No sé por qué, después de pegar a
Justin mi energía vuelve, es como si fuera mi chute de adrenalina y exactamente
por eso no pude quedarme dormida cuando llegué a mi cuarto, ahora me encuentro en
historia y hay momentos en los que mi mirada se pierde en la pizarra entre
tantas letras y fechas. Me paro a pensar
en estos últimos días y mi vida ha cambiado drásticamente, Justin había
desaparecido de mi vida pero ahora está aquí porque yo lo dejé y Tyler estará
fuera por unos días, es como el mundo al revés. Intento concentrarme en la
lección como cualquier chica normal, pero no dejo de pensar en que esta noche
me veré con Justin y me acuerdo de lo destrozado que estaba ayer. Cada vez que
cierro mis ojos recuerdo la manera en la que su cuerpo se presionaba contra el
mío. Gracias a la sirena dejo de pensar en él, recojo mis cosas y me quedo
mirando a Abby.
- Oye, espérame fuera que tengo
que hablar con el profesor- me dice.
- Vale, voy al servicio.
Voy al servicio más cercano, dejo
la maleta en una esquina y entro en uno de los cubículos.
- Libro de historia… muy
aburrido, ¿y este libro de Shakespeare? Bailarina, no te creía tan culta.
Por unos segundos creía que de
verdad me estaba imaginando su voz, pero no, estaba ahí y me llevé la mano a la
frente.
- ¿Tienes problemas con tu
identidad sexual? Porque creo que pasas más en el baño de las chicas que en el
de los chicos.
Me bajo la falda y salgo.
- Tranquila, soy un hombre, sé
que soy un hombre y amo ser hombre, sobre todo estando tan bueno.
- Que modestia.
- La modestia es solo para los
feos.
Mientras pongo los ojos blancos
negando con la cabeza, escucho como su risa. Me lavo las manos mientras Justin
me mira apoyado en la pared.
- ¿Qué quieres?- le digo.
- ¿Por qué piensas que quiero
algo?
- Por suerte solo hablas conmigo
cuando te conviene… Aunque por desgracia últimamente quieres muchas cosas de
mi.
- Solo quiero una cosa de ti y la
verdad es que me está costando.
Giro mi cabeza y le sonrío.
- No te lo creas tanto muñeca,
que cuando menos te lo esperes vas a caer.
- No me creo nada, al revés que
tú.
Justin iba a hablar pero su
teléfono suena, lo desbloquea y se queda mirando la pantalla. Yo aprovecho para
guardar las cosas en mi maleta y me dirijo hacia la puerta, pero no puedo
abrirla porque Justin ha puesto un pie en ella desde atrás. Me giro y observo
como su cara a cambiado, como sus rasgos no están relajados, sino que está en
tensión. Su mirada vuelve a ser esa mirada oscura que asusta.
- ¿Dónde está?- me dice, mejor
dicho me grita.
- ¿Qué haces? Aléjate.
Justin me empuja y choco contra
la puerta, suelto un pequeño grito cuando el pomo se inca en mi espalda.
- He dicho que donde está.
- ¿Quién?
- Tyler.
Dejo caer mi maleta al suelo y me
llevo la mano a la cabeza.
- Te comportas con Tyler pero que
un novio celoso- digo, pero él no está para bromas lo noto en como aprieta su
mandíbula-. No sé.
- Mientes.
- No.
- He dicho que me digas donde
está, joder- y pega un puñetazo con la mano buena a la puerta al lado de mi
cabeza- Dilo o la próxima vez será tu cara.
Me obligo a tragar saliva porque
tenía la boca seca.
- ¿Para qué quieres saber dónde
está?
Justin suelta una risa irónica y
luego vuelve a mirarme.
- Para quedar a tomar té y de
paso podríamos andar al lado de un lago agarrados de la mano. ¿Para qué coño
crees que quiero verle? Tiene que pagar por lo que hizo.
- No te pienso decir donde está.
Justin acerca su cabeza a la mia,
dejando una separación entre nuestras caras de dos dedos.
- No cojas bando tan pronto
Hayley, podrías arrepentirte luego.
