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Epílogo


Justin

A las doce en la cafetería…

Leí el mensaje mil veces hasta que me lo creí, era de Grace. Eso significaba que estaba viva, que lo había logrado, que había conseguido ganar la batalla. Rápidamente me quité el pijama, la cafetería en la que me citaba estaba a dos manzanas de mi casa. Cogí mi teléfono móvil y salí corriendo de mi cuarto.

- Me voy- grité.
- ¡Justin!- dijo mi madre y paré mi carrera- ¿Dónde te vas? Si todavía no has terminado ni las maletas.
- Lo sé mamá, pero esto es urgente… Es Grace.

Mi madre abrió los ojos de par en par.

- ¿Está aquí? ¿Está bien?

Afirmé con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.

- Pues corre.

Y eso hice, fui corriendo hasta la cafetería.
Grace

Ya no me quedaba uñas que morderme, estaba en una mesa sentada vigilando la entrada, había tenido que pedirme un café para que no me echaran. No sabía que iba a hacer cuando él apareciera por la puerta porque sabía que iba a aparecer. Así que cuando la puerta se abrió y un chico con su cabello rubio revuelto y respirando agitado mirando por todas parte, no me sorprendí, no pude contener las lágrimas. Estaba más alto y musculoso, su piel clara también estaba algo más morena. Me sequé cada lágrima que bajaba por mi mejilla, quería ir a sus brazos pero no podía… no quería volver a meterme en su vida ahora que tenía toda planeada. Quizás era de egoístas estar viéndolo a él y que Justin ni supiera donde estaba yo. Saqué un billete que puse sobre la mesa y me bebí el café que quedaba. Me levanté y me dirigí hacia una camarera mientras me ponía mis gafas de sol.
Justin

Grace, Grace, Grace. Me repetí mentalmente mientras miraba en toda la cafetería, la cafetería no era muy grande y yo no lograba verla, quizás no estaba, quizás era solo una mentira. Me mordí mi labio inferior para evitar ponerme a llorar en mitad de la cafetería, todo el mundo me estaba mirando, iba a dar unos cuantos pasos hacia delante justo cuando una chica se chocó conmigo.

- Perdona- dije.

Ella no dijo nada, simplemente movió su cabeza y me sonrío, llevaba unas gafas de sol que me impedían ver sus ojos. Me moví para dejarle paso. Cuando la chica se fue di varios pasos hacia delante y me moví entre las mesas para ver si estaba por ahí, pero nada.

- Oye chico- dijo una camarera mientras me tocaba el hombro.
- Ya me voy lo siento.
- No, no es eso. Una chica me ha dado esto para ti- en su mano tenía un sobre blanco.

Lo agarre.

- Gracias.

Abrí el sobre corriendo y saque de él una foto. En la foto salíamos yo y Grace, fue cuando estaba ella en la habitación con Margaret. Grace tenía su mano en mi mejilla y me miraba a los ojos, yo estaba a punto de besarla, se podía notar en nuestros ojos lo mucho que nos deseábamos. Miré en el sobre y había una servilleta de la cafetería y sobre ella había algo escrito.

“Lo siento no puedo hacer esto, no puedo entrometerme en tu vida de nuevo. Suerte en la universidad – Grace. ”

Guarde la foto y la servilleta en el sobre y busque a la camarera que me lo había dado.

- ¿Dónde está la chica?
- Se fue.

Sin darle las gracias ni nada salí corriendo de la cafetería y miré a cada lado de la calle, no había nadie a esta hora solo un grupo de tres amigas y en medio estaba la chica de pelo corto rubio con la que me había chocado antes, justo cuando la miraba giró su cabeza y sonrió.
Grace
- No te va a reconocer- me dijo Elsa.
- Lo sé.
- ¿No quieres decirle nada?- me dijo Sabrina.
- No- negué con la cabeza-. Hay cosas que es mejor dejarlas tal y como están.


Volví a girar mi cabeza y vi como estaba sentado en el bordillo mirando nuestra foto, este era un extraño final para nuestra historia, un final un poco aburrido. Yo tenía mi vida planeada y él la suya, lo más seguro es que no encajáramos en la del otro, a partir de ahora y para siempre seremos fantasmas en la vida del otro, personas que aparecieron en un pasado y dejaran huellas en nuestro presente. Y si sea lo que sea que haya ahí nos quiere, quizás nos volvemos a encontrar.

