Estos cincos días que han pasado han sido como un rayo de
luz que iluminó todo mi ser. Los pasé a su lado, todos y cada uno de ellos, los
dos en la cama, abrazados. Hoy es 31 de diciembre, hoy se acaba un nuevo año y
puede que se acabe una etapa de mi vida, quizás llego la hora de pasar de
página y lo haré con todas las ganas el mundo entero. Recuerdo estos cinco días
como los mejores y los más estables desde hace tiempo, a pesar de donde estoy.
Justin venía aquí por las mañanas y se iba por la noche a un hotel, se podía
quedar tanto tiempo gracias a que yo mejoraba y también porque les caía genial
a todas las chicas y a todas las enfermeras. Recuerdo el tercer día en la hora
de la comida, se puso a tocar una canción en mitad del comedor y todas las
chicas reían mientras comían, luego Justin iba de mesa en mesa diciendo si lo
necesitaban y cuando alguna se ponía a llorar, Justin le limpiaba los restos de
comida de la cara y la chica sonreía. Fue un ángel esos días.
Si, me avergüenzo, claro que lo hago, odio que Justin vea
esos momentos y que sepa que ya estuve en ese punto. Pero aunque odio que vea
esas cosas no sé cómo agradecerle el apoyo. En estos cinco días he querido
llorar de rabia, he querido vomitar y he querido aliviar el dolor de dentro
causándome heridas en mi cuerpo, pero nada pasó, bueno, sí, he llorado, pero él
me prestaba su hombro. Margaret ha cogido mucho cariño a Justin, creo que es
porque su voz es lenta y suave y no la altera.
La única pega es que yo tenía que ir sola a mis terapias, me estoy
soltando, poco a poco, le he contado a Padre toda mi historia con Justin, como
fue mi salvación en algunos momentos y mi perdición en otros. Al terminar de
contarle la historia, sonrió y me dijo que estaba feliz de que todavía quedaran
amores así, me ruboricé porque amor me parece una palabra muy grande. Justin ha
conocido a Padre, lo conoció cuando acabé una terapia y Justin estaba
esperándome en la puerta.
En definitiva, estos cinco días han sido perfectos. Solo hay
una cosa que me asusta, el día dos vuelven a empezar las clases y Justin me ha
dicho que no se piensa mover de aquí hasta que yo salga, lo que hace que me
intente recuperar mejor, pero no quiero retenerle aquí a mi lado. Sé que
nuestra relación puede ser una locura, siempre va a estar el temor a
separarnos, pero es lo que ocurre con las relaciones a distancias, aunque sé
que cuando todo esto acabe no nos volveremos a separar. He hablado con él, le
he dicho que no es justo que se quede por mí y pierda clases solo para estar conmigo,
él me ha dicho que teme que cuando me vaya todo vuelva a caer, no le pude decir
nada porque de verdad hay algo dentro de mi que dice que cuando se vaya, todo
volverá a estar mal.
Creo que pienso eso porque por las noches, cuando él no está
para abrazarme- aunque intento dormir a medio día mientras él me esta abrazando
pero los analgésicos me dan ganas de dormir por la noche-, tengo pesadillas
pero intento olvidarlas y no darles
importancia, pero lo más importante es que sé que algo va mal. El primer paso
es aceptar que eres una marioneta de tus monstruos, el segundo es cortar las
cuerdas que te unen a ellos. ¿Seré lo suficientemente fuerte para eso?
Ahora me encuentro en mi cama, con las piernas estiradas y
tapada por el frío que hace, estoy esperando a que Justin vuelva ya que se fue
a arreglarse para esta noche, no sé por qué, creo que la verdad es que se cansa
de mi y necesita su tiempo. Cuando pienso en cosas tontas como que no le
importo a Justin, que se va a cansar de mi y esa cosas agarro el regalo que me
hizo y empiezo a leer esas 52 cosas.
1 Que me llames tu diario.
2 El brillo de tus ojos cuando estás feliz.
3 Tu tatuaje.
4 Tu pequeña sonrisa después de llorar.
5 Tu voz cuando te despiertas.
6 Tu coraje.
7 Tu fuerza de voluntad.
8 La forma en la que andas, como una mariposa.
9 El pequeño hoyuelo de tu mejilla izquierda.
10 Tus labios.
11 Tu cara mientras duermes
12 La forma en la que me miras.
13 Que comas como un conejo.
Mientras iba pasando las cartas no podía evitar que mis ojos
se llenaran de una carpa cristalina que amenazaran por salir.
14 Cuando intentas no llorar pero fallas
15 Que me quieras
16 Que me digas que soy tu salvación
16 Que me necesites
17 Lo bien que te queda mi ropa
Cuando iba a pasar la carta, sonriendo, pegaron a mi puerta,
dejé el regalo a mi lado.
