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Capítulo 5



Cuando por fin me dejaron salir del comedor fui a la cocina. No había aguantado estar en mi casa así que había cogido el autobús y había venido hasta aquí, por él. Además nada más que entre me entraron ganas de tocar una canción que siempre solía tocar por estas fechas. Me alegro ver a Justin entre el publico cuando terminé, aunque no le sonreí él no dejaba de hacerlo y la verdad es que estaba a punto de que se me contagiara su sonrisa.

Justin estaba fregando platos cuando llegue a la cocina, estaba tan embobado pensando en sus cosas que ni me escucho cuando entré. Me senté en una encimera que había vacía y lo observé mientras limpiaba los platos. Se mecía como si estuviese cantando una canción, sonreí, era mi Justin, en el fondo no había madurado.

- Hola, Aly- dijo sin girarse.

Me pillo por sorpresa, pero mantuve la compostura.

- Hola- susurré.
- Al final has decidido venir. ¿Cómo estas?- preguntó.
- Bien.
- Ah, ya estas mejor de tu enfermedad ¿no?- giro su cabeza y estaba sonriendo.

Me había pillado.

- Si, estoy mejor, la pastillas me hizo efecto- susurré sin ponerme nerviosa.
- Me alegro.

Hubo unos segundos de silencio. Justin cerró el grifo del agua, se sacudió las manos, luego se las secó y se giró. Se apoyó en el borde del fregadero, mirándome. Nos separaba apenas un metro y medio, pero yo quería reducir esa distancia, no quería que estuviera tan lejos. Pero él al parecer leyó mi mente porque se acercó poco a poco hasta que quedó delante de mi, mi respiración se agito pero intente que no se diera cuenta. Él dudo en si poner su mano en mi pierna o en la encima, la puso en la encimera.

- Perdóname- me susurró mirando al suelo.
- ¿Qué?- le pregunté aunque lo había escuchado perfectamente- No te he escuchado.
- Que me perdones- me dijo mirándome a los ojos.

Sus ojos color miel brillaban, me miraban perfectamente a los ojos, sin desviar la mirada.

- Perdóname tú por haber sido tan borde- le dije.
- ¿Qué?- me imito él, sonriendo.
- No cuela- sonreí-. Me pase.
- Pero te di motivos para enfadarte…

Yo bajé mi mirada, recordando como él no me había dicho que yo le importaba.

- ¿Me mentiste?- le pregunté.
- Bueno, no te dije la verdad…- susurró.
- ¿Y cual es la verdad, Justin? Porque de verdad que no lo sé, todo parece tan distinto ahora.
- Pero seguimos siendo nosotros, los mejores amigos de siempre.

Entonces Justin fue moviendo su mano que estaba en la encimera hasta agarrarme la mía, a primeras me acarició mi mano con su pulgar, lo que ponía mi piel de gallina y al ver que no rechacé su mano agarro la mía. Mi corazón latió tan fuerte que creí que se iba a salir de mi pecho. Mis mejillas se pusieron rojas.

- ¿Seguro?
- Por supuesto. Solo que tenemos que recuperar el tiempo perdido, ¿vale?
- De acuerdo…- mi mirada seguía en mis piernas.
- Pero me tienes que sonreír, que si no, no vale.

Levanté mi mirada y le sonreí lo mejor que pude, pero la sonrisa no me salió verdadera, algo que hasta un desconocido notaría.

- ¿Contento?- le pregunté.
- No, no era de verdad.

Entonces me soltó la mano y con sus dos manos me empezó a hacer cosquillas, él sabía donde yo tenía cosquillas, no se le había olvidado. Tuve que bajarme de a encimera para intentar huir, lo que no funciono. Justin me hizo prisionera de sus brazos, me agarraba desde atrás y había colocado su cabeza en mi cuello.

- Esa risa si que me gusta- me susurró.

Me giré hasta quedar cara a cara, aunque me encontrara rígida como un palo, nunca había estado tan cerca de un chico, pero Justin no era solo un chico, era algo más. Mi mirada fue de sus ojos a sus labios y de vuelta a sus ojos. Nuestras miradas se encontraron y fue cuando para mi solo existíamos nosotros dos, como si no hubiese nadie más en todo el planeta. Colocó mejor sus manos en mi espalda y me acercó más a él, todavía más, mucho más, hasta que me costó un poco respirar pero no me iba a quejar.

- No me vuelvas a dejar, Aly- me susurró.
- No me dejes tú- le dije apunto de llorar.

Coloqué mi cabeza en su pecho porque a su cuello no llegaba y lo que era un momento muy romántico se convirtió en uno muy emotivo. Lo abracé con mis brazos y me tomé unos segundos para recordar esta escena.

- Si alguna vez soy muy grosero perdone, no es mi intención, soy Justin, soy el de siempre ¿vale? Y por supuesto que me acordaba de ti cuando me fui, cada día. Siempre me pregunté ¿Qué estaría haciendo mi pequeña ahora?

Abrí bien los ojos para no llorar, yo sabía que lo había extrañado pero ahora me di cuenta de que lo había extrañado mucho más, nadie da los abrazos como él.

- ¿Estas llorando?- me preguntó.
- No, no, no- dije muy rápido.

Él me apartó un poco, con una mano me levanto la cara y me sonrió al ver mis ojos brillosos, después me beso en la frente.

- ¿Qué haces mañana?- me preguntó.
- Uf, pues ya sabes... Estar en mi casa, leer, escuchar música- dije sonriendo.
- Si, vamos, lo que se llama una fiesta en condiciones- dijo riendo- Pues lo siento pero cancela esos planes tan importantes porque vas a quedar conmigo.
- Pues no sé si podre…

Justin me miró y puso los ojos en blanco.

