Nada más que me desperté decidí
que no iba a permitir que nadie me arruinara la vida, si, un pensamiento
positiva para afrontar el día que venía. No me iba a quedar en la cama por
nadie, iba a vivir mi vida y no me importa nada más. Me levanté de casi un
salto de la cama y quité el pijama para ponerme unas mayas y una camiseta de
tirantas, arriba me puse una sudadera con cremallera y me hice una trenza en mi
cabello. Cogí una botella de agua y salí de mi cuarto. Allí me esperaba Abby
sonriendo, sus grandes ojos parecían un poco cansados.
- Buenos días- me dijo.
- Hola- sonreí.
Fuimos caminando hacia la
cafetería, Abby me miraba y me preguntaba que iba a hacer hoy. Le dije que
necesitaba pasar un tiempo conmigo misma a solas, ella no puso pegas y le gustó
mi idea.
- ¿Y el próximo fin de semana?
¿Vas a salir?
- ¿Dónde voy a ir? No tengo nada
fuera de aquí, Abby.
- Si quieres puedes venir
conmigo.
- Me lo pensaré, gracias.
Fuimos a desayunar, yo cogí unas
tostadas y nos sentamos dentro. Miré a mi alrededor y vi a mucha gente moviéndose
de un lado hacia otro me pregunté si la mitad sabían que había aquí dentro y si
ya estaban de parte de algún bando, también me pregunte si había algún bando
mejor que el otro. Lo dudaba, pero de una forma u otra no me creía lo que la
gente me decía, ¿enserio chicos de 19 años se dedicaban a las cosas que suelen
salir en las películas? ¿Habrán llegado a matar a alguien? No se me hizo
difícil pensar en Justin con las manos manchadas con sangre y con ansias demás.
Se me quitó el hambre de golpe.
- Te dejo Abby, tengo que hacer
unas cosas.
Y es que cuando necesito aclarar
mi cabeza solo hay una cosa que puedo hacer. Recogí las cosas de mi desayuno y
me marché de la cafetería, fui hasta el gimnasio rezando para que no estuviera
ocupado y que no me dijeran nada. Cuando entré en el gimnasio una sonrisa
cubrió mi cara de oreja a oreja, estaba vacío. Solté una pequeña bolsa en la
que llevaba la botella de agua y unas cuantas cosas más al lado del pequeño
equipo de música y me senté en el suelo. Cogí un cable que se lo enganché a mi móvil
y busqué una canción, antes de darle al play busque en la bolsa mis bailarinas.
Las miré, eran las nueves que alguien me dejo en mi puerta alguien que sospecho
que puede ser Justin pero que me parece una idea estúpida. Me las apreté bien
fuerte y le di al play al móvil antes de ponerme de pie.
Cogí aire y empecé a calentar,
moví mis tobillos y después cada pierna, así hasta terminar mi calentamiento.
Me puse sobre mis puntillas y di unos cuantos pasos hacia delante, después
hacia atrás y terminé dando unas vueltas sobre mi misma. No pude evitar sonreír,
esto me hacía sentir como si nada hubiese cambiado y siguiera en mi pequeño
pueblo bailando en el sótano de mi casa. Siento como el aire me azota en la
cara en cada vuelta que doy, me siento segura de puntillas. Empiezo a bajar mis
brazos y el ritmo de mis vueltas va aminorando hasta que me paro. Mi
respiración se ha agitado pero no me importa, cojo aire y empiezo a moverme por
toda la sala dando pequeños saltos y cuando cojo carrerilla para dar un salto
más grande una pequeña luz se enciende en mi cabeza y caigo al suelo mal. Me
agarro el tobillo fuertemente y contengo el grito que amenaza con salir de mi
garganta.
- No ha pasado nada- susurro.
Cojo aire y coloco mejor para
examinar mi tobillo derecho. Lo muevo y observo que tampoco es gran cosa, la
gota de sudor frío baja por mi frente. Me pongo de pie y voy un poco cojeando
hasta mi teléfono para volver a apagar la luz que se encendió en mi cabeza.
Tenía que volver a llamar a Justin. Apagué la música y desenchufé el móvil.
Busqué su número en la agenda y volví a intentar llamarlo.
- ¿Si?- la voz de Justin sonó en
un suspiro que me puso los bellos de punta.
