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Capítulo 19


Nada más que me desperté decidí que no iba a permitir que nadie me arruinara la vida, si, un pensamiento positiva para afrontar el día que venía. No me iba a quedar en la cama por nadie, iba a vivir mi vida y no me importa nada más. Me levanté de casi un salto de la cama y quité el pijama para ponerme unas mayas y una camiseta de tirantas, arriba me puse una sudadera con cremallera y me hice una trenza en mi cabello. Cogí una botella de agua y salí de mi cuarto. Allí me esperaba Abby sonriendo, sus grandes ojos parecían un poco cansados.

- Buenos días- me dijo.
- Hola- sonreí.

Fuimos caminando hacia la cafetería, Abby me miraba y me preguntaba que iba a hacer hoy. Le dije que necesitaba pasar un tiempo conmigo misma a solas, ella no puso pegas y le gustó mi idea.

- ¿Y el próximo fin de semana? ¿Vas a salir?
- ¿Dónde voy a ir? No tengo nada fuera de aquí, Abby.
- Si quieres puedes venir conmigo.
- Me lo pensaré, gracias.

Fuimos a desayunar, yo cogí unas tostadas y nos sentamos dentro. Miré a mi alrededor y vi a mucha gente moviéndose de un lado hacia otro me pregunté si la mitad sabían que había aquí dentro y si ya estaban de parte de algún bando, también me pregunte si había algún bando mejor que el otro. Lo dudaba, pero de una forma u otra no me creía lo que la gente me decía, ¿enserio chicos de 19 años se dedicaban a las cosas que suelen salir en las películas? ¿Habrán llegado a matar a alguien? No se me hizo difícil pensar en Justin con las manos manchadas con sangre y con ansias demás. Se me quitó el hambre de golpe.

- Te dejo Abby, tengo que hacer unas cosas.

Y es que cuando necesito aclarar mi cabeza solo hay una cosa que puedo hacer. Recogí las cosas de mi desayuno y me marché de la cafetería, fui hasta el gimnasio rezando para que no estuviera ocupado y que no me dijeran nada. Cuando entré en el gimnasio una sonrisa cubrió mi cara de oreja a oreja, estaba vacío. Solté una pequeña bolsa en la que llevaba la botella de agua y unas cuantas cosas más al lado del pequeño equipo de música y me senté en el suelo. Cogí un cable que se lo enganché a mi móvil y busqué una canción, antes de darle al play busque en la bolsa mis bailarinas. Las miré, eran las nueves que alguien me dejo en mi puerta alguien que sospecho que puede ser Justin pero que me parece una idea estúpida. Me las apreté bien fuerte y le di al play al móvil antes de ponerme de pie.

Cogí aire y empecé a calentar, moví mis tobillos y después cada pierna, así hasta terminar mi calentamiento. Me puse sobre mis puntillas y di unos cuantos pasos hacia delante, después hacia atrás y terminé dando unas vueltas sobre mi misma. No pude evitar sonreír, esto me hacía sentir como si nada hubiese cambiado y siguiera en mi pequeño pueblo bailando en el sótano de mi casa. Siento como el aire me azota en la cara en cada vuelta que doy, me siento segura de puntillas. Empiezo a bajar mis brazos y el ritmo de mis vueltas va aminorando hasta que me paro. Mi respiración se ha agitado pero no me importa, cojo aire y empiezo a moverme por toda la sala dando pequeños saltos y cuando cojo carrerilla para dar un salto más grande una pequeña luz se enciende en mi cabeza y caigo al suelo mal. Me agarro el tobillo fuertemente y contengo el grito que amenaza con salir de mi garganta.

- No ha pasado nada- susurro.

Cojo aire y coloco mejor para examinar mi tobillo derecho. Lo muevo y observo que tampoco es gran cosa, la gota de sudor frío baja por mi frente. Me pongo de pie y voy un poco cojeando hasta mi teléfono para volver a apagar la luz que se encendió en mi cabeza. Tenía que volver a llamar a Justin. Apagué la música y desenchufé el móvil. Busqué su número en la agenda y volví a intentar llamarlo.

- ¿Si?- la voz de Justin sonó en un suspiro que me puso los bellos de punta.
- Soy Hayley.
- Hmm… ¿Hayley?- preguntó, su voz sonaba cansada.
- Sí. ¿Interrumpo algo?
- Sí.

Pude suponer lo que era y mis mejillas se pusieron algo rojas.

- Entonces ya te llamo…
- No, ahora habla. ¿Qué quieres?- su voz ya sonaba normal.
- Era solo para decirte que… Sé que Eddy te echa de menos y Camille también y… Tan solo era que termino este reto, puedes volver cuando quieras.

Escuché su risa tras el teléfono y me puso nerviosa.

- ¿No has podido aguantar sin verme ni una semana?
- No es eso…
- Ah, ya, quieres que vuelva a hacer lo que te hice en la fiesta- su voz era burlona.
- Justin- dije seca-. Para antes de que me arrepienta de esto.
- Entonces… ¿me das permiso otra vez para volver a verte?
- Sí.
- Vale, pues ya veré si quiero volver.
- Como quieras- dije.

Y lo último que escuché fue su risa y después la llamada terminó, me entraron ganas de tirar el teléfono contra la pared, pero sabía que había hecho lo que tenía que hacer. Decidí no forzar mi tobillo más por ahora y directamente me metí a los vestuarios del gimnasio para darme una ducha. Cuando salí me puse una nueva muda y salí del gimnasio.

- ¡Hayley! ¡Hayley!

Reconocí la voz al instante, giré mi cabeza lentamente para ver como Tyler venía sonriendo hacia mí. Mi corazón se paró por un segundo al ver su pómulo izquierdo de color morado, pero recordé que él se lo había buscado y aguanté las ganas de ir a acariciarle la mejilla.

- Hola- dije sin acercarme.
- Te he extrañado estos días.

Tyler se acercó hacia mí y yo di unos pasos hacia atrás hasta llegar a una pared.

- ¿Qué pasa?
 - Nada… es solo que… ¿Dónde has estado?
- ¿Te has enterado?

Afirmé con la cabeza.

- Se lo tenía merecido.
- ¿Qué le has hecho?- pregunté.
- Lo dejamos en el suelo cuando vino la policía ojala se quede ahí.
- ¿Por qué tanto odio, Tyler?

Él avanzó hacia mí, su mirada era oscura y me dieron ganas de irme corriendo pero a la vez quería que me respondiera.

- Ha dejado en coma a uno de mis chicos, no puede salirse de rositas tan fácilmente.

Me llevo la mano a la boca.

- Si, Hayley, le hincó la navaja como si nada y después por si era poco le empezó a pegar puñetazos hasta que el chaval no pudo más y encima, antes de todo esto, se tiro a la novia.
- Cállate- susurro.
- No, porque no quiero quedar como el malo delante de ti cuando no sabes nada de lo que ha pasado.
- Yo no he dicho que seas el malo…- susurro.
- Pero sé que lo has pensado y no pasa nada, Hayley- Tyler lleva su mano derecha a mi cuello y me levanta la cabeza-. No sabías nada, pero no quiero que creas lo que otros dicen, ¿vale? Solo hazme caso a mí.

Asentí con la cabeza, Tyler sonrió y se acerca a mis labios.

- Y tranquila cielo, que conmigo aquí no te va a pasar nada.

Sonrío y se acerca todavía a mis labios, no sé si creerle pero sus palabras suenan tan verdaderas que se me hace difícil discutir. Aprieto mis labios contra los suyos acortando la distancia que nos separaba, Tyler aprieta su cuerpo contra el mío y yo dejo caer la bolsa al suelo. Llevo sus manos hasta su cabello y acaricio sus rizos.

- Te he echado mucho de menos- susurra él.

Yo solo sonrío, porque no es que no lo echara de menos pero tampoco me ha molestado pasar un tiempo alejada de él. Cuando este pensamiento pasa por mi cabeza me separo de él un poco.

- Tyler… Quería pedirte una cosa.
- Claro, dime. ¿Qué pasa?
- Tengo la sensación de que no te conozco, ni a ti ni a nadie y es solo que… Si nos podríamos alejar un poco solo para conocernos bien. Tengo que saber en quien puedo confiar de verdad y ahora estoy muy perdida.
- ¿Es lo que de verdad quieres tú?
- Sí. No estoy diciendo que dejemos de vernos, es solo que necesito un tiempo para poner en orden mis sentimientos.
- No te voy a forzar a nada, yo solo quiero que seas feliz así que si lo que quieres es esto, pues lo tendrás.
- Gracias, en serio.
- No de que pequeña- acaricio mi mejilla por última vez y me besó en la frente-. Además, creo que esta semana estaré unos días fueras para cuidar de mi amigo, para que no se quede solo en el hospital. No te vayas a meter en muchos follones tú sola, vale.
- Tranquilo, lo menos que quiero ahora es meterme en follones.

Tyler sonríe y su sonrisa me hace sonreír.

- Tengo que hacer una llamada, luego hablamos- me dice.
- Vale.

Se despide con la mano y se aleja. Ahora con dos cosas aclaradas estoy algo mejor.  Voy a comer y me encuentro a Abby hablando con Eddy, me acerco a ellos y cuando se dan cuenta de mi presencia paran de hablar.

- Hola…- digo mirando a los dos.
- Hola- dice Abby.
- Bueno, te dejo- Eddy me mira y se da media vuelta para irse.

Abby me coge del brazo y tira de mi hacia la cola para coger la comida.

