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Capítulo 44



Estos cincos días que han pasado han sido como un rayo de luz que iluminó todo mi ser. Los pasé a su lado, todos y cada uno de ellos, los dos en la cama, abrazados. Hoy es 31 de diciembre, hoy se acaba un nuevo año y puede que se acabe una etapa de mi vida, quizás llego la hora de pasar de página y lo haré con todas las ganas el mundo entero. Recuerdo estos cinco días como los mejores y los más estables desde hace tiempo, a pesar de donde estoy. Justin venía aquí por las mañanas y se iba por la noche a un hotel, se podía quedar tanto tiempo gracias a que yo mejoraba y también porque les caía genial a todas las chicas y a todas las enfermeras. Recuerdo el tercer día en la hora de la comida, se puso a tocar una canción en mitad del comedor y todas las chicas reían mientras comían, luego Justin iba de mesa en mesa diciendo si lo necesitaban y cuando alguna se ponía a llorar, Justin le limpiaba los restos de comida de la cara y la chica sonreía. Fue un ángel esos días.

Si, me avergüenzo, claro que lo hago, odio que Justin vea esos momentos y que sepa que ya estuve en ese punto. Pero aunque odio que vea esas cosas no sé cómo agradecerle el apoyo. En estos cinco días he querido llorar de rabia, he querido vomitar y he querido aliviar el dolor de dentro causándome heridas en mi cuerpo, pero nada pasó, bueno, sí, he llorado, pero él me prestaba su hombro. Margaret ha cogido mucho cariño a Justin, creo que es porque su voz es lenta y suave y no la altera.  La única pega es que yo tenía que ir sola a mis terapias, me estoy soltando, poco a poco, le he contado a Padre toda mi historia con Justin, como fue mi salvación en algunos momentos y mi perdición en otros. Al terminar de contarle la historia, sonrió y me dijo que estaba feliz de que todavía quedaran amores así, me ruboricé porque amor me parece una palabra muy grande. Justin ha conocido a Padre, lo conoció cuando acabé una terapia y Justin estaba esperándome en la puerta.

En definitiva, estos cinco días han sido perfectos. Solo hay una cosa que me asusta, el día dos vuelven a empezar las clases y Justin me ha dicho que no se piensa mover de aquí hasta que yo salga, lo que hace que me intente recuperar mejor, pero no quiero retenerle aquí a mi lado. Sé que nuestra relación puede ser una locura, siempre va a estar el temor a separarnos, pero es lo que ocurre con las relaciones a distancias, aunque sé que cuando todo esto acabe no nos volveremos a separar. He hablado con él, le he dicho que no es justo que se quede por mí y pierda clases solo para estar conmigo, él me ha dicho que teme que cuando me vaya todo vuelva a caer, no le pude decir nada porque de verdad hay algo dentro de mi que dice que cuando se vaya, todo volverá a estar mal.

Creo que pienso eso porque por las noches, cuando él no está para abrazarme- aunque intento dormir a medio día mientras él me esta abrazando pero los analgésicos me dan ganas de dormir por la noche-, tengo pesadillas pero intento olvidarlas  y no darles importancia, pero lo más importante es que sé que algo va mal. El primer paso es aceptar que eres una marioneta de tus monstruos, el segundo es cortar las cuerdas que te unen a ellos. ¿Seré lo suficientemente fuerte para eso?

Ahora me encuentro en mi cama, con las piernas estiradas y tapada por el frío que hace, estoy esperando a que Justin vuelva ya que se fue a arreglarse para esta noche, no sé por qué, creo que la verdad es que se cansa de mi y necesita su tiempo. Cuando pienso en cosas tontas como que no le importo a Justin, que se va a cansar de mi y esa cosas agarro el regalo que me hizo y empiezo a leer esas 52 cosas.
1 Que me llames tu diario.
2 El brillo de tus ojos cuando estás feliz.
3 Tu tatuaje.
4 Tu pequeña sonrisa después de llorar.
5 Tu voz cuando te despiertas.
6 Tu coraje.
7 Tu fuerza de voluntad.
8 La forma en la que andas, como una mariposa.
9 El pequeño hoyuelo de tu mejilla izquierda.
10 Tus labios.
11 Tu cara mientras duermes
12 La forma en la que me miras.
13 Que comas como un conejo.

Mientras iba pasando las cartas no podía evitar que mis ojos se llenaran de una carpa cristalina que amenazaran por salir.

