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Capítulo 9



Grace

Y se lo di, le di mi Facebook a aquel desconocido aunque no sé si ya es tan desconocido. Mientras Mini se dormía a mis pies, yo esperaba impaciente su respuesta. Empecé a mover mi móvil por mis manos. ¿Por qué estaba nerviosa? Pasaban los minutos, ya eran casi las 12… ¿Y si se ha dormido? Renové mi twitter y me salió un nuevo mensaje.

“Lo siento por la tardanza, me había duchado y me he colocado el pijama. Ahora te agrego.”
“Si quieres dormir, no te molesto más.”

Por un momento me puse mal al pensar que por mi culpa él no iba a dormir…

“No molestas. Y además, yo no duermo.”
“¿Por qué?”
“Ey, deja que tenga unos cuantos secretos para mí mismo, ¿no? Jaja”

Me mordí mi labio inferior de rabia, me gusta conocer a la gente, tener todo bajo control, saber por dónde los puedo coger y que puedo hacer. Pero tampoco podía pedir nada a Justin ahora mismo, lo acaba de conocer. Iba meterme en Facebook cuando me di cuenta de que no lo tenía en el móvil, decidí subirme a casa. Recogí los platos de Mini, sin que ella se diera cuenta, la acaricié suavemente.

- Tampoco me gustan las despedidas. - susurré.

Subí corriendo a mi cuarto, mis padres ya estaban dormidos. Cogí mi ordenador y me subí a la cama, inicié sesión en Facebook, como había cambiado… Me costó entender como estaba ahora. Cuando cogí el truco, vi que tenía una petición de amistad. La miré aunque sabía de quien era, el Facebook se llamaba “Diario Personal”… ¿Qué? Entre en su Facebook y era nuevo, se lo acaba de hacer por mí. Sonreí. Todavía no tenía fotos, bueno si, tenía una de principal. En ella se podía ver la playa de fondo, él con una gorra y le sacaba la lengua a la cámara. Me fijé en sus ojos, ¿quién había dicho que los ojos marrones son feos? Porque se equivoca. Eran preciosos, empecé a sentir un pequeño cosquilleo en mi barriga y en mi boca se colocó una sonrisa sin yo quererlo. Grace, deja de sentir eso. No sabía ni cómo llamarlo, jamás lo había sentido.

Lo acepté y a los segundos me habló en el chat.

“¿Te gusta mi nombre? :)”
“Me encanta…”
“Lo suponía jaja ¿y qué tal la tarde? ¿Dónde has estado?”
“Acompañé a una amiga a una fiesta… Eso era como el infierno.”
“¿Qué haces en una fiesta? Eso es para personas mayores”

Idiota, pensé mientras sonreía.

“Yo soy mayor.”
“Oh, sí, ten cuidado mamá.”
“Idiota.”
“No, los diarios no pueden ser idiotas, así que no lo soy, yo soy perfecto.”
Justin

Coloqué la alomada en mi espalda, para estar más cómodo en la cama. Grace tardaba dos segundo en responder y me ponía nervioso ¿no podía ser más rápido? Hablar con ella me quitaba el sueño completamente, me gustaría pasar las noches hablando con ella.

“No hay nadie perfecto.” me dice.
“Es irónico cuando decimos cosas pero no nos las adaptamos a nosotros mismos, ¿no?”

Silencio y más silencio. Ella escribía y borraba. Me sentí mal por ponerla en una situación difícil.

“¿Y por qué ha sido la fiesta tan mala?” Pregunté.
“Un tío me ha intentado violar.”
“Normal, seguro que irías provocando. Jaja”
“Es enserio…”

Mierda, la he cagado.

“Yo… Yo… lo siento.”
“No importa.”

Mierda, mierda, mierda. Empecé a escribir para disculparme, pero ella fue más rápida.

“Voy a dormir.”
“Leí que tenías insomnio…” dije.
“Buenas noches, Justin.” dijo ella.

Me enfadé, ¿por qué no me dejaba disculparme? ¿Por qué?

“Buenas noches, espero que pases buena noche aburriéndote simplemente para no hablar conmigo.” le dije.

Cerré la página de Internet y bajé la pantalla tan rápido que creía que se rompería. Me tumbé en la cama, mirando hacia arriba. Tengo que trabajar en lo de ser paciente.
Grace

Estúpida Grace, estúpida. Apagué el ordenador y me tumbé de lado en la cama, encogiendo mis piernas hasta que chocaron con mi estómago. Este rugió, ¿cuándo hacía que no comía? Sin quererlo, sin pensarlo, unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos y fue como si diera paso a una tormenta en mis ojos. El llanto parecía que no acababa, tuve que morder la almohada para que mis gritos no despierten a mis padres.
Puse música en mi ipod, Courage de Superchick. Y no sé porque hice lo siguiente, pero me comía algo por dentro, cogí mi móvil, lo busqué en twitter y le envié un mensaje. Las lágrimas me dificultaban la escritura.

“Lo siento, sé que no soy fácil, que mi cabeza está más liada que los auriculares cuando los coges... Simplemente, pasa de mí, que no te importen mis comentarios.”

Era la primera vez que mi lo siento no estaba vacío, tenía un significado.

“No puedo hacer como si no me importara, me importan porque tú me importas. Perdóname a mí por… por no saber tratarte. La próxima vez lo haré mejor, lo prometo.”

Pensé en responderla, pero nuestra charla por hoy había acabado. Mañana sería otro día, otro oscuro día.


Acerté, el cielo del domingo había estado cubierto de nubes negras que delataban que la semana iba a ser lluviosa, el domingo pasó rápido, leer, un hola y un adiós con Justin, nada raro. Pero llegó el lunes y con ella ir de nuevo a la escuela, hablar con Elsa y recordar a los dos tíos de la fiesta. Soy como las nubes negras, oscura y en cualquier momento puedo soltar gotas de agua.

Llegué a la escuela, Elsa estaba riendo junto a Sabrina, están las dos solas y yo las observo, se me da bien observar a la gente pero no sé cómo tratarlas. Elsa coloca su mano en el brazo derecho de Sabrina mientras hablan, Sabrina se pone tensa y mira a su alrededor, Elsa baja su mirada y con ella baja su mano hasta ponerla en la mesa en la que Sabrina esta apoyada, luego se aleja y se apoya en otra mesa. ¿Qué acaba de pasar? Decido ir.

- Buenas.

Las dos levantan la cabeza y por primera vez creo que se alegran de que yo haya llegado.

- Hola- dice Sabrina.
- Hey, Grace, ¿dónde te metiste en la fiesta? Apenas te vi.

Mierda, ¿tan pronto iba a sacar el tema? Sonreí y empecé a hablar, a contar mentiras que había creado para no contar lo que me había pasado. Soy una experta en eso.

Justin

Estaba sentado en la silla, con la mirada puesta en mis piernas. Es de esas veces en las que tu cuerpo está en un lugar y tu mente en otro. Mi mente estaba con ella. El domingo las cosas fueron un poco frías, pero no debe de ser fácil empezar un diario, digo yo… Entonces noté como una persona me revolvía el cabello, preparé mi sonrisa para mirar a Daisy. Pero no era ella, era Cesar y lo agradecí.

