi puerta, dejé el regalo a mi lado.
- ¿Si?

Margaret abrió la puerta y asomó la cabeza.
- Toca la comida.

- ¿Ha llegado Justin?- pregunté.
- No, todavía no.

No pude evitar que una pequeña mueca se colocara en mi boca, ¿por qué no estaba ahí? Siempre estaba. Salí de mi cuarto y fui con Margaret al comedor.

- ¿Hoy vendrán tus padres?- le pregunté- Por ser fin de año.
- No- dijo ella sin mirarme.
- ¿Por qué?

Cuando ella levantó su mirada supe que la había fastidiado, sus ojos estaban un poco rojos.

- Murieron.
- Yo… Yo… Lo siento, no lo sabía.
- ¿Cómo ibas a saberlo?

Fue la primera vez que la voz de Margaret no sonaba animada, su voz era seria y dura. Me dieron ganas de darles unas palmadas en la espalda pero no quería actuar como si fuera un perro, simplemente seguí callada a su lado hacia el comedor. Cuando entré por la puerta, todo el mundo me miraba esperanzado y luego al verme sola, dirigieron su mirada a su plato, estaban igual de decepcionadas que yo de que no estuviera Justin. Fui a mi mesa y me senté junto a mis compañeras, las saludé.

- Hola Grace, ¿hoy no viene Justin?- me preguntó la más alta.
- No sé, me dijo que tenía que preparar algo para esta noche, supongo que estará hablando con su madre.
- Que pena que no esté aquí- dijo la otra.
- Ya- admití.

La enfermera de siempre vino y se sentó enfrente de mi como era costumbre, pero ya no me miraba fijamente, simplemente me miraba y hablábamos, algunas veces se levantaba para ir a atender a alguna chica que estaba comportándose mal y yo seguía comiendo normal, ya no tardaba dos horas en comer, ahora tardaba una hora. Todo mejoraba a paso de gigantes mientras él está aquí.

- Vas muy bien, Grace- me dijo hoy.
- Gracias.
- Si sigues así quizás hablemos con tus padres. Me han dicho que van a venir mañana a verte y que te llamarán hoy.
- ¿Por qué no vienen hoy?
- No sé, me dijo que ya te lo dirán mañana.

Me encogí de hombros y seguí comiendo. Hoy tardé un poco más, hoy tardé una hora y un cuarto, tampoco es que tuviera ánimos de comer más rápido. Volví a mi cuarto lentamente junto a Margaret, ella sonreía, otra vez. Ella miraba su cámara y en ese momento es como si ya no existiera, se metía en su mundo y era feliz… ¿Y quién era yo para juzgarla por eso? Cada uno se encuentra su manera de evadirse, algunas son bien vistas por la sociedad y otras, en cambio, no.

No quería estar encerrada en mi cuarto así que salí al pasillo, allí me encontré con una chica que se llamaba María que tenía como 24 años y se le veía muy sana, se corría un rumor de que iba a ser una de las siguientes en ser puesta en libertad. Me saludó al verme.

- Hola- dije-. Oye, María, ¿tú sabes algo de Margaret?- ella afirmó con la cabeza sonriendo.
- Soy una veterana aquí.
- ¿Es verdad que sus padres murieron?

Ella afirmó con la cabeza.

- Fue en un accidente de coche, ella iba dentro pero se salvó.
- Tuvo que ser duro. ¿Tiene que ver eso con que no soporte los gritos?
- Ella dice que lo último que escucho de sus padres fueron gritos y que no quiere más gritos en su vida.
- ¿Y por qué está aquí? Quiero decir… en esta planta solo veo a chicas con problemas alimenticios.
- Ella quiere morir para ir al cielo con sus padres y que tiene que sufrir tanto como ellos, por eso cree que si no come morirá lentamente y con dolor.
- Que estupidez, ¿no? Hay formas más lentas y dolorosas para morir que dejar de comer.
- Le dices estúpida a ella cuando tú no comes para verte más guapa.