14 Cuando intentas no llorar pero fallas
15 Que me quieras
16 Que me digas que soy tu salvación
16 Que me necesites
17 Lo bien que te queda mi ropa

Cuando iba a pasar la carta, sonriendo, pegaron a mi puerta, dejé el regalo a mi lado.
- ¿Si?

Margaret abrió la puerta y asomó la cabeza.
- Toca la comida.

- ¿Ha llegado Justin?- pregunté.
- No, todavía no.

No pude evitar que una pequeña mueca se colocara en mi boca, ¿por qué no estaba ahí? Siempre estaba. Salí de mi cuarto y fui con Margaret al comedor.

- ¿Hoy vendrán tus padres?- le pregunté- Por ser fin de año.
- No- dijo ella sin mirarme.
- ¿Por qué?

Cuando ella levantó su mirada supe que la había fastidiado, sus ojos estaban un poco rojos.

- Murieron.
- Yo… Yo… Lo siento, no lo sabía.
- ¿Cómo ibas a saberlo?

Fue la primera vez que la voz de Margaret no sonaba animada, su voz era seria y dura. Me dieron ganas de darles unas palmadas en la espalda pero no quería actuar como si fuera un perro, simplemente seguí callada a su lado hacia el comedor. Cuando entré por la puerta, todo el mundo me miraba esperanzado y luego al verme sola, dirigieron su mirada a su plato, estaban igual de decepcionadas que yo de que no estuviera Justin. Fui a mi mesa y me senté junto a mis compañeras, las saludé.

- Hola Grace, ¿hoy no viene Justin?- me preguntó la más alta.
- No sé, me dijo que tenía que preparar algo para esta noche, supongo que estará hablando con su madre.
- Que pena que no esté aquí- dijo la otra.
- Ya- admití.

La enfermera de siempre vino y se sentó enfrente de mi como era costumbre, pero ya no me miraba fijamente, simplemente me miraba y hablábamos, algunas veces se levantaba para ir a atender a alguna chica que estaba comportándose mal y yo seguía comiendo normal, ya no tardaba dos horas en comer, ahora tardaba una hora. Todo mejoraba a paso de gigantes mientras él está aquí.

- Vas muy bien, Grace- me dijo hoy.
- Gracias.
- Si sigues así quizás hablemos con tus padres. Me han dicho que van a venir mañana a verte y que te llamarán hoy.
- ¿Por qué no vienen hoy?
- No sé, me dijo que ya te lo dirán mañana.

Me encogí de hombros y seguí comiendo. Hoy tardé un poco más, hoy tardé una hora y un cuarto, tampoco es que tuviera ánimos de comer más rápido. Volví a mi cuarto lentamente junto a Margaret, ella sonreía, otra vez. Ella miraba su cámara y en ese momento es como si ya no existiera, se metía en su mundo y era feliz… ¿Y quién era yo para juzgarla por eso? Cada uno se encuentra su manera de evadirse, algunas son bien vistas por la sociedad y otras, en cambio, no.

No quería estar encerrada en mi cuarto así que salí al pasillo, allí me encontré con una chica que se llamaba María que tenía como 24 años y se le veía muy sana, se corría un rumor de que iba a ser una de las siguientes en ser puesta en libertad. Me saludó al verme.

- Hola- dije-. Oye, María, ¿tú sabes algo de Margaret?- ella afirmó con la cabeza sonriendo.
- Soy una veterana aquí.
- ¿Es verdad que sus padres murieron?

Ella afirmó con la cabeza.

- Fue en un accidente de coche, ella iba dentro pero se salvó.
- Tuvo que ser duro. ¿Tiene que ver eso con que no soporte los gritos?
- Ella dice que lo último que escucho de sus padres fueron gritos y que no quiere más gritos en su vida.
- ¿Y por qué está aquí? Quiero decir… en esta planta solo veo a chicas con problemas alimenticios.
- Ella quiere morir para ir al cielo con sus padres y que tiene que sufrir tanto como ellos, por eso cree que si no come morirá lentamente y con dolor.
- Que estupidez, ¿no? Hay formas más lentas y dolorosas para morir que dejar de comer.
- Le dices estúpida a ella cuando tú no comes para verte más guapa.

