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Capítulo 3



Justin

Lunes.

Estiro de los cordones de mis deportivas y muevo los dos pies, están bien sujetos. Miro al frente. El sol está empezando a asomarse por el mar pero todavía no está listo para salir, pero yo si estoy listo para correr. Busco una canción en mi ipod, Billie Jean del gran Michael Jackson. Entonces empiezo a correr por el paseo. Hace frio, cuando expulso aire es como si fumara, una nube blanca se coloca delante de mi boca. Pero yo llevo camiseta de tirantes blancas y un pantalón negro de baloncesto, es que mi cuerpo no entiende el frío.

Llevo haciendo esto todo mi vida, lo de correr cada mañana, lo hago desde que mi abuelo murió. Mi madre y yo vivíamos con él, era una persona muy sana y me cuidaba, así que cuando murió me sentí desprotegido y desde ahí no he vuelto a dormir por las noches, ya que no estaba él para protegerme.
Estoy acostumbrado, correr no me cansa.  Aun que tengo la música a un buen nivel, todavía escucho las olas chocar contra unas rocas. Sonrío. Amo ese sonido. Empiezo a notar como el sudo baja por mi frente y por sus laterales. Consigo llegar al final del paseo, hago unos cuantos estiramientos, bebo agua de una fuente que está casi congelada.

Hago unas cuantas flexiones. Hasta que el sudor empieza a impedir que abra los ojos y me incomoda. Vuelvo a ir corriendo hasta donde empecé.

Llego, con el aliento un poco agitado. Voy hasta colocarme enfrente del pequeño acantilado que da a la playa, me siento en la valla y respiro. Sin estas pequeñas cosas yo no sé cómo sobreviviría. Suena la alarma en mi ipod, son las 7. Llevo desde las 6 aquí, parece mucho, pero no me quiero ir a casa.  Aun así, me voy.
A las 7 y cuarto llego a casa, me voy corriendo de puntillas a mi habitación, me quito la ropa, me pongo el pijama, me quito el sudor con una toallita y me meto en la cama. Cierro los ojos y

Tiriiiin, Tiriiiiiiiiin.

Mi despertador. Espero unos segundos y lo apago. Me quedo en mi cama y mi madre abre la puerta.

- Venga Justin, a clase.

Ve que no me muevo y se acerca.

- ¿Justin?
Me quedo quieto sonriendo, tapado por la sábana. Mi madre me empieza a hacer cosquillas por encima de la sabana.

- ¡No! ¡Cosquillas no!- digo riéndome.
- Pues no te hagas más el dormido y levántate a la primera.

Me siento en la cama y le doy un beso en la mejilla.

- Sabes que me encanta que me despiertes así.- le digo.
- Claro, pero el año que viene cuando vayas a la universidad no voy a estar yo allí.
- No, dices, claro que sí, yo te llevo.
- Anda tonto, despierta y dúchate que hueles a perro muerto.

Sonrío y mi madre se va. Me levanto de la cama y voy directo al cuarto de baño pero la puerta está cerrada.

- ¡Abuela, mueve ese culo o llegaré tarde!

Mi madre pasa a mi lado y me mata con la mirada, yo le sonrío. A los segundos mi abuela sale del cuarto de baños.

- Pattie, a este niño hay que enseñarle modales ¡eh! ¿Crees que se puede hablar así a una persona mayor?- dice apuntándome con el dedo.
- No- le digo.
- ¿Entonces porque me hablas así?
- Porque no eres una persona mayor, sí hasta colarías por la hermana gemela de Beyoncé- digo mirándola de arriba abajo.
- Anda, cállate Justin- dice ella riendo.

Le doy un beso en la mejilla y entro en el cuarto de baños. Rápidamente me quito la ropa y me meto bajo la ducha, al principio está algo fría pero mejor, tengo un calor. Empieza a ponerse calentita y de repente se pone fría, grito porque no me lo esperaba y cuando el agua vuelve a ponerse caliente vuelvo a gritar. Me callo y oigo las risas de mi madre y mi abuela.