- ¿Qué pasa?- me preguntó mientras se sentaba en la silla enfrente de mi- Sabes que me lo puedes contar todo cariño, somos súper amigas- dijo con una voz más aguda y mientras colocaba su mano en mi rodilla y me sonreía.
- Idiota- dije mientras reía y movía mis piernas para que quitara su mano- ¿Qué tal fue la fiesta? No me contaste nada el domingo.
- La resaca…- dijo sonriendo- Al principio la cosa fue un poco rara, ya sabes, otra ciudad, gente desconocida… Pero luego cuando el alcohol empezaba a hacer efecto la cosa fue mejor.
- ¿Y pasó algo? ¿Daisy se lio con alguien?
- Creo que sí lo hizo, no lo sé, apenas la vi por la casa y eso solo me dice que estuvo en un cuarto… Pasa de ella, te mereces otra cosa.
- No merezco nada.
- Que poco de valoras… ¡Ah!- digo casi gritando, tanto que me asusto- ¿Sabes? En la fiesta me sentí como un héroe.
- ¿Y eso?

Me coloqué más cómodo en la silla, Cesar siempre lograba que me sintiera mejor con sus comentarios.

- Porque salvé a una damisela en apuros- dijo mientras sonreía orgulloso.
- ¿Cómo?
- En el camino, Jack y Peter empezaron a beber, ya sabes cómo son, y cuando llegamos tomaron unas cuantas copas y a los minutos ya estaban un poco tocados. Los perdí de vista unos segundos, porque Dios, había una chica con un trasero que uf…- se quedó unos segundos en silencio.
- Tierra llamado a Cesar.
- Ah, sí, bueno, pues me parecía extraño no verlos ligando con nadie, así que fui a buscarlos y los encontré. Jack tenía a una chica contra la pared y  a ella se le notaba que estaba así en contra de su voluntad. Así que me impuse y logré que dejaran a la chica en paz.
- Eres superman, tío- dije sonriendo.
- Así me sentí en ese instante, pero luego intenté ayudar a la chica porque la veía como perdida. Pero ella negó mi ayuda.
- ¿Era guapa?
- Era de esas personas que tienen algo que las caracteriza, no era una modelo de victoria's secret y creo que lo sabía, rechazó mi tacto y en sus ojos se podía ver tristeza. Pero era guapa, si, era guapísima. Parecía pequeña, delicada y a la vez fuerte… Me pregunto que habrá sido de ella, si dejo de sentirse perdida…
- Hablas como si te hubieses enamorado- dije riendo, intentando quitarle seriedad al asunto, porque la voz de Cesar se había puesto bien seria.
- Si hubieras visto su mirada… Empezó a llorar mientras se quitaba los tacones y luego empezó a correr. Pero no como si huyera de la escena de un crimen, no, como si intentara huir de sí misma.
- Que dramático, Cesar.
- ¿Qué quieres? Yo también tengo sentimientos. Pero bueno, yo jamás la volveré a ver y tú jamás la conocerás.
 - ¿Quién sabes? El mundo es un pañuelo.

Él sonrió, se encogió de hombros y se levantó cuando toco el timbre para ir a su sitio. Hasta a mí me entró curiosidad por esa chica, se parecía a Grace con lo de estar perdida, ella también había ido a una fiesta y lo había pasado mal.… No sé cómo me las apañaba pero de cada cosa sacaba algo que me recuerda a ella. Hasta cuando respiro, porque ella respira… aunque no quisiera, porque dejar de respirar significa morir, quizás su mayor deseo.


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Lo siento por la tardanza, enserio, lo siento, pero es que ha sido una semana complicada. Gracias por vuestras palabras y dentro de poco habrá noticias sobre Dictame las reglas, la otra novela del blog (':

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Capítulo 8



Justin

Me decidí a encender la televisión de mi cuarto, ya que mi techo me lo sabía de memoria. ¿Quién lo diría? Yo un sábado por la tarde encerrado en mi cuarto y solo. Todos mis amigos e incluso mi supuesta novia, se han ido de fiesta a una casa en la que no estaban los padres y no hacia faltar está invitado para ir. No me hubiera negado a ir si la fiesta no hubiera estado en otra ciudad.

Así que yo me encuentro aburrido en mi cama, mirando dibujos animados, porque no hay hora cosa que me interese a las 8 de la tarde. Cuanto cambiamos con el paso del tiempo, los dibujitos que estoy viendo eran mis favoritos cuando era pequeño… pero ahora estoy viéndolos y no me hacen gracias, quizás he cambiado o quizás no estoy con ánimo de recordar el pasado.

Miro a mi mesita de noche y veo mi móvil, lo cojo, me meto en mi cuenta de twitter. Y lo hago sin querer, enserio, no estaba pensando en hacerlo pero me encuentro en su perfil, en la cuenta de Grace. Veo sus nuevos tweet y es como si se me subiera el corazón a la garganta. Puedo sentir que lo está pasando mal y me preocupo, además me preocupo por preocuparme, ya que no debería hacerlo, no la conozco y aun así necesito que este bien.

Toco con mi dedo pulgar derecho su último tweet, me gustaría estar ahí con ella, para decirle que no está sola, que no me importa que grite ni que llore en mi hombro. Me rio y niego con la cabeza. Apoyo el móvil en la cama. Estoy cansado de preocuparme por la gente y que luego no lo valoren. Más que bueno parezco tonto.

Escucho el típico sonido exagero de los dibujos antiguos cuando alguien o algo se cae, miro la televisión. Como me gustaría volver a esa época en la que lo más importante era esconderte bien para que no te pillaran. Ahora también ocurre eso, pero es diferente, ya no te escondes tú, ahora escondes tus sentimientos para que nadie los pille y así no les hagan daño.
Grace

- No me toques- digo mientras muevo mi cuerpo para que su mano caiga de mi cintura.
- Yo decidiré si te toco o no- dice el de la camisa blanca.

Y lo dice con un tono de voz que me remueve todo el estómago y hace que mis ojos se llenen de agua. No llores Grace, no llores delante de ellos.

- Eh, tío, parece que va a vomitar- dice el de la camiseta negra y después ríe.

El chico de la camisa blanca me mira de los pies arriba, parándose en mi pecho. Muevo mi cabeza ¿cómo puede no haber nadie en este rincón? Pienso en gritar, pero la música está tan alta que nadie me oirá. ¿Hay algo peor que sentirte impotente? Pienso que pegarle una patada al de la camisa blanca y salir corriendo, pero son dos, el otro me cogerá y no puedo ir muy lejos con estos tacones, pienso en quitármelos pero eso delataría mi plan.

Y lo siguiente que siento es como mi cabeza choca con la pared y el chico de la camisa blanca esta delante de mí sujetándome los brazos contra la pared. Coloca su cabeza sobre mi cuello y mi labio inferior empieza a temblar. No llores, no.

- ¿Vas a ponerte a llorar?- me susurra- Piénsalo bien, si lo hacemos por lo menos no morirás siendo virgen, ¿eh? Las chicas como tú suelen tener ese problema.

Apenas logro ver nada, todo mi ojo está cubierto por una fina capa cristalina de lágrimas.

- Prefiero morir virgen que se tocada por alguien como tú- digo sin escrúpulos, con la voz más firmen que puedo poner.

Él ríe, su risa me da asco. Pienso en pegarle una patada en sus partes, me da igual si su amigo me coge en mi intento de huida pero la idea de hacerle daño me hace feliz. Pero antes de hacer nada, oigo como un tío grita:

- ¡EH! ¡JACK!

No sé de donde viene la voz

- Mierda…- susurra el chico de la camisa blanca.

Y de repente al final del pasillo aparece un chico, lleva una camiseta de mangas cortas burdeos.

- ¿Qué haces Jack? Deja a la chica.
- Solo nos estábamos divirtiendo- dice el de la camiseta de tirantes.
- Peter, cállate. Estáis borrachos no sabéis lo que hacéis. Soltar a la pobre chica, ¿no veis que lo está pasando mal?

