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Capítulo 27



- ¿Abby?- al no recibir ninguna respuesta volví a golpear en su puerta- ¿Abby? ¿Estás ahí? Soy Hayley.

Pero nada, nadie contestaba y la puerta estaba cerrada con llave. Llevaba desde ayer por la mañana sin verla y necesitaba hablar con ella. Decidí buscar a Eddy por si casualidad él supiera algo de ella. Lo encontré en las mesas de la cafetería de fuera bebiendo algo de un vaso de plástico.

- Hola- dije algo nerviosa.

Estaba tan concentrado en su bebida que cuando le hablé levantó su mirada rápidamente, cuando me vio se relajó.

- Hola Hayley, ¿todo bien?
- Bueno, regular, ¿has visto a Abby hoy? Es que no la encuentro.
- ¿No te ha buscado esta mañana para estudiar?- me preguntó.
- No, llevo sin verla desde ayer y me preocupa…

Él se levantó, se bebió lo que quedaba del vaso y lo tiró a la papelera más cercana.

- Quédate aquí, iré a buscarla.

Eddy iba a salir corriendo por mi lado pero lo agarré del brazo.

- No, no me voy a quedar aquí. Dime un lugar donde pueda mirar.

Se queda un segundo mirándome, no sabe si confiar en mí y no me importa si cree que no soy de fiar, yo a él tampoco le conozco pero jamás haría algo que dañara a Abby.

- Ve a la cabaña del jardinero, donde guarda las herramientas. Está como a diez minutos de aquí en dirección a los árboles.
- Vale, gracias.

Eddy se aleja de mi lo bastante rápido para que no pueda cogerlo y yo lo imito, voy corriendo hasta la puerta trasera de esto, donde todos están fumando o jugando a alguna tontería. El suelo está húmedo por la simple humedad que está haciendo hoy, lo que hace que parezca que hace más frio del que hay de verdad. Después de varios minutos andando lo bastante rápido encuentro una pequeña cabaña de madera, por la ventana puedo ver que la luz de dentro está encendida. Antes de ir a la puerta miro por la ventana y logro ver a Abby sentada, mirando a la pared como si hubiera algo ahí que tiene que descifrar. Parece una niña pequeña a la cual su madre le ha regañado y está buscando un escondite. Voy hacia la puerta y la abro sin pegar, Abby levanta su mirada asustada, ¿quién se cree que voy a ser? ¿El lobo feroz que se la va a llevar?

- Eh, soy yo- digo.

Ella sonríe con una sonrisa pequeña y mira para otro lado de la cabaña. Yo entro y cierro la puerta detrás de mí, la cabaña es pequeña y la mitad de ésta está ocupada por utensilios del jardinero, aun así hay un ambiente muy confortable.   Voy hasta donde está ella y me siento en el suelo a su lado.

- Hola- le digo-. Hacía mucho que no estábamos las dos solas.
- Si- dice ella, casi susurrando.
- No ha sido mi intención alejarte- digo mirándola pero ella evita el contacto visual-. Hoy te he echado mucho de menos- ella no me contesta, simplemente vuelve a mirar a la pared con la mirada perdida-. Que lugar más apartado del mundo, se está bien aquí. ¿Conoces al jardinero?

Ella afirma con la cabeza.

- Él me la suele dejar cuando yo quiero.
- ¿Por qué estás aquí?- pregunto.

Ella se mira las manos antes de posa su mirada en mí, la imagen que tengo de Abby de una chica con mucha energía es como si fuera mentira. Tiene sus ojos algo cansados y no ha sonreído tanto.

- Sentía que todo se me estaba viniendo encima- me contesta.

Yo llevo una de mis manos a su pierna y la acaricio, quiero que sepa que no está sola, que hay cargas que es mejor compartirlas y que no me importa que la comparta conmigo.