Después de soltar aquella frase con voz firme, me sonrió de nuevo para quitarle tensión a la situación y se marchó despidiéndose con la mano. Me dejó mal cuerpo la frase y lo único que  tenía ganas de hacer fue ir a mi habitación, antes de nada fui al servicio, se lo dije a una enfermera y me llevó a uno. No había espejos, en ningún lado había espejo, yo logré que Justin me trajera una vez uno pequeño para que me pudiera ver si iba bien y como estaba mi cabello. Toqué todo mi cuerpo por encima de la ropa, mi mano temblaba. ¿Era una estúpida por hacer todo esto? Dejé de entrecerrar los ojos y me espabilé un poco, estaba mejorando, poco a poco iba siendo menos estúpida… ¿no? Suspiré y salí del cuarto de baño. La enfermera que me esperaba afuera me acompañó hasta donde tenía que tomarme las pastillas y después me fui a mi cuarto, me tumbé en la cama y esperando a Justin me dormí.

Aquí la vida es muy aburrida.

Me desperté porque algo pegó en la puerta fuertemente, como si fuese a tirarla abajo. Me levanté de la cama, todo el cuarto estaba oscuro ¿era ya de noche? fui a la puerta y allí no había nadie, bajé mi mirada y en el suelo había una caja grande de color rosa con un lazo envolviendo la caja negro. En el lazo había una tarjeta enganchada que ponía: “Grace”, con su letra.

Cogí la caja, que era grande, y entré dentro de mi cuarto. La dejé encima de mi cama y fui corriendo a abrir las persianas. Fui hacia la caja y la abrí quitando el lazo que a envolvía, en su interior había un vestido negro doblado y unos tacones en una esquina. Me llevé la mano a la boca y apunto estuve de soltar unas lágrimas. Cogí el vestido y lo desdoble, al estirarlo un papel se deslizó hasta la caja, lo cogí y ponía:

Sé que esto puede ser muy típico pero, póntelo que te espero en la puerta.”

Deje la nota y observé el vestido, era negro, de escote en forma de corazón y tenía piedrecitas, negras, hasta la parte de la cintura, lo demás era liso con una tela que era como seda pero tenía un poco de vuelo hasta por la mitad del muslo. En la caja todavía quedaban unas medias negras y los tacones, estos eran negro con un tacón fino, pero no muy fino, con brillantes plateados minúsculos por todo el zapato.

En el reloj vi cómo eran las nueve y media y hoy se cenaba a las diez, tenía que apresurarme. Aunque cuando empecé a ponérmelo todo, me empezaba a dar vergüenza, ¿iría así vestida para cenar en el comedor con las demás… Cando iba a quitarme el trozo de medias que me había puesto para ponerme mis pantalones normales, alguien pegó en la puerta y la abrió, era Margaret.

- ¿Qué haces? ¿Por qué te lo quitas?- dijo mientras venía hacia mi corriendo para que no siguiera bajando lo demás.
- No puedo salir así, me voy a morir de vergüenza, no puedo comer así junto a las demás.
- Grace, ¿Crees que vas a comer aquí? ¡No! Justin ha conseguido que hoy te dejen salir para cenar fuera, le han dicho que si porque vas a mejor, venga tonta, termina de vestirte.

Lo único que pude decir fue que no me lo creía y ella me dijo que me visitera rápido que me estaba esperando. Así que ella se quedó ahí en su cama para observarme que me vestía, me puse las medias y me levanté, dándole la espalda a ella para ponerme el vestido. Ella me ayudó a cerrarme la cremallera y creo haber escuchado la cámara algunas veces pero estaba muy nerviosa para preocuparme. Cuando me puse los tacones se me hizo un nudo en el estómago porque creía que me caería en cualquier momento y lo siguiente que me preocupó fue que mis brazos estaban totalmente al aire, miré a Margaret pidiéndole ayuda con la mirada y ella se levantó buscando algo en su ropa.

- Toma- dijo tendiéndome un trozo de tela negro con brillantes- Es un chal, te lo pones por los hombros y te cubre los brazos.
- Gracias.

Lo cogí y me lo puse sobre los hombros tal y como me indico, me cubría todos los brazos.

- Bueno… me voy- dije.
- ¡No! ¡No! Siéntate.

Le hice caso y ella rápidamente fue a por mí cabello haciéndome un recogido y luego de un cajón secreto cogió rímel y me lo echó por los ojos y un gloss por los labios.

- Que suerte tienes al ser guapa por naturaleza.

Negué con la cabeza pero no me atreví a pronunciar palabra. Me levanté y la abracé, ella tardó en reaccionar, pero después me abrazó. Luego me alejé de ella y sin decirle una palabra salí de mi cuarto, no había nadie por los pasillos y solo se escuchaba el ruido de mis tacones.

¿Me echabas de menos?