- Bueno, haré un esfuerzo…- dije suspirando.
- A las 6 te recojo.
- ¿Aun te acuerdas de mi casa?
- Por supuesto, si la mitad de mi infancia la pasé allí.
- Pues te veo allí- dije mientras lo volvía a abrazar y me separaba.

Me fui hacia donde mis padres me esperaban, antes de salir de la cocina me giré y vi como Justin observaba como me iba y sonreí mientras me ponía roja.

Continuará...

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Capítulo 4




No fui, no, no quería ir. No quería ver su hermosa cara y correr a sus brazos. Así que me quede en mi casa, me quede tomando una taza de café y viendo películas que echaban en la televisión, de esas que no tienen sentido alguno. Que si tal se enamora de cual, que si no sé quien aparece y se enamora de tal… No, demasiado lío tenía yo en mi cabeza como para ver esa película, estaba puesta en la televisión, pero no le hacía caso. También intenté leer, pero tenía la cabeza en otro mundo.

Y la verdad es que si me paro a pensar, no sé porque estoy enfadada, si, porque Justin no me llamó en estos 10 años, pero claramente yo le podría haber llamado, y la verdad es que me moría de ganas. Pero no…. No estoy enfadada por eso, creo que tengo miedo a lo que este empezando a sentir, tengo miedo a sentir demasiado, mucho miedo.

Intento buscarle explicación al sentimiento que sentí cuando volví a mirarle a los ojos después de diez años y no le encuentro otro sentido, solo que lo quiero, lo quiero demasiado. Quizás me pillo desprevenida y tuve una acumulación de desconocidos. Justin es mi amigo, con él corría desnuda por la playa, él era el primero en mi lista de cumpleaños, él fue como un hermano y un amigo. Un amigo que ahora esta buenísimo, claro esta.

Había llorado esta noche, mucho, había tenido la mínima esperanza de que me llamara para hablar conmigo, de que apareciera por mi casa… Aun que no sé como habría reaccionado. Ahora me lo estoy imaginando delante de mí, su cabello dorado como el oro, ojos como la miel, rostro listo y perfecto, sus brazos musculosos y su espalda ancha por la cual se pueden pasar unas manos perfectamente, sus rosados y blandos labios que están perfectos para ser besados.

No pude más ¿a quien quiero engañar? Deje el vaso en la mesa, me quite la manta de mis piernas y corrí a mi cuarto para cambiarme. Lo extrañaba, había vuelto de nuevo y esta vez no lo iba a dejar escapar.


Narra Justin.

Me desilusione cuando no escuche su voz música en el comedor, había estado toda la noche pensando en la mejor forma de pedirle perdón, de decirle que si la había extrañado cada día que estuve lejos, solo que no quería llamarla porque sabría que me haría más difícil adaptarme. Rocky fue el primero que vino a saludarme, puso su patas sobre mis piernas y acaricie su cabeza.

- Hola guapo, ¿cómo estas?- le dije.

Él me ladro y luego fue a saludar a mi madre, fui saludando a cada uno hasta llegar a los padres de Aly. Ellos me saludaron.

- ¿Y Aly?- les pregunte aunque sabía que no estaba.
- No ha podido venir hoy, se encontraba mal- me dijo su madre.

Yo sabía que no, que se encontraba perfectamente pero no quería verme.

- Espero que se ponga mejor- dije.
- Gracias, Justin. Se alegra mucho de que hayáis vuelto.
- - sonreí- Y yo de haber vuelto.

Ellos me sonrieron y su padre me dio un golpe en la espalda.        

- Estas hecho todo un hombre.

Les sonreí de nuevo y me fui a la cocina.

Si, estaba hecho todo un hombre que no sabía como tratar a mi mejor amiga después de 10 años sin vernos y es que saber tratar a las personas no  es algo que se me de muy bien, hago todo lo que puedo, pero no es lo suficiente, nunca lo es. Me puse a preparar la cena, aunque mi cabeza no estaba en estos filetes, si no en una chica que ahora lo estaría pasando mal en su casa ¿Y por qué? Por mi culpa.

Tuve ganas de arrancarme el delantal e ir corriendo a su casa a pedirle perdón, pero herí sus sentimientos y no creo que me vaya a perdonar tan pronto. ¿Por qué me tuve que callar? ¿Por qué no le pude decir que si que me importaba, que me importaba más que mi vida?

Yo creía que estaba haciendo bien las cosas, ya sabes, ella era mi niña pequeña, mi amiga… Pero ha madurado, ha crecido… Ya no es tan pequeña, esta hecha toda una mujer hecha y derecha, preciosa como la que más. Su melena castaña que siempre esta revuelta… cuando éramos pequeños yo me encargaba de que estuviera revuelta, sus ojos grises que la noche pasada estuvieron negro porque le hice pasar un mal momento, sus mejillas casi siempre rojas que te dan ganas de apretar, sus caderas… porque ya no es una niña pequeña, su cuerpo maduro, tiene curvas por las que me gustaría pasar mi manos cuando a be…

- ¡Justin! ¡Esta saliendo humo del filete!- una voz hizo que volviera a la tierra.

Mire al filete que estaba negro y salía humo, rápidamente lo cogí, lo moje en agua y lo tiré.

- Perdona, perdona- le dije a Mag, que es la que me había avisado.
- Ay, ay, a saber que chica estaría ocupando tu cabeza- dijo sonriéndome.