El de la camisa blanca, Jack, decide soltar mis brazos, yo consigo respirar, me doy cuenta de que había estado conteniendo el aliento antes.

- Eres un aguafiestas, Cesar- dice Jack- . Le estábamos haciendo un favor a la chiquilla.
- Iros- dice el tal Cesar.

Y los dos se van, Jack se gira y me guiña un ojo, mi estómago vuelve a revolverse. Cesar se acerca a mí, lentamente.

- No te acerques- le digo mientras me separo de la pared.
- Yo solo…
- Déjame en paz, por favor.

Y empiezo a llorar, me quito los tacones como puedo y salgo corriendo. Logro salir de esta casa mugrienta gracias a empujones, mis pies se quedaban pegados al suelo, pero ahora estoy sola. Mis ojos siguen llorando, quiero parar pero no puedo, entonces cuando el aire fresco me golpea no aguanto más y vomito a unos centímetros de mis pies descalzos, pero aun así me salpica a los pies. La verdad es que no sé lo que he vomitado, porque llevo unos días sin apenas comer sólidos, así que lo que sale son casi todos jugos gástricos, que hace mi garganta me arda y me escoza. Todavía lloro aún más. Me muevo como puedo, lejos de esa casa, me acerco a la carretera y unos pitidos de unos coches me espabilan un poco, pero las luces de los faros me ciegan. Los conductores me miran extrañados, vuelvo a salir corriendo.

Nunca he ido por esta barriada de casas pijas, así que estoy perdida, bueno, ¿alguna vez no he estado perdida? Llevo tantos años perdida que no creo que nadie me encuentre. A lo lejos veo un puente, avanzo lentamente hacia allí, me hubiera gustado poder oír el sonido del agua, pero solo escucho un pitido, gracias a la música de la fiesta. La carretera que pasa el puente está casi desierta, me apoyo en el puente y ahí me doy cuenta que todavía llevo mi bolso en la mano, lo dejo en la acera junto a mis tacones y pongo mis manos en la barandilla.

A lo lejos veo la marea negra, tan oscura, tan apetecible, como si me llamara. Gracias al palo de una farola consigo subirme arriba de la barandilla, muevo mis pies mientras cierro los ojos y fantaseo con dejarme caer y morir. Creo que es muy morboso imaginar cosas así. Parece un gesto tan fácil, tan solo tengo que inclinarme hacia delante y solar mis manos, pero no puedo, soy una cobarde.

Mi cuerpo empieza a temblar y me vuelvo a ponerme sobre la acera, cojo mis tacones y el bolso y sigo avanzando como si nada, pero antes de irme, veo que hay como unas escaleras, las bajo, son de metal y están algo oxidadas. Las consigo bajar y llego a un trozo de madera, como si fuera un pequeño puerto de esos antiguos, hay sitios para amarrar las pequeñas barcas, pero no hay ninguna. Me siento en el borde y sonrío al notar como el agua llega hasta mis tobillos.

Muevo mis pies, a ver si así se va el olor a vomito. Recuerdo el vómito, las manos de Jack, las risas de Peter y me tengo que tumbar para no volver a vomitar. El cielo está despejado de nubes y logro ver unas cuantas estrellas.  Veo como brillan y espero que llegue pronto el momento en el que deje de ser un alma triste en la tierra y pase a ser un alma brillante del cielo.

Busco mi bolso al redor mía y lo encuentro, busco mi móvil y miro la hora. Son casi las nueve y logro ver que tengo una mención, me meto en mi twitter, no sé porque tengo tanta emoción de ver la mención… Es un "follow back?". No esperaba eso, esperaba algo de él, pero recuerdo la frase de Jack “las chicas como tú suelen tener ese problema”, voy a morir sola y virgen, él tenía razón, no merezco a ningún chico porque ningún chico quiere a una chica como yo. Justo cuando me iba a ir de twitter, veo que una luz azul me señala que tengo un mensaje, me meto dentro de los mensajes.

Es su usuario. Es un mensaje suyo. Lo abro.

“No sé porque estoy escribiendo esto y no sé si lo leerás. Pero no creo que pueda estar tranquilo lo que queda de día si no te lo escribo. No sé qué hice mal, no sé porque te molestaste, no sé porque desde ese día he estado pensando en ti… Si, sé que no sé nada, pero no importa, porque nadie es perfecto. Al igual que no sé algunas cosas, sé algunas otras. Por ejemplo: sé que necesito hablarte, sé que quiero que me necesites, sé que puedes confiar en mí para contarme tus peores pesadillas, porque te voy a escuchar con paciencia. Sé que necesitas a alguien como yo y que yo necesito a alguien como tú. ¿Lo más estúpido? Que no sé cómo sé esas cosas, porque no te conozco, porque solo sé lo que dejas ver de ti aquí, te he estado leyendo por unas cuantos meses y hace unas semanas me decidí hablarte porque necesitaba que supieras que había alguien que se importaba por ti, pero las cosas no fueron como pensaba. Y estoy siendo un pesado, lo sé. Seguramente estés harta de que la gente te tome como algo roto que hay que arreglar, porque no es así, porque no hay que arreglarte, porque no eres un robot, no eres perfecta. Solo te quiero pedir un favor, quiero que volvamos a empezar de nuevo, puede salir una buena amistad de aquí, lo sé y creo que tú lo sabes en el fondo. Si te digo la verdad, esa es la única cosa de la que estoy completamente seguro. Mi nombre es Justin y me presento voluntario para servirte como diario humano, para que me cuentes todo, para que te sientas mejor, pero con una única condición, que me tienes que guardar debajo de tus sabanas cuando duermas…. Para que… ya sabes, no me roben y me lean… jajaja … Y si vuelvo a cometer un error, ya sabes, estamos a quien sabe cuántos kilómetros de distancia, seguramente jamás nos conozcamos y si alguna vez te harto puedes cerrar la pantalla del ordenador o apagar el móvil y habré desaparecido de tu vida. Pero aun así, ¿puedo ser tu diario, Grace?

He llorado, joder, ¿quién puede no llorar con algo así? Sobre todo porque tiene razón, porque cuando fui por primera vez a un psicólogo y se lo dije a mis amigas, ella me decían que me iban a ayudar, que iba a volver a ser la de siempre, ella querían a la antigua yo y no veían que no iba a volver, que ahora soy así y la niña risueña ya no va a volver. Y también tiene razón con que en el fondo sé que podría salir una buena amistad de todo esto. Así que ¿por qué no intentarlo? Me puse de pie, cogí mis tacones y mi bolso y subí las escaleras. Me intenté ubicar y al parecer no estaba tan perdida. Solo estaba a un cuarto de hora o diez minutos de mi casa, me puse de camino mientras escribía una respuesta. Justin, bonito nombre.
Justin

Tenía una pelota de baloncesto en mi mano cuando sonó el sonido que le había puesto a mi móvil para que sonora cuando me enviaran un mensaje al twitter. Deje que la pelota se deslizara por mis manos al suelo y fui corriendo hacia el móvil. Sonreí al ver que me había respondido.

“Ok. Hoy me he sentido horrorosa, por dentro y por fuera.”

Vale, quizás me esperaba algo más, pero al parecer es una mujer de pocas palabras.

“Eres hermosa por dentro y por fuera. Aunque nunca te haya visto.”

Está tardando en responder, como un cuarto de hora, son ya las once y algo.

“¿Quieres que te mande una foto?
“Si quieres…”

¿Qué? ¿Enserio? ¿Voy a poder ponerle cara por fin?