- Mi hermano cuando solía estar agobiado por los estudios y demás también solía tomarse unos días libres- digo y ella me mira a los ojos por segunda vez-. Creo que estaría feliz de saber que tengo una amiga.

Sus grandes ojos se vuelven a abrir y tienen ese pequeño brillo que yo conozco.

- ¿Amiga?
- Bueno, creo que ya podemos definir nuestra relación, ¿no?- digo sonriendo.
- Ya iba siendo hora- dice riéndose.

Me levanto del suelo y sacudo los trocitos de serrín y césped que tenía en mis pantalones. Tiendo mi mano hacia ella y la coge, la ayudo a levantarse y abro la puerta dejándole paso para que pase primero.

- ¿Me he perdido algo importante?- me pregunta.
- Bueno, depende de lo importante que te parezca que Camille me haya tirado un plato de espaguetis a la hora de la comida.
- ¿Enserio?- me pregunta y se empieza a reír.
- Lo mejor es que estaba con Tyler y cuando ella lo vio fue como si se asustara de él, fue la primera vez que veía a Camille asustada. Tendrías que haber visto la cara que se le puso.

Abby se había quedado callada y la miré, tenía la cara de que había visto un fantasma o algo parecido.

- ¿Qué ocurre?- pregunté- ¿Qué ha pasado entre Tyler y Camille?
- No me vas a creer- me dijo.
- Bueno, si no me lo dices jamás lo sabrás.

Ella cogió aire y me miró, ahora me había asustado un poco porque recordaba la actitud de Justin después de que se lo contase también a él.

- Tyler le hizo pasar un infierno a Camille- me dijo-. Se aprovechó de ella, la obligaba a hacer cosas aunque ella no quisiese.
- ¿Qué?- dije a punto de reírse-. ¿Tyler y Camille?  Tyler no sería capaz de hacer algo así.
- Las personas no son lo que aparentan, pero no me importa si no me crees- me dice-. Algún día te darás cuenta por ti misma y listo.
- Pero me estás diciendo que Tyler la violó.

Abby no me contestó nada, simplemente se encogió de hombros. Yo no la quería creer pero, ¿qué ganaba ella mintiéndome? Y sobre todo con algo relacionado a Camille.

- Abby…- pero ella me cortó la frase.
- Yo no te voy a mentir, te dije en su día que te diría la verdad porque te la mereces, pero hay cosas en las que no me tendría que meter así que si quieres saber algo más pregúntales a uno de los protagonistas.

Llegamos ya al internado, Eddy nos estaba esperando en la entrada. Me pregunto si él estaba seguro de que estaba allí y en vez de ir él me mandó a mí.

- La has encontrado- me dijo sonriendo.
- Si, gracias por ayudarme- le contesté.

Cuando llegó la hora de la cena, no podía dejar de pensar en la nueva noticia que tenía sobre Tyler, la que rompía mi idea de cómo era él pero aun así no podía dejar que eso me confundiera si no sabía realmente lo que había pasado. Terminé de cenar, hice varios ejercicios para el lunes y fui a arreglarme porque quedaba media hora para las doce.

Se me habían quitado las ganas de bailar cuando iba de camino al gimnasio, podía ver la luz encendida y sabía que él estaba dentro. ¿Y si fuese verdad? ¿Y si hace lo mismo conmigo? Empujé la puerta de cristal y Tyler giró su cabeza para mirarme.

 - Me gustaría que hablásemos- le dije.
- ¿No vas a bailar?- me pregunta.
- La verdad es que no tengo muchas ganas ahora mismo- dije mientras iba hasta a su lado y me senté.
- Bueno, pues hablemos.

Busqué sus manos y las agarré, lo miré a los ojos y esa mirada no era de alguien que sea capaz de hacer algo así.