Yo sonreí negando con la cabeza, no podía pensar de esa manera sobre Aly, ella era mi pequeñaja…

El comedor abrió sus puertas y empecé a escuchar jaleo, esta vez no quise salir ya que no me sentiría bien sin que Aly parara a casi todos para preguntarles como les iba. Ya había pasado como una hora y yo seguía cocinando, limpiando… Hasta que oí una cosa, escuche como mucha gente manda a callar a otra,  hasta que hubo un silencio absoluto. Decidí salir de la cocina.

Se había formado un coro sobre algo que no me dejaban ver. Entonces empecé a escuchar como tocaban un piano, las notas sonaban perfectamente, era como si estuviese tocado por un ángel, la música entraba por mis oídos relajándome. Me fui haciendo hueco entre la gente y justo cuando estaba a punto de ver quien tocaba escuche como Aly empezó a cantar.

Se me había olvidado, mi niña sabía tocar el piano y lo tocaba mejor que los ángeles, aunque cuando yo me fui ella todavía estaba aprendiendo. La voz de Aly sonaba angelical, dulce, lenta, llegaba a los altos sin esfuerzo,  era escuchar a ella cantar y que te entraran ganas de cantar. Me moví un poco más y pude verla, pude ver como movía los dedos sobre el teclado del piano mientras con los ojos cerrados cantaba.

- I close my eyes and I can see a brighter day, I close my eyes and pray. I close my eyes and I can see a better day, I close my eyes and pray…- cantaba Aly.

Conocía la canción, mi madre me la había cantado alguna vez de pequeño, pero me daba cosa cantar aquí, además, era el momento de Aly. La canción terminó y todo el mundo aplaudió a Aly, yo sobretodo. Ella fue dando las gracias, mirando a todo, cuando llego a mí su cara se puso tensa, dejó de sonreír, pero yo no, yo seguía sonriendo.

- Lo has hecho genial- le dije.
- Gracias- me susurró.

Ella agacho su cabeza y su mano derecha estaba en su codo izquierdo, una posición tan tímida que me entraban ganas de ir y abrazarla. 

- ¿Podemos hablar?- le pregunté.

Ella levantó de nuevo su cabeza, iba a responderme pero una mujer mayor se acercó a ella.

- Oh, cariño, cada vez tocas mejor. Menos mal que he llegado a tiempo porque si no me habría perdido lo único bueno de estas navidades- dijo la anciana.
- No diga eso, las navidades son hermosas, están llenas de sorpresas, de nieve, de regalos- dijo Aly sonriendo.
- Tu voz si que es un regalo, muchacha.
- Me va a sacar los colores como siga así.

Decidí alejarme porque comprendí que esa mujer necesitaba hablar con Aly más que yo. Aly me miró mientras me alejaba, pero le hice un gesto con las manos para indicarle que luego hablaríamos. Me fui sonriendo de nuevo a la cocina, la había visto y con eso estaba feliz.

Continuará... (ahora subiré el 5º)

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Capítulo 3





Sobre las nueve Justin y yo tuvimos un descanso. Yo solía emplear esos descansos en fregar platos o recoger los que estaban en la mesa.  Así que yo fregaba y Justin empezó a secar los platos y colocarlos.

- Justin, ¿es tu primera vez en un comedor social?

Cuando yo era pequeña no sabía de esto, no fue hasta que tuve diez años... Y no me acuerdo de si Justin estaba en alguno.

- No, cuando me mude mi madre buscó uno por el barrio y encontró uno que necesitaba a gente y nos apuntamos.

- Ah… Justin, ¿Por qué me mirabas antes cuando hablaba con la gente?
- En eso no has cambiado ¿sabes? Desde pequeña siempre te preocupabas por todos, cuando un niño se caía en el parque tu estabas allí antes que su madre- él rió.
- Ya, así soy yo.

Volvió a haber un silencio incomodo, solo se escuchaba el agua caer, miré a Justin, él me miró y decidí sacar un nuevo tema de conversación porque cada vez que me miraba era como si me pegaran una patada en la barriga y me aceleraba el corazón.

- ¿Cómo fue tu vida allí?
- Rara… No sé- dejo de mirarme- No era lo mismo, no me sentía en casa, echaba de menos mi cuarto, mis amigos, mi familia…
- ¿Pero tuviste amigos?
- Si, amigos, novias… Pero no era lo mismo.

¿Novias? ¿Y eso que me importaba? Yo no le pregunte eso… Bueno, pero tampoco era para ponerme así. ¿Por qué me siento como enfadada? ¿Cómo engañada? Por dios, me estaba empezando a poner loca.

- Ah… novias… Por eso no tuviste tiempo ni para llamarme o escribirme una carta o algo ¿no?
- Pe… pero…yo no…
- ¿Sabes lo que te eché de menos, Justin?- Mis ojos se empezaban a poner húmedos- Y jamás recibí una llamada tuya, no sabía si estabas bien, si tenías amigos, si estabas feliz. Si me necesitabas o algo.
- Tú tampoco me llamaste.- dijo el mientras secaba los platos sin mirarme.
- Creía que estarías ocupado o que no te importaba.
- ¿Qué no me importabas?- empezó a elevar su tono.- Por Dios, Aly, pareces que no me conoces, tú fuiste mi mejor amigo.
- ¿Fui? O sea, que ya no lo soy. ¿Qué somos ahora? ¿Dos malditos conocidos y ya esta? Por todo lo que pasamos…
- Aly… No exageres las cosas.
- Yo no exagero nada, Justin. Yo digo las cosas como son. ¿O acaso miento?