- Soy Hayley.
- Hmm… ¿Hayley?- preguntó, su voz
sonaba cansada.
- Sí. ¿Interrumpo algo?
- Sí.
Pude suponer lo que era y mis
mejillas se pusieron algo rojas.
- Entonces ya te llamo…
- No, ahora habla. ¿Qué quieres?-
su voz ya sonaba normal.
- Era solo para decirte que… Sé
que Eddy te echa de menos y Camille también y… Tan solo era que termino este
reto, puedes volver cuando quieras.
Escuché su risa tras el teléfono
y me puso nerviosa.
- ¿No has podido aguantar sin
verme ni una semana?
- No es eso…
- Ah, ya, quieres que vuelva a hacer
lo que te hice en la fiesta- su voz era burlona.
- Justin- dije seca-. Para antes
de que me arrepienta de esto.
- Entonces… ¿me das permiso otra
vez para volver a verte?
- Sí.
- Vale, pues ya veré si quiero
volver.
- Como quieras- dije.
Y lo último que escuché fue su
risa y después la llamada terminó, me entraron ganas de tirar el teléfono
contra la pared, pero sabía que había hecho lo que tenía que hacer. Decidí no
forzar mi tobillo más por ahora y directamente me metí a los vestuarios del
gimnasio para darme una ducha. Cuando salí me puse una nueva muda y salí del
gimnasio.
- ¡Hayley! ¡Hayley!
Reconocí la voz al instante, giré
mi cabeza lentamente para ver como Tyler venía sonriendo hacia mí. Mi corazón
se paró por un segundo al ver su pómulo izquierdo de color morado, pero recordé
que él se lo había buscado y aguanté las ganas de ir a acariciarle la mejilla.
- Hola- dije sin acercarme.
- Te he extrañado estos días.
Tyler se acercó hacia mí y yo di
unos pasos hacia atrás hasta llegar a una pared.
- ¿Qué pasa?
- Nada… es solo que… ¿Dónde has estado?
- ¿Te has enterado?
Afirmé con la cabeza.
- Se lo tenía merecido.
- ¿Qué le has hecho?- pregunté.
- Lo dejamos en el suelo cuando
vino la policía ojala se quede ahí.
- ¿Por qué tanto odio, Tyler?
Él avanzó hacia mí, su mirada era
oscura y me dieron ganas de irme corriendo pero a la vez quería que me
respondiera.
- Ha dejado en coma a uno de mis
chicos, no puede salirse de rositas tan fácilmente.
Me llevo la mano a la boca.
- Si, Hayley, le hincó la navaja
como si nada y después por si era poco le empezó a pegar puñetazos hasta que el
chaval no pudo más y encima, antes de todo esto, se tiro a la novia.
- Cállate- susurro.
- No, porque no quiero quedar
como el malo delante de ti cuando no sabes nada de lo que ha pasado.
- Yo no he dicho que seas el malo…-
susurro.
- Pero sé que lo has pensado y no
pasa nada, Hayley- Tyler lleva su mano derecha a mi cuello y me levanta la
cabeza-. No sabías nada, pero no quiero que creas lo que otros dicen, ¿vale? Solo
hazme caso a mí.
Asentí con la cabeza, Tyler
sonrió y se acerca a mis labios.
- Y tranquila cielo, que conmigo
aquí no te va a pasar nada.
Sonrío y se acerca todavía a mis
labios, no sé si creerle pero sus palabras suenan tan verdaderas que se me hace
difícil discutir. Aprieto mis labios contra los suyos acortando la distancia
que nos separaba, Tyler aprieta su cuerpo contra el mío y yo dejo caer la bolsa
al suelo. Llevo sus manos hasta su cabello y acaricio sus rizos.
- Te he echado mucho de menos-
susurra él.
Yo solo sonrío, porque no es que
no lo echara de menos pero tampoco me ha molestado pasar un tiempo alejada de
él. Cuando este pensamiento pasa por mi cabeza me separo de él un poco.
- Tyler… Quería pedirte una cosa.
- Claro, dime. ¿Qué pasa?
- Tengo la sensación de que no te
conozco, ni a ti ni a nadie y es solo que… Si nos podríamos alejar un poco solo
para conocernos bien. Tengo que saber en quien puedo confiar de verdad y ahora
estoy muy perdida.