- ¿Qué acaba de pasar?- le pregunto.
- Nada.
- Abby…
- Vale, solo me estaba preguntando si sabía algo de si habías llamado a Justin.
- ¿Y qué le has dicho?
- Que te di su número, solo eso, sobretodo porque no sé nada más. ¿Le has llamado?
- Sí.
- ¿Para qué?
- Solo… Solo para saber por qué se había ido.
- ¿Y acaso te importa?
- No, no, lo hice porque Eddy estaba preocupado.
- Ah.

Afirmé con la cabeza para darle más veracidad a lo que acababa de decir pero solo hacía verme más estúpida.

- Bueno, pues ha funcionado.
- ¿Qué? – pregunto.
- Que ha funcionado, Justin está de camino.

No pude contener que el estómago se me subiera hasta la garganta y que me empezara a poner nerviosa, tanto que mis manos empezaron a sudar. Miré a mi alrededor, quizás ya estaba aquí.

- Hayley, ¿estás bien?
- Si, si, es solo que… ¿No hace mucho calor aquí?

De repente el jersey de lana que llevaba me empezaba a sobrar.

- No… ¿Estas resfriada? Ya sabía yo que iba a resfriarte después de haber estado bajo la lluvia.
- No, estoy bien.
- ¿Seguro? Si quieres puedes subirte y te llevo algo.
- No, prefiero quedarme contigo.
- De acuerdo.

Comimos y yo intenté hacerlo lo más lento que pude para no quedarme sola, así que después de comer llevé a Abby hasta mi habitación y pasamos un rato a solas, ella me pintó las uñas y me contó un poco de su infancia. Estuvo bien escucharla hablar sobre su pasado, había vivido en 10 casa antes de cumplir 7 años y apenas tuvo amigas, siempre se rodeaba de chicos y aunque su padre la cuidaba mucho ella cree que como fue una chica se desilusionó. Me dijo que si quería que ella fuera sincera conmigo lo iba a ser, pero que no esperara que me lo contara todo en un día y la entendí. Yo le conté un poco de mi infancia, como que solo salía de mi pueblo con las excursiones de mi colegio y que jamás congenié con mis amigas y solía estar con mi hermano y sus amigos. Yo le conté la anécdota de que una vez uno de los amigos de mi hermano se quedó en casa a dormir y yo cogí mi maquillaje y le pinté, yo tenía cinco años así que la obra de arte que dejé en su cara fue maravillosa. Las dos nos reímos mucho y me recordó a los primero días aquí donde no conocía a nadie y solo me importaba sobrellevar la muerte de mi hermano y me pasaba las tardes con Abby riendo. Conseguí no quedarme sola hasta la cena, en la cual estuve con Abby también. A mitad de la cena, Abby me preguntó si había pensado lo de irme con ella el fin de semana o si pensaba en llamar a mis padres. No había hablado con mis padres desde que me dejaron en el aeropuerto y cuando me lo dijo me entraron ganas de llamar a mi madre y preguntarle qué tal estaba.

- Creo que voy a llamar a mis padres ahora después.
- De acuerdo, luego me dices que has decidido.

Terminé de cenar y fui a la zona de las cabinas donde podías llamar gratis a donde quisieras. Me sabía el número de mi madre de memoria así que lo pulse y esperé a que me lo cogiera. No tardó en cogérmelo.

- ¿Si?- su voz sonaba igual que siempre y me entraron ganas de llorar.
- Mamá…
- ¿Hayley? Oh Dios, es Hayley- gritó mi madre.
- Sí, soy yo- unas cuantas lágrimas bajaron por mi mejilla.
- ¿Qué tal estas mi niña? No te he llamado porque no sabía si estarías ocupada.
- Estoy bien, todo está bien- quizás no tanto, pero no sabía que podía decirle a mi madre y que no- ¿Qué tal estas tú?
- Estoy, cariño, estoy…
- ¿Y papá?
- Bien, el trabajo no le da tiempo para pensar.
- ¿Tú te aburres mamá? ¿Quieres que vaya a estar contigo?

Por un segundo pensé en y si fuera con ellos, alejándome de todo esto, ¿sería de cobarde eso?

- No cariño, tú tienes que estudiar y estando con nosotros no lo vas a conseguir…
- Pero no quiero que estés sola.
- No lo estoy, hemos adoptado un perro- su voz sonó algo más alegre.
- ¿Si?
- Si, es muy bonito y muy pequeño. Me recuerda a tu hermano…

No quería llegar a este punto de la conversación, así que todos mis planes se fueron por la borda. No podía pedirle a mis padres que me recogieran porque estarían en la otra punta del mundo y ahora mismo no hacemos nada juntos porque yo le recuerdo a mi hermano y ellos me recuerdan a él.  Así que le hice un favor.

- Bueno mamá, que me voy a hacer unos deberes para mañana.
- Vale cielo, ya te llamo yo un día de estos.
- De acuerdo, te quiero.
- Y yo a ti.

Supe que no me iba a llamar desde que me lo dijo y no me importó. No quería llamarla porque sabía que al final le iba a pedir que me recogieran, no lo iba a hacer porque eso era de cobardes y yo no lo era. Pero tenía que ser más fuerte para poder defenderme. Volví a mi cuarto a cambiarme  por una camiseta de mangas largas y un pantalón de chándal y volví al gimnasio, pasaba allí más horas que en mi habitación.
Busqué el saco de boxeo y lo coloqué en mitad de la sala. Había visto alguna vez a mi hermano entrenar y a Justin, pero no sabía qué hacer y no tenía guantes. Así que empecé a dar pequeños golpes y el saco no se movía. Recordé que en cada golpe que Justin le daba aunque estuviera sin guantes el saco se movía, su fuerza bruta me asustó, lo que me dio más ganas de aprender a defenderme. Pegué más fuerte hasta que conseguí moverlo y entonces decidí probar con los pies. Empecé a pegar patadas y descubrí que tenía más fuerzas en las piernas que en los brazos. Fui a pegar una patada y la di tan fuerte que me quedé embobada sonriendo, el saco se movió y cuando volvió me dio en el estómago lo que hizo que perdiera el equilibrio y caí al suelo. Me volví a poner de pie y le pequé puñetazos enfadada porque un maldito saco me había tirado al suelo. Acabé pegando con furia y sin sentido, entendí que estaba intentando aguantar las lágrimas. Apoyé la cabeza en el saco ya cansada.

 - Tranquila ya volvió tu entrenador particular.

Su voz hizo que un escalofrío corriera por toda mi columna vertebral, me separé del saco y lo miré. Justin estaba en la puerta, con unos jeans oscuros y un camiseta de mangas cortas, llevaba la chaqueta de cuero en el brazo. Me quedé embobada mirando las heridas de su cara. Tenía la ceja del ojo izquierdo cortada y tenía puntos, debajo de su ojo derecho tenía un moratón y en su nariz llevaba una tirita, además en su mano izquierda llevaba una venda. Verlo tan magullado me hizo sentir un poco de pena por él, pero se me paso rápidamente. Me giré de nuevo hacia el saco y pegué unos cuantos golpes pensando en él. Oí sus pasos pero no me importó, lo sentí a mi lado y tenía razón. Justin puso una mano sobre mi espalda.

- Para, así no.

Cerré los ojos y apoyé la frente en el saco y pegué un rodillazo.

- Hayley para.

Escuchar mi nombre desde su boca y tan serio me hizo parar, pero apreté mis dientes y me giré hacia él preparando ya el puño. Justin se dio cuenta y me paró antes de que llegara a su pecho, fui a pegarle con el otro puño y también me paró.

- ¿Qué haces?

Lo miré a los ojos, esta era la primera vez que pude ver que no sabía por qué lo hacía. Esta era la primera vez que yo estaba fuera de control delante de él. Fui a pegarle una patada pero él me cogió la pierna, resistida le cogí de la camiseta para que me soltara y cuando lo hizo le pillé desprevenido y volví a pegarle con la rodilla en el estómago. Justin se alejó de mi y se llevó las manos al estómago. Pude verle como fruncía el ceño de dolor. Justin se puso resto y se levantó la camiseta, tenía una venda que cubría sus costillas. Me llevé la mano a la boca e iba a ir hacia él cuando Justin me miró y sonrió de lado, vino hacia mi rápidamente y yo me di la vuelta para correr pero estaba en una esquina. Justin colocó sus manos en cada pared de la esquina dejándome atrapada.

- Aún hecho polvo soy más fuerte que tú.
- Por poco tiempo.

Justin sonrió y llevó una de sus manos a mi barbilla, levantando mi cara.

- ¿Me has echado de menos bailarina? Porque yo a ti sí. Lo que pasó aquella noche en el baile me supo a poco, ¿a ti no?

Mis manos se hicieron un puño y sentí como mis uñas se hincaron en mi mano, quería tirarlo al suelo de la rabia así que lo único que se me ocurrió fue intentar empujarlo de una patada. Justin fue más rápido y listo, y me cogió del muslo colocando mi pierna sobre su cadera e hizo lo mismo con la otra.

- Así te estoy haciendo daño- susurré.
- Tú nunca me vas a poder hacer daño, nena.

Llevé mi cabeza hacia su cuello y subí mi boca hasta su oreja, la mordí con la intención de hacerle daño pero cuando escuché un gemido me aparté de él pero Justin me tenía apoyada contra la pared y no pude alejarme mucho. Justin llevó sus labios hasta mi boca, yo rezaba para que no me besara.