- Sé que no estoy en condiciones que echarte nada en cara por lo que pasó ayer con Justin… Todavía no sé cómo pedirte perdón aunque no fuese mi culpa pero… Bueno, eso es otra cosa.
- Hayley- dijo él, parándome-. Lo del viernes… Era demasiado bonito como para ser cierto, algo podía salir mal y salió. Además, no puedo decir nada, porque tampoco somos algo como para yo poder retenerte de alguna manera. Tú eres libre de hacer lo que quieras hacer.
- Pero yo no quiero hacer algo que no sea contigo.
- Pero tampoco quieres un novio- dijo él.

Negué con la cabeza.

- No me siento capaz de tener un novio y sobre todo, no te conozco, quizás estamos una semana juntos y ya no nos aguantamos más- dije sonriendo-. Quizás en un futuro sí, pero ahora mismo no puedo tener nada serio.
- Y te entiendo- dice él y poniéndose sobre sus rodillas se acerca para besarme, un pequeño beso en mis labios-. Y por ahora me conformaré con eso.

Sonreí, Abby tenía que estar equivocada de alguna manera. Me acerqué más a él y colocando mis manos en su cara le devolví el beso.

- ¿No venías a decirme algo?- me preguntó.
- Cierto- dije sonriendo algo avergonzada-. ¿Qué ha pasado hoy en la cafetería con Camille?
- Temía que me lo preguntases- dijo llevándose la mano a la nuca, ahí temí que fuese cierto-. Ocurrió hace ya un tiempo… ¿Sabes eso de estar las personas equivocadas en el momento más inoportuno? Pues algo así pasó. Yo había bebido y Camille también, estábamos en una habitación buscando algo, ahora no me acuerdo y por un segundo vi en ella la chica que me gustaba desde hace tiempo. Quise besarla y ella se apartó, yo no supe cómo controlar mis fuerzas y al final ella cedió- Tyler paró por unos segundos y levantó su mirada al techo-. Tú sabes cómo es ella, después de eso siempre dijo que yo la obligué y que todo fue mi culpa. Pero ella podía haberse ido, haberse defendido de alguna manera. Pero no lo hizo.

Le acaricié la mano que agarraba la mía, él me miró y me sonrió.

- Gracias por decírmelo- le dije.
- Gracias a ti por no juzgarme.
- Todo el mundo comete errores, Tyler.

Él se acercó a mi cabeza y me beso en la frente. Cerré los ojos y disfruté de la sensación que me aportaba. No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, él luego pasó su brazo por mis hombros y me abrazó, hablamos de cualquier cosa y a la vez de nada, después el me acompañó a mi habitación y me dio un beso de buenas noches.

Cuando encuentre la manera en la que pueda poner el despertador para que solo suene de lunes a viernes estaría feliz, no como ahora que un domingo el despertador suena como si fuese lunes y no me deja descansar. Cuando voy a apagarlo para volver a conciliar el sueño veo que en el suelo hay un trozo de papel, miro la ventana y está cerrada no puede haberse caído de la mesa por una corriente de aire. Me levantó y lo cojo.

Cuando te despiertes sube todas las escaleras hasta llegar a la azotea de este edificio. Tenemos que hablar- Justin.

Miré la hora y eran las siete y media, ¿cuándo se había levantado? O mejor, ¿acaso había ido a dormir? La nota me había desvelado, así que me puse una sudadera de mi hermano, me até las deportivas y salí de mi cuarto. Me resultó gracioso que cuando pasé al lado de los servicios se pudiese oír una ducha encendida, ¿enserio había gente que madrugaba los domingos? Empecé a subir escaleras, había subido como tres escaleras cuando al final del pasillo de esta planta vi una escalera de metal más pequeñas e improvisada que las normales. La subí, la escalera temblaba un poco y sonaba cada vez que daba un paso, llegué a una puerta que la abrí y vi que había llegado a la azotea. Era un pequeño espacio que había en medio del tejado, donde estaban los tubos que suponía que eran de la ventilación, algunas botellas rotas y algo más de basura. No se me hizo difícil distinguir a Justin, estaba de pie, apoyado en un tubo observando el cielo que seguía negro, pero que no iba a seguir así por mucho tiempo más. Llegué hasta él intentando protegerme del viento mañanero. Me coloqué a su lado y lo observé, llevaba unos vaqueros oscuros y un jersey color verde botella, en su mano izquierda tenía una botella de la cual acaba de pegar un sorbo.