Después de soltar aquella frase con voz firme, me sonrió de nuevo para quitarle tensión a la situación y se marchó despidiéndose con la mano. Me dejó mal cuerpo la frase y lo único que  tenía ganas de hacer fue ir a mi habitación, antes de nada fui al servicio, se lo dije a una enfermera y me llevó a uno. No había espejos, en ningún lado había espejo, yo logré que Justin me trajera una vez uno pequeño para que me pudiera ver si iba bien y como estaba mi cabello. Toqué todo mi cuerpo por encima de la ropa, mi mano temblaba. ¿Era una estúpida por hacer todo esto? Dejé de entrecerrar los ojos y me espabilé un poco, estaba mejorando, poco a poco iba siendo menos estúpida… ¿no? Suspiré y salí del cuarto de baño. La enfermera que me esperaba afuera me acompañó hasta donde tenía que tomarme las pastillas y después me fui a mi cuarto, me tumbé en la cama y esperando a Justin me dormí.

Aquí la vida es muy aburrida.

Me desperté porque algo pegó en la puerta fuertemente, como si fuese a tirarla abajo. Me levanté de la cama, todo el cuarto estaba oscuro ¿era ya de noche? fui a la puerta y allí no había nadie, bajé mi mirada y en el suelo había una caja grande de color rosa con un lazo envolviendo la caja negro. En el lazo había una tarjeta enganchada que ponía: “Grace”, con su letra.

Cogí la caja, que era grande, y entré dentro de mi cuarto. La dejé encima de mi cama y fui corriendo a abrir las persianas. Fui hacia la caja y la abrí quitando el lazo que a envolvía, en su interior había un vestido negro doblado y unos tacones en una esquina. Me llevé la mano a la boca y apunto estuve de soltar unas lágrimas. Cogí el vestido y lo desdoble, al estirarlo un papel se deslizó hasta la caja, lo cogí y ponía:

Sé que esto puede ser muy típico pero, póntelo que te espero en la puerta.”

Deje la nota y observé el vestido, era negro, de escote en forma de corazón y tenía piedrecitas, negras, hasta la parte de la cintura, lo demás era liso con una tela que era como seda pero tenía un poco de vuelo hasta por la mitad del muslo. En la caja todavía quedaban unas medias negras y los tacones, estos eran negro con un tacón fino, pero no muy fino, con brillantes plateados minúsculos por todo el zapato.

En el reloj vi cómo eran las nueve y media y hoy se cenaba a las diez, tenía que apresurarme. Aunque cuando empecé a ponérmelo todo, me empezaba a dar vergüenza, ¿iría así vestida para cenar en el comedor con las demás… Cando iba a quitarme el trozo de medias que me había puesto para ponerme mis pantalones normales, alguien pegó en la puerta y la abrió, era Margaret.

- ¿Qué haces? ¿Por qué te lo quitas?- dijo mientras venía hacia mi corriendo para que no siguiera bajando lo demás.
- No puedo salir así, me voy a morir de vergüenza, no puedo comer así junto a las demás.
- Grace, ¿Crees que vas a comer aquí? ¡No! Justin ha conseguido que hoy te dejen salir para cenar fuera, le han dicho que si porque vas a mejor, venga tonta, termina de vestirte.

Lo único que pude decir fue que no me lo creía y ella me dijo que me visitera rápido que me estaba esperando. Así que ella se quedó ahí en su cama para observarme que me vestía, me puse las medias y me levanté, dándole la espalda a ella para ponerme el vestido. Ella me ayudó a cerrarme la cremallera y creo haber escuchado la cámara algunas veces pero estaba muy nerviosa para preocuparme. Cuando me puse los tacones se me hizo un nudo en el estómago porque creía que me caería en cualquier momento y lo siguiente que me preocupó fue que mis brazos estaban totalmente al aire, miré a Margaret pidiéndole ayuda con la mirada y ella se levantó buscando algo en su ropa.