- ¡Os vais a enterar cuando salga!- chillo.

Escucho de nuevo sus risas y eso es lo que me llena, escucharlas reír, saber que aunque han pasado por cosas horribles todavía ríen. Me termino de duchar y salgo. Me pongo una toalla en mi cintura y voy a mi cuarto a vestirme. Me coloco un pantalón vaquero, una camiseta de mangas largas negras y encima mi chaqueta de cuero, arriba me pongo una chapa que lleva escrita el nombre de mi abuelo, fue suya. Me coloco mi gorra, con la visera hacia atrás. Voy hacia donde están las dos mujeres más hermosas que conozco. Cojo mi manzana cortada, gracias a mi madre y me la como mientras ellas hablan de lo que van a hacer, de vez en cuando me miran, temen la forma en la que les pueda devolver la broma, sonrío.

- Bueno, me voy- digo mientras me levanto.

Beso a mi abuela en al frente y a mi madre en la mejilla.

- ¿Sabes que nos están haciendo sufrir?- dice mi madre.

Cojo la mochila y antes de salir de casa grito:

- ¡Lo sé!

Busco las llaves del coche y lo saco del garaje. Menos mal que tengo coche, si no, llegaría tarde a todos los lados. Al final acabo llegando a su casa a tiempo. Paro el coche y ella sale de su casa, arreglándose el maquillaje, demasiado para mi gusto. Abre la puerta y entra, le sonrío y me acerco a ella.

- No, no me beses, que se está secando el pintalabios.
- De acuerdo- digo mientras miro al frente y arranco el coche- Hay veces que creo que solo me quiere por el coche. Daisy
- No digas bromas, Justin- ríe ella.

Pero no es una broma, el coche es una de las cosas por las que está conmigo. Mientras conduzco, ella se arregla su melena rubia.

- ¿Y qué tal ayer?- le pregunto.
- Bien, en el ensayo de animadoras.
- Aja…

Odio nuestras conversaciones, las pocas veces que las tenemos.
Llego a la escuela y aparco el coche. Ella sale primero y es tan corta la falda vaquera que lleva hoy que le veo la braga rosa. Es tan estúpida.

- Hoy no llevas el uniforme ¿y eso?- le pregunto.
- Es que las chicas vamos a ir a comer después de clase.
- Ah.

Y mientras avanzo hacia clase, ella me agarra la mano, claro, ahora si, ahora todo el mundo nos está viendo y ella necesita que vean que la relación de la capitana de las animadoras y el capitán del equipo de baloncesto va genial. Una relación más falsa imposible, pero todos nos admiran y somos la pareja más deseada del centro. Miro a mi alrededor, todos nos miran. Decido sacar mi teléfono, antes de entrar en el infierno.

Entro en mi twitter, no pude entrar desde el viernes. Gracias a Dios nadie sabe que tengo uno, allí puedo ser yo mismo, no tengo que fingir que amo a mi novia. Miro mis menciones y ella me respondió, ayer me animé a hablarla, he estado viendo su perfil tanto tiempo que decidí hablarle. Cuando leo su respuesta me quedo un poco en shock. ¿Molestar? Pero si yo…

“No te conozco de nada, dudo que estemos en el mismo instituto. Enserio… no sé qué imagen tienes de mí, pero yo no soy así.”

Me da por meterme en su perfil, leo sus últimos tweets… ¿Yo causé eso? ¿Fue mi culpa que se sintiera así? Pongo un tweet.

“Déjame demostrarte que puedo ser un caballero.”

Entonces una voz un tanto chillona, hace que deje de pensar en Grace… Ayer por fin supe su nombre.

- ¡Justin! ¿Qué haces?- dice Daira queriendo mirar mi teléfono.