- Yo no he cogido ningún bando,
pero has dejado en coma a uno de sus amigos y vas a hacer lo mismo con Tyler y
no te voy a dejar.
Justin me mira a los ojos y es
como si intentara entrar en mi mente, por desgracia es como si lo consiguiera
porque por unos segundos me quedo embobada mirando sus ojos color miel.
- ¿Tienes miedo de que mate a tu
novio?
- No es mi novio- aclaro.
- ¿Crees que me importa una
mierda eso? Dime dónde está.
- ¿Así que no te importa con
quien me beso?- muerdo mi labio inferior, sé que juego con fuego, pero es que
él me incita a hacerlo cuando más furioso está más ganas tengo de joderle.
Entonces entiendo que esto también se está convirtiendo en un juego y que quizás
Abby tiene razón y no sé con quiero me estoy metiendo.
Estoy más de acuerdo con mi
último pensamiento cuando Justin lleva su mano vendada a mi cuello y mi cabeza
choca contra mi cuello.
- No puedo respirar- digo.
Justin es como si no me oyera, me
mira a los ojos sin pestañear, mi respiración empieza a volverse de verdad muy
difícil y Justin solo sabe mirarme a los ojos, su boca se abre lentamente, no
sé qué viene ahora pero de verdad que tengo miedo por mi vida. Cuando ya veo
que es una de mis últimas respiraciones cojo fuerza y subo mi pierna dándole
con mi rodilla en su entrepierna. Justin quita su mano rápidamente de mi cuello
y se aleja dándose la vuelta.
- ¿Ibas a dejar que me muriese?-
digo mientras respiro agitadamente- ¿Justin?
Él gira un poco su cabeza.
- Dime donde coño está- su voz
suena más relajada.
- En la ciudad, visitando al
amigo que dejaste en coma.
Veo como aprieta sus puños y mira
al techo, su espalda se mueve cuando coge aire, por un segundo quiero ir a
poner mis manos en su espalda, pero mis instintos de supervivencia son mayores,
cojo mi maleta del suelo y abro la puerta.
- Por cierto bailarina- al oír su
voz me quedo parada y me giro-. No me importa con quien te besas porque sé que
siempre vas a estar pensando en mi- Justin avanza hacia mí-. Y cuando llegue el
día, que no está muy lejos, en el que nuestros cuerpos se encuentren desnudos y
sudando, cuando pase mis manos por todas tus curvas y bese cada rincón de tu
cuerpo haciéndote llegar al clímax olvidaras cualquier beso suyo.
Salgo corriendo del servicio y
cierro la puerta en su cara, me apoyo en la pared, mi corazón late rápido y sé
que no es por casi haberme quedado sin aire hace segundos atrás, sé porque es y
no me gusta para nada. Cuando llega la hora de la comida caigo derrotada
delante de Abby, ella lo notó.
- ¿Y esa cara de cansancio?
- Odio los lunes- dije.
- ¿Y quién no?
Le sonreí y empecé a comer de mi
plato, unos espaguetis un poco pasados. Estábamos fuera aprovechando los rayos
de sol ya que el día de ayer no hubo, a ella ya no le importaba tanto y hasta
se sentía más cómoda. Como era obvio nos sentábamos en una mesa que no era de
nadie, en una esquina al lado de la basura que nadie tocaba.
- ¿Lo has pensando?- me preguntó.
- ¿El qué?- con la boca llena.
- Irte conmigo este fin de semana-
se notaba que quería que fuese.
La verdad era que ni siquiera me
había acordado que este fin de semana se podía estar fuera, pensé en aceptar la
propuesta de Abby así podía conocerla mejor pero algo me echaba hacia atrás.
Ella iba a estar con su familia unida, quizás con sus primos porque era hija
única, y yo no tenía familia, bueno, tenía pero como si no la tuviese y eso me
ponía un poco triste.
- Yo…- empecé.
- No hace falta que vengas si no
quieres Hayley, solo lo hago para que no te quedes sola aquí y para pasar más
tiempo contigo, pero no te quiero meter en un compromiso.