- Me ha gustado la cara que has puesto preocupándote por mí.
- Por mí como si te mueres.

Justin se empezó a reír en un susurro y me empezó a bajar suavemente rozándome con todo su cuerpo.

- Todavía recuerdo que tengo que entrenarte, así que todo los días te quiero aquí a las 12 bailarina. Sola.

Me alejé de él cuando me dio la mínima oportunidad, cogí las cosas que había traído y lo miré. Estaba con los brazos cruzado viendo como me movía por la sala.


- Hasta mañana bailarina, que tengas dulces sueños- me dijo cuando ya me iba por la puerta.

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SEÑORA Y SEÑORES YA VOLVÍ JUSTIN, SI , SI *GRITOS Y APLAUSOS* COMO SE NOTA CUANDO ESTA Y CUANDO NO. Tengo que deciros unas cuantas cosas, lo más seguro es que subiré capítulo la semana que viene ahora no, la otra y quizás os haga un maratón y por último, que @TheBiebsHug ha hecho un grupo en wa para las lectoras de esta novela y de rb también (creo) Por si queréis uniros ya sabéis, enviarle un DM. Y nada más, que muchas gracias por leerme y que pronto se empezarán a desvelar algunos secretos. 
PD: para las personas que leen Rompiendo Barreras que sepan que el próximo fin de semana subiré el último capítulo y que está semana la dedicaré a esa novela, para más información estar atentas a mi twitter (':
Si leíste pulsa el botón     Los comentarios me motivan a subir... MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS. <3
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Capítulo 18


Justin

El coche para y abro la puerta, me coloco las gafas de sol que están colgando del cuello de mi camiseta y miro al edificio que se encuentra delante de mí, sonrío, que recuerdos.

- ¿Dónde quiere que el deje las maletas?
- Sígueme- le digo al chofer.

Voy hasta el portero, la calle está un poco desértica menos por la gente que está durmiendo en la calle, hay uno justo a mi lago agarrando una botella de ron como si fura su oso de peluche. Pego al segundo botón del porterillo un par de veces. Antes de pegar una tercera se escucha una voz de mujer.

- ¿Quién es?
- Justin.
- Mier…

Sonrío y observo mi reflejo en cristal del portal.

- ¿Qué quieres?- dice de nuevo la voz.
- Entrar- digo.
- Joder…

La puerta se abre y la empujo, miro al chofer y le hago una señal para que me siga. Voy hasta el ascenso.

- Deja las maletas aquí- señalo a mi lado.

El hombre las dejas y se va por donde ha venido, yo bostezo mientras espero que el ascensor llegue. He tenido que despertarme muy pronto para coger el tren y luego coger el coche para que me trajera hasta aquí antes de que empezara la hora punta. El ascensor llega y cojo las maletas para meterlas en él, pulso el botón dos y observo como las puertas de metal se cierran.  Me arreglo el pelo en el espejo. Me las tendré que arreglar para que estas dos semanas sean divertidas.

El ascensor llega a la planta y cojo las maletas para salir, voy hasta la puerta de madera y pego al timbre. La puerta se abre a los segundos una mujer vestida con un uniforme de sirvienta me abre la puerta y yo entro dejando las maletas en la entrada. Nada más terminar el pasillo veo por el rabillo del ojo como me van a pegar un puñetazo pero lo consigo esquivar.

- ¡Kim!- digo y voy a abrazarla pero ella me aparta.
- ¿Qué haces aquí? Solo traes problemas, vete.
- Oh, venga ya, sé que me echas de menos.
- ¿Quién te puede echar de menos a ti?
- Todas las chicas que dejo desnuda en la cama me echan de menos la mañana siguiente- le guiño un ojo y voy hacia el sofá rojo que ocupa la mayor parte del salón.
- Asqueroso.
- ¿Dónde está Jordi?
- Ha ido a por algo de desayunar.
- Lo estas volviendo una mujer, Kim.
- Cuando vuelva te va a echar.
- Sabes que no, Jordi me quiere a diferencia de otras personas- digo mientras me bajo las gafas y la miro.

Ella se lleva las manos a la cabeza.

- Señorita, ¿meto las maletas dentro?- dice la mujer que me ha abierto la puerta.
- Si, llévalas a la habitación de invitados- dice Kim.
 - Sabía que tú también me querías.
- Muerto, muerto te quiero- Kim suspira y luego se sienta a mi lado- ¿Qué tal te va todo? No nos habías visitado desde…
- Ya.- le corto- Por ahora va todo bien.
- ¿Algo que necesite saber?

Pienso en la vuelta de Tyler, en el chico nuevo que no me da buena espina, que dispararon a Eddy, que Camille me dijo hace unos días que la policía persiguió a Hugo hasta que consiguió escaparse y que no sabe cómo sabían que iba a estar allí y que todo parece estar conectado con Tyler y que quiero torturarlo hasta verlo morir pero que no puedo. También pienso que le doy las gracias a Hayley por estas dos semanas de descanso porque de verdad las necesitaba.

- Solo que quería ver a mi primos que hacía mucho que no los veía y los extrañaba.
- Tú no extrañas a nadie- dijo Kim mientras se levantaba acariciando unas arrugas en su blusa blanca.
- También es verdad.

Kim da unos cuantos pasos y se vuelve a girar para mirarme.

- ¿Necesitas hablar de algo?
- Que no.
- Sabes que si necesitas algo…
- Déjalo ya- digo cortante.

Miro a Kim de reojo, Kim tenía una gran melena rubia cuando la conocí, yo tenía unos 14 y ella tenía 18, era guapísima y muy sexy, luego conoció a Jordi que tenía 19 y este se enamoró de ella… Después de que su padre muriera hará ya un par de años se cortó su melena dejándola por los hombros y se tiño de morena oscuro, se alejó de todo este mundo menos de Jordi. Veo cómo va a irse del salón pero antes de irse suena como una llave está abriendo la puerta y una sonrisa cubre su cara, no sé cómo una chica como ella puede estar con un chico como él. Bueno, en general no entiendo por qué existe el amor para personas como nosotros. Yo me levanto y dejo que Kim le salude primero, escucho un beso sonoro desde el salón y luego oigo como Kim le está susurrando algo, se escuchan unas bolsas y luego Jordi sale del pasillo y cuando me ve una sonrisa cubre su cara, viene hacia mí y me abraza dando unas palmadas en mi espalda.

- ¿Qué haces aquí, Justin?
- Luego te cuento.
- ¿No tenías a otro sito al que ir?- pregunta Kim.
- Deja al chavar, mujer, él sabe que esta es su segunda casa y que puede venir cuando quiera.

Kim cruza sus brazos en su pecho y se apoya en la pared.

- Venga…- susurra Jordi.

Mi primo va hacia ella y le levanta la cabeza con un dedo para besarla, yo aparto la mirada y saco el móvil de mi bolsillo. 20 mensajes de Eddy, 5 de Camille, 4 de Hugo… Se me olvidaba que no les había avisado de que me iba.

- Me voy a mi cuarto.

Llego a la habitación de invitados y empiezo a sacar unas cuantas cosas, pero las dejo sobre la cama, me siento en un sofa y decido contestarle a todos. Envío un mensaje grupal a todos diciéndole que volveré en dos semanas. Camille me dice “Espero que cuando vuelvas seas el de antes, no el marica de estas semanas” no puedo evitar reír y le contesto que no me eche mucho de menos y que vigile a los demás y que si la cosa se pone difícil, voy. Ella me responde un solo “ok” y entonces la puerta se abre y mi primo aparece en ella.

- ¿Te vas a quedar por mucho tiempo?
- El que yo crea conveniente.
- Conmigo no hace falta que te pongas borde.

Dejo el móvil a mi lado y lo miro.

- ¿Cómo estáis?- pregunto.
- Bien, tirando, por ahora la cosa está tranquila y… - él baja su tono de voz- Creo que le voy a pedir que se case conmigo el jueves.
- ¿Casarte? Pero… ¿qué haces? ¿Qué te has fumado?
- Estoy enamorado Justin.
- No, tú estás loco.

Él sonríe y se sienta en la cama.

- Tú estás a punto de cumplir los 20, ¿no deberías de empezar a asentar tú cabeza?- me pregunta.
- ¿Para? Si mi vida es lo mejor que hay.
- Yo también creía eso.
- Si tú vivieras mi vida ni siquiera pensarías en el amor. ¿Para qué lo necesitas cuando hay alcohol, drogas y putas baratas?
- Tú necesitas algo que te dé un poco de cordura, Justin.
- No he venido aquí para que me des sermones, Jordi. Para eso me voy.
- ¿Y por qué has venido aquí? No hemos hablado desde que nos vimos en…
- Ya, por eso mismo, os quería ver- le vuelvo a cortar igual que a Kim.
- ¿Y tú no tienes clase?

Los dos nos miramos y empezamos a reírnos.

- Me alegra que hayas venido aquí, enserio, pero ¿es por algo? ¿Estas huyendo de alguien?
- De una chica.

Él no puede evitar sonreír.

- Es por un juego, no malinterpretes.
- El amor también es un juego, Justin.

Él se levanta y me mira.

- Más tarde vengo a por ti, nos vamos a visitar el club ¿vale?
- Vale.