- ¿Quieres?- me dijo.
- No- podía adivinar que era y no quería emborracharme casi a las ocho de la mañana.
- ¿Por qué tan pronto?- le pregunté.
- Yo no te he citado a ninguna hora, podías haberte levantado a las doce y yo seguiría aquí.
- ¿No ibas a hacer otra cosa hoy?
- Por ahora no tenía nada más importante que hacer.

Lo miré a él y después observé el sol que empezaba a salir por el horizonte, de pequeña siempre tenía miedo de perdérmelo cuando iba con mi hermano a verlo, porque puedes pestañear y el sol a salido ya, es tan rápido y a la vez tan lento.

- ¿Ya sabes que me vas a pedir?- le pregunté. Él afirmó con la cabeza y le dio un nuevo buche a la botella- ¿Y qué es?
- Yo tengo una chica de la cual yo soy su patrocinador, la apoyaba mientras ella luchaba y le buscaba las mejores peleas. Pero ha recaudado el dinero que necesitaba y me ha dejado, ahora necesito a alguien para sustituirla.

Tardé en asimilar lo que me estaba pidiendo.

- ¿Quieres que pelee? ¿Cómo tu hiciste?- pregunté- ¿Estás loco? No aguantaría ni una ronda.
- Por eso tiene que prepararte, el martes hay una pelea de chicas y te voy a llevar para que veas cómo va la cosa.
- No, no quiero. No voy a poner en peligro mi vida tan solo por saber algo de tu pasado.

Me iba a ir cuando Justin me agarró del brazo.

- Hayley, toda esta tranquilidad va a acabar pronto y está en tus manos si quieres saber cómo defenderte o no, porque ahí sí que no vas a aguantar ni una ronda. Lo estoy haciendo por tu bien.
- ¿Desde cuándo te importa lo que me pase?

Justin me miró a los ojos y yo miré a los suyos. De reojo podía notar como los primeros rayos de sol me daban en la cara, sentía la luz cálida en mi mejilla. No aparté mi mirada ni él apartó la suya.

- Haz lo que quieras bailarina, pero luego no digas que no te avisé- dijo y me soltó del brazo.

Lo volví a mirar, la mirada de Justin era pensadora, me recordaba a la de Abby en la cabaña, a la de Eddy cuando lo encontré bebiendo del vaso. ¿Qué iba a ocurrir? ¿Por qué ahora? ¿Y por qué me iba a afectar a mí? Hay veces que para averiguar las respuestas tienes que meterte en la boca del lobo, y eso hice.

- Acepto- le dije.


Antes de irme pude ver como la sonrisa de Justin se extendía de oreja a oreja.

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El viernes o el sábado subiré los otros dos capítulos que pertenecen a este maratón. Perdonadme por todo el lío que ha habido de cuando subía capítulos pero es que no he sabido organizarme, fallo mio. Lo más seguro sea que ahora suba algún adelanto de lo que va a pasar en la segunda parte del "maratón". MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR, ENSERIO, GRACIAS *-* Y también gracias por decirme lo que os gustaría que pasara y si voy bien o mal (':

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Sé que han sido más corto los capítulos así que lo siento.
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Capítulo 26



Eddy

La taza seguía ardiendo aunque había cogido el café hace un cuarto de hora y aquí fuera el tiempo no era para nada bueno, la nieve no tardaría en venir para quedarse. Dejo la taza un segundo en el escalón en el que estoy sentado y me coloco mejor la chaqueta. Miró a mi lado mientras vuelvo a coger la taza, Abby tiene la nariz un poco roja al igual que sus ojos, tiene unos guantes en sus manos y agarra una taza con un poco de café. Sus labios tiemblan un poco, pero hace ya unos minutos que dejó de llorar.