“Va por mención”

Voy corriendo a mis menciones, que gusto da volver a ver su usuario entre mis menciones. Me ha subido una foto y me la ha mandado, abro el link y lo que veo es un gato tan negro como la misma oscuridad, tiene un ojo verde y el otro es casi blanco entero, creo que es que lo tiene dañado. Suelto unas risas y vuelvo a mis mensajes.

“Eres muy guapa.”

Ella ya no tarda ni dos segundos.

“Lo sé, gracias.”
“¿Es tú gata?”
“Si y no, vive en la calle, pero es mía. La encontré cuando era pequeña, esta ciega de un ojo.”

Le gustan las cosas imperfectas, se me viene a la cabeza esa frase y la pongo en un tweet. Al segundo Grace la ha guardado como favorito.
Grace

Ella maúlla cuando mi móvil vuelve a sonar cuando Justin me manda un mensaje, es un placer poder ponerle un nombre. Me voy al perfil de Justin y le doy a su icono, se lo ha cambiado, sale él sonriendo y tiene los ojos achinados porque le da el sol en los ojos. Le enseño al foto a Mini.

- ¿Te gusta?

Ella mira el móvil y me mira, maúlla.

- Si, es guapo.

Ella vuelve a mirar el móvil, gira la cabeza para verlo mejor y coloca su pata derecha sobre la pantalla. Presiona un poco con su pata y yo cedo, dejo caer mi mano.

- Tranquila, no te pongas celosa, tú vas a seguir siendo la numero uno.

Acaricio su cabecita y la beso.
Justin

“Mi gata se ha puesto celosa.”
“Dile que no lo haga, no intento suplantar su puesto…. Grace… ¿tienes Facebook? Es más fácil hablar por ahí”
“Ya se lo dije y ha dicho miauuuu. Si tengo, pero hace un tiempo borré todas mis fotos y quité a todos mis amigos. Está un poco pobre mi Facebook…”

Miro su mensaje, todavía no me creo que estemos volviendo a hablar.

“No me importan tus fotos, yo solo quiero hablar contigo.”

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¿Qué tal? ¿Os ha gustado? Me encanta leer lo que pensáis que va a pasar en el siguiente capítulo evvyhthjvyethje

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Capítulo 7



Grace.

- No me voy a poner eso mamá.

Estoy sentada en la cama de mi madre, aunque parezca una tontería ella puede tener más vestidos de fiesta que yo. Me acaba de enseñar un vestido rosa con pompones, no sé mucho de estilo pero sé lo que es hacer el ridículo.

Mi madre me mira y se vuelve a girar hacia el armario. Se acerca la hora de  ir a la casa de Elsa y tengo el estómago en la boca, siento que si me presiono un poco la barriga vomito.

- ¡Ya sé!- dice mi madre- ¿Te acuerdas que la tía te regalo un vestido en tu cumpleaños pasado? Lo escogió tu prima, así que será moderno… La cosa es que no sé dónde lo guardé…

Me llevo la mano a la cara, tengo el pelo recién secado y parezco una leona. Estoy tan agobiada que estoy por echarme a llorar. Oigo como mi madre me llama, cojo aire y levanto la vista. En sus manos hay colgando un vestido negro, por la parte de delante  hay un escote en forma de triángulo y donde termina hay una especie de tira negra que al aparecer continua en la parte de atrás. Mi madre gira el vestido y veo como las tiras del tirante se cruzan en la espalda, dejando espacios al aire y la tira que había en la parte de delante continua como si fuera un cinturón.

- Es bonito- dice mi madre.

Es mejor que el vestido rosa de antes, eso seguro. Me encojo de hombros y  mi madre toma eso como un si. Me lo tira a la cara.

- Venga, póntelo y luego te doy los tacones.

¿Taco… Tacones? ¿Qué? No, no. Pero no se lo digo, simplemente me levanto de su cama y voy a mi cuarto. Me quito el pijama y me coloco el vestido, entonces me miro en el espejo y veo que se me ve el sujetador, mierda. Me lo quito y me siento incomoda. Me veo en el espejo, estoy blanca,  pero blanca nuclear, de esos que se ven hasta de noche. Me miro de los pies a la cabeza, solo hay grasa donde miro. Pero bien claro me ha dejado mi madre que tenía que ir así cuando le dije que si podía ir en pijama.

Cuando salgo de mi cuarto, mi madre me está esperando, lleva unos tacones en la mano. Me mira de los pies a la cabeza, como yo lo hice, pero ella sonríe no como yo. En su mirada creo ver signos de que está orgullosa de mí, de vez en cuando está bien ver miradas así. Ella me da los tacones y se va, creo que hasta se ha limpiado una lágrima. Me siento en la silla de mi cuarto, me coloco unos tacones negros, mi madre y yo tenemos la misma talla. Me levanto y por poco me caigo de boca al suelo.

Me sujeto a la cama y voy avanzando, apoyándome en todos los muebles posibles. Salgo al pasillo y voy al salón, pillo a mi madre observando una foto mía de pequeña, yo estaba sonriendo… Ahí me veo guapa.

- Mamá…- susurro.
- ¿Si?- ella deja la foto y se levanta, me mira- estas preciosa.

Sé que miente, es mi madre y no me podría decir que estoy horrorosa. Aun así sonrío, como si me creyera su mentira.

- Ahora toca el peinado.

Da unos golpes en el sofá para que me siente y le hago caso, mi madre ya tiene peines en el sofá para cogerlos. Mi madre hace dos trenzas a cada lado de mi frente y las une las dos en la parte trasera de mi cabeza, luego recoge todo mi pelo y me hace un pequeño moño. Parece de esos peinados que salen en la revista, ahora me doy cuenta de que a mi madre le hubiera gustado hacerme peinados mucho antes, por eso siempre mi mira mi cabello, siempre lo llevo en una coleta o suelto.

Mi madre me da un beso en la frente y me sonríe. No me he dado cuenta que en una mesa había unas caja con cosas de maquillaje dentro, mi madre empieza a echarme potingues en la cara. Cuando termina se separa de mí y sonríe de oreja a oreja, ojala yo pudiera verme con los ojos que ella me ve.

Mi madre me ayuda a levantarme y me prepara un pequeño bolso, me echo colonia y me miro en el espejo… lo que hace el maquillaje ¿esa soy yo? Suspiro y me voy, me cuesta respirar y el tembleque de mis piernas no me ayuda a caminar.  Mi madre me espera con una americana negra y un bolso plateado en la mano. Cojo las dos cosas y mi madre se pone de puntillas para abrazarme, estoy a punto de llorar cuando mi madre me frota la espalda y me dice al borde de las lágrimas:

- Estas preciosa cariño, has crecido muy rápido.

Yo sonrío mientras me aparto de mi madre, me voy de mi casa, menos mal que la casa de Elsa está cerca. Voy caminando, intentando acostumbrarme a las alturas. La gente me mira y estoy a punto de darme la vuelta, pero ya he llegado a la casa de Elsa, no hay marcha atrás. Pego en el portero, ella dice ‘bajo’ y al minuto esta abajo, ella lleva un vestido color coral con un hombro descubierto y todo son pelo resta en el lado del hombro cubierto. Ella me ve y abre los ojos como platos.

- Dios, Grace, ¿de dónde has sacado ese cuerpo?

No sé a qué se refiere, soy la misma foca. Me encojo de hombros.

- Estas guapísima- me dice y me da dos besos.
- Y tú- digo sonriendo.

Cogemos un taxi y ella dice la dirección de donde es la fiesta. Ella me mira y se echa en mi hombro.