- ¿Es lo que de verdad quieres
tú?
- Sí. No estoy diciendo que
dejemos de vernos, es solo que necesito un tiempo para poner en orden mis
sentimientos.
- No te voy a forzar a nada, yo
solo quiero que seas feliz así que si lo que quieres es esto, pues lo tendrás.
- Gracias, en serio.
- No de que pequeña- acaricio mi
mejilla por última vez y me besó en la frente-. Además, creo que esta semana
estaré unos días fueras para cuidar de mi amigo, para que no se quede solo en
el hospital. No te vayas a meter en muchos follones tú sola, vale.
- Tranquilo, lo menos que quiero
ahora es meterme en follones.
Tyler sonríe y su sonrisa me hace
sonreír.
- Tengo que hacer una llamada,
luego hablamos- me dice.
- Vale.
Se despide con la mano y se
aleja. Ahora con dos cosas aclaradas estoy algo mejor. Voy a comer y me encuentro a Abby hablando con
Eddy, me acerco a ellos y cuando se dan cuenta de mi presencia paran de hablar.
- Hola…- digo mirando a los dos.
- Hola- dice Abby.
- Bueno, te dejo- Eddy me mira y
se da media vuelta para irse.
Abby me coge del brazo y tira de
mi hacia la cola para coger la comida.
- ¿Qué acaba de pasar?- le
pregunto.
- Nada.
- Abby…
- Vale, solo me estaba
preguntando si sabía algo de si habías llamado a Justin.
- ¿Y qué le has dicho?
- Que te di su número, solo eso,
sobretodo porque no sé nada más. ¿Le has llamado?
- Sí.
- ¿Para qué?
- Solo… Solo para saber por qué
se había ido.
- ¿Y acaso te importa?
- No, no, lo hice porque Eddy
estaba preocupado.
- Ah.
Afirmé con la cabeza para darle
más veracidad a lo que acababa de decir pero solo hacía verme más estúpida.
- Bueno, pues ha funcionado.
- ¿Qué? – pregunto.
- Que ha funcionado, Justin está
de camino.
No pude contener que el estómago
se me subiera hasta la garganta y que me empezara a poner nerviosa, tanto que
mis manos empezaron a sudar. Miré a mi alrededor, quizás ya estaba aquí.
- Hayley, ¿estás bien?
- Si, si, es solo que… ¿No hace
mucho calor aquí?
De repente el jersey de lana que
llevaba me empezaba a sobrar.
- No… ¿Estas resfriada? Ya sabía
yo que iba a resfriarte después de haber estado bajo la lluvia.
- No, estoy bien.
- ¿Seguro? Si quieres puedes
subirte y te llevo algo.
- No, prefiero quedarme contigo.
- De acuerdo.
Comimos y yo intenté hacerlo lo
más lento que pude para no quedarme sola, así que después de comer llevé a Abby
hasta mi habitación y pasamos un rato a solas, ella me pintó las uñas y me contó
un poco de su infancia. Estuvo bien escucharla hablar sobre su pasado, había
vivido en 10 casa antes de cumplir 7 años y apenas tuvo amigas, siempre se
rodeaba de chicos y aunque su padre la cuidaba mucho ella cree que como fue una
chica se desilusionó. Me dijo que si quería que ella fuera sincera conmigo lo
iba a ser, pero que no esperara que me lo contara todo en un día y la entendí.
Yo le conté un poco de mi infancia, como que solo salía de mi pueblo con las
excursiones de mi colegio y que jamás congenié con mis amigas y solía estar con
mi hermano y sus amigos. Yo le conté la anécdota de que una vez uno de los
amigos de mi hermano se quedó en casa a dormir y yo cogí mi maquillaje y le
pinté, yo tenía cinco años así que la obra de arte que dejé en su cara fue
maravillosa. Las dos nos reímos mucho y me recordó a los primero días aquí
donde no conocía a nadie y solo me importaba sobrellevar la muerte de mi
hermano y me pasaba las tardes con Abby riendo. Conseguí no quedarme sola hasta
la cena, en la cual estuve con Abby también. A mitad de la cena, Abby me
preguntó si había pensado lo de irme con ella el fin de semana o si pensaba en
llamar a mis padres. No había hablado con mis padres desde que me dejaron en el
aeropuerto y cuando me lo dijo me entraron ganas de llamar a mi madre y
preguntarle qué tal estaba.