Moví mi cabeza buscando a alguien, no había nadie, así que sacudí mi cabeza y seguí andando. Fui hasta la puerta principal y allí estaba él con un esmoquin negro esperándome. Cuando estaba cerca de él, se giró y su boca se abrió formando una “o” cuando me vio.

- Sabía que te iba a quedar genial.
- No me he podido ver.
- No hace falta, tú créeme cuando te digo que estas hermosa.

Justin abrió la puerta y le hizo una señal a una enfermera, esta afirmó con la cabeza. Justin me cogió de la mano y tiró de mi, cuando salí fuera el aire fresco me golpeó en la cara. ¿Cuándo hacía que no salía? Cerré los ojos y disfruté del ruido de la ciudad. Tuvimos que bajar unos escalones que él me ayudó a bajar. Y después había un taxi esperándonos, él abrió la puerta y entre yo primero. Cuando nos sentamos en los asientos, él me miró son sonreí tímida y después tuve sus labios en mi boca. Coloqué lentamente mis manos en su mejilla y disfruté del beso.

- No me pude contener.
- No quiero que te contengas- susurré en sus labios.

Él se alejó un poco y respiró.

- Tenemos dos reglas. Primero: tenemos que estar allí antes de las una y media de la madrugada y tienes que cenar.
- Estoy tan nerviosa que no tengo hambre.
- Grace…- dijo él.
- Tranquilo, es la primera vez que salgo en semanas.
- Quiero que empieces el año nuevo como vas a estar dentro de poco, fuera de allí y conmigo.

Le di un pequeño beso que terminó en sonrisa. Después de varios minutos el taxi paró en un sitio, Justin le pagó y salió de su puerta corriendo para ir a la mia, abrió mi puerta y me ayudó a salir, me quedé mirándole y el esmoquin le quedaba genial.

- Vamos, que tengo mesa reservada.

Levanté mi mirada y vi que detrás de Justin se encontraba un restaurante de esos caro de las películas, había gente haciendo cola pero Justin me agarró la mano y fue por una puerta que estaba vacía le dijo su nombre al muchacho y él nos acompañó a una mesa para dos que estaba iluminada con una vela.

Justin puso su mano en la mesa boca arriba y yo coloqué la mía encima de la suya, él sonrió y yo lo imité, aunque tenía ganas de llorar y el nudo de mi garganta no se iba. Él me acarició la mano con el dedo pulgar y cerré los ojos por un segundo, Grace, relájate. Abrí los ojos y Justin me seguía observando.

Aparté la mano cuando un camarero vino para que le dijéramos lo que queríamos, Justin pidió dos copas de un champagne y me sorprendió cuando el camarero no puso queja por nuestra edad y Justin después pidió dos filetes con una salsa extraña y una ensalada, le dijo que el postre se lo diríamos después pero yo estaba mirándolo pensando que estaba loco si creía que podía comer algo más que la ensalada. Pero me volvía a auto decir que me relajara, que era fin de año y que tenía que acostumbrarme a ver a las personas comer a mi alrededor y haciendo sonidos y… Me pegué un pequeño pellizco en mi pierna para dejar de pensar en eso. El camarero se fue y él habló antes de que le preguntara.

- Nos van a dar alcohol porque este sitio y mi familia tienen una conexión especial.

Yo sonreí aunque me asustó que ya supiera lo que pensaba sin decir nada… Vino un camarero que nos colocó los cubiertos en nuestra izquierda y nos colocó una cesta con pan. Intenté no mirar los cubiertos, pero fue inútil, miré el cuchillo atentamente por unos segundos, era la primera vez que veía algo afilado en un tiempo. Moví mis brazos haciendo que el chal tapara mejor mis brazos. Justin me miraba extraño así que tuve que decir algo.

- Hace un poco de frío.
- Mi culpa- dijo rascándose la nuca- No pensé en eso cuando compré el vestido, ¿quieres mi chaqueta?
- No, no hace falta.



- ¿Me has echado hoy mucho de menos?- me preguntó.
- La verdad es que si.
- Tuve que llamar a mi madre y a mi abuela, para que hicieran la reserva y de paso para hablar con ellas. Hace mucho que no las veo. Luego me llamó César y estuvimos hablando, tiene novia o cómo dice él “ha encontrado su árbol perfecto”, creo que César se tiró de la cuna cuando era pequeño, porque así de tonto de naturaleza no puede ser- Justin sonrió y su sonrisa se me contagió-. Te manda saludos y dice que cuando salgas quedaremos algún día los cuatro, aunque te da las gracias por no salir pronto porque le he dicho que le cedo el papel de capitán del equipo de baloncesto mientras no voy.
- Justin…- susurré.
- No, no pasa nada, es mi decisión.
- Tenemos que hablar.
 - Después, ahora disfrutemos de la noche.