- Lo siento por haber sido tan borde el martes… La verdad es que te agradezco que me acompañes. Las cosas entre nosotras se han enfriado, pero siempre seremos amigas. Cuando necesites algo, me avisas.

¿Cuántas veces dicen eso y luego nunca están ahí? Suspiro y sonrío.

- Gracias, Elsa.

Llegamos a la casa donde es la fiesta, ya son las 7 y cuarto, es de noche ya y se ve cómo sale luces de colores de dentro de la casa. Ya hay gente en el césped tirada, también hay gente apoyada en coches besándose  otras bailando, veo un sujetador.... Elsa está emocionada, se nota en como mira al frente sonriendo, pero yo en cambio miro al suelo y suspiro. Entramos por la puerta, tengo que entrar entre un mogollón de gente, huelo a sudor allá donde voy y el suelo esta pegajoso, no sé qué diversión ve. En cada esquina hay alguien liándose y la casa tiembla porque la gente está saltando mientras baila. Veo como alguien vomita y a mí me entran ganas de hacer lo mismo, pero Elsa se gira y se me corta todo.

- Hey, me voy a ver si encuentro a… bueno… si me necesitas me buscas.

¿Qué? ¿Me va a dejar aquí? ¿Sola? ¿Entre gente que no conozco? ¿Está loca?

- Vale- digo sonriendo.

Llevo como media hora sentada en una silla en una esquina, observo como la gente baila y se meten mano. Tengo en la mano un vaso de coca cola, o eso creo, miro el vaso, le he pegado dos tragos y había un sabor raro, lo dejo en el suelo. Pero no dura nada en el suelo, una pareja esta buscando una pared donde pegarse y empezar a besarse, no me ven y el chico golpea mi vaso, cayendo sobre mis pies y al girarse, tira su propio vaso sobre mi vestido.

- Lo… lo siento- dice y su mirada va a mi escote.

La novia se da cuenta y te pega una hostia en su cara, aprovecho ese momento para ir corriendo hacia la escalera para buscar un cuarto de baño donde encerrarme. Mientras corro choco con unos chicos, se giran y me gritan, yo estoy a punto de echarme a llorar. Subo corriendo hacia la planta de arriba, aquí solo escucho gemidos y es asqueroso. Hay un cuarto de baño y está vacío. Me encierro en él y nada más que oigo la puerta cerrarse empiezo a llorar. Jamás volveré ir a una fiesta. Abro el grifo y mojo mi cara, al levantar la mirada veo como el maquillaje se me ha corrido, mierda, se me olvidaba. Cojo papel y me lo limpio como puedo pero siguen las manchas negras alrededor de mis ojos. Luego mojo el papel y froto en mis pies y en mi pecho. Alguien pega en la puerta.

- Ya salgo- grito.
Pero no, no puedo salir, todo mi cuerpo tiembla y todavía tengo ganas de llorar. Vuelven a pegar a la puerta más fuerte. Miro mi móvil, estoy a punto de llamar a mi madre para que venga a por mí, pero no sé dónde estamos. No sé cómo lo hago pero acabo en twitter. Pongo un tweet.

“Por favor, que acabe ya. Me quiero ir.”

Mi twitter es como mi mente y allí pongo lo que quiero.

“La música es tan alta que tengo ganas de vomitar, ya que la casa no deja de moverse. Quiero irme, no aguanto más aquí.”  

Vuelven a pegar a la puerta y casi se me cae el móvil, lo guardo y decido salir antes de que echen la puerta abajo. Al salir veo a dos chicos, uno lleva una camisa blanca totalmente desabotonada y el otro lleva una camiseta de tirantes negra. Me mira de arriba abajo, el de la camisa le pega un codazo al otro y los dos ríen.

- ¿Me dejáis paso?

Ellos no contestas pero me siguen mirando, tiemblo aún más.

- Por favor…- suplico.

El de la camisa blanca da un paso hacia delante y coloca su brazo derecho en mi cintura.

- ¿Te vas? ¿Por qué? Si ahora empieza lo bueno…

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Sé que dije que este iba a ser htvytjvyevvht pero al final calculé mal y es el siguiente. Espero que os esté gustando la novela (': 

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Capítulo 6



Grace.
Sábado.

Dicen que cuando esperas una gran fecha, los días pasan sin que te des cuenta, pero no creo en eso, ya que yo no esperaba que llegara el sábado y los días desde el martes han pasado volando y quizás es porque tengo miedo. Solo he estado pensando en este día, en qué pasará. No sé exactamente porque tengo miedo, es solo una fiesta, como otra cualquiera, a diferencia de que esta va a ser mi primera fiesta y por eso tengo miedo, no sé cómo hay que comportarse, cómo vestirse, cómo… divertirse. Es algo nuevo y las cosas nuevas que se salen de mi rutina me ponen nerviosa, son cosas que no tengo bajo control, no puedo controlar esta situación y eso está haciendo que me esté quedando sin uñas.

Llevo como una hora en la cama, removiéndome, son las 12 y no me quiero levantar. Me pongo boca abajo, boca arriba, meto los brazos dentro, los saco. Coloco mis manos sobre mi cara y suspiro. Mi madre pega en la puerta.

- Hija, ¿vas a salir hoy de tu cuarto?

Me muero de ganas de decir que no, que hoy es día de “tengo que invernar hasta que la fiesta haya pasado” pero no, ya que cuando le dije que iba a salir hoy a una fiesta se puso feliz, bueno, creo que el gusta eso de que su hija haga cosas normales de adolescentes en vez de estar en su cuarto encerrada. Así que grito:

- Si mamá, ya voy.

No quiero que se haya ilusionado en vano, no quiero que se vuelva a preocupar por mí, suficiente tiene ella con sus cosas. Me levanto de la cama de un salto, voy hacia la ventana y abro la persiana, luego abro la ventana, una brisa remueve mi pelo, podría estar lloviendo… Así tendría una buena excusa, pero al parecer hoy las nubes han decidido desaparecer. Salgo como un zombie de mi cuarto, si me encorvo un poco más mis manos podrían tocar el suelo.

- Hola hija.- dice mi madre sonriendo.

Levanto mi mirada para verla, hoy su cara refleja felicidad, sus ojos brillan y su sonrisa es amplia. Si yo supiera que tan solo comportándome como una persona normal la hago feliz, hubiera hecho algo así antes, aunque a mí no me guste, pero a ella si y eso es lo importante. Yo sonrío, intento que vea que tengo ilusión por la fiesta.

- Hola mamá, hace buen día ¿no?
- Si, no vas a tener problema para ir a la fiesta.

Al decir “fiesta” su sonrisa es más grande. Yo afirmo con la cabeza y voy al cuarto de baños. Cierro la puerta detrás de mi y me echo agua en la cara, me la seco con una toalla y miro mi reflejo en el espejo. ¿Dejarán entrar a la fiesta a alguien con esta cara?

El espejo no puede reflejar nuestro interior, pero eso me da igual, ya que por dentro soy igual de horrorosa.

Cierro los ojos y respiro. A los minutos salgo del cuarto de baño, voy hacia donde siempre comemos y allí está mi madre colocando platos. Hay pancakes, tostadas, zumo de naranja, café, fruta…

- ¿Mamá? ¿Y esta comida?
- Es… es… Es para que te lo pases bien en la fiesta, para que no te de un bajón de azúcar o te sientas mal. Quiero que te lo pases bien y esto es lo único que puedo hacer…

Se equivoca, comer no hará que me lo pase bien, todo lo contrario comer hace que todo vaya mal. Engordas, el vestido no te queda bien, los chicos no se fijan en ti y mueres sola. Pero no se lo digo a mi madre, le sonrío y me siento en la silla. Miro la comida de nuevo, hay chocolate sobre mis pancakes y hasta lo que menos engorda, el zumo, engorda. Pero aun así, decido coger el zumo. Mi madre me mira, no sé qué está esperando. Doy dos sorbos al zumo y lo dejo en la mesa.