Lo bloqueo y lo escondo en mi bolsillo.

- Nada cielo, anda, entremos.
- Si- dice ella sonriendo.

Y antes de entrar, ella decide que es la hora de besarme. Yo acepto el beso, no tengo otra cosa que hacer, no puedo hacer nada, esta es la vida que tengo que llevar para que todo el mundo se sienta cómodo. ¿Y con ella? ¿Cómo sería mi vida con Grace? Nos parecemos tanto. Mi móvil vibra. Sé que ella me ha respondido.

“Dicen que no hay que juzgar un libro por su portada…” me ha respondido.

Sonrío.

“Y menos aún si ese libro va a ser tu favorito” le respondo.

Está a punto de que suene el timbre para entrar a clases, pero no puedo despegarme del móvil y como me pillen me lo quitan. Vibra, es ella.

“¿Y cómo sabes que va a ser mi favorito?” me responde.
“Lo será.” Le respondo.

Suena el timbre. Me meto corriendo en su perfil y llego a ver un tweet suyo.

“Los caballeros también saben romper corazones.”

Es por mí, lo sé. Antes de poder poner un tweet respondiendo a ese, un amigo mío me choca en la espalda, haciendo que se me caiga el teléfono.
- ¡Eh!- le digo.
- ¿En que estas tan absorto, Justin?- dice Cesar.

Por suerte, él sí que es un amigo de verdad.

- Nada-digo recogiendo el móvil del suelo.
- Sea lo que sea, que no te coma mucho la cabeza.- dice colocando su mano en mi hombro y empujándome para la clase.

¿Y si es demasiado tarde para ese consejo?

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Vale quizás no habéis flipado, pero es que me hacía ilusión subir uno de Justin y es muy adorable hvevjyvehtjjehrvjy

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Capítulo 2


- ¡La cena está en la mesa!

Ese fue el grito que me despertó de mi mirada perdida. La libreta estaba debajo de mi codo, no había conseguido hacer ningún ejercicio y la verdad es que no sé por qué… Mi mirada se había perdido en la nada, mi cabeza había estado en blanco. Creo que me dormí, pero no lo recuerdo, aunque eso es normal. Es una mierda tener los horarios cambiados, es una mierda no poder dormir por las noches.

Ahora me acabo de dar cuenta de lo oscuro que esta mi cuarto. Me levanto de la silla, cojo el mechero verde de mi caja de mecheros y empiezo a encender las velas de toda mi habitación.

- ¡Grace! ¡La cena!- vuelve a gritar mi madre.
- ¡Ya voy!- grito.

Pero ojala no tuviera que ir, ojala pudiera quedarme en mi cuarto. Aun así, dejo el mechero en la caja y salgo de mi cuarto. Mis padres están esperando, hay dos pizzas en medio de la mesa. Esta vez no me quejo sobre la comida, ya que como no he oído llegar a mi madre supongo que acabará de llegar y habrá traído la comida directamente del trabajo. La miro mientras me siento, ella me mira y sé que es así. Hay veces que odio saber que esta pasando cada minuto. Aparto el trozo de pizza que me voy a comer y mis padres empiezan a comer.

- ¿Hiciste los ejercicios?- pregunta mi padre.
- Sí.- respondo mientras miro hacia la pizza.
- ¿Todos?
- Si, papá.
- Así me gusta cielo.

Levanto la mirada y sonrío. Pego unos cuantos mordiscos a mi pizza, es cuatro quesos, demasiado grasienta, noto el aceite como se queda a cada lado de mis labios. Con todo mi esfuerzo consigo comerme una porción. Entonces me levanto de la mesa.

- Tengo que ducharme.
- No has comido nada, cariño- dice mi madre.
- Merendé, mamá. Un tazón de cereales de esos de chocolate.