- Toma- dijo tendiéndome un trozo de tela negro con brillantes- Es un chal, te lo pones por los hombros y te cubre los brazos.
- Gracias.

Lo cogí y me lo puse sobre los hombros tal y como me indico, me cubría todos los brazos.

- Bueno… me voy- dije.
- ¡No! ¡No! Siéntate.

Le hice caso y ella rápidamente fue a por mí cabello haciéndome un recogido y luego de un cajón secreto cogió rímel y me lo echó por los ojos y un gloss por los labios.

- Que suerte tienes al ser guapa por naturaleza.

Negué con la cabeza pero no me atreví a pronunciar palabra. Me levanté y la abracé, ella tardó en reaccionar, pero después me abrazó. Luego me alejé de ella y sin decirle una palabra salí de mi cuarto, no había nadie por los pasillos y solo se escuchaba el ruido de mis tacones.

¿Me echabas de menos?

Moví mi cabeza buscando a alguien, no había nadie, así que sacudí mi cabeza y seguí andando. Fui hasta la puerta principal y allí estaba él con un esmoquin negro esperándome. Cuando estaba cerca de él, se giró y su boca se abrió formando una “o” cuando me vio.

- Sabía que te iba a quedar genial.
- No me he podido ver.
- No hace falta, tú créeme cuando te digo que estas hermosa.

Justin abrió la puerta y le hizo una señal a una enfermera, esta afirmó con la cabeza. Justin me cogió de la mano y tiró de mi, cuando salí fuera el aire fresco me golpeó en la cara. ¿Cuándo hacía que no salía? Cerré los ojos y disfruté del ruido de la ciudad. Tuvimos que bajar unos escalones que él me ayudó a bajar. Y después había un taxi esperándonos, él abrió la puerta y entre yo primero. Cuando nos sentamos en los asientos, él me miró son sonreí tímida y después tuve sus labios en mi boca. Coloqué lentamente mis manos en su mejilla y disfruté del beso.

- No me pude contener.
- No quiero que te contengas- susurré en sus labios.

Él se alejó un poco y respiró.

- Tenemos dos reglas. Primero: tenemos que estar allí antes de las una y media de la madrugada y tienes que cenar.
- Estoy tan nerviosa que no tengo hambre.
- Grace…- dijo él.
- Tranquilo, es la primera vez que salgo en semanas.
- Quiero que empieces el año nuevo como vas a estar dentro de poco, fuera de allí y conmigo.

Le di un pequeño beso que terminó en sonrisa. Después de varios minutos el taxi paró en un sitio, Justin le pagó y salió de su puerta corriendo para ir a la mia, abrió mi puerta y me ayudó a salir, me quedé mirándole y el esmoquin le quedaba genial.

- Vamos, que tengo mesa reservada.

Levanté mi mirada y vi que detrás de Justin se encontraba un restaurante de esos caro de las películas, había gente haciendo cola pero Justin me agarró la mano y fue por una puerta que estaba vacía le dijo su nombre al muchacho y él nos acompañó a una mesa para dos que estaba iluminada con una vela.

Justin puso su mano en la mesa boca arriba y yo coloqué la mía encima de la suya, él sonrió y yo lo imité, aunque tenía ganas de llorar y el nudo de mi garganta no se iba. Él me acarició la mano con el dedo pulgar y cerré los ojos por un segundo, Grace, relájate. Abrí los ojos y Justin me seguía observando.

Aparté la mano cuando un camarero vino para que le dijéramos lo que queríamos, Justin pidió dos copas de un champagne y me sorprendió cuando el camarero no puso queja por nuestra edad y Justin después pidió dos filetes con una salsa extraña y una ensalada, le dijo que el postre se lo diríamos después pero yo estaba mirándolo pensando que estaba loco si creía que podía comer algo más que la ensalada. Pero me volvía a auto decir que me relajara, que era fin de año y que tenía que acostumbrarme a ver a las personas comer a mi alrededor y haciendo sonidos y… Me pegué un pequeño pellizco en mi pierna para dejar de pensar en eso. El camarero se fue y él habló antes de que le preguntara.