Fin

Bueno, sinceramente no sé que decir, no sé si es el final que esperabais o no, quizás os parezca poca cosa sobretodo teniendo en cuenta que hace mil que no subo capítulo... Y no pienso poner más escusas, simplemente no tenía fuerza para hacerlo, pero sabía que os debía un final y aquí está. Ahora os tengo que contar una cosa sobre esta novela.
Desde el principio tenía pensado hacer que Grace muriera, lo tenía muy claro, ella iba a morir porque los milagros no ocurren y ella no estaba para nada bien, tenía el destino escrito. Pero empecé a subir esta novela y me empezó a leer gente, aparte de los comentarios negativos que recibí por hablar de este tema recibí también muchos comentarios agradeciéndome por haber inventado a Grace y esos comentarios me han dado la vida muchas veces. No sé si sabeis que esta novela la escribí pensando en todas esas personas que en su día o por mi ask o por twitter me han dicho que sufrían de trastornos alimenticios o que se autolesionaban, esta novela va dedicada para vosotras y entonces vi que yo no era nadie para demostraros uno de los posibles finales que iba a tener vuestra vida si no cambiabais, tenia que daros esa esperanza que os hace falta... Y así decidí que Grace tenía que vivir, porque los milagros si que ocurren, porque puede ir todo mal y de la noche a la mañana que vuelva a salir el sol. Y aquí ocurrió el milagro más común, el amor, a Grace le ayudó el amor pero no fue lo único, se dio cuenta que había personas ahí que la querían, le costó, claro, porque no es fácil... Pero decidió vivir por ella. No hay que esperar ha esa persona que venga y nos salve, no, porque quizás esa persona luego desaparezca ¿y qué vas a hacer tú entonces? ¿Volver a decaer? Por eso tienes que mejorar por ti, porque tú nunca vas a desaparecer, siempre vas a tener que vivir contigo y es mejor vivir cómoda que siempre odiándote. 
Yo solo espero que esta novela os haya gustado tanto como a mi, ha sido muy especial escribirla y gracias a esas personas que comentaban y recomendaban la novela. 

¿Segunda temporada? No, por ahora no. He dejado el final más abierto de mi vida, lo he dejado aposta porque en un futuro quiero seguir con la historia de Grace, pero por ahora quiero centrarme en The Game. También tendría que ver si queréis seguir con la historia o dejarlos así.

Y creo que no tengo nada más que decir, ah, bueno, si.

Recordar que detrás de las  ☁ siempre habrá un ☀ resplandeciente esperándoos.

Si has leído el epílogo y el capítulo 50 pulsa este botón   Solo os pido una última cosa, dejadme un comentario aquí diciendo que tal os ha parecido la novela y este final. Y si podéis ir a la página principal y darle al Lo he leído de la imagen de Rompiendo Barreras.

MUCHAS GRACIAS POR LEERME. OS QUIERO.
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Capítulo 50


Canción

Una cosa que puedo decir con firmeza que he aprendido en todo este tiempo es que los cambios pueden ser drásticos o por una acumulación de pequeños momento, en mi caso fue como todo en mi vida. Mis cambios solían surgir por pequeñas decisiones drásticas, pequeñas cosas que cambiaban todo mi futuro, no puedo decir claramente si son las mejores o las peores decisiones porque todas ellas me han llevado aquí, gracias a ella conocí a Justin y me he podido conocer mejor a mí misma. Quizás no me gusta lo que veo, pero por lo menos no soy una desconocida más. Mi miedo siempre fue sentirme sola y perdida, ahora mismo solo tengo una preocupación en mente, la decisión más egoísta y drástica que tomaré jamás…

Padre está enfrente de mí, estoy nerviosa en la silla mientras él mira unos papeles y se sienta en su sillón. Me mira, una cosa que me solía incomodar de él es que siempre te mira a los ojos, una se acaba acostumbrando pero al principio era molesto. Aunque hace bien, porque los ojos son la puerta al alma y aquí todos intentamos evitar esas miradas.

