Cuando por fin me dejaron salir del comedor fui a la cocina.
No había aguantado estar en mi casa así que había cogido el autobús y había
venido hasta aquí, por él. Además nada más que entre me entraron ganas de tocar
una canción que siempre solía tocar por estas fechas. Me alegro ver a Justin
entre el publico cuando terminé, aunque no le sonreí él no dejaba de hacerlo y
la verdad es que estaba a punto de que se me contagiara su sonrisa.
Justin estaba fregando platos cuando llegue a la cocina,
estaba tan embobado pensando en sus cosas que ni me escucho cuando entré. Me senté
en una encimera que había vacía y lo observé mientras limpiaba los platos. Se
mecía como si estuviese cantando una canción, sonreí, era mi Justin, en el
fondo no había madurado.
- Hola, Aly- dijo sin girarse.
Me pillo por sorpresa, pero mantuve la compostura.
- Hola- susurré.
- Al final has decidido venir. ¿Cómo estas?- preguntó.
- Bien.
- Ah, ya estas mejor de tu enfermedad ¿no?- giro su cabeza y
estaba sonriendo.
Me había pillado.
- Si, estoy mejor, la pastillas me hizo efecto- susurré sin
ponerme nerviosa.
- Me alegro.
Hubo unos segundos de silencio. Justin cerró el grifo del
agua, se sacudió las manos, luego se las secó y se giró. Se apoyó en el borde
del fregadero, mirándome. Nos separaba apenas un metro y medio, pero yo quería
reducir esa distancia, no quería que estuviera tan lejos. Pero él al parecer
leyó mi mente porque se acercó poco a poco hasta que quedó delante de mi, mi
respiración se agito pero intente que no se diera cuenta. Él dudo en si poner
su mano en mi pierna o en la encima, la puso en la encimera.
- Perdóname- me susurró mirando al suelo.
- ¿Qué?- le pregunté aunque lo había escuchado perfectamente-
No te he escuchado.
- Que me perdones- me dijo mirándome a los ojos.
Sus ojos color miel brillaban, me miraban perfectamente a
los ojos, sin desviar la mirada.
- Perdóname tú por haber sido tan borde- le dije.
- ¿Qué?- me imito él, sonriendo.
- No cuela- sonreí-. Me pase.
- Pero te di motivos para enfadarte…
Yo bajé mi mirada, recordando como él no me había dicho que
yo le importaba.
- ¿Me mentiste?- le pregunté.
- Bueno, no te dije la verdad…- susurró.
- ¿Y cual es la verdad, Justin? Porque de verdad que no lo
sé, todo parece tan distinto ahora.
- Pero seguimos siendo nosotros, los mejores amigos de
siempre.
Entonces Justin fue moviendo su mano que estaba en la
encimera hasta agarrarme la mía, a primeras me acarició mi mano con su pulgar, lo que ponía mi piel de gallina y al ver que no rechacé su mano agarro la mía. Mi corazón latió tan fuerte que creí que se
iba a salir de mi pecho. Mis mejillas se pusieron rojas.
- ¿Seguro?
- Por supuesto. Solo que tenemos que recuperar el tiempo
perdido, ¿vale?
- De acuerdo…- mi mirada seguía en mis piernas.
- Pero me tienes que sonreír, que si no, no vale.
Levanté mi mirada y le sonreí lo mejor que pude, pero la
sonrisa no me salió verdadera, algo que hasta un desconocido notaría.
- ¿Contento?- le pregunté.
- No, no era de verdad.
Entonces me soltó la mano y con sus dos manos me empezó a
hacer cosquillas, él sabía donde yo tenía cosquillas, no se le había olvidado.
Tuve que bajarme de a encimera para intentar huir, lo que no funciono. Justin
me hizo prisionera de sus brazos, me agarraba desde atrás y había colocado su
cabeza en mi cuello.
- Esa risa si que me gusta- me susurró.
Me giré hasta quedar cara a cara, aunque me encontrara rígida
como un palo, nunca había estado tan cerca de un chico, pero Justin no era solo
un chico, era algo más. Mi mirada fue de sus ojos a sus labios y de vuelta a
sus ojos. Nuestras miradas se encontraron y fue cuando para mi solo existíamos nosotros
dos, como si no hubiese nadie más en todo el planeta. Colocó mejor sus manos en
mi espalda y me acercó más a él, todavía más, mucho más, hasta que me costó un
poco respirar pero no me iba a quejar.
- No me vuelvas a dejar, Aly- me susurró.
- No me dejes tú- le dije apunto de llorar.
Coloqué mi cabeza en su pecho porque a su cuello no llegaba
y lo que era un momento muy romántico se convirtió en uno muy emotivo. Lo
abracé con mis brazos y me tomé unos segundos para recordar esta escena.
- Si alguna vez soy muy grosero perdone, no es mi intención,
soy Justin, soy el de siempre ¿vale? Y por supuesto que me acordaba de ti
cuando me fui, cada día. Siempre me pregunté ¿Qué estaría haciendo mi pequeña
ahora?
Abrí bien los ojos para no llorar, yo sabía que lo había
extrañado pero ahora me di cuenta de que lo había extrañado mucho más, nadie da
los abrazos como él.
- ¿Estas llorando?- me preguntó.
- No, no, no- dije muy rápido.
Él me apartó un poco, con una mano me levanto la cara y me
sonrió al ver mis ojos brillosos, después me beso en la frente.
- ¿Qué haces mañana?- me preguntó.
- Uf, pues ya sabes... Estar en mi casa, leer, escuchar
música- dije sonriendo.
- Si, vamos, lo que se llama una fiesta en condiciones- dijo
riendo- Pues lo siento pero cancela esos planes tan importantes porque vas a
quedar conmigo.
- Pues no sé si podre…
Justin me miró y puso los ojos en blanco.
- Bueno, haré un esfuerzo…- dije suspirando.
- A las 6 te recojo.
- ¿Aun te acuerdas de mi casa?
- Por supuesto, si la mitad de mi infancia la pasé allí.
- Pues te veo allí- dije mientras lo volvía a abrazar y me
separaba.
Me fui hacia donde mis padres me esperaban, antes de salir
de la cocina me giré y vi como Justin observaba como me iba y sonreí mientras
me ponía roja.
Continuará...
Si leíste pulsa el botón Tweet
Y si me quieres hacer feliz deja un comentario. No te olvides de pulsar el botón de arriba de "Lo he leído" Ya no aviso xx ¡¡GRACIAS POR LEER!!.