- Mamá…
- ¿Si?

Corre Grace, piensa rápido.

- Por los nervios no tengo hambre. Luego más tarde como, te lo prometo.

Mentalmente cruzo mis dedos.

- De acuerdo- dice mi madre sonriendo.

Vuelvo a mi cuarto casi corriendo. Pongo música en mi ordenador. How to love de Lil Wayne. Hago mi cama, coloco mis peluches, limpio mi cuarto. Hago cualquier cosa para no pensar en la fiests, pienso en cualquier cosa menos en eso. Y al pensar en cualquier cosa, pienso en él, en el chico de twitter. No sé nada de él desde el lunes cuando hablé con él por última vez. Él no me habló, yo no lo hablé. No fue nada del otro mundo, solo fue una conversación estúpida de twitter que duró varios días, como casi todas las conversaciones en twitter, pero si fue tan insignificante ¿por qué deseo cada día que me vuelva a hablar?

Miro su twitter, no ha vuelto a poner un tweet sobre algo que yo pueda relacionar conmigo y es normal… Seguro que él no desea que yo le hable. Pero yo sí quiero que me hable y a la vez no, es algo tan estúpido… tan irreal. No me doy cuenta y estoy metida en su perfil de twitter. Ahora mismo suena Numb de Linkin park. ¿Llegará el día en el que ya no sienta nada? Que ya no sienta ni dolor... Veo sus últimos tweet, los tweet del chico de twitter, es un poco estúpido ya que ni siquiera se su nombre.

“Por favor, vuelve a hablarme”
“¿Por qué tienes que ser tan jodidamente complicada? Me poner nervioso.”
“Lo siento, no quería decir eso. Me encanta que seas complicada, por eso eres especial, no eres fácil como las demás.”

Ojala esos tweet fueran para mí y no para su novia, que es lo más seguro. Me gustaría saber el twitter de su novia, para ver como ella responde a sus no-menciones.

Justin.

¿Mirará Grace mi twitter todavía? Eso espero, porque mis últimos tweet van para ella. Pero no ha respondido a mis no-menciones como antes… Quizás esto sí que está muerto, quizás ha acabado de verdad y yo soy el tonto que intenta animar un fuego apagado. Miro sus últimos tweet, aunque creo que los sé de memoria, pero siempre los leo de nuevo esperando ver un “Justin, volvamos a hablar.” Aunque sería raro, ya que ella no sabe mi nombre. Pero yo el suyo si, porque la llevo leyendo o acosando durando twitter durando un tiempo.

En mi cuarto suena Say you, say me de Lionel Richie. Sé que ella y yo haríamos una buena pareja, pero ella no lo sabe, ya que algunas veces no nos damos cuenta de que hay gente a nuestro alrededor que se preocupa por nosotros. Pero si ella cree que deberíamos dejar de hablar, es porque es lo mejor… No, no, no es lo mejor. Ella se equivoca.

Por Dios, Justin, para, te estas comiendo la cabeza por una chica que ni siquiera has visto en persona, que ni siquiera has visto en una foto. Pero aun así, sé que tiene que ser hermosa, porque una persona como ella no puede ser fea. Bueno, ni ella ni nadie, todos somos perfectos a nuestra manera.

- Justin.

Pero ella lo es aún más.

- Justin.

Si, ella sufre pero aun así es perfecta.

- ¡Justin!- grita alguien y algo me golpea en mi cabeza.
- Auch- llevo mi mano detrás de mi cabeza.

Levanto la vista de mi móvil, me doy la vuelta y veo en mi cama a Cesar, en su mano lleva un guante de béisbol, me giro y detrás de mí en el suelo hay una pelota de béisbol, me agacho y se la lanzo.

- ¿Qué pasa tío?- pregunto.
- Pues no sé, que llevas como unos diez minutos mirando al móvil como un tonto.

Miro mi móvil y lo dejo en la mesa tan rápido como si quemara.

- Me estoy volviendo loco- digo en un suspiro.
- ¿Por algo o por alguien?- me pregunta subiendo una ceja.
- Por nada.
- Entonces es por alguien- dice sonriendo.
- No.
- Si, porque has dicho nada, no nadie.

Le miro y de la forma en la que lo miro el ríe. Mis ojos me han delatado.

- ¿Quién es tío?- me pregunta.

Él sabe que lo mío con Daisy es más falso que una rana con melena.

- No pasa nada, Cesar, sabes que si pasara algo te lo contaría.
- Eso espero, Justin.

¿Qué tiene ella que hace que le tenga que mentir hasta a mi mejor amigo? Por Dios, esto no es nada sano.

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Sé que es corto y que no tiene nada en especial, pero ha estas horas no me podía permitir escribir dos y subirlos, así que escribiré ahora otro y lo subo mañana, estar atentas.

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Capítulo 5



Grace.

Me despierto cansada, como si no hubiera dormido en toda la noche, como si una manada de elefantes hubiera pasado por mi cuerpo rompiéndolo en pedazos. Me levanto de la cama y me visto, un jeans oscuros y un jersey beige que casi me sirve de vestido, mis converses negras y estoy lista. Meto los libros que toca hoy en la maleta y salgo de mi cuarto.

- Buenos días- dice mi madre- Ayer dormiste pronto ¿no?
- Si, bueno, estaba cansada.
- Sabes que si vuelves a no poder dormir, nos lo dices y volvemos a ir al médico.
- Estoy bien mamá- digo mientras voy al cuarto de baños para arreglarme, lo que puedo.
- Tienes el desayuno en la mesa.
- Ahora voy.

Mi madre me deja tranquila y puedo echarme colonia y peinar mi melena tranquila. Salgo del cuarto de baños y voy a la cocina, cojo una manzana.

- Mamá, voy tarde, he cogido una manzana. – se la enseño.
- Vale- me sonríe.

Espero el ascensor y bajo, ando unos cuantos pasos y en la primera basura que encuentro tiro la manzana. Mientras avanzo hacia la escuela saco el móvil, entro en twitter, no sé lo que espero que pase. Miro mis menciones, no hay nada sobre él… Busco su cuenta y entro en su perfil, busco su último tweet.

“¿Se puede extrañar algo que jamás estuvo entre tus manos?”

Niego con la cabeza y salgo de su cuenta. Me gustó hablar con él, hasta que las cosas fueron demasiado lejos, hasta que empezó a jugar conmigo. Pongo un tweet.

“Yo no soy un videojuego, no puedes jugar conmigo.”

Guardo el móvil en mi bolsillo y voy hacia la escuela, nunca cojo el mismo camino que cojo cuando vengo, por la mañana siempre voy por un sitio más corto, ya que no me gustan las mañanas. Ya que cada mañana es el principio de un nuevo día, el principio de otro sufrimiento. ¿Algún día el sol dejará de salir lo que indicará el final de esta vida? Algunas veces me asusto de mis pensamientos, algunas veces no los controlo.

Llego a la escuela, hay gente fuera fumando, lo intenté, intenté fumar pero no era lo mío, odio el olor que te deja en la ropa, en las manos y en la boca, es asqueroso. No me miran mientras paso por delante de ellos, como si fuera un fantasma, ojala lo fuera. Entro dentro del edificio, voy hacia mi clase, allí están mis queridos compañeros, me pregunto cuantos acabarán en la cárcel. En una esquina veo a la gente con la que me suelo juntar, dejo la mochila en mi mesa, cojo aire y sonrío, voy hacia ellos.