Respiré, Grace disfruta.

- Voy al baño un segundo- dije y él me miró extraño, estaba un poco harta de esas miradas- Me estoy meando.

Él sonrió de lado y afirmó con la cabeza. Yo me levanté con cuidado y busqué un letrero que pusiera servicios, lo encontré y me dirigí hacia allí, era un baño de uno y enorme, entré y lo primero que vi fue mi reflejo en un espejo, ¿esa era yo? Entre un pestañeo y otro vi por unos segundos a una chica con piernas finas, cara de carabela y largos dedos, sin curva ninguna. Pero al pestañear otra vez volví a ver mi cuerpo como siempre fue, redondo.

Fui hacia el lavamanos y encendí el grifo, al oír el ruido del agua bajar me recordó recuerdos que yo creía olvidados. El primer vómito y él último, la primera vez fue con el grupo de chicos que todo el mudo creía que eran mala influencia, una chica me enseñó cómo hacerlo ya que yo sola no podía. Era pequeña, indefensa y ellos para mi eran héroes. Siempre supieron demasiados y cuando uno moría, brindaban por él, yo quería que un día brindaran por mí. Mis manos me echaron agua en la cara, y digo mis manos porque mi cabeza estaba en otro sitio. La máscara de mis pestañas se corrió un poco y lo tuve que arreglar con un poco de papel, aunque lo intenté, se quedó la marca negra alrededor de mis ojos, haciéndolos ver todavía más cansados. Respiré y fui a salir del baño cuando justo delante de la puerta del baño un camarero iba con bandejas llenas de comidas.


Lentamente di marcha atrás cerrando la puerta y corriendo me dirigí al retrete y me arrodillé, pero no salió nada, simplemente un par de lágrimas chocaron con el agua que había. Me levanté, cogí aire de nuevo y esta vez salí del baño con la mirada puesta en el suelo. Fui a mi mesa y allí Justin me esperaba sonriendo, su sonrisa despejó la niebla de mi mente por unos segundos los suficientes para no derrumbarme enfrente de él. Llegó la comida y empezó el infierno. Justin me hablaba distrayendo y yo se lo agradecía, hubo un momento en el que estaba disfrutando de la cena porque estaba con él, con la persona que me salvaba sin saberlo.
No pedimos postre y brindamos cuando la copa llegó, al principio, él brindo por una rápida recuperación yo afirmé con la cabeza, esto se tenía que acabar. Salimos del restaurante y él cogió un taxi que nos llevó a un parque. Justin me volvió a ayudar a salir y fuimos por el parque hasta un banco en el que nos sentamos, desde ese bando se podía ver un lago abajo y montañas al fondo.

- Siempre encuentras los mejores lugares- le dije.
- Lo hago todo por ti. Te quería pedir perdón por esta cena… Creo que no lo he hecho bien, todavía no sé qué hacer y qué no hacer.
- Justin, hace más de lo que cualquiera haría por mi. Y no eres tú, soy yo la que no lo hace bien… Pero me tienes que dar tiempo.
- No me importa cuando, me importa que seas feliz y haré lo que sea.

Pensé, pensé que podía decirle ahora y por suerte no tuve que pensar demasiado.

- Hay una cosa que me haría feliz.
- ¿El qué?

Él me miraba atento.

- Sé que nuestra relación nunca ha sido fácil, sé que uno siempre ha dejado a otro o al revés… Pero nunca fue porque quisimos. Esta vez te lo quiero pedir. Vete a casa, pasado mañana empiezan las clases de nuevo y no quiero que te pierdas nada. Si queremos tener un futuro nuevo, tienes que estudiar sacarte una carrera para que podamos tener algo con lo que mantenernos, yo lo haré, cuando salga de aquí, pero tu tienes la oportunidad de no ir retrasado de los demás. Ve. Estudia.
- Pero Grace…
- No, no hay peros que valgan. Eso me haría feliz, saber que estás en tu casa, ayudando a tu madre y tu abuela, divirtiéndote con tus amigos y estudiando. Yo seguiré aquí mejorando poco a poco, hablaremos por teléfono y por cartas- sonreí-. Nada cambiará. Si algo tiene razón todo el mundo que nos ha intentado separar es que tengo que mejor por mi misma- busqué sus manos y las agarré-. Si tú estás aquí siempre tiraré de ti para levantarme del suelo, tengo que levantarme por mi misma, sonreír porque quiero… Tengo que cambiar y eso solo lo podré hacer si estoy sola. Además, aquí están mis padres y mis amigas.
- No quiero dejarte- dijo él firme.
- No me vas a dejar, seguirás ahí, pero haciendo cosas para ganarte un futuro… Sea conmigo o sin mi.
- No quiero un futuro sin ti.