Ella me sonrío. ¿Sabrá que le miento? Creo que si, mi madre no es tonta. Directamente me voy hacia el cuarto de baño, cierro la puerta con pestillo y abro los grifos de la lluvia para que empiece a caer el agua. Empiezo a desvestirme. Odio el tacto de la ropa mientras cae, odio que me deje al descubierto. Creo que sin ropa somos los seres más vulnerables del planeta. No tenemos caparazón que tape nuestros defectos, así, sin ropa, somos libres para ser conocidos. Y yo odio que me conozcan, no quiero que tengan nada que puedan usar contra mí.

Estoy sola en el cuarto de baños, no hay nadie más y la puerta está cerrada con el pestillo, pero aun así, me tapo con mis brazos. Meto primero el pie derecho y luego el izquierdo. Odio las duchas. Estar tantos minutos conmigo misma en un espacio cerrado es horrible. Estamos en noviembre y hace frío  así que al tener el agua caliente al máximo, el cuarto de baños se empieza a llenar de vapor de agua, me empiezo a agobiar.

Termino corriendo de ducharme, me coloco el albornoz y salgo corriendo a mi habitación. Ya mi casa está en silencio, mis padres están en su cuarto, no se escucha nada. Mañana será un nuevo día. Me encierro en mi cuarto, me pongo el pijama y nada más que puedo me siento y enciendo el ordenador. Me conecto a twitter. Busco su mención y le respondo.

“Oh, lo siento. No estoy acostumbrada a que me hablen chicos.”

Espero un minuto. Refresco la página. Me muerdo la uña de mi dedo índice. No me ha respondido. Entonces decido centrarme en los ejercicios, hago los de matemáticas, los de inglés y los de física y química. Eran fáciles. Vuelvo a mirar mi twitter. Refresco la página y veo que me ha respondido.

“Eso es extraño… “

¿Nada más? ¿No ha puesto nada más? Miro la pantalla, vuelvo a leer el mensaje y me doy cuenta de que mi pierna no ha dejado de moverse, estoy nerviosa. Si me pongo así al hablar con un chico por Internet  no me quiero imaginar cómo me podría en persona.

“¿Por?” Le respondo.

Entonces entro en su perfil. Sí, soy muy cotilla. Veo que ha RT varios tweet sobre chistes y su último tweet fue este.

“Buenas noches a todos, especialmente a aquellas chicas que no suelen hablar con chicos y nos toman por chicas. Dulces sueños.”

Por unos segundos me pongo roja. Tapo mi boca por un instinto y… ¿sonrío? Pero al segundo pienso en borrar todos los tweet de nuestra conversación, quizás él se estaba simplemente riendo de mí. Bajo la pantalla de mi ordenador. Me quedo sobre mi cama, tumbada. Coloco los auriculares sobre mis oídos y dejó que la música haga su típico efecto de analgésico en mi cuerpo. Pongo aleatorio.

Won't go home without you  de Maroon 5

Cierro los ojos y pienso en que sería hermoso dormir ahora mismo, dormir escuchando música y lo intento con todas mis ganas, pero no. Abro los ojos y sigo sin sueño. Me doy rendida con la música. Hay veces que ni la música ayuda. Me levanto de mi cama, me pongo mi sudadera negra que me sirve casi de vestido y me dirijo a mi cocina. Como cada noche. Como cada día. Hago una taza de café bien calentita. Mientras se calienta, voy a mi cuarto y busco mi bocadillo que mi madre hizo para que lo comiera en el recreo, vuelvo a la cocina. Cojo mi taza de café, dos cuencos y una botella de agua. Voy hacia la puerta y con la boca consigo coger mis llaves. Abro la puerta con el codo y salgo de mi casa con cuidado.

Espero el ascensor y bajo. Cuando ya estoy en la planta baja salgo, me siento en el bordillo de mi portal y preparo los cuencos, desmenuzando mi boca en uno de ellos. Tan solo espero unos segundos y ahí viene. Mi gata. Se llama mini, se lo puse porque cuando la encontré era muy chica y casi la confundí con la oscuridad de lo negra que es. Ella se acerca a mí y con su cabeza acaricia mi pierna. Le toco la cabeza.