- Deberías descansar algo, ya mismo Hayley se va a levantar.

Ella aprieta sus labios antes de contestarme.

- No creo que le importe no ir conmigo esta mañana, no le importó ir ayer allí sin mí.
- No es tu deber cuidarla- digo acariciado su rodilla.
- Hay veces que creo que es lo que debo hacer.

Niego con mi cabeza, esperando que ella me vea pero está tan metida en su mundo, observando su taza que no me presta nada de atención.

- Tú también te mereces ser feliz, Abby- le digo con toda la sinceridad del mundo. Hay veces que creo que tengo que gritarle para que me escuche, sobretodo en momentos así.
- No puedo ser feliz, Eddy, no lo merezco.

Vuelvo a dejar mi taza y me acerco a ella, pasando mi brazo por sus hombros, ella lentamente apoya su cabeza en mí y cierra sus ojos.

- Te mereces todo y más, no puedes estar siempre pensando en lo que paso.
- Ojala todo fuese tan fácil, pero hay personas que no pueden pasar la página y seguir con sus vidas. Es como si me hubiese quedado sin ganas de saber lo que pasa después, como si me hubiese quedado estancada en una fase de mi vida.
- Algún día todo habrá pasado y volverás a enamorarte, volverás a tener una vida, todo volverá a ser normal.
- Me gusta que seas tan optimista- pude notar un poco de alegría en su voz.
- Uno de los dos tiene que serlo, ¿no?

Ella aparta un poco su cabeza de mi hombro y me sonríe mientras se aparta un mechón de su cara. Sus ojos son como dos soles, enormes y brillantes, siempre me ha parecido una muñeca de porcelana. Yo le sonrío de vuelta y le beso la frente, deleitándome en ese beso, sin bullas.

- Y ahora levántate cenicienta, que vas a llegar tarde a casa.

Me levanté del escalón en el que estábamos sentados, me bebí de un sorbo el café que estaba todavía hirviendo y cogí su taza que estaba ya vacía. La ayudé a levantarse y le puse la capucha de su abrigo para que pasara menos frío.

- Ten cuidado, ¿de acuerdo?
- Si, tranquilo.

Ella se despidió abrazándome, su pequeño cuerpo me dio calor por unos segundos y cuando se alejó volvió a dejadme helado, quité la mirada de su cuerpo y emprendí mi caminata hasta mi habitación. Los pasillos son mucho más silenciosos a estas horas de la noche, cuando faltan como mucho 3 horas para que todo el mundo se ponga de pie, está bien tener un poco de tranquilad… Pero por desgracia sé que esto es como el segundo antes de la lluvia, porque dentro de nada empezará a llover y no habrá quien pare la tormenta. No sé si estamos listos para lo que se avecina, porque dentro de poco tiempo todo saldrá a la luz y me asusta lo que ocurra después, pero si quieres sobrevivir no tienes que mostrar lo vulnerable que puedes llegar a ser.

Abro mi habitación y dejo las tazas a un lado, antes de cerrar la puerta oigo como unas llaves chocan contra el suelo. Miro rápidamente a los dos lados del pasillo pero no veo nadie.

- ¿Hola?- pregunto.

Nadie responde, o por lo menos no responden con palabras, porque escucho un pequeño gruñido y lo diferencio con seguridad. Cojo la llave de mi cuarto y voy unas cuantas habitaciones más adelante. Me encuentro con Justin tirado en el suelo buscando algo, cuando miro al suelo veo al lado de mis pies algo plateado, me agacho para coger sus llaves.

- ¿Buscabas esto?- pregunto.

Justin me mira y entrecierra sus ojos para distinguir lo que tengo en mis manos.

- Dámelas- dice él.
- Ven tú a por ellas.