- Ya me lo han dicho las enfermeras- dice relajado.
- ¿Y?- pregunto tirando de las mangas de mi jersey para cubrirme las manos.
- Siempre he querido lo mejor para ti, como todo el mundo, y si es esto lo que quieres, te ayudaré.

 Bajé mi mirada a mis piernas y sonreí, si, era lo que quería…

- Es lo que quiero.
- ¿Se lo has dicho a Justin?

Negué con la cabeza.

- Se lo tienes que decir.
- Ya, lo sé- las palabras no salían de mi boca, me encontraba demasiado nerviosa- Yo… He… Le he escrito una carta- cogí la carta de entre mis piernas y se la enseñé-… Ahora tiene que venir a verme... Me… Me dijo que iba a venir.
- Grace, respira, tranquila.

Levanté mi mirada y los ojo se me llenaron de lágrimas.

- No sé cómo decírselo, no sé cómo decirle que se vaya de mi lado.

Me derrumbé, como siempre solía hacer, escondí mi cara entre mis manos y lloré. Llevaba toda la mañana con el llanto en la garganta sabía que en algún momento esto tendría que ocurrir. Escuché la silla de Padre y luego sentí su mano en mi espalda.

- Sabes que es lo mejor- dijo firme-. Confío en ti Grace.
- Ojala yo pudiera confiar en mi de esa manera.
- Deja de desearlo y haz que sea así, confía un poco en ti Grace.

Miré el reloj en la pared, marcaba las 12 de la mañana, hoy tenía un gran día y no podía llegar tarde a cada cosa que tenía planeada. Primero Justin, luego mis padres y a continuación todo lo demás.

- Me tengo que ir, Justin me estará esperando.

Padre dejó caer su mano por mi espalda y me ayudó a levantarme. Le observé detenidamente y él sonrió de oreja a oreja, yo sonreí y negué con la cabeza.

- ¿Cómo lo ha hecho?
- Yo no he hecho nada Grace. Lo has hecho todo tú solita.
- Pero sin ti todo esto habría sido aún peor.
- Yo solo te di las pequeñas claves para que esto fusionara pero siempre estuvo en tus manos si tomar cartas en el asunto o dejarlo ir. Espero que nunca te arrepientas de la decisión que has tomado.

Él abrió sus brazos y me abrazó, en sus grandes brazos yo parecía una pequeña muñeca de trapos y es que quizás lo era, quien sabe… Disfruté del calor y de la paz que me trasmitió, me separé en un suspiro y me dirigí hasta la puerta.

- ¿Necesitas que te ayude?
- No- dije segura-. Ya me has ayudado suficiente.

Salí de su despacho y una pequeña lágrima caía por mi mejilla derecha, dejé que se deslizara tranquila hasta que se tropezó con mi sonrisa. El sentimiento de libertad que sentía ahora mismo era increíble, no tenía ningún peso sobre mi espalda y mi mente estaba clara como nunca lo había estado. Había como una pequeña luz que mantenía mi cabeza en silencio, sé que no iba a durar mucho y por eso tenía que aprovechar este momento de tranquilidad. Quizás me tendría que sentir un poco culpable, egoísta, pero intentaba no pensar en todo eso.
Llegue un poco tarde, pero Justin estaba en la recepción esperándome, él siempre iba a estar esperándome y eso me destrozaba un poco por dentro. Cuando me vio, una sonrisa cubrió su cara pero no eran como todas las demás, esta tenía un pequeño matiz de tristeza como si supiera todo lo que se avecinaba y me entraron ganas de huir pero me tenía que enfrentar a mi mayor miedo, el de decepcionar y abandonar a la gente que quiero.  Cuando estuve a varios pasos de él, Justin avanzó hasta nuestro encuentro y me rodeó con sus brazos. Nunca me había abrazado con tanta intensidad, como si quiera que nos uniéramos y fuéramos un mismo ser. Jamás había experimentado esta clase de abrazo, esos en los que lo das todo porque sabes que va a ser el último. Me separé un poco de él para acariciar sus mejillas sonrojadas.

 - Justin…
- No voy ser capaz Grace…
- Yo sé que si- dije sonriendo aunque me estaba rompiendo.