Quedarme sola… Entonces se me
pasó por mi mente un lugar en el que no iba a estar sola o por lo menos no en
parte.
- Te iba a decir que ayer mis
padres me dijeron que iban a venir a recogerme- intenté no mirarla a los ojos,
por si acaso se me notaba que era mentira.
- Ah, qué bien, ojala os lo
paséis genial- cuando la miré, ella sonreía.
- Si, creo que necesitamos estar
unidos.
- Superar la muerte de un hijo no
tiene que ser fácil- dice ella.
Asiento con la cabeza.
- Y menos lo unido que estaban mi
hermano y mi madre.
- Tu hermano tuvo que ser muy
buena persona…- dijo mientras cogía una patata frita de su planto.
- Si, era el hijo que toda madre
quería tener… Estaba en la universidad, sacaba buenas notas, cuidaba de la
casa… Era perfecto y yo se lo solía decir, él me cuido como la cosa más valiosa
y me solía decir que jamás iba a encontrar a alguien que me quisiera más que él
y que jamás me fiara si alguien me lo dice… Yo podía confiar en él- bajé mi
mirada para que no viera como brillaban mis ojos- y extraño esa sensación.
Abby puso su mano sobre la mesa y
me agarró la mía.
- Tranquila Hayley, no es fácil
superar la muerte de un ser querido.
Levanto mi cabeza y cojo aire,
cuando miro a Abby veo que está mirando a alguien detrás de mi. Giro mi cabeza
y veo a Eddy mirándonos, cuando se da cuenta que los he pillado quita su
mirada.
- ¿Abby?- pregunté.
- ¿Si?- dijo ella cogiendo otra
patata frita.
- Cuando estuviste en ese mundo… ¿A
cuál banda pertenecías?
Ella bebió de su vaso mientras me
miraba, quizás estaba pensando en decirme la verdad o no.
- Es difícil de explicar, pero se
puede decir que yo siempre apoyé a Justin, a Eddy, a Camille… A todos ellos.
- ¿Por qué es difícil de
explicar?
- Porque no siempre les apoyé- la
sonrisa de su cara despareció.
- ¿Y eso?
- Todo iba bien, entre lo que
cabe, claro. Yo era feliz, quizás porque no conocía otra cosa pero por lo menos
era feliz. Pero un día pasó una cosa que descolocó todos los planes, toda mi
vida y la de los chicos cambió, todos empezamos a desconfiar los uno de los
otros… porque no sabíamos que estaba pasando… Entonces yo decidí hacer como si
no hubiera pasado nada y para eso no tenía que pensar, empecé a vivir la vida a
lo loco- Abby levantó su cabeza y miró de nuevo detrás de mi-. Hasta que llegué
al punto en el que no sabía qué hacía, con quien me acostaba… Pero ocurrió algo
que me hizo ver que la vida es un segundo, hablé con mi padre y me aparté de todo.
No le gustó a mi padre pero me comprendió y me apoyó.
- Tranquila- dije y apreté su
mano que estaba a centímetros de la mía-. No tienes que contármelo ahora todo
pero me gusta saber que confías en mí.
- Siempre he confiado en ti,
tienes algo que hace que confíe en ti… Sé que jamás me vas a traicionar- Abby
levantó su mirada, sus grandes ojos verdes me miraban y ella sonreía-. Sé que
todavía no has cogido bando y que eres fuerte.
- No quiero coger bando- admití.
- Lo sé, pero si algún día tuvieras
que coger uno, sé que escogerías el correcto.
- ¿Acaso lo hay?
Ella empezó a reírse y su risa se
me contagió. Giré mi cabeza para mirar detrás de mi y lo primero que vi fue
como Justin, expulsando el humo de su última calada- nos miraba atentamente. El
día pasó algo aburrido, pero lo necesitaba, estuve con Abby haciendo los
deberes y después fuimos a su habitación para ver una película, ahí supe que
estaba tan cansada porque me dormí y yo hasta ahora podía presumir de no
haberme dormido nunca viendo una película. Abby me despertó sin querer.