Acaricié su mejilla.

- Te quiero y la distancia no va a cambiar eso- dije, segura de mis palabras.
- Grace, no quiero decepcionarte- él colocó una mano sobre la mía que acariciaba su mejilla.
- Jamás me vas a decepcionar, delante de mis ojos jamás vas a poder hacer algo mal.

Él acercó sus labios a los míos y se lo agradecí porque las lágrimas estaban a punto de salir y no quería llorar delante de él ahora mismo. Después del beso lento, apoyé mi cabeza en su hombro, llevé mis manos a su espalda y lo apreté fuertemente, no quería dejarlo ir pero tenía que hacerlo… Si algo me pasaba a mí, él tenía que tener un futuro. ¿Por qué pensaba eso? No iba a pasar nada, no, no, todo iría bien.
jajaja que más quisieras tú

Note como el color se iba y venía de mi cara, mis manos se deslizaron lentamente por su espalda hasta que ya no le tocaba. ¿Y esa voz? ¿Y esa risa? Mis manos empezaron a temblar.

- ¿Grace?- me susurró al oído.

Me agarré a su voz para no caer en la locura en mitad de un parque.

- Estoy bien, solo es que tengo un poco de frío.
- Espera un segundo y nos vamos.

Justin se separó de mi sonriendo y yo sonreí aunque no entendía nada.

- ¿Entonces te vas a ir?
- Grace, no me importa repetir si estoy contigo.
- No, Justin, no- agarré sus manos-. Prométeme que mañana mismo cogerás un autobús y volverás, me pone mal el verte aquí simplemente para esperarme me hace sentirme egoísta.
 Justin apretó mis manos y suspiró, en cabezota no me ganaba nadie.
- Hablaremos todos los días, ¿de acuerdo?- dijo rindiéndose.

Yo sonreí.

- Por supuesto, te hartarás de mí.
- No creo que eso me pase alguna vez.

Justin pasó una mano por mis hombros y yo apoyé mi cabeza en su hombro mientras mirábamos el paisaje, de repente, unos fuegos artificiales estallaron en el cielo oscuro. No pude evitar dar un pequeño rebote haciendo que Justin se riera, pero luego yo sonreí.

- Feliz año nuevo, escritora- me susurró al oído.

Yo aún atenta a los fuegos, encandilada por la tremenda explosión de colorido tardé en responderle, pero lo hice llena de emoción.

- Feliz año nuevo, diario.

Y nos dimos un pequeño beso, porque yo quería seguir viendo los fuegos artificiales. Lo más hermoso era 
ver como los fuegos artificiales se reflejaban en el lago que estaba delante de nosotros.

Cuando los fuegos se acabaron Justin se levantó y agarrado de mi mano, me llevó hasta una parada de taxis. Sacó su cartera y me dio algo de dinero.

- Con eso te sobrará para el taxi.

Justin me estaba hablando peor yo aún escuchaba el sonido de los fuegos, grandes explosiones, miré a mi alrededor pero todo estaba tranquilo. Mi corazón palpitaba rápidamente y mi respiración se estaba acelerando.

- Si… Si- dije afirmando con la cabeza.
- Llámame cuando llegues. Me gustaría acompañarte pero quiero llamar a mi madre y ya haré la maleta… ¡Grace!- Justin me cogió de los hombros porque no le miraba a él, estaba buscando quien estaba murmurando cosas a nuestro alrededor.

- ¿Qué?
- ¿Quieres que me quede?- me preguntó, mirándome a los ojos.

Si. Te vas a perder sin él. Tonta” Callaros, por favor, callaros.

- No, vete, todo irá bien.

Él todavía no muy seguro me besó en la frente, yo sonreí cuando sentí su calor cerca de mi. Claro que iba a salir todo bien si me agarraba a situaciones así. Luego deslizó lentamente sus labios sobre los míos y suspiró en ellos.

- De verdad que no me quiero ir.
- Pero yo si, va a ser lo mejor- dijo sonriendo.

En ese momento un taxis llegó y yo le di un rápido beso.

- Te quiero Grace.
- Y yo a ti- dije mientras me despedía con la mano metiéndome en el taxis.