- ¿Si?
Margaret abrió la puerta y asomó la cabeza.
- Toca la comida.
- ¿Ha llegado Justin?- pregunté.
- No, todavía no.
No pude evitar que una pequeña mueca se colocara en mi boca,
¿por qué no estaba ahí? Siempre estaba. Salí de mi cuarto y fui con Margaret al
comedor.
- ¿Hoy vendrán tus padres?- le pregunté- Por ser fin de año.
- No- dijo ella sin mirarme.
- ¿Por qué?
Cuando ella levantó su mirada supe que la había fastidiado,
sus ojos estaban un poco rojos.
- Murieron.
- Yo… Yo… Lo siento, no lo sabía.
- ¿Cómo ibas a saberlo?
Fue la primera vez que la voz de Margaret no sonaba animada,
su voz era seria y dura. Me dieron ganas de darles unas palmadas en la espalda
pero no quería actuar como si fuera un perro, simplemente seguí callada a su
lado hacia el comedor. Cuando entré por la puerta, todo el mundo me miraba
esperanzado y luego al verme sola, dirigieron su mirada a su plato, estaban
igual de decepcionadas que yo de que no estuviera Justin. Fui a mi mesa y me
senté junto a mis compañeras, las saludé.
- Hola Grace, ¿hoy no viene Justin?- me preguntó la más
alta.
- No sé, me dijo que tenía que preparar algo para esta
noche, supongo que estará hablando con su madre.
- Que pena que no esté aquí- dijo la otra.
- Ya- admití.
La enfermera de siempre vino y se sentó enfrente de mi como
era costumbre, pero ya no me miraba fijamente, simplemente me miraba y
hablábamos, algunas veces se levantaba para ir a atender a alguna chica que
estaba comportándose mal y yo seguía comiendo normal, ya no tardaba dos horas
en comer, ahora tardaba una hora. Todo mejoraba a paso de gigantes mientras él
está aquí.
- Vas muy bien, Grace- me dijo hoy.
- Gracias.
- Si sigues así quizás hablemos con tus padres. Me han dicho
que van a venir mañana a verte y que te llamarán hoy.
- ¿Por qué no vienen hoy?
- No sé, me dijo que ya te lo dirán mañana.
Me encogí de hombros y seguí comiendo. Hoy tardé un poco
más, hoy tardé una hora y un cuarto, tampoco es que tuviera ánimos de comer más
rápido. Volví a mi cuarto lentamente junto a Margaret, ella sonreía, otra vez. Ella
miraba su cámara y en ese momento es como si ya no existiera, se metía en su
mundo y era feliz… ¿Y quién era yo para juzgarla por eso? Cada uno se encuentra
su manera de evadirse, algunas son bien vistas por la sociedad y otras, en
cambio, no.
No quería estar encerrada en mi cuarto así que salí al
pasillo, allí me encontré con una chica que se llamaba María que tenía como 24
años y se le veía muy sana, se corría un rumor de que iba a ser una de las
siguientes en ser puesta en libertad. Me saludó al verme.
- Hola- dije-. Oye, María, ¿tú sabes algo de Margaret?- ella
afirmó con la cabeza sonriendo.
- Soy una veterana aquí.
- ¿Es verdad que sus padres murieron?
Ella afirmó con la cabeza.
- Fue en un accidente de coche, ella iba dentro pero se
salvó.
- Tuvo que ser duro. ¿Tiene que ver eso con que no soporte
los gritos?
- Ella dice que lo último que escucho de sus padres fueron
gritos y que no quiere más gritos en su vida.
- ¿Y por qué está aquí? Quiero decir… en esta planta solo
veo a chicas con problemas alimenticios.
- Ella quiere morir para ir al cielo con sus padres y que
tiene que sufrir tanto como ellos, por eso cree que si no come morirá
lentamente y con dolor.
- Que estupidez, ¿no? Hay formas más lentas y dolorosas para
morir que dejar de comer.
- Le dices estúpida a ella cuando tú no comes para verte más
guapa.
Después de soltar aquella frase con voz firme, me sonrió de
nuevo para quitarle tensión a la situación y se marchó despidiéndose con la mano.
Me dejó mal cuerpo la frase y lo único que
tenía ganas de hacer fue ir a mi habitación, antes de nada fui al
servicio, se lo dije a una enfermera y me llevó a uno. No había espejos, en
ningún lado había espejo, yo logré que Justin me trajera una vez uno pequeño
para que me pudiera ver si iba bien y como estaba mi cabello. Toqué todo mi
cuerpo por encima de la ropa, mi mano temblaba. ¿Era una estúpida por hacer
todo esto? Dejé de entrecerrar los ojos y me espabilé un poco, estaba
mejorando, poco a poco iba siendo menos estúpida… ¿no? Suspiré y salí del
cuarto de baño. La enfermera que me esperaba afuera me acompañó hasta donde
tenía que tomarme las pastillas y después me fui a mi cuarto, me tumbé en la
cama y esperando a Justin me dormí.