Justin apoya una mano en la pared e intenta poner su cuerpo de pie, pero le cuesta. Cuando consigue permanecer en pie, avanza hacia mí pero no puede alejarse de la pared.

- No seas cabrón, dame las llaves- me pide.
- Desapareciste de la fiesta sin avisar.
- Tenía que encargarme de algo importante.
- ¿Si?- digo acercándome- ¿Tenías que ir a hacer algo más para sacar a Tyler de sus casillas? ¿No podías haber aguantado un poco de humillación? Sabes que lo último que te viene mejor ahora es hacer ese tipo de tonterías.
 - Nadie humilla a Justin- dice y pega un golpe en la pared.

Voy hacia la puerta y  la abro, dejo las llaves en la mesa y salgo a por Justin que vuelve a estar en el suelo. Paso su brazo por mis hombros, noto como su camiseta está pegada a su cuerpo por el sudor, además el olor a alcohol que emana de su cuerpo no es poco. Lo llevo hasta su cama, Justin no se mueve, apoya su cabeza en la palma de sus manos y no me dice nada.

- ¿Estas bien?- le pregunto.
- No sé cuánto tiempo podré aguantar así.
- Has jodido muchas vidas Justin, y si no quieres joder una más, más te vale aguantar. Levanta la cabeza y empieza a reírse -.  Me voy- dije mientras iba de camino hacia la puerta pero su voz me detiene.
- Eddy, ¿también he destrozado tu vida?
- No te voy a dar ese placer, Justin, pero has jodido la vida a personas que me importaban por no saber cuidar lo que tenías a tu alrededor.

Justin se levanta de la cama demasiado rápido para su estado, por lo que se tambalea un poco.

- ¡No fue mi culpa!- me grita justo antes de lanzarme un despertador que logro esquivar.
- Lo que tu digas, Justin.

Y cierra la puerta detrás de mí. Creo que ya va siendo hora de irse a dormir.
Hayley

Llego la hora de comer después de una mañana de sábado muy ajetreada, había organizado los temas que tenía que estudiar para no desconcentrarme. Además los profesores, cuando te ven por los pasillos, no dejan de recordar que dentro de un mes empiezan los exámenes antes de las vacaciones de invierno y la verdad es que estoy algo asustada porque últimamente no me concentro en nada. No he visto a Abby en todo lo que llevo de día, no desayuné con ella y por lo que veo tampoco comeré. Cuando entro en la cafetería me encuentro a Tyler hablando con Mauro, Tyler me mira pero no me hace ninguna señal para que me acerque pero Mauro se gira y me sonríe. Yo le sonrío de vuelta y voy a coger la comida, cojo una ensalada bien cargada de tomate y aceitunas.

- ¿Hayley?

La voz es de una chica pero que tardo en reconocer, me giro y veo a Kat sonriéndome con comida en su bandeja.

- Hola.
- ¿Vienes a comer con nosotros?
- Eh…Si, claro, no me importa.

Ella sonríe y va primero para indicarme donde se ponen ellos. Cuando piso el césped que hay fuera recuerdo el primer día que conocí a Tyler, como acabó Justin dándole un puñetazo, ahora que lo recuerdo me parece un poco cómico. Pasamos entre las mesas rectangulares hasta que llegamos a una gran mesa redonda donde están todos los demás, incluso Tyler. Dejo mi bandeja a su lado y me siento.

- Hola- le susurro.

Él me sonríe de lado y mira mi bandeja.

- ¿Con que piensas comer? ¿Con las manos?

Miro mi bandeja, veo que no he cogido nada de cubiertos y empiezo a reírme.

- Últimamente no estoy en lo que debo estar- le digo.
- Me he dado cuenta- dice mientras baja su mirada a la mesa.
- Tyler, en serio, no fue mi culpa, no tuve nada que ver.
- Vamos a por tus cubiertos- dice mientras agarra mi mano y se levanta de la mesa.