- ¿Cómo estas pequeña?

Ella maúlla.

- Espero que bien. Anda, come- digo mientras muevo los platos para que los vea.

Casi todo el dinero que mis padres me dan todos los fines de semanas cuando creen que salgo van para esta gatita. La llevo a veterinarios y la alimento. Esta ciega de un ojo, al parecer cuando nació, la madre se olvidó de ella y la abandonó. Mini se buscó la vida por sí  sola, pero no sé cómo, otro animal se peleó con ella y la dejó ciega. Por eso nadie la quiere. A las personas no les suelen gustar la gente que somos diferentes.

- No sé qué harías sin mi ¡eh!- digo acariciándola mientras come.

Ella me mira mientras come y me pestañea. Creo que me entiende y es la única. Termina de comer y va al otro cuenco, le hecho agua y ella espera pacientemente. Es adorable. Le sonrió. Ella me mira, tuerce su cabecita y luego bebe. Ella es la única que me hace sonreír.

- ¿Sabes? Hoy conocí a un chico. Bueno… -río- lo he conocido por twitter.

Solo escucho el lametazo de su lengua para beber, no se escucha nada más.

- Parece majo. Pero creo que se está riendo de mí.

Ella deja de beber y se sienta delante mí, mirándome a los ojos, como si me estuviese preguntando por qué.

- Es que… ¿por qué si no iba a ser tan amable conmigo?

Mini levanta su pierna y la lame.

- ¿Crees que me estoy montando un drama yo sola?

Ella me mira.

- Tus miradas lo dicen todo, mini.

Me acomodo en el portal, me bebo el café de un trago y ella viene hacia mí, dejo que se suba y se acomode en mi estómago.

- Sabes donde esta blandito ¡eh!

Le acaricio la cabeza por un tiempo, mucho tiempo. Abro los ojos, he dormido. Miro la hora, son las cuatro de la madrugada. Mini ya no está sobre mí, pero cuando toco mi sudadera y noto que todavía esta calentita sé que no hace mucho que se fue. Siempre se va antes de que yo despierto, creo que no le gustan las despedidas. Ella jamás ha querido subir a mi casa, ella vive en la calle. Creo que no se sentiría bien en un espacio cerrado, ella es un alma libre.

Recojo todas las cosas y subo de nuevo a mi casa. Queda una hora para que empiece a haber movimiento en mi casa. Queda una hora para que mi padre se despierte para ir a trabajar y quedan dos horas para que mi madre se despierte para despertarme a mí y para irse a trabajar. Creo que va a llegar el día en el que hasta sepa en qué hora, minuto y segundo pasa cada cosa de mi vida.

Es irónico, porque me quejo de la monotonía, pero no sé qué haría si mi vida cambiara.

Me tumbo en la cama y cojo mi móvil. Inicio sesión en mi twitter  voy rápida a mis menciones, me ha respondido.

“Porque creo que eres el tipo de chica por el que todo chico se volvería loco”

Me quedo unos segundos en silencio. Listo, me está tomando el pelo, como cualquier persona. Estoy harta de esto, de que me amarguen todo por ser una chica delicada.

“Busca a otra chica a la que molestar, me harté. ¿Qué? ¿Estás en mi case? Es eso, ¿a qué si? No te basta con molestarme en persona”

Y listo. Se lo envío, espero unos segundos. Él no responde, lo pillé. Tiro el móvil lo más lejos de mi cama que puedo. Noto como mis fracciones se ponen tensas y mi visión se pone nublosa. Me dejo caer de lado en la cama y cuando toco la almohada con mi cara, noto las lágrimas bajar por mis mejillas, las del ojo derecho chocan con mi nariz pero las del ojo izquierdo tienen el camino libre.