Estas sola, Grace. Solo tú y yo, otra vez.

Me tapé los oídos fuerte con las manos, pero eso no cesaron las voces

- ¿Dónde le llevo señorita?

Grace…” por lo melodiosa que sonaba la voz me daba escalofríos, era como si cantara una nana.

- ¿Conoce una ferretería que esté abierta a estas horas?- pregunté.
- Si.

Que suerte tienes”
- No la tengo- susurré-. Lléveme allí, por favor.

Cuando llegué a manicomio no sé como pude permanecer de pie, sin levantar mi mirada empujé la puerta y una enfermera me dijo que llegaba puntual.

Disimula idiota

Levanté la cabeza y sonreí asintiendo con la cabeza, yo solo deseaba que no sonora la bolsa.
- Esta noche va a estar sola, hemos llevamos a Margaret a otra habitación.

Y luego dices que no tienes suerte

- ¿Esta bien?- pregunté.
- Si, mañana estará mejor.
- Me alegro.

Me fui a mi habitación, me quité el vestido, las medias y los tacones, despacio, cerrando los ojos cada vez que oía voces. Me mordí la mano varias veces par no gritar. Eché toda la ropa sobre la cama, tapando la bolsa y me coloqué el pijama. Fui a un cuarto de baños que tuviera lavamanos y espejo para quitarme el maquillaje. Cuando me lo quité, me eché agua en la cara y cuando vi mi reflejo en el espejo di un pequeño salto hacia atrás y retuve un grito en mi voz.

Sabemos que eres fea, pero contrólate

Me apoyé en la pared y me agarré del cabello mientras me deslizaba al suelo con ganas de llorar. Yo era fuerte, era fuerte, era más fuerte que esa voz.

No” serio y claro.

Si, le conteste. Me levanté del suelo, me froté los ojos y salí del cuarto de baños.

- Grace, ¿quieres dormir hoy con una enfermera? Entendemos que no quieras dormir sola.
- Estoy bien- mentí.

Fui a mi cuarto y recogí la ropa, la doblé y la guardé. En mi cama quedó una bolsa y de ella salían unos recambios de una cuchilla paleteados y afilados. Los fui abrir, solo eso, para destruir al enemigo hay que enfrentarse a él.

¿Quién es el enemigo?

Tú.

¿Yo? ¿Y quién soy yo?

Yo.

Pude escuchar su voz triunfal, cuando me quise dar cuenta el filo estaba apretando contra mi piel demasiado cerca de mi mano, quise apartarlo, pero no pude, yo no me controlaba. Miraba fijamente como la cuchilla se hincaba más y como empezaba a salir sangre. Las lágrimas de impotencia no se pudieron retener más en mis ojos. El final estaba ahí, la paz esperada. Me estaba perdiendo poco a poco. De mi cama caí al suelo, pero la cuchilla seguía apretando y yo me seguía perdiendo.

Me dijeron una vez que no sabes lo que es perderse si no te has encontrado alguna vez y ahí caí en que cuando estaba con él, con Justin, me encontraba. Sé que en un momento empecé a gritar tan fuerte que me escocía la garganta, conocía esta sensación, yo estaba en una esquina de mi cuarto viendo como el monstruo se apoderaba de mi, yo estaba indefensa. El sabor amargo y metálico de la sangre se encontraba en mi boca. La puerta se abrió de golpe y yo empecé a negar con la cabeza, no, no dejarme aquí. Me subí la camiseta y me hice otro corte, dolió, si, dolió. Una mujer me agarró la mano y me quitó la cuchilla, podía ver como mis compañeras se asomaban por la puerta como fantasmas, algunas sonreían, otras lloraban. Algunas enfermeras intentaban alejarlas, pero eran muchas. Me cogieron entre dos personas y yo no apuse resistencia ya que mi visión se estaba volviendo negra.

He ganado, he ganado, he ganado.”


Sonreí, porque tenía razón, había ganado.

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No sé si he podido plasmar bien el sentimiento que quería transmitir con este capítulo, pero era que vierais como Grace vuelve a caer, como de estar perfecta de repente se enciende una llama que encadena todo lo demás,  que aunque no quiera no tiene más remedio que dejarse llevar porque sola no es fuerte. (no sé porque nunca os he explicado lo que quiero transmitir con cada capítulo) Espero que os haya gustado entre lo que cabe. Sé que muchas dejáis de leer la novela porque es muy dramática, y os entiendo pero espero que algún día volváis a leerla y veáis el final que tendrá. Perdonar por tardar en subir, yo ya no sé ni como recompensaros.
PD: LO MÁS SEGURO ES QUE EL CAPÍTULO 45, 46 Y 47 SEAN SUBIDOS EN UN MARATÓN.