Aquí la vida es muy aburrida.
Me desperté porque algo pegó en la puerta fuertemente, como
si fuese a tirarla abajo. Me levanté de la cama, todo el cuarto estaba oscuro
¿era ya de noche? fui a la puerta y allí no había nadie, bajé mi mirada y en el
suelo había una caja grande de color rosa con un lazo envolviendo la caja
negro. En el lazo había una tarjeta enganchada que ponía: “Grace”, con su
letra.
Cogí la caja, que era grande, y entré dentro de mi cuarto.
La dejé encima de mi cama y fui corriendo a abrir las persianas. Fui hacia la
caja y la abrí quitando el lazo que a envolvía, en su interior había un vestido
negro doblado y unos tacones en una esquina. Me llevé la mano a la boca y
apunto estuve de soltar unas lágrimas. Cogí el vestido y lo desdoble, al
estirarlo un papel se deslizó hasta la caja, lo cogí y ponía:
“Sé que esto puede ser muy típico pero, póntelo que te
espero en la puerta.”
Deje la nota y observé el vestido, era negro, de escote en
forma de corazón y tenía piedrecitas, negras, hasta la parte de la cintura, lo
demás era liso con una tela que era como seda pero tenía un poco de vuelo hasta
por la mitad del muslo. En la caja todavía quedaban unas medias negras y los
tacones, estos eran negro con un tacón fino, pero no muy fino, con brillantes
plateados minúsculos por todo el zapato.
En el reloj vi cómo eran las nueve y media y hoy se cenaba a
las diez, tenía que apresurarme. Aunque cuando empecé a ponérmelo todo, me
empezaba a dar vergüenza, ¿iría así vestida para cenar en el comedor con las
demás… Cando iba a quitarme el trozo de medias que me había puesto para ponerme
mis pantalones normales, alguien pegó en la puerta y la abrió, era Margaret.
- ¿Qué haces? ¿Por qué te lo quitas?- dijo mientras venía
hacia mi corriendo para que no siguiera bajando lo demás.
- No puedo salir así, me voy a morir de vergüenza, no puedo
comer así junto a las demás.
- Grace, ¿Crees que vas a comer aquí? ¡No! Justin ha
conseguido que hoy te dejen salir para cenar fuera, le han dicho que si porque
vas a mejor, venga tonta, termina de vestirte.
Lo único que pude decir fue que no me lo creía y ella me
dijo que me visitera rápido que me estaba esperando. Así que ella se quedó ahí
en su cama para observarme que me vestía, me puse las medias y me levanté,
dándole la espalda a ella para ponerme el vestido. Ella me ayudó a cerrarme la
cremallera y creo haber escuchado la cámara algunas veces pero estaba muy
nerviosa para preocuparme. Cuando me puse los tacones se me hizo un nudo en el
estómago porque creía que me caería en cualquier momento y lo siguiente que me
preocupó fue que mis brazos estaban totalmente al aire, miré a Margaret
pidiéndole ayuda con la mirada y ella se levantó buscando algo en su ropa.
- Toma- dijo tendiéndome un trozo de tela negro con
brillantes- Es un chal, te lo pones por los hombros y te cubre los brazos.
- Gracias.
Lo cogí y me lo puse sobre los hombros tal y como me indico,
me cubría todos los brazos.
- Bueno… me voy- dije.
- ¡No! ¡No! Siéntate.
Le hice caso y ella rápidamente fue a por mí cabello
haciéndome un recogido y luego de un cajón secreto cogió rímel y me lo echó por
los ojos y un gloss por los labios.
- Que suerte tienes al ser guapa
por naturaleza.
Negué con la cabeza pero no me
atreví a pronunciar palabra. Me levanté y la abracé, ella tardó en reaccionar,
pero después me abrazó. Luego me alejé de ella y sin decirle una palabra salí
de mi cuarto, no había nadie por los pasillos y solo se escuchaba el ruido de
mis tacones.
“¿Me echabas de menos?”
Moví mi cabeza buscando a
alguien, no había nadie, así que sacudí mi cabeza y seguí andando. Fui hasta la
puerta principal y allí estaba él con un esmoquin negro esperándome. Cuando
estaba cerca de él, se giró y su boca se abrió formando una “o” cuando me vio.
- Sabía que te iba a quedar
genial.
- No me he podido ver.
- No hace falta, tú créeme cuando
te digo que estas hermosa.