Llevé mi mano de su mejilla a su cuello y acerqué nuestros labios. Fue un beso hermoso, pude sentir lo mucho que él me quería y como mi corazón latía acelerado queriendo demostrarle que yo sentía lo mismo. Sentía como mi cuerpo se estremecía cada vez que él pasaba su mano por mi espalda acariciándome, podíamos estar en mitad de un espacio público pero no me preocupaba… nuestras caricias eran delicadas pero me llegaban de igual manera a mi pequeño corazón de porcelana.

- Te quiero- susurré en sus labios.

Él seguía con los ojos cerrados, esos ojos rodeados de unas ojeras oscuras por mi culpa, y entre sus pestañas se escaparon varias lágrimas, decidí que era la hora de alejarnos de todo el mundo para buscar un poco de intimidad.

- Vayamos a otro lugar- susurré y le besé en la mejilla.

Justin me cogió de la cintura y lo llevé hasta un jardín donde se podía disfrutar de un poco de silencio y donde me podía concentrar para decirle lo que tenía que decirle. Encontramos un banco de piedra donde nos sentamos porque me empezaba a encontrar algo cansada aunque no sabía si era por los nervios o por otra cosa. Justin cogió mi mano y la acarició.

- No sé si quiero escucharlo- dijo sin mirarme-. Sé que no me va a gustar y no estoy preparado.
- Sé que eres lo suficientemente fuerte como para aguantar todo lo que se te eche encima- con mi dedo pulgar acaricié su mano.
- Nadie es de piedra, Grace. Todos aguantamos hasta un peso y después de eso, nos rompemos.
- Yo jamás voy a dejar que te rompas, Justin.

Él levantó su mirada al cielo, corría un poco de viento pero se estaba bien.

- ¡¿Cómo?!- dijo subiendo un poco el tono de voz pero se rompió a medias- ¿Cómo lo vas a hacer si no vas a estar aquí?
- Yo…- yo no sabía que decir, me había pillado.

Justin volvió a mirarme y el enfado de sus ojos se fue, respiró profundamente y pegó su frente contra la mía.

- No quiero enfadarme contigo- dobló su cabeza y terminó dándome un beso delicado- Dilo.

Respiré y miré como las nubes se movían para evitar las lágrimas.

- Ayer hablé con la doctora. Quería saber cómo de podrida estoy por dentro...
- Tú no estás podrida, Grace- dijo Justin.
- Ella uso otro términos médicos que yo ya no recuerdo- digo sonriendo y encogiéndome de hombros- La cosa es que hay cosas dentro de mí que no van como deberían… Tengo cosas dañadas… No me preguntes el qué, porque yo no lo quise saber. Solo sé que estoy muy jodida Justin.

Él apartó su mirada de mí y se llevó la mano a la boca, yo tuve que contenerme para no hacer lo mismo… tenía que terminar de decirlo todo.

- Esta tarde se va a quedar libre una habitación en cuidados intensivos y me quieren llevar allí.
- No me importa si te cambian de país, yo voy a estar contigo- dijo agarrando mi mano fuertemente.
- Yo no dejaría que lo hicieras. No voy a permitir que destruyas tu vida simplemente por intentar arreglar la mía. Además, no voy a poder ver a nadie, me han prohibido las visitas.
- ¿Qué? No… no pueden hacer eso.

Apreté mis puños, venga Grace, vas bien.

- Pues lo han hecho… Y lo prefiero…
- No Grace, no… Yo iba a estar ahí hasta el último momento… Grace…
- No quiero que me veas en esas condiciones, Justin.

Subí mis piernas al banco y me abracé las rodillas.

- No…- Justin bajó la cabeza.

Ahora estábamos completamente rotos, definitivamente habían puesto una barrera en nuestro camino… Me moví lentamente hacia Justin hasta que pude rodearlo con mis brazos. Le besé en la nuca varias veces.
- Todo va a estar bien, Justin.
- Nada va a estar bien si no puedo verte todo los días.
- Justin, has sido el único que has estado siempre para mi desde el primer momento en el que hablamos has estado ahí y no te has separado, jamás sabré como agradecértelo... Te quiero.
- Yo más, escritora… No puedo entender que algo tan bonito pueda acabar… Y con eso me refiero a ti, las cosas bonitas nunca deberían acabar mal, Grace. Tú deberías de tener tu final feliz como todo cuento de hada, como toda princesa.