Subo nuestras manos hasta mis labios y beso su mano.

- Puedes no creerme- le digo-. Pero ahora mismo tú eres el único que me interesa.
- Yo creo que tendrías que aclarar un poco tu mente y es normal, todo esto es nuevo para ti, puedes estar confundida.
- Si me conocieses sabias que no miento.
- ¿Y cómo puedo conocerte?- me pregunta.
- Ven conmigo esta noche a verme bailar- le digo-. Creo que ahí es la manera en la que mejor me dejo conocer.
- Trato hecho- dice sonriendo.

Me alejo de él cuando se encuentra con Adriel que le tenía que decir algo. Voy coger un tenedor y varias servilletas cuando de reojo veo como Camille está cogiendo un poco de pan, ella también me ve lo sé porque aprieta sus dientes y pone recta su espalda levantando la cabeza. Yo cojo lo que venía a buscar y doy media vuelta para dirigirme hacia Tyler cuando noto como si alguien me empujase por la espalda pero noto algo pegajoso deslizándose por mi uniforme. Cuando toco mi espalda y me miro la mano veo salsa de tomate y espaguetis, al girarme veo a Camille contiendo la sonrisa.

- Lo siento cielo, no te había visto.
- ¿Qué no me has visto? ¿Estas ciega?- le digo mientras intento que todo se caiga de mi camiseta.
- Tengo otras cosas más importantes en las que pensar que en quien está delante de mí.

Intento relajarme pero estoy demasiado nerviosa como para logarlo por lo que agarra el vaso de agua que tenía ella en su bandeja y se lo echo en la cara.

- Eh, eh. ¿Qué pasa aquí?- dice Tyler llegando a mi lado.

Camille deja la bandeja en el sitio más cercando y cuando levanta la mirada y me ve junto a Tyler traga saliva mientras se aparta los mechones mojados de su cara.

- Nada- le digo-. Voy a ir a cambiarme, se me ha quitado el hambre.
- ¿Te ha tirado la comida ella?- me pregunta señalando a Camille.

Por un momento noto como si Camille fuera el ciervo que está bajo las presas del león, que sería Tyler y me da pena, por lo que agarro a Tyler del brazo.

- No importa, vámonos.
- No- dice él-. Pídele perdón.

La voz de Tyler adopta un tono que jamás había oído, como si se impusiera a ella, como si tuviera algún tipo de poder. Camille no nos mira a los ojos, mira al suelo como si esperase que algo apareciera y se la llevara. Veo la figura de Hugo que aparece corriendo detrás de Camille.

- ¿Estas bien?- le pregunta a ella, agarrándola de los brazos. Ella afirma con la cabeza demasiado rápido y se agarra a él-. ¿Tienes algún problema, Tyler?
- Le ha tirado la comida encima- dice él y me señala, entonces Hugo me mira a mi y me sonríe-. Y quiero que le pida perdón.
- Lo siento Hayley, seguro que era sin querer- dice él aun sabiendo que fue sin querer.
- No importa, enserio, quizás se tropezó.

Hugo me sonríe como si me diera las gracias, agarro la mano de Tyler y empiezo a tirar de él, alejándolo de la escena.

- No tienes que dejar que esa zorra se crea algo que no es- me dice.
- Tranquilo, tengo la situación controlada… Voy a ir a por algo que cambiarme, esta noche nos vemos. ¿Vale? A las doce en el gimnasio.
- De acuerdo.

Me da un pequeño beso en los labios y yo desaparezco corriendo porque el olor a espaguetis me está empezado a dar arcadas. Cojo un polo blanco limpio de mi cuarto y voy al primer cuarto de baños que encuentro. Miro que ya solo queda una mancha roja en mi espalda, ningún espagueti a la vista. Así que me quito el polito sucio y me pongo el nuevo. Enciendo el grifo y cierro los ojos para oír como el agua golpea contra la porcelana, junto mis manos y las lleno de agua para mojarme la cara.