Justin abrió la puerta y le hizo
una señal a una enfermera, esta afirmó con la cabeza. Justin me cogió de la
mano y tiró de mi, cuando salí fuera el aire fresco me golpeó en la cara.
¿Cuándo hacía que no salía? Cerré los ojos y disfruté del ruido de la ciudad.
Tuvimos que bajar unos escalones que él me ayudó a bajar. Y después había un
taxi esperándonos, él abrió la puerta y entre yo primero. Cuando nos sentamos
en los asientos, él me miró son sonreí tímida y después tuve sus labios en mi
boca. Coloqué lentamente mis manos en su mejilla y disfruté del beso.
- No me pude contener.
- No quiero que te contengas-
susurré en sus labios.
Él se alejó un poco y respiró.
- Tenemos dos reglas. Primero:
tenemos que estar allí antes de las una y media de la madrugada y tienes que
cenar.
- Estoy tan nerviosa que no tengo
hambre.
- Grace…- dijo él.
- Tranquilo, es la primera vez
que salgo en semanas.
- Quiero que empieces el año
nuevo como vas a estar dentro de poco, fuera de allí y conmigo.
Le di un pequeño beso que terminó
en sonrisa. Después de varios minutos el taxi paró en un sitio, Justin le pagó
y salió de su puerta corriendo para ir a la mia, abrió mi puerta y me ayudó a
salir, me quedé mirándole y el esmoquin le quedaba genial.
- Vamos, que tengo mesa
reservada.
Levanté mi mirada y vi que detrás
de Justin se encontraba un restaurante de esos caro de las películas, había
gente haciendo cola pero Justin me agarró la mano y fue por una puerta que
estaba vacía le dijo su nombre al muchacho y él nos acompañó a una mesa para
dos que estaba iluminada con una vela.
Justin puso su mano en la mesa
boca arriba y yo coloqué la mía encima de la suya, él sonrió y yo lo imité,
aunque tenía ganas de llorar y el nudo de mi garganta no se iba. Él me acarició
la mano con el dedo pulgar y cerré los ojos por un segundo, Grace, relájate.
Abrí los ojos y Justin me seguía observando.
Aparté la mano cuando un camarero
vino para que le dijéramos lo que queríamos, Justin pidió dos copas de un
champagne y me sorprendió cuando el camarero no puso queja por nuestra edad y
Justin después pidió dos filetes con una salsa extraña y una ensalada, le dijo
que el postre se lo diríamos después pero yo estaba mirándolo pensando que
estaba loco si creía que podía comer algo más que la ensalada. Pero me volvía a
auto decir que me relajara, que era fin de año y que tenía que acostumbrarme a
ver a las personas comer a mi alrededor y haciendo sonidos y… Me pegué un
pequeño pellizco en mi pierna para dejar de pensar en eso. El camarero se fue y
él habló antes de que le preguntara.
- Nos van a dar alcohol porque
este sitio y mi familia tienen una conexión especial.
Yo sonreí aunque me asustó que ya
supiera lo que pensaba sin decir nada… Vino un camarero que nos colocó los
cubiertos en nuestra izquierda y nos colocó una cesta con pan. Intenté no mirar
los cubiertos, pero fue inútil, miré el cuchillo atentamente por unos segundos,
era la primera vez que veía algo afilado en un tiempo. Moví mis brazos haciendo
que el chal tapara mejor mis brazos. Justin me miraba extraño así que tuve que
decir algo.
- Hace un poco de frío.
- Mi culpa- dijo rascándose la
nuca- No pensé en eso cuando compré el vestido, ¿quieres mi chaqueta?
- No, no hace falta.
- ¿Me has echado hoy mucho de
menos?- me preguntó.
- La verdad es que si.
- Tuve que llamar a mi madre y a
mi abuela, para que hicieran la reserva y de paso para hablar con ellas. Hace
mucho que no las veo. Luego me llamó César y estuvimos hablando, tiene novia o
cómo dice él “ha encontrado su árbol perfecto”, creo que César se tiró de la
cuna cuando era pequeño, porque así de tonto de naturaleza no puede ser- Justin
sonrió y su sonrisa se me contagió-. Te manda saludos y dice que cuando salgas
quedaremos algún día los cuatro, aunque te da las gracias por no salir pronto
porque le he dicho que le cedo el papel de capitán del equipo de baloncesto
mientras no voy.
- Justin…- susurré.
- No, no pasa nada, es mi
decisión.
- Tenemos que hablar.
- Después, ahora disfrutemos de la noche.
Respiré, Grace disfruta.
- Voy al baño un segundo- dije y
él me miró extraño, estaba un poco harta de esas miradas- Me estoy meando.