- Nos van a dar alcohol porque este sitio y mi familia tienen una conexión especial.

Yo sonreí aunque me asustó que ya supiera lo que pensaba sin decir nada… Vino un camarero que nos colocó los cubiertos en nuestra izquierda y nos colocó una cesta con pan. Intenté no mirar los cubiertos, pero fue inútil, miré el cuchillo atentamente por unos segundos, era la primera vez que veía algo afilado en un tiempo. Moví mis brazos haciendo que el chal tapara mejor mis brazos. Justin me miraba extraño así que tuve que decir algo.

- Hace un poco de frío.
- Mi culpa- dijo rascándose la nuca- No pensé en eso cuando compré el vestido, ¿quieres mi chaqueta?
- No, no hace falta.



- ¿Me has echado hoy mucho de menos?- me preguntó.
- La verdad es que si.
- Tuve que llamar a mi madre y a mi abuela, para que hicieran la reserva y de paso para hablar con ellas. Hace mucho que no las veo. Luego me llamó César y estuvimos hablando, tiene novia o cómo dice él “ha encontrado su árbol perfecto”, creo que César se tiró de la cuna cuando era pequeño, porque así de tonto de naturaleza no puede ser- Justin sonrió y su sonrisa se me contagió-. Te manda saludos y dice que cuando salgas quedaremos algún día los cuatro, aunque te da las gracias por no salir pronto porque le he dicho que le cedo el papel de capitán del equipo de baloncesto mientras no voy.
- Justin…- susurré.
- No, no pasa nada, es mi decisión.
- Tenemos que hablar.
 - Después, ahora disfrutemos de la noche.

Respiré, Grace disfruta.

- Voy al baño un segundo- dije y él me miró extraño, estaba un poco harta de esas miradas- Me estoy meando.

Él sonrió de lado y afirmó con la cabeza. Yo me levanté con cuidado y busqué un letrero que pusiera servicios, lo encontré y me dirigí hacia allí, era un baño de uno y enorme, entré y lo primero que vi fue mi reflejo en un espejo, ¿esa era yo? Entre un pestañeo y otro vi por unos segundos a una chica con piernas finas, cara de carabela y largos dedos, sin curva ninguna. Pero al pestañear otra vez volví a ver mi cuerpo como siempre fue, redondo.

Fui hacia el lavamanos y encendí el grifo, al oír el ruido del agua bajar me recordó recuerdos que yo creía olvidados. El primer vómito y él último, la primera vez fue con el grupo de chicos que todo el mudo creía que eran mala influencia, una chica me enseñó cómo hacerlo ya que yo sola no podía. Era pequeña, indefensa y ellos para mi eran héroes. Siempre supieron demasiados y cuando uno moría, brindaban por él, yo quería que un día brindaran por mí. Mis manos me echaron agua en la cara, y digo mis manos porque mi cabeza estaba en otro sitio. La máscara de mis pestañas se corrió un poco y lo tuve que arreglar con un poco de papel, aunque lo intenté, se quedó la marca negra alrededor de mis ojos, haciéndolos ver todavía más cansados. Respiré y fui a salir del baño cuando justo delante de la puerta del baño un camarero iba con bandejas llenas de comidas.