Justin movió sus brazos y acabé dentro de ellos. No dijimos nada por unos segundos hasta que saqué un sobre de mi pantalón.

- ¿Qué es eso?- preguntó.
- Es para ti- dije mientras me sentaba bien y se lo daba.
- ¿Una carta? ¿No me lo puedes decir en persona?
- No- dije negando con la cabeza-. Eres un diario y en los diarios se escriben- sonreí.

Justin empezó a abrir el sobre pero lo detuve.

- Hay solo una norma que tienes que prometerme que lo harás.
- ¿El qué?
- Ábrela dentro de tres días, no sé si lo vas a cumplir pero espero que lo hagas. Cuando estés en tu casa y hayas vuelto de las clases dentro de tres días coges este sobre y lees lo que hay dentro. ¿Lo harás por mí?
- Claro.

Le sonreí y él me sonrió, nos quedamos varios minutos sonriendo.

- Te noto diferente- me dijo.
- ¿Qué?

Justin iba a hablar pero una enfermera se nos acercó.

- Grace, han venido tus padres y tienes que reunirte con ellos para firmas unos papeles…
- Si… Ya voy.

Cuando la enferma se fue me gire a Justin.

- ¿Diferente?
- Más aliviada, ¿sabes? Como si te hubieran quitado una gran mochila de tu espalda… Hoy tiene un brillo diferente en los ojos y me gusta eso…- Justin se secó una pequeña lágrima que amenazaba con salir- Me gusta saber que estas feliz.
- Siempre que estoy contigo estoy feliz… ¿Me has perdonado por haberte dejado solo ayer después de lo que me dijiste?
- Siempre te lo voy a perdonar todo Grace.

Sonreí mientras me ponía de pie, Justin cogió la indirecta e hizo lo mismo. Volvimos por donde habíamos venido sin que nadie dijera ni una palabra. Cuando nos encontramos en la recepción de la planta nos quedamos en silencio mirándome.

- Supongo que hasta aquí ha llegado todo- dijo él.
- Te llamaré.

No lo iba a hacer y él sonrió como si lo supiera. Acerqué mis labios hasta los suyos y él me pegó a su cuerpo por la cintura, escuche un suspiro de su boca que intenté hacer como si no lo hubiera sido. Odiaba las despedidas… Agarré su mano fuertemente.

- Ya nos veremos… - dije.
- Si…- dijo él.

Le di un beso en su mejilla y me di media vuelta, quería dejar la escena del crimen, quería dejarlo atrás antes de que me viera romperme en un llanto.

- ¡Grace!- gritó Justin y cuando me giré, vino corriendo hacia mi.

Puso sus manos en mis mejillas y nuestros labios se chocaron, noté la pared en mi espalda y sus manos se deslizaron por mi cuerpo. Quizás este beso sí que podía molestar a la gente pero lo más probable es que fuera el último que nos diésemos y no iba a dejar las cosas así.  Cuando nos alejamos él se llevó mi aliento con él.

- Suerte. Te estaré esperando- fue lo único que me dijo y me alegró que no dijera un "adiós"

Lo vi irse, observé como desaparecía de mi vida y no me podía creer lo tonta que estaba siendo. Me di 
media vuelta y fui en busca de mis padres, tenía papeles que firmar y maletas que hacer.
Justin
Han pasado tres días, ninguna llamada… nada, no hay nada que me recuerde a ella solo un sobre cerrado en mis manos. Hice todo lo que me dijo, todo, volví a mi casa después de que ella me echara de su vida porque sé que lo de las visitas era mentira… sé que no quería que la viese de tal manera… Sé que no quiere que vea que es tan indefensa como todos los demás, y lo acepto, todos necesitamos intimidad en nuestras vidas. Sinceramente prefiero que mi último recuerdo de ella sea una sonrisa… pero eso no quita que este sin ganas de vivir ahora mismo.

El sobre es blanco y no tiene nada escrito. No sé si leerlo, porque después de esto no habrá nada más, pero sé que ahí dentro hay algo que necesito leer, así que lo abro lentamente. Saco lo que hay dentro, son varios folios. Los desdoblo y empiezo a leer, su letra es pequeña y redonda, es diferente a la de las cartas que me mandó en su día.