- Ay, lo siento, lo siento- dijo
ella mientras se tapaba la boca-. No quería despertarte, es que mi padre me
llamó y…
- Tranquila- dije bostezando.
Abby se movió por la habitación y
siguió hablando por el teléfono. Miré la hora en su espejo, eran las doce menos
cuarto. Me levanté rápida de la cama, Abby me miró mientras me ponía los
zapatos.
- ¿Qué pasa?- dijo ella.
- Nada, nada, me voy a mi cuarto
así te dejo hablar tranquila, nos vemos mañana.
- Vale- y me guiño un ojo.
Fui corriendo hacia mi habitación
y me cambié de ropa, fui tan rápida que casi me caigo al suelo por pisar un calcetín.
Me puse mis pantalones de chándal y un top para hacer deporte, arriba una
sudadera con cremallera. Me hice una coleta bien apretada, todo el sueño que
tenía se había vuelto a ir de golpe, salí de mi habitación sin hacer mucho
ruido y fui hasta el gimnasio. Mientras me acercaba escuchaba gemidos y golpes,
me asomé y vi como Justin estaba pegándole al saco de boxeo, su espalda estaba desnuda
y solo la tapaba la venda que cubría sus costillas, pero pude ver como una gota
de sudor bajaba por su espalda, tenía los guantes puestos. Di unos cuantos
pasos hacia delante.
- Doce y cinco- dijo y se dio la
vuelta, su ojos seguía morado y su ceja con los puntos, tenía un aspecto mucho
más tenebroso ahora mismo.- No me gusta que me hagan esperar.
- Lo bueno se hace esperar- dije
mientras me movía por la sala.
- Yo no espero a nadie- se quitó
los guantes y los tiró al suelo-. Venga, haz cinco flexiones para empezar.
- ¿Cinco?- dije riendo-. No tengo
cuatro años.
- Diez- dijo serio mientras se
acercaba a mí.
Me quité la sudadera y la tiré
junto a sus guantes, me tumbé en el suelo y empecé a hacer las flexiones. Un
día llegué a hacer 30 sin parar, ese fue mi máximo y después vomité el desayuno,
pero hacía mucho que no me entrenaba de esta manera. Conseguí hacer las diez mientras
Justin me miraba desde arriba.
- ¿Y ahora qué?- pregunté.
- Diez abdominales.
Me senté y Justin se puso delante
de mi para agarrarme los pies. Puse mis brazos cruzados en mi pecho y me tumbé,
bajé y subí, así un par de veces hasta que Justin me paró.
- No, no los haces bien, no
llegas lo suficientemente arriba como para trabajar bien el abdomen. Vuelve a
hacerlo.
Me tumbé y volví a levantarme.
- Acércate más.
Justin soltó uno de mis pies y
puso una de sus manos en mi espalda empujándome hacia él.
- Tienes que llegar hasta aquí-
dijo y casi me susurraba en los labios.
- Vale- dije, obligándome a
tragar saliva.
Volví a bajarme y empecé a hacer
los abdominales como él me decía, siempre llegaba hasta un punto en el que mis
labios y los suyos se separaban por unos centímetros. Justin me miraba a los
ojos y yo no podía apartar mi mirada de los suyos, me estaba empezando a quedar
sin aire en el 8, pero logré hacer los dos últimos solo para no darle la
alegría de ver como fracaso. Cuando terminé me quedé sentada y él seguía
agarrando mis pies, mientras me miraba a los ojos empezó a fruncir el ceño.
- ¿Qué pasa?- pregunté.
- Hoy me dijiste la verdad, Tyler
está en la ciudad- dijo.
- ¿Por qué iba a mentirte?
- ¿No se supone que las parejas funcionan
si hay confianza? ¿Qué hará Tyler cuando se enteré que le has traicionado?
- Yo solo dije dónde estaba.
- Quizás ya has
sentenciado su muerte- dijo sonriendo.
Empecé a hacer
un puño de mis manos.
- No os atreváis-
dije.
- ¿Y quién nos
va a detener?- mordió su labio inferior.
Puse mis manos
en sus hombros y lo empujé, Justin se cayó al suelo pero me llevó con él, Quede
encima de su cuerpo.