Cada vez que lloro me sorprendo, ¿cómo puedo seguir llorando? ¿Habrá algún día que me quedaré sin lágrimas?

Busco con mis pies mi teléfono y lo consigo arrastrar hasta mí. No miro mis menciones, solo pongo un tweet.

“Cuando no me volváis a tener por aquí, no os asustéis, simplemente he decidido descansar por completo.”

Luego otro.

“No es un suicidio si ya estabas muerto por dentro desde hace tiempo”

Uno más.

“No, no va a ser esta noche, aunque la verdad es que ¿para qué posponer mi inevitable final?”

Directamente apago el móvil, sin mirar mis menciones. Ojala fuera tan fuerte como intento aparentar. Me vuelvo a dormir, aunque no es por el cansancio físico, es más por el cansancio mental. ¿Algún día los monstruos se callaran?

Si no se callan por sí mismos, los tendré que callar yo.

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¡Quizás suba uno nuevo antes de que se acabe el día!

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Capítulo 1



Viernes.

Ese fue mi primer pensamiento nada más salir de la escuela un viernes. Fui la última en salir, ya que ni me había enterado de que había tocado el timbre. Estaba tan absorta en mis pensamientos en aquella esquina de la derecha de mi clase donde me sentaba sola pegada a la ventana, había estado dibujado dos ojos derechos y dos arboles, uno con un búho y otro con un duende. Así que cuando me quise dar cuenta, todo el mundo recogía, me levanté de mi silla y empecé a guardar el cuaderno de dibujo junto al libro de matemáticas.

Cogí mi bufanda color café, colocándola alrededor de mi cuello y coloqué mi maleta de un azul pastel llena de parches y letras de canciones que solo yo conocía en mi clase. Mientras que salía de la clase haciendo caso omiso de la regañina de mi profesora por haber tardado tanto iba desenrollando los cables de mis auriculares. Cuando ya me encontraba fuera de la escuela, saqué el móvil, puse los auriculares y le di al play, empezó a sonar “Todavía estoy siendo impulsada por algo que no puedo explicar” Let it rain de Amanda Marshall.

Fui tarareando la canción mientras cruzaba un parque hasta llegar a mi casa, ir por ahí hacía que tardará como cinco minutos más, pero necesitaba tener esos minutos para mi sola. Me gustaba oír el choque de las hojas cuando hacía viento como este viernes. Continué caminando, viendo a las mismas personas que siempre veía: aquella entrañable pareja de ancianos, aquel hombre solitario con su perro y aquella mujer que siempre leía el mismo libro.

No me gustaba la monotonía, pero todo eso se había formado parte de mi vida, me gustaba ver como los abuelos me sonreían, como el perro me ladraba por el bocadillo que todavía llevaba en la maleta y que la mujer nunca levantara la vista del libro aunque tosiera a su lado, si, lo había hecho. Y es que la monotonía era parte de mi vida, de mi amargada vida.

Terminé de cruzar el parque, seguí recto por una calle abierta y blanca, al doblar la esquina de la calle me encontré con el mismo bar de siempre, con los mismos borrachos, siempre me preguntaba porque no estaban en casa con sus mujeres o si alguno es viudo. Siempre me daba vergüenza ir por ahí, así que aceleraba el paso. Seguí por la calle. Giré la maleta para buscar las llaves y cuando estuve en el portal las metí en la cerradura. Llamé al ascensor y esperé.

Cuando llegó, levanté la mirada y me vi en el espejo “¿enserio he estado con esta pinta todo el día?” me pregunté. Intenté arreglar aquel pelo, pero me di por vencida, aquel mechón siempre iba a quedar levantado por la parte de adelante. Estiré un poco mis ojos para ver si podía hacer algo para que parecieran menos cansado, aunque sabía que no. Apagué la música y me quité los auriculares, luego los guardé en la maleta. Sonrío al espejo, pero fue como si me pusieran un ladrillo en la boca, tuve que quitarla al instante, era una sonrisa falsa y pesada.