Él sonrió de lado y afirmó con la
cabeza. Yo me levanté con cuidado y busqué un letrero que pusiera servicios, lo encontré y me dirigí hacia allí, era un baño de uno y enorme, entré y lo
primero que vi fue mi reflejo en un espejo, ¿esa era yo? Entre un pestañeo y
otro vi por unos segundos a una chica con piernas finas, cara de carabela y
largos dedos, sin curva ninguna. Pero al pestañear otra vez volví a ver mi
cuerpo como siempre fue, redondo.
Fui hacia el lavamanos y encendí
el grifo, al oír el ruido del agua bajar me recordó recuerdos que yo creía
olvidados. El primer vómito y él último, la primera vez fue con el grupo de
chicos que todo el mudo creía que eran mala influencia, una chica me enseñó
cómo hacerlo ya que yo sola no podía. Era pequeña, indefensa y ellos para mi
eran héroes. Siempre supieron demasiados y cuando uno moría, brindaban por él,
yo quería que un día brindaran por mí. Mis manos me echaron agua en la cara, y
digo mis manos porque mi cabeza estaba en otro sitio. La máscara de mis
pestañas se corrió un poco y lo tuve que arreglar con un poco de papel, aunque
lo intenté, se quedó la marca negra alrededor de mis ojos, haciéndolos ver
todavía más cansados. Respiré y fui a salir del baño cuando justo delante de la
puerta del baño un camarero iba con bandejas llenas de comidas.
Lentamente di marcha atrás
cerrando la puerta y corriendo me dirigí al retrete y me arrodillé, pero no
salió nada, simplemente un par de lágrimas chocaron con el agua que había. Me
levanté, cogí aire de nuevo y esta vez salí del baño con la mirada puesta en el
suelo. Fui a mi mesa y allí Justin me esperaba sonriendo, su sonrisa despejó la
niebla de mi mente por unos segundos los suficientes para no derrumbarme
enfrente de él. Llegó la comida y empezó el infierno. Justin me hablaba
distrayendo y yo se lo agradecía, hubo un momento en el que estaba disfrutando
de la cena porque estaba con él, con la persona que me salvaba sin saberlo.
No pedimos postre y brindamos
cuando la copa llegó, al principio, él brindo por una rápida recuperación yo
afirmé con la cabeza, esto se tenía que acabar. Salimos del restaurante y él
cogió un taxi que nos llevó a un parque. Justin me volvió a ayudar a salir y
fuimos por el parque hasta un banco en el que nos sentamos, desde ese bando se
podía ver un lago abajo y montañas al fondo.
- Siempre encuentras los mejores
lugares- le dije.
- Lo hago todo por ti. Te quería
pedir perdón por esta cena… Creo que no lo he hecho bien, todavía no sé qué
hacer y qué no hacer.
- Justin, hace más de lo que
cualquiera haría por mi. Y no eres tú, soy yo la que no lo hace bien… Pero me
tienes que dar tiempo.
- No me importa cuando, me
importa que seas feliz y haré lo que sea.
Pensé, pensé que podía decirle
ahora y por suerte no tuve que pensar demasiado.
- Hay una cosa que me haría
feliz.
- ¿El qué?
Él me miraba atento.
- Sé que nuestra relación nunca
ha sido fácil, sé que uno siempre ha dejado a otro o al revés… Pero nunca fue
porque quisimos. Esta vez te lo quiero pedir. Vete a casa, pasado mañana
empiezan las clases de nuevo y no quiero que te pierdas nada. Si queremos tener
un futuro nuevo, tienes que estudiar sacarte una carrera para que podamos tener
algo con lo que mantenernos, yo lo haré, cuando salga de aquí, pero tu tienes
la oportunidad de no ir retrasado de los demás. Ve. Estudia.
- Pero Grace…
- No, no hay peros que valgan.
Eso me haría feliz, saber que estás en tu casa, ayudando a tu madre y tu
abuela, divirtiéndote con tus amigos y estudiando. Yo seguiré aquí mejorando
poco a poco, hablaremos por teléfono y por cartas- sonreí-. Nada cambiará. Si
algo tiene razón todo el mundo que nos ha intentado separar es que tengo que
mejor por mi misma- busqué sus manos y las agarré-. Si tú estás aquí siempre
tiraré de ti para levantarme del suelo, tengo que levantarme por mi misma,
sonreír porque quiero… Tengo que cambiar y eso solo lo podré hacer si estoy
sola. Además, aquí están mis padres y mis amigas.
- No quiero dejarte- dijo él
firme.
- No me vas a dejar, seguirás ahí,
pero haciendo cosas para ganarte un futuro… Sea conmigo o sin mi.
- No quiero un futuro sin ti.
Acaricié su mejilla.
- Te quiero y la distancia no va
a cambiar eso- dije, segura de mis palabras.