Hola Diario, hola Justin, hola mi todo.
Hoy ha sido un día muy ajetreado, muchas ideas han pasado por mi cabeza… Te estarás preguntando de que día te hablo, porque estos últimos días has estado todos conmigo y te lo agradezco… te lo agradezco mucho. Me refiero al día en el que me reuniste en una sala y mientras yo estaba sentada tu leías un discurso que iba sobre mí, ¿te acuerdas? Fue como mi funeral y no sé cómo darte las gracias por todas las palabras que salieron por tu boca porque gracias a ellas algo cambio… Si Justin, conseguiste lo imposible, conseguiste romper las barreras que había en mis ojos, destruiste mi mundo de mentira y por fin pude ver el mundo tal y como era… perfecto, cada uno de sus detalles, cada sentimiento que estuve reteniendo todo este tiempo vino hacia mi como una ola del mar. Cuando te dejé me fui corriendo hacia una sala que estaba llena de espejos, y eso parecía el infierno, ¿sabes por qué? Porque odiaba lo que veía, odiaba el ser en el que me había convertido pero había algo ahí que me decía que me tenía que querer porque si una persona como tú logro amarme es que tan mal no tenía que estar. Y no lo digo físicamente, lo digo mentalmente… No tendré que estar tan jodida si logre enamorarte. Me miré en esos espejos y me entraron ganas de romperlos todos, por fin podía ver la mierda que era… y sabía que la culpable era yo y nadie más pero estaba cansada de echarme las culpas. Todos estos años cada vez que pensaba en mi me odiaba más y más, jamás me he dado una oportunidad de mejorar de creer que las cosas podrían volver a ir bien… Jamás he estado orgullosa de mí, jamás he confiado en mí. Creía que era un desecho más de la sociedad, una persona que acabaría tirada en las calles y que moriría de una sobredosis. Pero un día llego una persona que cambió mis esquemas, que le dio un sentido diferente a mi vida y ahora lo veo, ahora puedo ver lo mucho que me has ayudado. Recuerdo cada momento que pasé a tu lado y son los mejores en mucho tiempo, pero no los pude disfrutar de verdad porque me repetía cada segundo que no me merecía nada de esto… pero yo no te obligaba, tú estabas ahí porque querías y me costó entender esto. Nadie nos puede forzar a sentir tales cosas, el amor viene y va, y solo cuando el amor es de verdad te deja una marca para el resto de toda tu vida, ¿y sabes qué? Yo tengo tu marca, tengo tu letra en mi cuerpo algo que me recordará toda mi vida que incluso en mi peor momento logré sentir el mejor sentimiento del mundo, y lo sentí a tu lado. Lo voy a intentar Justin. Voy a darme una segundo oportunidad, porque creo que tú lo mereces, para que veas que todo tus esfuerzos no fueron en vanos; porque mis padres lo merecen y porque yo lo merezco o por lo menos eso pienso… Creo que llegó mi hora de ver el sol por fin, de volver a respirar aire sin sentir esa presión en el pecho. No va a ser fácil, no, lo sé, muchas veces me querré volver a rendir pero no lo haré, lo tengo claro… Voy a conseguirlo, por ti, porque te quiero y tú me quieres, porque si tú me quieres me tendré que querer.
Quizás ahora te preguntes que si voy a intentar vivir porque te dije que no nos podíamos ver más. No has hecho nada malo, tu amor me salvó o por lo menos me abrió los ojos pero tengo que arreglar varias cosas en mí, y creo que tengo que estar a solas para eso. Me voy a ir a un centro lejos de la ciudad, está en una montaña en otro país… No sé cuándo saldré de ahí, pero sé que cuando salga seré diferente, no seré Grace a secas, tendré un apellido que podré decir sin pensar que no soy lo suficientemente importante para tener uno porque todos los somos, porque somos únicos. Me hablaron hace mucho del sitio al que voy a ir, es como un internado, podemos dar vueltas y si estamos mejor nos dejan bajar al pueblo, allí solo hay chicas… ¿Sabes lo mejor? Que si quiero puedo ir a unas clases que dan ahí para terminar mi último año, y quizás luego vaya a la universidad, parece un poco loco ¿no? Hace nada quería morirme y ahora puedo ver la salida a todo esto... Bueno, es así, no hay más, yo solo espero poder llegar a todas mis metas y que mañana no me levante sin ganas de nada. Voy a luchar por mi vida, porque eso solo depende de mí. Acabo de llegar de hablar con la doctora y estoy un poco podrida por dentro, tengo que tomar varias medicaciones y hacer pruebas, pero creen que quizás no me quede ninguna secuela… Aunque lo más seguro es que haya alimentos que quizás no pueda comer luego, pero no será porque yo no quiera…
Todavía no me creo nada de esto Justin, y todo ha sido gracias a ti. Es un poco irónico lo que te voy a pedir pero desaparece de mi mundo, encargué a mi madre que borrara mi Facebook y mi twitter, no hay nada que te vaya a recordar más a mí… Pero no me busques porque no sé si esto va a funcionar, tampoco te hagas ilusiones… Si logro salir de esto, si funciona, lo sabrás… Pero por ahora necesito dejarte, vive tu vida Justin, no me esperes más…  pero si como aquel día me dijiste estamos unidos por un hilo rojo, volveremos a estar juntos. Adiós Diario, fue un placer haberte escrito todo este tiempo. Adiós Justin, fue un placer haberme enamorado de ti.
PD: espero que estés cuidado de Mini, donde voy a ir no la puedo llevar pero algún día volveré a recogerla.