Hubo un silencio, un silencio que odié más que nada. Tenía la esperanza de que me dijera que nada había cambiado, que seguíamos siendo los de siempre. Empecé a llorar, primero una lágrima, luego otra…

- Hemos cambiado mucho, demasiado. Ya no somos lo que éramos antes. Ya no soy tu pequeña y tú no eres mi idiota. Ahora somos dos putos desconocidos.

Con la manga de mi camiseta me sequé las lágrimas. Noté como Justin me miraba y negaba con la cabeza.

- ¿Estas llorando?
- No- dije secamente.
- Aly…
- Aly es para los amigos, para los extraños soy Alyssa.
- Venga ya, sabes que yo fui el primero que te llamo Aly- su tono era serio.
- ¿Y?
- ¿No te importa?

Me quedé un segundo callada, claro que me importaba, me importaba eso y Justin. Pero no quería ser la tonta que se arrodillara.

- ¿Yo te importo?- le pregunté.

Él tardo en responderme más de lo que me hubiese gustado.

Así que deje el plato que estaba fregando en el fregadero y me fui hacia la puerta trasera que daba a un callejón. Me senté en la acera apoyada en la pared, no lloré pero estaba triste. Todo había sido muy bonito, todo hasta que llego la realidad, hasta que me di cuenta de que no todo era tan bonito. Habíamos cambiado y quizás no para bien. Entonces hoy que la puerta se abrió.

- No quiero verte, Justin- dije.
- Soy mamá- dijo mi madre.

Levante la mirada del suelo y la vi.

- ¿Estas bien, cielo?
- No- admití.
- ¿Y porque no intenta que las cosas que están mal vayan bien?
- ¿Es posible mamá? Antes éramos todo, encajábamos como las piezas de un puzle.
- Habéis madurado, pero en el fondo seguís siendo esos dos chiquillos que corrían desnudos por la playa.

Yo me reí y mi madre acarició mi cabello, yo absorbí y me sequé las lágrimas que todavía tenía.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí?- le pregunté.
- Justin me lo dijo, me dijo que te habías ido a la parte de atrás y que fuera ya que seguramente no querías verlo a él.

Yo abracé a mi madre, escondiendo mi cabeza en su hombro y ella me beso en la cabeza.

- Vamos cielo, no te quedes aquí que te vas a poner mala. Ya solo queda media hora y nos vamos a casa.

Yo me levanté y entré con mi madre. En esa media hora no hable con Justin, estuve con Rocky hablando con los que todavía quedaban allí. Pero aun así, sentí como Justin me miraba desde una esquina y eso me ponía los pelos de punta, revolvía mi estomago y me hacía sonreír.
Pasó la media hora, ayudé a recoger lo que quedaba todavía por ahí. Luego cogí la correa de Rocky y fui a buscarlo, lo encontré en la cocina, jugando con Justin.

- Rocky.- le llamé y le silbé.

Él me miró y dejo a Justin, le até la correa y me iba a ir ya cuando la voz de Justin me paró.

- ¿Mañana vienes?- me preguntó.
- Supongo.
- Adiós, buenas noches- su voz era dulce.

Por el tono de su voz estuve a nada de girarme e ir corriendo a abrazarle y pedirle perdón por haber sido tan borde.

- Adiós- le dije y no me giré para no mirarle la cara porque me arrepentiría por dejarlo ahí.

Continuará...

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Capítulo 2




Justin me bajó al suelo, pero inmediatamente volví a abrazarle.

- Cuanto has cambiado, pequeña- me susurró al oído.
- Y tú, Dios, ya no eres ese niño pequeño tan insoportable- dije mientras dejaba de abrazarlo.
- ¡Eh! Que yo no era insoportable- dijo sonriéndome.

Lo miré sonriendo de lado y negando con la cabeza.

- Vale, un poco si.

Y nos reímos, por unos segundos nos quedamos en silencio, mirándonos a los ojos y sentí algo que jamás había sentido cuando lo miraba de pequeña. Era como si mariposas revolotearan en mi estomago y hormigas subieran por mi piel haciéndome cosquillas. Miré al suelo porque notaba como mis mejillas se ponían rojas.

Y menos mal que entró Mag y nos dijo que saliéramos que había una reunión para todos. Mag nos miró y sonrió, luego se fue.  Justin extendió su brazo como para que yo pasara primero.

- Las princesas primero. –dijo sonriendo.
- Ah, vale, pues venga Justin, pasa. Princesita mía.

Justin se rió, con su mano me removió el pelo y me cogió del brazo para que saliéramos de la cocina. Mientras salíamos yo me arreglé el pelo, en el comedor estaban todos haciendo un circulo, hasta Rocky estaba sentado en el suelo al lado de mi madre. Miré rápidamente a todo el mundo que estaba en el circulo, reconocí a Pattie, la madre de Justin, a la que sonreí y le levante la mano en modo de saludo, ella hizo lo mismo. Justin y yo nos colocamos en el círculo juntos.

- Bueno, aquí estamos una noche más para ayudar a esas personas que lo necesitan, a esas personas que no han sido ayudadas, a esas personas que lo intentan pero no consiguen trabajar- empezó Mag.- Tenemos que estar felices porque tenemos la oportunidad de haceros felices, y sobretodo en estas épocas en las que el frío se te mete por todas partes y las noches son como meterse en un congelador.  Por eso, espero que pongáis todo vuestro esfuerzo en hacer que se sientan como en una familia. Felices fiestas.
- Felices fiestas- dijimos todos al unísono. Sonreímos y aplaudimos.
- Y ahora manos a la obra… Bueno, antes de nada queremos darle la bienvenida a Pattie y Justin, que por fin están de vuelta con nosotros.
- Gracias- dijo Pattie, Justin sonrió.
- Pero no por ser nuevo os vamos a exigir menos ¡eh!- Dijo mi madre sonriendo.
--Mag dio una palmada- Venga, menos charla, que los caldos no se calientan solos.