- ¿Tú por donde comes, bailarina? Es solo por curiosidad.

Abro mis ojos rápidamente y en el espejo veo como Justin está sentado en uno de los bideles que hay detrás de mí. Cierro los ojos y aprieto mis manos, vuelvo a abrir los ojos y ahí sigue.

- ¿Tú tienes un maldito detecto para encontrarme?- le pregunté.

Él sonríe y se pone de pie acercándose a mí.

- Algo así, un día mientras dormías entré a tu cuarto y te puse un chip de localización justo aquí- está tan cerca que nada más estirando su mano llega a tocarme la nuca.
- Ahora todo tiene sentido- dije mientras me daba la vuelta para quedar cara a cara con él.
- ¿Estaban buenos los espaguetis? Me han dicho que Camille les da un punto especial.

Él no puede contener más la risa y empieza a reírse en toda mi cara.

- Si, si, muy gracioso, pero bien que se asustó cuando Tyler vino a mi lado.

A Justin se le corta la risa de repente y me mira serio, llevo la mano hasta mi brazo y lo aprieta bien fuerte.

- No hables de lo que no sabes-dijo él.
- Entonces no podría hablar- le digo, acercándome a é-, porque es como si no supiera nada.
- Por suerte hay otras cosas que se pueden hacer con la boca- dijo él y sacó su lengua.

Entonces es como si una bombilla se me encendiera en la cabeza y sonreí.

- Tú crees que me tienes en una posición muy jodida porque puedes hacer conmigo lo que quieras pero yo también tengo poder sobre ti… Te puedo sacar todas las respuestas haciéndote preguntas, obligándote a que me respondas.
- Bailarina, ¿se te han olvidado las reglas? No valen las preguntas del pasado.
 - Mierda…
- Pero podría hacer una excepción, darte el placer de conocerme mejor.
- No quiero conocerte, solo quiero saber por dónde voy. ¿Qué tendría que hacer a cambio?
- Para eso necesito un tiempo, tengo que pensarlo.
- Mañana me lo dices.
- Como desees, mi reina- dijo él e hizo una reverencia-. Ahora, si no te importa, tengo más chicas a las que acosar.
- No voy a ser yo quien te detenga.

Justin

Pegué a la puerta de una habitación y le entregué un papel al profesor que me abrió la puerta. Me apoyé en la pared y esperé a que saliera de la habitación. La puerta se volvió a abrir y distinguí a la chica perfectamente, pocas personas había aquí con el cabello rojo, antes de que ella se girara para verme yo ya la había cogido del cuello y la tenía contra la pared.

- Dile a Tyler que la próxima vez que se atreva a decirle algo a Camille no acabará todo tan bien.

Ella abría los ojos como buscando una salida y podía notar en su cuello como latía su corazón buscando el oxígeno que ya empezaba a escasear.

- ¿Me has entendido Katherine?

Ella llevó su mano hasta mi mano y empezó a apretarme, pero su fuerza era como si una mosca intentará hacerle daño a un elefante. Le solté de repente, haciendo que sus pies tocaran el suelo con un golpe seco.

- No me vuelvas a decir Katherine, me llamo Kat- dijo ella tocándose el cuello.
- Las abreviaciones nunca ha sido mi fuerte- dije mientras me encogía de hombro-. Las cosas están muy tranquilas y sé que te gustaría que todo esto siga así, pero también sabes que queda poco tiempo antes de que todo vuelva a ser como antes.
- ¿Puedo volver ya adentro?
- Si- dije mientras colocaba mi mano en su cabeza y le sacudía el cabello, ella intentó darme una patada pero la esquivé-. Y por cierto, te deberían de dar más clase de defensa personal.


Ella no me contestó, simplemente abrió la puerta me miró por última vez y la cerró de un golpe. Me encantaba esta chica. 

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El 27 estará subido.
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