- Va a luchar- susurré, no me lo creía.


8 meses después.
Grace

Mi padre me coloca su mano en mi rodilla y yo me quito los cascos, sonaba one more de superchick.

- ¿Nerviosa?- me pregunta mi padre.

No me acostumbro a verlo sin barba, pero me alegra ver que está mejor es como si hubiera rejuvenecido 10 años. Mis piernas se mueven nerviosas y mi corazón late rápido, pero intento respirar tranquila.

- Mucho.
- Es la última- dice feliz-. Sabes que a tu madre le hubiera gustado estar aquí.

Me empiezo a reír pero me tapo la boca porque todo el mundo me mira.

- Pero si fue mi culpa que se quedara en casa doblándome la ropa para luego meterla en la maleta.

Mi padre iba a decir algo, pero una mujer dice mi nombre y me levanto, le dejo mi móvil y los cascos a mi padre y sigo a la mujer.

- La última- dice sonriendo.
- Eso espero.
- La última es cuando más se llora.

Le sonreí.

- Yo ya he llorado suficiente.

Llegamos a una puerta y la mujer de una sonrisa me deja sola. Abro la puerta y allí esta Padre, que me sonríe de oreja a oreja.

- Ven a mis brazos pequeña.

Y corriendo voy, me dejo invadir por esa sensación de tranquilidad que él siempre reparte. Me besa en la cabeza y me aparto.

- Casi no te reconozco, ¿y ese pelo?
- ¿Nunca has escuchado eso de que las mujeres cuando necesitan cambiar se cortan el pelo?

Él sonríe y toma asiento, con su mano me indica que haga lo mismo.

- Estás más morena, ¿has tomado el sol?
- En la montaña cuando me puse a ayudar con el huerto se me pegó mucho el sol.
- ¿Has ido a la playa?

Asentí con la cabeza un poco avergonzada.

- Ayer fui con mis padres, ¿sabes? El aceite ese de rosa de mosqueta que me recomendaron va fenomenal, las cicatrices se notan menos.
- Me alegro mucho.

Pongo mis manos en mis rodillas para ver si así dejan de temblar.

- ¿Te sientes un poco incomoda al hablar de esto?
- Un poco, pero me han dicho que tengo que empezar a hablar aunque hay cosas que no quiero contar… Cosas que han pasado en estos últimos meses que todavía me asustan...Pero supongo que saldrán poco a poco.
- Tiempo al tiempo Grace, las prisas nunca son buenas. Has mejorado mucho en estos meses, ha sido como magia.
- Tenía muchas ganas de volver a ver a mis padres, quería volver a mi vida normal… Tenía ganas de recuperarme.
- ¿Y Justin?