Y todo el mundo nos dispersamos. Yo antes de nada fui a ponerle comida a Rocky para que no me la pidiera en mitad del trabajo. Fui a su esquina y él me siguió. Cogí su saco de comida nuevo y empecé a abrirlo. Miré a Justin, estaba con su madre hablando con la mía, se rieron y Justin se giró, pillándome mirándolo directamente. Yo me puse nerviosa y deje de sujetar el saco de comida, lo que hizo que se me cayera Rocky me ladró.

Yo quité mi mirada de Justin y puse la comida en el plato de Rocky. Luego cerré el saco con un palillo y recogí los que estaban en el suelo, me levante y fui a tirarlos. Llené un vaso de agua y se lo puse en el cuenco, luego fui a rellenar otro.

- Te sigues poniendo roja con nada ¡eh, pequeña!- me susurró Justin al oído.

Tuve que cerrar los ojos para no dejar caer el vaso.

- Si, en eso no he cambiado.
- Y no cambies, me encanta.

Cerré el grifo y respiré, cuando me giré para ir a poner el vaso de agua Justin estaba demasiado cerca lo que hizo que casi le tirara el agua, pero me sujeto la mano para que no lo hiciera.

- Aly, hay que ser más cuidadosa- dijo sonriendo y se fue con los demás.

Yo volví al cuenco de agua de Rocky, él me esperaba impaciente para que le diera permiso para que pudiera comer.

- A ver, Rocky, tu que eres un hombre. ¿Por qué estoy así por él?

Rocky me miró a los ojos, yo le miré. Pero nada, no dijo nada.

- Podrías poner un poco de tu parte, Rocky.

Él me volvió a mirar y miró la comida.

- Si, anda, come.

Él me miró y se fue a comer. Yo me levante y fui a la cocina a lavarme las manos. Me puse los guantes y empecé a preparar unos filetes que había. Escuché como mi madre y la de Justin hablaba. Ellas habían sido las mejores amigas desde pequeñas y para mi madre fue un golpe fuerte que se fuera, mi madre fue un gran apoyo para Pattie cuando lo dejó con Jeremy, el padre de Justin, aunque claro, eso me lo dice mi madre porque Justin me saca dos años. 

La imagen que yo tengo de Justin es un niño imperativo, jamás estaba quieto, que era muy curioso y muy simpático. Además hasta de pequeño era un ligón, me acuerdo que todas mis amigas estaban locas por él y me tenían envidia por ser su amiga. Pero yo jamás estuve así por él, es decir, él era mi mejor amiga, como si fuera un hermano, jamás me gustó.

Justin se encontraba añadiendo unos fideos a una sopa y removiéndola, mientras yo colocaba unos fideos me dediqué en observarlo. Había cambiado mucho, demasiado, tenía una espalda grande, aunque seguía estando canijo, sus manos eran enormes y había crecido mucho, ahora me saca como diez centímetros o quizás quince. Su cara es más alargada y ese corte de pelo hace que sus ojos color miel destaquen aun más. Justin se había quitado el jersey ya que aquí en los fogones hace calor, llevaba una camiseta de mangas cortas blancas, pero se había recogido las mangas hasta dejarla en tirantas. Tenía músculos en los brazos, normal que me hubiese podido elevar antes mientras nos abrazábamos… Pero eso si, seguía oliendo a mi Justin.

Y creo que tengo la peor suerte del mundo, mientras yo sonreía y lo miraba Justin se giró.

- ¿Qué, Aly? ¿Hay algo que te guste?- dijo sonriendo mientras se volvía a girar y movía la sopa.
- Idiota- le dije.
- Pequeñaja.
- ¡Que no soy tan pequeña!
- No que va.

Yo fruncí mi ceño pero seguí sonriendo, luego me reí, negué con la cabeza y seguí con mis filetes. Al cuarto de hora, mi madre entro en la cocina y nos dijo que ya estaba abierto y que había cola porque estaba siendo una tarde-noche muy fría.

- Mamá, ¿quieres que salga a poner comida?
- Si, mejor y tú también Justin.
- De acuerdo.

Dejamos lo que estábamos haciendo, yo me hice una coleta con mi cabello y me puse un delantal y Justin también, salimos donde ya había ollas de sopa y bandejas con comida variada. Justin pasó por detrás de mi y tiró de mi gomilla deshaciendo mi coleta.

- Idiota- le susurré.
- Me gusta más tu pelo suelto.

Me volví a hacer una coleta y él me la volvió a soltar.

- Déjatelo suelto.
- Aquí con exigencias no, señorito.

Él sonrió y negó con la cabeza. Me volví a hacer la coleta.

- Mira que pequeñita pareces con la coleta.
- Tonto.- le susurré.
- Pequeñaja.

Yo pasé de él y me remangué las mangas, empezó a llegar gente con sus cuencos, yo me encargaba de la sopa.  Fui poniendo cucharones en los cuencos, la gente me sonreía y me lo agradecía, me encantaba esa sensación. La noche fue bien, primero vino la gente que no conocía y luego llegaron los que solían venir.