Sonó un “tin” el ascensor se paró y abrí la puerta, tire de la camiseta hacia abajo y abrí la puerta de casa. Me encontré con la misma escena de siempre, mis padres en la mesa comiendo, me miraron y me saludaron.

- Hola, ¿qué tal el colegio?- dijo mi madre.
- Bien- dije mientras iba a mi cuarto.

Dejo la maleta pesada sobre la cama, fui al baño y me cogí mi melena larga en una coleta dándole la espalda al espejo… manías. Luego fui de nuevo al salón, ya estaba mi plato sobre la mesa. Había una botella con coca-cola, otra con agua y en su plato había dos filetes fritos y un poco de ensalada.

- Mamá, sabes que estoy a dieta y el frito engorda mucho- dije mientras me sentaba.
- No había otra cosa, hija.

Me di cuenta de cómo de cansada sonaba la voz de mi madre. Por no decir nada y armar una pelea, me callé y eché agua en mi vaso. Odiaba aquellas comidas en las que nadie decía nada, sé que eso era porque antes había surgido una pelea. Así que ese día comí un filete y la ensalada con la cabeza baja. Cuando terminé, recogí mi plato y mi vaso llevándolos a la cocina, luego me fui directamente a mi cuarto.  Estaba encendiendo el ordenador cuando mi madre entró.

- Me voy ya a trabajar- me dijo dándome un beso en la mejilla
- ¿Ha pasado algo?- pregunté aunque no quisiera, pero quiero que mi madre supiera que me preocupo por ella.
- Nada en especial- dijo y me dedicó una sonrisa antes de irse.

Mi madre se fue y cerró la puerta, cogí aire y me senté en la silla delante del ordenador. Lo primero que hice fue conectarme a mi cuenta de twitter. Era lo que más amaba de mi día, allí soy yo, no tenía ni que poner falsas sonrisas ni falsos comentarios, allí nadie me conocía y nadie me podía juzgar por mi físico ya que nunca me dejaba ver. Y puse el primer tweet:

“Hoy la mujer seguía leyendo el mismo libro. Lo raro es que todavía no sé que libro es, pero siempre es la misma portada.”

Me fui a mi timeline a ver lo que la gente ponía, me gustaba cotillear la vida de los demás mediante twitter, siempre le daba a un tweet y leía toda la conversación desde el principio, por unos segundos me sentía parte de su conversación. No me seguía ni mucha gente ni poca, además, eso no me importaba, ya que lo que yo quiero es desahogarme.

Puse spotify, busqué en la lista una canción y acabo poniendo Lego House de Ed Sheeran. Volví a twitter, busqué los usuarios que siempre miraba y leí sus nuevos tweets. Una se había comprado un gorro nuevo y pensé que le quedaba genial, pero no se lo dije, ya que a ella no le iba a importar mi opinión, nunca hablábamos. Luego vi otro perfil, esta tenía fotos de su novio y tweets románticos hacía él, me puse a leer unos cuantos y pensé si alguna vez encontraría a alguien a quien decirles esas cosas.

Jamás.

Esa palabra apareció en mayúsculas en mi cabeza ¿quien se iba a enamorar de mí? ¿Quién se iba a enamorar de una chica rara, tímida, conservadora y chafada a la antigua? Con lo último me refería a que siempre siento que no pertenezco a esta época. No tengo muchos amigos, bueno, tengo conocidos, me junto con ellos en el recreo e intento mantener una conversación con ellos pero cuando empiezan a hablar de las fiestas a las que han ido, dejo de prestar atención y pienso en mis cosas.

Entonces miré en la lista de las tendencias y vi que había uno de #20thingsaboutme y decidí hacerlos, no tenía otra cosa mejor que hacer.