Él se va de la habitación y cierra la puerta, yo suspiro y me llevo las manos a la cabeza. Inmediatamente busco en mis pantalones un cigarro y lo enciendo. ¿Qué podría hacer en estas dos semanas?
Hayley

Ha pasado una semana desde que fui a una fiesta con Abby, desde que bailé con Tyler y con Justin, desde que me besé con Tyler y con Justin, desde que reté a Justin a que no me viera en dos semanas. Hace una semana que no veo a Justin y en esta semana han pasado pocas cosas. Me he visto con Tyler más veces, nos hemos besado unas cuantas más y hoy viernes, me ha llevado a dar una vuelta al pueblo. Acabo de llegar y estoy sobre mi cama mirando el techo pensando que no he hablado mucho con Abby esta semana y que ha sido un poco aburrida.

Creo que lo peor de tener una semana tan aburrida es que te da mucho tiempo para pensar y lo he hecho, he pensado como nunca lo he hecho en estos días que llevo aquí. Me he dado un tiempo para pensar en mi hermano y he llorado sin que nadie me consolara, tampoco me preocupa no tener un hombro en el que llorar. También he pensado en que hecho mucho de menos a mí hermano y que me gustaría verlo, también creo que me estoy alejando de lo que soy por culpa de unos chicos y si, digo unos porque no solo he pensado en Tyler he pensado en Justin y en el asco que le tengo, sobretodo pensaba en él por las noches cuando me encontraba enfrente a un saco y le daba puñetazos que después me dejaban los nudillos mal heridos.

He bailado mucho, sí, porque ahora podía bailar sin que nadie me interrumpiese y puedo decir que he disfrutado como una niña pequeña… También he estrenado las bailarinas que alguien me dejo en una caja.  
Me gustaría saber que va a pasar con Tyler ahora, no somos nada serio y tampoco quiero serlo. Recuerdo que me prometí a mí misma que no me importaría nada de aquí pero se me hace tan difícil alejarme de estas personas. Siento que he vuelto a dejar a Abby de lado, he estado comiendo con Tyler en una mesa aparte, él quería que me sentase con sus amigos pero yo no quería y entonces nos sentábamos a solas y Abby se sentaba sola. No me siento orgullosa ni nada, me gustaría volver atrás a la fiesta y no haber ido o no haberme separado de Abby. Mis parpados empiezan a pesarme y me pongo más cómoda sobre la cama e intento dormir.

Justin

- Justin…

La oscuridad en la que estoy sumergido empieza a desparecer.

- Justin…

Me estoy despertando pero estoy tan cómodo que no quiero moverme para ver si se va.

- No se despierta.

Bien, ya se va a ir.

- ¿No?

Esta voz ya es más grave, pero la ignoro igual.

- JUSTIN, JODER, LEVÁNTATE, ¿QUÉ TE CREES QUE ES ESTO? ¿UNA PENSIÓN COMPLETA?

El chillido entra en mi cabeza como un martillo y abro los ojos.

- ¿Qué quieres?- digo sentándome en la cama, o eso creía yo pero cuando miro a mi alrededor veo que estoy en un sofá.
- ¿Qué que quiero?

Reconozco la voz de mi primo.

- Que te levantes de una puta vez de mi sofá y recojas todo esto.

Me siento con las piernas en el suelo y miro a mi alrededor, veo el salón destrozado, botellas por ahí y vasos por allá. No puedo evitar la sonrisa que cubre mi cara cuando recuerdo lo que ha pasado en el sofá en el que estoy ahora mismo.

- Toma.- mi primo me lanza un pantalón- Vístete.

Me levanto del sofá y me coloco el pantalón me estiro y noto como mis huesos crujen, me pregunto cuando se habrán ido las chicas y si mi primo las habrá visto.

- ¿Por qué sonríes?- Jordi se acerca hacia mí- Te digo que vamos a pasar un par de días fuera para celebrar que nos vamos a casa y que cuides de la casa como un adulto que eres y cuando llegamos la encontramos así.
- Cállate.- le digo mientras remuevo las cosas de la mesa para buscar un cigarro. Cuando encuentro uno un poco roto lo cojo, busco un mechero y antes de encenderlo Jordi me lo quita- ¿Qué haces?
- Estoy feliz de que estés aquí pero te estás pasando.
- No estoy como para escucharte hablar, me molestas.

Le quito el cigarro de la mano y lo enciendo.

- ¿Y cuándo vamos a hablar? Solo hemos hablado en esta semana para que te llevara al club y para comer.
- ¿Para qué quieres hablar? No remuevas la mierda seca, Jordi.
- Las cosas hay que hablarlas.
- He dicho que no- empiezo a caminar hacia mi cuarto cuando Jordi me agarra del brazo.

Me giro, le miro a los ojos,  le cojo del cuello y lo llevo hasta una pared.

- Para- me dice, pudo notar como le empieza a faltar el aire.

Cojo una calada de aire y le expulso el humo en la cara, él empieza a toser.

- ¡Justin!- grita Kim.

Miro a los ojos de Jordi, su cara se está empezando a poner roja y no está luchando por soltarse… sabe que no puede contra mí. Miro a Kim, tan pequeña y con el anillo que destaca en sus manos pálidas. Se siente impotente, como yo me sentí hace un tiempo.

- Sois familia- me dice Kim.
- ¿Y?

Sin mirar a Jordi lo suelto y pego otra calada profunda a mi cigarro, camino al lado de Kim y expulso el humo. Por el mitad del pasillo escucho la voz de Kim, dulce pero dura.

- Jordi…

Sé que algo va a pasar. Mi primo se aclara la garganta y yo me paro, me giro y lo miro, su cara ya está de nuevo con su color normal.

- Recoge tus cosas y vete de mi casa.

No puedo evitar reírme y pego una calada antes de tirar el cigarro al suelo sin apagarlo.

- Tranquilo ya me iba.
Hayley

Las mañanas siempre significan el empezar de un nuevo día, en mi caso empezaba un sábado. Nada más que me levanté quise volver a meterme en la cama porque por la ventana entraba un frío que me dejó congelada la parte que se veía de mi espalda porque tenía la camiseta mal puesta. Me puse una sudadera, la cual todavía conservaba el olor de mi hermano aunque ya se estaba mezclando el mío. Cuando iba a ir hacia el armario para vestirme, vi como delante de la puerta había un papel que supuse que era de la mesa. Fui a cogerlo y vi una letra que no era la mía. 

“Estaré fuera el fin de semana –Tyler”

No sé si la sonrisa que salió en mi cara era una buena señal o mala, ¿estaba feliz de que Tyler fuera a estar todo el fin de semana fuera? No sé si era lo que quería pero lo necesitaba. Me puse unos vaqueros y me quité la sudadera y la camiseta del pijama para ponerme unas mangas largas y de nuevo la sudadera. Me puse unas zapatillas bajas y salí de mi cuarto. Fui a cafetería a desayunar, no vi a Abby y tampoco tenía ganas de hablar. Cogí mi desayuno y me senté en una mesa. Cuando levanté la cabeza para ver quien había a mi alrededor, vi como Abby entraba, miro a su alrededor y cuando me vio sonrió. ¿Nunca se cansaría de estar conmigo? Ella cogió su desayuno y se sentó enfrente de mí.

- Hola.
- Hola- dije.
- Hacía mucho que no hablábamos… Después de la fiesta saliste corriendo a tu cuarto.
- No quería hablar mucho- tome una cuchara de mis cereales.
- ¿Y ahora?
- Tampoco…
- Sé que es lo que está pasando.
- Abby…- la miré y ella me estaba mirando atenta- ¿Por qué sigues hablando conmigo? ¿Por qué sigues ahí aunque no te haga caso?
- Porque sé que va a llegar el día en el que te des cuenta de los errores que has cometidos y no quiero que te quedes sola.
- ¿Por qué?
- Te tengo cariño…
- Nos conocemos desde hace poco, no puedes haberme cogido cariño tan fácil.
- ¿Me estás diciendo que yo a ti ni te importo?- me dice.
- No quiero decir eso Abby… Es solo que a veces creo que no entiendo que está ocurriendo.
- Es normal sentirse perdida algunas veces.

La miré, quise gritarle que ella no sabía cómo era sentirse perdida sin tener a nadie a quien acudir porque de verdad no te queda nadie. Pero yo no sabía nada de su vida, así que no podía decirle nada. Así que simplemente me levante de la mesa sin decirle nada, recogí mi bandeja y antes de cruzar por la puerta, ella me llamó.

- ¡Hayley!

Giré mi cabeza para mirla, Abby venía hacia mí así que volví a mirar hacia delante y empecé a correr. No sabía hacia dónde pero solo quería alejarme de toda esta gente y lo único que tenía en la cabeza era no tropezar con nadie. Llegué a una parte externa del edificio en la que había unos bancos cubiertos  por un techo, desde allí pude ver como el cielo se llenaba de nubes, lo más seguro era que empezara a llover en cualquier momento.

- ¿Has hablado con él?

La voz me asusto y recogí mis pies encima del banco, reconocí la voz femenina de Camille, miré a mi alrededor y no la vi por lo que supuse que estaría pasa la esquina que se encontraba a mi izquierda.

- No coge el teléfono.
- Joder.
- Ya vendrá, Camille, sabes cómo es Justin.
- Pero está solo, Eddy.
- ¿Y?
- ¿No lo sabes?
- ¿El qué?- pregunta Eddy.
- Tyler se ha ido y no solo, se ha llevado a casi todos con él.
- ¿Qué?

Lo mismo que preguntó Eddy me lo pregunte en mi cabeza, ¿qué tenía que ver ahora Tyler con Justin?