- Hombre, Carlos ¿qué tal los niños?
- Bien Aly, están bien.
- Tú tranquilo que ya veras que nada más encuentres trabajo te los van a volver a dar.
- Ojala Dios te escuche, por ahora me conformo con poder velos cada fin de semana, así sé que están bien.

Yo le sonreí y pasó a Justin, que le puso un poco de ensalada. Por el rabillo del ojo pude ver como Justin me miraba y sonreía negando con la cabeza. Luego vino una niña a la que yo tenía mucho aprecio.

- Luna, ¿cómo estas?
- Bien, bien.
- ¿Quieres que te lleve los platos?
- No importa, Aly. Yo puedo.

Luna no tenía un brazo, porque la había intentado violar por la calle, le hincado una cuchilla oxidada y la habían rajado en el brazo al no poder permitirse una operación, se le fue poniendo peor hasta que un día llegó aquí y nosotros la llevamos al hospital. Luna es guapísima, rubia, ojos azules, alta, pero huérfana y todo eso le chafo su vida. Pero es la más fuerte del mundo entero.

- Como tu quieras cielo.
- - ella me sonrió- ¿Cómo esta tu prima con el bebe?
- Bien, hoy se levanto pateadora, pero ella esta bien. Creo que esta en la cocina, luego le diré que te salga a saludar. Hasta luego guapa.
- Vale y gracias, Aly- y paso a Justin.

Justin hizo lo mismo que antes, me miró, sonrió y negó con la cabeza. Así fue toda la tarde, me preocupaba por los que conocía y me presentaba a los que no conocía. Esto podría ser agobiante para muchos pero a mi me encantaba.

Continuará...

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Capítulo 1

Antes de cada capítulo pondré una canción del álbum que creo que podría cuadrar con el capítulo. 
¡Espero que os guste!


Me puse los vaqueros corriendo, al levantar la otra pierna casi me caigo… pero no es mi culpa que haya heredado los dos pies izquierdos de mi madre, las dos somos igual de patosas. Me cerré los vaqueros dando un saltito y subiéndolos, luego me bajé el jersey negro con copos de nieve blancos, me senté en mi silla y me coloqué mis converses desgastadas.

- ¡Hija!- me grito mi madre otra vez- ¿Cuándo te falta?
- ¡Ya voy! ¡Ya voy!- grité.

Fui a mi baño y me arreglé mi melena castaña, tampoco se puede hacer mucho, tengo el pelo por un poco más debajo de la mitad de la espalda, es de un castaño ni muy oscuro ni muy claro y liso. Me eché unas gotas de mi colonia de vainilla favorita, me coloqué mis guantes negro y mi gorro acabado en una bolita blanca y empecé a bajar las escaleras. Mi madre agarraba la correa a nuestro perro que estaba a punto de tirar a mi madre e irse corriendo a la calle. Yo me reí y bajé corriendo las escaleras, le cogí la correa a mi madre y ella pudo descansar.

- Uf, creía que iba a acabar arrastrada por la nieve.
- No, tranquila ¿y papá?
- Fue a por el coche, estará al venir…

Y en ese instante apareció el coche de mi padre, yo fui primera que fue hacia el coche con mi perro. Mi perro era un Husky siberiano y se llamaba Rocky, la verdad es que el nombre se lo puso mi padre ya que me regalaron cuando yo tenía once años y quería ponerle nombres como “princesita, lulu, po, mini” Los que menos tienen sentido son princesita y mini, ya que es un macho y no es nada mini. Así que mi padre decidió llamarlo Rocky por la película ya que decía que iba a ser un perro muy fuerte y valiente, lo es.

Rocky ya tiene 5 años y esta hecho todo un hombre, tiene los ojos de un azul cielo y manchas negras por todo su pelaje blanco, es hermoso. Nada más que abrí la puerta del coche, Rocky saltó y se puso en su lugar, teníamos puesto un cojín en su lugar al lado de la ventana para que no arañara el coche y él estuviera más cómodo. Le bajé un poco la ventana y até su correa en el hueco que había en el posa manos de la puerta por si acaso. Yo cerré la puerta y abrí mi ventana, no había nevado desde la noche de ayer y ya echaba de menos la nieve, me encanta ver nevar y sentir los copos en mis manos.

Me llamo Alyssa, pero todos me dicen Aly. Tengo 16 años y tengo ojos grises pero son casi negros, todo depende de como estoy, mi cara es redondita y mis mejillas se ponen rojas con nada, tengo unos labios finos y bueno, no soy la típica chica perfecta, tengo mis imperfecciones, por ejemplo, me encanta comer lo que hace que este por unos dos o tres kilos por encima de mi peso normal, pero no es algo que me importe mucho. Soy muy cariñosa y amable, mis padres me educaron para que tuviera mucho respeto a las personas y para que agradeciera todo lo que tengo y lo hago. No tengo hermanos y tengo muchos amigos, bueno, más que amigos son conocidos, solo hay dos chicas que de verdad son mis amigas. Soy muy inocente, me encanta leer, patinar sobre hielo, escuchar música y tocar el piano, mi madre me fue enseñando desde pequeña.

Mis padres son dos personas muy honradas, no nos sobra el dinero pero tampoco nos falta, trabajan para ganarse su sueldo mensual y me quieren, la verdad es que eso lo agradezco mucho, siempre doy las gracias por tener a esas dos fantásticas personas como padres. Ya que el padre hace al hijo, y me gusta como soy y todo eso se lo debo a mis padres. Sé de muchas personas que se llevan fatal con sus padres o que simplemente sus padres están separados o no se soportan, yo no sé si podría vivir así, mis padres son dos personas esenciales en mi vida. Me encanta tocar el piano y hacer galletas con mi madre, me encanta jugar al hockey sobre hielo e ir a ver películas con mi padre. Espero alguna vez encontrar un amor como el de mis padres.