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7 comentarios:

  1. Joooodeeeeeeer D: Pero yo no se como escribes tan jodidamente bien. Plasmaste bien lo que queria decir? SI SI y SI yo lloraba igual que Grace. Bueno, espero que esta vez si la sigas pronto :) Me encanta en serio :3

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  2. OMFG Siguelaaaaaaaaa Jus es tan bueno *-* Va a sentirse super culpable por lo que hizo Grace :/

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  3. Aún estoy intentando procesar todo lo que ha pasado en este capítulo (he terminado de leerlo hace 15 min). De verdad, después del final me he quedado mirando la pantalla cono tonta sin saber que hacer.
    Primero no me esperaba que todo fuera tan bien, o sea yo sabía que con Justin iba a mejorar pero no me esperaba que tan rápido y luego cuando he llegado al final o___o Eso si que no me lo esperaba. Ahora si que no se puede ir Justin eh, di hace falta voy yo allí y lo obligo a quedarse.
    Aunque cuando iba a salir que ha escuchado "¿Me echabas de menos?" Ya sabia yo que esa voz no venia de Justin, sino de los monstruos.
    Y ay no se que decirte, simplemente que me encantan tus novelas y tu forma de transmitirlo todo (te lo digo en casi todos los capítulos pero por si no te queda claro (': )
    Por cierto, nunca ha hecho falta que expliques lo que quieres transmitir, porque con tu forma de escribir y de mostrarnos todos los sentimientos mediante palabras ya queda claro :')
    Ay que se me olvidaba, HE MUERTO DE AMOR CON LAS 52 COSAS AGSJDKDJDKFJJD *_* Justin es tan adorable jo. Y cuando ha dicho que esta hermosa agakkdkdjsjsh, ahí he muerto muerta lol.
    Y cuando ha dicho que Cesar ha encontrado a su árbol perfecto JAJAJAJAJAJA me meaba.

    Gracias por escribir, nunca dejes de hacerlo por favor <3
    PD: Ayer no pude leer el capítulo porque tenía que estudiar que hoy tenía un examen muy difícil, y no te imaginas mi sufrimiento sabiendo que habías subido y no podía leerlo ;_; lo primero que he hecho hoy nada mas llegar del insti ha sido leerlo jajajaja
    Bueno ya no me enrollo más.
    I LOVE U <3 -Y

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  4. Que fuerte! Esta novela es la mejor que he leído en mi vida! Increíble.. Como puede ser que haya vuelto a caeer? NOOO! Pensaba que no volvería a caer, otra vez no.. Ahora sí que no se como va a seguir, pensaba que acabaria así de bien, que se recuperaba ya y que saía.. Esperemos que Justin vuelva pronto, y no se separe NUNCA del lado de Grace

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  5. no puede morir ;________; tiiene que ponerse bien joder.

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  6. Hola Trixx, soy tu acosadora de novelas, bueno no sé si ya puedo llamarme así porque zoy lo peor, llevo sin visitar tu blog bastante y me siento culpable por eso. Hoy me he levantado (Bueno y anoche me dormí pensándolo para acordarme hoy) diciendo que iba a ponerme al día leyendo RB porque me estoy muriiiiiiiiiiiendo por saber qué pasará al final de todo, porque sabes que me encanta tu novela aún que estos días no te lo haya recordado, me enamoro musho de ella. He estado liada porque entre que he empezado una novela y toooodo no he tenido tiempo de nah, pero bueno ya estoy aquiiiii otra vez, y bueno, iba a ponerte un buen testamento en el último capítulo que has subido pero cuando he terminado de leer esto, he pensado que necesitaba un buen comentario, porque es PRECIOSO. Bueno, en su primera parte, pero precioso en el sentido de la forma en la que lo has narrado, no sé como lo haces pero has hecho que sintiera el dolor y la confusión de Grace cuando las voces la hablaban, y cuando ha apretado la cuchilla contra su muñeca, me han dado ganas de llorar y de estar ahí y decir: ¡No Grace para! okya, pero lo digo en serio, me he sentido así leyéndolo. Y eso es algo que me encanta de tus novelas, que me trasmites muchísimo. Buenooo voy a seguir leyendo, que estoy segura de que Grace se pondrá bien, bezitos :) <333

    TU ACOSADORA DE NOVELAS (DE VUELTA)
    @fanii_JB

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Gracias.

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