- Grace, no quiero decepcionarte-
él colocó una mano sobre la mía que acariciaba su mejilla.
- Jamás me vas a decepcionar,
delante de mis ojos jamás vas a poder hacer algo mal.
Él acercó sus labios a los míos y
se lo agradecí porque las lágrimas estaban a punto de salir y no quería llorar
delante de él ahora mismo. Después del beso lento, apoyé mi cabeza en su
hombro, llevé mis manos a su espalda y lo apreté fuertemente, no quería dejarlo
ir pero tenía que hacerlo… Si algo me pasaba a mí, él tenía que tener un
futuro. ¿Por qué pensaba eso? No iba a pasar nada, no, no, todo iría bien.
“jajaja que más quisieras tú”
Note como el color se iba y venía
de mi cara, mis manos se deslizaron lentamente por su espalda hasta que ya no
le tocaba. ¿Y esa voz? ¿Y esa risa? Mis manos empezaron a temblar.
- ¿Grace?- me susurró al oído.
Me agarré a su voz para no caer
en la locura en mitad de un parque.
- Estoy bien, solo es que tengo
un poco de frío.
- Espera un segundo y nos vamos.
Justin se separó de mi sonriendo
y yo sonreí aunque no entendía nada.
- ¿Entonces te vas a ir?
- Grace, no me importa repetir si
estoy contigo.
- No, Justin, no- agarré sus
manos-. Prométeme que mañana mismo cogerás un autobús y volverás, me pone mal
el verte aquí simplemente para esperarme me hace sentirme egoísta.
Justin apretó mis manos y suspiró, en cabezota
no me ganaba nadie.
- Hablaremos todos los días, ¿de
acuerdo?- dijo rindiéndose.
Yo sonreí.
- Por supuesto, te hartarás de mí.
- No creo que eso me pase alguna
vez.
Justin pasó una mano por mis
hombros y yo apoyé mi cabeza en su hombro mientras mirábamos el paisaje, de repente,
unos fuegos artificiales estallaron en el cielo oscuro. No pude evitar dar un
pequeño rebote haciendo que Justin se riera, pero luego yo sonreí.
- Feliz año nuevo, escritora- me susurró
al oído.
Yo aún atenta a los fuegos,
encandilada por la tremenda explosión de colorido tardé en responderle, pero lo
hice llena de emoción.
- Feliz año nuevo, diario.
Y nos dimos un pequeño beso,
porque yo quería seguir viendo los fuegos artificiales. Lo más hermoso era
ver
como los fuegos artificiales se reflejaban en el lago que estaba delante de
nosotros.
Cuando los fuegos se acabaron Justin se
levantó y agarrado de mi mano, me llevó hasta una parada de taxis. Sacó su
cartera y me dio algo de dinero.
- Con eso te sobrará para el taxi.
Justin me estaba hablando peor yo
aún escuchaba el sonido de los fuegos, grandes explosiones, miré a mi alrededor
pero todo estaba tranquilo. Mi corazón palpitaba rápidamente y mi respiración
se estaba acelerando.
- Si… Si- dije afirmando con la
cabeza.
- Llámame cuando llegues. Me
gustaría acompañarte pero quiero llamar a mi madre y ya haré la maleta… ¡Grace!-
Justin me cogió de los hombros porque no le miraba a él, estaba buscando quien
estaba murmurando cosas a nuestro alrededor.
- ¿Qué?
- ¿Quieres que me quede?- me
preguntó, mirándome a los ojos.
“Si. Te vas a perder sin él. Tonta”
Callaros, por favor, callaros.
- No, vete, todo irá bien.
Él todavía no muy seguro me besó
en la frente, yo sonreí cuando sentí su calor cerca de mi. Claro que iba a
salir todo bien si me agarraba a situaciones así. Luego deslizó lentamente sus
labios sobre los míos y suspiró en ellos.
- De verdad que no me quiero ir.
- Pero yo si, va a ser lo mejor-
dijo sonriendo.
En ese momento un taxis llegó y
yo le di un rápido beso.
- Te quiero Grace.
- Y yo a ti- dije mientras me
despedía con la mano metiéndome en el taxis.
“Estas sola, Grace. Solo tú y yo,
otra vez.”
Me tapé los oídos fuerte con las
manos, pero eso no cesaron las voces
- ¿Dónde le llevo señorita?
“Grace…” por lo melodiosa que
sonaba la voz me daba escalofríos, era como si cantara una nana.
- ¿Conoce una ferretería que esté
abierta a estas horas?- pregunté.
- Si.
“Que suerte tienes”
- No la tengo- susurré-. Lléveme allí, por favor.