1 Me llamo Grace
2 Me gusta hacer feliz a la gente, me gusta ser esa razón por la que sonríen.
3 Estoy enamorada del café.
4 Muchas veces me gustaría huir de mi casa, pero no sé a donde ir.
5 Sé que alguna vez conoceré a mis ídolos.
6 La música salva mi vidas algunas veces, otras no.
7 Nadie se va a enamorar de mí, lo sé. Moriré sola con 80 gatos que se alimentarán de mí después de mi muerte.
8 Me imaginé la imagen del numero 7 y fue asquerosa.
9 Algunas veces me da susto quedarme sola por lo que podría hacer.
10 Me gusta la buena música.
11 Sé que si algún día falto nadie me echaría de menos.
12 Soy una chica clásica, con unas cosas bonitas y unas caricias me conquistas.
13 No tengo amigos porque nadie se quiere ver con gente gorda.
14 Siempre soy la amiga fea.
15 Mi autoestima se quedó en la barriga de mi madre.
16 Jamás me emborraché.
17 Espero no morir virgenJAJAJAJAJA ¿Quién va a querer hacerlo conmigo?
18 Me encanta imaginar mi vida perfecta.
19 De mayor viajaré a todos los lados.
20 Todavía no me he abierto con nadie. #20thingsaboutme

Y terminé de escribir. Me puse de nuevo en el spotify y cambié de canción a feel again de OneRepublic. Fui a mi twitter de nuevo, fui a mirar a ver si tenía alguna mención y vi como mucha gente me había dado RT a mis anteriores tweet, otros me decían que se habían sentido identificados. Por eso me gusta twitter, puedes encontrar a gente que es igual a ti. Una mención me llamó la atención.

“Sigue” me puso.
“¿Qué?” le respondí.

A los segundo me volvió a mencionar la misma persona.

“Que sigas contando más cosas sobre ti”
“¿Para? Soy muy aburrida, es siempre la misma mierda” le dije.

Era la primera vez que me decían algo así y sonreí ¿por qué no había chicas así en mi clase?

“No mientras, siempre leo tus tweet y eres divertida”
“Yo digo la verdad, eres tú la que miente (:” le dije.

Yo como siempre, me metí en el perfil de la persona que me estaba hablando, era bonita su cuenta, el fondo era blanco y de avatar tenía la foto de un chico que miraba hacia abajo con una gorra, el chico era mono, seguro que será su novio. Luego volví a mi timeline y le di RT a los tweet que me gustaban. Luego volví a mis menciones y la chica me había respondió.

“Soy un chico y no miento”

Entonces me quedé mirando la pantalla ¿un chico hablándome? ¿A mi? ¿Qué visita siempre mi perfil? Quise llenarle los 140 caracteres de “JAJAJA” pero mi padre pegó en la puerta y me dijo que me pusiera a hacer los deberes. Cerré twitter sin responderle y puse el spotify, sonaba Next to me de Emeli Sandé, la deje y saqué los deberes que tenía.

- Un chico… -susurré.

Y entonces contuve las ganas de volver a abrir mi twitter y contestarle a aquel chico diciéndole que lo sentía. Pero tenía que hacer los deberes, estudiar para conseguir sacar esas notas que mis padres me pedían, esas notas que harían que recibiera un abrazo de mi padre y una sonrisa de mi madre. 

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Uy, que rara me siento a volver a escribir una novela que va a ser larga (o eso espero) Antes de nada, quiero deciros que la protagonista va a ser difícil, tiene muchas manías y te van a entrar ganas de pegarle más de un guantazo para que espabile, pero a la vez va a ser perfecta, solo quiero que tengáis un poco de paciencia con ella(?) Bueno, que la novela va a ser dura y a la vez hermosa. Si quieres una novela fácil y más 'normal' espera a que suba Dictame las reglas. Subiré cada vez que pueda, espero que os guste.


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Espero que os guste. (':
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Gracias.

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