- Hola Grace- dice Sabrina, es la más simpática, pero es una falsa.
- Hola- digo sonriendo.

Elsa me saludan con la mano y justo un instante después es como si no estuviera ahí, vuelven a hablar como si nada.

- ¿Sabes lo que me dijo ayer Lucas?- pregunta Elsa.
- ¿El qué?- dice Sabrina.
- Que no quería tener nada serio conmigo, pero que si alguna vez me necesitaba que me iba a llamar.
- ¿Y qué le dijiste?- pregunta Sabrina.
- Es que tía, está buenísimo… Le di mi móvil para que me llamara.

Elsa, una zorra. Nos quejamos de que a las chicas no se nos respeta, pero es por chicas así. Viene Paul, un chico rubio de ojos azules, él me gustaba cuando yo era pequeña, hasta que me di cuenta del monstruo que yo era y además, empezó a salir con Sabrina.

- Hola cielo- dice Paul y la besa.

Luego me mira a mí, creo que no le gusta que este aquí, creo que es porque si ven a su chica conmigo la tomarán por rara y a nadie le gusta eso. Bajo la mirada al suelo.

- Bueno, voy a mi sitio, que tengo que terminar unos deberes de historia…
- Vale- dice Elsa.

Y yo voy a mi sitio, me siento y saco las cosas de historia, aunque no tenga nada que hacer. Miro a Sabrina, que está comiéndole la boca a Paul y Elsa la mira. Tengo mi leve sospecha de que Elsa es lesbiana y que es una zorra porque no quiere aceptarlo, ¿lo mejor? Que creo que le gusta Sabrina. Nadie se libra, todos ocultamos algo en nuestro interior.

Toca el timbre y todo el mundo se sienta y como es normal, nadie se sienta a mi lado, no recuerdo un año en el que yo tuviera compañero, quizás en parvularios pero como es normal, no me acuerdo de esa época. Entra la profesora de literatura, es alta y delgada como un palo, siempre recoge su cabello en un moño, su cabello es un chocolate con leche. Es guapa, ¿lo qué más envidio de ella? Sus piernas.

Saco mi libro de literatura y el cuaderno. Empiezo a prestar a atención a la clase, pero se me hace imposible, acabo dibujando un monstruo en la esquina de mi libreta. Y así pasan las 3 siguientes horas. Luego llega el recreo, bajo con Sabrina y Elsa. Nos sentamos apoyadas en la pared.

Antes Sabrina, Elsa y yo éramos buenas amigas, las mejores, nos sentíamos súper unidas, pero crecimos, cambiamos y nos separamos. Ellas conocieron a nuevas personas, yo no, pero aun así, en la escuela aparentamos como si siguiéramos igual que siempre. Ellas lo intentan con más fuerza, yo no, ¿de qué sirve aparentar que todo sigue igual cuando todo está roto?

Saco mi teléfono, miro mi twitter, mis menciones… Nada. Aunque eso es lo que quiero ¿no? Las cosas a distancia nunca son reales. Miro su twitter, no ha puesto nada. Suspiro. Guardo mi móvil e intento prestar atención a lo que dicen.

- Pues sí, el sábado hay una fiesta y puede ir quien quiera.- dice Sabrina.
- Ah, qué bien, podríamos ir juntas. Que te parece…- noto que me mira y no termina la frase, sabe mi respuesta.
- Yo es que voy con Paul…- dice Sabrina.
- Ah, bueno, pues… a ver si encuentro a alguien.- dice Elsa, noto la mirada de desilusión en sus ojos, me fijo en los pequeños detalles, siempre.

Suena el timbre, se ha acabado el recreo. Paul se acerca a nosotros y le hace una seña a Sabrina para que vaya hacia ella. Sabrina se levanta y se despide de nosotras con la mano. Elsa suspira y baja la mirada.

- Elsa…- empiezo a decir, susurrando.
- ¿Si?- dice levantándose, yo la imito.
- ¿Quieres que te acompañe a la fiesta?

No sé porque lo he dicho y la verdad es que ojala me hubiese callado.

- ¿Tú? ¿Grace? ¿En una fiesta?- ríe.
- Es que he notado como mirabas a Sabrina y sé que quieres estar allí, con ella.

Ella se coloca enfrente de mí, me mira a los ojos desafiantes.

- No es lo que tú crees.

Me asusto, no me gusta que a gente esté tan cerca de mí, cuando más cerca están, es más fácil ver mis imperfecciones, que no son pocas.

- Yo no he dicho nada.- digo con un susurro y me obligo a tragar saliva- Solo me estoy ofreciendo para acompañarte a la fiesta.

Ella me mira de arriba abajo, esas miradas me hacen sentir incomoda.

- ¿Qué te traes entre manos?
- Nada y por favor, Elsa, sepárate, me estoy poniendo nerviosa.

Ella lo hace.

- Siempre has sido la rara…- me dice.

Me encojo de hombros.

- ¿Qué dices entonces?
- Vale. ¿Te sigues acordando de mi casa? –Me pregunta y asiento con la cabeza- Allí a las 7 el sábado, intenta arreglarte.

Y se va hacia la clase, yo me maldigo todo lo que puedo y más. ¿Por qué me tiene que dar pena la gente? ¿Por qué no puedo ver a alguien sufrir cuando a nadie le importa que yo sufra? Ya no hay nadie en el patio. Voy a llegar tarde a clase. Saco mi teléfono y pongo un tweet.

“Decir algo y al segundo querer retirarlo.”

Ahora el sábado tendré que ir a una fiesta, mi primera fiesta. Tengo miedo.

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La cosa va lenta, pero dentro de unos capítulos ya va ser todo mejor. Jo, gracias por suscribiros al blog y comentar.

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Capítulo 4


Antes de nada quiero  decir una cosa, en el primer capítulo era viernes y en el 3º  Jusitn iba a la escuela, fue un fallo técnico  así que es como si entre el capítulo 2 y 3 hubiera pasado un fin de semana. ¿De acuerdo? Lo siento.


Grace

Llego a mi casa tras una mañana agotadora en la escuela. Llovió, así que dejo mi paragua mojado en el paragüero, dejo mi maleta en mi cuarto y voy a la mesa a comer o eso creen mis padres. Ellos están hablando, mi padre le cuenta como le fue en el trabajo y mi madre le dice cómo le fue en el suyo, como si el viernes no hubiese pasado nada y quizás eso me enfada, por qué… ¿cómo es que estaban fatal y ahora como si nada? Bueno, no me puedo quejar cuando yo soy un claro ejemplo de eso.

- Hola cariño- me dice mi madre.
- Hola- digo sonriendo.

Me siento en la mesa, en mi plato hay espaguetis con salsa de tomate y de repente siento ansias y ganas de vomitar, creía que ya había superado eso pero no, cuanto más fuerte nos creemos más débiles somos. Gracias a Dios siempre hay ensalada en la mesa, mis padres hablan y no me prestan atención, así que pincho dos veces en la ensalada, remuevo mi plato de espaguetis y cuando no me miran, llevo el plato corriendo hasta la cocina.

- ¿Ya terminaste?- pregunta mi padre a gritos.
- Si- le grito mientras tiro los espaguetis a la basura e intento ocultarlos.

Meto el plato en el fregadero y me voy a mi cuarto a encerrarme. Busco por mis cajones el bote de pastillas, no sé dónde lo guardé la última vez. Lo encuentro en el cajón de cosas varias, son relajantes para el estómago, así no tengo tantas ansias, tomo una, ya no me hace falta ni agua de lo acostumbrada que estoy.