- ¿Tú?- preguntó
y empezó a reir, quise levantarme pero él tenía su mano en mi espalda e impedía
que me levantase- Ni sabes levantarte.
Se apoyó en el
suelo y se dio media vuelta quedando él encima de mi.
- Te voy a
enseñar cómo se hacen las flexiones, antes no te quise interrumpir porque tu
culo se ve muy bonito desde arriba.
Empecé a moverme
pero estaba atrapada entre sus musculosos brazos, Justin se estiró y puso sus
brazos en tensión. Empezó a hacer flexiones y cada vez que bajaba rozaba todo
su cuerpo con el mío.
- Bésame y te
arranco la lengua- dije con la mirada más seria que pude.
- Eres muy
graciosa- dijo, podía ir por la flexión número diez que parecía que acaba de
empezar.
- Lo digo
enserio.
- ¿Si?
Justin dejó de
hacer flexiones y puso cada rodilla a un lado de mi cuerpo y con sus manos
agarró mis brazos por encima de mi cabeza. Intenté soltarme pero no pude.
- Tienes que
empezar a aprender a defenderte de los chicos que quieren besarte, bailarina-
susurró en mi oído- o más de uno podrías aprovecharse.
- ¿Cómo tú?-
dije un poco nerviosa.
- Yo no me
aprovecho, yo te doy lo que quieres. En cierto sentido tú te estas aprovechando
de mí.
Empezó a darme
pequeños besos en el cuello, yo intenté apartar mi cuello pero solo hice que
tuviera más sitio donde colocar sus labios. Bajó hasta mi estómago y me dio
pequeños besos, me estaba empezando a
agobiar, su cuerpo estaba muy cerca y yo solo quería huir, pero sus labios se
sentían fríos sobre mi piel sudada. Me intenté mover y aproveché que Justin
estaba distraído para poder moverme, pero solo conseguí quedar boca abajo.
Justin apretó su cuerpo contra el mío
- Quítate de
encima- dije.
- Seguro que
nadie te ha dado por atrás- me susurró-. La verdad es que me pregunto si
alguien alguna vez te ha dado por algún lado. ¿Lo has hecho ya con Tyler?
Me enfadé de
verdad y le di un codazo, no quería aprovecharme de que tuviera las costillas
malas pero parecía la única forma de que se quitara de encima, y lo hizo. Me
levanté corriendo del suelo y me alejé de él.
- Si me vas a
entrenar tienes que dejar de comportarte así- dije un poco asustada por su
reacción.
- Has tardado en
reaccionar- dijo él.
- ¿Qué?- pregunté.
Justin se acercó
hacia mí.
- No dejes nunca
que un hombre te trate así- él colocó su mano en mi mandíbula y levantó mi cara
para que lo mirara a los ojos.
- Pero…-
susurré, estaba confundida.
- Nunca. Ahora
coge los guantes te voy a enseñar cómo dar unos buenos golpes- Justin se dio media
vuelta y fue hasta el saco, yo tardé en reaccionar pero le seguí.
Justin se colocó
detrás de mí y me dio las instrucciones necesarias para dar unos buenos golpes
al saco. Sus manos se colocaron en mi estómago y me susurraba como podía
mejorar. Di varios golpes buenos y estaba tan orgullosa que sonreí, me di la
vuelta, mi hermano habría estado tan orgulloso de que haya mejorado con mis
puños que cuando vi a Justin por un segundo creí que era mi hermano, pero
pestañeé y allí estaba él viendo como estuve a punto de abrazarle.
-
Bailarina, ¿tan rápido vas a caer en mis brazos?- dijo sonriendo.
- No,
tranquilo. Creo que me voy a ir ya- empecé a quitarme los guantes.
- ¿Tan
pronto?- preguntó.
- Serán
las una y algo.