Cuando llegué a manicomio no sé
como pude permanecer de pie, sin levantar mi mirada empujé la puerta y una
enfermera me dijo que llegaba puntual.
“Disimula idiota”
Levanté la cabeza y sonreí
asintiendo con la cabeza, yo solo deseaba que no sonora la bolsa.
- Esta noche va a estar sola,
hemos llevamos a Margaret a otra habitación.
“Y luego dices que no tienes
suerte”
- ¿Esta bien?- pregunté.
- Si, mañana estará mejor.
- Me alegro.
Me fui a mi habitación, me quité
el vestido, las medias y los tacones, despacio, cerrando los ojos cada vez que
oía voces. Me mordí la mano varias veces par no gritar. Eché toda la ropa sobre
la cama, tapando la bolsa y me coloqué el pijama. Fui a un cuarto de baños que
tuviera lavamanos y espejo para quitarme el maquillaje. Cuando me lo quité, me
eché agua en la cara y cuando vi mi reflejo en el espejo di un pequeño salto
hacia atrás y retuve un grito en mi voz.
“Sabemos que eres fea, pero contrólate”
Me apoyé en la pared y me agarré
del cabello mientras me deslizaba al suelo con ganas de llorar. Yo era fuerte,
era fuerte, era más fuerte que esa voz.
“No” serio y claro.
Si, le conteste. Me levanté del
suelo, me froté los ojos y salí del cuarto de baños.
- Grace, ¿quieres dormir hoy con
una enfermera? Entendemos que no quieras dormir sola.
- Estoy bien- mentí.
Fui a mi cuarto y recogí la ropa,
la doblé y la guardé. En mi cama quedó una bolsa y de ella salían unos
recambios de una cuchilla paleteados y afilados. Los fui abrir, solo eso, para
destruir al enemigo hay que enfrentarse a él.
“¿Quién es el enemigo?”
Tú.
“¿Yo? ¿Y quién soy yo?”
Yo.
Pude escuchar su voz triunfal,
cuando me quise dar cuenta el filo estaba apretando contra mi piel demasiado cerca
de mi mano, quise apartarlo, pero no pude, yo no me controlaba. Miraba
fijamente como la cuchilla se hincaba más y como empezaba a salir sangre. Las
lágrimas de impotencia no se pudieron retener más en mis ojos. El final estaba
ahí, la paz esperada. Me estaba perdiendo poco a poco. De mi cama caí al suelo,
pero la cuchilla seguía apretando y yo me seguía perdiendo.
Me dijeron una vez que no sabes
lo que es perderse si no te has encontrado alguna vez y ahí caí en que cuando
estaba con él, con Justin, me encontraba. Sé que en un momento empecé a gritar
tan fuerte que me escocía la garganta, conocía esta sensación, yo estaba en una
esquina de mi cuarto viendo como el monstruo se apoderaba de mi, yo estaba
indefensa. El sabor amargo y metálico de la sangre se encontraba en mi boca. La
puerta se abrió de golpe y yo empecé a negar con la cabeza, no, no dejarme
aquí. Me subí la camiseta y me hice otro corte, dolió, si, dolió. Una mujer me
agarró la mano y me quitó la cuchilla, podía ver como mis compañeras se
asomaban por la puerta como fantasmas, algunas sonreían, otras lloraban.
Algunas enfermeras intentaban alejarlas, pero eran muchas. Me cogieron entre
dos personas y yo no apuse resistencia ya que mi visión se estaba volviendo
negra.
“He ganado, he ganado, he ganado.”
Sonreí, porque tenía razón, había
ganado.
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No sé si he podido plasmar bien el sentimiento que quería transmitir con este capítulo, pero era que vierais como Grace vuelve a caer, como de estar perfecta de repente se enciende una llama que encadena todo lo demás, que aunque no quiera no tiene más remedio que dejarse llevar porque sola no es fuerte. (no sé porque nunca os he explicado lo que quiero transmitir con cada capítulo) Espero que os haya gustado entre lo que cabe. Sé que muchas dejáis de leer la novela porque es muy dramática, y os entiendo pero espero que algún día volváis a leerla y veáis el final que tendrá. Perdonar por tardar en subir, yo ya no sé ni como recompensaros.
PD: LO MÁS SEGURO ES QUE EL CAPÍTULO 45, 46 Y 47 SEAN SUBIDOS EN UN MARATÓN.
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No sé si he podido plasmar bien el sentimiento que quería transmitir con este capítulo, pero era que vierais como Grace vuelve a caer, como de estar perfecta de repente se enciende una llama que encadena todo lo demás, que aunque no quiera no tiene más remedio que dejarse llevar porque sola no es fuerte. (no sé porque nunca os he explicado lo que quiero transmitir con cada capítulo) Espero que os haya gustado entre lo que cabe. Sé que muchas dejáis de leer la novela porque es muy dramática, y os entiendo pero espero que algún día volváis a leerla y veáis el final que tendrá. Perdonar por tardar en subir, yo ya no sé ni como recompensaros.