Lo tuvo que decir… había estado evitando pensar en él todo estos meses y había estado funcionando. Sólo intento ponerse en contacto conmigo una vez. Cuando estaba en la montaña me llegó una carta de mi padres y dentro de ella iba una de Justin que la había enviado a mi casa. Decía que tenía la necesidad de hacerme saber esto, que había terminado los estudios y que iba a ir a la universidad… Que no sabía si habían salido bien las cosas pero que esperaba todavía una señal mía. Sabía que no iba a cansarse de esperar, él es así. Junto a la carta venía un trozo pequeño de tela rojo que me servía de muñeca… El hilo rojo que nos unía.

- Ha terminado los estudios y va a ir a la universidad…. Pero aparte de eso no sé nada más.
- Y tú también- dijo orgulloso.
- Si, creía que no me iban a aceptar pero sí.
- Bueno, te queda hacer un último ejercicio, ¿de acuerdo?- se levantó y puso una silla enfrente de mí, creía que iba a sentarse pero no lo hizo-. Grace, mira a esta silla e imagina que ahí está la Grace de hace unos años atrás. Esa Grace que estaba empezando a tomarse la vida de una forma muy oscura.
- ¿La Grace del principio de todo esto?- pregunté.
- Sí. Imagínala. Ahora, ¿qué te gustaría decirle?

Miré a la silla y poco a poco se fue formando una imagen de mi más pequeña, tenía una pequeña cuchilla plateada en su mano estaba mirando su brazo y tenía miedo. Recuerdo el día del primer corte como si fuera ayer.

- Habla con ella Grace- dice Padre.

Pero es que no tengo palabras, la Grace del pasado mira a su alrededor en busca de alguien que la pare pero no ve a nadie, se siente muy sola, justo cuando va a colocar la cuchilla sobre su piel decido hablar.
- Grace- susurro, ella levanta su mirada-. Hola- noto como las lágrimas van hacia mis ojos y me escuecen-. No estás sola, jamás lo has estado puede ser que ahora mismo no puedes ver a nadie a tu alrededor pero están ahí. Mamá te puede ayudar, confía en ella. Puede parecerte que el mundo está en tu contra, que el cielo está más oscuro que nunca y que no hay otra elección aparte de hacerte dolor, sé que lo has intentado con varias cosas… Pero que sabes que un corte es otra cosa, es mucho más grave. Eres perfecta- la Grace de delante de mis ojos niega con la cabeza-. Si, si lo eres, sacas buenas notas y te preocupas por la gente, puede ser que ahora te estés alejando de tus amigas pero esto es lo que tiene la adolescencia pero ellas no te van a dejar nunca, simplemente tienen miedo de que tú las dejes porque se te nota en la mirada que no eres la de siempre. Cuando no te quieres a ti misma el resto del mundo lo nota. Eres preciosa… y como diría una persona muy especial, eres hermosa, por dentro y por fuera. Lucha, porque van a ser unos años muy difíciles vas a creer que no puedes más pero entonces volverás a levantar la cabeza para coger aire, porque otra cosa quizás no pero somos valiente. Sé que te han insultado y que eres la rara de la clase, pero que les den, eres especial Grace y brillas por eso. Que todo lo que te digan te entren por un oído y te salga por otro. Sé que deseas tener el cuerpo de todas esas chicas para que los chicos se fijen en ti, pero esos chicos no merecen la pena, tú no quieres a alguien que solo se fije en ti, tú te mereces algo mejor Grace.  Te quiero pequeña, sé fuerte, eres perfecta… Adiós.

Miré a esa Grace de mi pasado, me miró a los ojos y su cuchilla de deslizó por sus dedos hasta el suelo. Me llevé las manos hasta mis ojos y lloré por unos segundos. Lo que habría cambiado si alguien en su día se hubiera dado cuenta que estaba derrumbándome. Padre colocó su mano en mi espalda.

- Listo Grace, has terminado.

Quizás había terminado con las terapias pero yo sabía que mi lucha no acaba más que empezar, todavía me quedaban muchas lágrimas que llorar pero yo tenía fuerzas para enfrentarme a eso y a mucho más.

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Ahora subiré el epílogo. 
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Gracias.

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