- Creo que voy a llamar a mis
padres ahora después.
- De acuerdo, luego me dices que
has decidido.
Terminé de cenar y fui a la zona
de las cabinas donde podías llamar gratis a donde quisieras. Me sabía el número
de mi madre de memoria así que lo pulse y esperé a que me lo cogiera. No tardó
en cogérmelo.
- ¿Si?- su voz sonaba igual que
siempre y me entraron ganas de llorar.
- Mamá…
- ¿Hayley? Oh Dios, es Hayley-
gritó mi madre.
- Sí, soy yo- unas cuantas
lágrimas bajaron por mi mejilla.
- ¿Qué tal estas mi niña? No te
he llamado porque no sabía si estarías ocupada.
- Estoy bien, todo está bien-
quizás no tanto, pero no sabía que podía decirle a mi madre y que no- ¿Qué tal
estas tú?
- Estoy, cariño, estoy…
- ¿Y papá?
- Bien, el trabajo no le da
tiempo para pensar.
- ¿Tú te aburres mamá? ¿Quieres
que vaya a estar contigo?
Por un segundo pensé en y si
fuera con ellos, alejándome de todo esto, ¿sería de cobarde eso?
- No cariño, tú tienes que
estudiar y estando con nosotros no lo vas a conseguir…
- Pero no quiero que estés sola.
- No lo estoy, hemos adoptado un
perro- su voz sonó algo más alegre.
- ¿Si?
- Si, es muy bonito y muy
pequeño. Me recuerda a tu hermano…
No quería llegar a este punto de
la conversación, así que todos mis planes se fueron por la borda. No podía pedirle a mis padres que me recogieran porque estarían en la otra punta del mundo
y ahora mismo no hacemos nada juntos porque yo le recuerdo a mi hermano y ellos
me recuerdan a él. Así que le hice un favor.
- Bueno mamá, que me voy a hacer
unos deberes para mañana.
- Vale cielo, ya te llamo yo un
día de estos.
- De acuerdo, te quiero.
- Y yo a ti.
Supe que no me iba a llamar desde
que me lo dijo y no me importó. No quería llamarla porque sabía que al final le
iba a pedir que me recogieran, no lo iba a hacer porque eso era de cobardes y
yo no lo era. Pero tenía que ser más fuerte para poder defenderme. Volví a mi
cuarto a cambiarme por una camiseta de
mangas largas y un pantalón de chándal y volví al gimnasio, pasaba allí más
horas que en mi habitación.
Busqué el saco de boxeo y lo coloqué
en mitad de la sala. Había visto alguna vez a mi hermano entrenar y a Justin,
pero no sabía qué hacer y no tenía guantes. Así que empecé a dar pequeños golpes
y el saco no se movía. Recordé que en cada golpe que Justin le daba aunque
estuviera sin guantes el saco se movía, su fuerza bruta me asustó, lo que me
dio más ganas de aprender a defenderme. Pegué más fuerte hasta que conseguí
moverlo y entonces decidí probar con los pies. Empecé a pegar patadas y
descubrí que tenía más fuerzas en las piernas que en los brazos. Fui a pegar
una patada y la di tan fuerte que me quedé embobada sonriendo, el saco se movió
y cuando volvió me dio en el estómago lo que hizo que perdiera el equilibrio y
caí al suelo. Me volví a poner de pie y le pequé puñetazos enfadada porque un
maldito saco me había tirado al suelo. Acabé pegando con furia y sin sentido,
entendí que estaba intentando aguantar las lágrimas. Apoyé la cabeza en el saco
ya cansada.
- Tranquila ya volvió tu entrenador particular.
Su voz hizo que un escalofrío
corriera por toda mi columna vertebral, me separé del saco y lo miré. Justin
estaba en la puerta, con unos jeans oscuros y un camiseta de mangas cortas,
llevaba la chaqueta de cuero en el brazo. Me quedé embobada mirando las heridas
de su cara. Tenía la ceja del ojo izquierdo cortada y tenía puntos, debajo de
su ojo derecho tenía un moratón y en su nariz llevaba una tirita, además en su
mano izquierda llevaba una venda. Verlo tan magullado me hizo sentir un poco de
pena por él, pero se me paso rápidamente. Me giré de nuevo hacia el saco y pegué
unos cuantos golpes pensando en él. Oí sus pasos pero no me importó, lo sentí a
mi lado y tenía razón. Justin puso una mano sobre mi espalda.