Me siento en la silla y respiro, poco a poco me voy sintiendo mejor, ¿algún día me podré sentir bien conmigo misma por méritos propios? ¿Sin hacer nada? Como cada día, me conecto en mi cuenta de twitter, me han seguido varias personas más, otras me han dado RT. Pero mis ojos buscan algo, algo que no encuentro, una mención de él.  Sin pensarlo, me meto en su cuenta, este fue su último tweet.

“Consejos que llegan tardes.”

¿Tendrá que ver conmigo? No, no, deja de ilusionarte Grace, ese chico no tiene por qué estar pensando en ti todo el rato, eres una chica más de twitter. Acabo en sus fotos, hay varios videos de canciones, unos de Michael Jackson, algunos de Usher… No tiene mal gusto, hay varias fotos de él, algunas son de unos amaneceres, pero una foto me llama la atención, es él con una chica. La chica es rubia, de ojos azules y piel lisa, perfecta, esta vestida como una animadora y él, el chico de twitter, (por cierto, no sé sus nombre) tiene una mano por su cintura, la chica está mirando a la cámara con la mirada, que yo supongo, que será su mirada sexy y él está sonriendo. Será su novia, es lo primero que pienso y lo más normal, pegan tanto juntos… Miro el tweet que puso junto a la foto y es:

“¿Falsas sonrisas? Soy todo un experto”

Me quedo un poco pillado, ¿por qué tendrá él que poner falsas sonrisas? ¿Cómo un chico tan guapo puede tener que fingir estar feliz? Su vida debe de ser fácil, tiene una novia, tiene gente que le quiera… ¿qué más puede necesitar? Vuelvo a mirar la imagen y me quedo atrapada en su mirada, él mira a la cámara, sonríe, sus ojos son de un color miel preciosos, te llama, te atrapan. Bajo mi mirad a su sonrisa, preciosa, nadie diría que es fingida.

Vuelvo a ir al apartado de menciones de mi twitter, lo busco y lo encuentro, hace dos minutos.

“No, no te equivoques. Soy un caballero pero no uso mi espada para romper corazones, la uso para defender a las princesas.”

Rio y niego con la cabeza.

“Si estás buscando una princesa, ve a buscarla a otro lado porque aquí estás perdiendo el tiempo.”

Él quiere una princesa, como la chica de la foto, no como yo. Aunque no sé de qué me sorprendo, todo el mundo quiere princesas, de esa de los cuentos. Cierro la pantalla de mi ordenador y a los segundo entra mi madre para decirme que se va, su voz hoy suena más viva,

- Ten cuidado.- le digo.
- Por supuesto.

Me besa en la frente y se va. Yo vuelvo de nuevo a mi mesa, saco las cosas del colegio, pongo música en mi ipod en aleatorio, Pompeii de Bastille. Cierro los ojos, la música entra por mis oídos y ya me noto preparada para todo o por lo menos, casi todo. Hago los ejercicios que tenía que hacer. La música hace que mantenga mis pensamientos a raya. Los termino, son las 5 y media, apago la música y me pongo a estudiar. Me subo a mi cama y me voy cambiando de posición hasta que consigo una cómoda, primero me siento y pongo el libro en la cama, me duele el cuello, me tumbo y estoy cómoda, estudio.

Cuando me doy cuenta, es decir, cuando abro los ojos, estoy a punto de babear sobre mi libro de historia. Me doy por rendida en mi hora de estudio y apoyo mi portátil en la almohada, pongo música de mi spotify, Gypsy de Suzanne Vega. Vuelvo a iniciar sesión en mi twitter y pongo un tweet con un trozo de la canción.

“Nosotros, extraños, nos conocemos ahora.”

Busco por mi TL un buen tweet y le doy RT. Me pican los ojos, tengo sueño, son las 8, dormí como cosa de dos horas y eso será lo que duerma en lo que queda de día. Quizás si algún día me pusiera maquillaje y me tapara estas ojeras alguien se fijara en mí. Me voy a mis menciones, una chica me dice que sabe de qué canción es  el tweet que puse y le digo que esta genial la canción, no me vuelve a responder. Miro debajo de esa mención y encuentro uno de él.
“Busqué princesas en los cuentos de Disney y eran demasiado artificiales, yo quiero algo más natural, algo como tú.”

Y en ese momento me hubiera gustado volver al viernes, no haber hecho los facts, que él no me hubiese hablado. Así yo viviría mi aburrida y estúpida vida, pero por lo menos, no tendría a alguien que va diciendo tonterías y cosas absurdas. No me gusta ser borde, pero a veces esa es la única forma de proteger tu corazón.

“Déjalo, enserio, deja de decir esas cosas.”

Espero unos segundos, las uñas chocan con mi mesa. Me responde.
“Yo… No sé qué he hecho mal, lo siento.”

Y otra vez yo soy la culpable, yo siempre tengo que hacer las cosas mal, siempre tengo que joderlo.

“No eres tú, soy yo, no me gusta todo esto, lo siento no sirvo para estas cosas.”

Y cierro mi cuenta de twitter, apago mi ordenador lo pongo en una esquina de la mesa, lo más lejos de mi posible. Pongo los codos sobre la mesa, apoyo mi cabeza en mis manos y cierro los ojos. Hay gente que sirve para cantar, otras para escribir, algunas para dibujar, yo soy especialista en destrozar los momentos. Por lo menos tengo un talento ¿no?

Hoy quiero dormir, son casi las 9 pero no quiero soportarme una noche entera. Busco mis pastillas para el insomnio, me tomo una, la cantidad necesaria. Y me tumbo en la cama, justo cuando está haciendo efecto la pastilla, noto como mi madre entra en mi cuarto.

- ¿Grace?- pregunta, ya no puedo responderle- Dulces sueños.
Justin

Miro la mención suya, una vez, otra, otra vez. La miro mientras me visto después de salir de la ducha, pero nada cambia, dice lo mismo. No la entiendo y quizás lo hizo con esa intención. Creo que no quieren que la entiendan, prefiere permanecer en la sombra, donde nadie sabe quién es. Me tiró en la cama, mirando al techo. Pero qué digo, si ni siquiera yo la conozco, no sé nada de ella, solo lo que deja ver por twitter. Pero aun así, algo me dice que no me de por rendido, que ella va a ser importante en mi vida. Mi madre entra en mi cuarto.

- Hijo, ¿vas a querer cenar?- me pregunta.
- No mamá, no tengo hambre.
- ¿Estás bien?- dice y se acerca a mí.
- Si, mamá, es solo que no tengo hambre.
- Bueno… Si te encuentras mal, no vayas mañana.
- Vale- sonrío y ella se va más tranquila.

Me remuevo en la cama, miro al móvil, su mención sigue ahí, no sé cómo responderle… Quizás no quiere que la responda, quizás todo acabó ahí… ¿no?

Me vuelvo a remover en la cama, dándole la espalda a mi móvil, cierro los ojos y empiezo a cantar en mi cabeza la nana que mi madre me cantaba de pequeño, Farewell and Goodnight de The Smashing Pumpkins. Recordar cosas de cuando yo era pequeño me relaja, en esa época nada era importante para ti, bueno si, lo importante era no perderte un episodio de tu serie favorita. Sonrío. No como ahora, que mi problema es que una chica de twitter no quiere que le vuelva a hablar. Las cosas cambian, muchas veces a peor y pocas veces a mejor.

Puede que te abrace durante una larga noche de invierno y te salve de tu soledad, dice la canción.

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Voy a subir el 5.
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Gracias.

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