PD: LO MÁS SEGURO ES QUE EL CAPÍTULO 45, 46 Y 47 SEAN SUBIDOS EN UN MARATÓN.
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me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarJoooodeeeeeeer D: Pero yo no se como escribes tan jodidamente bien. Plasmaste bien lo que queria decir? SI SI y SI yo lloraba igual que Grace. Bueno, espero que esta vez si la sigas pronto :) Me encanta en serio :3
ResponderEliminarOMFG Siguelaaaaaaaaa Jus es tan bueno *-* Va a sentirse super culpable por lo que hizo Grace :/
ResponderEliminarAún estoy intentando procesar todo lo que ha pasado en este capítulo (he terminado de leerlo hace 15 min). De verdad, después del final me he quedado mirando la pantalla cono tonta sin saber que hacer.
ResponderEliminarPrimero no me esperaba que todo fuera tan bien, o sea yo sabía que con Justin iba a mejorar pero no me esperaba que tan rápido y luego cuando he llegado al final o___o Eso si que no me lo esperaba. Ahora si que no se puede ir Justin eh, di hace falta voy yo allí y lo obligo a quedarse.
Aunque cuando iba a salir que ha escuchado "¿Me echabas de menos?" Ya sabia yo que esa voz no venia de Justin, sino de los monstruos.
Y ay no se que decirte, simplemente que me encantan tus novelas y tu forma de transmitirlo todo (te lo digo en casi todos los capítulos pero por si no te queda claro (': )
Por cierto, nunca ha hecho falta que expliques lo que quieres transmitir, porque con tu forma de escribir y de mostrarnos todos los sentimientos mediante palabras ya queda claro :')
Ay que se me olvidaba, HE MUERTO DE AMOR CON LAS 52 COSAS AGSJDKDJDKFJJD *_* Justin es tan adorable jo. Y cuando ha dicho que esta hermosa agakkdkdjsjsh, ahí he muerto muerta lol.
Y cuando ha dicho que Cesar ha encontrado a su árbol perfecto JAJAJAJAJAJA me meaba.
Gracias por escribir, nunca dejes de hacerlo por favor <3
PD: Ayer no pude leer el capítulo porque tenía que estudiar que hoy tenía un examen muy difícil, y no te imaginas mi sufrimiento sabiendo que habías subido y no podía leerlo ;_; lo primero que he hecho hoy nada mas llegar del insti ha sido leerlo jajajaja
Bueno ya no me enrollo más.
I LOVE U <3 -Y
Que fuerte! Esta novela es la mejor que he leído en mi vida! Increíble.. Como puede ser que haya vuelto a caeer? NOOO! Pensaba que no volvería a caer, otra vez no.. Ahora sí que no se como va a seguir, pensaba que acabaria así de bien, que se recuperaba ya y que saía.. Esperemos que Justin vuelva pronto, y no se separe NUNCA del lado de Grace
ResponderEliminarno puede morir ;________; tiiene que ponerse bien joder.
ResponderEliminarHola Trixx, soy tu acosadora de novelas, bueno no sé si ya puedo llamarme así porque zoy lo peor, llevo sin visitar tu blog bastante y me siento culpable por eso. Hoy me he levantado (Bueno y anoche me dormí pensándolo para acordarme hoy) diciendo que iba a ponerme al día leyendo RB porque me estoy muriiiiiiiiiiiendo por saber qué pasará al final de todo, porque sabes que me encanta tu novela aún que estos días no te lo haya recordado, me enamoro musho de ella. He estado liada porque entre que he empezado una novela y toooodo no he tenido tiempo de nah, pero bueno ya estoy aquiiiii otra vez, y bueno, iba a ponerte un buen testamento en el último capítulo que has subido pero cuando he terminado de leer esto, he pensado que necesitaba un buen comentario, porque es PRECIOSO. Bueno, en su primera parte, pero precioso en el sentido de la forma en la que lo has narrado, no sé como lo haces pero has hecho que sintiera el dolor y la confusión de Grace cuando las voces la hablaban, y cuando ha apretado la cuchilla contra su muñeca, me han dado ganas de llorar y de estar ahí y decir: ¡No Grace para! okya, pero lo digo en serio, me he sentido así leyéndolo. Y eso es algo que me encanta de tus novelas, que me trasmites muchísimo. Buenooo voy a seguir leyendo, que estoy segura de que Grace se pondrá bien, bezitos :) <333
ResponderEliminarTU ACOSADORA DE NOVELAS (DE VUELTA)
@fanii_JB