Lentamente di marcha atrás cerrando la puerta y corriendo me dirigí al retrete y me arrodillé, pero no salió nada, simplemente un par de lágrimas chocaron con el agua que había. Me levanté, cogí aire de nuevo y esta vez salí del baño con la mirada puesta en el suelo. Fui a mi mesa y allí Justin me esperaba sonriendo, su sonrisa despejó la niebla de mi mente por unos segundos los suficientes para no derrumbarme enfrente de él. Llegó la comida y empezó el infierno. Justin me hablaba distrayendo y yo se lo agradecía, hubo un momento en el que estaba disfrutando de la cena porque estaba con él, con la persona que me salvaba sin saberlo.
No pedimos postre y brindamos cuando la copa llegó, al principio, él brindo por una rápida recuperación yo afirmé con la cabeza, esto se tenía que acabar. Salimos del restaurante y él cogió un taxi que nos llevó a un parque. Justin me volvió a ayudar a salir y fuimos por el parque hasta un banco en el que nos sentamos, desde ese bando se podía ver un lago abajo y montañas al fondo.

- Siempre encuentras los mejores lugares- le dije.
- Lo hago todo por ti. Te quería pedir perdón por esta cena… Creo que no lo he hecho bien, todavía no sé qué hacer y qué no hacer.
- Justin, hace más de lo que cualquiera haría por mi. Y no eres tú, soy yo la que no lo hace bien… Pero me tienes que dar tiempo.
- No me importa cuando, me importa que seas feliz y haré lo que sea.

Pensé, pensé que podía decirle ahora y por suerte no tuve que pensar demasiado.

- Hay una cosa que me haría feliz.
- ¿El qué?

Él me miraba atento.

- Sé que nuestra relación nunca ha sido fácil, sé que uno siempre ha dejado a otro o al revés… Pero nunca fue porque quisimos. Esta vez te lo quiero pedir. Vete a casa, pasado mañana empiezan las clases de nuevo y no quiero que te pierdas nada. Si queremos tener un futuro nuevo, tienes que estudiar sacarte una carrera para que podamos tener algo con lo que mantenernos, yo lo haré, cuando salga de aquí, pero tu tienes la oportunidad de no ir retrasado de los demás. Ve. Estudia.
- Pero Grace…
- No, no hay peros que valgan. Eso me haría feliz, saber que estás en tu casa, ayudando a tu madre y tu abuela, divirtiéndote con tus amigos y estudiando. Yo seguiré aquí mejorando poco a poco, hablaremos por teléfono y por cartas- sonreí-. Nada cambiará. Si algo tiene razón todo el mundo que nos ha intentado separar es que tengo que mejor por mi misma- busqué sus manos y las agarré-. Si tú estás aquí siempre tiraré de ti para levantarme del suelo, tengo que levantarme por mi misma, sonreír porque quiero… Tengo que cambiar y eso solo lo podré hacer si estoy sola. Además, aquí están mis padres y mis amigas.
- No quiero dejarte- dijo él firme.
- No me vas a dejar, seguirás ahí, pero haciendo cosas para ganarte un futuro… Sea conmigo o sin mi.
- No quiero un futuro sin ti.

Acaricié su mejilla.

- Te quiero y la distancia no va a cambiar eso- dije, segura de mis palabras.
- Grace, no quiero decepcionarte- él colocó una mano sobre la mía que acariciaba su mejilla.
- Jamás me vas a decepcionar, delante de mis ojos jamás vas a poder hacer algo mal.

Él acercó sus labios a los míos y se lo agradecí porque las lágrimas estaban a punto de salir y no quería llorar delante de él ahora mismo. Después del beso lento, apoyé mi cabeza en su hombro, llevé mis manos a su espalda y lo apreté fuertemente, no quería dejarlo ir pero tenía que hacerlo… Si algo me pasaba a mí, él tenía que tener un futuro. ¿Por qué pensaba eso? No iba a pasar nada, no, no, todo iría bien.
jajaja que más quisieras tú

Note como el color se iba y venía de mi cara, mis manos se deslizaron lentamente por su espalda hasta que ya no le tocaba. ¿Y esa voz? ¿Y esa risa? Mis manos empezaron a temblar.

- ¿Grace?- me susurró al oído.