- ¿Por qué?- pregunto de nuevo Eddy.
- ¿Por qué crees que va a ser? Piensa, Justin fuera de aquí en casa de su primo sin nadie más pero con muchas chicas a su alrededor.
- No me digas que…
- Sí. ¿Por qué mierda tuvo que irse solo sin llevarse a nadie?

En mi cabeza se formó un puzle y cuando coloqué la última pieza casi pude notar como mi cabeza explotaba. Tyler se había ido en busca de Justin porque él ha hecho algo que no le ha hecho gracia y Justin esta fuera, solo, por mi culpa. Miré al frente, solo se veía un gran bosque, me levanté despacio del banco y empecé a correr hacia allí. Hoy tenía la necesidad de correr lejos de todo, aunque lo principal era correr lejos de todo lo que me recordaba ese internado. Sé que solté unas cuantas lágrimas pero no me importaban, tuve que saltar unas cuantas veces para tropezar con las ramas que había en el suelo. En cada paso podía oír como varias ramas se rompían y creo haber pisado algún charco en mi huida. Mientras seguía corriendo, empecé a oír unos pasos detrás de mí, me asuste y corrí más rápido. Aquí no estaba segura.

Vi un gran árbol a lo lejos y fui hasta él. Me apoyé en su tronco e intenté que no se escuchara mucho mi respiración. Los pasos se empezaban a oír más cerca y más lentos, cuando los notaba a mi espalda salí de detrás del árbol preparada para pegar un puñetazo pero me cogieron de la muñeca.

- Soy yo.

Le miré a la cara y era Eddy, ¿y qué me quería decir con eso? Era él ¿y qué? ¿Acaso con él estaba a salvo?

- ¿Qué haces aquí? – pregunté.
- Abby me ha pedido que te buscara.
- ¿Desde cuándo Abby habla con vosotros? Vosotros le caéis mal.

Eddy sonríe de lado y se sienta en el suelo encima de una roca grande, yo cansada me siento a su lado.

- Eso intenta aparentar, pero siempre acude a nosotros cuando ocurre algo malo.
- Eso es aprovecharse- digo mientras cojo una rama y la rompo para no tener que mirarle a los ojos.
- Así funcionamos. ¿Se puede saber por qué has salido corriendo?
- He oído lo que hablabas con Camille.
- Lo supimos cuando saliste corriendo, no le hizo mucha gracia a ella pero bueno- sonrió.
- ¿Va a estar bien Justin?
- ¿Desde cuándo te importa?
- No me importa, pero siento que es por mi culpa… No quiero que nadie salga herido por mi culpa…
- Demasiado tarde, Hayley…

Lo miré, esperando que dijera algo que aclara lo último que ha dicho, pero él miró al bosque perdiéndose en él.
Justin

- Otra copa.
- Ya es la sexta.
- He dicho que me rellenes la copa, joder.

El camarero coge mi vaso y se va hacia las botellas, yo apoyo mis codos en la barra y miro a mí alrededor. La música me aturde, y me encanta que lo haga, miro a mi derecha y veo a una chica en una barra con un tanga color negro y unas tiritas en su pecho, me mira mientras se mueve por la barra. Le guiño un ojo y ella me sonríe. Aparto su mirada de ella y veo a las demás chicas que están como ella. Casi todas menores de edad trabajando para poder pagarse los estudios, las demás son personas que ya han dado su vida por perdida. La gente baila en la pista, restregando sus cuerpos, se puede oler el sudor desde aquí. En la parte de la izquierda se puede ver como algunas chicas se llevan de la mano a unos chicos. Me giro de nuevo hacia la barra para coger mi bebida lista y beber. El alcohol frío baja por mi garganta dándome un escalofrío. Alguien toca mi espalda desnuda, demasiada gente como para llevar camiseta. Me doy la vuelta para ver a una chica oriental a mi espalda. Me encanta lo exótico.  La chica va igual vestida que la que estaba en la barra. Me coge de la mano y yo me bebo mi copa antes de que me araste hasta la pista de baile.
Bailamos tan pegados que puedo notar cada parte de su cuerpo y ella del mío, meto mi mano la parte de delante de su tanga y la chica me agarra del cuello y me acerca su boca para darme pequeños besos, pero ¿qué son los pequeños besos? Nada. Así que busco su boca rápidamente y llevo mis manos hasta su trasero y la acerco hacia mí para que pueda sentir mi cuerpo.

Entonces una persona me agarra del brazo y me separa de ella bruscamente, me giro y sin que pueda reaccionar un puño  choca contra mi cara. Doy unos cuantos pasos hacia atrás y levanto mi mirada. Está Tyler y justo detrás de él, cuatro chicos más. Los cinco me miran como si hubiera cometido el mayor delito que puede haber, y quizás lo haya hecho, pero no me importa.

- ¿Qué mierda haces aquí?- le pregunto.
- Y tienes valor como para preguntarme eso.
- ¿Me lo vas a decir?
- Antes de ayer te acostaste con la novia de uno de mis chicos.

Me llevo la mano a la nuca, miro a mi alrededor y veo el círculo que se ha formado a nuestro alrededor, que patético.

- ¿Cómo era?
- Gilipollas- susurra Tyler, sé que se esté conteniendo.
- No, enserio, ¿cómo es? Es que han pasado tantas por mi cama esta semana que no me acuerdo.

Uno de los cuatro chicos que estaban detrás de él no aguanta más y se abre paso y llega hasta a mí, logro esquivar su golpe pero me agarran desde atrás.

- No luchar uno contra uno es de maricas- digo sonriendo.
- Cabrón, te vas a arrepentir de lo que has hecho.

Sonrío, y esa sonrisa le pone nervioso y me pega un puñetazo en la boca, yo le escupo a los pies y veo mi sangre en sus zapatos blancos. No puedo dejar de sonreír porque no siento dolor, quizás el alcohol ya haya hecho su efecto.

- ¿No te vas a defender?- me pregunta Tyler que está a un lado.

Yo me encojo de hombros, o por lo menos lo que puedo. El tío que está delante de mí me va a pegar un puñetazo de nuevo pero cojo impulso y le pego una patada, del impulso la persona que me tenía cogida me suelta y quedo libre de nuevo. Miro a mi alrededor, los cinco chicos han formado un circulo y yo estoy en el medio. No me voy a poner a llorar por que sea uno contra cinco, pero he dado esta pelea perdida desde el principio. Uno viene contra mí y le empujo, pero otro me agarra y me pega una patada que me derriba y se coloca encima de mí. Llevo mi mano al bolsillo mientras mi nariz empieza a sangrar por los golpes y cuando encuentro el objeto afilado lo saco y se lo hinco a la persona que está delante de mí, se lo saco y lo vuelvo a hincar. Él se cae de encima mía y yo me incorporo para toser la sangre que hay en mi garganta, encuentro al chico con la mano en su dorso y voy hacia él para pegarle puñetazos hasta que el chico pierde la consciencia y a mí me agarran desde el cuello para alejarme de él. Tyler se coloca encima de mí y con el filo de su navaja me hace un arañazo en mi estómago después me pega un rodillazo en mi entrepierna y caído de nuevo al suelo, mi cabeza golpea contra el cemento y pierdo la consciencia justo cuando se escucha el sonido de la policía y la gente corriendo.
Hayley
- ¿Te puedo hacer una pregunta?- me dice Eddy.
- Claro.
- ¿Tú sabes por qué Justin se ha ido sin avisar? Estamos un poco preocupados por él y no nos coge el teléfono a penas.
- Por una tontería- digo desviando mi mirada de él para ver como unas pequeñas gotas de agua caen del cielo.
- Te entiendo, hay cosas que es mejor mantener en secreto.
- Sois unos expertos en mantener las cosas en secreto- susurro.
- ¿Quiénes?
- Todos.
- No- dice él negando su cabeza y poniéndose la capucha para cubrirse de la lluvia, yo le imito-. Nadie tiene secretos solo es que no sabes hacer las preguntas adecuadas y no te van a dar más información de la que preguntes.
- Me gustaría que todo fuese más fácil.
- La vida no es fácil.

Sonrío dándole toda la razón.

- Eres con el primer chico que tengo una conversación razonable desde hace un tiempo.
- Eso es muy triste.
- Lo es.

Eddy mira arriba cuando se oye el sonido de una tormenta. Se pone de pie y me ofrece la mano para levantarme.

- ¿Sabes que vas a hacer el próximo fin de semana? Se puede dormir fuera de aquí.

Me encojo de hombros y niego con la cabeza.

- Posiblemente me quede aquí, no tengo a ningún lado al que ir.

Hay unos segundos de silencio que Eddy rompe.

- Oye…- Eddy mira al suelo y después me mira- Lo siento por tu hermano.
- No importa.

Eddy se da la vuelta y empieza a andar.

- Nos vemos allí- me dice, se despide con la mano y sale corriendo.

Yo me quedo unos cuantos segundos bajo la lluvia, pensando en mi hermano y en cómo la gente se ha enterado. Cuando la tormenta aprieta un poco más empiezo a correr hacia abajo, esperando no perderme. Salgo en el mismo lugar donde oí la conversación de Camille y Eddy, me acerco más y veo la figura de una chica sentada en un banco, Abby.

- ¿Qué haces aquí? Ve para dentro- le digo.
- Te estaba esperando- dice sonriendo tímida y me tiende una toalla-. Me alegra saber que Eddy te encontró.
- Si, y yo de que me haya encontrado.