Ahora justo vamos a una de las cosas que solemos hacer cada fin de semana, vamos a un comedor social a dar de comer a la gente que no puede comer en sus casas. Es algo genial, después de ir allí sales nueva, sientes que ya has ayudado al mundo y me he vuelto adicta a esa sensación, algunas veces voy a la residencia de mis abuelos a ayudar como voluntaria. Siento que necesito ayudar a la gente ya que puedo. Siempre llevamos a Rocky, es un perro muy simpático y los que siempre van ya lo conocen y juegan con él, sobre todo los niños y los que van por primera vez se enamoran de Rocky nada más que lo ven.

Me lo paso bien cuando voy, todo el mundo agradece hasta la milésima miga de pan que les das y allí todos los voluntarios va con el mismo propósito, ayudar. Siempre van mi prima y su marido que fueron los que nos hablaron del lugar y que necesitaban voluntarios, hoy me han dicho que una familia va a ir por primera vez y estoy emocionada, pocas veces llega gente nueva como voluntario.

Rocky metió la cabeza en el coche, me miró y le sonreí, le acaricié la cabeza y el cerro los ojos acomodando su cabeza en el asiento. Yo seguí acariciándole lo que quedaba de camino. Cuando me quise dar cuenta ya habíamos llegado, eran las 7, las luces navideñas estaban encendidas y se podía ver a la gente por dentro terminando de colocar las cosas. Mi padre aparcó cerca del comedor, bajé y al expulsar el aire por mi boca fue como si fumara, una nube blanca se puso delante de mi boca. Yo sonreí y fui a coger la correa de Rocky, lo bajé y empezó a arrastrarme hacia el comedor.

Miré hacia atrás, a mis padres, ellos estaban cogidos del brazo y sonreía. Mi madre con la mano me hizo un gesto para que fuera al comedor. Yo deje de retener a Rocky y fuimos, abrí la puerta, sonó la campanilla, le quité la correa y se fue corriendo a saludar a las personas que ya estaban ahí.

- Buenas tardes- dije sonriendo y yendo a dejar la correa.
- Buenas tardes Aly- dijeron todos al unísono.

Este sitio se había convertido en mi segundo hogar, las personas de aquí eran mi segunda familia. Por mi anterior cumpleaños hasta me compraron un piano de segunda mano de cola negro para colocarlo aquí y yo pudiera tocarlo, la verdad es que me gustan las cosas de segunda mano… Me gusta pensar que cada cosa ha tenido su historia.

- ¿Y tus padres, Aly?- me pregunto Mag, que era la abuela de todos, en verdad no era de nadie la abuela, pero tenía 60 años y nos trataba como si fuéramos sus nietos y la tratábamos como si fuera nuestra abuela.
- Están…- me giré y vi como mi padre había la puerta y dejaba pasar a mi madre- ahí.- terminé de decir.

Mag me sonrió y fue a saludar a mis padres. Mag es una mujer bajita, con una cara redonda y con el pelo canoso, me encantaba hablar con ella. Luego de la cocina salieron Marta y Javier, esos eran mis primos, mi prima Marta esta embaraza de 8 meses, vamos, que ya la barriga no la puede ocultar. Siempre le decimos que se quede en casa reposando, pero ella dice que no, que prefiere estar aquí ayudándonos. Siempre la ponemos sentada poniendo comida en los platos, aunque algunas veces se moleste.

Fui a abrazar a mis primos, luego acaricie la barriga de mi prima, iba a ser una niña, lo que mi prima quería. Ya han pintado todo su cuarto de rosa, es precioso.

- ¿Qué tal estáis?- pregunté.
- Bien.- contestó Marta- Aunque la pequeñaja hoy se ha levantado con ganas de moverse.

Yo la miré.

- No, no, tranquila, que estoy bien, si me duele mucho me voy.
- Más te vale.- le dije sonriendo.
- Nada más que nos levantamos le dije que se quedara en casa, pero la cabezona no me hizo caso.- dijo Javier- Espero que tu no salgas tan cabezona, cariño- dijo mirando a la barriga.

Marta y yo nos reímos, entonces me acordé de Rocky y miré a mi alrededor buscándolo, no estaba.

- ¿Habéis visto a Rocky?- les pregunté.
- Creo que se fue con los nuevos.- me dijo Marta.
 ¿Ya han llegado?- sonreí.
- Si, están en la cocina.- dijo Javier sonriendo.

Me despedí con la mano y fui hacia la cocina. Una cosa que me suelen decir mucho es que soy como un fantasma al andar ya que apenas hago ruido, porque mis pasos son muy delicados. Así que creo que por eso, la persona que estaba hablando, siguió hablando.

- Que perrito más bonito, ¿de donde vienes perrito? Que ojos más preciosos y que pelaje más brillante- dijo la voz de un chico.- ¿Te has perdido?

Esa voz me sonaba, era una voz familiar y a la vez no familiar, no le ponía cara a esa voz, pero era una voz preciosa. Entonces decidí aparecer por la puerta.

- No, no se ha perdido… Solo que le gusta correr y alejarse de su dueña- dije sonriendo mientras levantaba la mirada de mi perro a la cara del chico.

El chico tenía el cabello rubio como el oro y tenía una media cresta, llevaba una jersey verde botella que le quedaba un poco grande y unos vaqueros oscuros.  Mis mejillas se sonrojaron,  ya lo dije, me sonrojo con nada, aunque la belleza de este chico no fuera exactamente “nada” Estoy acostumbrada a hablar con chicos, pero casi todos me doblan la edad…

- ¿Es tuyo?- me preguntó.