Me agarré a su voz para no caer en la locura en mitad de un parque.

- Estoy bien, solo es que tengo un poco de frío.
- Espera un segundo y nos vamos.

Justin se separó de mi sonriendo y yo sonreí aunque no entendía nada.

- ¿Entonces te vas a ir?
- Grace, no me importa repetir si estoy contigo.
- No, Justin, no- agarré sus manos-. Prométeme que mañana mismo cogerás un autobús y volverás, me pone mal el verte aquí simplemente para esperarme me hace sentirme egoísta.
 Justin apretó mis manos y suspiró, en cabezota no me ganaba nadie.
- Hablaremos todos los días, ¿de acuerdo?- dijo rindiéndose.

Yo sonreí.

- Por supuesto, te hartarás de mí.
- No creo que eso me pase alguna vez.

Justin pasó una mano por mis hombros y yo apoyé mi cabeza en su hombro mientras mirábamos el paisaje, de repente, unos fuegos artificiales estallaron en el cielo oscuro. No pude evitar dar un pequeño rebote haciendo que Justin se riera, pero luego yo sonreí.

- Feliz año nuevo, escritora- me susurró al oído.

Yo aún atenta a los fuegos, encandilada por la tremenda explosión de colorido tardé en responderle, pero lo hice llena de emoción.

- Feliz año nuevo, diario.

Y nos dimos un pequeño beso, porque yo quería seguir viendo los fuegos artificiales. Lo más hermoso era 
ver como los fuegos artificiales se reflejaban en el lago que estaba delante de nosotros.

Cuando los fuegos se acabaron Justin se levantó y agarrado de mi mano, me llevó hasta una parada de taxis. Sacó su cartera y me dio algo de dinero.

- Con eso te sobrará para el taxi.

Justin me estaba hablando peor yo aún escuchaba el sonido de los fuegos, grandes explosiones, miré a mi alrededor pero todo estaba tranquilo. Mi corazón palpitaba rápidamente y mi respiración se estaba acelerando.

- Si… Si- dije afirmando con la cabeza.
- Llámame cuando llegues. Me gustaría acompañarte pero quiero llamar a mi madre y ya haré la maleta… ¡Grace!- Justin me cogió de los hombros porque no le miraba a él, estaba buscando quien estaba murmurando cosas a nuestro alrededor.

- ¿Qué?
- ¿Quieres que me quede?- me preguntó, mirándome a los ojos.

Si. Te vas a perder sin él. Tonta” Callaros, por favor, callaros.

- No, vete, todo irá bien.

Él todavía no muy seguro me besó en la frente, yo sonreí cuando sentí su calor cerca de mi. Claro que iba a salir todo bien si me agarraba a situaciones así. Luego deslizó lentamente sus labios sobre los míos y suspiró en ellos.

- De verdad que no me quiero ir.
- Pero yo si, va a ser lo mejor- dijo sonriendo.

En ese momento un taxis llegó y yo le di un rápido beso.

- Te quiero Grace.
- Y yo a ti- dije mientras me despedía con la mano metiéndome en el taxis.

Estas sola, Grace. Solo tú y yo, otra vez.

Me tapé los oídos fuerte con las manos, pero eso no cesaron las voces

- ¿Dónde le llevo señorita?

Grace…” por lo melodiosa que sonaba la voz me daba escalofríos, era como si cantara una nana.

- ¿Conoce una ferretería que esté abierta a estas horas?- pregunté.
- Si.

Que suerte tienes”
- No la tengo- susurré-. Lléveme allí, por favor.

Cuando llegué a manicomio no sé como pude permanecer de pie, sin levantar mi mirada empujé la puerta y una enfermera me dijo que llegaba puntual.

Disimula idiota

Levanté la cabeza y sonreí asintiendo con la cabeza, yo solo deseaba que no sonora la bolsa.
- Esta noche va a estar sola, hemos llevamos a Margaret a otra habitación.