Cojo la toalla y me seco la cara, miro a Abby que va caminando a mi lado y sonrío. Quizás si tenga a personas en las que confiar.

- Oye Abby… ¿Tú tienes el número de teléfono de Justin? Tengo que hablar con él.

Abby me mira y suspira mientras niega con su cabeza.

- ¿Cuándo vas a aprender?
- Abby… -susurro.
- Si, ahora cuando te cambies de ropa te lo doy. Y hoy te subo la comida arriba.

Llegamos a mi habitación y me cambio de ropa colocándome un pijama calentito, Abby viene a mi cuarto con una sopa calentita y me sonríe. Quizás no la conozca de verdad, ni ella a mí, pero si no hablamos difícilmente romperemos este muro. Cuando me termino la sopa, Abby se levanta para irse y antes me da un papel con un número apuntado.

 - Espero que no te vayas a arrepentir después de lo que vayas a hacer.
- No creo- le digo sonriendo.

Abby deja mi habitación e introduzco su teléfono en mi móvil. Le doy a llamar, empieza la llamada pero no me lo coge, acaba la primera y decido volver a llamarle. Esta vez me lo cogen después de unos segundos, el corazón se me sube a la boca.

- ¿Diga?- dice una voz femenina.
- ¿Esta Justin?
- Ahora mismo no puede ponerse- la chica parece nerviosa y con ganas de cortar, ¿habré interrumpido algo?
- Es importante.
- Es que no se puede poner… Cuando pueda le digo que te llame, ¿cómo te llamas?
- Hayley- susurro nerviosa.

La chica se queda unos segundos en silencio.

- ¿Cómo? No te he oído, ¿puedes decirlo más fuerte?
- Hayley- digo un poco gritando.
- Oh Dios… No puede ser- dice la chica tras la línea.
- ¿Qué pasa?- pregunto asustada.
- Hayley…- dice ella.
- Sí, soy yo. Me puedes pasar con Justin, joder, le tengo que decir una cosa.
- Eres tú…
- ¿Qué mierda pasa?- pregunto ya un poco enfadada.
- Yo… Yo… Lo siento por lo que ha pasado…- dice la mujer nerviosa, apenas susurrando y como si fuera a llorar.

Entonces oigo como el teléfono se mueve.

- ¿Qué mierda ibas a decir?- escucho de lejos- Lo siento, Justin no se puede poner, llámalo mañana- dice tras el teléfono una voz de hombre.


Y me cuelgan, me quedo mirando el teléfono confusa por lo que acaba de pasar. ¿Dónde estaba Justin? ¿Quién eran esos dos? ¿Por qué la mujer se ha disculpado? ¿Ha pasado algo con Justin? Miro en mi lista de contactos y busco el teléfono de Tyler, lo llamo dos veces pero no me lo coge. Rechisto y dejo el móvil sobre la mesita de noche. Empiezo a tener frío y me tapo con las sabanas, pero la voz de la mujer diciéndome “lo siento“ no desparece de mi cabeza.

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PODRÍA DECIR LO SIENTO EN TODO LOS IDIOMAS Y TODAVÍA NO OS LO HABRÍA DICHO LO SUFICIENTE. Quizás esté capitulo a primeras os pueda parecer un poco aburrido y que no os he recompensado, pero hay cosas muy importantes y tranquilas, que pronto subiré más seguido espero Espero que os haya gustado y muchas gracias a todas esas personas que se preocupaban por cuando iba a subir y demás.
PD: si hay faltas tell me.

Si leíste pulsa el botón    Los comentarios me motivan a subir pronto... MIL GRACIAS POR LEERME Y POR TODO, GRACIAS. <3
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Capítulo 49


Cuando abrí los ojos lentamente, sentí como si no hubiese dormido en toda la noche, como si una manada de elefantes hubiera pasado por encima de mi cuerpo aplastándome y dejándome moratones y huesos rotos. ¿Así iban a ser el resto de mis días? Noches sin poder dormir y por la mañana sin querer vivir. Me asustaba un poco la idea de no temer a la muerte, de tenerla en mi mente como un amigo no un enemigo, es algo inevitable, algo que está ahí y no se puede negar lo inevitable, todos morimos… tarde o temprano, pero nadie es inmortal.

Lo siguiente que sentí sobre mi cuerpo fue que me faltaba algo sobre mí que me diera calor. Faltaba el cuerpo de Justin sobre mí, su brazo sobre mi cintura pegándome a su cuerpo… yo entrando en calor. Eso sí era vida. ¿Dónde estaba? Me incorporé y todo empezó a girar de una manera muy brusca, apreté los dientes y cerré los ojos hasta que noté que las náuseas bajaban de nuevo. A mi lado no había nadie, ¿se había vuelto a ir? Normal, nadie quiere estar con un zombie. La persiana estaba levantada y entraban unos rayos de sol por ella, en la sol se podían ver como moléculas de polvo flotaban y se movían, daba un aspecto de paz a mi habitación, paz que yo no lograba encontrar en nada.

Cuando empecé a cuestionarme qué hacer para distraerme, una enfermera entró.

- La comida- dijo.
- ¿Y el desayuno? – pregunté
- Son las una, Grace.
- ¿Qué?
- Si, venga, te dejo la comida aquí, tomate la pastilla- cuando dejó la bandeja me miró- después de comer.
-No voy a- mi frase se vio interrumpida por un par de tosidos.

Me llevé la mano a la boca y cuando la aparté, había gotas de sangre, rápidamente cerré mi boca y me limpié la mano en el pijama. Miré a la enfermera que me estaba observando, ¿se lo tenía que decir? Ella suspiró, se dio meda vuelta y se marchó. ¿Cómo querían que les dijera algo si no me daban ni siquiera la oportunidad? Me dejé caer sobre la cama y mirando las musarañas me volví a dormir. Me desperté cuando escuché la puerta abrirse.

- Está durmiendo.- dijo mi padre- Deja que descanse.
- Estoy despierta- susurré.

Dejé de estar de lado para ponerme boca arriba y cuando fui a incorporarme, mi madre me ayudó.

- No hace falta- le dije.

Mi madre no contestó.


- ¿Sabéis dónde está Justin?- pregunté.
- Dijo que ahora venía- contestó mi padre.

Cuando lo miré, me quedé un poco impactada. ¿Desde cuándo mi padre había envejecido tanto? ¿Por qué tenía ojera debajo de sus ojos y las arrugas se le marcaban más? Sus ojos estaban rojos y se los rascaba como si no hubiese dormido, su cabello estaba cubierto de varias canas y llevaba el mismo jersey desde hace un par de días. ¿Por qué no me había dado cuenta de esto antes? ¿Tanto dolor les causaba yo? Miré a mi madre que se estaba poniendo un mechón tras la oreja, su cabello estaba encrespado y tenía las mismas ojeras que mi padre, no llevaba nada de maquillaje y su cara se veía más chupada de lo normal, llevaba un pantalón vaquero, una camiseta blanca básica y una rebeca encima que le quedaba grande. ¿Desde cuándo se descuida tanto mi madre? Me entraron ganas de llorar y me llevé las manos a los ojos.

- ¿Qué pasa cariño?- dijo la voz cansada de mi madre.
- Nada... nada… Me voy a duchar- dije mientras iba a bajar la pierna al suelo.

Cuando puse mis dos pies en el suelo y me fui a levantar, mi cuerpo pesaba mucho y tuve que apoyarme en un trozo de la pared para no caerme. Las manos de mi madre me agarraron rápidamente.

- ¿Quieres que te ayude?

No dije nada pero afirmé con la cabeza. Mi madre me dejó apoyada en la cama mientras ella iba al baño para llenar la bañera. Luego vino a por mi, cuando miré a mi padre antes de meterme en el baño pude ver como se le cerraban los ojos.

- Déjale- me susurró mi madre-. Está muy cansado.
- ¿Por qué?- le pregunté.
- La preocupación no le deja dormir.
- ¿Es lo mismo que te pasa a ti?
- Si cielo, no saber si mañana podré ver tus preciosos ojos me quita el sueño.
- Pero…

Quise decirle que no se preocupara por mí, que cuando muera lograré encontrar la paz que no es nada malo… Pero no creía que fuese el momento. Simplemente me callé y mi madre me empezó a quitar la ropa para luego meterme en la bañera. Cuando observó mi tatuaje sonrió.

- Creo que no le he agradecido a Justin lo suficiente.
- ¿Por qué?
- Gracias a él ahora estas aquí… Yo no supe hacer el papel de madre pero el sí supo hacer su papel de héroe.
- No es así, tú fuiste una madre genial, no te permito que te eches las culpas cuando yo fui la que lo fastidió todo.
- No Grace. Yo tendría que haber apagado la televisión cuando salían modelos, yo tenía que haberte quitado de la cabeza el canon de belleza que hay ahora en la sociedad. Puedes ser guapísima por fuera pero si por dentro eres una mala persona cuando seas mayor nadie te querrá.  Podría haber hecho muchas cosas para que no estuviésemos aquí hoy, pero no la hice… solo porque no quería admitir que tenías un problema… Mi niña pequeña no podía estar pasándolo tan mal.

- Hiciste lo mejor que pudiste y te quiero mamá, que sepas que siempre lo hice.
- No más que yo a ti cariño, y es la pura verdad, te quiero de aquí al final del universo. Puede ser que hagas estupideces, pero lo que yo siento por ti no va a cambiar nunca.
- Pero alguna vez hice que no te sintieras orgullosa de mí. Cometí muchos fallos.
- Eres adolescente, estás en la época de cometer todo los fallos que quieras para luego aprender.