- Para, así no.
Cerré los ojos y apoyé la frente
en el saco y pegué un rodillazo.
- Hayley para.
Escuchar mi nombre desde su boca
y tan serio me hizo parar, pero apreté mis dientes y me giré hacia él
preparando ya el puño. Justin se dio cuenta y me paró antes de que llegara a su
pecho, fui a pegarle con el otro puño y también me paró.
- ¿Qué haces?
Lo miré a los ojos, esta era la
primera vez que pude ver que no sabía por qué lo hacía. Esta era la primera vez
que yo estaba fuera de control delante de él. Fui a pegarle una patada pero él
me cogió la pierna, resistida le cogí de la camiseta para que me soltara y
cuando lo hizo le pillé desprevenido y volví a pegarle con la rodilla en el
estómago. Justin se alejó de mi y se llevó las manos al estómago. Pude verle
como fruncía el ceño de dolor. Justin se puso resto y se levantó la camiseta,
tenía una venda que cubría sus costillas. Me llevé la mano a la boca e iba a ir
hacia él cuando Justin me miró y sonrió de lado, vino hacia mi rápidamente y yo
me di la vuelta para correr pero estaba en una esquina. Justin colocó sus manos
en cada pared de la esquina dejándome atrapada.
- Aún hecho polvo soy más fuerte
que tú.
- Por poco tiempo.
Justin sonrió y llevó una de sus
manos a mi barbilla, levantando mi cara.
- ¿Me has echado de menos
bailarina? Porque yo a ti sí. Lo que pasó aquella noche en el baile me supo a
poco, ¿a ti no?
Mis manos se hicieron un puño y
sentí como mis uñas se hincaron en mi mano, quería tirarlo al suelo de la rabia
así que lo único que se me ocurrió fue intentar empujarlo de una patada. Justin
fue más rápido y listo, y me cogió del muslo colocando mi pierna sobre su
cadera e hizo lo mismo con la otra.
- Así te estoy haciendo daño-
susurré.
- Tú nunca me vas a poder hacer
daño, nena.
Llevé mi cabeza hacia su cuello y
subí mi boca hasta su oreja, la mordí con la intención de hacerle daño pero
cuando escuché un gemido me aparté de él pero Justin me tenía apoyada contra la
pared y no pude alejarme mucho. Justin llevó sus labios hasta mi boca, yo
rezaba para que no me besara.
- Me ha gustado la cara que has
puesto preocupándote por mí.
- Por mí como si te mueres.
Justin se empezó a reír en un
susurro y me empezó a bajar suavemente rozándome con todo su cuerpo.
- Todavía recuerdo que tengo que
entrenarte, así que todo los días te quiero aquí a las 12 bailarina. Sola.
Me alejé de él cuando me dio la mínima
oportunidad, cogí las cosas que había traído y lo miré. Estaba con los brazos
cruzado viendo como me movía por la sala.
- Hasta mañana bailarina, que
tengas dulces sueños- me dijo cuando ya me iba por la puerta.
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SEÑORA Y SEÑORES YA VOLVÍ JUSTIN, SI , SI *GRITOS Y APLAUSOS* COMO SE NOTA CUANDO ESTA Y CUANDO NO. Tengo que deciros unas cuantas cosas, lo más seguro es que subiré capítulo la semana que viene ahora no, la otra y quizás os haga un maratón y por último, que @TheBiebsHug ha hecho un grupo en wa para las lectoras de esta novela y de rb también (creo) Por si queréis uniros ya sabéis, enviarle un DM. Y nada más, que muchas gracias por leerme y que pronto se empezarán a desvelar algunos secretos.
PD: para las personas que leen Rompiendo Barreras que sepan que el próximo fin de semana subiré el último capítulo y que está semana la dedicaré a esa novela, para más información estar atentas a mi twitter (':
Si leíste pulsa el botón Tweet Los comentarios me motivan a subir... MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS. <3