En ese momento me entraron ganas de tocarme la lengua para saber si seguía ahí, porque no me salían palabras, así que asentí.

- Es muy bonito, ¿cómo se llama?
- Rocky- dije.
- - él se rio- Como la película.
- Si- admití- mi padre se lo puso.
- Tu padre tiene buen gusto- me sonrió de lado- Me llamo Justin, por cierto.

Ese nombre me sonaba mucho, me sonaba demasiado, entonces todo empezó a cuadrar… su voz… su cabello rubio… Justin… Justin… ¡JUSTIN! No puede ser, no, no puede ser. Él me tendió la mano, pero yo ahora mismo estaba como en una nube, mi boca se encontraba  abierta por el asombro.

- Yo Alyssa. Pero dime Aly, todo el mundo lo hace- dije cuando puede hablar.

Entonces creo que Justin puso la misma cara que yo, me miro de arriba abajo, con cara de asombro total. No me lo esperaba así, este… ¿este es mi mejor amigo desde que nací y que luego se fue 10 años? No, no puede ser, no tiene su cara de un niño inocente  que tenía. Me acuerdo perfectamente de su cabello rubio, de su tez blanca y de sus ojos color miel que ahora están más claros.

- ¿Aly?- me preguntó él.

Yo me sonrojé aun más.

- ¿Justin?- pregunté.

Él sonrió de oreja a oreja e interpreté ese gesto como respuesta a mi temor, él si que había estado pensando en mi todo ese tiempo que había estado fuera. Entonces hice caso a mis instintos y corrí a abrazarlo. Él me agarro de mi cintura y empezó a darme vuelta por encima del suelo. Yo cerré los ojos y apoyé mi cabeza en su hombro, si, olía a mi Justin…

- Justin.- susurré sin darme cuenta de que dos o tres lágrimas salían de mis ojos.

Continuara...


Espero que os haya gustado el primer capítulo hbjhgehjvhjychjectyvthyvehjt. ¿Cuando subiré el siguiente? Esto es nuevo, no voy a poner un tope de comentarios, no, subiré cuando pueda y cuando yo vea que queréis capítulo. ¿Cómo os voy a avisar? Esto va a ser nuevo también, no voy a avisar... Sé que diéresis "¿PERO QUÉ MIERDA? NO, YO QUIERO QUE ME AVISE, AHORA LLORO Y PATALEO." Nah, me pasé..ocno, a lo que iba, no os voy a avisar tenéis que estar antenas, vamos, sé que podéis, de esta novela intentaré subir cada día uno, así que es tan sencillo como mirar el blog cada día para ver si subí. Además, si no aviso tengo más tiempo para escribir y ¿quien sabe? Quizás algún día suba más de uno.

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Sinopsis.



Y justo cuando iba a colocar la estrella en lo alto de nuestro árbol de navidad, mi madre me dio la noticia. Él iba a regresar al pueblo, nada más escuchar su nombre, mi piel se puso de gallina. Él iba a volver y la idea de volver a verlo me ponía nerviosa. Al bajar de la escalera después de colocar la estrella casi me caigo y puede que estuviera exagerando mi comportamiento, pero es que lo iba a volver a ver después de 10 años.
Mi mejor amigo iba a volver a casa por navidad y me entraron ganas de llorar, tantas ganas de llorar como cuando se fue. ¿Se seguirá acortando de mí? ¿Pensó en mí todo ese tiempo que estuvo fuera? Ahora me acabo de dar cuenta que no he dejado de sonreí desde que mi madre me lo dijo. Fui hacia ella y la abracé.

- ¡Va a volver!- chille.
- Si.
- ¿Sabes cuando? ¿Lo sabes? ¿Lo sabes?- insistí.
- Tranquila cielo- me dijo mi madre- todavía no se sabe, pero estará para las navidades.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo.

Y de tanto saltar y chillar mi perro empezó a ladrar, mi padre se rió del susto que me acababa de pegar.

Una chica como tú y como yo, una chica normal, aficionada a ser voluntaria, con un corazón que no le cabe en el pecho. Le dan la noticia que su mejor amigo vuelve al pueblo después de 6 años, ¿cómo volverá? ¿Habrá cambiado mucho? Ella cambió, ella cambió mucho desde pequeña, sus mejillas ya no son tan esponjosas como antes y ha crecido, ha madurado y ahora es toda una mujer. ¿Podrá seguir siendo su mejor amiga a pesar de todo? ¿A pesar de que nada más que ella lo vea no se imagine como su amiga si no como algo más?

Una novela de navidad, con mucha magia y que espero que os deje con buen sabor de boca porque es lo que voy a intentar. Espero que os transmita ese espíritu navideño que sentís al ver películas de navidad. Va a ser una novela sencilla y corta, pero que espero que os llegue al corazón.

Bueno, aquí esta la sinopsis, no es nada del otro mundo pero tiene el mensaje esencial. Lo primero ¿cómo os voy a avisar pulsa este botón y así sabré que lo has leído y te avisaré. Si además dejas un comentario y pulsas el cuadrado de Lo he leido me harás feliz ('': 


Espero no defraudaros y que os encante la novela, porque la verdad voy a poner todas mis ganas en ella. Si eres un lector antiguo mio, muchas gracias por no abandonarme, si es la primera vez que me lees... ¿Me dejas ser tu cuentacuentos? xx
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Gracias.

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