Mientras mi madre me aclaraba el pelo me relajé, noté como mis pulsaciones no iban tan aceleradas.

-¿Te has dado por rendida conmigo? –susurré.
- Jamás tiraré la toalla, jamás. Eres mi niña pequeña y lucharé por ti lo que haga falta.
- ¿Por qué nunca hablaste así conmigo?- pregunté jugando con el agua para no llorar.
- Fue una de las cosas que pude hacer y no hice. Espero que no sea demasiado tarde.

No respondí, mi madre terminó de bañarme y después me colocó el albornoz, me sentó en una silla y empezó a secarme el cabello.

- También quiero a papá- susurré.
- Él también te quiere mucho. Solo tiene miedo, entiéndelo.
- Lo hago mamá, lo hago… Pase lo que pase quiero que sepáis que nada de esto fue vuestra culpa. Que lo que me pasa a mi es cosa mía, que es por las estúpidas decisiones que he tomado.

Mi madre suspiró, me beso en la cabeza y luego siguió secando mi cabello. Cuando terminó, me levanté y fui hasta la cama, antes de subirme vi como mi padre estaba con la cabeza apoyada en la pared durmiendo. Cogí una manta que estaba a pies de mi cama y fui a echársela. Le bese en la frente, cuando estaba durmiendo volvía a tener la cara más relajada.

- Te quiero papá.
- Mi Grace, no me dejes…

Miré a sus ojos para comprobar que estaba durmiendo y cuando vi que estaban cerrados mis ojos se llenaron de lágrimas, me di media vuelta para ir a mi cama, pero la habitación empezó a moverse y mi visión borrosa no ayudaba, cuando iba a romper en llanto mis ojos se cerraron y me desmayé.
Abrí los ojos asustada, la voz de mi padre diciendo “Mi Grace” resonaba en mi cabeza. Al moverme algo me pinchó en el brazo y llevé mi mirada allí, volví a tener el suero enganchado a mí. Suspiré y puse los ojos en blanco, estaba cansada de todo esta porquería de hospital.


- Grace, ¿qué hemos dicho sobre desmayarnos? Que no se hace mientras yo no esté para sujetarte.

Giré mi cabeza hacia donde venía esa voz y Justin se encontraba allí, se había cambiado de ropa y tenía el cabello un poco húmedo. Estaba sonriendo.

- Justin…- susurré, pero mi voz era animada.
- Hola escritora, ¿cómo te encuentra hoy?

Justin se agachó para darme un beso en los labios, algo lento, amaba sus labios blandos.

- Cansada.
- Yo igual, alguien se ha dedicado esta noche a darme codazos.

Él sonreía, como si se le hubiese olvidado todo, como si en vez de en un hospital estuviera en mi casa.

- Lo siento… no me he dado cuenta.
- Tranquila, si no me importa, me gusta ver que sigues v…

Justin, se apartó un poco de mí y cogió aire.

- Bueno, venga, tenemos que hacer una cosa.
- ¿Sabes que esto me dificulta los movimientos?- dije levantando mi brazo en el que estaba el suero sujeto.
- No es eso tonta, venga, ponte de pie.
- ¿Me ayudas?- dije sonriendo.
- Me ofende que me lo preguntes.

Justin fue hacia donde estaba el suero para ayudarme a ponerme de pie.

- ¿Quieres ir en una silla de rueda?- me preguntó.
- ¿Qué crees? ¿Qué soy una vieja?
- Más o menos- y acto seguido me dio un beso en la mejilla- me gusta cuando estás de buen humor.
- A mí me gustas tú.

Él sonrió y me ayudó a ponerme de pie y cambió el suero de la pared hasta un aparato en el que pudiera llevarlo conmigo.

- ¿Has pedido permiso a las enfermeras?- pregunté.
- Sí.
- ¿Y qué te han dicho?
- ¿Crees que alguien me va a decir que no a algo?

Yo sonreí y salimos de la habitación. Justin iba lento a mi lado porque sabía que no podía ir más rápido… Nos conocemos tanto que hay momentos en los que puede asustar, pero creo que solo una relación funciona cuando se sabe hasta los oscuros secretos del otro. Yo ahora sabía por qué Justin y yo encajábamos, él tenía un pasado oscuro y yo tenía un presente oscuro, él me podía entender mejor que cualquier otra persona. Puede sonar estúpido que ahora que tengo todo lo que una chica quiere este en mis últimos días. Seguimos por un pasillo largo hasta que llegamos a unas puertas grandes. Justin abrió una y me dejó paso.

- Vas más lenta que una abuela con un bastón cruzando un paso de cebra.
- Tú eres estúpido.
- Y tú quieres a un estúpido.
- Y tú a una vieja.

Justin me sonrió. Yo miré al frente mientras notaba como mis mejillas se iban poniendo rojos. Miré a la sala que era enorme, tenía grandes techos y grandes ventanas con los marcos de color de madera, el suelo era imitación a la madera lo que era una alegría porque hacía tiempo que solo veía cosas blancas. Algunas ventanas estaban medio cubiertas por una cortina de terciopelo color burdeos. Al fondo de la sala había un escenario y antes de llegar a él había velas puestas en el suelo y en medio de ellas una silla. Miré a Justin y él me agarró de la mano hasta llegar a las velas, pasamos por un sitio que no había y Justin me sentó en la silla.

- ¿Qué vas a hacer?

Justin se alejó de mí y empezó a subir las escaleras para ir al escenario.

- Un día mi abuelo nos reunió a mi abuela, a mi madre y a mí en su cuarto y nos dijo lo siguiente, “quiero que os vayáis cada uno a un sitio y no me veáis hasta mañana. Quiero que en ese tiempo que vais a estar a solas penséis en mí y escribáis que es lo que significó para vosotros. Como si fuera la última vez que me lo vais a decir. Vale todo tipo de ñoñerías e incluso alguna anécdota, no voy a poner pegas, solo quiero que salga de vuestro corazón y tenéis que escribirlo como si se lo fuerais a contar a una persona que no soy yo ni me conoce” Si, es lo que piensas, mi abuelo quería tener un funeral adelantado para estar en él… Y si, estaba en sus últimos días, no sé cómo lo sabía.
- ¿Qué me quieres decir con esto?

Justin sonrió y metió su mano en el bolsillo trasero de sus pantalones, de ahí sacó un papel bien doblado.


- Quiero que tengas el privilegio de escuchar que diría en tu funeral si mueres.
- Justin…
- Por favor.- Justin se llevó la mano a sus ojos, cogió aire- Déjame hacerlo, lo necesito.

Yo asentí con la cabeza mientras mis manos empezaban a temblar. Justin aclaró su garganta y se sentó en el borde del escenario, desdoblo el papel y empezó a hablar.

- Posiblemente nadie conozca a Grace como yo lo hice y ya nadie lo hará, es una pena que nadie haya tenido el placer de conocerla como yo lo hice, de saber sus pequeños secretos hasta sus grandes manías. Ella es una de las mejores personas que he conocido, era misteriosa y a la vez sencilla, lo tenía todo y me pregunté todas las noche como ella no podía ver lo perfecta y hermosa que era, porque lo era, oh Dios, claro que sí, aunque no sé cómo ella no podía ver eso. Creo que la mejor forma de definir a Grace es diciendo que era de ese tipo de persona por el que merece la pena luchar y yo luche cada segundo que estuve a su lado por ella,- Justin paró un segundo y miró al techo- era una chica que había dejado que una enfermedad se apoderada de ella, había dejado que la sociedad mandara en su cuerpo y no su cabeza, y aun en sus últimos días en los cuales se podía ver el daño que había hecho la anorexia en ella yo la veía como en los primeros días, con más carne en sus mejillas y un aspecto saludable, esto era porque yo ya no veía su aspecto físico yo solo veía como ella era por dentro y era una magnifica persona por lo que jamás pudo ser fea. Recuerdo un día que me dijo que estaba en el hospital, todavía no la había visto en persona y lo único que pude hacer fue decirle que me pasara a su madre y la traté de convencer de que me dejara ir porque yo no podía seguir estando tan lejos de ella, su madre me dejo y todo empezó… Recuerdo que cuando su madre me dijo que si, empecé a saltar en mi cuarto con una sonrisa en mi cara, la iba a poder ver y le iba a poder decir lo mucho que yo sufría por ella.  Muchas veces me preguntaba si ella sabía lo importante que era para mí, porque de verdad lo era, lo raro  es que mientras ella quería morir a mí me estaba dando la vida. Es un poco irónico, ¿no? Pero así era ella, sin sentido pero perfecta. Me pregunto si alguna vez logró alcanzar ese estado de normalidad que anisaba, yo lo intentaba, hice lo posible para que pareciéramos dos adolescentes enamorados. Yo hubiera hecho todo lo que me hubiera pedido, hasta le hubiera bajado la Luna si eso significaría que ella siguiera aquí conmigo... Hay veces que la extraño tanto que me duele, noto como mi corazón se encoje y lloro, porque creo que quizás pude haber hecho algo que cambiara su mente, creo que lo hice lo mejor que pude pero no es así, porque si no… ella seguiría aquí con nosotros- Justin se llevó las manos a sus ojos y tras coger aire un par de veces, continuó- De verdad me da pena esa gente que no llegó a conocerla, como ya he dicho, me da pena que no hayan visto esa sonrisa tímida que cubría su cara,  ni que haya notado como era su mirada cuando se centraba en algo y como podías ver que estaba dando vueltas en su cabeza a un pensamiento. Me encantaban sus pequeños detalles, aquellos que nadie podía ver a no ser que estuviera tan cerca de ella como yo lo estuve. Sus manos temblando cuando algo no le gustaba… Aquel tembleque que yo le intentaba quitar apretando sus manos. No creo que jamás vaya a encontrar a otra persona como ella, porque Grace, has dejado el listón muy alto. Tú me decías que no eras lo suficiente buena para mí, lo que yo me podía reír cuando lo recordaba. ¿Qué no eras buena para mí? Fuiste como un ángel caído del cielo, fuiste mi propio ángel. Yo tuve la suerte de que alguien como tú se fijara en mí, me has ayudado en mucho y todavía, cuando pienso en ti, me sigues ayudando. Me hubiera gustado grabar un te quiero tuyo, porque sé que es el más sincero que jamás escucharé. Todo ha ido demasiado rápido: te hable, me hablaste, nos hablamos, nos conocimos, me fui, viniste, te abandoné, vine a por ti, me iba a ir pero volví y ahora tú eres quien se ha ido. ¿Lo ves? Siempre era yo quien te dejaba sola justo cuando más me necesitabas, tú eras demasiado buena para mí. Esa es Grace, señoras y señores, una persona que aunque estaba rota siempre volvía a mi aunque fuera a pedazos, fuera una persona que ni el amor la pudo recomponer, pero ¿sabes qué? No me arrepiento de los momentos que pasamos juntos, ni de haber marcado con mi letra tu cuerpo dejándote contigo la verdad más grande que jamás te ha dicho. Eres hermosa Grace, lo eras y eres. Espero que ahora, estés donde estés, hayas encontrado la paz que tanto te mereces. Te quiero mi escritora, fue un placer ser tu diario todo este tiempo y que sepas que jamás me importó que mojaras con tus lágrimas mis páginas. Espero que encuentres a mi abuelo y que juntos me esperéis. Mi niña, mi reina, mi pequeña, mi novia, mi escritora, mi todo… Como desearía que siguieras aquí porque sin ti yo ya no sé qué hacer, estoy perdido, ¿por qué me has dejado aquí? Llévame contigo…