Y luego dices que no tienes suerte

- ¿Esta bien?- pregunté.
- Si, mañana estará mejor.
- Me alegro.

Me fui a mi habitación, me quité el vestido, las medias y los tacones, despacio, cerrando los ojos cada vez que oía voces. Me mordí la mano varias veces par no gritar. Eché toda la ropa sobre la cama, tapando la bolsa y me coloqué el pijama. Fui a un cuarto de baños que tuviera lavamanos y espejo para quitarme el maquillaje. Cuando me lo quité, me eché agua en la cara y cuando vi mi reflejo en el espejo di un pequeño salto hacia atrás y retuve un grito en mi voz.

Sabemos que eres fea, pero contrólate

Me apoyé en la pared y me agarré del cabello mientras me deslizaba al suelo con ganas de llorar. Yo era fuerte, era fuerte, era más fuerte que esa voz.

No” serio y claro.

Si, le conteste. Me levanté del suelo, me froté los ojos y salí del cuarto de baños.

- Grace, ¿quieres dormir hoy con una enfermera? Entendemos que no quieras dormir sola.
- Estoy bien- mentí.

Fui a mi cuarto y recogí la ropa, la doblé y la guardé. En mi cama quedó una bolsa y de ella salían unos recambios de una cuchilla paleteados y afilados. Los fui abrir, solo eso, para destruir al enemigo hay que enfrentarse a él.

¿Quién es el enemigo?

Tú.

¿Yo? ¿Y quién soy yo?

Yo.

Pude escuchar su voz triunfal, cuando me quise dar cuenta el filo estaba apretando contra mi piel demasiado cerca de mi mano, quise apartarlo, pero no pude, yo no me controlaba. Miraba fijamente como la cuchilla se hincaba más y como empezaba a salir sangre. Las lágrimas de impotencia no se pudieron retener más en mis ojos. El final estaba ahí, la paz esperada. Me estaba perdiendo poco a poco. De mi cama caí al suelo, pero la cuchilla seguía apretando y yo me seguía perdiendo.

Me dijeron una vez que no sabes lo que es perderse si no te has encontrado alguna vez y ahí caí en que cuando estaba con él, con Justin, me encontraba. Sé que en un momento empecé a gritar tan fuerte que me escocía la garganta, conocía esta sensación, yo estaba en una esquina de mi cuarto viendo como el monstruo se apoderaba de mi, yo estaba indefensa. El sabor amargo y metálico de la sangre se encontraba en mi boca. La puerta se abrió de golpe y yo empecé a negar con la cabeza, no, no dejarme aquí. Me subí la camiseta y me hice otro corte, dolió, si, dolió. Una mujer me agarró la mano y me quitó la cuchilla, podía ver como mis compañeras se asomaban por la puerta como fantasmas, algunas sonreían, otras lloraban. Algunas enfermeras intentaban alejarlas, pero eran muchas. Me cogieron entre dos personas y yo no apuse resistencia ya que mi visión se estaba volviendo negra.

He ganado, he ganado, he ganado.”


Sonreí, porque tenía razón, había ganado.

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No sé si he podido plasmar bien el sentimiento que quería transmitir con este capítulo, pero era que vierais como Grace vuelve a caer, como de estar perfecta de repente se enciende una llama que encadena todo lo demás,  que aunque no quiera no tiene más remedio que dejarse llevar porque sola no es fuerte. (no sé porque nunca os he explicado lo que quiero transmitir con cada capítulo) Espero que os haya gustado entre lo que cabe. Sé que muchas dejáis de leer la novela porque es muy dramática, y os entiendo pero espero que algún día volváis a leerla y veáis el final que tendrá. Perdonar por tardar en subir, yo ya no sé ni como recompensaros.
PD: LO MÁS SEGURO ES QUE EL CAPÍTULO 45, 46 Y 47 SEAN SUBIDOS EN UN MARATÓN.

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