Justin
se encogió de hombros y llevó los guantes junto a su maleta. Yo me di la vuelta
y fui hacia la ducha, prefería ducharme aquí que en el baño de mi planta por si
hacía mucho ruido. Encendí la ducha para que el agua caliente empezará a
funcionar y me miré al espejo, estaba roja del esfuerzo que había estado
haciendo y extrañaba esa sensación de dar todo de mi, solía entrenar así con mi
hermano, él ponía la parte bruta a mis entrenamientos. Me quite la gomilla que
sostenía mi coleta.
- Hola
bailarina.
Me giré
y Justin estaba quitándose la venda que cubría sus costillas.
- ¿Qué
haces aquí?- pregunté.
- Estos
baños son mixtos- dijo-. Y estaba pensando que hacía mucho que no te pedía un
reto, y me estaba aburriendo.
- ¿Qué
quieres?- dije ya algo cansada.
-
Métete en la ducha bajo el agua, con la puerta abierta.
- Que
mente más sucia tienes- dije.
- ¿Te
atreves o no?
Me
encogí de hombros y fui hacia la ducha, el agua estaba en su punto y al
contacto con mi cuerpo me relajaba, pasé las manos por mi cabello para que se
mojara bien y luego miré a Justin que estaba delante de mí. Supe porque lo hacía, supe lo que quería así
que jugaba con ventaja, le di la espalda y me quité el top de deporte quedándome
semidesnuda.
-
Bailarina, ¿qué ha sido eso?
- Te
reto a que te coloques aquí detrás de mí, sin tocarme con las manos ni con tu
cuerpo
Justin
no tardó ni diez segundos al descalzarse y ponerse detrás de mí, quedando
debajo de la lluvia a centímetros de mí, podía sentir el calor de su cuerpo y
su respiración caliente. Me tapé con los brazos y me giré, Justin estaba mordiéndose
su labio inferior mientras me observaba, las gotas de agua se quedaban por toda
su cara y se agarraban a sus pestañas como si fueran ramas de los árboles más
altos. Pude entender porque ninguna chica se podía resistir a él, pero cuando
miré su ceja rota y los restos del moratón supe porque yo le odiaba y por qué
no quería ser una más. Justin cogió una
pastilla de jabón que había y la restregó en mi estómago, me di la vuelta he
hizo lo mismo con mi espalda.
- No te
estoy tocando- susurró.
Quise
decirle que si lo hacía, porque podía sentir su respiración en mi nuca, pero la
verdad es que no lo estaba haciendo, pero me pareció el gesto más íntimo que
jamás he tenido. Entonces noté como sus labios besaron mi hombro.
-
Dijiste que no te tocara mi cuerpo, ni mis manos- cada vez que hablaba sus
labios me rozaban-. Pero no dijiste nada de mis labios, mis labios te pueden
tocar.
Me giré
para mirarle a la cara, para quejarme pero él beso mis labios tan rápidamente
que no pude quejarme.
- No
creas que me tienes, una persona como tú jamás me va a tener- susurré cuando se
apartó.
- Adiós
Hayley- dijo mientras tiraba el jabón al suelo y se marchaba.
- Te
odio- grité.
- Hasta
mañana- dijo antes de cerrar la puerta de los servicios.
Cuando
se fue pegué un puñetazo a la pared, sus besos siempre sabían amargos y con sabor
a tabaco. Justo cuando creías que tomabas la delantera, él sacaba el as de la
manga que destrozaba tu partida.
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No creo que haya disculpas que merezcan la pena, ni tampoco escusas lo suficientemente buenas como para que funcionen... Así que simplemente os voy a decir que vuelvo a tener ganas de escribir y que no voy a prometer nada pero quiero empezar a subir más seguido y si funciona hasta pondré días fijos en los que subiré siempre, pero por ahora no voy a decir nada... Simplemente lo voy a intentar. Como muchas sabréis ya acabé mi novela Rompiendo Barreras así que todo mi tiempo y ganas de escribir serán para esta novela.
Sobre lo de que quizás deje esta novela... Espero que solo se queden en pensamientos, porque no quiero dejarla... Así que espero que me deis una nueva oportunidad, y que os haya gustado el capítulo aunque sea un poco.
Si leíste pulsa el botón Tweet Los comentarios me motivan a subir... MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS. <3
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