A Justin se le resbaló el papel de las manos y se las llevó a su cara, empezó a llorar, su cuerpo temblaba y su respiración era fuerte y agitada. Yo seguía en mi silla, notando como las lágrimas bajaban por mis mejillas una detrás de otra. La sala quedó en silencio y solo se podía escuchar su llanto, eso me rompía el arma en pequeños trozos, mi cabeza estaba dando vueltas intentando asimilar todo esto pero eran demasiadas cosas para mí, me levanté de la silla, cogí el aparato que tenía el suero y con mis poca fuerza salí corriendo de la habitación. Dejándolo a él solo.

Salí corriendo de allí y me metí en el pasillo por el que había venido, yo no sabía cómo podía correr tan rápido, oía gritos a mi espalda llamándome pero no me importaban porque no eran de Justin. Seguía corriendo, no sabía a donde ir pero quería ir bien lejos de todo esto, quería desaparecer pero no sabía cómo. Llegué a una habitación que se podía ver como tenía una pared llena de espejos, terminé de abrir la puerta que estaba entre abierta y entré dentro. Cerré la puerta detrás de mí y avancé hasta colocarme delante de la pared llena de espejos, me quité las zapatillas y me observé. Levanté mi mirada llevándola desde el reflejo de mis pies hasta el de mi cabeza, lo hice lentamente. Pies blanco y finos dedos, uñas perfectamente cortadas, seguía mirando mis piernas que estaban cubiertas por un pijama blanco con rayas horizontales de color verde, podía ver como si movía la pierna tardaba en tocar el pantalón, me quedaba grande, muy grande. Me agaché para remangarme la pierna de un pantalón y ver mi piel blanca, había mucho espacio entre mis piernas… ¿Esto era lo que yo siempre busqué? Bajé el pantalón de nuevo y seguí mirándome, levanté mi camiseta del pijama y observé como el hueso de mi cadera sobresalía y como mis costillas se notaban. ¿Esto es lo que yo ansiaba? Seguí mi mirada por el espejo para ver como mi clavícula estaba como en 3D estirando una piel sin color. Llegué a mi cabeza y me entraron ganas de llorar, podía notar los huesos de mi clavícula y mis ojeras eran peores que las de mis padres, mi mirada era oscura. Mi cabello no tenía brillo y si pasaba mi mano por él podía llevarme cuatro cabellos sin tirar. Miré mis manos como temblaban, parecían los dedos del esqueleto de mi clase de biología. ¿Era eso en lo que me había convertido?

¿Siempre quise ser un esqueleto? Yo solo quería verme guapa, pero no lo he conseguido, jamás o haré. Me sequé una lágrima que bajaba por mi mejilla, di unos cuantos pasos hacia atrás pero trómpese con un cable y caí al suelo, noté como mi cabeza se golpeaba contra el suelo y ya no tuve ganas de levantarme.

Abrí los ojos y estaba de nuevo en mi habitación, como si nada había pasado, pero ya nada se veía igual de siempre. Abrí los ojos y mis padres estaban delante de mi, mi madre se mordía las uñas, algo que siempre a mí me prohibió y mi padre movía su pierna izquierda nervioso. Mis padres…

- Hola- susurré

Los dos me miraron y fueron hacia mí, cada uno a mi lado.

- Hola cielo, ¿estás bien?- me preguntó mi madre.
- Tropecé con unos cables- susurré.
- Fue porque no te podías sostener de pie.

Y era verdad, ¿qué había hecho que pudiera estar de pie tanto tiempo mirando mi reflejo? ¿Cómo podía haber corrido desde el salón donde estaba Justin hasta el de los espejos? ¿Cómo?

- Grace, ¿estás bien? ¿Quieres que llame a alguien para que vea si te has dañado algo a caerte?
- No, no, no hace falta. ¿Me podéis dejar unos segundos a solas?- pregunté.
- Si- dijo mi padre sonriendo y fue hacia mi madre para cogerle la mano e irse de mi cuarto.

Me senté en la cama y miré lentamente a mí alrededor para no hacer movimientos muy bruscos. Vi que ya me habían traído la merienda, un plátano y un tazón con cereales. Mi mano temblaba, como ya era normal, mientras iba hacia el plátano. Lo cogí y empecé a pelarlo, le pegué un bocado no haciéndole caso a las náuseas de mi estómago. Mastiqué el trozo y me lo tragué, había olvidado lo bueno que estaba el plátano. Pegué un segundo bocado sonriendo, disfrutando del sabor que dejaba en mi boca y cuando fui a pegar un tercer bocado las nausea subió rápido por mi boca y solo tuve tiempo de coger un cuenco que había al lado mía y vomitar ahí. Podía notar por mi nuca como estaba sudando y me ardía el estómago y todo mi esófago, mi respiración se empezó a tranquilizar y solté el plátano en la bandeja y el cuenco a su lado. Busque a mi lado un botón rojo y lo pulsé, no sabía que estaba haciendo pero lo hacía. A los cinco segundos una enfermera entró en mi cuarto. Si las enfermeras no me dejaban que yo les dijera como me sentía les obligaría que me escucharan.

- ¿Qué ocurre?-dijo mientras iba hacia el suero para ver si estaba bien.
- ¿Puedo ver a la doctora?
- ¿Para qué?
- Tengo unas cosas que decirles- dije mientras me limpiaba las comisura de los labios.
- En unos minutos vengo a por ti.
- Vale.
Justin

La busqué por todas partes cuando logré contener mi llanto, yo solo esperaba que esto no hubiera sido una pésima idea. Cuando encontré a sus padres me dijeron que una enfermera la acababa de encontrar y que se había desmayado, que se acaba de desertar pero que quería estar unos segundos a solas. Fui a tomarme un refresco y cuando me lo acabé fui a su habitación, estaba vacía, ¿se había vuelto a escapar? Busqué a su alrededor algo que me diera una señal y solo vi un cuenco con vómito y medio plátano. No sabía que pensar sobre eso así que salí de la habitación rápido y fui por los pasillos mirándola. La encontré, ella me vio. Una enfermera la estaba sujetando y estaba yendo dirección a una puerta, la enfermera la abrió y ayudó a Grace a entrar, ella no me quitaba la mirada de encima y yo por primera vez no supe si su mirada era buena o mala, no sabía que estaba pasando, no sabía por qué estaba entrando a una habitación con una enferma y no sabía si tenía que alimentar a mis esperanzas o matarlas.


La puerta se cerró y yo me apoyé en una pared para deslizarme al suelo y esconder mi cabeza en mis piernas. Lloré en silencio, como siempre hacía por la noche.

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¿Cómo puedo pedir perdón? Creo que no se puede, pero bueno... Solo quiero que quede claro que no he subido no porque no quisiera si no porque no podía...  Espero que este capítulo os haya gustado y os haya hecho llorar como a mi me hizo. QUE ALGUIEN ME DE A UN CHICO ASÍ Y YO ME CASO Y TENGO 10 HIJOS PARA APROVECHAR SUS GENES. Enserio, gracias a todas esas personas que me comprenden y perdonarme por no subir.
PD: Esta novela está en sus últimos días *muchas cara del grito en wa* 

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